VIII Zombis, cotufas y lujuria…
Cristofer
Ya se va acercando navidad, aunque estamos en noviembre ya Zoya y yo arreglamos en dos días la sala, la cocina y también fuera de la casa los adornos y luces navideñas.
Aunque extraño a mi familia, estoy un poco acostumbrado tras pasar cuatro meses aquí, aunque reconozco una que otra palabra sigo nulo en idioma ruso.
En cuanto a las cien, no, a las noventa y nueve veces pues, aún no hemos consumado ni otra vez, realmente Victorio cumplió con eso de no obligarme. En el otro lado de la balanza está el hecho de que al menos nos entendemos. Yo sé cuándo está molesto por sus cosas o cuando no ha comido y no sé cómo explicarlo pero me he vuelto algo indulgente con el ruso, tanto, que nos besamos más regularmente aunque nunca llegamos al clímax.
Pero… definitivamente esta noche seria la que le restaría uno a las noventa y nueve veces. Y fui yo quien se lo pidió, necesitaba terminar con esto de una vez y aunque no me siento listo aun, lo que es irremediable es el hecho de esperar más tiempo.
Mientras pensaba sentado en las escaleras mí mano se sujetó muy fuerte en una de las barandas, podía escuchar algunas voces que venían de la sala principal…
—Kak dela? ¡Oh! Buenas noches de viernes, Cris—
Ian se ceñía del brazo del de ojos azules quien traía unos lentes con escaza montura plateada. El rubio estaba vestido con uno de esos suéteres que tienen cierre hasta el cuello, marrón y entre abierto dejando ver una camisa negra de bajo. Me miraba emocionado a lo que le sonreí también.
—Igualmente—
Al contestarle a Ian mire como Antón y Leonard se ponían las chaquetas mientras el rubio corría tras de ellos para tomar su chaqueta marrón y su bufanda negra. En esos instantes Dan venia bajando las escaleras hablándole a Victorio en ruso, le decía seriamente algo a los demás y regresaba trotando cuesta arriba, Victorio solo estaba cruzado de manos con una camisa blanca de mangas largas también tenía unos jeans y solo calzaba medias negras gruesas para el frio aunque el calentador estuviese prendido, en la sala y justo en la entrada no estaba tan cálida la atmosfera.
Cuando caminaron más allá todos, no logre visualizar cuando abrían la puerta pero si sentí el frio que entraba y me abrace guardando mis manos en las mangas de mi suéter verde oliva. Luego escuche como se cerraba la puerta.
Distinguí como el de lentes pasaba a un lado de mí, sin decirme una palabra pero cuando me percate, me levante aun abrazándome a mí mismo…
—Voy a hacer las cotufas para ver una película en tu cuarto, así que espérame allá—
—Espera ¿Cotufas?—
El pelinegro me miraba con curiosidad y quizás ya mi mente jugaba conmigo porque lo hallaba malditamente atractivo.
—¿Palomitas? O sea, pop corn—
Le sonreí y me voltee… ocultaba mi nerviosismo tanto como me era posible.
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La oscuridad era un tanto suprimida por la luz de la gran televisión al fondo de la habitación del ruso, estábamos sentados cómodamente en el mueble de cuero marrón más grande que los otros dos con una cobija azul oscura, en el medio había un mueble beige redondo con la bandeja de cotufas a la que no le quedaba cotufas y dos grandes vasos vacíos de té helado.
Escenas de un loco que capturaba a una chica sana de ser zombi pero que él canadiense solo quería torturar porque simplemente era un loco maniaco, brazos saliéndose, motosierras, cerebros abiertos, mucho pus amarillento con sangre y demás colores repugnantes se dejaban apreciar bastante…
—Oh… Dios mío—
¿Cuándo me había aferrado al brazo de Victorio? No, no lo sabía, solo sabía que veía con el entrecejo muy cerrado la pantalla.
¿Cuándo fue la última vez que había visto una película sobre zombis? Quizás, hace muchísimo tiempo, mucha sangre y a pesar de los subtítulos, yo sabía lo que iba a pasar ¡todos morirían!
…Toc-Toc… Tocaron, obviamente.
—¡Oh por Dios!—
No grite, pero susurre aquello con evidencia de terror, me aferre al brazo de Victorio tanto que escuche como se quejaba…
—Auch, es solo la puerta, pondré pausa—
Él me abrazo pero luego me alejo tomando el control grande negro y colocando todo aquel ruido en stop, me di cuenta de mi exageración y me acomode mejor en el mueble. Mire como el abría la puerta y le decía algunas cosas a quien parecía era Dan con unos papeles en las manos.
—Dan, Spokoynoy nochi—
A lo último el de ojos azules dijo aquello rascándose la nuca y cerrando la puerta, volviendo a su posición inicial a mi lado y poniendo la película en marcha.
Pasaron los minutos y mis manos buscaban aferrarse de nuevo a mi acompañante quien accedió…
—Cristofer…—
Mi nombre era susurrado por sus labios muy juntos a mis oídos y se escuchaba como la brisa en las plazas a las que solía pasear en mi país. De repente sus brazos me rodearon deliciosamente y me sostuve de sus hombros mientras que él buscaba algo entre mi cuello con su rostro y allí sentí un beso que parecía estremecerme.
—¿Ya?—
Pregunte sintiendo su agarre en mi cintura y en mi mejilla
—La verdad, es que me gustaría que empezáramos—
Escuchar una demanda como esa de sus labios me hacía avergonzar así que desvíe la mirada, Victorio se inclinó para besarme lentamente como para no asustarme yo si me opuse un poco pero termine cediendo ante su tacto y su beso que se iba profundizando.
Realmente yo era el sumiso, es que sí llegaba a colaborar regresando alguna caricia o beso, eso confirmaría algo que aún no quería confirmar además que me hacía sentir con pánico. No tardo en desabrochar mis pantalones mientras me recostaba en el mueble con una rodilla en mi entrepierna que permanecía sospechosa, el beso aun lo sentía y debía admitir que era lo bastante bueno…
Voltee el rostro buscando aire vital, realmente me sentía sin aire y supe como él se levantaba para tomarme de los brazos mientras me arrastraba a la cama.
Cuando me dejo sobre las almohadas comenzó a besarme de nuevo, nuestras lenguas se fundieron en una perfecta armonía, el pelinegro se alejaba de mi boca dejando ver un hilillo transparente que se hacía y se cortaba agradablemente pero todo se detuvo en mi cuando mire como se desabotonaba su camisa blanca arriba mío dejando ver un trabajado torso y pectorales ni hablar de aquellos tatuajes en sus brazos que la otra noche no había percibido tan bien, todo aquello hizo eco en mi lascivia. Sentí como él sonreía divertido y creído al descubrirme perdido mirando su anatomía. Tomo mis manos y las dejo en su pecho, mis latidos hacían una presión sorprendente mejillas.
Mis manos masajearon muy poco la zona para ver como regresaba y lamia mi cuello mientras bajaba más hasta llegar a mis tetillas, procedió a relamer una y con eso logro despertar mi dormido miembro sexual mientras yo daba una arqueada mordiéndome el labio inferior para no gemir. Lamio la otra tetilla y otro toque electrizante se desprendía de mi cuerpo cuando supe que una de sus grandes manos la colaba por mi ropa interior y se aferraba de mi erección eche mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos y mordiendo de nuevo mi labio.
Mis pantalones con mi ropa interior gris salía disparada hacia algún lugar y yo instantáneamente cerraba las piernas, la vergüenza estaba presente en mi pero el placer también estaba muy presente.
Sus dos grandes manos lograban separar amablemente mis piernas a lo que accedí porque la erección que tenía parecía que me iba a volver loco. Me incline un poco para ver. Una de sus manos tocaba mis genitales para tomar con la otra mi rigidez mientras su cara se le acercaba y antes de decirle que se detuviera, su lengua recorrió de arriba abajo toda la extensión, todo lo que pude hacer fue volverme hacia atrás y taparme la boca con ambas manos.
Él jugaba a las lamidas tal parecía, mientras mire como se acercaba y abría la mesita de noche para sacar ese líquido color miel, me tense al mirarlo pero no podía controlar lo excitado que aún estaba, el de ojos azules sin camisa volvió abajo a lamer mi sexo mientras que escuche el típico sonido que hace un pote al destaparse y algo frio también viscoso me volvió a tensar ya que unos de sus dedos gruesos buscaba mi esfínter y cuando logro ubicarlo entro y a la vez con su boca engullía mi miembro, todo se me hacía confuso, así que lleve mis manos a su cabello de ébano y mis dedos lo surcaban y prensaban de a poco cuando me succionaba con demasiada intensidad.
Mis gemidos leves los podía escuchar perfectamente también el sonido que hacia la boca de Victorio cuando me sorbía como si fuese un sorbete de fruta. Y con esos minutos y dilatadas en mi orificio trasero que por cierto ya eran tres dedos que dilataban lo suficiente me erguí sintiendo que iba a venirme.
—¡Ah! Me voy a venir—
Le avise a quien tenía aquel quehacer así que tomo mi erección y evito que me viniera mientras seguía con esa actividad en mi interior con sus dedos. Me retorcí porque realmente ya quería venirme.
—Respira, tranquilo… quiero encontrar—
—¡Huhg… ah!—
¡No podía ser real! En mi vida jamás había gemido con tal fuerza y lascivia, abrí los ojos al máximo y me arquee respirando apresurado quedándome estático. ¿Cómo sus dedos tocaban tal punto de éxtasis en aquel estrecho pasaje?
—Mmm… ahora sí, es mi turno—
Observe como quitaba su mano con cuidado de mi pene, y se desasía de sus pantalones, dejando mostrar un gran y derecho miembro. Su mano busco mi tiesura y tomo mis caderas subiéndolas igual que mis piernas para posicionarse. Cuando me encontré con su mirada solo sentí como mis ojos se entrecerraban y mis mechones rebeldes se me pegaban en las cienes, tenía miedo pero también me sentía acelerado.
—Respira…—
Su boca decía aquello que llegaba tan lejano como lo era la playa con sol resplandeciente por estos lares.
Una embestida, había entrado todo lo cual me hizo arquear, dejando especie de jadeo ahogado de un dolor punzante en el ambiente que nos rodeaba.
—Eres estrecho, por poco no lo logró meterlo todo de una vez—
Pude detectar como él se amansaba y lamia una sus manos para ir a tocarme las tetillas… cuando se me paso el gesto de dolor se movió muy poco y espero un minuto más.
Otra embestida y sentí unos movimientos extraños que me hacían sentir como un muñeco porque yo solo me sostenía de las puntas de las almohadas con las manos de lado a lado. Y justo en la tercera embestida logre experimentar la sensación vaga de la otra vez, era placer puro y lo sentía cuando él lograba penetrarme a tal magnitud.
Pero él se detuvo lo que me hizo desesperarme y moví lentamente mi rostro de un lado al otro sintiendo un profundo beso…
—Hazlo más fuerte, más… ah—
Al separarnos y tener esa sensación de que mi boca estaba algo babosa del éxtasis que sentía le pedí exactamente que me lo hiciera más fuerte a Victorio quien lo cumplió y me penetro más fuerte una y otra vez percibiendo ese chirrido raro cuando su miembro salía y entraba chocando contra varias cosas. No me daba cuenta que yo gemía como un cualquiera pero realmente no le prestaba atención porque lo que sentía era el más esplendoroso éxtasis, la mano del ruso me masajeo fuerte la virilidad y me erguí completo viniéndome en nuestros vientres.
Suspire afligido mientras mis manos la colocaba en los fuerte y pálidos hombros tatuados del de ojos azules quien aprovechaba a darme otra embestida…
—Estas demasiado sensible ahora… te alcanzare mucho mejor—
En verdad que estaba a flor de piel mi sensibilidad, sentía que me iba a desvanecer al punto de seguir gimiendo dificultosamente tras las varias penetraciones. Me percate que nuestras arremetidas volvían con intensidad y sus dedos se definían nítidamente con su fuerza en mis caderas. Así el ruso cambio el ritmo por uno menos acorde y más descompensado.
Sentí como un líquido caliente era desbordado dentro mío y se sintió muy bien tanto que apreté a Victorio más en contra mí mientras mi miembro destilaba también un poco de líquido.
Pasmosamente salió despacio de mí, yo me queje un poco y mire como su mirada era atraída en mi orificio, sentí como el líquido de antes salía pero era muy vergonzoso aquello y voltee la cara. El ruso se dio de cuenta y se acomodó a mi lado para cubrirnos con su frazada beige con rayas azules oscuras…
—¿Estás bien?—
—Yo creo que si…—
Evidentemente habíamos coagulado una relación pero ¿De qué clase? ¿De qué matiz?
—Voy a pagar la televisión—
Note cómo se sentaba en la cama y se colocaba su bóxer que por la falta de luz no se veía el color, vi como tomaba el control y lo apagaba. Solo se veía el reloj al lado de la mesita de noche y daban las 23 con 56. La calor de antes se había disipado un poco porque sentí un frio a pesar de la calefacción encendida… como en un sueño respire y sentí dos fuertes brazos tras de mí abrazándome, me sentí seguro y tórrido, quizás estaría ya soñando, lo total es que me quede profundamente dormido deseando que no quitara sus manos sobre mí.
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.
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…
(Tal vez)
Mi futuro está en sus manos
Y sí acaso es un pecado
Qué le voy a hacer (no se)
Como puede ser tan bello/a
Y a la vez envenenarme
Con su dosis de hiel
Él/ella tiene un toxico agridulce
La sustancia de mi amor (tiene el control)
Su maldito veneno
Que viene en frasco de besos
En botecitos de miel
Me engatusa el sentido
Soy un iluso perdido
Que vende el alma
Por la sensatez
Por su maldito veneno
Esto se va a poner feo
Y ya verán lo que haré
Voy a jugarme con fuego
A derretir este hielo
No moriré por un hombre/ una mujer
…
Veneno / Aventura~
Continuará…