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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

Agradezco al destino haberme dado la capacidad de crear otros universos en los que puedo refugiarme cuando mi realidad es difícil. Soy tan afortunada de tener esta historia, es una tabla que me ayuda a mantenerme a flote, sin ella seguramente ya me hubiera deprimido.

Para los que se preguntaban, pues al final mi hogar quedó dañado y no puedo seguir viviendo en él, mucha gente maravillosa me ha abierto las puertas de su casa, no me falta techo, ni comida ni apoyo pero la verdad es que me siento triste. Trato de no perder la perspectiva y sé que el simple hecho de estar viva donde mucho no lo están, es algo que agradecer. Pero bueno, como dije... tengo esta historia y pese a que está llena de tragedia... me hace feliz :)

El hogar está donde lleves a tu corazón.



Aquel era el día del cumpleaños de Daniel y no había tenido el valor de entrar a su habitación después de haber salido de ahí como un perro con la cola entre las patas. Irónicamente, más tarde habría de seguir a Victoria de vuelta a ese cuarto donde ella cerró la puerta al entrar con más fuerza de la que consideró necesaria.

¿Ya era momento de tener un ataque de ansiedad o tenía que esperar? Se preguntó Kyan, escondiendo su angustia.

El silencio se instaló antes que ellos, haciendo suyo todo el recinto. El castaño se quedó de pie echando un vistazo, había muchos más regalos adornando las superficies y eso le hizo pensar en todas las personas que debían amar a Daniel. Pero claro, ¿qué no él mismo había caído bajo su encanto también?

Aquella habitación estaba atiborrada de flores, hermosas y costosas. De haber sabido que era su cumpleaños… jamás le habría comprado un ramo, ¿cierto? Eso sería demasiado penoso. Pero siendo testigo de todas aquellas evidencias, la gente normal no consideraba un regalo así algo por lo que avergonzarse.

“Tú eres el que está mal, Kyan. El que no funciona” se dijo a sí mismo.
Que absurdo era ahora desear darle un enorme ramo de tulipanes a ese moreno que ni siquiera se enteraría.

Aquel era un lugar extrañamente encantador para la conversación que había ido a tener,  ¿por qué Victoria quería hablar con él ahí?

Ya no había visitas desde hace largo rato y si no quisiera dejar a Daniel en ese día ni un segundo, como parecía desear hacer, podría haber pedido al alemán amigo suyo que la  supliera en su guardia. La respuesta que de pronto le adjudicó a eso resultó… bastante obscura.

Ellos podrían haber ido a hablar a cualquier sitio, pero ella quería charlar a solas con Kyan, ¿no es cierto?

Eso cabreó totalmente al luxemburgués, ¡realmente le cabreó! porque significaba que ella veía ese lugar como uno donde nadie los escucharía.

¡¡Cómo si Daniel no estuviera ahí!! ¿¿Esa era la idea??

Kyan hablaba con Daniel todo el tiempo, quizá quería ser escuchado por él, quizá no del todo, pero lo hacía porque pensaba que él estaba ahí. ¡Esa mujer no!
¿Cómo hacer para no detestarla antes de tiempo?

- Quizá Daniel puede oírnos, todo lo que decimos- dijo sin poder evitarlo, sin saber si ella
  comprendería a qué iba todo eso.

- Que nos escuche entonces- tuvo de contestación, mientras ella se sentaba al lado de la
  cama, el lugar que infantilmente Kyan declaraba como sólo suyo.

Victoria no parecía dispuesta a reflexionar, lucía enojada.
Esa emoción era tan clara en esa bella mujer.

- Recuerdo que la última ocasión que nos vimos antes de todo esto fue la primera vez que
  hablamos- iniciaba la morena- Esa noche dije muchas cosas que ahora creo que no
  tienen mucho sentido.
  Quiero retractarme.

Novak no supo a qué se refería con eso, pero el semblante duro y rencoroso que contemplaba en ése momento comenzaba a darle una idea.

- He pensado tanto en mi hermano estos días que siento que me voy a volver loca.

Escuchar eso quizá no debió sorprenderlo, pero lo hizo.
Porque… él mismo sentía lo mismo. Tal como había coincidido con Reiner en el asunto de la culpabilidad.
Extraño como pareciera, súbitamente dejó de sentirse tan solo en aquella zozobra pero era demasiado pronto para sentir algún alivio.

- Hoy tuve una pesadilla. Soñé que él moría.
  Soñé que Daniel no era más que un cuerpo bajando a una fosa.

El castaño sintió que perdía el aliento.
Los ojos negros de Victoria eran tan fríos y hondos que le helaron la sangre.

- Él no debió recibir esas balas. Él no merece esto.

La manera en la que ella lo miraba… era odio. Sólo odio.
¿Qué decir a tal afirmación? ¡Era él quien debería estar muerto!
¡No es cómo si no lo supiera! ¡No es como si no lo deseara!

- Kyan, si no sabías que yo era su hermana, seguramente Dan no hablaba mucho de sí
  mismo contigo, ¿verdad?- la forma en la que ella viraba la conversación no le permitió
  defenderse, no es como si pudiera haberlo de cualquier forma.

Y si reflexionaba en lo que ella decía, la cosa no mejoraba.

- Tampoco estabas enterado de su cumpleaños- le oyó afirmar- Y eso me hace
  cuestionarme que tanto se conocían ustedes dos.

“Conocían”
No conocen, conocían.

Está hablando en pasado. ¿Por qué está hablando en pasado?
¡Daniel está vivo enfrente de nosotros! quiso gritar.

- Probablemente él no te lo haya dicho tampoco, Kyan, pero él y yo estuvimos alejados
  varios años por diferencias que tuvimos.

Ok, aquello lo sabía, por lo menos eso sí.
No obstante la duda de Victoria se expandía como un veneno en él.

- Dan nunca aceptó del todo a Roger, ¿sabes?
  Y confieso que yo nunca acepté del todo a Catherine.
  Los Miller fueron quienes nos distanciaron. Detesto admitirlo.

Aquel monólogo de pronto se volvió sumamente personal.
El otro no supo si debía o no frenarla. Y optó por lo segundo. Porque el hermetismo de aquella familia lo exasperaba y siempre necesitaba saber más.

- La pequeña Miller no me simpatizaba, no había una razón más allá que mis celos de
  hermana menor. Y Kyan, sé que no la conociste pero estamos hablando de alguien
  realmente perfecta para Dan.

Después, hizo una pausa muy a propósito para que sus últimas palabras pesaran.

- Aun así, a mis ojos nadie era suficiente para mi único hermano. Así de inmadura era
  hace unos años y quizá… lo sigo siendo.

¿Aquello sonaba como el inicio de algo malo?
¿O sólo estaba siendo paranoico como siempre?

- Y ahora estás tú, apareciendo en mi camino. El favorito de Roger y el favorito de
  Daniel, tal como ella. ¿No es una desafortunada coincidencia?

La mano de Victoria buscó entonces la de su hermano, sin quitarle los ojos de encima al contrario. Cuando sus dedos se encontraron, ella los enlazó con fuerza.

- Más tú… no te pareces en nada a Catherine- declaraba- Sigo sin entender el por qué se
  enamoró de ti, el por qué dio su vida por ti.

- Daniel no está muerto- tuvo que decir. ¡Porque no podía sino hacerlo!

La vio apretar los labios, enfadada.
Y después, recuperar su coraje.

- Tras todo lo que ha pasado, no puedes culparme por tener dudas respecto a ti- siguió la
  financiera, como si lo que acabara de decir no importara, con la misma obstinación a sus
  propias ideas que bien le era conocido de su hermano mayor.

Sí, ahora era claro que ella no estaba ahí para escucharlo. Para nada.

Kyan caminó a la ventana, para mirar hacia afuera. Porque quedarse de pie frente a esa mujer y escucharla le hacía sentir inseguro y nervioso.

- Catherine Miller era simplemente encantadora, la rival perfecta, Kyan.
  Carismática, simplona, positiva, tan llena de energía. Ese tipo odioso de personas que
  iluminan la habitación a la que entran. No podrías parecerte menos a ella.

Si no se tratara de Catherine de la persona de la que hablaba, quizá hubiera encontrado divertida la acidez. En cambio, le resultaba ofensiva.
Supo que esa gran senhora no tenía intenciones de ser agradable, ¿alguna vez las tenía?

- Ellos eran en verdad muy felices- seguía, su voz ahora parecía desvanecerse en el
  recuerdo- Lo tenían todo, eran jóvenes, poderosos y se amaban locamente, lo único que  
  les faltaba eran hijos pero… tenían problemas con eso, culpa de ella por cierto. Eso no
  los detuvo por supuesto, vaya que lo intentaron.

Novak sintió un enfermizo celo hacia aquella persona que no existía.
“Ellos eran en verdad muy felices”, describía Victoria.
No sentía que él mismo hubiera hecho feliz a Daniel alguna vez.
Ni viceversa.
Y estaba muy lejos de poder darle una familia propia.

Catherine. La amada. La esposa encantadora. La rival perfecta, decía Victoria.
Estaba comprendiendo el alcance de esa definición rápidamente.

- La verdad es que Dan estaba molesto cuando yo quedé embarazada primero- de pronto,
  ella pareció encontrar entretenidas sus propias palabras, porque aparentemente el pasado
  no sólo había sido lúgubre- aunque nunca lo admitió, yo lo sabía.
  Cuando Josú cumplió 3, ellos seguían tratando. Se trataba de una cuestión delicada,
  digamos que si existiera algún defecto en Cath, era su patética salud.

No supo qué decir, pero tampoco lo intentó.
En realidad en éste punto... ya no quería saber más de Catherine Miller.

¿Había dicho Victoria que se trataba de alguien “simplona”?
Quizá esa morena lo decía desde su poca simpatía hacia ella, pero imaginar a la esposa de Daniel como alguien boba y alegre le hizo pensar que esas características de seguro a éste le encantaban de su mujer.
Y aquello era ciertamente deprimente… por muchas razones.

Si todo eso era cierto, efectivamente él mismo no tenía nada en común con “Cath”.

- Sería mentira decir que les daba igual no llegar a tener familia, porque no era así-
  Victoria no se detenía, al parecer no lo haría en absoluto hasta concluir ese relato-
  Siento que ambos, pero sobre todo mi hermano, tenían esta noción de perfecta de
  realización personal, él ansiaba ser padre, ¡se lo decía a todos!

Eso… fue tan horrendo. Porque conocía el desenlace de esa historia.
Sabía que ese hombre al que se refería podía ser idealista y sentimental, así que lo pudo imaginar perfectamente en ése papel de esposo.

- Cuando me contó que su adorada Cathy estaba embarazada, estaba alucinado. Su
  sonrisa era lo más brillante del mundo. No creo que lo haya visto así de feliz nunca
  antes ni después.

Novak sintió una indirecta en ello… de nuevo.
¿Era a propósito?

- La cuidó muchísimo, temía por la seguridad de ella y la bebé.
  Sus médicos declararon que era un embarazo de alto riesgo y Dan de inmediato tomó la
  férrea determinación hacer lo imposible por ser el mejor marido del mundo, asegurarse
  que ella estuviera cómoda y no corriera riesgos. Ella no movía un dedo, era encantador y
  terrorífico, porque ellos esperaban tan entusiasmados la llegada de su primer hija y
  temían tanto perderla. Qué ironía.

  Pero, ¿sabes? A la larga me he dado cuenta de que me alegra que él se hubiera portado
  así, que hubiera sido tan exagerado y cursi como lo fue, porque por lo menos dentro de
  todo lo que sé que se responsabiliza, nadie podría dudar que dio todo por ellas, por  
  ambas, aunque tuviera que perderlas al final.

La historia ella contaba era intensa y parecía tirar en sus palabras pincelazos de agresividad.

¿Por qué le decía todo eso?
Como siempre, fallaba en comprender sus intenciones.

- Y todo fue para nada.
  Aquello no estaba destinado a suceder.
  Cuando sólo faltaba un mes para el nacimiento de la pequeña Sol, nuestra cocinera Edite
  encontró a Catherine en la cocina, estaba muerta. Llevaba media hora sin vida.

  El castillo es tan grande a veces que cosas así pueden pasar y no es como si personas
  como ella, tan maravillosas y llenas de vida se supone que mueran, mucho menos de una
  forma así; casada con el mejor esposo del mundo a los 23 años y nada de tener a su
  primer hija.
  Nadie podía creerlo. Roger permaneció en shock por horas. Fue uno de los días más
  horrendos que recuerdo, los dos hombres más importantes de mi vida se derrumbaron
  ante mis ojos. Y he podido recordarlo claramente esta mañana.

  Cuando vi a Dan esa tarde, la expresión en su rostro… me hizo llorar. Al morir ella y la
  niña que esperaban, pude ver como una parte de mi hermano moría también.


Hubo una mórbida pausa.
Kyan sentía como si acabaran de sacudirlo.
Era demasiada información, demasiado rápido.

¡Estaba sólo imaginando la agonía que debió haber sentido!
Recordaba haber visto la dolorosa expresión que descomponía totalmente a Daniel cuando le había hablado del asunto, había visto aquella agonía claramente ensombreciendo el mundo de ese hombre con tan sólo su recuerdo.

- Así que cuando supe que él estaba viéndote, comprenderás que tuve sentimientos
  encontrados al respecto, Kyan.
  No quería verlo sufrir más, por nadie, ¡nunca más!

La vio apretarle la mano con mucha fuerza.
Por supuesto, el arquitecto no respondía a eso.

- Pensaba que estaba intentando algo diferente al acostarse con hombres de nuevo- era
  totalmente cruda, saltando al siguiente escenario sin permitirse ser tocada por ningún
  sentimiento- creí que quería estar con alguien que no le recordara a ella, quizás era un
  poco cierto ahora que lo piensas, ¿no?

Ese pensamiento lo irritó.
¿Qué sabía ella de todos modos?
Sí, quizá él no estuviera enterado de todas esas cosas, ¡quizá conocía menos a Daniel de lo que querría admitir! Pero éste le había contado de su distanciamiento con Victoria, había confesado no llevarse del todo bien con ella. ¡Difícil imaginarse por qué!

Y si ella había pasado años fuera del castillo y hasta hace poco no estuviera realmente enterada de lo que pasaba en la vida de su hermano… ¿con qué derecho hablaba con tal libertad acerca de ésta? ¡Ella no sabía nada en realidad respecto a ellos!

Y probablemente sólo quería desacreditar lo que esa millonaria le contaba sobre aquella esposa perfecta y el amor que ese hombre le profesaba… pero le supo cómo una afrenta aquella conversación.

Él mismo era afilado con su lengua y si bien no cedería a su impulsividad tomar el control, era capaz de leer las ironías ocultas en las palabras de Vi.
Reiner había sido irónico también, pero él no había buscado herirlo en realidad y ella… vaya que sí.

No obstante se resistió a dejar salir las palabras que en realidad quería dedicarle, comprendiendo que en su situación, tenía que elegir muy bien las batallas que alguna vez peleara contra la Lascurain. En terapia estaba trabajando su prudencia y se callaría la boca a favor de su propia persona, aunque eso le diera vía libre a ese mujer de seguir.
Pero, ¿qué tanto podía aguantarla?

Victoria se mordió los labios, lo poco que hubiera fingido de cortesía, se le estaba yendo rápido. Tomó aire para seguir hablando.

- Entonces ocurrió algo que no había calculado; probaste no ser cosa de una noche, ni de
  unas semanas ni meses, persististe en su cabeza hasta que se hizo obvio que no eras sólo
  un affair para él. Comprendí lo mucho que tú le importabas cuando comenzó a ser
  dramático con respecto a ti, él se vuelve así cuando quiere a la gente.
  Y ustedes peleaban todo el tiempo, ¿no es cierto?

No pudo negarlo. ¡Así que no respondió tampoco!
Y esa fémina que últimamente no lucía como una modelo, ni usaba perlas ni un pulido peinado no paró.

- Kyan, tú te convertiste en un peso sobre sus hombros… y lo siento pero Cath nunca
  hizo eso. Ella le traía dicha y paz, jamás le hizo estar en una cama de hospital luchando
  por su vida.

Victoria caminaba la delgada línea de la incitación.
Ahora supo que no era su impresión, ella estaba confrontándolo, sutil, casi no tan sutil.

- Ella era buena para él y tú no- determinó, dando el último paso.

Ahora era oficial, estaba siendo despiadada.
Esa sentencia le hizo odiarla finalmente. No podía creer que fuera tan directa, que creyera que hablarle así podía estar bien.

- Catherine está muerta- dijo entonces el asesor, endureciendo su corazón al máximo
  para no quebrarse. Si a ella no le importaba ser diplomática, ¿por qué a él sí?

Su respuesta pareció sorprenderla por un auténtico instante, pero se trataba de una financiera también y encontraba tan contundente aquella sentencia que no puso sino sonreír con descaro ante tal valimiento.

- Sí, vaya que lo está. Catherine está muerta- ponía sus propias palabras en la mesa,
  mostrándole lo poco sensibles que eran.

Pero eso no lo detendría. No después de la manera en la que ella acababa de dirigirse a él.
Podría callarse la boca cuando era inadecuado atacar, pero tampoco iba a admitir esas palabras y dejarse hacer menos sin replicar en absoluto.
¿Cómo ser prudente cuando intentaban pisotearlo?

- Y Victoria, has dicho también que su partida le hizo mucho daño, ¿verdad? Fallo en ver
  cómo eso pudo ser bueno para Daniel.
  No me quedan dudas de que la relación que me describes suena realmente maravillosa,
  pero ésta… terminó. Sinceramente no comprendo porqué cuando la mencionas me
  parece que aún lo haces como si ella fuera aún una opción.

¿Estaba cruzando la línea él también?
Probablemente se requería menos que eso para molestarla.

- No estoy diciendo que yo sea la persona ideal para tu hermano, nunca me atrevería a
  decir algo así después de lo que ha pasado entre nosotros, pero sí hay algo de lo que
  estoy seguro, es que no es tu papel determinar quién sí lo es.

Espero un ataque, pero… ella no respondió de inmediato.

La vio mirar a su hermano, como si necesitara de él una respuesta. Al no obtener nada, miró hacia el monitor que marcaba los signos vitales del moreno.

Parecía intentar contener aquella frustración que acababa de hacerle sentir.
Y no parecía estar funcionando. Apretaba más sus labios y respiraba profundamente.

- ¿Cómo te atreves a decir todo eso?- lo increpó.
  ¿Qué derecho crees que tienes de estar aquí? ¿De hablarme así?

Kyan había esperado escuchar aquello, su lado más pesimista había estado aguardando ansiosamente aquello pero oírlo de verdad fue más doloroso de lo que creyó.

- Puedes decir todo lo que te venga en gana, Novak, ¡hablar es tan fácil!
  Pero si Dan muere… jamás voy a perdonártelo- sentenció entonces y fue más lejos aún-
  Te responsabilizo por todo lo que en éste instante está pasando y por todo lo que llegue
  a pasar con él.

La vio apretar más la mano de su hermano mayor tanto que ésta se volvió pálida. Todo iba escalando proporciones rápidamente.
Pero no podía negarlo, él era el responsable, ¡de todo lo que estaba pasando y lo que llegara a pasar con Daniel! ¡Tampoco tenía forma de defenderse de eso!

Kyan suspiró, entrecortadamente, realmente lastimado.

- Tú lo pusiste en esa cama- lo acusaba- ¡En la que está pasando su cumpleaños como un
  cadáver!

¡No! ¡Eso no!

¡La detestaba, de verdad la detestaba por contemplar un escenario dónde Dan era un cadáver sólo por conseguir verbalizar su rencor!
¡Algo así sólo lo haría una mala persona!
Maldita mujer.

- Él… no es sólo un cuerpo- replicó- ¿Escuchas siquiera lo que dices?
  ¡Él no está muerto! ¡Para mí esa posibilidad no existe!
  Así que deja de hablar de él como si lo estuviera. ¡¡No vuelvas a llamarle un cadáver!!
   ¡¿Qué pasa contigo?!

Esto la sorprendió.
Pudo sentir su mirada intensa sobre él. Era atemorizante.

- Y no me iré de aquí hasta que despierte, Victoria- le dejaba saber, adelantándose a que
  ella quisiera que se marchara de ese hospital.
  No me iré de su lado… pese a que no te guste la idea.

Eso fue suficiente para llevarla fuera de sí misma.
A su forma de ver, había sido más que paciente con ese luxemburgués, ¡pero estaba tan enojada con él!

- Kyan Novak está tan lleno de grandes palabras que no le creo ni una sola- contestó la
  morena con llana hostilidad.
  ¡Quiero que te alejes de Dan! ¡¡Ya has hecho suficiente!!- explotó, realmente
  enfurecida.

Su energía fue intensa, como una tormenta de odio.

- ¡Ya no quiero que sigas haciéndole daño!- seguía, alzando cada vez más la voz, al
  parecer ahí se terminaban las ironías y comenzaba lo peor- No sé cómo es que alguna
  vez creí en ti, ¡aléjate de mi hermano!

Ese grito le heló la sangre.

- ¡Aléjate de mi hermano! ¡Ahora mismo!
  ¡Lárgate de aquí! ¡¡No vuelvas!!

Novak sintió que aquel grito lo desgarraba.
Ella estaba llorando de furia.

- ¡Lárgate de aquí!- repetía con rabia caminando amenazante hacia él.
  ¡¡Lárgate de aquí!!

Sus palabras estaban a punto de volverse acciones, ¡ella se acercaba lista a sacarlo de ahí usando la fuerza!

Kyan entendió que aquello estaba a punto de volverse físico.
¡No quería ponerle un dedo encima pero…!

- ¿No me estás escuchando? ¡Márchate! ¡Ahora!
  ¡¡Vete para siempre de su lado!!
  ¡¡LÁRGATE!!

- Victoria- dijo una voz autoritaria de pronto con un tono de reprimenda que sorprendió a
  ambos deteniendo aquella escena en seco.

La hermana de Daniel volteó a ver a la mujer en la puerta de la habitación, su rostro se llenaba de tanto asombro que Kyan se sintió más desconcertado aún.

Se trataba de una mujer de fuerte presencia que había hecho callar sin más a la señora Lascurain, una hermosa, muy hermosa dama de edad. De piel cobriza luminosa, pómulos afilados, cabello largo en ondas perfectas, porte de reina.

Novak de inmediato comprendió que estaba ante la presencia de… la otra señora Lascurain.

- Mamá- murmuró Vi, con la voz en un hilo.




Continuará...

Notas finales:

Llegó la suegra.


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