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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

¡Sorpresa! ¡Sigo viva!

Lamento mucho mi desaparición de estos lares, he tenido que tomar un hiatus involuntario debido a que la salud mental de mi mamá no se encuentra muy bien, es una cuestión delicada que ha puesto mi propio equilibrio emocional en un lugar complicado. Dejé de escribir por completo para ocuparme de la situación en mi familia y además empecé un nuevo proyecto laboral que aunque satisfactorio ha sido sumamente demandante, en fin, mi tiempo libre pasó a dejar de existir.

Sé que para muchos no es razón suficiente y me disculpo sinceramente por haberlos dejado en suspenso, es hasta ahora que he podido retomar Affair sin que sea algo todo hecho de prisas por las ganas de actualizar, ya saben que yo todo me lo tomo muy en serio.

En fin, ojalá aún tengan ganas de saber de que va la historia, aunque no le pueda meter turbo y apenas estoy tomando ritmo de nuevo (tardaré un poco en llegar al clímax) espero les guste el capi. Un poco de paciencia par faavar, esta vieja mula ya no es lo que era XD

 

La gran puerta principal del castillo Lascurain se abrió lentamente, el mayordomo del lugar lo recibía con sus modos perfectos y la misma sonrisa afable en su rostro que le recordaba, aquella donde las arrugas que conocía se hacían sin fallar

- Pase señor Novak, bienvenido- decía educadamente Viriato.

Kyan se preguntó qué tan cierto podía ser eso.
¿En realidad era bienvenido en ese lugar?

- Gracias, buenas tardes- fue cortés también, porque no sólo era lo adecuado, sino porque
 
auténticamente ese hombre le simpatizaba- Como he dicho a su hija Aitana por el
  intercomunicador, he venido a ver al señor Lascurain.

- ¿Al sehnor Xanti?

- ¡No!

Apretó los labios, sorprendido por la exclamación que acababa de lanzar.
Viriato y él se miraban, incómodamente.

-  A... Daniel- aclaró, pese a que ya era obvio.

Era probable que el padre de aquel moreno estuviese ahí, ¿no? Había una gran posibilidad de topárselo dado que estaba visitando la que era también su casa.
Pero incluso si tenía que tener una conversación con él, estaba dispuesto a eso con tal de ser recibido.
Claramente, su presencia ahí requeriría una explicación y la daría.

Así que no se sorprendió cuando en vez de cruzar hacia la puerta de cristal, fue llevado a lo largo de un pasillo cada vez más lejos de la escalera que llevaba al siguiente piso, al lugar donde sabía que estaba la habitación de Daniel, más allá de las puertas de cristal.
Pudo escuchar a lo lejos el murmuro de las oficinas de LD, pero mientras seguía al majordome, el sonido fue muriendo para dar paso sólo a las pisadas de ambos.
Aunque no habían cambiado de piso, lo supo. Estaban adentrándose a una parte privada del castillo.

El viejo portugués lo llevó hasta un par de puertas con una modernizada herrería, que abrió de par en par para él.

Le ofrecía el paso hacia una elegante estancia con tintes clásicos, alfombrada en un suave tono beige y con muebles de época restaurados a la perfección.
Aquello era de otro siglo y ya no contenía el mismo gusto que el resto de aquel lugar.
Ese salón no tenía los tintes modernos que el arquitecto que conocía le había impregnado al resto del castillo, lo que veía parecía más el estilo de… el hombre que tenía frente a él.

- Señor Xanti- dijo, como si de un saludo se tratase.

Al parecer, sería inevitable.

En el sillón de cuatro plazas de atrás de él, estaba Victoria, con sus largas piernas de modelo cruzadas en su dirección. Ella lo miraba atenta como un felino en cacería.

- Buenas tardes, Novak. Me imagino que no es la primera vez que visitas el castillo,
  ¿verdad?

Victoria sonrió mordazmente y no pudo evitar preguntarse si a continuación ella le diría a su padre cómo se había comportado como un cretino y había furiosamente destrozado la habitación principal de su casa. Probablemente ese cuarto había pertenecido al abuelo que tanto estimaban todos y la ropa que había roto, los muebles que había destrozado, todo debía ser no sólo costosísimo sino con un gran valor sentimental.
Si ella en verdad quería destruirlo frente a su padre, la tenía tan fácil.

- A decir verdad… ya había estado aquí antes- se adelantó- En Navidad.

- ¿Pasaste la navidad con Dan?- le hacía un gesto un tanto seco para que se sentara.

Comenzaba a arrepentirse de aquella idea.
Lo que habían hecho esa noche no era algo que pudiera decirle al padre de Daniel.

- Él me invitó a cenar aquí.

- Qué extraño que hiciera al servicio trabajar.

De pronto Kyan comprendió que Xanti estaba interrogándolo de una manera inteligente. ¿Hasta dónde podría complacerlo con la verdad?

- No había nadie salvo nosotros esa noche, él mismo cocinó.

Eso le hizo alzar una de sus cejas, sin decir decir nada, el amo del castillo se dirigió al pequeño bar empotrado en la pared.

La presencia de ese portugués era intensa, saberlo simplemente más lejos le bastó para sentir que podía volver a respirar. Entonces fue que notó que había un escritorio en el fondo, grande, probablemente de roble. Adornado atrás con una enorme pintura que a todas luces había pintado Vanita.

Aquel era el estudio de Xanti en aquel castillo. Más si LD estaba en el mismo inmueble, eso significaba que en este espacio él no trataba asuntos de la constructora, sino cuestiones más personales.

- ¿Será que preparó gambas al vino?- inquiría ese hombre casi distraídamente, mientras  
  servía dos whiskey sin preguntar.

- Sí, ¿cómo…?

- Era el plato favorito de Cath- completaba Vi, hablando por primera vez desde que
  había llegado.
¿Era para decir aquel nombre que consideraba apropiado entrar a la conversación?
- Aunque ella era inglesa, le encantaba la comida portuguesa. Así que Daniel le cocinaba
  a menudo- seguía ella con su explicación que técnicamente él mismo había pedido.

- Sí, bueno. ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? me pregunto- hablaba ecuánime el
  otro- Las gambas que hace mi hijo son espectaculares, ha sido Edite, nuestra cocinera,
  quien le ha enseñado a prepararlas tal como las hacen en Oporto.
  Pero, ¿es porque a Cath le gustaban que perfeccionó la receta? ¿O sería que ella se
  encaprichó con aquel plato por lo bien que le salía?

Era una pregunta retórica, ¿verdad?
No supo que contestar, aquella conversación no lo dejaba pensar con claridad.
¿Se le estaba escapando algo?

Recordó entonces lo desconcertante que había sido hablar con Victoria la primera vez, ni qué decir de Vanita. ¿Era una cosa de familia?

- Hija, ¿gustas un whiskey?- le ofrecía entonces uno de los que había servido.

Ella alzó la mano, en negativa.
- Sabes que no bebo licor.

En respuesta, su padre bufó, como si aquello fuera gracioso.
- Eso es un The Macallan Fine & Rare Collection- aclaraba Xanti- uno de los mejores del
  mundo, pero más allá de eso, ¿estás segura que no estás de humor para un trago justo
  en este momento?- completaba entonces con una sonrisa burlona.

Estaba siendo ácido, el financiero ahí podía entender aquel ingenio. Claro que la cosa tenía gracia, pese a que dejaba ver cómo su presencia era algo complicado para ese par.
Ante las palabras del otro, Victoria pareció revaluar la oferta.

- Tienes razón, seamos inesperados como el momento- decidió ella, accediendo al vaso
  que su padre seguía sosteniendo y que ahora claramente, no era para el recién llegado.

El anfitrión entonces se sentó junto a ella, quedando enfrente de su incómodo invitado. Sacó un paquete de cigarros de su bolsillo y prendió uno, dando una larga calada.

Kyan no recordaba haberlo visto fumar antes, pero claro, sólo lo había visto en el hospital.

El luxemburgués intentó parecer mentalmente estable, pero fuera de toda apariencia, estaba hecho un manojo de dudas.
¿Iban a dejarle ver a Daniel?
¿O irían a aprovechar la oportunidad para correrlo educadamente y para siempre?

No podía leer a ese Lascurain, nunca había podido y si se trataba de Victoria, el panorama no mejoraba.

- Aunque ha sido Vi la que te ha dejado pasar- le dejó saber sorpresivamente- voy a
  aprovechar la oportunidad para decirte algo que tenía pendiente.

Los ojos de Xanti eran claros, un azul profundo. Su piel era igualmente bronceada como la de primogénito y su cabello aunque cano, era igual de ondulado. Podía ver todo el parecido, ese sujeto debía haber sido un hombre muy apuesto cuando era joven, aunque tuviera los rasgos más toscos.

Era la primera vez que tenía una conversación con él, la única vez que éste le había dirigido la palabra había sido para poner en acción los deseos de su hijo, hacer que Novak abandonara aquella habitación de hospital.

Sintió sudor frío en toda la espalda.
Más no se iba a acobardar.

- Dígame lo que guste, aunque en realidad he venido a ver a Daniel, definitivamente creo
  que hay que aprovechar las oportunidades, tal como usted ha dicho.

Sería tan elocuente como la vida le hubiera enseñado, porque tenía la impresión de que el sehnor ahí, no era fácil de complacer.

- De acuerdo entonces- exhaló el humo de su cigarro.
  Quería agradecerte. Por permanecer al lado de mi hijo todo ese tiempo que estuvo
  internado. Resististe durante meses sin claudicar y pese a que Dan recuperó la
  conciencia y no pareciera muy de acuerdo con tu compañía, incluso en aquella
  vehemencia fuiste algo que le daba vida.
  Ahora es que ya no estás a su lado, es que puedo verlo.

Aunque se sentía aliviado de que esas fueran las palabras pendientes, lo último le hizo ruido. ¿Acaso...?

- No necesita agradecerme nada, no estaba haciéndole un favor a nadie salvo a mí mismo,
  quedarme a su lado calmaba la ansiedad que me generaba la situación. Alejarme de él
  me hacía miserable.

Claramente eso era pecar de franqueza, pero no es cómo si nada de lo que estaba diciendo no hubiera sido evidente en su momento.
- ¿Y aún es así?- fue cuestionado.

La expresión en el otro era tan indolente que Novak sintió envidia.

- Si vienes porque quieres sentirte mejor por haber llevado a mi hermano a su condición, ese
  no sería el motivo más noble. Y no tenemos porqué hacer caridad aquí- dijo la
  hermana, con tal seriedad que borró toda posibilidad de que aquello no fuera muy en serio.

Sin embargo, era verdad.
Por más que la encasillara como una villana en ese momento, Victoria sólo estaba protegiendo a su hermano mayor de un tipo que se había portado tantas veces como un demente y que decía necesitarlo para su supuesta felicidad.
El castaño no tenía hermanos, pero en su momento había odiado a Reiner por lastimar a Enzo. En verdad podía comprenderla.

- Aunque Vi nunca elija las palabras más adecuadas para cada situación, no puedo sino
  preguntarme lo mismo.
   ¿A qué has venido, Novak?

Aquella era una excelente pregunta y además, una muy justa.
Más resumir toda la vastedad de aquellos sentimientos en una serie de palabras, era difícil, muy difícil, sobre todo para él.
Volver pequeños fragmentos esa historia y hacer un esfuerzo por explicarse de la mejor manera, hacer de aquel encuentro una larga y fructífera charla en que lograra simpatizarles, suponía algo más que imposible.

De cualquier forma, ellos tenían la batuta en aquel concierto, dijera lo que dijera ese par tenía una opinión que seguramente no cambiaría ni con las palabras más articuladas y dado que el guallen no quería verlo, daba igual si se torturaba en pensar en la mejor respuesta.

Sólo le quedaba la verdad.
La más absoluta verdad que existía en su vida.

- Estoy locamente enamorado de Daniel- declaró.

Aquello tomó por total sorpresa a Victoria, quien pareció ahogarse con aquel The Macallan Fine & Rare Collection.

Xanti en cambio estaba inmóvil, su entrecejo se había fruncido marcando arrugas que no había visto antes, se dio un momento para fumar pero lo que le dijo en respuesta después, a quien sorprendió totalmente esta vez fue a él.

- Bueno, di algo que no sea obvio.

A aquello le siguió un absoluto silencio, incluso la tos cesó.

Kyan bajó la mirada, sintiendo que la cara le ardía en llamas. Un rubor subió por su cabeza.
Se había avergonzado por completo, ¿no es así?

¡Ya que más daba todo!

- Y-yo… necesito hablar con él.
  Y aunque están en la posición de negarse, les pido me lo concedan. Si Daniel me pide
  que me vaya, lo haré y no tendrán que lidiar conmigo más.

- Pero Dan ya te ha pedido que te vayas- lo cortó Xanti.

- Y aún así has vuelto- completó la otra- No entiendo el porqué estás aquí.
  ¿Por qué lo quieres en tu vida tan desesperadamente? Él no te puede dar nada, no le
  puedes pedir algo en estos momentos, ¿qué quieres obtener de él?
  ¿Acaso no entiendes el estado en qué se encuentra?

Aquellas palabras podrían tener sentido, y sin embargo, a sus ojos, era ofensivas.

- ¡No deseo obtener nada de él!- repeló, repudiando aquella idea- ¡Él es más para mí que
  sólo mis deseos egoístas!

Pudo sentir la mirada severa de su anfitrión, molesto por que alzara la voz. Y tampoco debía de haberle gustado que fuera a su hija menor a quien le gritaba.

Schäiss!

Más justo en ese momento, se abrieron las puertas.
Los taconazos que se anunciaron fueron los de Vanita, quien le entregó su abrigo a Aitana quien venía tras ella.

- ¿Qué hacen todos metidos aquí?
  ¡Vaya inesperada reunión!

En los labios rojos de Vanita había una encantadora sonrisa que aunque probablemente estuviera todo el tiempo en ellos, el castaño sintió bien de no verla afectada.

- Hola, Kyan, bienvenido a esta casa. Veo que este par no está siendo muy civilizado-
  dijo, mirándolos beber sin haberle ofrecido.
  ¿De qué se trata esto?- le preguntaba a su esposo y a su hija.

Ellos se miraron.

- Recebemos Kyan e estávamos interrogándolo- declaró descaradamente la más joven en
  portugués, que claramente disfrutaba haciendo la situación evidente-   Papá está
  interesado en saber la razón por la que ha venido y yo también.

- Ya veo, supongo que no les molesta que me una- volvía Vanita al luxemburgués pese a
  estar hablándole a su familia.
  Aitana, ¿puedo pedirte un café?

Ella asintió en silencio.

- Y tú, Kyan. ¿Se te ofrece uno?
  No es “el mejor whiskey del mundo”- bromeaba ella, dejando claro lo bien que conocía
  a su marido- pero te prometo que será un excelente café portugués.

- Parece fantástico, de verdade... muito obrigado- respondió entonces.

Aitana volvió a asentir con una sonrisa escondida y se dirigió a la salida, tardó unos segundos en cruzar la puerta haciendo evidente lo grande del espacio, aún así.... resultaba sumamente asfixiante para una persona en particular.

- La pregunta de mi querido Xanti como era de esperar es muy atinada, Kyan.
  A mí también me gustaría escuchar esa respuesta.

- Yo ya he… respondido parte de la pregunta- habló, intentando que se escuchara su voz
  firme y sin saber si lo lograba.

Vanita miró a su marido y éste parecía conflictuado.
Y como si le costara trabajo repetirlo, le explicó con voz ronca e inquietantemente tensa.

- Ha dicho que está “locamente enamorado” de Dan.

Mierda, ¡qué vergonzoso decir eso!
¡Y más frente a esa familia!
Aun así… sería más ridículo haber ido tan lejos para echarse atrás.

- Yo sé que él también me quiere- añadió, sin dejar de ser osado.

Pudo ver como tal declaración disgustaba a Xanti más de lo que cualquier palabra que hubiera dicho hasta ese momento hubiera hecho.
Claro, estaba lejos de ser la mejor opción para Daniel, pero... ¿acaso le molestaba al señor Lascurain que su hijo pudiera sentir algo por otro hombre?
No dio con otra explicación, de momento no podía detenerse en ese pensamiento o perdería todo impulso.

- No son delirios míos- siguió, como si fuera necesario convencer a ese sujeto- él me lo
  dijo, el día del ataque.
  Nosotros tenemos una historia, que no tuvo un final feliz lo admito, pero… no existe
  nadie por el que jamás me haya preocupado de esa forma. Más si mi culpa o incluso lo
  que siento por él fuera todo, no insistiría, lo juro, pero él... siente lo mismo.
  Es mutuo, este amor es mutuo- se atrevió a decir, asegurándolo como si fuera algo
  completamente cierto.

Pero no sentía que estuviera mintiendo, en verdad creía eso.

- No han sido sólo palabras, él me lo ha demostrado. Él fue en mi ayuda, cuando mi
  vida peligraba, él salvó mi vida recibiendo balas por mi.

Quizá eso era innecesario, pero creía justo también mencionar ese heroísmo que para él, era no sólo valentía. Aquel había sido un acto de amor, estaba seguro de ello, uno que le agradecería el resto de su vida.

Más los padres estaban en silencio y también su hija, quien pese a haber cruzado los brazos, no lo interrumpía. ¿No había dicho Xanti que ella era quien había dado la orden de dejarlo entrar?

Quizá su discurso sólo hacía evidente lo mala idea que era dejarle acercarse a su amado Dan, pero sinceramente esperaba que pudieran ver más allá. Lo deseaba con todas las fibras del cuerpo.

- Estuvimos a punto de morir, ambos.
  Pero estamos vivos y eso es casi un milagro que me hace pensar que nunca es tarde,
  que la vida que aún tenemos podemos vivirla... juntos.

¡Tampoco debía haber dicho eso!

- No es una idea, un consuelo, una obsesión o una culpa.
  Lo siento en cada hueso, es algo tan fuerte que no puedo simplemente pretender que no
  importa, que es cuestión de tiempo para que se extinga.
  Lo hice antes pero ya no puedo hacerlo más, no le daré la espalda a lo que siento, a esto
  que ha cambiado mi vida.

Se detuvo, abrumado por sus propias palabras.
Y la reacción expectante de todos, hizo que no tuviera más opción que llegar hasta el final.

- Es una fuerza que llegó inesperadamente. Y ha sido tan profunda como para casi
  destrozarme... pero ha causado un cambio irreversible en mí.
  Necesitaba ser sacudido así, necesitaba sentir aquella felicidad perdida para comprender
  todo lo que estaba mal conmigo. Nunca desee ser tan fuerte o mejor como quiero ser
  para él.
  Mi abuela una vez me dijo que cuando encuentras a quien te hace ser mejor… no
  debes sacarlo de tu vida.

Esperaba que la sabiduría de Neru hiciera mejor trabajo que él mismo expresándose.

Estaba frente a la familia Lascurain, explicándoles algo indescriptible.
Su fracaso parecía inminente.

- Bueno, Dan es… una persona maravillosa- dijo su madre- no me sorprende que te
  hayas enamorado así de él.

Vanita parecía feliz de escucharlo, pero esta vez sus siempre accesible verbo no fue hacia dónde él hubiera esperado.

- Pero Vi tiene razón.
  En estos momentos, necesita que quien esté a su lado lo impulse adelante y sólo
  adelante.
  Él no puede cargar el equipaje de alguien más, ¿lo entiendes?

Kyan escuchaba su corazón latiendo tan alto, que le golpeaba en el pecho.
Quizá era debido al silencio que de pronto reinaba.

- Claro que lo entiendo.
  Pero les aseguro que no seré eso para él.

Prometer no ser nocivo, era en verdad un compromiso, ¿cierto?
Pero estaba completamente dispuesto a cumplirlo.

- Dicen que cuando uno ama a alguien, sólo hay una cosa que se le desea. Lo que yo
  quiero para él, sé que es lo mismo que ustedes.

Tras tal declaración, pudo ver la duda rondando aquel cuarto.

- ¿Y qué sería eso, Novak?- inquirió el sehnor.

Su mirada era... la de una pantera.
Fue tan bizarro verla en alguien que no fuera el hombre del que se había enamorado.

La fuerza de aquellos ojos era avasalladora y supo no podría quedarse corto. Así que pese a sentirse acorralado, sostuvo aquel intenso contacto visual y respondió con toda la determinación con la que creía en aquel amor:

- La felicidad.
  La felicidad de Daniel.



Continuará...

Notas finales:

Estoy comenzando las primeras líneas del siguiente capítulo. Alimenten a las musas de la inspiración que tan negligentes han sido.


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