Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AFFAIR por malchan

[Reviews - 1220]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disculpen la demora, pero verdaderamente no he tenido mucho tiempo libre. Ultimamente tengo mucho trabajo y parece que seguirá así un par de semanas más, así que abogo por paciencia de su parte...

 

 

 

Kyan veía el menú del restaurante por el hecho de concentrarse en algo, lo cierto es que ya lo conocía de memoria. Su mente divagaba en el hecho de que se había acostado con Bence Trossen hacía unas horas solamente.

Apenas iban a ser las cuatro de la tarde pero el sol ya se ponía, era obvio dado que era invierno, pero era una pena ver morir el día que realmente ni había disfrutado.

Recién se había levantado había encontrado un mensaje de voz de Enzo.
Su voz lucía ronca. Le pedía que lo encontrara en aquel restaurante.

No había estado ahí en largo tiempo, pero había existido una época en que comía con Enzo y Anna ahí con regularidad. Se trataba de un pequeño bistro llamado Cavalli en el distrito de Dommeldange en el noreste de la ciudad, en otra época los platos habían sido más abundantes, pero había adquirido cierta notoriedad por su decoración tan colorida, la buena comida italiana y el servicio simpático (quizá demasiado simpático para alguien con resaca).

Alzó su vista de la carta finalmente y miró su reloj, su mejor amigo llevaba casi media hora de retraso, ciertamente podría haberse molestado por eso pero no tenía precisamente mucha autoridad moral en materia de cortesía, menos dado lo desinteresado que había estado respecto a todo lo que significara alguien que fuera él mismo, especialmente con su amigo biren.

Lo vio cruzar por la puerta, llevaba una gabardina blanca y lentes obscuros que se quitó tan pronto estuvo dentro, su pelo largo y dorado lucía aún húmedo y ondulante. Verlo de lejos siempre le recordaba lo desconcertantemente guapo que era.

- Bon, Kyan- dijo sentándose.
Parecía cansado.

- Bon, Enzo- lo imitó, con la vista fija en él.

- ¿No ha llegado Abrianna? Vaya.

Novak frunció entrecejo sin darse cuenta.
- Pues no sabía que vendría.

- Si, la he invitado- admitía- pero ahora no estoy seguro de si realmente vendrá.

- Ciertamente es algo tarde- remarcó el castaño sólo para ver si entendería la indirecta.

Pero era claro que sí.
- Ah, sí, disculpa la tardanza- claro, estaba muy acostumbrado a sus modos irónicos como
  para no enterarse- Me he quedado dormido en la ducha. ¿Puedes creerlo?
  Apenas si he dormido.

Eso sí que sonaba raro. Enzo no tenía una tina.

- ¿Te quedaste dormido de pie?

Baladi negó con la cabeza, como regañándose a sí mismo.
- Lo so, es estúpido, ¿no? Pero, ¿de qué otra forma explicas que haya pasado casi una
  hora bajo el agua en lo que a mi parecer fueron diez minutos? Nunca me había pasado.

El otro lo pensó un poco.
- ¿Por qué nos citaste aquí si no has dormido casi nada?

El otro alzó sus cejas, mirándolo incrédulo con sus ojos esmeralda.

- Vaya, lo dices como si tuvieras algo mejor que hacer el día de hoy.
  Espera, ¿tienes algo mejor que hacer el día de hoy?

Lo preguntaba con sagacidad.
Conociéndolo, la verdadera pregunta es si había alguien más con quien quisiera pasar el día.

- Si te refieres a Bence, pues sí me acosté con él, pero eso ha sido todo.
  No existe ninguna historia de amor que contar. Ha sido sexo y despedida.
  Además, no tienes de que preocuparte por nadie más, tú eres el único hombre con el que
  me interesa una relación… de momento- jugó un poco, para desviar el tema.

Su broma hacía sonreír al italiano.

- Una relación de amistad, mucho me temo- continuaba su broma el RP.

- Ah, ¿pues qué esperabas? Incluso si considerara el concepto de hermano incestuoso,
  suena complicado cuando tienes un pretendiente tan celoso.

No olvidaba la presencia del misterioso “ex algo” de Baladi en el after party de la noche anterior. Y menos aún la apasionada forma en que se lo había llevado después de haberlos encontrado besándose.

Eso pareció tomar al RP por completa sorpresa.

- Supongo que ése es el famoso Reiner Köhler, ¿verdad?

- Si- dijo apenas el otro.
Y después, nada.

Y para alguien que solía ser tan fluido en su conversación, presenciar ese extraño mutismo fue intrigante.

- No esperaba que luciera así- apuntaba el castaño con hacerlo seguir hablando.

- ¿Así cómo?
Novak abrió la boca, pero no pudo continuar, comprendiendo lo que estaba a punto de decir.
- ¿Así de atractivo?- completaba la idea el rubio.

Kyan rio.
- Si… lo siento.

Enzo sonrió también entonces.
- Vaya. Él dijo algo así de ti también.

Ahora era él el sorprendido.

Un mesero se acercó y el italiano lo despachó diplomáticamente avisando que esperaban a alguien más. Novak era esta vez quien tuvo problemas para seguir esa charla.

- Bueno, es un hombre que obviamente llama la atención- le dijo el rubio, restándole importancia.

- ¿Te fuiste con él a casa?

- No precisamente a casa. Me molestó mucho su actitud de amante despechado. ¿Ya te
  había dicho que está celoso de ti, no es verdad?

Eso era divertido, quizá porque no era el caso, pensó el asesor.

- Pude ver cuando te jalaba lejos, no lo olvides. ¿Será que te ha armado una escena?

Baladi se tomó un segundo para contestar, su vista vagaba por el restaurante que comenzaba a llenarse poco a poco.

- Supongo que podrías decirlo así. Me dijo que quería terminar la noche conmigo y la
  verdad es que desde que nos habíamos visto más temprano, yo había tenido el mismo
  pensamiento rondando mi cabeza, o mejor dicho… mi cuerpo- se cruzó de brazos en su
  silla y era como si ese gesto no aprobara la decisión de su físico- Así que lo complací,
  tuvimos sexo en su Maserati. Y después me fui con Camil, el amigo de Jan.

Dicho así, no sonaba precisamente bien, pensó el rubio un instante.
Y su amigo, tras escuchar esto, intentó leer entre líneas.

Baladi hablaba con frialdad. Le conocía ese tono de voz aunque fuera algo raro en él.

Preguntarle directamente los detalles tras esa escueta explicación quizá despertaría la evasividad que su amigo podía llegar a tener cuando se trataba de temas difíciles de abordar y supo cuál sería una mejor idea.

- ¿Y con quien de los dos la has pasado mejor?

Al parecer por su expresión de consternación… responder a eso parecía meterlo en un predicamento.
Su rostro perfecto pareció descongelarse y ahora lo miraba a él.

- ¿Qué pregunta es esa, amico?

- Es evidente que eres capaz de compararlos.
Se iría por el camino de la lógica para despistarlo.

- ¿No te parece una curiosidad un poco morbosa de tu parte, Key?

- No busco encenderme con tus relatos sexuales, descuida. Pero sin duda es una
  curiosidad morbosa, no lo voy a negar.

Si, podría decirse que quería enfrentarlo.
Porque sabía que Enzo estaba negando… algo.
Y por la cara molesta que ponía, supo que él también suponía a donde llevaban tantas preguntas.

Sin embargo, Enzo le dio gusto. Y como siempre, simplemente fue honesto.
- No hay punto de comparación, Reiner y yo nos conocemos íntimamente, ni siquiera
  puedo contar el número de veces que hemos estado juntos. Somos… buenos en eso.
  Y Camil… quería intentar cosas nuevas y por la hora de la mañana que era, francamente
  no tenía tanto entusiasmo para jugar a los roles.

Kyan no pudo evitar reír esta vez.
- ¿Juego de roles, dices?

- Bdsm- decía con cara seria- Su casa estaba llena de esposas y cuero. Bajo esa fachada
  tan magnífica, yace un pervertido. No paró de hablar sucio toda la noche, ¿y sabes lo
  malo? Aquello no me encendió para nada.

El asesor dejó que la idea hiciera raíces en su cabeza.
Ya antes había escuchado relatos de su amigo que involucraban cosas parecidas y jamás lo había calificado como tedioso.
La vida sexual de Baladi no solía ser sosa.

- ¿Cómo puede una perversión ser sexo aburrido? ¿No la idea es que sea justamente lo
  contrario?

Claro, ese era precisamente el punto al parecer.

- Quizá era la hora o la pobre ejecución, no lo sé.
- O quizá el sexo que tuviste en el auto fuera muy bueno- dio otro pasó el castaño.
- Lo fue, pero ese no es el punto- se apresuró a aclarar.

Su mirada tenía un velo de voluptuosidad.
Estaba mintiendo.
Tuvo que presionarlo un poco más.

- ¿Y te corriste? ¿Con Camil?

Enzo tardó un segundo en contestar.
- Tu interés me comienza a parecer extraño, pero no, no llegamos al final.
  Sin embargo no pareció que hiciera mucha falta. No digo que la haya pasado mal, es
  sólo que… no lo sé. Perdón, ¿quieres llegar a algún lado con todo esto?- no pudo evitar
  querer saber y parar ese interrogatorio.

Normalmente el luxemburgués era más bien un buen oyente de sus relatos. La lluvia de preguntas y suposiciones no era su estilo.
Y no parecía tener intenciones de quitar el dedo del renglón.

- Los vi, Enzo. A Reiner y a ti.
  Él te arrastraba por aquel salón y aunque tú no parecías encantado con la idea… te
  dejabas llevar por él a través de la multitud, querías estar a solas con él.
  En cualquier otra circunstancia hubieras mandado al demonio a cualquiera que deseara
  tener ese control sobre ti.

Sonaba como si él mismo estuviera celoso.
¿Lo estaba?

Él y Enzo se habían besado la noche anterior, como dos adolescentes. Y no podía decir que no lo hubiera disfrutado.
Quizá era la primera vez que en verdad sentía que alguien podía competir con el afecto que Baladi le dedicaba.

Ese amante de quien su mejor amigo hablaba tan a la ligera, en realidad significaba algo para él y lo sabía.

Quizá… estaba un poco celoso.
Pero en realidad estaba feliz por ello. Tal ver era hora de que el señor Baladi se enamorara, tal como siempre decía Abrianna.

- Estás insinuando que entre él y yo hay algo más allá de un affair, Key- dedujo el rubio,
  inconforme.
- Sí. Eso creo.

Comenzaba a molestarlo. Y rápidamente la tersa expresión que normalmente su amico le dedicaba, se esfumaba.
- No estoy enamorado de Reiner.

- Yo nunca dije eso- rebatió.

Eso le hizo apretar la mandíbula, contrariado.
Touché.

- No lo tomes a mal, Enzo, pero es claro que te interesa más que otras personas y no es
  como si alguien como tú no tuviera más opciones.
  De todas las personas que se te insinuaron ayer, fue con él con quien te marchaste.

Pero era inevitable que pese a sus advertencias, el rubio no replicara y aceptara sus palabras tal cual. Era de esperar y en ese momento, quizá Kyan estaba siendo algo odioso.

- ¿Entre tus objetivos de año nuevo te propusiste ser un dolor de cabeza?- preguntó
  el rubio entonces, irritado.

Se había excedido.
Novak no solía toparse con ese enojo a menudo.

- ¡Lo siento mucho!- dijo Anna tras ellos, tomando asiento apresuradamente.

A diferencia de ellos, ella tenía una radiante sonrisa instalada en sus labios, pese a lucir igual de ojerosa. Bajo el abrigo negro que rápidamente se quitó llevaba la misma ropa andrógina que la noche anterior.

- Me desperté muy tarde, apenas si he visto tu mensaje- buscaba ahora algo en su bolso.
  Tenía mucha energía a comparación de los otros dos.

Pero Kyan y Enzo no le prestaban atención, si miraban en silencio, la tirantez de la conversación que acaban de tener aún flotaba en el aire, pero la distraída fotógrafa no lo había percibido.

- Ten. Es para ti- dijo extendiendo su mano hacia Novak- Feliz año, caro.

El susodicho prestó atención entonces.
Le ofrecía un anillo con una gema preciosa color gris, la luz se reflejaba en ella similar a un diamante. Parecía ser una pieza antigua.

- Era de mi abuela, la piedra se llama espinela, hay pocas gemas de color plateado y
  muchas menos que brillen así- sonreía mientras hablaba con dulzura- quiero que la
  tengas después de lo que he escuchado que pasó con Neru.

Esos colores plata y gris… eran una burla de la vida.
Novak no supo cómo reaccionar al regalo, a lo que pensó al verlo y también a la simpatía de la gente respecto a su situación familiar.

- No necesito algo así, no puedo aceptarlo cuando sé que debe ser importante para ti.

Pero ella no se rindió tan fácilmente.
- Déjame dártelo, ¡por favor! Además, hay otro motivo por el que quiero lo tengas.

  Quiero agradecerte que hablaras conmigo, que confiaras en mí de nuevo. Pensé en
  nuestra conversación de anoche, y espero que esto te ayude a no renunciar al amor.

Kyan miraba aquella joya, contrariado.
Al amor. Vaya broma.

- Fuera de que me parezca una cosa demasiado sentimental- no pudo evitar decir- de
  verdad no podría aceptarla. ¿No crees que deberías conservarla tú? ¿Y buscar tú misma
  a la chica que deberías dársela?

Baladi movió la cabeza.

- No creo que necesite buscarla más. Lleva la misma ropa de ayer y le brillan los ojos,
  ¿te has reconciliado con Zia?- deducía.

Mestri se giró hacia él con sorpresa.
- Dios, Enzo, ¿soy tan obvia?. Si, hablé con ella anoche… hace unas horas- intentó ser
  más precisa- dijo que quería estar conmigo, sólo conmigo. Aún no le he dado una
  respuesta, tenía que pensar en lo que me había dicho, pero no pude evitar terminar en su
  casa, la verdad es que…- se sonrojaba tras sus gafas- también quiero estar con ella y
  hacer que funcione. Quedé de verla hoy más tarde, justo venía mandándome mensajes
  de texto de camino aquí.

- Vas a viajar en unos días a Italia, ¿no sería mejor que lo aprovecharas para pensarlo
  bien?- sugirió el rubio, siendo la voz del sentido común que a veces a ella le faltaba.

- Si, quizá debería- admitió- pero ¿para qué perder días que podría estar con ella?
  Quiero que venga conmigo.

Novak se cruzó de brazos, hundiéndose en su asiento.
- Suenas como una pequeña enamorada- observó el financiero.

Ella sonrió, ruborizándose más.
- Ya, chicos, no vayan a burlarse.

Pero Enzo no seguía la guasa, haciendo una mueca de hartazgo.
- ¿Podríamos hablar de algo que no sea amor, amicos?

La falsa morena asintió.
- Claro, esto es culpa mía por mi discurso cursi. Pero de verdad, Kyan, quédatelo.
  No tienes que usarlo, no es un atentado a la moda. Le hubiera traído uno a Baladi, pero
  ya sabes que no le gusta hablar del amor- bromeó.

Eso los hizo reír a ambos.
Al parecer la fotógrafa con su entusiasmo recargado por la ilusión de recuperar su relación con Zia, llegaba en buen momento, aligerando el ambiente.

- ¿Así que te irás con Zia a la Copa?- preguntaba el castaño.

- Bueno, los deportes no son lo mío, pero de todos modos iba a ir a Catania con Ritsu,
  aún no he invitado a Zia, pero la verdad es que pienso hacerlo. Así que si tú vas, nos
  veremos ahí, aunque sea unos días.

Aquella era una forma sutil de preguntarle si iría.
Mestri parecía un cachorro feliz esperando su respuesta.
Odiosamente optimista.

- Muggen me ha dado vacaciones pagadas y al parecer, obligatorias- le informaba el
  asesor- Y también tengo entradas para los eventos. Pero como tú, quizá sólo aproveche
  el viaje y me vaya a una isla desierta lo que me quede de tiempo.

- ¡Suena grandioso!

Al parecer, el día de hoy ella no entendía de ironías.

- Aún no he pensado bien mi plan. Y como dices, nos veremos ahí. Ya decidiremos
  entonces- cerraba el tema Kyan mientras llamaba al servicio.

Estaba muriendo de hambre y ninguno de sus impuntuales amigos parecía tener interés en comer algo pronto.
El camarero llegó nuevamente y esta vez ordenaron una gran comida.

 

- - - - -  

 

Baladi le había ofrecido de buena a gana a Kyan llevarlo a su departamento, que aunque no estaba exactamente de camino a Belair que era donde vivía, no se desviaba gran cosa. Había estado a punto de declinar su oferta, pero supo que era una tregua de paz.

- No era mi intención ser un dolor de cabeza- le dijo en el último alto antes de llegar a su
  edificio.

Habían estado todo el camino en un extraño silencio, inusual para ambos.

El asesor no había podido aguantarlo. Entre él y Enzo jamás se creaba esa energía incómoda, la sensación era horrenda.

- Lo sé- dijo el otro suavemente- pero para variar tienes malos modos para dar a entender
  tu punto. Creía que me molestaba tu indiferencia, pero a veces tu interés es más irritante.
  No sé cómo es que lo había olvidado.

No supo si se trataba de una broma.
Pero en realidad el italiano no solía ser tan irónico en sus palabras, a diferencia de él.

- No quiero que estés enojado conmigo, no me meteré en tus asuntos con Reiner Köhler si
  eso de verdad te molesta- prometía.

La cara de Enzo entristecía un poco, el semáforo cambió de color.
Pero el auto no avanzó.
El rubio parecía de pronto, muy tenso.

- No estoy enamorado de Rein, Key. Pero… hay algo que creo que debo decir.

Supo que lo que fuera a contar, era algo importante.

- Dime lo que quieras.

- Bien, yo… no he sido del todo sincero respecto a la relación que tuvimos él y yo.

Aún no había dicho mucho y ya estaba admitiendo haber tenido una relación con él.
Enzo parecía tan serio que Kyan comenzó a sentir una rara ansiedad.

- Te había dicho antes que la razón por la que me fui de su lado, era porque me había
  cansado él, pero… no es cierto. La pasión no había muerto entre nosotros- luchaba por
  hablar, era evidente- nunca murió en realidad.
  Es algo que digo para restarle importancia a lo que ocurrió.

La voz de su amico sonaba… triste. 
Su mejor amigo lo miró, sus ojos verdes parecían perdidos en el pasado.

 

 

- - --

 

Despertaba lentamente y como siempre que se ha estado mucho tiempo en un mismo lugar, la sensación de cotidianeidad a la que se había rendido hacía semanas resultaba demasiado confortante en ese instante de poca consciencia.

El sitio en que se encontraba no era en realidad su hogar, ciertamente él ya no tenía uno, era por eso que resultaba tan raro sentirlo como si lo fuera. Simplemente llevaba tanto tiempo en ese yate que había alcanzado un nivel de confort ridículo para sus estándares.

Baladi se estiró en la enorme cama del camarote, el gran cuerpo de su amante dormía profundamente a su lado, como adivinó en su pesada respiración.

Acostado boca arriba, se dio cuenta de lo dichoso que había sido esos meses. De lo natural que había sido simplemente detener su vida para encerrarse en ese barco y pasar todo el tiempo del mundo con una sola persona.
¿Quién lo hubiera dicho?

No era como si jamás bajaran, pero a veces parecía que así era.

En esos momentos Esmerald, la embarcación que había sido su hogar ese tiempo se encontraba anclada en el puerto de Capri, llevaba ahí casi una semana y aunque él conocía a la perfección la isla, tampoco había hecho mucho intento por toparse con los amigos que tenía ahí.

Probablemente siendo viernes sería un día perfecto para encontrar una fiesta.
Su lado social se habría sentido inspirado por eso, sin embargo… quería rodarse en la cama y continuar dormitando junto a él.

Como si el pensamiento lo hubiera invocado, su pareja estiró sus fuertes brazos para atraparlo, lo hizo lentamente así que bien pudo haber escapado… pero no lo hizo.

El cuerpo dormido de Köhler estaba caliente y reconfortante, las sábanas olían al sexo entre ellos, y era un aroma tan intoxicante que le hizo perderse en él.

Disfrutar retozar en la cama era algo que no solía hacer con sus amantes, pero todo con Rein parecía funcionar de una manera diferente. Aunque disfrutara tanto del sexo con él, no había esperado disfrutar también la simpleza de estar a su lado, porque era una persona que llevaba muy poco tiempo de conocer y sin embargo ahora era tan cercana.
Era tan sencillo abandonar toda su resistencia en aquel oasis.

Su corazón latía aprisa en ese mismo momento y sabía perfectamente que no era excitación, era algo que jamás había sentido antes.

Lo miró con atención, sus ojos azules intensos que tanto le gustaban estaban cerrados y relajados y eran bellos incluso así, sus cejas rubias y espesas eran elegantes y coronaban masculinamente su mirada ausente. Su nariz recta y larga, su mandíbula cuadrada y marcada…

Le gustaba tanto. No había esperado encapricharse así con un chico rico del jet set.

Estiró su cuello sólo un poco para alcanzar tocar sus labios, estaban tibios y suaves.
Lo estaba besando a escondidas.
Le gustaba la intimidad con esa persona, con ese cuerpo, con ese ser.

Su beso poco a poco se fue transformando, ahora quería probar sus labios, ahora quería sentir lo terso de su interior, acariciar su lengua contra la de él.

Quería más.
Siempre, siempre quería más de Reiner Köhler.

Poco a poco lo fue despertando y una mano adormilada subía por su cuello para sostener su barbilla.

El azul profundo de sus ojos comenzaban a contemplarlo, el deseo que compartían se expandía en esa cabina como un fuego que a cada segundo se tornaba más y más incontrolable.

El hambre que le despertaba a ese hombre había estado dormida y ahora surgía poderosa y sensual. Lo escuchó ronronear.

Enzo sintió que se ahogaba en ese beso.
Aquel sentimiento de estar al lado de esa persona sólo se intensificaba más y más.
¿Cómo era eso posible si sentía que no podía aguantar más su corazón?
Era una sensación que le hacía sentirse abrumado, desconectado de la realidad.

Se rindió a su beso.
Se rindió finalmente.

 

- - - - -

 


- Me enamoré de él- susurró Baladi, el auto seguía parado a la mitad de la nada.

Su voz sonaba extrañamente ronca y rasposa.

Kyan lo miraba, entendiendo lo importante de aquellas palabras, por lo que ni siquiera se movió, para no romper ese efímero instante de honestidad.

- Me enamoré perdidamente de él…
  No estaba preparado, nunca había sentido algo así por nadie y la verdad de todo eso es
  que… realmente no quería sentirlo.
  Yo tenía 21 años, era un crío tonto.

Y él era simplemente alguien demasiado bueno para ser cierto, Reiner era rico, incitante,
divertido, inteligente, atractivo, ¡lo sigue siendo!
Y sus defectos, cada uno de ellos… no me importaban para nada.

Era como si yo mismo no tuviera palabra en el asunto, como si mi corazón hubiera
decidido sin preguntarme que no podía estar lejos de él, que estar apartado tan sólo unas
horas de su lado me provocaba un ridículo anhelo por verlo, ¡unas horas sin él me
enloquecían!
Sabía que no debía tener un sentimiento tan profundo por él…

Se detuvo un segundo, escuchando el eco de sus propias palabras.

- No… no había raciocinio o discurso que me diera a mí mismo que pudiera cambiar eso.
  Sentía que me había vuelto, tal como lo has dicho hace rato, un estúpido.
  No quería que alguien así me importara tanto, no quería volver a sentirme abandonado
  nunca más.

Se mordió la lengua.
Decir todo aquello en voz alta era una extraña confesión. Una que había mantenido lejos no sólo del alemán o de su mejor amigo, sino de sí mismo.

Nunca había dicho esas palabras en voz alta. Era demasiado vergonzoso para admitirlo. Que no quería enamorarse de Köhler otra vez.
No quería volver a querer a nadie de esa forma.

Sabía que el origen de ese temor venía de lo que había pasado con su familia.
Sin duda en ese entonces había sido egoísta. Y lo seguía siendo.

- Por eso me molesta que insistas en que he vuelto a ese lugar, porque no me gusta en que
  papel me pone eso.

Kyan no supo que decir, aunque era claro que decir algo amable sería una buena opción.

- ¿No lo estás tomando todo demasiado en serio? Apenas si se han visto algunas veces. Y
  en todo caso que volvieras a sentir lo mismo, el tiempo ha pasado, ya no eres la misma
  persona que entonces.

- ¿No lo soy?- lo confrontó el rubio, aunque realmente aquella pregunta fuera para sí
  mismo- sigo siendo frívolo y egoísta.

Las calles en que estaban permanecían vacías y el aire de soledad que de pronto manaba de Enzo, se hacía más intenso.

- ¿Qué? ¡Eso no es verdad, Enzo!

Era tan inusual que el italiano estuviera tan conflictuado, siempre tan resuelto y confiado.
Para Novak se volvió claro que si existía alguien para Baladi, debía ser esa persona. Jamás, jamás lo había visto actuar así.

Si él decía que su situación actual con Reiner no tenía importancia, ¿por qué ocultar por tanto tiempo lo que acababa de decir?

Ese enorme alemán era alguien especial para su mejor amigo, de una forma en la que ningún otro lo había sido, ni siquiera él mismo. Podía ver como en ese mismo instante Baladi luchaba contra la idea.

- No necesito una pareja, Kyan, no tengo tiempo para eso.
  Si tan sólo él no tuviera que buscarla en mí, podríamos estar juntos sin que hubiera tanta
  presión.

Alguien atrás les tocó el claxon inesperadamente.

- Enzo… ¿y tú crees que podrías llegar a amarlo?

No había esperado esa pregunta.
En realidad se dio un momento que no tenía para pensar en la respuesta.
Otra lluvia de cornetazos sonaba tras ellos del conductor impaciente.

- No sé… si soy capaz de amar a alguien de esa forma- dijo con total franqueza- pero…
  de existir alguien, sería él, ¿no crees?

Hizo el cambio de velocidad finalmente y el híbrido volvió a retomar su camino.
- Pero eso no quiere decir que quiera hacerlo.

Esa casi tenebrosa la manera fría en que Baladi hablaba ahora.
Como si al expresarlo en voz alta, se lo ordenara a sí mismo.

- Además, él parece estar acostándose con Sylvane D´Oria cuando no estoy disponible. Y
  eso es algo en lo que no tengo intención alguna de involucrarme.

El castaño pareció afectado por la noticia.
- ¿Él te dijo eso?

- No lo negó. Hay algo entre ellos y lo sigue habiendo. Olaf los presentó al parecer.
  Ella estaba ayer ahí, esperándolo.

Parecía haber rencor en su voz.

Novak estuvo a punto de repelar, pero se detuvo a sí mismo. Tampoco tenía porqué defender el honor de Sylvane, por muy hermana de Rick que fuera.
Y menos si era ponerse de su lado, en vez del de su amico.

No supo que decirle y odió eso, pues el rubio siempre sabía que decir en esos casos para hacerle sentir mejor.

Finalmente llegaban a la calle donde estaba el edificio de Novak.

En la entrada, una delgada figura aguardaba en la nieve.
Era como si hubieran hecho su invocación.

A medida que Baladi fue reconociendo la silueta, comenzó a negar con la cabeza.
- En serio, ¿qué hace ella aquí?- le escuchó decir.

Era una persona de cabello color chocolate, ataviada con un vestido blanco.
Llevaba aquel cuaderno de piel, seguramente lleno de frases para Kyan.

 

 

Continuará...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).