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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

Me gustaría que mi italiano estuviera mejor, pero se hace lo que se puede!

 



La nieve caía como un suave manto sobre el barrio de Limpertsberg.

El ActiveHybrid azul alumbraba con sus faros deportivos una figura que exhalaba nubes de vapor, estaba helándose. Parecía una visión fantasmagórica, con los hombros retraídos se cubría el pecho con los brazos y su pequeño cuerpo intentaba sacudirse el frío con un temblor.
Sin nada de color en el rostro, parecía provenir de un mundo irreal.

Dentro de la cabina del híbrido, Enzo se quitó rápidamente el cinturón de seguridad, justo entonces Kyan activó los seguros de las puertas.

- Lo que sea que vayas a hacer, piénsalo dos veces, Enzo.

Baladi se giró para verlo, indignado.
- ¿Y piensas que los seguros del auto irían a detenerme?

- Déjame encargarme de esto. ¿Podrías esperar aquí?

Eso pareció estallar la rabia del rubio.
- ¡Absolutamente no! ¿Vas a obligarme a permanecer aquí sólo porque quieres un minuto
  a solas con ella?

El asesor apretó la mandíbula.
No le gustaba cuando lo desafiaba así, porque al final, pese a algunas decisiones que llevarían quizá a pensar lo contrario, Baladi tenía un corazón de oro, realmente de oro. Y cuando se enojaba y se ponía a la defensiva… podía ser cruelmente frío.
No quería seguir enfrentarse a su amigo, y menos por Sylvane.

- Bien, haz lo que quieras.

Novak salió del auto.
Caminó en línea recta hacia D´Oria, que con la luz de los faros encima desviaba la mirada hacia el suelo.

- Deberías tener más consideraciones para contigo misma, está helando aquí afuera.

El vapor denso que salía de sus labios le hizo comprender que realmente estaba helando.

- Te daré algo para que te cubras y te irás a casa, ¿entiendes?

Syl alzaba la cabeza como si el sonido tardara a llegar a sus oídos, el frío le había aturdido.
Sus labios al verlo llegar se arqueaban ligeramente.
Kyan se sintió desconcertado.

- ¿Estás bien, Sylvane? ¿Estás herida?

Negó con la cabeza.

Baladi salía del coche, entraba en la escena.
- Toma mi gabardina- le ofreció el italiano- tiene forro de lana.

Eso era tan inesperado que no atinó a reaccionar. El RP mantuvo su brazo estirado en su dirección durante unos segundos, al no recibir respuesta, simplemente se la puso sobre los hombros.

- Hace mucho frío para que estés en la calle, niña tonta- le dijo Baladi en su lengua
  materna, como una reprimenda.
Sonaba casi como una madre.

D´Oria miró a Kyan como buscando en él el deseo de que se quedara.

El asesor miraba el paquete que tenía en las manos, se trataba de un bulto color beige acolchonado que reconoció como su suéter, ella le traía la ropa que había tomado la noche en que se había quedado en su departamento. En sus manos tenía también el elegante cuaderno de cuero con el que se comunicaba.
¿Tenía algún mensaje para él?

- Déjame verlo.

De inmediato le fue entregado abierto en la parte adecuada.

Baladi no pudo ver lo que decía y le mostraba a Kyan, lo que sí presenció es como su amigo a continuación abría la puerta del edificio, cediéndole el paso.

- Enzo tiene razón, no hay motivo por el cual tengas que andar a la deriva.

El RP no podía creer lo que escuchaba.
Kyan, pese a todas las advertencias, pese a todo lo que había vivido a manos de esa familia, le abría las puertas con toda sencillez a esa persona.
No entendía cuál podía ser una razón válida.

Entonces recordó que Sylvane ya había dormido en la cama de su amigo, pasado la noche con él. Él le había rescatado entonces y parecía que volvería a hacerlo cuantas veces se presentara con esa cara pálida y vulnerable.

- ¿Me permites acompañarte arriba yo también?- le preguntó el RP. a Novak.

El otro le echó un vistazo, buscando trazas de malas intenciones.
Era claro que el rubio realmente despreciaba a aquella chica. Y que pese a su naturaleza socialmente correcta, no repararía en ser grosero en ese momento. Más quería confiar en él, especialmente ahora.

- Sabes que siempre eres bienvenido, Enzo.


- - - -



Apenas entraron a su departamento, Kyan les ofreció un café para calentarlos.
Baladi acababa de tomar uno y no había estado a la intemperie semidesnudo, así que pese a estar muy desvelado, declinó.
Eso hizo que en la sala se quedaran solos el par de italianos, dejando un ambiente que pronto se volvió completamente incómodo.

Él miró de arriba abajo a la hermana de Rick.
Nunca hasta hacía unas semanas había escuchado de su existencia. Y ahora estaba ahí, para continuar la pesadilla de su mejor amigo.
Porque al parecer él no había acabado de sufrir y quería más.

Se trataba de una chica que él mismo había asegurado que se acostaba con Reiner, lo cierto es que aunque realmente estaba seguro de ello, técnicamente sólo era una suposición.

No recordaba que el alemán alguna vez hubiera tenido interés en las mujeres, pero claro, el tiempo había pasado. Y ciertamente, la última vez que había visto a Sylvane ella vestía un atuendo de chico bastante convincente.
Jugaba con la androginia, como Ritsu y Abrianna, pero… no podía dejar de pensar que había algo retorcido en ella.

¿Esa extraña muchacha era la clase de chica por la que Köhler estaba dispuesto a hacer una excepción?

Tenía que admitirlo, D´Oria era joven, hermosa, delgada, frágil… y en desventaja.
Era un pensamiento horrible, pero no pudo sino pensar que la vulnerabilidad de Sylvane provenía de algo muy obscuro. Sentía que estaba manipulando a Key. Y a Reiner también.

Ella parecía intimidada en esa sala abandonada con él, mientras el otro comenzaba tardíamente a plantearse el por qué había querido subir al departamento. No era como si estuviera ansioso de observar como charlaban ellos de Ricard en un cuaderno como si fuera la cosa más natural del mundo.

- Kyan è il mio migliore amico-  le dijo rompiendo el silencio- non voglio che le fai del
  male.*
*/Kyan es mi mejor amigo. No quiero que le hagas daño.

Aquella era una sentencia inesperada y en su propio idioma.
Pero antes de que pudiera reaccionar, él siguió.

- Quizá su actitud fría te llevará a pensar que no le importa lo que le digas sobre tu
  hermano, pero no creo que comprendas lo mucho que Ricard lo hirió.

Sabía que usaba palabras peligrosas que Novak no aprobaría que estuviera diciendo sobre su persona con tal libertad. Pero la opinión del financiero de momento no le importaba tanto como hacerle saber un par de cosas a esa niña.

- Así que alguien con el mínimo de empatía sabría cuando irse- concluyó.

Pero claro que ese no era el caso de la chica D´Oria, quien bajó la vista, como si aquello la avergonzara.

Enzo no supo si creer a esa pena, pero sus ojos dejaron de escudriñarla. No era cortesía, de pronto decidía que no dejaría que su presencia le afectara. Distrajo su mirada sin mirar nada realmente, ni esperar una respuesta.

Pero ya había abierto la boca y sabía que no podía parar. Tenía algunas más que decirle.

- Déjalo en paz. Déjalo que sane de lo que Rick le hizo. Por favor.

Ante lo que se volvía una petición, ella lo miró.
Estaba tan seria como él.

- Aunque no conozca a Kyan de toda la vida, de alguna manera siento que es así. Él es
  más mi hermano que mis propios hermanos, ¿entiendes eso?

Claro que lo entendía.
Era vergonzoso que él usara esos términos. Para ella la importancia de la figura fraternal era enorme.
Enzo estaba defendiendo a Novak. Era por eso que tenía tanto recelo de ella.

- Sé porque estás aquí y sé que tiene que ver con Rick, que vienes a ser su voz.
  Jamás lo diría de esta manera sino fuera exactamente la verdad, pero Ricard rompió el
  corazón de Kyan, en el sentido más profundo que puede existir,  lo dejó hecho pedazos.

Estaba diciendo demasiado, pero creía que esta vez era necesario darle el peso que merecía a la verdad.

- Él apenas si se ha recuperado, ¿qué pensarías si hubiera sido Kyan quién hubiera
  abandonado bajo esas condiciones a Ricard?

El rostro de D´Oria pareció perder el extraño control al que parecía sometido.
Había comprendido ese sentimiento al parecer.

- Tu presencia aquí, el que seas quien eres, no significa nada salvo dolor para él.
  Si existía forma en que no lo supieras, entiéndelo ahora. Y si ahora que lo sabes,
  persistes en verlo, no te haría más que una mala persona.
  Eso, por decir lo menos.


---


Sintió como si aquellas palabras le rebanaran la carne.
¿No su gemelo le había dicho algo así antes? Que ella era mala por haberse encaprichado con Kyan, que repudiaba hiciera intentos como el que hacía en ese momento de acercarse a él.

“Tú, que dices amar a Ricard por sobre todas las cosas, no te detienes en intentar conseguir al amante de su hermano a la vez que ridículamente dices tratar de que se reconcilien. ¿Qué tan coherente es eso?” le había escupido su otra mitad.

Si, debería estar avergonzada de su comportamiento.
Pero quizá no lo suficiente para no ir ahí de nuevo a buscarlo.
No después de cómo había visto a Ricard llorar en sus brazos por su amor perdido.

---


- No continúes con el daño que tu familia le ha hecho ya- decía aquel cuya belleza se
  había teñido de repudio- Key merece estar con alguien que en verdad sepa lo valioso
  que es que abra su corazón.
  Necesita a alguien libre de pesados secretos.

Secretos… había dicho ese deslumbrante rubio. Si él supiera unas cosas sobre ella, también le dedicaría esa frase.

- ¿Estás entendiéndome?
  ¿Qué… qué podría ofrecerte para que te alejaras de él?

Sus ojos esmeraldas eran mórbidamente indolentes…
Sylvane tuvo un momento de desconcierto.
¿A qué se refería con eso?

Enzo le había dicho a su hermano hacía un par de noches, que la pasara bien con Reiner ya que él se marchaba con Camil. Sylvan había odiado la manera ligera y mordaz con que Baladi tomaba la situación.

R había decidido reservarse para el hombre que tenía enfrente, había dicho estar enamorado de él y éste en cambio… lo usaba para burlarse.

Se preguntó si acaso a ese atractivo joven que tenía enfrente le importaba realmente Reiner.

Enzo Baladi… tenía una forma horrendamente distante de ver a las personas y no pudo evitar odiarlo, aunque eso fuera un tanto hipócrita.

Aquello le hizo enderezarse, mirándolo firmemente a los ojos, con más aplomo del que en verdad sentía y articuló claramente una frase que aún sin voz, fue perfectamente comprensible.

“Dame a Reiner”.

Sylvane no ganaba nada con ello, pero sentía una afrenta obrada contra el hombre del que ella y su hermano no habían recibido nada sino empatía.
Era un impulso que no pudo evitar, uno que no era muy propio de ella.
Pero una vez “dicho” le supo cómo un atisbo de justicia a nombre de ese alemán de cabello de plata.



---

 

Dame a Reiner.
Esa joven lo enfrentaba con algo que sabía de él, lo hacía con una mirada inequívocamente desafiante en sus ojos violetas que no tenían nada, absolutamente nada de debilidad.

¡Esa… esa… perra!
Esa frase fue como una bofetada para Enzo.
¿Qué mierda significaba eso?

De pronto sintió una odiosa vergüenza invadiendo su furia.

Él tenía  la culpa de eso, él mismo la había incitado a entretener a Köhler. Si bien lo había dicho para completar su venganza hacia el alemán por haberse interpuesto entre él y Jan, también lo había hecho para hacerle pasar un mal rato a la D´Oria.
Había sido un completo cretino y lo sabía. Y esa, aparentemente era la ridícula consecuencia.

¡No es que en realidad quisiera a una persona como ella cerca de Reiner!
¡Niñata estúpida!

- ¿A Reiner… por Kyan? ¿Estás de broma?

No. Ni siquiera podía procesar aquella ofensiva idea.
No eran una moneda de cambio. Eran personas.
¡Las dos personas que más le importaban en el mundo!

D´Oria no había cambiado su expresión, parecía esperar su reacción con cinismo.
Esa… no era una joven frágil, era una hija de puta.
¡Y no iba a tolerar sus absurdas proposiciones!

- ¿De verdad? ¿De verdad te crees tan irresistible como para que tenga que “darte” a uno
  a cambio del otro? ¿Quién carajo te crees que eres?

Y entonces, como si lo anterior no hubiera sido suficiente, ella… lo señaló.
Con aquel dedo contra su persona hizo claro que Enzo había sido el primero en reducir a Reiner a una simple arma para humillarla, a un objeto de placer desechable…

El odio que sintió entonces debió ser para sí mismo, pero no supo manejarlo y finalmente lo tradujo en un ataque físico hacia Sylvane.
No había un insulto que pudiera englobar aquel enojo que había despertado en ella, así que la abofeteó, dura y sonoramente.

- ¡¡Ipocrita di merda!!

- ¡Enzo!- escuchó la voz de Kyan por detrás.

Su amigo ponía la charola con dos tazas en la mesa, para después ir hacia Sylvane.
Le lanzó una mirada de indignación.

- ¡¿Qué demonios haces?!

Enzo dio algunos pasos hacia atrás, intentando controlar el desprecio que sentía cada vez más hondo hacia aquella chica.
Ella había agachado la cabeza, parecía desconcertada por lo que acababa de pasar. Aquella bofetada rápidamente se volvió roja en su blanca piel.

Baladi atestiguó la forma protectora en la que su mejor amigo se preocupaba por quien debería ser su enemiga. No entendía lo que veía.
Sin decir una palabra, se fue a la salida.
La puerta se azotó.

 


- - - -

 


Escuchó la voz de su mejor amigo gritando su nombre.
Sonaba enojado.
Estúpido Kyan.

- ¡Enzo!

Lo llamaba desde pisos arriba por la escalera de emergencia, asomándose por el cubo para luego bajar rápidamente los escalones siguiéndolo.
No se detuvo para que lo alcanzara.

- ¡Enzo! ¿Puedes parar un segundo?
  ¡Amico!- esta vez fue más un grito de preocupación.

Eso lo hizo frenar.
Pero no se movió de su postura, el castaño llegaba hasta él, agitado.

- No quiero que te vayas así… no quiero pelear contigo, no por ella, ni Rick, ni Köhler.
  Por nadie. Por nadie- repitió, recuperando el aliento.

Unas palabras tan emocionales del financiero fueron lo suficientemente profundas como para hacerlo voltear y mirarlo.
Aún ajetreado de su trayecto por la escalera, tenía la ropa desajustada y sus ojos color miel siempre tan irónicamente duros eran inesperadamente vulnerables.

- Enzo… ¿qué se supone que acaba de pasar?

- No quiero que te hagan daño, Key. Y tú pareces tan dispuesto a que ella lo haga.
  Es una farsante, ¿por qué permites que se acerque tanto a ti?

Novak no recordaba haberlo visto tan enojado desde hacía mucho tiempo.
Quizá… tenía que darle algo de razón, bajaba la guardia con ella, pero… creía ver algo que el rubio no.

- Se trata de una niña que se siente sola y echa de menos a Ricard, y puedo comprender
  ese sentimiento, lo sufrí yo mismo, ¿no es así?
  Le han pasado cosas muy fuertes, está asustada.
  ¿No podrías dejar de lado tu aversión a los D´Oria por un segundo y ser un poco
  compasivo con ella?

El otro hacía una expresión que indicaba que eso no era muy probable.

- Yo no lo veo así. Y me preocupa que tú tampoco lo hagas. No sé qué cosas puede poner
  en esa libreta que te haga portarte de una manera tan ilógica. Porque por esa familia eres
  capaz de dejar de hablarle a tu mejor amiga  por meses pero al mismo tiempo te abres
  con una de ellos sin ningún reparo. No tiene sentido.

- Ella no va a hacerme daño.

- Sí que lo hará. Pero al parecer no puedo evitarlo y tendré que dejar que pase y vuelvas a
  caerte en ese horrendo abismo, ¿quieres que esté conforme al respecto y actúe como si
  no tuviera importancia? ¿Qué me quede a ver el show?

La fatalidad con la que veía esa situación le dio escalofríos.
Baladi parecía completamente convencido de que iba a volver a ese estado deplorable en que Rick lo había dejado, ese que casi lo había llevado al hospital.

- Vuoi distrugiere mio cuore- le susurraba en italiano que iba a romperle el corazón, más
  pese a lo poco que entendía del idioma, fue capaz de entenderle. Baladi lo
  tomó del brazo, jalándolo hacia él, donde después lo estrechó con fuerza.

Kyan chocó con su cuerpo y sintió como sus brazos lo envolvían como una manta.
Atrapado en ese abrazo, el asesor dejó ir ese sentimiento de miedo al saber que Enzo se marchaba. Él era su mejor amigo, una de las personas más importantes para él.
Sentir su abrazo lo hacía sentir extrañamente confortado.

- Ti amo, Key, lo sabes, ¿verdad?

Novak se dejó ir en aquel abrazo, cerrando sus ojos.

- Si, lo sé…
  Estaré bien, te lo prometo.

Se soltó un poco de su agarre para poder mirarlo a los ojos.
Podía ver la preocupación plasmada en ellos, enturbiando la alegría que siempre veía ahí y que ahí debería existir, en la maravillosa persona que era Enzo.
Su comportamiento odioso era por él, por su causa.

- No te vayas enojado de aquí, nunca te vayas de mi lado así- musitó.

Le robaba con esas palabras al rubio las suyas.

Finalmente Enzo rio, con un sarcasmo que iluminó su hermoso rostro.
- Eres tan extrañamente adorable a veces… eres una gran debilidad para mí.

El castaño le devolvía la sonrisa sin poder evitarlo.
- ¿Y qué se supone que eres tú para mí si me haces tener que admitir algo tan
  sentimental?

El siguiente instante de silencio pareció ser más ligero finalmente.

- Te vas hoy en la noche, ¿no?- preguntaba el castaño.

- Mañana- aclaraba.

- Bien. Nos veremos en Catania y no hablaremos de Sylvane más, ¿está bien? Después de
  hoy, le dejaré claro que no volveré a verla.

Lo prometía casi como un niño asegurando que iba a portarse bien.
Vio como en el RP, aparecía un atisbo de alivio verdadero.

- Hazlo por favor- le decía con voz aterciopelada- Dame un poco de paz mental, ¿sí?

El financiero asintió.
-  Nos veremos allá, Enzo, y nos olvidaremos de todo el drama que trajo el fin de año a
  Lux- Le reconfortaba con aquella promesa- Al final creo que sí necesito esas
  vacaciones- admitía.

- Te lo dije.

En el rostro del mayor, pese a que la tensión en sus rasgos se había relajado, aún podía ver inconformidad.

Baladi le tomó el rostro con ambas manos y lo acercó íntimamente hacia él, hasta que sus labios besaron su frente con suavidad. Fue un momento de silencio absoluto que sonrojó a Novak irremediablemente.

- Escúchame también en esto, por favor, no me digas lo que quiero oír. Aléjate de ella-
  pedía esta vez con la voz enronquecida.

Después, continuó su descenso por la escalera.

Kyan lo veía marcharse.
Sus advertencias dejaban en él una sensación amarga.
Era como si estuviera plenamente convencido que la presencia de Sylvane fuera a ser dañina para él.

Se trataba de una chica que apenas si podía cuidar de sí misma, ¿qué mal podía hacer?

Subió a su piso de vuelta, preguntándose si realmente quería abrir la caja de pandora que contenía a Rick y que le aguardaba tomando la forma del cuaderno de cuero de una chica muda.




Continuará...

 

Notas finales:

Como no puedo abofetear a Sylvane, le he pedido a Enzo que lo haga por mi *broma* *broma*


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