- Rivielle, ¿tu pase de entrada iba a ser la limousine y no un nombre?- preguntaba Baladi
al RP de Cassiopeia.
Aquel comentario por parte de su colega, le sacó una pícara sonrisa al joven de hermosos rizos y porte de caballero.
- Bueno, no estaba muy seguro, algo iba a improvisar, tú debes saber bien que con la
actitud adecuada puedes entrar a cualquier lugar- replicaba mientras caminaban en aquel
puerto rumbo al yate John Walker Sons Voyager.
- Me gusta tu energía- decidió el otro publirrelacionista, echándole un vistazo.
El más joven había metido las manos a los bolsillos de su saco y también parecía disfrutar aquella caminata por el club de yates. Andaba con soltura, evidentemente lleno de vitalidad.
Recordaba lo que le había dicho, era su primera vez en las grandes ligas.
Baladi tenía muy presente lo importante que había sido para sí mismo la primer ocasión que había podido llegar a cierto nivel en su carrera. ¿Cómo olvidarlo? Había sido llamado por parte de Montblanc, pidiéndolo en su agencia específicamente a él para trabajar en un evento de polo dirigido por famosa la marca.
En un par de noches había ampliado su red social suficiente para hacer de los siguientes meses algo muy emocionante. Y asegurarse un futuro era la clave.
Sabía que ese joven estaba en ese mismo lugar y comprendió lo emocionante que debía ser para él todo eso.
Llegaron a su destino finalmente, frente a ellos una inmensa embarcación se mostraba. La música arriba indicaba que era una fiesta con todas las letras, se veía gente hermosa y rica pasando un buen rato y bebiendo obviamente mucho whiskey Odyssey. El techo parecía ser el lugar donde se conversaba y fumaba, donde seguramente estaba la gente más tranquila: medios y organizadores. El lugar a donde tenían que ir.
- Sígueme- le dijo apresurando el paso.
Ya sentía la emoción en su estómago.
Concedido el segundo acceso entraron a la gran fiesta.
Todo un éxito.
Los asistentes tenían en la mano la bebida oficial, varios fotógrafos disparaban flashes a los grupos de personas más conocidas, el trago oficial era servido por hermosas bartenders de cabello rubio platinado.
Antes de lo que esperaba Paine ya se encontraba saludando a un grupo.
Resultaron ser un grupo de bloggers muy famosos en Italia por retratar instantáneas de la vida “ordinaria” de los millonarios, una manera muy pop de rendir culto a la subcultura jet set.
Baladi charló con ellos un rato, les dio su tarjeta y siguieron el paso hacia un piso arriba.
Antes de llegar, recibió dos tarjetas más, una de ellas de… Cristina Valenti que suponía era famosa por lo fantástico de su vestido.
En el piso de arriba se encontró finalmente con aquel par. Ritsu llevaba un acinturado vestido de fractales de colores cálidos y en sus labios lucía un brillante color naranja, estuvo seguro que su atuendo era un Hervé Léger, excelente elección para feminizar su cuerpo. A su lado, estaba la joven fotógrafa, Mestri había peinado su cabello completamente hacia atrás, luciendo con sus bruscos lentes de pasta una cierta masculinidad con el que jugaba contrastando con un arete grande de perla en su lado izquierdo, llevaba una minifalda negra en A con tirantes, ese look podría ser de diseñador también, pero estaba seguro de que ella misma, como buena artista, lo había armado.
Ritsu rio escandalosamente, seguramente había disfrutado de varios tragos de la casa.
- ¡Enzo!- abrió ella los brazos al verlo para después abrazarlo. Pero al ver al otro joven
que lo acompañaba su atención pareció desviarse- ¿Quién es este?- dijo sin ningún tipo
de pena.
Baladi se reía de recibir el exagerado abrazo.
- Ah, él es Paine Rivielle, es mi compañero de trabajo en la Copa Budge.
- Trabajo con la productora Cassiopeia que organiza los eventos en el Montek-
complementaba- Y la pregunta obligada es, ¿por qué no están hospedadas en el Montek?
El joven parecía tener buen callo para las migas sociales, sobre todo porque enseguida entendía el concepto de Ritsu y atinadamente se dirigía a su persona como femenino.
Buen toque.
Enzo presentó entonces a Anna, mientras lanzaba un vistazo a su alrededor.
Un hombre de cabello café muy obscuro y piel con eterno bronceado le sonreía no muy lejos.
Phillipo.
Se acercó a ellos, feliz de ver a ese grupo.
- Ritsu- la besó en la mejilla- Cara Abrianna- le besó también a la fotógrafa.
Si, ese hombre conocía a aquellas dos, Ritsu era Rémi en ese entonces y Anna la chica que el artista llamaba su nuevo descubrimiento y de quien no se separó ese verano.
¿No era Rémi quien le había presentado a la fotógrafa en primer lugar?
Esas dos personas sabían de la historia de Enzo y Reiner. O por lo menos, una parte de ella.
- Buona sera, Phillipo.
- Enzo Baladi- dijo su nombre lentamente- mi piacerebbe vedere di nuovo.
El recién llegado lo tomó de la cara y le saludó con un besó también. Pudo sentir su barba rasposa contra su piel.
- And now I miss this adorable creature*- cambió al inglés, saludando y halagando al
más joven de todos.
/*Y ahora me falta esta adorable criatura.
Baladi rio por dentro, ah todo aquello era tan predecible.
Aparentemente estaba en el círculo gay de Catania y eso le causó gracia.
- Paine Rivielle- se presentaba- but you can keep going with your mother tongue, it´s
mine as well*.
/*Pero puedes continuar en tu lengua maternal, es la mía también.
- Perfetto- volvía al italiano- Mi chiamo Phillip Collins… o Phillipo.
- ¿Tienes una madre italiana?- preguntó el joven Paine en el mismo idioma ahora.
- Por supuesto.
- Entonces nunca dejarás de ser Phillipo.
Le hacía reír.
- No, nunca. ¿De dónde se conocen ustedes? ¿Acaso están saliendo? Harían una pareja
hermosa- la pregunta ahora iba dirigida a Baladi.
- No, Paine y yo nos conocimos hace poco, estamos trabajando juntos.
- ¿Hace cuánto no te veo, Enzo?- pareció cambiar muy rápidamente el tema- ¿8 años?
¿Dónde te has metido todo este tiempo?
- Lamentablemente no en un yate- bromeó.
- ¡Una lástima de verdad!- decía el otro- ¿Es que te has vivido alejado del puerto?
- Bastante, ahora vivo en Luxemburgo.
Pudo ver a través de su cara bronceada que había un poco de burla en saber eso, él era la clase de persona que haría guasa de que la pequeña Lux por simple y aburrida.
Pero después de todo, algo tenía de fama al respecto.
Pero Phillipo era un hombre de negocios, así que supuso que sus dudas acerca de su nueva residencia estarían más relacionadas con eso. Y así fue.
- ¿Qué es lo que haces en Luxemburgo?
Seguía siendo transparente.
- Hago relaciones públicas en una casa de negocios llamada Muggen. Mi empresa
trabaja en la Copa.
- Así que estás en el mundo financiero. ¿Y qué pasó con Reiner? ¿Sigues en contacto con
él?
Enzo no supo a dónde llevaban todas esas preguntas. No podía tratarse de una conversación casual.
¿No se mostraba demasiado interesado en saber de su vida?
- ¿Vas a dejar de acapararlo, Phil?- interrumpió Abrianna- Quiero disfrutar a Enzo
también.
Ciertamente habían pasado hablando demasiado para recién haberse encontrado y Anna parecía disfrutar el hacerlo obvio.
- Si, no lo apañes. ¡Qué alegría verte en Catania, Enzo, que alegría verte en todos lados!-
dijo Ritsu sonriente y con rubor en las mejillas.
- Al parecer Ritsu ha encontrado el Odyssey como una bebida disfrutable- comentó
Mestri, brindando.
Enzo brindó con ella, divertido.
- ¡No choques copas con ella! No es una mala amiga y ha pasado la noche haciendo mofa
de mí, sólo porque he sido entusiasta con la bebida oficial como si tuviera alguna
calidad moral para criticar mi gusto por ella, ¡es tan deliciosa!
- Es verdad, ¿no gustan el trago de la casa? O mejor dicho, del yate- ofreció Phillipo, que
al fin y al cabo, era uno de los anfitriones del evento- Les puedo asegurar que va a
gustarles, si es que no lo han probado.
Todos asintieron, así que el señor Collins continuó:
- ¿Gustarías acompañarme, Paine? Si eres RP quizá pueda presentarte a un par de
conocidos.
Los ojos del joven brillaron.
- Sería un placer.
Los dos se marcharon juntos, Ritsu no tardó en comenzar a reír coquetamente.
En momentos así, juraría de verdad que era una chica.
- ¡Vaya, esos dos no han tardado nada!
Enzo comprendió que, su amiga, borracha o no, parecía tener un punto.
- Descarado que es Phillipo. Ayer que llegué, me lo encontré en un hermoso café en el
centro de la isla, estaba solo al parecer y me dijo que estaba esperando encontrarlos a los
dos y recordar los viejos tiempos. Y mira, se ha ido con el primer niño bonito que se le
cruza.
- ¿A quiénes dos?-inquirió Abrianna, quien como siempre no solía seguir las
insinuaciones en las pláticas.
- A Reiner y a Enzo, por supuesto.
Todas las alertas se prendieron en el rubio.
¿De qué estaba hablando Ritsu? ¿De verdad estaba tan ebria?
- ¿Por qué diría una cosa así?- cuestionó entonces.
- Porque querido, Köhler está aquí.
El Esmerald está anclado en este mismo club de yates, si vas por la salida norte- decía
equivocadamente señalando al sur- lo verás.
Eso lo confirmaba.
En verdad estaba ahí y en verdad era Esmerald el barco que había visto.
Quizá podría decirse que era la consecuencia de moverse en ciertos círculos sociales que terminaban por toparse, sin embargo no podía ser una coincidencia que el inversionista se encontrara ahí, en el mismo país, en la misma isla, justo en el mismo puerto.
¿O era empequeñecer acaso un evento de élite como la Copa Budge?
- ¿Estás diciendo que Phillipo quiere saber de Rein y de nuestro amico?- preguntaba
Mestri, con la misma mirada de interrogación que Enzo supo que él mismo tendría en
ese momento.
Entonces no era sólo su impresión, Ritsu estaba soltando información importante, con toda casualidad.
- En realidad me ha preguntado aún tienes algo que ver con Reiner y ante su duda quizá
yo te pregunte lo mismo. ¿Regresaste a Italia desde que estabas en Luxemburgo?- jugó
con sus palabras.
Hace unas pocas semanas la respuesta habría sido que no, que ni siquiera había visto a Reiner en años, pero ahora era otra.
Acababa de tener sexo con él hacía poco.
Y no era la primera vez.
Menos si vivían en la misma pequeña ciudad… y ahora si estaban en la misma isla.
Ritsu no estaba al tanto y por tanto, Abrianna no le había contado.
- Siento decepcionarte, pero entre Reiner y yo…
…no existe nada.
Su voz sonó más dura de lo que quería.
Hubo un segundo de silencio. Que quizá sólo existía en su mente.
- La verdad es que siempre pensé que su amigo Phillipo estaba enamorado de ti- dijo
Ritsu, sin hacer el menor caso de lo que acababa de oír.
En cambio, Anna lo miraba fijamente sin decir nada.
Ella no parecía estar de acuerdo con aquella sentencia. Ya fuera que no la creyera o que no le gustara que lo dijera de esa forma.
Por la manera en que lo veía, suponía que escucharía un reproche más tarde.
- Es decir, Phillipo siempre estaba con ustedes, ¡en público, claro está!- remataba con un
chiste un poco idiota- después de todo, ¿qué hombre no está loco por ti, amour?
Siempre creí que el único motivo por el que no se te iba descaradamente encima era
porque tu alemán no dejaba que nadie se te acercara.
Por un segundo se negó a creer en la ironía casual en esas palabras, ¿estaba “ella” siendo malintencionada?
- O quizá sólo estoy malinterpretándolo todo, no me escuches- pareció cambiar la
dirección de sus palabras- Phillipo siempre ha sido tan caballeroso después de todo que
no creo que sea sólo fingido, ¿no ha sido al lindo Paine a quien se ha llevado?
Y ese chico pasará un buen rato con él, no me cabe duda.
Baladi decidió no pensar demasiado en lo que escuchaba, su vista escaneaba el lugar de nuevo.
Si Reiner estaba en ese bote, no tardaría en topárselo.
Una joven acompañada de un hombre en sus cuarentas se acercaba a ellos.
- ¿Tú eres Enzo Baladi, no es así?
No le parecían familiares.
- Así es, disculpa, ¿tengo el gusto de conocerte?- inquirió.
- No todavía, mi nombre es Dina Cassano, trabajo en Canale 5, haré una cápsula sobre el
Montek. Ya he hablado con Paine Rivielle, pero a ti no tenía el gusto de conocerte.
¿Tendrás un segundo?
Baladi sonrió cordialmente. Era hora de trabajar.
- Si, por supuesto.
- - -
Mientras conversaba con la reportera, no pudo evitar sentir una espina clavada en algo que no era su cuerpo.
Estaba intentando concentrarse en hacer bien su trabajo, mientras inevitablemente las palabras irónicas de Ritsu se repetían en su mente.
“Phillipo me dijo que estaba esperando encontrarlos a ustedes dos… siempre pensé que él estaba enamorado de ti… siempre estaba con ustedes”
Era cierto.
Ese hombre se había hecho rápidamente muy amigo de Reiner y suyo, pero especialmente del dueño de Esmerald. Era sólo de esperar, tenían todo en común; hijos de subsecuentes matrimonios de sus acaudalados padres, animales sociables, guapos y divertidos.
Enzo no sentía reservas hacia él, aunque lo cierto es que no solía sentirlas hacia nadie, no era una persona celosa o rencorosa, pero ahora, de pronto, imaginarse una realidad donde la cercanía de Phillipo con Reiner se debiera a un plan secreto de acercamiento… le causaba malestar.
Si, por la falsedad de Phil, pero también por otra razón…
- ¿En qué partes del Montek crees que sería adecuado hacer la filmación?
Ella parecía darse cuenta de que él no estaba totalmente ahí, sin embargo era amable y profesional.
Quizá debería serlo él también.
Tenía que volver en sí.
- Podríamos aprovechar para mostrar diferentes áreas del hotel, aunque eso tomará un
poco más de tiempo por los cambios de locación, si estás de acuerdo veré mañana las
partes que podríamos utilizar para grabar, señorita Cassano- si, incluir su nombre le
hacía darle importancia a su persona, decidió, haciendo un esfuerzo.
- Suena magnífico, te agradezco la disposición, sé que tienen mañana una agenda muy
ocupada con la Inauguración.
Comenzó a desear la presencia de Paine ahí, después de todo, el experto en el Montek era él.
Y fue casi como si lo hubiera invocado.
Apareció alegremente, haciendo presencia. Baladi no tardó en presentarlo con la mujer y le permitió tomar control de la conversación de manera gradual.
Acordaron la hora y muy sutilmente Rivielle cortó la conversación.
Después de que se retirara, el joven príncipe le dio un vaso del Odyssey, mientras decía.
- Te lo manda Phillipo.
Enzo, creo que tú irías mejor para esa cápsula, estoy seguro que sales muy bien en
cámara. Es una lástima que ya tengas ocupada la mañana de esa fecha.
Habían acordado la entrevista en dos días, Baladi tenía planeado justo entonces ir por unos de sus invitados más distinguidos, los reyes daneses.
Había querido que Paine lo acompañara para que ambos los conocieran, sin embargo una carta enviada a Cassiopeia especificaba que únicamente debía ser un embajador del evento quien los llevara al hotel y sólo uno. Habían elegido que fuera Baladi dado que contaba con más experiencia, eso dejaba la cápsula de televisión a cargo de Rivielle.
- No creo que tú salgas precisamente mal en televisión, Paine.
Estoy seguro que todo resultará perfecto.
Ahora, si me permites entrometerme, ¿dónde has dejado a Phillipo?
El joven tomó un segundo para abordar el cambio de tema.
De pronto su adorable seguridad flaqueó.
- Le pregunté sobre Gustav Nolet- confesaba-y ha sido suficiente para que cortara la
conversación.
No es que me esperara algo diferente- sonaba de pronto apagado.
Era cierto, algo muy personal llevaba a ese joven ahí. Nolet, su antiguo amante.
El socializar en aquel yate de pronto se volvía un mero pretexto.
- Si Gustav quiere encontrarse contigo, lo hará, Paine. Cuando a alguien le interesas, te
buscará- le dijo con voz suave, inclinándose para encontrarse con su cara.
El otro pareció sorprendido de recibir esa respuesta y del hecho de que sus propias palabras hubieran vuelto a esa charla algo tan íntimo. Bajó la mirada, pensativo.
- ¿Y si no me busca?
Estaba siendo sincero. Demasiado personal nuevamente, pero sincero.
Baladi supo que ese chico le simpatizaba de verdad. Era honesto.
- Lamento no tener una respuesta para eso.
Paine frunció el entrecejo.
- Phillipo… parecía en realidad más interesado en hablar de ti.
Ese súbito cambio en el rumbo de la conversación, hicieron pensar a su interlocutor.
- ¿Qué te dio esa impresión?
- Estaba interesado en saber si tú y yo teníamos algo, pese a que a mi parecer ese era un
punto ya aclarado.
Primero pensé que lo decía por Gustav, que es su amigo, pero… después comprendí que
él esperaba que tú no estuvieras disponible.
¿Qué es… lo contrario a un amante celoso?
Baladi supo exactamente lo que eso era: La competencia.
- Y después hizo algo que me desconcertó aún más, Enzo. Pese a que había dicho que era
parte de la organización de ésta fiesta, después de nuestra charla, lo vi marcharse del
bote.
Si, era algo extraño. Pero se obligó a ya no pensar en el asunto.
- - -
No pudo. Los siguientes minutos se dio cuenta que estaba completamente bloqueado.
Pese a que había subido a cubierta y hablado con un montón de gente importante, la verdad es que estaba teniendo problemas para seguir el curso de aquellas conversaciones que entablaba. ¡A él jamás le pasaba nada parecido!
No podía. No podía dejar de pensar en ese que se decía su amigo del pasado, Phillipo, escabulléndose del evento de Diageo en que trabajaba.
Iba tras de Reiner, estaba completamente seguro.
¿Por qué el asunto lo ponía así? ¿No acababa de afirmar categóricamente que entre Köhler y él no existía nada?
No podía quedarse ahí, fingiendo que la pasaba bien, fingiendo que le importaban los resultados de la Copa, la temporada de velero en Grecia o lo importante de tal asistente.
No a sabiendas… de lo que tramaba Phillipo.
Tras dar un mal pretexto con su interlocutor en turno, fue a la salida.
Si, se estaba marchando de la fiesta. Algo que a todas luces era un error, una reacción visceral.
Una fuerza incontrolable lo arrastraba.
Una que no deseaba tener en el cuerpo y sin embargo… ahí estaba.
Estaba… jodidamente… celoso.
Continuará...