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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

No estoy satisfecha con ésta capi y si por mi fuera no lo subiría, porque ha carecido de la intensidad que yo quería. Pero tras corregirlo, aumentarlo y cambiarlo nuevamente, creo que estoy en un punto en que seguir editando no lo va a mejorar.

Quizá sólo estoy siendo una loca. Necesito opiniones honestas.

 


Esos ojos plateados parecían tan prístinos y claros como siempre pero terriblemente más inquietantes de lo que recordaba entre la pomposa multitud de aquel evento de élite.
Éstos se clavaban en él como flechas de recriminación pura provocando que su corazón emprendiera una carrera galopante a la ansiedad.

Daniel estaba en Catania, estaba en el Montek, estaba de pie frente a él.

Si había alguna oportunidad de que no se acercara, esa tendría que ser Miller.
Pero su teoría se vino abajo cuando vio la determinación impulsándolo en dirección a ellos.

El financiero miró a su alrededor en busca de una salida, pero el siguiente segundo, el portugués ya se plantaba enfrente.

- Esperaba encontrarte aquí, Novak.

Hacía tanto tiempo que no escuchaba su voz profunda.

- Que bueno verte, Daniel- dijo Roger, sin tomar a pecho el hecho de haber sido
  ignorado- veo que decidiste aceptar mi invitación.

Pudo ver como el arquitecto tensaba la mandíbula, el hueso que llevaba a su barbilla se marcó en el arco de su cara bronceada, estaba irritado y teniéndolo tan cerca supo que no se trataba de sólo una impresión.

Kyan sintió como se le erizaba la piel, desconcertado por el efecto que ese hombre podía provocarle con algo tan simple como su presencia.
¿Cómo había podido olvidar el poder que tenía sobre él?

Supo que tenía que irse de ahí. Y pronto.

- Así es, acepté tu invitación- decía sin siquiera mirarlo- ahora, ¿nos disculpas un
  momento? Necesito hablar con tu estrella financiera.

Miller se volvió hacia el castaño.
- No lo sé, creo que es algo que Novak aquí también debería querer.

- ¿Estás de broma?- la voz del guallen esta vez sonó tensa y apenas sometida a un frágil
  control.

Aquel inminente encuentro no llevaría a nada bueno.

No sabía si Lascurain odiaba a Roger lo suficiente como para hacer una escena.
Su primer corazonada le haría dudarlo, Daniel tendría que poseer muy poco sentido común para hacer un drama en un lugar así, pero después de planteárselo resultó extraño que quisiera darle virtudes que sabía no tenía.
No es como si éste fuera un experto en controlar sus deseos.

- Me temo que no- retomaba Roger su resistencia a dejarlos solos- En cierta forma me
  siento responsable de este encuentro, ¿no te parece así, Dan?

¿Dan?

El moreno le devolvió una mezcla de aberración e indignación que chocaron tanto con el lado que solía mostrar con Kyan ahí presente.

- Lascurain, no hables como si yo no estuviera aquí o no tuviera una opinión en el asunto-
  tomó finalmente la palabra- Seré breve para no hacer perder el tiempo a nadie, en
  especial a mí; no me apetece hablar contigo, ni en este momento ni en el futuro. Así que
  espero tengas otros planes para esta noche porque aquí estás sobrando.

Era extraño que esa fueran las primeras palabras que le dijera en semanas pero no iba a desaprovechar el margen que Miller extrañamente le ofrecía.
Ahora tenía más sospechas de que el CEO supiera algo sobre ellos.

Pero pese a lo grosero que acababa de ser, el arquitecto no se había movido de su lugar.
Y lo que era peor, su respuesta parecía haberlo ofendido.
Su cara estaba descompuesta. No es como si eso debiera importarle.

“Me temo que tendré que ir más lejos” pensó, estresado.

- ¿No lo entiendes? Éste es el momento en que captas el mensaje y te largas.

- Roger, no estoy bromeando, si lo que dijiste por teléfono era cierto, tendrás la
  amabilidad de dejarnos solos. Como ves, tenemos mucho que hablar a solas.

¡Increíble!
Algo no había cambiado; el hecho de que ese sujeto simplemente decidía una vez más ignorar lo que él quisiera.

- ¿Lo dices en verdad?- preguntaba Miller de vuelta.

Se hacía cada vez más claro que Novak estaba perdiéndose de algo. Una conversación que de pronto valía la pena mencionar en un momento como ése.

- Si, lo digo en serio, Roger.

- ¿Estás dispuesto entonces a aceptar mis disculpas?

Ponía un hecho sobre la mesa que el asesor ignoraba.
Comenzaba a molestarse también por aquello.

- Lo que quieras, ¡sólo déjanos!- rugía.

- ¿Qué es lo que está pasando aquí?- quiso saber.

- Lo siento, Kyan- se disculpó su jefe- pero éste es un trato en el que salgo ganando,
  buenas noches.

Y así, Miller se fue.

No podía entenderlo.
Se sintió repentinamente traicionado.
Y a solas con la persona equivocada.

Dio un trago a la champaña, que no le dio consuelo alguno.

- Eso no cambia nada, Lascurain, con o sin el señor Miller, no estaba hablando a la ligera.
  No tengo absolutamente nada que hablar contigo, ¡así que hazme el condenado favor de
  déjame en paz!- no le importaba ser un completo patán, no con él.

- No- recibió como respuesta, con una firme determinación rayando en la rudeza- He
  venido a verte hasta aquí para entender por qué me estás evadiendo- por más que
  intentara ocultarlo, todo aquello estaba haciendo mella en Daniel, quien lucía frustrado y
  enojado- ¿podemos salir a hablar?

Lo decía tan taaan serio que le hizo sentir un escalofrío de miedo.
¿Sería capaz ese hombre de montar una escena ahí si no accedía a acompañarlo?
Se negó a creer que sí, pero no volvería a apostar por un hombre como él.

- Parece que tu sordera a lo que te digo empeora cada día.
  Tendré que decírtelo de nuevo: ¡NO!
  ¡No iré a ningún lado con alguien como tú!

El guallen pareció más furioso, si es que era posible.
Apretaba los puños, intentando contenerse. ¡Aquello era una bomba que no tardaría en explotar!

- ¿Alguien como yo?- repitió en una pregunta.

- No te hagas el idiota, ambos sabemos que no dudarías en hacer lo que fuera, ¡decir lo
  que fuera! con tal de obtener lo que quieres, ¿no es así? Siempre ha sido de esa forma
  aunque haya tardado en entenderlo.
  Y si pusiera un pie fuera de este salón, dirías lo que fuera para convencerme y si me
  resistiera, encontrarías la forma de forzarme, ¿no es eso lo que haces mejor?

No dejaría ni un espacio para la duda.
¡Estaba harto de todo lo que tuviera que ver con él!
Sobre todo esa absurda determinación que había tenido desde el día uno.

- Y más aún, si me negara a salir contigo, alzarías la voz para avergonzarme y obligarme
  a ceder a tus deseos. No se me olvida cómo juegas, ¡lo bastardo que eres!

Su respuesta provocó que Daniel luciera más sorprendido, más enfadado.
Pero no había marcha atrás, no podía retroceder porque era quitarse credibilidad.
¡Era el momento de ser todo lo firme que no había sido en el pasado y mandarlo al infierno de una vez por todas!

Porque no iba a permitirse jamás volver a tener una noche tan vacía y horrible como la que había tenido con Bence por culpa de lo que sentía por él. ¡Daniel era un cáncer que se expandía en todo su ser y que tenía que extirpar de raíz!

- Key… -parecía intentar controlarse- ¿no te parece que estás…?

- No vuelvas a llamarme así- lo interrumpía, como si aquel nombre resultara ofensivo
  viniendo de él- Nunca te di permiso para que me hablaras de esa manera. Siempre
  tomándote libertades que no te he dado, entrometiéndote en mi vida, ¡forzando tu
  presencia en ella!
  Estoy tan aberrantemente cansado de todo lo que tenga que ver contigo.
  ¿Cuántas veces tendré que decirlo?
  ¿Por qué no has largado ya?
  ¿No estás escuchando?

Lo había quedado temporalmente sin palabras. El portugués parecía incrédulo ante lo que escuchaba.

- ¿Por qué? ¿Por qué me dices eso?
Ahora lo ronco de aquella voz era aunado a un tono de angustia. Y no le gustó en absoluto. Sabía que si lo sacaba de quicio, Daniel que no oiría razones, pero tras su fachada indolente, Key no sabía qué más hacer.

Si había la más mínima posibilidad de dejarse envolver por él, no iba a dársela.
No se quedaría a solas con ese tipo, ni lo dejaría hablar en público de su supuesta relación. ¡Ya no escucharía sus mentiras! ¡No daría más de sí mismo a alguien tan hipócrita!

- Mi error fue permitirte avanzar- dio un trago grande a la copa en su mano- y no ser
  congruente con la verdad que ya te había dicho: que tú no eras alguien para mí.
  Lo que hice la noche de Navidad… es algo de lo que no dejo de arrepentirme cada día
  que pasa.

Suponía que le reclamaría en algún momento los destrozos que su rencor habían provocado en su habitación, el arrebato que lo había llevado a destrozar las pertenencias de ese moreno de ojos grises. Esa era una culpa que de momento no le ayudaría.

- ¿Por qué? Dime porqué- el arquitecto intervino, haciendo un esfuerzo por no gritar- No
  te refieras de esa manera a lo que ocurrió esa noche, no sugieras que tomé ventaja de
  ti… fuiste tú… el que me tocó, el que me besó, estabas en eso conmigo… no finjas que
  lo que pasó entonces fue un momento de debilidad porque no voy a aceptarlo, ¡no voy a
  aceptarlo!
  Tú estabas ahí, ¡tú me atrapaste en tus piernas, fueron tus brazos los que no me dejaron ir!
  No mientas en eso, ¡no digas que no soy nada para ti!  

Aquella charla estúpida comenzaba a ser además justo lo que quería evitar, indiscreta.

- ¡Mierda, ya cállate! ¡Deja de joderme!
  Nada es suficiente para ti, ¡estoy harto, Daniel!- exclamó- ¡De toda la mierda que dices!
  Te dije que no quería hablar contigo, pero como siempre, tienes tu cabeza en tu culo.
  Así que si no te marchas tú, me marcho yo, ¡ve con ese cuento a quien lo crea!

Sonaba duro. Sonaba justo como quería sonar. Su odio estaba volviéndolo cruel.

Dio tres pasos en dirección contraria cuando sintió un infame jalón en el brazo.
Eso lo irritó hasta el punto que estuvo a punto de soltar un puñetazo, pero contuvo aquella furia en sus puños mancillados y se zafó de su agarre, colérico.

- ¿Así será? ¿Vas a obligarme a quedarme también?
Lo decía bajando la temperatura de su mirada a bajo cero.

Si estuvieran en un lugar apartado… no dudaría en gritarle todo aquel veneno hasta perder la voz.

Pudo ver el conflicto en el portugués, como se congestionaban sus emociones.
Parecía más alterado de lo que había esperado, pero la verdad es que… Daniel le había dicho que sentía algo por él y en ese momento, entendió que era verdad.

Tenía que alejarse. ¡No podía rechazarlo más!
De pronto una sensación de ahogo amenazó con romper la determinación que tenía y desear quedarse a su lado.
¿Por qué demonios no lo dejaba en paz? ¡Nunca lo hacía!

- Kyan, no… no hagas esto- le pedía, había un temblor en su voz, que le provocó un
  estrujo de culpabilidad- No lo entiendo, te lo juro, pero estoy seguro… que podemos
  aclarar las cosas.
  No quiero que te alejes de mí, no de esa manera. Por favor.

Tenía que admitir que eso era un cambio.
¿Daniel Lascurain pidiéndole algo?

Novak bebía lo que quedaba en la copa, sintiendo un golpe etílico de estupor, llenándole de sangre la cabeza.

- Eres un imbécil. No sé te hace pensar que tengo alguna obligación contigo- remató,
  dejando la copa en la mesa más cercana y alejándose al siguiente segundo.

- No, espera, ¡espera!

Su voz alcanzaba un nuevo nivel.
Ahora la gente se giraba a verlos.

El castaño sonrió irónico.
Había cosas que nunca cambiarían.

Segundos antes habría querido perder la voz al estallar en gritos, pero ahora… ni siquiera eso le bastaba.
Resopló mirando al hombre del que se había enamorado, odiándolo con todo su corazón obscurecido.
Si quería saber quién era Kyan Novak, se lo iba a demostrar.

Regresó a su lado, más determinado que nunca y cerró el espacio entre ellos.
Sintió como tensaba a ese moreno con su cercanía.
Y fue más allá, tomándolo del rostro, acercándose a su oído.

- Dan, no seas tan predecible- le susurró su ponzoña, acariciándole la cara con ironía- Si
  no hubiera nadie en este salón, seguramente me tirarías sobre la mesa de allá y me
  tomarías, ¿no es cierto?
  Me arrancarías la ropa que llevo y te clavarías en mi carne hasta hacerte creer a ti mismo
  que puedo ser tuyo.

Lascurain apretaba con fuerza los dientes, a esa ridícula distancia podía escucharlos rechinar. Algunos invitados los miraban con curiosidad.

- No has cambiado nada y yo tampoco. Lo que quieres de mí, no voy a dártelo.
  Y aún si accediera a compartir mi cuerpo contigo de nuevo, para mí no sería más que
  un acto físico.
  Jamás sabrás lo que es de verdad hacer el amor conmigo, ¡ni siquiera tienes idea de
  lo lejos que estás de eso! sólo estás delirando, siendo ridículo y tienes que parar esta
  locura. Porque lo que le das a mi cuerpo, puedo obtenerlo de cualquiera.
  No eres nada especial para mí.

Lascurain sintió que explotaba y deseó sujetarlo de los brazos y sacudirlo.
¡Cómo podía ser tan cruel!
¡Cómo podía mentir así! ¡No estaba delirando! ¡Él sabía la verdad que Kyan callaba!

¿O… no?
Aquel instante de duda… lo destruyó.

En el estado en que lo había puesto, le era imposible recriminarle sin alzar más la voz.
¡Deseaba gritarle que estaba siendo un hijo de puta!

Sin embargo era Key el que decía esas frases, frías como el corazón de un financiero.
¿No se lo había advertido Rein?

- Todo lo que crees que ocurre entre nosotros, son sólo fantasías tuyas, Lascurain-
  hurgaba en la herida recién hecha sin conmiseración- Así que aunque no diga con la voz
  que quisiera hacerlo, escúchame atentamente, porque será la última vez que te lo diga: la
  verdad más absoluta es que en el tiempo que no nos vimos fue muy fácil sacarte de mi
  vida y si ha sido así es porque en realidad… no formas parte de ella. Y nunca lo serás.

Su voz lo declaraba con seguridad.
Rotundamente.

- Así que guárdate tu patético amor para otro.
 
Lo decía con una brutalidad completamente intencional, pronunciando palabra por palabra para que no cupiera duda alguna, consciente del peso que tenían.
¿Cómo no comprender lo hirientes que eran, si pronunciarlas lo quebraban a él mismo en pedazos?

- No… no lo entiendo- le escuchó decir, su vista bajaba hasta ver la mano de Novak, que
  aún llevaba bajo una venda, deseaba tocarla con tantas ganas que sintió que perdía la
  razón - Es como… si me odiaras.

Novak lanzó una mirada despiadada en sus cálidos ojos color miel.
Su sonrisa carente de amor seguía siendo corrosivamente condescendiente.
No recordaba haber sido tan ácido jamás en su vida.

Era hora de terminar todo eso. Para siempre.

- Daniel Lascurain, ¿no te he dicho ya que estás delirando?
  No terminas de entenderlo.
  Ni siquiera me importas lo suficiente para odiarte.

¡Bam!
Como un disparo.

Pudo ver como sus palabras lo desarmaron.
¡Si tan sólo eso fuera suficiente para hacerlo marcharse!

El guallen apretó los puños hasta que perdieron su color y con lo último de su paciencia intentó no estallar en ese sitio. Su respiración estaba fracturada.

- No- insistía, sin subir la voz, pero tan contundentemente que no hacía siquiera falta- No
  admito que eso sea lo último que me digas, Key.
  Estoy convencido de que no puedes hablar en serio.
  Así que volveré cuando estés más calmado.

¡Era totalmente inconcebible que dijera algo así!
¡Como si no tuviera importancia que acabara de rechazarlo una vez más!

Lascurain no iba a rendirse.
¡Ese cabrón jamás lo hacía! ¿No era eso lo que tanto odiaba de él?

- ¿Qué dijiste? ¿Estás escuchándote?
  ¡Debería comenzar a cuestionarme tu salud mental! Nada de lo que has dicho ha tenido
  sentido desde el principio y ya me cansé, me cansé de ti, de tu absurda e incómoda
  insistencia. Venir a Catania tras de mí, es lo más patético y desconsiderado que has
  hecho hasta ahora y no pienso quedarme a ver que más cosas absurdas harás.
  Así que no te molestes en buscarme “en un rato” “cuando esté más calmado”- bañó de
  sarcasmo sus palabras- porque estaré ocupado viviendo una vida sin ti, tal como la
  quiero.

Y tras aquella metralla de palabras, le sonrió tan acimónicamente que de verdad fue gracioso.

- Búscate otro idiota que crea tus mentiras.
  Yo elijo… ser libre de ti.

Los pasos que lo alejaron del moreno fueron más firmes de lo que en verdad sentía.
Si fuera por él, correría lejos de ese hombre y el pacto traidor que su cuerpo había hecho con él.

Escuchó como era llamado y quiso encontrar en aquella voz todo el descaro, imposición y altanería que pudo, pero en cambio sólo encontró… un inesperado dolor.

¡Maldijo su nombre casi como un mantra que lo protegía de sentir algo que no fuera rechazo por él!

Arrebató una botella de champaña completa de la siguiente charola que vio.
Ya ni siquiera podía apreciar el sabor del vino espumoso, sólo quería que le burbujeara en la garganta.

Miró sobre su hombro, la figura firme del portugués parecía ahora lejana… seguía de pie en el mismo lugar donde lo había dejado.
Lucía… horrible, ¡inesperadamente devastado!

No, no, ¡no!
Aquellos ojos grises estaban inundados de una incredulidad que deseó fuera engreimiento.
¿Por qué? ¿Por qué le constaba tanto trabajo a ese estúpido entender una maldita negativa?

Odió sentirse mal por aquella persona a quien dejaba atrás. ¡Odió saber que la cara afectada de Daniel le hacía sentir tan desarmado!

¡Tenía que volver a su corazón de piedra y sostener lo que acababa de decirle porque la otra opción era horrenda y aún peor!

Todas las cosas que acaba de decirle eran veneno… y eran mentira también.
Cada frase, cada insulto, cada rechazo, cada infamia.

Aquella despedida sabía tan amarga que le hizo sentir asco.

Ya no había motivo para seguir en aquel salón de cualquier manera, después de aquel encuentro la noche todo estaba completamente arruinado.
Daba la adorable velada por terminada mientras cumplía su palabra y se marchaba, con el cuerpo temblando.

Temblaba.
Temblaba.
Temblaba.

El ingenuo y estúpido huérfano que vivía en él, gritaba pidiendo a gritos aquel “amor” del que huía, pero el adulto en él comprendía que no existía una vida junto a Daniel, que estaba engañándose si creía que Lascurain podría ser parte de ese hogar que había deseado crear con la pequeña Mila. ¿No Ricard le había enseñado que todo era un sueño idiota?

Todo aquello había resultado ser un mentira, tan pronto había creído en ella.

Eran absurdos anhelos de un niño abandonado… que nunca nadie amaría de verdad.
Apretaba la marcha, sintiéndose naufragar en un mar de rabia y decepción…





Continuará...

 

 

Notas finales:

Estoy algo frustrada (y necesito opiniones honestas, recuerdan?)


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