Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AFFAIR por malchan

[Reviews - 1220]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La primera actualización del año!

Estoy muy feliz de haber recibido comentarios de nuevas lectoras (o mejor dicho nuevas reviewers) gracias a Lemooncito, PelucheTaiwan y natalia clow por dejarme saber lo que opinan, espero seguir leyéndolas!

 

 

 

Permanecía tendido en esa incómoda cama sintiendo como el tiempo pasaba angustiosa y adagiosamente, pero ¿qué no cada momento desde que había abandonado Italia había sido así?

Había pensado que ir hasta el lugar donde ahora se encontraba le daría algo de sentido a las cosas que se una a una se desmoronaban en su existencia, en un intento que cualquiera calificaría como desesperado.
Lo cierto es que llevaba tres horas encerrado en esa habitación que no era la suya, sin encontrar el valor para enfrentar las decisiones de su cabeza.

¿Qué hacía realmente ahí? No tenía una respuesta clara.

Todo hasta el momento parecía un sueño… una agobiante pesadilla.
No podía borrar de su mente la última mirada que Kyan le había lanzado antes de que el elevador se cerrara en el último piso del Montek… en sus ojos miel… aquella imagen no cesaba de perseguirlo como una visión horrible.

Era odio. Odio en esos ojos que amaba. Un potente veneno lanzado hacia él que estaba apagándolo tan lentamente….
¿Aquello era lo que frenaba el avance del tiempo en aquel abismo en que se sentía?

Probablemente ese viaje lo hacía en la búsqueda de algo que ya no existía… que él había matado con sus propias manos. El amor de Key.

No había un instante en que no pensara en él, en lo que le había dicho, lo que le había hecho, ¡ni un jodido segundo de alivio!

Se encontraba tan inmerso en el furioso mar de sus pensamientos que no fue sino hasta el segundo timbrazo que reaccionó ante su teléfono sonando.

El mundo real buscaba una conexión con él, y no supo si estaba listo para ello.
Dejó que sonara, sintiendo a la ansiedad masticarle las entrañas.

No estaba siendo él mismo.
Era un despojo humano.

El regreso del silencio no trajo alivio tampoco porque ese era un privilegio que ya no existía en su vida, ¿quién podría estarle llamando?
Así que cuando su móvil volvió a sonar, supo que no podía seguir huyendo.
Tenía encontrar fuerzas de algún lado.

- Allô?
Su propia voz sonaba extraña, quizá porque llevaba mucho tiempo sin decir una palabra. Algo común dado lo solitario que había estado.

- Dan, ¿me puedes decir dónde estás?- escuchó decir en alemán en una parte donde el
  mundo existía.

Era Reiner, aunque aparentara estar enojado, en realidad podía notar en su voz la preocupación.

Sí, le debía al mundo una explicación de las decisiones estúpidas que tomaba. Por alguna extraña razón, no había pensado en darlas.

- Lo siento, me he marchado de Catania.

- ¿Estás de broma? ¡Claro que te has marchado de Catania! ¡Hace días!
  Me lo dijeron en Montek cuando debido a que nadie te ha visto, tuve que averiguar
  donde diablos estabas y sigo sin saberlo.

  No sabía si irme de Sicilia sin ti, ¿no se supone que hacíamos ese viaje juntos?

  Victoria estaba preocupada y sigue estándolo, acosándome con preguntas para las que
  no tengo respuesta.
  Y apenas vuelvo a Luxemburgo, ¿y me encuentro que Viriato y Aitana recibieron
  instrucciones tuyas para dejar el castillo y quedarse a mi lado?

  ¿Dónde éstas, Daniel? ¿Qué rayos está pasando?

 

Sonaba más alterado de lo que habría esperado de alguien que no solía perder la actitud.

Aquellas palabras le hicieron comprender súbitamente que hasta ese momento no había pensado en nadie más que en él. Se sintió enormemente egocéntrico.

¿Se había detenido por ejemplo a pensar en Köhler en algún momento?
¿En cómo se encontraba él?

- Estoy en Troisvierges.

- ¿Dónde mierda es Troisvierges?- inquiría exasperado- Dios, Dan… ¿estás bien?

La respuesta se atoró en su garganta.
No, no estaba bien. Nada lo estaba.
¡¡Nada!!
¿Estaba listo para decir a alguien lo que había hecho?

- No es algo que pueda decir por teléfono- decidió, sintiendo que se hundía.

Pero aquello sonaba tan exagerado que obtuvo una respuesta así:
- Vamos, seguro estás siendo dramático.

No.
¡No estaba siendo dramático!

- ¡Dije que no era algo que pudiera decir por teléfono!

Y después, la pausa que hacía evidente lo absurdo de su reacción. Lo absurdo que estaba actuando, lo absurdo de todo.
Su socio al otro lado no rebatió como esperó haría.

- Es un mal momento, estoy teniendo… un mal momento- murmuró, sintiendo que
  aquellas paredes que hasta ese momento habían sido su refugio temporal de pronto lo
  sofocaban.

Tuvo que dejar de hablar, sorprendido por la ansiedad que sentía.
Hasta ese instante, no había estado con nadie más que sí mismo y al parecer interactuar con los demás, algo que daría por sentado en él como adulto funcional, era algo que de pronto era incapaz de hacer correctamente.

¡Estaba tan afectado que ni siquiera podía tener una conversación con su amigo!

¿Así serían las cosas?
Estaba tan dañado… por sí mismo y su enajenamiento…
¡Tan desesperado!

- Está bien- decía el alemán, su voz tomaba fuerza a la vez que se suavizaba.
  Tómate todo el tiempo que necesites.
  Sólo quiero que sepas… que estoy contigo, que si eres tú… contestaré siempre por si
  quieres hablar, ¿de acuerdo?
  Todo es posible de resolver.

Habría querido agradecerle. Después de todo, ¿no era la única persona interesada en él en ese momento? Pero su última frase lo llenó de frustración.
No todo era posible de resolver, no lo que él había hecho.

- ¿Lo es? ¿Estás seguro que todo se puede resolver?
  Dime si de verdad crees eso.

Lo decía con una confrontante intensión.
Y estaba siendo grosero lanzándole esa indirecta.

No es como si Köhler mismo no tuviera cosas mejores por las que preocuparse, especialmente ahora. Y no tenía por qué mencionarlo para debatir un argumento que buscaba ayudarlo.

- Lo lamento… olvida que he dicho eso- se censuró enseguida.

Pero era demasiado tarde.

- Suenas de pronto tan parecido a Victoria- recriminó la voz profunda al otro lado de la línea.

Eso significaba que estaba siendo insensible.
Y era cierto. Más que eso.

- Discúlpame.
  Están resultando días difíciles… no puedo pensar con claridad…

- Estás teniendo un mal momento, ya me quedó más que claro.

Dan apretó los dientes, intentando anclar su mirada de plata en algún sitio de aquella depresiva habitación de posada.

- Sé que tú también estás teniendo malos momentos, Rein- dijo ahora, bajando el tono- y
  sé que no estoy ahí para ayudarte, ni prometiéndote ser un apoyo. Y también sé que no
  puedo hacer nada para remediarlo de momento.
  Soy el peor amigo que puedas tener, ¿no es así?

“Soy un egoísta. Tal como Novak ha dicho”.

- Supongo que no puedes ver más allá de tus narices en éste momento- afirmaba, llenando
  sus palabras con una dulce acidez.
  En realidad… no eres el peor amigo que existe y tampoco es como que te estuviera
  pidiendo algún tipo de ayuda yo mismo, no más de la que ya me has ofrecido claro.

- ¿Te refieres a Viriato y Aitana?

- Sí, tu majordome y su adorable hija están siendo demasiado amables conmigo, pero
  sabes que no me gusta tener gente a mi servicio.

- No les diré que se vayan.

- Veo que recuperas un poco de tus ánimo de lucha, Dan y me da gusto, pero no puedes
  obligarme a tenerlos conmigo- supo que iba a protestar por lo que no le dio
  oportunidad- ellos son tu familia también, yo lo sé más que nadie, así que en cuanto
  pongas un pie en tu castillo les diré que regresen contigo.

  Mientras… resuelve tus problemas, Dan, estaré ahí pues no parece ser que vaya a irme a
  ningún lado de momento, a diferencia de ti.


Algo de humor negro era algo que siempre podía esperar de Köhler.
Incluso en esa obscuridad, él podía darle algo de optimismo bañado de cinismo.
Pero pese a lo que acababa de decirle, sentía que no estaba correspondiéndole en verdad. Y eso le sabía mal.

- Te estoy dejando todo listo en LD- decía su socio, inesperadamente más práctico-
  Andrew está trabajando en el proyecto GreenHommes y ha armado un buen equipo de
  trabajo, o eso dice él y yo le creo. E Hilda está acumulándote amablemente todos tus
  pendientes para cuando decidas volver. Lamento no poder hacer mucho más, de verdad.

Suspiró, sintiendo un peso menos en su conciencia, aunque no del todo.
Köhler estaba siendo acomedido y empático cuando no tenía la obligación de serlo, ¿no esa misma llamada lo evidenciaba?

Liderar la compañía no debía ser trabajo de su socio inversionista, sino suyo.
Lascurain era la cabeza de la constructora, una muy mala cabeza.

¿Qué dirían su padre y su abuelo si supieran como abandonaba todo?
¿Qué dirían su padre y su abuelo si supieran la clase de hombre en la que se había convertido?

Todo era un desastre.
Él mismo era una ruina, una sombra de sí mismo…

- Sé que se trata de él aunque no me lo digas- le escuchó decir de pronto a Köhler.

Estaba siendo ingenuo si creía que el otro no estaba entendiendo el problema al parecer.
Sin embargo, aquella suposición empeoraba todo.
Se sentía tan tortuosamente culpable de todo lo que había pasado. De verdad ni siquiera podía hablarlo con nadie, ni siquiera con un verdadero amigo.

Su silencio contestó por él.
Ante éste, le escuchó bufar con cinismo.

- Lo he conocido- continuaba- es circunstancias que distan de ser normales. Estaba tan a
  la defensiva que hablar de ustedes resultaba prácticamente imposible.

Esas simples palabras bastaron para invadirlo de una horrenda congoja.

- Me queda claro que algo terrible ha pasado entre él y tú y lo único que puedo decir…
  es que realmente lo lamento. Sé lo que sientes por él y si algún consuelo es, no pareces
  serle en absoluto indiferente.

- No juegues con eso- musitó, creyendo entrever mofa en lo que escuchaba.

- Daniel… no fue por Victoria que fui a Sicilia, fue por ti.
  Por un momento creí tu fantástico idealismo, que ir tras ellos era una buena idea.
  Pero ambos sabemos que ha resultado exactamente lo contrario, ¿no es así?
  Lo lamento, incluso por mí.
  No debí escuchar tu locura, hacerme expectativas. Pero las cosas son como son, hay que
  sobreponernos a ellas, no hay otro remedio, ¿o sí?

Aquello dicho tan súbitamente, le hizo reafirmar lo que ya sabía.
Köhler estaba hecho un desastre también. Su voz aquella afirmación lo ponía en manifiesto.

Reiner era tan infinitamente duro cuando quería que a veces le impresionaba.

- Sí… tienes razón. No debiste escucharme.
  Nada de lo que digo tienes que escuchar, Reiner, es obvio que mi sentido común me ha abandonado…

Tenía que parar.
Tenía que pisar el freno.

- Mis decisiones… mis últimas decisiones han sido tan estúpidas que tengo miedo de
  hacer cualquier cosa más. ¿Puedo decirlo? Tengo miedo de que cualquier paso que dé a
  partir de éste momento me lleve a un lugar más obscuro…

- Dan…

- Me siento… tan perdido.
  Y quiero creer lo que dices, que todo saldrá bien.

Lascurain apretó el teléfono en su mano.
Hasta sentir que dolía.

- ¿No opinas lo mismo, Rein?

Su socio del otro lado de la línea entendía pudo leer las entrelíneas.
La confrontación oculta.

- Sí, estamos de acuerdo en eso.

Por un momento… hubo pausa.
Aquella conversación se hacía muy intensa, él provocaba eso.
Tenía que calmarse, recuperar la lógica.

- Hay algo que quiero pedirte- le dijo- una última cosa.

Si Reiner podía ser práctico en momentos como esos, él tendría que seguir el ejemplo.

- Dilo, Dan- le escuchaba decir- haré lo que esté en mis manos.

- No digas a nadie donde estoy, por favor. No aún.

- No sé dónde rayos estás en realidad- replicaba Köhler lejos de ahí.

Lascurain sonrió con amargura.

- Te prometo que me comunicaré con Andy en los siguientes días y le daré órdenes de
  cómo proceder. No dejaré que ningún proyecto se caiga.

- Gracias por tu consideración pero tristemente los asuntos de LD no son lo que me
  preocupa. La constructora andará contigo o sin ti, me inquietas tú… tu salud mental.
  No suenas bien, ¿te das cuenta?

La pausa que siguió hizo dudar al moreno sobre si aquella infantil petición sería cumplida. Quizá hacer a Köhler cómplice de su desaparición era ridículo después de lo desconsiderado e impertinente que acababa de ser con él, ¿no?
Pero… si algún amigo le quedaba, era él.

- Pero no diré nada, no planeaba hacerlo, eres un adulto y confío en que te comportarás como tal.
  Guardaré todos tus secretos pero ten por seguro que Vi insistirá en saber de ti.
  Está preocupada por ti, todos lo estamos.

- Hablaré con ella en cuanto realmente pueda.
Sonaba terrible, lo reconoció en ese momento.

- Está bien.
  Daniel… eres muy importante para mí.

No había esperado escucharlo decir eso tan claramente.
Pero no se trataba de un sujeto que se guardara lo que sentía… normalmente.

- Tú también eres importante para mí, Reiner. Lamento si no lo parece.

- No, no lo parece- le escuchaba replicar- porque necesito que estés bien.
  Necesito no tener el pendiente de ti- suspiró, tenso- Cuida de ti mismo.
  No te dejes caer.

- Entonces… te pediré lo mismo- se atrevió a decir.

Volvía a hacer esa referencia, arriesgándose a enojarlo.
La siguiente respuesta, fue el corte de aquella llamada.
¿No debía haber agregado eso último?

Los momentos siguientes fueron largos y funestos.

Nada cambiaba.

Reiner Köhler decía que todo se podía resolver aunque seguramente lo hiciera de dientes para afuera.
No había sosiego, ni esa llamada se lo daba, la angustia se revolvía desde hacía tantos días en su vientre como si se tratara de lava ardiente. Apretó los dientes con tanta fuerza que le dolió la mandíbula.

Kyan… el deseo de verlo jamás se había ido…
Estaba tan agobiado que supo que tendría que esperar para siquiera atreverse a salir de aquel cuarto sin volverse vesánico.

¿Cuánto llevaba en ese lugar portándose como un loco?
Comunicarse con el exterior sólo le agregaba inquietud a su situación.

Nada podía resolverse… ¡no eso!
¡No lo que había hecho!

Y sin embargo era tan caradura para ir hasta ese lugar.

No tenía intenciones de interferir… había hecho una promesa de no volver a acercarse a Novak y no lo olvidaba, pero… si únicamente observaba… estaría cumpliendo su palabra.

Se sintió mortificado replanteándose su presencia en aquella comuna del norte y todo lo que implicaba no poder abandonar el recuerdo de Kyan Novak.

Él debía odiarlo. Y si fuera tan cínico como para no suponerlo, ¿no podría deducirlo de lo acababan de contarle?

Novak había tenido razón al final… Daniel era una horrible persona, un cínico, un ególatra, un egoísta.

Que no podía…
… dejar de amarlo.

 

 

Continuará...

 

Notas finales:

Los angsty ukes son lo mío, pero los semes de éste fic me están haciendo cambiar de bando... 

PD: ReiLeao te extraño  T.T

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).