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EL REY DE ALTA MAR por DinahKamijou

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Notas del capitulo:

No me odien T.T yo amo a Nowaki

Aqui la conti, y la respuesta ¿morirá Nowaki?

CAPITULO 5: INFIERNO Y CIELO EN AGUAS TURBIAS


 


El barco enemigo se alejó rápidamente, el rostro de Fuyuhiko mostraba una sonrisa victoriosa. Hiroki estaba destrozado, su vida había caído por la borda y también había perdido cualquier esperanza, lo que ocurriera ahora con su vida no le importaba, después de todo ya no le quedaba nada.


El resto de la tripulación no podía creérselo, todos se encontraban sorprendidos, Usami no se lo perdonaría nunca, se mente le recordaba una y otra vez el fracaso de capitán que era y aquello empezaba a atormentarle, seguro que no volvería a conciliar el sueño nunca y la culpa lo perseguiría hasta el día de su muerte.


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Sintió el frio del agua al caer, empezó a patalear en el agua, desesperado intentaba con las pocas fuerzas que le quedaban zafarse, las cuerdas poco a poco fueron cediendo, en ese momento agradecía que su Hiro-san nunca hubiera aprendido a atar cuerdas. Dificultosamente logro salir a la superficie y recuperar algo de aliento. El peli azul observo como el barco enemigo se alejaba, llevándose en el a sus amigos, seguramente a una muerte inminente. Empezó a pensar rápidamente como salir de aquella situación, diviso lo que había sido el barco de Akihiko, este se hundía lentamente pero, allí encontró su salvación, una pequeña canoa salvavidas que había logrado salvarse, y flotaba sin rumbo alguno cerca de ahí. Con un último esfuerzo nado hacia su salvación, cuando estuvo dentro miro al cielo, sus pocas fuerzas lo abandonaron y cayó en la inconciencia…


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 Miyagi al igual que la tripulación se encontraba en cubierta, cansado y hambriento, trataba de consolar a Hiroki pero era imposible tratar de acercarse al castaño, estaba histérico, había perdido el rumbo y los estribos y gracias a ello había recibido varios golpes.


Mientras Miyagi trataba de controlar al pequeño castaño, Kanou fijaba su mirada en cierto rubio que había pasado por allí, aquel chico se había robado su atención y por alguna razón no podía sacárselo de la cabeza ¿Cómo se llamaría? Se preguntaba el pelinegro, era como un pequeño animalito, muy tierno e indefenso, quería cogerlo y protegerle, pero ¿qué hacía tal pequeño en aquella embarcación? Era algo sorprendente pero, querría conocerle más afondo, si, se acercaría al rubio, tal vez ser atrapado no fue tan malo después de todo.


 


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Una bandera multicolor ondeaba en el mástil de una modesta embarcación, y una escultura de una bonita sirena adornaba la proa. Aquel barco estaba adornado por muchas esculturas y preciosos cuadros, la calavera que predominaba en la puerta del camarote de su capitana, no solo daba la sensación de ser real también era bastante aterradora.


-Capitana! Hay un náufrago- Se escuchó gritar al vigía


La hermosa capitana se asomó por estribor y por medio de su catalejo logró ver la pequeña embarcación. Dio la orden de acercarse a la embarcación y ordenó salvar a aquel naufrago que navegabas in rumbo fijo en las furiosas aguas del océano.


Fue Hatori quien se hizo a la tarea de cumplir las órdenes de su capitana, en cubierta, todos se acercaron a observar a aquel chico, parecía un poco pálido y además tenía algo de fiebre, fue llevado a los camarotes y Aikawa decidió ser ella en persona en cuidar de su ahora tripulante.


Le dolía la cabeza y todo le daba vueltas, muy difícilmente podía recordar lo que había sucedido, abrió sus azules ojos lentamente y lo primero que pudo ver fue a una castaña a su lado, esta al verlo despertar le dedicó una gran sonrisa:


-Chicos, despertó!- Llamó la capitana a sus fieles tripulantes quienes en seguida aparecieron por la puerta


-¿cómo te sientes?- preguntó amablemente la castaña


-¿Qué sucedió?- fue la respuesta del peliazul


-Te encontramos sin rumbo fijo en medio de tanta agua- Respondió uno de los bucaneros


-¿qué sucedió?- Preguntó Hatori que ya había entrado al pequeño camarote. Chiaki intentaba entrar por algún lado, pero era imposible, el camarote estaba lleno de todos los tripulantes de aquel barco que deseaban escuchar la historia de aquel peli azul que se habían encontrado naufragando.


Fue así como Nowaki haciendo un esfuerzo por recordar, contó a los espectadores lo sucedido, todos se encontraban expectantes, pues, frente a ellos se encontraba un Marín, del famoso Usami Akihiko, el pirata más temido por todos.


La castaña mostró algo de preocupación, pues conocía de sobra al temible pirata, había disfrutado jugar con el cuándo tan solo había sido una niña y aquello le traía gratos recuerdos. El escuchar aquello del oji azul le daba una mala sensación, tenía que ayudarlo a toda costa, para eso estaban los amigos ¿no? Porque ellos eran amigos ¿cierto? De igual manera sería bueno reunirse con un viejo amigo y hablar de los viejos tiempos ¿acaso aquello no era divertido?


Dejaron entonces descansar al peli azul, quien no podía conciliar el sueño, pues su cabeza estaba concentrada en una sola persona ‘’Hiroki Kamijou’’


 


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Shinobu se había acurrucado a un lado de Miyagi, cualquiera podría decir que aquella escena era adorable, pero los piratas no dicen cursilerías ¿verdad? Para Miyagi aquello era algo incómodo, pues su brazo empezaba a dormirse. Por fin después de muchas horas Hiroki se había cansado y sucumbió al llanto, después de un tiempo se quedó dormido al otro lado de Miyagi, quien creía que tendrían que amputarle ambos brazos.


A pesar de las veces que Ritsu había rechazado el contacto con el teniente, el frió logró que se hiciera a la tarea de buscar calor humano y hubiera quedado dormido en los fuertes brazos del pelinegro.


Kanou seguía observando al pequeño rubio que se encontraba con su primo en el timón, pareciera que discutieran la mayor parte del tiempo, pero desde allí no lograba escucharles. Misaki observaba al peli gris que estaba a su lado, no había alzado cabeza desde el incidente, pensó varías veces que estaba muerto, pero era algo poco razonable. Eso lograba romper su pequeño corazón, ojalá pudiera abrazarle y decirle que nada era culpa suya, pero solo le había quedado aquel contacto antes de la colisión, no podía olvidarlo, el gran Usami logró robarse su corazón, era temido pirata logró hacerle sentir cosas que nunca había sentido, tal vez eso era, ese ¿amor? Del que las cortesanas hablaban con tanto entusiasmo, ahora entendía la razón de aquella emoción, si, divagar en aquel momento no le parecía un problema, si era por causa de aquel hombre de ojos lilas ¿por qué pensaba en aquellas cosas? Tal vez el hambre, si tenía que ser ello lo que le hacía pensar en aquellas ¿cursilerías? Lo más seguro, era eso.


Fuyuhiko pasó de nuevo por ahí, una de las razones para reírse de la desgracia de su intento de hijo y la otra para mandarlos a la prisión del barco. Aquel lugar era frio y húmedo, sin luz, penoso y triste, sería aquel lugar el que de ahora en adelante vivirían los que alguna vez fueron la gloriosa tribulación. Un compañero en el fondo del océano, un amigo perdido en la desesperación y otros más directos al infierno, Akihiko no hallaría nunca el perdón de su persona, eso era el mismísimo infierno y su conciencia era una cruel enemiga que no quería que descansara en paz.


Su lila mirada perdida en algún punto de aquella triste prisión fue a parar a cierto castaño que se había hecho a su lado en busca de un poco de calor, sus lindos ojos esmeralda lo miraban con algo de pena y tristeza, ¿acaso lo comprendía? O solo era lástima de su persona. No, aquel castaño le hacía sentir algo más que eso, maldito fuera por haberle llevado a la ruina, debió abandonarle en tierra cuando tuvo la oportunidad, pero su afán por poseer aquella hermosa criatura no le había dejado, bendito fuera el Karma que no dejaba escapar ni el más mínimo error y todo lo hacía pagar. Ahora aquello era su castigo, sin perder oportunidad paso un de sus manos por la cintura del castaño y lo atrajo hacía si, dando le así aquel calor tan anhelado, se sentía en la obligación de protegerlo, después de todo, fue el quien lo metió en tan grande problema.


Si no estaba en un error, ya el sol despuntaba en el oriente y anunciaba así el empezar de un nuevo día. De diferentes formas el día fue recibido por todos los habitantes de las azules aguas.


Nadie había dormido muy bien aquella        noche, el frio era helador y pocamente pudieron brindarse calor los unos con otros. Esa mañana Ayase se encontraba fregando la cubierta, cuando observó cómo traían casi a rastras a uno de los prisioneros, era un sexy pelinegro a su parecer, tenía unos ojos muy profundos y daban algo de miedo, en realidad todos aquellos prisioneros le causaban miedo, aunque este era algo lindo ¿no?.


Todos se convertirían en prisionero-grumetes de ese barco, no había cosa más humillante que ser rebajado a el último rango, y Fuyuhiko disfrutaba de humillarlos a todos. Como cosa menos interesante, mandó que Kanou limpiara la cubierta junto al adorable rubio como compañero, le advirtieron que no intentara escapar, pues, algunos podrían pagar las consecuencias, él no se dejaría humillar por nadie, pero las órdenes de su capitán Usagi fue no dar problemas ¿qué pasaba por la mente de su mayor? ¿Se habría vuelto loco? Pero, como un fiel bucanero decidió obedecerle.


Cuál fue su sorpresa al saber que tendría que pasar el día con cierto rubio, en cierto modo no le pareció tan mala idea, disfrutaría aquello…


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Por otra parte, del puerto de cierto reino una elegante embarcación que solo los más ricos podrían pagar, salía de puerto, asomada por la barandilla una pequeña niña miraba asombrada. Su madre siempre le contaba historias sobre fantásticos piratas que cruzaban los siete mares, le parecía una idea emocionante viajar como lo hacía su padre, si, creía recordarle las pocas veces que le había visto, según su madre, era un hombre muy ocupado, pero lo cierto era que Zen Kirishima no era nada más que un pirata, pero no podía decirle aquello a una niña tan pequeña, aunque ella ya no tenía nada con él, le había dejado aquel pequeño regalo.


Ciertamente, era un día muy bonito, ya habían avanzado varias millas y lo que podía observar era solo agua, una hermoso y oleado mar azul, que estaba esperando a que ella lo descubriera.


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La tarde había caído, ciertamente cada vez los ánimos eran menos en aquella lúgubre prisión, podía observar a un destrozado Hiroki, su mejor amigo ¿cómo lo vería ahora? Se sentía miserable. Igualmente los terroristas hablaban más amenamente, como tratando de olvidar lo que estaba pasando. Misaki quien había permanecido a su lado, no le había dirigido la palabra, aunque tampoco tenía algo alentador que decirle y Kanou... bueno esperaba que estuviera bien


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Claro que sí, empezaba amar aquel barco, aunque fuera algo irónico, nunca limpiar los camarotes le pareció una idea más excitante, más cuando había logrado apresar el pequeño cuerpo del rubio debajo suyo, se apoderaba de esos pequeños labios sin importarle los quejidos del otro, era tan ¿frágil? Parecía que se rompiera, ¿Por qué nunca había ido a limpiar los camarotes?


 


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Era una bonita tarde, si, para Hiyori aquel atardecer era muy bonito, una fuerte sacudida del barco seguida de una explosión izo asustar a la pequeña, su madre corrió tras ella, el barco empezó a incendiarse y para colmo un barco pirata se divisaba a lo lejos….

Notas finales:

¿les gustó?

No, no sería capaz de matar al sensual de Nowaki, lo amo demasiado

¿se esperaban a Aikawa como capitana?

¿y que aparezca Hiyori?

¿quieren un intento de lemon? ¿de quien? ¿de Yokozawa? xD ¿Dejo que Kanou le haga cosas a Ayase? ¿o mejor no? 

Matane!


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