CAPITULO 6: ESPERANZAS
No importaba mucho que lo que estuviera haciendo no fuera muy legal, al fin de cuentas, él era un pirata ¿no? Pero su gran problema era que no pudo evitar rendirse ante aquellos azules ojos de tan tierno chico. En cuanto se vio alejado de un lugar visible, vio su oportunidad para acariciar el rubio cabello del chico, era muy lindo ¿qué hacía alguien como él en un lugar como ese? A lo mejor era un prisionero de un cruel destino.
Eso a Kanou lo importaba, quería poner su huella en aquella delicada criatura, empezó por besar los pequeños labios del chico, eran muy suaves, como se los imaginaba, este intentó apartarse un poco, pero sus manos fueron llevadas encima de su cabeza, por un momento sintió algo de miedo, pero después no pudo evitar corresponder al demandante beso del peli negro.
Sonrió con algo de malicia, eso si que no se lo esperó, eso le daban ganas de seguir hasta el final, se atrevió a colar una de sus manos por dentro de la camisa del muchacho recibiendo un pequeño gemido por parte de este. Siguió besándole cada mes más apasionado hasta que ambos cayeron a una cama de aquel camarote, su camisa fue quitada con desesperación y calló en alguna parte del lugar. Kanou empezó por besar el níveo cuello del chico bajando hasta sus pezones los cuales lamió mientras el otro solo podía gemir, fue bajando dejando un camino de besos por el cuerpo del chico hasta llegar a sus pantalones, los cuales bajó rápidamente e igual que la camisa fueron a parar al suelo. Se bajó sus propios pantalones mientras seguía besando al chico debajo de él, después puso uno de sus dedos en la boca del chico el cual entendió y empezó a lamerlos poco a poco, aquella escena era realmente adorable para él, decidió que era ya tiempo y metió uno de sus dedos para empezar a prepararle recibiendo un gemido por parte del rubio, así luego se le sumo otro y luego un tercero se movían en su interior. Cuando creyó que ya estuvo preparado, cogió su miembro y poco a poco se adentró en la estrecha cavidad del rubio, el chico gimió por la intromisión. Cuando estuvo dentro esperó un poco para que el otro se acostumbrara, un movimiento de caderas por parte de el de ojos azules le hizo saber que podía moverse.
Al principio las estocadas eran lentas y pausadas, pero poco después se volvieron rápidas y violentas, el oji azul gemía fuertemente, el pelinegro acallo sus pequeños gritos con un beso, pues de seguir así los descubrirían. Nunca en su vida había sentido tanto place al hacer tal cosa, realmente aquel chico le gustaba y mucho, deseaba hacerlo suyo una y otra vez, sin importarle nada ni qué.
Ambos estaban extasiados, el momento del orgasmo llegó y ambos vaciaron su esencia. Ayase cayó rendido y al poco tiempo se quedó dormido, por su parte Kanou beso por última vez aquellos dulces labios ajenos y decidió salir de ahí, no sería muy bonito si alguien los encontraba en aquella comprometedora situación. No le apetecía ir a dormir con los peces…
.-.-.-.-.-.-.--.-..-
En la embarcación de la capitana Aikawa, podía divisarse un barco que se envolvía en llamas, había pensado en ir a salvarlos, pero ¿ para qué molestarse? A fin de cuentas para la población no eran nada más que escoria marina, realmente aquello que dijesen de ellos no le importaba mucho, pero no malgastaría sus fuerzas en personas que seguramente los despreciaban. Sí, eso era lo que pensaban. Mientras kirishima observaba por el catalejo, pudo divisar a una pequeña, tuvo que mirar dos veces para asegurarse de lo que estaba observando. Lo que vio no podía creérselo ¿no era esa su pequeña y amada hija? Lo era, tenía que salvarla a toda costa, avisó inmediatamente a la capitana, pues además ella sentía aprecio por la chica que había logrado ver un par de veces. Inmediatamente Kirishima se embarcó en uno de los pequeños botes salvavidas, se dirigió al barco que casi estaba hecho cenizas por las abrazadoras llamas, divisó a la pequeña asustada, y sola, el madero de donde se sostenía la niña se desprendió y esta cayó al agua, presa del pánico empezó a hundirse. Sin pensarlo dos veces, el igualmente se lanzó en busca de su pequeña hija, se sumergió en el agua y nado hasta ella, para luego con poco esfuerzo sacarla a la superficie, y subirla al bote salvavidas.
La pequeña tosía el agua que había logrado entrar a sus pequeños pulmones, había sido un gran susto, pero ahora estaba a salvo y no estaba sola…
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
No podían seguir así mucho tiempo, aquella situación los consumía minuto a minuto, trataba de trazar un plan de escape pero le era imposible. A la bodega, en donde estaba la prisión donde se encontraban atrapados entro Fuyuhiko acompañado de uno de sus marines. Ordeno entonces que sacaran a Misaki de ahí, aunque una pequeña batalla se libró entre el capitán y el mari por impedir que se llevaran al pequeño oji verde y poder salvarle del destino que le esperaba a el hermoso castaño. Akihiko no tenía las de ganar, por lo que el pequeño oji verde fue arrebatado de sus manos. Podríamos recurrir a aquella recurrente frase, si las miradas matasen… Fuyuhiko tendría una bonita tumba de agua.
El odioso capitán sabía perfectamente que su hijo favorito, Haruhiko le había puesto el ojo a aquel castaño,lo cual no se le extrañaba, pues igualmente para su gusto aquel chico era bastante hermoso. Además con el ánimo de molestar al peli pateado decidió que aquel castaño sería el esclavo personal de su hijo prodigio, aquello sí que lo divertía, cuan molesto estaría Akihiko, sabía que, como buen padre que se alababa que era, Akihiko odiaba que le quitaran sus cosas, esto empezaba a gustarle y demasiado.
Por su parte el pequeño oji verde sentía mucho miedo mas cuando la mirada de aquel hombre se clavó en él, y lo observaba de arriba a abajo, como estudiándolo, quería correr y lanzarse a los brazos del oji lila que le habría brindado calor y que además había despertado en el ciertos sentimientos que no conocía, como buena costumbre que tenía, empezó a perderse en sus pensamientos, recordaba como había besado sus labios y se habían hecho uno solo en aquel camarote, sentir sus manos recorrer su cuerpo y la pasión con la que lo reclamó suyo, esas eran las divagaciones en las que debía perderse, las cuales fueron interrumpidas por el beso que Haruhiko le proporciono, aquello no fue nada agradable, más bien asqueroso. Le empujo y salió corriendo de allí a cualquier parte, sin ver hacia dónde iba, como por una buena obra de el karma choco con Kanou quien por el impacto soltó la cubeta de agua que llevaba y esta al caer se rego por el suelo, tanto fue el ruido que un molesto Fuyuhiko salió furioso, por su falta de atención, resbalo chocando contra la cubierta por causa del resbaloso suelo, sin darse cuenta que, en el impacto sus llaves cayeron y cierto pelinegro aprovecho la confusión para adueñarse de ellas. Un grito tras otro lanzada contra los tripulantes, furioso mandó a Misaki y Kanou de vuelta al calabozo. Misaki se encontraba un poco temeroso y asustado, pues lo sucedido no le había gradado mucho , mientras Kanou, por su parte sentía gran alegría primero por haber poseído a aquel chico que le había cruzado los cable y la segunda porque el karma se había apiadado de ellos...
Dentro de la fría prisión lo primero que hizo el castaño fue lanzarse a los brazos del ex-capitán, acción que luego le hizo ruborizarse cuando se dio cuenta que las miradas de todos se dirigieron a él. cuando los marines enemigos se hubieron marchado kanou empezó a reír como maniaco desquiciado, una sonrisa más que malévola cruzaba su rostro, de sus bolsillos sacó una llave que hizo sonreír a todos y logró devolver las esperanzas la temerosa tripulación, que en poco tiempo seguiría siendo tan gloriosa como siempre lo fue…
.-.-.-.-.--..--.-.-.
Aikawa se encontraba en el timón, seguía sin meta fija, esperando que con mucha suerte lograra encontrar el barco de Fuyuhiko a tiempo, no era que fueran enemigos, aun así si tenía que declararse su enemiga para ayudar a Akihiko lo haría, era eso lo que hacían los amigos, ¿no?
FLASH BACK
En la preciosa isla, se corrió el rumor de la llegada de un barco pirata, aunque nadie lo había visto, era mejor ser precavidos. Una pequeña niña pelirroja corría por las calles, odiaba su casa, siempre llena de gritos, nada era bonito en ese lugar para ella, lo único que quería era escapar, correr a un lugar muy lejano lejos de todo aquello.
Se sentó en un pequeño parque donde los niños como ella jugaban, siempre había creido que era diferente y no creía estar muy equivocada, para seguir con su desgracia unos niños empezaron a molestarle empezaron a halar su rojizo pelo y lanzarle arena, odiaba ser una niña tan débil y no poder defenderse, pero cuando menos se lo esperó los niños se fueron corriendo y los tirones cesaron
-¿te encuentras bien?- Un pequeño oji lila le brindaba su mano para que se levantara
-Akihiko debemos irnos- A su lado un castaño tiraba de él para que se fueran
-Espero que nos volvamos a ver- El peli plata le brindó una bonita sonrisa y desapareció, la pequeña se quedó ahí parada en medio del parque, si, ella también deseaba volver a verlo…
-.-.-.-.-.-.-.-
Con el tiempo descubrió la verdad, y su amistad se había convertido en una como de hermanos, le debía a Akihiko la vida que llevaba ahora, realmente se lo agradecía, porque el ser pirata era para ella muy especial. La había convertido en alguien realmente fuerte y valiente, por eso no lo dejaría ahora que la necesitaba, lo ayudaría aunque en ello se le fuera la vida
-.-.-.-.-.-.-.-.
Bueno, digamos que el karma ya se había divertido lo suficiente con Akihiko ahora quería hacer de Fuyuhiko su presa, por azares del destino a lo lejos Aikawa pudo divisar un barco que se acercaba. Al Dios de los cielos le agradecía, lo había encontrado.
Fuyuhiko también divisó el barco de Aikawa, le apetecía ver a aquella chica, la consideraba una excelente rival, pues ya sabía para que venía.
Por fin, los barcos se encontraron, Nowaki tubo que esconderse en las bodegas, pues no quería ser descubierto, los demás se encargarían de que nadie pasara allí abajo, en cubierta ambos bandos pasaron a saludarse ‘’amigablemente’’
-Un gusto volver a verle, señorita Aikawa- Dijo el capitán Fuyuhiko con una sonrisa
-El gusto es mio, capitán- respondió la capitana.
Con tanto ruido en cubierta, los que se encontraban en prisión se preguntaban qué pasaba allí arriba, Akihiko se paró y trató de mirar por entre los tablones, un pequeño hueco había por entre los maderos, se hizo a la tarea de ver qué pasaba, y lo que vio logró hacer que una sonrisa cruzara su rostro, no podía esperar menos de una amiga…