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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Capítulo XLVIII

 

Sacrificio

 

 

 

Al sentir la presencia de Zero cada vez más cerca del castillo, inesperadamente su corazón comenzó a acelerar sus latidos y el tiempo repentinamente pareció alentarse. Mirando a su costado, con un movimiento lento y elegante que no disimulaba en nada el temblor que la excitación estaba causando en él, tomó uno de los lirios blancos del florero que tenía cerca y se lo llevó a los labios; entonces sonrió abiertamente.

 

-   Después de tanto tiempo esperándote, finalmente ha llegado el momento…

 

Salió nuevamente a la terraza y se recargó en uno de los pilares. El viento agitó su cabellera al instante haciéndola ondear hacia el frente. En el valle las tropas comenzaban a alejarse poco a poco pero él estaba más concentrado en el cazador que venía a él. Dentro la servidumbre hacía los arreglos pertinentes para su llegada.

 

Levantó la vista hacia el cielo, el cual, ajeno a su alegría retumbaba sonoramente de manera amenazadora y se iluminaba por los relámpagos cada vez más continuos mientras las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer y mojaban su rostro. Sonrió de nueva cuenta y volvió a llevarse el lirio blanco a los labios; sin embargo, antes de tocarlos una nueva oleada de viento lo arrancó de entre sus dedos, deshojándolo y arrastrando los pétalos al precipicio y perdiéndolos en la oscuridad. Él simplemente se quedó mirando aquella escena inexpresivamente, pero cualquier pensamiento que se hubiese creado al respecto, no tuvo tiempo de surgir pues repentinamente la presencia de Zero y de sus acompañantes fue totalmente clara y le hizo mirar hacia los pies del castillo.

 

  

 

[…]

 

 

 

Mientras ascendían cautelosamente por la ladera, una ráfaga de viento golpeó con fuerza contra él e instintivamente le hizo levantar el rostro. El castillo se encontraba cada vez más cerca. Ésta sin duda era la manera más sencilla de acceder hasta allí ya que el terreno escarpado rodeándolo imposibilitaba otros accesos. Aunque tampoco era como que en este momento ésta también fuera la manera más segura, de hecho, estaba lejos de eso; pero era menos tardada; y ¿para qué hacerse tontos?, no iban a realizar un asalto. A estas alturas el vampiro sin duda estaba más que enterado de su llegada que daba lo mismo llegar de frente o no.

 

A cada paso que daba era más consciente de la presencia de la Bloody Rose en su costado y podía darse cuenta que los otros también lo eran de sus propias armas. Kaito movía de vez en cuando su mano cerca de la empuñadura de su katana y Yagari llevaba su escopeta sobre su hombro y miraba disimuladamente a su alrededor. En su condición de vampiro y teniendo sus sentidos más alerta que nunca, podía escuchar los latidos del corazón de ambos. El de Kaito latía más aprisa que el de ellos; sin embargo él sabía que nada tenía que ver con ser atacados sorpresivamente, sino más bien al hecho de que a cada paso que daba estaba más cerca de Ichijou.

 

Zero cavilaba en esto cuando de pronto múltiples presencias aparecieron de la nada. Kaito al instante extrajo su arma de la saya y se puso en guardia de espaldas a él. Yagari lanzó lo que pareció ser una maldición y poniéndose de espalda contra ellos también, apuntó con su arma hacia el frente.En un abrir y cerrar de ojos se encontraban rodeados por docenas de vampiros. Sus ojos brillando en carmesí revelaban sus posiciones exactas en el piso y entre las ramas de los árboles; sin embargo él no hizo ningún movimiento y se mantuvo impasible sin desenfundar su arma.

 

Los observó con detenimiento; ninguno de ellos era noble; y aunque esto debió tranquilizarlo de cierta forma, no fue así. No era por el número, sino porque había algo en esos vampiros que lo inquietaba. Todos parecían ser de nivel inferior, lucían como tal; sin embargo sus ojos carmesí reflejaban algo de locura. Sus miradas eran la de un depredador hambriento hacía su presa; una mirada de total ansiedad y completo deseo; y a pesar de eso se mantenían en sus posiciones, no analizando, sino aguardando; como si una soga en el cuello los mantuviera quietos. Y su presencia, ésta delataba rastros de esencia humana en ellos. Darse cuenta de esto último le hizo hervir la sangre. La respuesta menos terrible a la condición de estas criaturas seria que eran ex humanos, pero ahora sabía que Liam jamás les daría a los humanos convertidos aquella oportunidad de la que le habló hacía meses y con la que quiso ganarse su confianza. Él nunca compartiría su sangre con ellos para hacerlos miembros de la raza vampírica. Todos estos eran Nivel E manipulados por aquel suero que había creado.

 

Y el resto de vampiros; sin duda la mayoría estaban manipulados por aquel vino. Desde que toda esta situación se había desencadenado no había podido, ni un solo momento, creer que hubiesen tantos vampiros que odiaran a los humanos. Ahora comprendía que quizá eso no fuera así, sin duda muchos deberían estar manipulados por aquel vino que Liam le ofreciera hacía meses. Aquella ocasión fingió no sentir nada al beberlo; pero lo cierto era, que si lo hizo. Sintió cierta atracción hacia Liam que gracias a la sangre de Kaname en él, no llegó a más.

 

Zero continuó mirando a las criaturas carentes de voluntad frente a él y entonces se llevó la mano al pecho y extrajo lentamente y casi con pesar su pistola. Su mirada adquirió un ligero brillo de tristeza mientras quitaba el seguro del arma. No quería eliminarlos, no merecían lo que les había sucedido, pero no tenía opción.

 

Levantó el arma hacia el frente apuntando y aun así ninguno se movió. Las ramas plateadas de la bloody rose comenzaron a surgir de ella y a rodear su brazo fundiéndose poco a poco con su piel y comenzando a consumir su sangre. Lo haría rápido.

 

Fue entonces que alguien apareció en su rango de tiro. Un encapuchado se paró frente a él y se retiró la capucha de su capa. Era Okami Shion. Zero sintió una opresión en su pecho. Este vampiro era quien había herido a Kaname durante su enfrentamiento en la academia. Un fuerte deseo de eliminarlo surgió en su interior. Aun así se obligó a mantenerse en calma.

 

-   Buenas noches, Kiryuu sama. Mi amo me ha enviado por usted. Por favor sígame – dijo dirigiéndose únicamente a él.

 

-   Ellos vienen conmigo – observó Zero.

 

-   Lo siento pero Liam sama sólo me ha pedido que lo conduzca a usted hasta su presencia.

 

-   Ellos vienen conmigo o yo no voy – Zero afianzó el agarre de su arma y le apuntó directamente.

 

-   No creo que esté en condiciones de negociar – dijo el pelirrojo fríamente y los demás vampiros hicieron ademan de estar dispuestos a atacar.

 

-   Muy bien – Zero sonrió sutilmente -  supongo que tienes razón, no hay manera de que salga ileso al enfrentarnos a todos ellos. Solo me pregunto, ¿En qué condición Liam quiere que llegue hasta él? 

 

Shion lo miró inexpresivamente y luego a Yagari y a Kaito; y aun conservando ese temple frio, se giró.

 

-   Bien, síganme entonces. 

 

Zero bajó el arma y las ramas platinadas desaparecieron; entonces los tres siguieron al vampiro.

 

Al llegar a la escalinata de piedra labrada que conducía hasta la puerta del castillo, Zero instintivamente miró hacia lo alto; y al ver y escuchar como la puerta comenzaba a abrirse lentamente, no pudo evitar estremecerse y que la imagen de Kaname acudiera a él provocándole una punzada en el pecho.

 

Shion se detuvo a un lado de la puerta para cederles el paso. Entonces Zero volvió la vista atrás, no para mirar a sus acompañantes, sino para mirar hacia la oscuridad de la lejanía.

 

Kaname.

 

Pensó en el sangre pura y por un momento estuvo a punto de arrepentirse; pero no se permitió dudar y con paso decidido se adentró en aquel lugar.

 

 

 

El vestíbulo era amplio y se encontraba desierto. El techo era artesonado con lámparas de tipo araña colgando de él brillando intensamente e iluminando completamente el lugar; ventanales amplios, muebles sobrios, tapetes y cuadros finos. Todo destilaba cierta elegancia glacial.

 

Shion se detuvo de pronto en medio de la estancia y con él, ellos también lo hicieron. En ese momento una figura hizo su aparición en lo alto de las escaleras y comenzó a descender lentamente por ellas; era Liam. Iba vestido de negro y lucía bastante relajado.

 

-   Buenas noches – dijo con un tono de voz suave – me alegra que hayas aceptado mi invitación Zero… Pero ellos – dijo haciendo una seña hacia Yagari y Kaito - creí que había sido claro en el mensaje.

 

-   Tienes a unos invitados que quiero ver y que son importantes para mí. Ellos vienen conmigo porque serán quienes los lleven de regreso – Respondió Zero mientras lo veía acercarse más y detenerse a escasos metros de él.

 

-   Hmmp… ¿Por qué supones que algo como eso sucederá?

 

-   Has hecho una invitación que he aceptado voluntariamente. Pero eso también puede cambiar, por supuesto.

 

Liam lo miró a los ojos un par de segundos y Zero le sostuvo la mirada impasible. Entonces el sangre pura sonrió sutilmente al comprender a que se refería y se dirigió a Shion.

 

-   Bien. Tráelos aquí – le dijo.

 

-   Como ordene Liam sama – el pelirrojo hizo una reverencia y se dirigió hacia una puerta a un costado.

 

Liam no dejó de mirar a Zero en ningún momento y cuando Shion desapareció, volvió a sonreír.

 

-   ¿Puedo ofrecerles algo de beber en lo que aguardamos?

 

Sin esperar una respuesta afirmativa. Liam hizo un gesto a un joven sirviente en el cual ninguno había reparado con anterioridad. El joven se acercó trayendo consigo una bandeja con una botella de vino y varias copas. Zero lo observó con detenimiento y comprobó que éste también era un ex humano; sin embargo se mantuvo impasible.

 

El joven llenó las copas y le ofreció una a cada uno. Tanto Yagari como Kaito dudaron en tomarlas pero al final las aceptaron. En cuanto a Zero, él se quedó mirando el contenido de la suya y supo de inmediato de que se trataba.

 

-   ¿Por qué deberíamos bridar? – preguntó Liam con aire despreocupado.

 

-   ¿Brindar? – dijo Yagari con tono sorprendido y el ceño fruncido.

 

-   Quizá por los acuerdos a los que llegaremos esta noche – Respondió Zero inexpresivamente y Liam volvió a sonreír.

 

-   ¡Excelente! – dijo – Pues brindemos por eso. ¡Salud! – levantó su copa y posteriormente bebió; sin embargo ninguno de los cazadores imitó el gesto y aunque el vampiro iba a cuestionar su falta de reciprocidad, justo en ese momento la puerta se abrió y por ella ingresaron Satoru, Kaien e Ichijou apoyado en éste último.

 

Kaito al instante hizo ademan de acercarse a ellos pero disimuladamente Yagari se interpuso dejándolo tras de sí para evitar hiciese algo innecesario y dejando que Zero actuara.

 

A éste no le pasó desapercibido el sentir de su amigo al tiempo que evaluaba rápidamente la condición de los recién llegados. Satoru y Kaien se veían bien pero el problema era Ichijou.

 

-   ¡Sensei! – el primero en hablar fue Satoru, cuya mirada se iluminó al verlo, pero al instante se tornó preocupada y miró a Kaien quien veía a Zero y a los demás con cierto temor y preocupación.

 

Zero al verlo a los ojos, sin más se acercó a ellos; sin importarle siquiera que Liam pudiese no estar de acuerdo o que quisiera detenerlo; y abrazó a Kaien

 

-   ¿Estás herido?

 

-   No. Estoy bien – Aliviado Zero suspiró sutilmente y luego miró a Satoru y acarició su cabeza. Posteriormente se acercó a Ichijou.

 

-   Takuma.

 

-   Estaré bien Kiryuu kun – le dijo con una media sonrisa y miró a Kaito - ahora estaré bien – Zero apretó ligeramente la mandíbula mientras veía al noble y era consciente de lo que le había hecho Liam.

 

-   Deja que se vayan – pidió entonces repentinamente. Liam no respondió y Zero se giró y lo encaró – No te son de utilidad, he venido aquí voluntariamente. Por eso los tenías, ahora ya me tienes aquí; deja que se marchen.

 

-   Zero… - Kaien lo miró con cierta alarma en los ojos - ¿Qué haces?

 

-   ¡Sensei, no!

 

-   Lo lamento, pero todos son cazadores y ese de allí es amigo de Kaname. Al final de cuentas aparentemente son enemigos míos.

 

-   Bien, supongo que entonces yo también los soy. Soy un cazador y aliado de Kuran – Zero lo miró con frialdad y dirigió su mano hacia su pecho dispuesto a desenfundar la Bloody Rose; pero antes de que lo hiciera Liam volvió a hablar deteniendo su acción.

 

-   No, no lo eres. Tu no…

 

    >… Muy bien… los dejaré que se marchen, pero tú te quedarás.

 

-   ¡Zero!

 

-   ¡Kiryuu kun!

 

Zero no prestó atención a las protestas.

 

-   Bien, lo haré. Me quedaré aquí.

 

-   Y no intentaras huir.

 

-   En tanto ellos se marchen sin que los mandes seguir. Te doy mi palabra

 

-   Muy bien. Entonces se pueden ir – Dijo Liam sonriendo – Shion, ordena que nadie se acerque a ellos

 

El pelirrojo desapareció al instante sin decir nada.

 

-   Kiryuu kun, ¿Estás loco?, no puedes quedarte aquí, ¿Qué pasara con…

 

-   Márchense – Dijo Zero interrumpiendo a Ichijou.

 

-   Pero…

 

-   He dicho que se vayan.

 

-   ¡Hijo…!

 

-   ¡¿sensei?! – Zero sólo les dirigió una mirada severa y entonces tanto Yagari como Kaito se acercaron a los tres.

 

-   Kaien, andando, fue decisión del chico.

 

-   ¿De que estas hablando?, no puede hacerlo… Zero…

 

-   Deja de parlotear. ¿Crees que él no sabe lo que implica quedarse?. El vino hasta aquí por ustedes. 

 

Kaien miró a Yagari a los ojos por unos segundos con desesperación. El pelinegro no mutó su expresión. Él también sabía lo que implicaba. Entonces Kaien repentinamente cedió.

 

-   Cross-san… - Satoru quiso decir algo pero Yagari también lo atrajo hacia si para hacerlo caminar.

 

-   Andando chico.

 

-   No podemos dejar a mi padrino…

 

-   ¿Acaso no escuchaste lo que dijimos?, fue su decisión.

 

-   Satoru, váyanse – Zero volvió a elevar su voz y el joven se giró para mirarlo, entonces él también cedió. 

 

Kaito por su parte, con la mandíbula tensa, atrajo a Ichijou quien no sabía que decir y lo sostuvo contra su cuerpo y lo condujo hacia la salida, sin decir nada tampoco ni mirar a su amigo.

 

Zero se mantuvo impasible mientras lo veía salir del lugar y una vez lo hicieron, el mismo sirviente que había servido sus copas, cerró la gran puerta de madera. Zero lanzó un ligero suspiro y se giró hacia Liam.

 

-   Parece que aceptaron muy fácilmente dejarte.

 

-   Fuimos criados como cazadores. Decisiones como esta no son fáciles pero tarde o temprano, alguna vez en algún momento de nuestras vidas, nos enfrentamos a ellas. Kaito eliminó a su hermano al ser transformado para evitar causara más daño. Kaien quien fue conocido como el vampiro sin colmillos, eliminó a gran cantidad de vampiros pero también perdió a amigos muy preciados, a pupilos y a una hija que tomó una decisión similar a la que estoy tomando. Y Yagari, él eliminó a su prometida al ser transformada; y también ha perdido a amigos preciados y a pupilos. Salvo Satoru, no es la primera vez que los otros toman decisiones así.

 

-   Ya veo. Hmmp, pero no hagas sonar todo tan lúgubremente. En primera, lamento haberlos usado para atraer tu atención, pero al parecer no estabas muy interesado en concluir nuestra conversación que me vi obligado a encontrar una manera. Y como pudiste ver, no les hice daño.

 

-   Se lo hiciste a Ichijou…

 

-   Eh… si, bueno… lo siento, me sobrepasé un poco con él. Pero tú lo escuchaste, estará bien.

 

-   ¿Y todo lo demás?

 

-   Zero, yo sólo quiero que cenemos tranquilamente y que charlemos un poco. Tú no estás aquí porque quiera hacerte nada malo. Lo que pasó en la academia, bueno, me dejé llevar; y lo otro… ¿Por qué mejor no cenamos?. La mesa esta lista, vamos.

 

Zero volvió a mirar de soslayo la puerta y luego siguió al vampiro. Al atravesar la puerta que daba al comedor, una sensación de nauseas lo invadió. El lugar era amplio; del techo pendían lámparas que iluminaban tenuemente la estancia y a un costado, los amplios ventanales tenían las cortinas descorridas por lo que el cielo desde allí podía verse oscuro, iluminado de vez en cuando por los relámpagos y la lluvia golpeaba insistentemente los cristales en un suave repiqueteo. En el centro, la gran mesa se encontraba adornada con lirios blancos y sólo dos lugares estaban puestos, uno en la cabecera y uno a un costado. Por un segundo la idea de una farsa de cena romántica surcó la mente de Zero.

 

El joven sirviente que los siguió del vestíbulo, se acercó a él y Zero comprendió entonces que deseaba le cediera su gabardina. Sin dudarlo lo hizo; sin embargo al desprenderse de ella, el joven vio fijamente y con cierta aprensión la Bloody Rose que traía a la altura de su pecho en la fornitura.

 

-   No es necesario que la tengas – le dijo inexpresivamente - Está bien conmigo; además, aunque quisiera dártela ni siquiera podrías tocarla – el joven no dijo nada ante eso; hizo una pronunciada reverencia y se alejó. En cuanto a Liam; simplemente sonrió y continuó de largo. 

 

Zero siguió a Liam quien aguardó a que tomara asiento y luego lo hizo él. Al instante la música de un piano comenzó a sonar y los sirvientes que se encontraban a un costado de la estancia comenzaron a realizar su trabajo. Entonces él se retiró el arma y la dejó a un lado sobre la mesa. Liam miró la pistola y frunció sutilmente el ceño, pero no dijo nada al respecto confiado en su velocidad como para alejar esa arma del cazador si era necesario.

 

En tanto, Zero miró nuevamente hacia el exterior y luego a los sirvientes; estos eran dos mujeres y dos hombres,  jóvenes y atractivos, pero que supo al instante eran ex humanos. Un nudo se formó en la boca de su estómago al notarlo.

 

Liam pese a todo, parecía bastante relajado, por no decir que feliz. La sonrisa de sus labios era sutil y no había desaparecido de su rostro desde que llegó.

 

-   No conozco aun tus gustos pero espero que esta cena sea de tu agrado. – dijo repentinamente y lo miró. Sus ojos verdes también tenían un leve brillo.

 

Zero no dijo nada al respecto pero observó el platillo que le ofrecían y luego el vino de la copa a un lado. Ese líquido carmesí que sin duda era el creado por el vampiro, hizo que la sensación de nauseas aumentara, por lo que para contenerlas desvió la vista hacia las flores que adornaban la mesa.

 

-   Son hermosas, ¿cierto? – dijo Liam quien al parecer estaba muy al pendiente de cada uno de sus movimientos - Sé que son tus preferidas – Ante esto, Zero lo miró desconcertado.

 

-  ¿Qué?

 

-   Siempre han sido tus flores preferidas – dijo el vampiro con aseveración.

 

Zero volvió a mirar aquellas flores. El vampiro acababa de decir que esas eran sus flores preferidas y antes, que no conocía sus gustos.

 

-   Son hermosas – respondió sin más.

 

Ante esas palabras Liam sonrió ampliamente, pero Zero desvió la vista de él y tomó los cubiertos. Comenzaba a sentirse impaciente. Sin poderlo evitar, nuevamente miró al exterior. La lluvia seguía golpeando insistente sobre los cristales y el cielo iluminándose.

 

Mientras observaba, repentinamente un escalofrío recorrió su cuerpo pues Liam tocó su rostro posando sus largos dedos sobre su mentón y le hizo girar el rostro hacia él.

 

-   Aceptaste venir aquí, a mí. Por favor, no mires a nada que no sea yo  – La voz del sangre pura  y su mirada, hicieron que Zero tragara saliva inconscientemente.

 

Sin embargo Liam no se alejó después de decirle aquello, sino que sonrió de lado y se acercó un poco más a él. Sus labios casi estaban a unos centímetros de tocarse, pero entonces, Zero desvió el rostro.

 

-   ¿Por qué no nos dejamos de esta farsa y me dices de una vez para que me quieres?

 

Al escucharlo, Liam guardó silencio mientras lo miraba un tanto sorprendido.

 

-   ¿De qué hablas? La invitación decía que esto era una cena – dijo después de unos segundos. Ante eso, Zero molesto le dirigió una mirada gélida.

 

-   Tú y yo sabemos que no estoy aquí porque quisiera cenar contigo. Atrapaste a mis seres queridos para atraerme porque deseas algo y quiero saber qué es lo que en verdad deseas.

 

-   Vamos, solo quería pasar más tiempo contigo y hablar.

 

-   ¿De qué?... no tenemos nada en común. A menos que quieras explicarme el porqué de lo que has hecho en complicidad con esos otros sangre pura y de haber ingresado a la academia Cross fingiendo apoyar el proyecto de coexistencia.

 

-   Creo habértelo dicho aquella tarde en tu oficina.

 

-   Me dijiste que era por la mujer que amaste. ¿Entonces es por ella que también has atacado a humanos y estas sometiendo a los vampiros a tu voluntad?

 

-   Es por ti.

 

-   ¿Por mí?, ¿Qué tengo yo que ver con eso?

 

-   Ella y tu…

 

-   Liam – Zero, sabiendo hacia donde iba la frase del vampiro, lo interrumpió - Liam… yo no soy Libelle.

 

Zero creyó que eso inmutaría al vampiro, sin embargo Liam guardó silencio unos segundos y luego sonrió nuevamente.

 

-   ¿De qué hablas? - preguntó algo divertido

 

-   Ibas a decir eso ¿no?, que Libelle y yo estamos ligados, que soy la reencarnación de ella, o algo parecido. Pero no es así – concluyó Zero con firmeza.

 

La expresión del sangre pura entonces se  tornó en una de desconcierto.

 

-   ¿Tú, sabes de ella?

 

-   Si… sé todo de ella.

 

-   ¿Quién te habló de Libelle? ¿A caso fue Kaname?

 

-   No, quien me habló de ella, fue ella misma.

 

-   ¿Qué?

 

-   Como lo oyes. Y te repito, yo no soy ella. Soy Zero, Kiryuu Zero. Ella murió hace miles de años. Mi color de pelo puede ser el mismo que el de ella, mi color de ojos también, incluso mi aura y mi esencia pueden ser ligeramente similares; pero no soy ella.

 

Liam guardó nuevamente silencio y entonces miró hacia el exterior. Un relámpago iluminó el cielo seguido del rugido característico.

 

-   Pero lo eres – dijo de pronto y sin mirarlo. En su voz Zero percibió un sutil matiz de desesperación -  Comprendo tu molestia. No pude protegerte así que la aceptó – volvió a mirarlo - Siento haberte dejado sola y no estar contigo cuando me necesitabas. Pero ahora que has vuelto todo será diferente. Lo prometo.

 

Zero abrió los ojos sorprendido. El vampiro se estaba dirigiendo a él como ella.

 

-   Escucha Liam… Libelle…

 

El vampiro no prestó atención. Sonrió con ligera tristeza y continuó.

 

-   Desde que te volví a ver hace más de treinta años, supe que tenía una nueva oportunidad.   Ese niño fue el hilo conductor que me llevó a ti. Gracias a su parecido contigo fue que pude encontrarte; y desde entonces he movido todas las piezas para lograr que estemos juntos finalmente y protegerte. Todo ha sido por ti.

 

-   ¿De qué hablas? ¿A qué niño te refieres?

 

-   Se llamaba Ichiru. – Zero sintió un nudo en el estómago –  Durante mucho tiempo yo había intentado ignorar el dolor que el perderte me causaba y el conocerlo y ver su parecido contigo me mostró de golpe esa realidad, esa en la que yo en verdad te había perdido y en la que jamás te volvería a ver ni podría tenerte.

 

    >… No podía tolerarlo por eso y dejé que se marchara junto a Shizuka para alejarlo; pero él en verdad me recordaba a ti y por eso decidí buscarlo. Y aun cuando sabía que él sólo quería a ese hermano por el que sentía un deseo indebido e irreprimible, sabía que podía captúralo para mí; así que atravesé el mundo sólo para dar con él. Jamás me imaginé que al hacer eso sería a ti a quien encontraría.

 

    >… Y así comenzó todo. Manipulé a los Petrov, a Arezu, a los Touma, a Abya e incluso también a Kaname y a Isaya para que se destrozaran entre si al tiempo que eliminaban a los humanos. Manipulé al Consejo para ponerlos a mi favor y desestabilizar al senado para frenar a las familias nobles que apoyaban los ideales de coexistencia y también para que dejaran de reprimir a los que aborrecen a los humanos. Atraje a varios cazadores para desestabilizar a la Asociación y que dedicaran su atención hacia otro lado. Me infiltré en la Academia para estar cerca de ti y lograr que me recordaras y una vez lo hicieras, demostrarte que ese sueño tuyo es imposible. También terminé las investigaciones sobre el suero para domar nivel E y el vino para someter al resto de vampiros. Todo, todo lo hice por ti, únicamente por ti y apenas está comenzando.

 

A cada palabra del vampiro Zero se horrorizaba más y más.

 

-   Entonces tú… fuiste tú quien…

 

-   Si. Porque sé que sin vampiros sangre pura tus problemas se acabarán; sin humanos a los que proteger tus preocupaciones también desaparecerán y sobre todo; aquellos que osaron lastimarte bebiendo tu sangre y apoderándose de tu corazón, finalmente serán castigados. Aquel pasado se quedara atrás y desaparecerá. Finalmente serás libre. Libre para que estemos juntos.

 

Zero sentía un fuerte dolor en el pecho y le estaba siendo imposible contenerse. Estaba enojado y asqueado; pero también horrorizado de sólo saber, de comprender que él había sido la motivación de Liam para hacer todo lo que hizo. Muchos humanos, incluso muchos vampiros habían sido asesinados porque este sangre pura estaba loco e indirectamente lo había hecho participe de todo…

 

Apretó más la mandíbula y al instante en que Liam intentaba tocarlo de nuevo, de un manotazo alejó su mano dejando entonces de reprimirse.

 

Fue en ese momento que la expresión de Liam se ensombreció y luego se contorsionó en una de furia y miró a Zero.

 

-   Tu… tú y él…

 

Zero había dejado de reprimirse y ahora su energía y esencia era liberada completamente.

 

Lo que Liam había sentido no era otra cosa más que la esencia de Kaname mezclada con la del él.

 

Al ver la expresión del vampiro, Zero hizo un rápido movimiento para tomar su arma pero aunque estaba a sólo unos centímetros de él, Liam fue increíblemente más rápido y en menos de un parpadeo, la arrojó lejos de él junto con la mesa.

 

El estruendo de la madera al estrellarse y de los cubiertos y cristales estallar, fue ensordecedor. Zero contuvo la respiración y al instante puso distancia saltando hacia atrás. Liam dejó fluir su presencia y poder, y sus ojos se volvieron carmesí.

 

-   ¡Tú… te acostaste con él!...

 

 

 

 

Notas finales:

Hola a todos... una disculpa por la larga espera. Tuve que cumplir con otras obligaciones y pues no pude escribir sino hasta hace unos dias. Espero que no haya quedado tan mal.

 

Les mando un beso y espero leernos pronto con el siguiente. Hasta entonces.


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