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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Capítulo LII

 

Al final de la noche

 

Parte II

 

 

Kaname apretó el arma con fuerza contra su pecho en un abrazo desesperado y comenzó a llorar.

Tanto Ichijou como Aidou se estremecieron. Jamás habían visto a Kaname así, él siempre mantuvo su estoicidad en todo momento. Ni siquiera cuando Yuuki o sus padres, lo vieron tan destrozado. Pero ahora, ahora parecía tan frágil.

Kaname continuó llorando por largo rato. Ambos eran sus amigos, o al menos eso era lo que sentían, y sin embargo no sabían de qué manera acercarse y consolarlo; si es que en este mundo pudiese existir la mínima posibilidad de que el dolor por la pérdida de Zero pudiese ser sanado. Sin embargo, ellos sabían que eso era imposible; así que simplemente optaron por mantenerse en silencio.

Pero no sólo era Kaname; también Kaien estaba sufriendo. En un momento dado, ellos fueron hasta él para darle la noticia, pero Kaien, que se encontraba sentado sobre la nieve con el rostro oculto entre sus brazos, ya había estado llorando; e Ichijou comprendió que él sabía, desde que llegó a allí, que Zero se había ido.

-   Lo siento mucho Cross-san – Dijo con pesar. El cazador al escucharlo levantó el rostro hacia él y lo miró a los ojos.

-   Ichijou-kun - dijo con la voz ahogada – Yo perdí a una hija…y no tuve un cuerpo para llorarle… pero de ella conocí su decisión antes de que la llevará acabo… y aunque intenté convencerla de que no lo hiciera, no pude… pero, aun así, al menos me despedí de ella. Y ahora pierdo a otro hijo y a él no pude decirle… - Se le hizo un nudo en la garganta y no pudo continuar.

-   Cross san… yo quisiera que esto no estuviese pasando… Kiryuu-kun, él…

Kaien le dedicó una sonrisa triste a Ichijou; por lo que éste guardó silencio. Luego levantó la vista y miró hacia donde se encontraba Kaname. Entonces se puso de pie con dificultad e intentó llegar hasta donde estaba el sangre pura. Sin embargo, apenas dio unos pasos perdió el equilibrio. Aidou se apresuró y lo sostuvo a tiempo para que no cayera al piso, pero para entonces el cazador ya había perdido el conocimiento.

-   Está agotado… - dijo - hay que llevarlo a un lugar cálido o enfermará…

-   Tienes razón – Ichijou se acercó y posó la palma de su mano sobre la frente del director.

-   Quédate con Kaname-sama, Ichijou, yo lo haré…

-   ¿Estás seguro?

-   Si… además no hay nada que yo pueda hacer. Quise quedarme porque en verdad creí que podía ayudarlo; pero ahora me doy cuenta de que lo que dijiste es verdad… Así que si él… si él decide... dile que no se preocupe; que haremos todo lo posible para lograr la coexistencia y que haya paz…

-   Hanabusa…

-   Díselo por favor.

-   Lo haré.

Ambos vampiros se miraron a los ojos por un rato y luego Aidou tomando a Kaien decididamente, se marchó.

Cuando el noble quedó fuera de su visita, Ichijou se volvió hacía Kaname, quien seguía llorando; y luego miró hacia el cielo. Nuevamente delicados copos de nieve comenzaban a caer. Su mirada se entristeció y cálidas lágrimas bañaron sus mejillas; y sin intervenir y respetando el dolor de Kaname, se quedó como su guardián, observando y vigilando a una distancia prudente.

 

 

Kaname lloró, maldijo, golpeó el piso y llamó una y otra vez a Zero de mil maneras distintas; y después, simplemente se quedó en silencio, sin moverse. Pero cada acción y cada palabra, provocaban dolor en Ichijou.

¿Cuánto tiempo pasó?, el noble no estaba del todo seguro. Pero en un momento dado, repentinamente Kaname se incorporó y él de inmediato se le acercó. Kaname traía la pistola de Zero en su mano derecha y el dedo en el gatillo. Al verlo, el noble se detuvo en seco.

-   ¿Kaname…?

-   Vete Ichijou… - Ordenó el sangre pura tranquilamente y sin girarse hacia él.

-    No puedo hacer eso… soy tú amigo y me importas.

-   No hay nada que puedas hacer por mí.

-   Pero…

-   Lo sabes, ¿cierto?... que sin Zero… yo…

-   Lo sé.

-   Entonces no tienes por qué quedarte.

-   Pero…

-   Desde un principio lo supe... para un ser como yo, en esta vida la felicidad completa no existe.

-   Eso es mentira…

-   No lo es… - Kaname levantó la vista al cielo - Fui feliz con Zero por unos días… de hecho, esos días fui más feliz que en toda mi existencia. Quiero seguir siéndolo… quiero estar con él...

Ichijou iba a decir algo, pero desistió. También él miró hacia el cielo y entonces una cálida sonrisa apareció en sus labios.

-   Está bien Kaname… Lo comprendo. Ve con él… Nosotros nos haremos cargo del resto… Lograremos la paz y la coexistencia que desearon Yuuki, Zero y tu…

Kaname giró su rostro y mirándolo por encima del hombro, le sonrió apenas. Luego volvió la vista al frente y caminó hacia el precipicio del acantilado.

Ichijou observó un poco más a su amigo y un nudo se formó en su garganta. Luego, dándose la vuelta, cerró los ojos con fuerza y se marchó a toda velocidad haciendo un enorme esfuerzo para no volver la vista atrás.

Kaname al darse cuenta que se había quedado sólo; mirando el cielo gris, sonrió levemente. Luego levantó el arma y la observó unos segundos. Estaba muy herido, cansado y sediento. Tenía que funcionar. Esta vez tenía que ser suficiente con ella para acabar con su existencia.

La apuntó entonces contra su pecho; pero fue en ese instante que se percató que aún traía a Artemis consigo, dentro de su gabardina a la altura de su pecho. Bajó la pistola y se dispuso a extraer la pequeña barra de metal, sin embargo, no solo traía esa arma consigo; también había algo más. 

Con la mano temblorosa extrajo un papel del interior de su bolsillo. Era la carta de Zero. Apenas verla dejo caer la pistola y sus ojos se anegaron de lágrimas nuevamente y cayó de rodillas al piso mientras se oprimía con fuerza el pecho.

-   ¡Zero…! ¡¿Por qué… ¿por qué me dejaste?... Ze…ro…!

Una vez más no podía respirar y le dolía la garganta al punto de que el grito que intentaba surgir de ella parecía atascarse y desgarrarla. El recuerdo destrozaba su corazón. Y la sed, la sed era insoportable. Sus ojos brillaban carmesí y sus colmillos estaban totalmente extendidos; sin embargo, él lo sabía, el único que podía ayudarlo, el único que podía saciarlo, era Zero. Pero él ya no estaba.

Nuevamente aquella desesperación que experimentó hacia miles de años volvía. Se incorporó y se lanzó contra los restos de los muros derrumbados del castillo y comenzó a destrozarlos. Los golpes que daba contra las rocas volvían polvo cada una de ellas; y lo único que quería él, era morir, morir y confiar que verdaderamente se volvería a encontrar con Zero. Porque lo amaba y porque no podía estar sin él.

Cuando no hubo más rocas sobre la que descargar su dolor, con desesperación recogió la Bloody Rose y volvió a empuñarla con ambas manos y la apuntó contra su pecho. Sin embargo. Repentinamente las palabras de Zero, plasmadas en esa carta, vinieron a él…

 

“… Hace años le hice una promesa a Yuuki y sé que tú también lo hiciste al igual que lo hiciste de alguna manera con Libelle. Hacer todo lo posible para lograr la completa coexistencia entre humanos y vampiros y lograr la paz. Por favor Kaname, yo también deseo eso. Si algo impide que estemos nuevamente juntos, por favor te pido que sigas adelante y hagas lo posible para lograr ese objetivo. Sé que lo sabes tanto como yo, que esto ya no se trata de ti o de mí, sino de salvar a los humanos y los vampiros por igual”

 

Derrotado bajó la pistola y se dejó caer al piso; luego se inclinó y cerró los puños contra la nieve. Zero ya sabía lo que podía suceder y aun así vino hasta este lugar. Ahora lo comprendía. Zero pretendía lograr la coexistencia; ese siempre fue su principal objetivo, y para lograrlo, no le importó atarlo a él tal y como hizo Libelle.

 

“…Te amo como no imaginé llegar a amar a alguien y nunca amaré a nadie más que a ti. Aunque es algo incómodo para mí expresarlo, es quizá lo más sincero que he dicho en mi vida; y deseo que me creas y no pienses que te he traicionado. Te amo tanto que no puedo concebir la sola idea de que pueda sucederte algo malo. Talvez no puedas comprenderme ahora pero quiero que sepas que tampoco lo hice porque no confiara en ti. Lo hago, siempre lo haré…”

 

Así que de eso se trataba.

 

“Compramos un tiempo muy corto, aun así, esos días que he pasado contigo han sido maravillosos. Me hiciste experimentar sensaciones increíbles. Tus sentimientos, tus besos y caricias. La felicidad y calidez que sentí a tu lado nunca la olvidaré. No cambiaría nada de eso por nada. Si tuviera que elegir entre ese tiempo tan corto de felicidad a tu lado y ser nuevamente humano, te elegiría a ti mil veces”

 

Tomó la pistola una vez más y la estrecho con fuerza contra su pecho como si fuese lo más preciado de su vida.

 

“… Kaname, todo yo te pertenezco y así será por siempre. No importa lo que pase, no importa el tiempo que pase, yo sólo te amaré a ti y sé que en algún momento volveremos a encontrarnos de alguna manera… en esta vida o en otra”

 

Levantó la vista y miró el horizonte. El inmenso lago lucía lúgubremente gris y todo el resto del paisaje que se veía desde allí, estaba cubierto de blanco.  Apretó la mandíbula con fuerza y cerró los ojos.

 

“… Si algo impide que estemos nuevamente juntos, por favor te pido que sigas adelante y hagas lo posible para lograr ese objetivo”

 

Ahora lo comprendía.

 

No podía. No podía hacerlo. Aunque deseaba acabar con tanto dolor, no podía morir aún. No por cobardía, sino precisamente por Zero.

 

 

 

[….]

 

 

Cuando Ruka escuchó el auto detenerse frente a la mansión, dejó el libro a un lado y se puso de pie rápidamente. No había estado leyendo, de hecho, estaba demasiado nerviosa los últimos días como para hacer algo así. No solo era el hecho de que no sabían nada de Kaname desde hacía más de una semana en que lo dejaron en ese risco y que Ichijou les había prevenido de lo inevitable y recordado cuál era su deber. Sino que también la reunión de hoy en la asociación era muy importante pues determinaría las pautas a seguir para el futuro inmediato. Por eso no había podido quedarse en casa de sus padres a esperar y había venido hasta aquí, la mansión Kuran.

La puerta se abrió y por ella ingresó Takuma acompañado de Seiren, Hanabusa y Kain.  Todos con abrigos negros y con algunos copos de nieve sobre su pelo y hombros.

-   Oh… Ruka. Buenas noches.

-   Buenas noches. ¿Cómo les ha ido?

-   Bien. Logramos pactar con los cazadores gracias a la ayuda de Yagari-san y Takamiya-kun; y afortunadamente llegamos a varios acuerdos.

-   Me alegra. ¿E Isaya-sama?

-   Quiso ir a descansar a su mansión. Ha tenido mucho trabajo estos días. Y Cross-san aun es su huésped.

-   Ya veo. ¿Tienen hambre?, ¿te importa si dispongo todo para la cena?

-   Ruka, deberías ir a descansar. Yo me encargaré de eso.

-   No, está bien. Tú también has tenido mucho trabajo, igual Seiren. – miró a la vampiro que estaba parada a cierta distancia en silencio – Yo en casa solo me siento más impotente por no ser capaz de ayudar y por no tener noticias.

-   Ruka, comprendo, pero no has dormido y aun tienes los ojos enrojecidos. Haré que preparen una habitación aquí para ti. Quiero que descanses. En los planes por venir nos serás de mucha ayuda.

Al escuchar eso, la noble bajó la vista.

-   Está bien… yo…

Las palabras de Ruka quedaron inconclusas pues una repentina presencia los estremeció a todos y les hizo girarse de golpe hacia la puerta principal, completamente sorprendidos.

Esa presencia era la de Kaname. Ruka se llevó las manos al rostro y lágrimas comenzaron a bañar sus mejillas.

Unos segundos después la puerta se abrió y efectivamente, Kaname estaba allí. Tenía el pelo desordenado y húmedo; y la ropa sucia y manchada de sangre. Pero, sobre todo, su expresión era cansada y sus ojos relucían en carmesí.

Al verlo, todos los vampiros se mostraron notoriamente aliviados y de inmediato se dirigieron hacia él para asistirlo.

-   ¡Kaname-sama! – dijeron Ruka y Aidou casi al mismo tiempo, con emoción. Sin embargo, Kaname ingresó y se detuvo en medio del vestíbulo, pero no respondió. Ni siquiera dijo nada al respecto de que ellos estuviesen allí; simplemente los miró.

Ellos sin duda creían que para estas horas él ya habría terminado con su vida. Por tanto, para el sangre pura eran lógicas las expresiones en sus rostros.

-   Kaname… - Ichijou se le acercó un poco más y lo miró con alivio y sonrió.

-   Ichijou, subiré un momento a mi habitación. Después ponme al tanto de lo que ha sucedido desde la última vez que nos vimos.

La voz de Kaname carecía de ánimo e Ichijou se sorprendió por esa orden tan directa y a la vez tan indiferente; por lo que un rayo de confusión surcó su rostro por un instante, aunque de inmediato asintió

-   Sí, claro.

-   Kaname-sama, nos alegra que…

Aidou intentó acercarse un poco más a él, pero Kaname ignoró su intención, pasó entre él y Ruka y se dirigió hacia las escaleras, tal y como si se tratase de un día cualquiera. Sin embargo, para ellos era como si él estuviese ignorando lo sucedido. Todos se miraron entre sí sin saber qué hacer.

Repentinamente, a mitad de las escaleras Kaname se detuvo.

-   ¿Aidou?

Al escucharlo, los ojos del noble se iluminaron al instante y se dirigió rápidamente hacia las escaleras.

-   ¿Si, Kaname-sama?

-  Necesito un informe detallado de los avances en la investigación que te encomendé… -  solicitó éste sin girarse.

El noble se detuvo en seco; sin embargo, casi al instante reaccionó y se fue tras él y se detuvo al pie de las escaleras mientras Kaname seguía subiendo.

-   ¡¿Kaname-sama…?! – volvió a llamarlo casi gritando y con la voz trémula. El sangre pura se detuvo nuevamente pero igualmente no se giró hacia él – Kaname-sama, yo… yo lo siento… si hubiese tenido avances en la investigación… si la hubiese encontrado… si hubiese encontrado la cura, quizá Kiryuu… quizá lo hubiese transformado antes, tal y como eran sus planes, y lo hubiésemos podido proteger… Perdóneme por favor – Aidou se arrodilló y entonces Kaname giró el rostro y lo miró por encima del hombro desde lo alto, de manera fría.

Kain, al ver lo que hacía el rubio, se acercó a él y se inclinó a su lado.

-   Aidou.

-   Si, tienes razón, debiste hacerlo – dijo Kaname inexpresivamente. Todos abrieron los ojos con sorpresa por la frialdad de lo dicho - Sigue con ella Aidou… no me importa cuántas noches en vela o sin comer tengas que pasar… obtén resultados ya…

-   Si, lo haré – asintió el noble de manera determinada.

El sangre pura ni siquiera reaccionó a esa actitud; simplemente terminó de subir y se perdió en el pasillo superior.

Ichijou suspiró y miró con tristeza lo alto de las escaleras. Kaname parecía estar muerto en vida y los había mirado a todos con cierto desprecio. ¿Acaso odiaba a todos los vampiros ahora?

-   Hanabusa – Kain llamó a Aidou – Me tranquiliza que él esté aquí, pero ¿Por qué lo has hecho?, no es tu culpa y él lo sabe.

-   Era necesario, él está sufriendo. Kaname-sama está sufriendo por la pérdida de Kiryuu-kun. Me alegra que no haya atentado contra su vida, me alegra que esté aquí. Pero él en verdad está sufriendo, Kain.

-   Pero los resultados de esa investigación no se lo regresarán.

-   Te equivocas… - Intervino Takuma – creo saber por qué Kaname quiere lograr eso…

-   ¿De qué hablas?

-   Es un presentimiento – dijo - “Una vez que los vampiros desaparezcan y los humanos estén a salvo, podré reunirme con Kiryuu-kun”, eso es lo que creo que él piensa ahora.

-   ¿Estás diciendo que él quiere eliminarnos?

-   Creo que él quiere volvernos humanos. Después de todo, la cura del vampirismo es lo que busca con esa investigación ¿no, Aidou?

Kain miró a Ichijou con incredulidad, pero Aidou lo tomó del brazo.

-   Por favor Kain, tengo que hacerlo.

-    No sabes cuánto tiempo te tomará y aun lográndolo, no todos aceptarán eso. Puede haber un nuevo conflicto.                      

-   Lo sé. Pero también creo que podremos razonar con Kaname-sama. Por favor Kain, si no lo hago él tomará medidas más extremas. Así que debo hacerlo. Espérame y no me dejes por favor, te necesito.

-   Hanabusa… yo…

-    Tú no me abandones, Kain.

-   No lo haré… te ayudaré. Debiste confiar en mi desde un principio. Después de todo, te amo y siempre y en tanto me necesites, estaré a tu lado.

-    Gracias.

-    Yo también te ayudaré Hanabusa – Ruka se acercó a ambos y posó una mano en el hombro del rubio. Él le sonrió y se pasó el dorso del brazo sobre los ojos.            

Takuma sonrió levemente y no pudo evitar pensar en Kaito. La última vez que pudieron hablar fue minutos antes de la primera reunión con los cazadores, hace tres días. Kaito le había pedido tiempo para ayudar a Yagari-san a poner en orden a la asociación. Pero, ¿Cuánto tiempo le tomaría?; quizá debería imitar a Akatsuki e ir a buscarlo y quedarse a su lado, aunque se molestara. ¿No se amaban después de todo?... Si, lo hacían. Y al menos él en verdad quería estar a su lado. Pero esos eran sus propios deseos y por el momento no podía pensar solo en sí mismo. Su lugar estaba con Kaname que había vuelto. Kaito lo dijo, “Tú también tienes deberes con los que cumplir, Ichijou. Y no es como que eso me vaya a tomar a mí toda la vida. Sólo es cuestión de papeleo, reuniones y acuerdos. Pero tu tarea, creo que será un poco más complicada. Cuando todo esté más tranquilo, búscame” … Sí, eso le dijo. Kaito confiaba en él.

Miró por la ventana. La luna brillaba en el firmamento y poco a poco descendía hacia el horizonte. Los copos de nieve seguían cayendo con suavidad.

Si. Kaname había regresado. Quizá lo había hecho por Zero; eso era lo más probable. Pero finalmente lo había hecho. Así que su deber como vampiro noble y amigo del sangre pura, era mantenerse fuerte, apoyarlo en todo y continuar adelante para lograr la coexistencia con los humanos.

Él sabía que Kaname, en medio de su dolor, en estos momentos quizá querría otra cosa. Sin embargo, él estaba más que convencido que ahora les tocaba a los vampiros trabajar por la coexistencia con los humanos. Dejar de ser espectadores o sentirse seres superiores y trabajar por la paz. Y a él, a él le tocaba apoyar a Kaname y mostrarle que podía confiar en ellos y que aquello que tanto deseó por años; tanto él como los seres que amó, podía lograrse.

Sin embargo, tampoco estaba dispuesto a dejar ir a Kaito. Le había costado mucho que sus sentimientos llegaran a él. Le daría el tiempo que le pedía, pero después de eso, pasará lo que pasara, caminaría a su lado.

 

 

 

[….]

 

 

 

Kaname salió del baño. La camisa negra que traía puesta estaba a medio abotonar y de las puntas de su cabello, pequeñas gotas de agua caían en la toalla que traía sobre sus hombros.

Miró hacía el exterior con los ojos aun en carmesí. Los copos de nieve bailaban lentamente frente a la ventana mecidos por el suave viento y la luna se encontraba cerca del horizonte.

Una expresión triste se reflejó en su rostro. Había vuelto. Por Zero había vuelto. En ese lugar, sobre ese acantilado, no había podido jalar del gatillo y ahora parecía estar viviendo un deja vu. 

Se dirigió hacia la pequeña mesa frente al diván y tomó el frasco de tabletas de sangre y vació una gran cantidad de ellas en su boca y tragó con dificultad. Nuevamente se enfrentaba a ese desagradable e insípido sabor.

Luego volvió la vista hacia su cama, en ella descansaban tanto Artemis como la Bloody Rose. Se acercó y tomó la pequeña barra de metal entre sus manos y la llevó hasta el cajón de su cómoda y la guardó en su caja. La cual había conservado a pesar de no tener esa arma al creerla perdida durante el ataque a la academia Cross hacía treinta años.

La miró por unos instantes y sin poderlo evitar, el recuerdo de Yuuki acudió a él.

“A veces sucede lo contrario, ¿no es así? Herimos a la gente que queremos proteger. Sonriendo, cuando en realidad tienes ganas de llorar…”

-   ¿Yo seré capaz, Yuuki?... ¿podré ser capaz de seguir cuando estoy muriendo por dentro?

Deslizó suavemente sus dedos por la barra de metal, una última vez; y entonces lentamente bajó la tapa y esta vez deseaba fuera para siempre.

Luego se dirigió hacia la cama nuevamente y tomó a la Bloody Rose. También la observó largo rato, detenidamente, repasando los bordes, los acabados y cada línea de ella, las fracturas incluso; tal como si fueran heridas hechas sobre sí mismo. Después de eso, puso su dedo en el gatillo y apuntó hacia el frente. Había olvidado lo liviana que era pese a su tamaño. Esta arma había sido creada hacía miles de años por él, para Zero; aun sin saberlo. Y ahora era lo único que le quedaba del joven cazador. Tomarla de esa forma le hacía sentir que una parte de Zero continuaba allí, a su lado.

No pudo evitar recordar todas las veces que vio al joven empuñarla.

La Bloody Rose estaría de ahora en adelante con él hasta que lograra cumplir su objetivo; y entonces con su ayuda podría marchase al encuentro del amor de su vida. Esta vez no se dejaría vencer por la desesperación. Esta vez tenía un objetivo aún más claro que hacia miles de años. Zero se lo impuso y por Zero él era capaz de hacer lo que fuera. Se lo prometió, se lo juró. Por él era capaz de destruir al mundo entero, pero también, dado los deseos del joven, era capaz de crear uno nuevo.

Porque Zero siempre lo supo ¿cierto?, que para ambos era imposible estar juntos en esta vida. Él nunca renunciaría a Zero y él joven no aceptaría olvidarse de todo e irse lejos con él, si antes no lograban la paz. Pero eso tomaría mucho tiempo. Juntos sin duda lo hubiesen logrado, juntos hubiesen hecho que fuese posible; pero Zero no gozaba de la inmortalidad. Y aunque él podría haberle dado su sangre para mantenerlo a su lado, ni él sería totalmente aceptado por los cazadores ni Zero por los vampiros; no hasta que se lograra la verdadera coexistencia. Siempre habría amenazas que afrontar. Zero jamás dejaría a los humanos a su suerte. A él no le importaba nada mientras estuviese con Zero, había nacido y crecido como vampiro, pero Zero, él nació humano y fue criado como cazador antes de ser transformado; y después de superar su dolor y odio por los vampiros, realmente deseaba la paz. Por eso, para ser completamente felices tenían que lograr la coexistencia.

Pero las acciones de Liam vinieron a destruir esas esperanzas, vinieron a amenazar con jamás lograrla. Le hicieron ver a Zero que no podrían estar juntos y que sólo él, Kaname, tenía más posibilidades de lograr esos objetivos y por eso decidió protegerlo, aunque eso implicara obligarlo a seguir atado a esta vida.

Zero sabía de los sentimientos de Liam y se aprovechó de ellos. Antes de que ambos, como sangre pura se engarzaran en una lucha que sólo causaría destrucción, prefirió ser el que se sacrificara para detener a Liam y darle una oportunidad a él de lograr la coexistencia con los humanos.

Eso le dolía, realmente le dolía. ¿Zero lo amó realmente?, quería creer que sí. Porque aquellas caricias, aquella mirada, aquellos besos; no podían ser mentira.

En medio de la soledad de su habitación, nuevamente acarició la pistola y lágrimas amargas resbalaron por sus mejillas.

-   ¿Por qué nos conocimos, Zero?... ¿acaso fue simplemente causalidad?...

 

“Creo que yo también te he amado desde hace mucho tiempo Kaname, pero igual que tu no me había dado cuenta hasta ahora. Cuando te volví a ver después de treinta años mi corazón latió con fuerza. Por más que me esforcé en odiarte, no pude. Por más que no quise sentir nada por ti, no pude. Comenzaste a ocupar mis pensamientos, incluso mis sueños. Y no sé en qué momento sucedió, pero no me importa. Te amo, te amo, y ojalá mis padres, Ichiru y Yuuki me perdonen, pero no puedo estar sin ti. Te necesito. Quiero que te quedes conmigo Kaname. Quiero estar a tu lado, hasta que, como tú lo has dicho, este mundo se convierta en nada”

 

“Te amo Kaname, soy y siempre seré tuyo. No importa qué, no importa cómo, no importa dónde; nada cambiará eso. Te amo Kaname… no lo olvides nunca… sólo a ti… Siempre estaré contigo.”

 

 

-   No, no lo fue. En miles de años nunca experimenté algo como lo que sentí por ti. Todo ese tiempo me odié por ser un vampiro y creí que algo debía estar pagando para haber nacido así. Pero al conocerte todo cambio. Verte a los ojos me hizo saber que todos esos miles de años habían valido la pena y cuando me aceptaste, pude sentir como nuestros corazones latieron como uno mismo… No sólo nuestros cuerpos se unieron, también nuestras almas lo hicieron…  

   >... Zero, tú me salvaste de ese abismo de soledad… Por eso volvería a repetirlo una y otra vez. No me importa si se trata de una o de mil vidas, volvería a amarte. Sólo a ti Zero… No me arrepiento de haberte conocido ese día en aquella montaña cuando eras un niño... Quiza haria las cosas diferente. Pero nunca te amaría menos.... Por eso lograré tu sueño Zero, porque sólo yo puedo hacerlo. Estás son las ultimas lagrimas que derramaré. Así que, por favor espérame un poco; te juro que pronto estaré a tu lado. 

 

Dicho esto, alzó la vista y a través de la amplia ventana miró nuevamente hacia el cielo, sus ojos volvían a ser borgoña.

La luna se había ocultado y un tenue azul delineaba las montañas anunciando que la noche finalmente había llegado a su fin y un nuevo día comenzaba.

Inhaló profundamente y entonces su semblante retornó a su estoicidad de antaño. Nuevamente se colocaba la careta de sangre pura, aquella que usaba antes de demostrar sus sentimientos por Zero y era de nuevo el sangre pura elegante, altivo e imponente a quien todos respetaban y temían.

Se incorporó de la cama y con calma terminó de abotonarse la camisa, luego se colocó la pistolera axilar y guardó en ella a la Bloody Rose, tal y como solía hacer Zero. Al final se puso el abrigo y salió de su habitación con paso decidió dándole la espalda a la noche. 

Hoy iniciaba un nuevo viaje en esta larga existencia suya, solo que esta vez no estaba completamente solo, una parte de Zero lo acompañaría hasta que nuevamente pudieran reencontrarse y estar juntos por la eternidad.

 

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Notas finales:

Hola a todos.

 

Si leyeron hasta aquí , no me queda más que agradecerles infinitamente el tiempo que le dedicaron a la lectura de éste fanfic en estos casi tres años. Está lejos de ser muy bueno pero en verdad me esforcé para entregarles la mejor calidad de que dispongo en cada capítulo. No soy una escritora y como fan, es el segundo fic que comencé a escribir y el primero de éste género del que no tenía ni idea de como desarrollar, pero me impuse el reto y todos los comentarios que me han dejado me han hecho muy feliz. Absolutamente todos los he leido y espero que respondido, al menos con un gracias. El anterior fic que escribí se llama Sueño Carmesi (hetero), pero si éste fue enredado, ese es un poco más. No lo he concluido y en verdad espero hacerlo. Tambien espero haber mejorado un poco con éste.

 

Por otro lado, sé que tardaba en actualizar. A veces deseaba tener no sólo la inspiración, sino principalamente el tiempo. Y ademas, soy alguien un tanto complicada, asi que supongo de alli que un fic que estaba planeado para veinte, máximo veinticinco capítulos, se haya convertido en esto. Veo el archivo y no puedo creer que yo haya escrito tantas paginas. Jajaja... ni siquiera para los trabajos y proyectos de la escuela hice tanto y de mi imaginación todito... Pero debo decir que fue gracias a todos ustedes. 

 

Hubo errores ortográficos y de gramática (fuí pesima en todo eso mientras estudiaba). También hubo inconsistecias, hubo relaciones inconclusas, y ha sido un final abierto. Pero en esta historia Kaname fue el principal protagonista, sobra decirlo. Cosa irónica dado el hecho que no es mi personaje favorito. Me gusta su diseño y la personalidad que la autora le otorgó, pero Zero siempre es y será mi favorito. Pero aunque es mi personaje favorito, lo raro es, que no puedo escribir desde su perpectiva. Supongo que se debe al hecho de que como mujer me enamoré de Zero, pero si fuese Zero, me enamoría de Kaname antes que de Yuuki; y como lo primero impera más que lo segundo. En fin, lo intenté con Esclavo y no funcionó. Lo intentaré en el siguiente proyecto...

 

Si la lectura se les hizo intersante y creen que pude llegar a entrenerlos, me doy por bien servida. 

 

Se que habrá quienes digan "¿Todos estos capítulos y tanto sufrir para esto?, no estuvieron juntos al final. ¿Entonces, para que sirvieron los cincuenta y tantos  engorrosos capítulos?... no es justo". Bueno, la historia siempre fue planeada para un final agridulce, triste de ser posible. No me odien por favor. ... Ademas... La vida de un sangrepura es eterna ¿no?. Con Kaname nunca nada está escrito.

 

 

 

Con todo cariño y agradecimiento

 

Su autora

 

Kurau Amaya  ^.*


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