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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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CAPÍTULO VI Esencia. 

 

- No sé dónde está. Zero está desaparecido…

- ¿Qué?. Dijiste que había ido a la asociación.

- Eso se suponía. Había quedado de verse con Yagari-sensei  a  mediodía para tratar algunos asuntos nuevos de importancia y para ponerlo al día sobre otros. Terminó sus clases y se marchó. Dijo que estaría aquí para el cambio de turno, pero el hecho  es que hace una hora sensei se presentó aquí buscándolo, muy molesto porque nunca había llegado.

Kaname no terminaba de procesar la información, su pecho dolía, pero su mente le decía que tenía que tranquilizarse y pensar.

- Sin embargo es muy pronto para suponer que algo malo pudo haberle sucedido ¿no crees?, quizá le surgió algún otro asunto y por eso no llegó a la sede – Kaname no dijo nada más; en verdad quería creer lo que acababa de decir, pero Kaito negó con la cabeza.

- Encontraron su motocicleta en una de las calles de la ciudad y no hay rastro de él. Zero es un excelente cazador, el mejor de todos; y además es un vampiro. Eso lo pone en una situación complicada; tiene aliados, pero también enemigos. No sería la primera vez que lo atacan.

¿No es la primera vez que lo atacan?

Kaname se sintió mareado. ¿Por qué él no sabía nada de eso? Ichijou nunca le había dicho nada.

- Aunque nunca han sido ataques importantes, esta vez me inquieta porque si lo han atacado y se lo han llevado, se han preocupado por no dejar rastro de él. Cross dice que no debemos adelantarnos, que quizá las cosas no son así, que son muy pocas horas. Pero tanto él como Yagari-sensei, lo están buscando ya de manera discreta. Sería muy peligroso que alguien se enterara de esto tanto de la asociación como…

- … del senado – concluyó  Kaname, a la vez que se percataba de lo importante que Zero era para Kaito. No pudo evitar sentir celos por eso -  … Reuniré a miembros de la clase nocturna para que apoyen en su búsqueda.

- No puedes hacerlo.

- Hmmp… Si lo dices por el reglamento de la academia, no creo que eso sea importante ahora.

- No es por eso. Si el consejo o la asociación se enteran de que miembros de la clase nocturna están fuera de los terrenos…

- Lo sé, pero es más importante encontrar al presidente de la asociación. A los que conformamos la clase nocturna no nos conviene que algo le suceda. Los cazadores deberían estar agradecidos por nuestra ayuda y los miembros del senado simplemente deben mantenerse sumisos.

- Bien, si es así, entonces iré con ellos.

- No hace falta. Además tú tienes ordenes de quedarte aquí ¿no?... de otra forma ya hubieses ido a buscarlo, ¿me equivoco?

Kaito volvió a fruncir el ceño, pero no dijo nada. Kaname en cambio sonrió y se dirigió hacia las instalaciones del edificio principal.

Al llegar al aula donde los demás se encontraban; todos se volvieron hacia él cuando abrió la puerta y el anciano profesor guardo silencio.

- Kimura-sensei, necesito hablar con los miembros de la clase nocturna.

El anciano profesor hizo una reverencia sin decir nada y posteriormente abandono el aula.

 

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- Yo lo veo muy mal… - dijo el hombre de  cabello castaño. Su tono de voz sonaba preocupado. Frente a él estaba una mesa donde había varios vendajes, un  cuenco con agua y varias compresas.

- ¿Sí?, pues no lo estaría si no hubieras cometido la estupidez de dispararle con tu arma. – el que había hablado ahora, era rubio y mayor que el otro. Traía consigo una espada y miraba insistentemente por la ventana.

- Es que se estaba poniendo difícil – Dijo el castaño mientras ponía otra compresa sobre el pecho de Zero, que se encontraba inconsciente - Éramos más de doce y  ya había eliminado a la mitad.

- ¿Y qué esperabas siendo quién es?  

- Ya lo sé. Es el presidente de la asociación y el mejor cazador de todos.

- Y también es un vampiro, eso hace que todas sus habilidades de cazador se multipliquen; por tanto es muy peligroso.

- Por como yo lo veo, sigue siendo un niño.

- Es un vampiro, que no se te olvide; y como todo vampiro es vulnerable a las armas de cazadores. ¿Qué esperabas que sucediera al dispararle?

- No pretendía herirlo así… – hizo presión con la mano y el rostro de Zero reflejó una expresión de dolor  - …vino por mi sin  temor al arma, aunque sabía que yo podía dispararle.

- Pues ahora yo sólo espero que no se muera, no creo que a ellos les haga mucha gracia, dijeron “vivo”, no creo que sus cenizas les vayan a servir de mucho.

- Pues lo que yo creo es que Naoto nunca debió hacer tratos con esos vampiros. Además yo sé que le causé esa herida mortal, pero él también le disparó y luego nos lo dejó a nosotros.

- Tsk… Como sea, eso ya no importa, tu sólo ocúpate en pararle esa maldita hemorragia.

- Es imposible, por más que lo intento la herida es muy profunda.

- Pues dale más sangre.

- Ya lo hice, pero no es suficiente, sigue sangrando.

- Maldición – el mayor volvió a mirar por la ventana - quizá deberíamos deshacernos de él y largarnos de aquí de una buena vez. Todo esto se está complican…

PAF PAF PAF PAF

 

Ambos guardaron silencio y se giraron hacia la puerta asustados. Ninguno de los dos se movió.

- Abran, soy yo!!.

El cazador rubio  suspiró aliviado y fue hasta la puerta; pronunció unas palabras y al tocarla, una corriente de energía dorada partió de su palma y se extendió por la estancia.

Al abrir la puerta, un cazador de pelo negro y ojos del mismo color ingresó. Respiraba con dificultad y su pelo se adhería a su rostro por el sudor. Parecía haber corrido una gran distancia.

- Marukosu. ¿Qué sucede?

- Kuran, Kuran Kaname… está buscándolo… él y un buen número de nobles…

- ¿Ese sangrepura?... ¿Estás seguro?

- Si, lo he visto yo mismo… no está reparando en nada. No sé cómo lo hace, pero lo está rastreando.

- ¿Sabe de ti?

- No; pero eliminó a dos de los vampiros que nos ayudaron, dijo que tenían su aroma encima, ellos se negaron a decirle algo y los convirtió en polvo sin siquiera tocarlos, Naoto escapó, pero  atrapó a ese vampiro de nombre Matt que era el intermediario…

- Tenemos que largarnos de aquí… - dijo asustado, el  castaño.

- ¿Escapar? – le espetó con brusquedad el rubio - tenemos armas antivampiros y los refuerzos no tardaran en llegar.

- Toru tiene razón, es un sangre pura, nos va a matar a todos. Se lo que vi, quiere encontrar al presidente y eliminará a cualquiera que esté involucrado en su desaparición, lo dijo, lo escuché.

- Y no te equivocas…

Los cazadores se quedaron paralizados. Una voz fría se había escuchado por encima de las suyas, al tiempo que un aura tenebrosa se extendía por la estancia y hacía que los cristales de las ventanas estallaran en pedazos.

Los tres cazadores retrocedieron e inmediatamente se pusieron en guardia.

Kaname se encontraba frente a ellos.  Tenía un intenso  brillo carmesí en los ojos y el ceño fruncido. El viento que se filtraba por la ventana hacia ondear su gabardina y su pelo dándole una apariencia aterradora.

- ¿Có… cómo nos encontraste?!!

- Muy fácil… conozco el aroma de Kiryuu a la perfección y aunque creíste que no me había percatado de ti y escapaste, tienes su aroma encima y pude seguirte. Al menos debieron cambiarse la ropa si no querían que lo encontraramos.

El sangrepura los miró con desprecio, luego paseó su vista por la estancia y entonces su expresión se ensombreció mas. En un sofá viejo se encontraba Zero recostado, inconsciente y con la ropa  empapada de sangre. Eso lo hizo enfurecerse más y por un momento su respiración se detuvo.

Había estado buscándolo por horas, pero le había sido imposible localizarlo y ahora comprendía por qué. No se había equivocado en su deducción. Cuando llegó al lugar donde Zero había desaparecido supuestamente, se dio cuenta que ese no era el verdadero lugar donde lo habían emboscado, así que se dedicaron a buscar el lugar correcto y cuando lo encontraron, lo supo de inmediato; por las señales del terreno a Zero lo habían atacado vampiros con la ayuda de cazadores y estaba herido y no habían podido rastrearlo porque seguramente lo tenían en una casa de seguridad protegida por conjuros de cazadores. Así que dividió a todo su grupo y él se quedó con Ichijou para seguir buscándolo.

Por  largo rato se había concentrado en la sutil y muy débil esencia del cazador, aunque eso implicaba un alto gasto de energía para él. Sin embargo con todo y eso no había obtenido resultado alguno y su desesperación se había hecho evidente cuando dejó de reparar en eliminar a cuanto exhumano encontraba y sin importarle que Ichijou lo notara.

Parecía que muchas de esas criaturas habían acudido al lugar donde habían atacado a Zero atraídos por el aroma de su sangre y habían quedado impregnados de el convirtiéndose involuntariamente en señuelos.

¿De dónde habían salido tantos exhumanos? ¿Cómo es que nadie se había percatado del ataque? ¿Cómo habían atraído a Zero hasta ese lugar desierto? Esas habían sido preguntas que se había estado haciendo todo el tiempo y que no habían hecho nada más que exasperarlo.

Y así había seguido buscando por largo rato hasta que finalmente dio con esos vampiros de los que no obtuvo nada, y luego siguió a este cazador que estaba frente a él y que tenía el aroma de Zero impregnado. Lo había visto entrar en el edificio y unos segundos después la presencia del cazador había sido más clara; y no sólo eso, mientras se acercaba a ese lugar, el aroma de la sangre se hacía intenso también. Sin embargo jamás habría creído encontrarlo así.

Apretó los puños con fuerza, el lugar cimbro por completo y las paredes se agrietaron con el despliegue de energía. Los cazadores apretaron los dientes y aunque se veían asustados no retrocedieron.

- Kaname… ¿Qué... - Detrás de él apareció Ichijou, quien se olvidó de su pregunta, ya que al percatarse del aroma de la sangre del cazador, se dirigió hacia él aprisa. – Zero… Zero-kun… ¿Me escuchas? – al no obtener respuesta, se giró preocupado - … Kaname, está muy mal herido, ha perdido mucha sangre.

- Sácalo de aquí… - la voz de Kaname sonó fría, casi como un siseo y no dejó de observar a los cazadores. Ichijou lo miró unos segundos y sin objetar, tomó a Zero entre sus brazos y saltó por la ventana.

Una vez en la calle, el noble se alejó del edificio sin volver la vista y sólo se detuvo un instante cuando sintió como la energía de Kaname aumentaba al punto de causarle un estremecimiento, pero no se volvió e intentó no pensar en la forma en que el sangrepura les haría pagar lo que le hicieron al cazador.

Continúo su camino hasta que llegó a un callejón desierto. Ya se había dado cuenta que la condición del joven empeoraba a cada instante, así que se adentró en el y se arrodilló sin soltar a Zero; luego, apoyándose de sus dientes se aflojó la manga de la camisa para dejar al descubierto su muñeca.

- Ichijou… no lo hagas... - el noble, que estaba a punto de morder su muñeca, se sobresaltó y se detuvo sorprendido. No se había percatado de la presencia del sangre pura.

- Ka... Pero Kaname, él lo necesita.

- Lo sé, pero tu sangre no será suficiente… - dicho esto, Kaname se adelantó y se inclinó. El joven cazador estaba más pálido de lo normal, su respiración era dificultosa y estaba empapado en sudor. Se veía muy mal. Quiso abrazarlo, besarlo y decirle que todo iba a estar bien. Que muy pronto estaría bien. – Vuelve con los otros y regresen a la academia.

- ¿Qué harás tú?... Zero necesita…

- Se lo que Zero necesita - Kaname sostuvo al cazador y miró al noble con el ceño fruncido - pero por ahora no puede regresar a la academia, no así… has lo que te digo.

El noble se mordió el labio inferior, pero  asintió y poniéndose en pie desapareció al instante dejándolo solo con el joven en aquel callejón desierto. Entonces Kaname atrajo a Zero hacia sí y lo abrazó con fuerza. Por primera vez el temor y la desesperación se vieron reflejados en su rostro.

- ¿Me escuchas?... – le susurró - todo va a estar bien, pero no puedes volver a la academia. Nadie debe enterarse de esto.

El sangrepura se llevó la muñeca a la boca; mordió con fuerza y dejó que su boca se inundara con su propia sangre. Luego posó sus labios en los del joven. No era propiamente un beso, sólo le estaba dando a beber su sangre, pero el simple hecho de tocar sus labios, hizo que su corazón golpeara con fuerza en su pecho y estrechara aún más al cazador.

Repitió el procedimiento otra vez y el joven comenzó a respirar más tranquilamente. Sabía que aunque no iba a ser suficiente con eso, su sangre le ayudaría para que la hemorragia disminuyera y pudiera beber por sí mismo.

Después se puso en pie con Zero entre sus brazos y se alejó por el callejón. Sabía que en la academia los jóvenes cazadores se percatarían de inmediato del estado de su presidente, al igual que el resto de la clase nocturna. Por tanto, tampoco los nobles deberían enterarse. Si cazadores y vampiros se habían aliado para lastimarlo, nada le garantizaba que podía confiar en todos lo que lo rodeaban. Asi que tampoco podía llevarlo a su mansión en la ciudad ni a la de ningún noble. Necesitaba encontrar otro lugar.

Dio la vuelta en la esquina y saltó hacia  un tejado. Entonces recordó el apartamento que ocupaba el cazador. Allí no lo llevaría pero podría llevarlo a otra casa de seguridad. Y así lo hizo.

Después de cruzar por varios callejones, mientras el aroma de la sangre de Zero se hacía más irresistible e imposible de ignorar; finalmente llegó a un edificio de aspecto antiguo. Al subir las escaleras de la entrada, pudo sentir como vibraban las paredes debido a los conjuros de protección.

Antes de tocar, la rendija de la puerta se abrió.

- Traigo al presidente de la asociación, abre la puerta. – Kaname hizo una gran esfuerzo para que su voz sonara firme y para que su necesidad no se reflejara en sus ojos y estos se mantuvieran en su original borgoña.

La puerta se abrió, mas no la reja que estaba frente a ésta. El que se asomó fue un anciano de baja estatura con un parche en un ojo. Miró a Zero en los brazos del Kaname y luego a éste. Su rostro reflejó inmediatamente temor.

- No voy a hacer nada innecesario – dijo el sangrepura al darse cuenta - sólo quiero que me permitas entrar para atender sus heridas.

- Eres un sangrepura ¿Quién me garantiza que no fuiste tú quien lo hirió?

- Nadie, pero él es tu presidente y la casa está vacía, lo sé. Además, si quisiera eliminarlo ya lo hubiese hecho. Así que abre la puerta… - hizo una pausa y suavizó un poco el tono de su voz - …por favor, está muy mal herido.

El anciano dudó sólo unos segundos, pero luego se apartó y abrió la reja. Pronunció unas palabras en lenguaje antiguo y le cedió el paso.

- Arriba hay una habitación dispo…

El anciano no terminó la frase. Kaname con un despliegue de su energía lo impactó contra la pared sin demasiada fuerza,  pero con la suficiente para que el anciano quedara inconsciente. Luego dejando a Zero en un sofá del recibidor, volvió y se inclinó frente al anciano.

- Lo siento, pero no necesito que avises a nadie, además... - comenzó a irradiar energía de su mano y un halo color violeta cubrió la cabeza del anciano - ... tampoco necesito que recuerdes nada.

Después de dejar al inconsciente anciano sobre otro de los sofás; volvió a tomar a Zero y subió aprisa las escaleras.

Al entrar en la habitación dejó al joven en la cama y miró sus  heridas. Tenía una en un muslo, otras en un costado, en el hombro izquierdo y una en el pecho. Esta última estaba cerca del corazón. Kaname apretó los dientes, ni siquiera haberlos eliminado de aquella forma era suficiente pago para lo que habían hecho.

Se incorporó y comenzó a retirar la ropa del cazador, que estaba rota y completamente  manchada de sangre y que sólo hacía que el aroma fuera aún más intenso y perturbador. Necesitaba deshacerse de ella pues lo que menos necesitaba era que su visión y el intenso aroma que desprendían lo orillaran a hacer algo que no debía.

Después de cubrir a Zero con las sabanas, comenzó a revisar sus heridas. Todas habían sido tratadas en cierta medida, pero al haber sido hechas con armas antivampiros, era lógico que no dejaran de sangrar, así que las compresas y vendajes que habían puesto para contener la hemorragia, eran insuficientes y  ya estaban empapados de sangre. Los retiró también.

La visión de la sangre fresca manando de las heridas, le causó una intensa sed y sus ojos se volvieron de un brillante carmesí . Pero aún con ello, respiró profundamente y  se acercó a él. Lamio primero la herida de su pierna a la vez que irradiaba energía sobre ella. Ésta dejó de sangrar al cabo de unos segundos. Luego hizo lo mismo con las heridas de su costado y con la de su hombro. La que más le costó trabajo fue la de su pecho, pero en cada una se concentró y se tomó su tiempo. Eso disminuyó el dolor en el cazador, podía saberlo por la expresión de su rostro y por su respiración.

Cuando las heridas dejaron de sangrar él ya estaba demasiado ansioso y su cuerpo reclamaba algo más. Sin embargo se retiró la gabardina y se desabotono la camisa. Luego se mordió la muñeca y la puso contra la boca del cazador, para que bebiera.

Era una acción que mantenía sus propios instintos a raya, pero también era muy poco fructífera ya que el cazador bebía muy lentamente, mientras que los orificios en su muñeca cerraban rápido. Así que tuvo que repetirlo varias veces hasta que el mismo se desesperó. Entonces se llevó la muñeca a los labios y captó la mayor cantidad de sangre que pudo en su boca. Luego besó a Zero y lo hizo beber.

Cuando se disponía a repetir dicha acción, un temblor sacudió el cuerpo del cazador y un momento después abrió los ojos, los cuales brillaban en carmesí. 

Kaname estaba encima de él, pero Zero no se movió, tampoco hizo ningún gesto, sólo lo miró a los ojos sin reacción alguna.

La visión de aquella  mirada tan intensa, tan directa,  perturbó al sangre pura y una corriente eléctrica recorrió su espalda.

- Ne…necesitas beber y recupérarte, por favor hazlo.

Kaname sin dudar se inclinó y ofreció su cuello al cazador. Pero éste siguió sin moverse y sólo miró su cuello.

¿Está tan débil?

Pensó, pero al instante quedó desmentido que ese fuera el motivo.

- No - dijo el cazador en un susurro. Kaname se incorporó y lo miró sorprendido. Los ojos del cazador habían recuperado su original amatista, pero la debilidad que tenía era evidente en ellos. ¿Por qué era tan terco?

- Escúchame – Kaname se acercó hasta que su rostro quedó separado sólo unos centímetros del rostro del joven - lo necesitas, estas muy mal herido, la sangre que te he dado no será suficiente para que te recuperes y a este paso perderá su efecto rápido. Tienes que beber más o de lo contrario…

- Lo sé, pero no lo haré… - Kaname en su frustración apretó los dientes.

- ¿Entonces prefieres que te obligue? – Zero, aún en su debilidad, frunció el ceño y no respondió, sólo volvió el rostro hacia un lado

- Vete - le dijo.

Kaname sintió un dolor agudo en el pecho. Pero entonces el también frunció el ceño.

- Sé que me odias y no quieres beber de mí por eso, pero si crees que te dejaré así como así para que mueras, te equivocas. Tú me salvaste una vez, tomalo como pago por eso.

- No lo haré, déjame.

- Déjate de necedades. – Kaname tomó el rostro de Zero y lo obligó a verlo - Lo harás, acabo de eliminar a todos esos cazadores que te hirieron, no te rescaté para que ahora me salgas con esto. ¿Qué hay de la academia y del proyecto de paz?... ¿Qué hay de mí?...!!

Zero lo miró sorprendido, mientras él, Kaname se mordió el labio  y sin más lo besó. Al principio el cazador se tensó y no se movió ni un poco, no hasta que sintió el sabor de la sangre del vampiro en su boca, entonces intentó alejarlo pero era imposible, no podía moverse como deseaba y estaba muy débil.

Quiso volver el rostro pero Kaname lo tenía sujeto con la mano y no podía. Al final ni el mismo se dio cuenta en que momento sus ojos volvían a brillar carmesí y estaba respondiendo al beso del sangre pura, no para beber la sangre que manaba de su labio, sino por otro deseo aún más fuerte; por una necesidad aún mayor que la de la sangre.

Notas finales:

Hola, hola. Aquí está el nuevo capítulo, espero que sea de su agrado. Hasta muy pronto.


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