Capítulo 3-Secuestro
Ciel abrió los ojos poco a poco, no veía nada, ¿Qué había pasado?, no entendía nada, se encontraba en una habitación oscura sin ningún tipo de decoración o mueble, sólo estaba el. Sé encontraba cansado sin saber por qué y un poco entumecido, le costaba moverse a pesar de esto el pequeño conde se intento poner de pie, al intentar realizar esta acción, se dio cuenta de que estaba encadenado, las cadenas se encontraban enganchadas a la fría pared detrás de él, estaba atado de pies y manos. Al ver esto Ciel recordó algo, alguien había entrado en su despacho y le había dormido, lo que no entendía era como alguien podía burlar la seguridad de su mansión teniendo a sus criados y a Sebastian, eso le desconcertaba y le intrigaba a la vez, no era la primera vez que le secuestraban pero esta vez había ocurrido a plena luz del día y en su mansión.
-Awwww! Bostezo Ciel, sin duda la droga que habían empleado era fuerte, todavía sentía sueño y sin querer volvió a caer en los brazos de Morfeo.
-¡Despierta! Exclamó una voz de hombre.
Ciel se sobresalto al oír esto, ya que tenia la guardia baja, se levanto del suelo rápidamente y fijo la vista en su secuestrador, por fin iba a verlo. Lo que vio le dejo aun mas desconcertado, tenía ante sí a un hombre de traje negro como su mayordomo, su pelo también era similar pero el de este era más corto y usaba gafas, unas gafas que mostraban unos ojos de color caramelo…
-Me llamo Claude, le dijo mirándolo desde arriba y fijamente.
Ciel no dijo nada, sólo se limitaba a mirarle.
-¿Sabes por qué estás aquí?
-No lo sé, dímelo tú, ¿Crees que soy adivino? Lo que si se es que no vine de manera voluntaria, pero sea lo que sea, suéltame, es una orden exclamo Ciel al mismo tiempo que alzaba la cabeza y su flequillo se movía dejando ver esos preciosos ojos.
El individuo que tenía en frente le miraba aun mas intensamente que antes, casi con ojos desorbitados.
-¡NO!, Jamás te dejare ir. Gritó mientras su cuerpo se acercaba más al conde.
-¿Seguro? Dijo el conde esbozando una media sonrisa, te lo estoy pidiendo amablemente, acepta mi propuesta y no serás lastimado, si lo que quieres es dinero, puedo dártelo.
-No lo entiendes jajajajajaja,lo que deseo es….. A ti y serás mío, ¡YO, Claude, te haré mío!
Nada más pronunciar esto, Ciel no pudo hacer más que estremecerse e instintivamente agachar la cabeza, esta situación le recordaba a aquel fatídico día, el cual ha sido el culpable de llévale donde esta, diversas imágenes pasaron por la mente del pequeño, en un acto reflejo el pequeño conde se cruzo los brazos y se los agarro mientras sus ojos se agrandaban, no quería volver a pasar por ello, Sebastian donde estas….sálvame, ese fue el ultimo pensamiento antes de verse interrumpido por su secuestrador.
Este se había puesto de rodillas frente a Ciel, lo seguía mirando fijamente.
-No tienes que temer, sólo tienes que portarte bien, así Claude será bueno contigo.
Entonces hizo algo que Ciel no había previsto, acercó su cara a la de Ciel, le cogió un mechón de pelo y lo olio.
-Mmmmm eres delicioso…susurro Claude.
Ciel no pudo evitarlo, levanto su mano y le pego una bofetada en toda la cara.
-¿¡Qué haces!?, ¿Quién te crees que eres?, Estás a mi disposición no debes desobedecerme, debes pagar por lo que has hecho.
-Uy mira como tiemblo, dijo Ciel intentando recomponerse, pero no pasaron ni 2 segundos y ya se había arrepentido.
El secuestrador se acerco a Ciel del todo, sus cuerpos se tocaban, él conde intento apartarse hacia atrás.
-Ah no, toda mala acción hay que corregirla con un castigo.
Ciel sintió entonces como Claude le rodeaba con uno de sus brazos y lo posaba en su espalda, mientras que el otro le agarraba del pelo, y tiraba de su cabeza hacia atrás…no se podía mover, sentía el cuerpo pegado de Claude en el, Ciel se encontraba en una posición completamente sumisa, intentó moverse, pero no pudo, la fuerza de ese individuo era demasiada para él.
-Que guapo se ve…me muero de ganas de probar esos labios, dijo Claude …
-Tsk! Jamás los probaras! intentó decir Ciel, porque nada mas pronunciar estas palabras, ocurrió.
Los labios de Claude tocaron los de Ciel, el joven conde intento cerrarlos, pero Claude fue más rápido, su lengua penetro en la cavidad del niño, empezó a moverse, saboreando, explorando esta cavidad del conde, Claude se sintió en el cielo, efectivamente ese pequeño niño era delicioso, tenía ganas de más.
Ciel en cambio intentaba oponerse, pero le era imposible, la postura en la que estaba, la fuerza de Claude y su rapidez lo complicaban todo, asi que decidió probar otra cosa…Con todas sus fuerzas Ciel mordió la lengua de Claude, le hinco los dientes de manera tan fuerte, que noto como la sangre de este empezó a correr por su boca.
Claude se retiro, y le miro con ojos entrecerrados.
-¿Qué estás haciendo, no te quedo claro cómo iba a ser esto?.
-Me parece que no !Suéltame!Exclamo Ciel, que casi no sabía de donde salían sus fuerzas.
-AH! Jóvenes…que obstinados sois, pero va a ser que no…eres demasiado valioso, necesito divertirme y ahora mismo no puedo evitar pensar en todo lo que te haría, además verte ahí intentando fingir calma y serenidad mientras mi sangre corre por tu boca y por tu comisura es implemente genial, prepárate pequeño, vas a saber lo que es bueno.
Cuando dijo esto último cogió a Ciel y lo puso de espaldas a la pared, mientras se acercaba al cuerpo del menor, Claude se encontraba muy excitado, pero primero le haría pagar por haberle mordido, así que cogió las cadenas y las ajusto para que Ciel no tuviera más remedio que estar pegado a la pared sin poder moverse, solo podía estar de pie y de espaldas a él.
-Quédate aquí aunque no creo que te muevas dijo alegremente Claude mientras que abandonaba la estancia, al rato volvió con un látigo y luego dijo.
-Esto te dolerá un poco.
Acto seguido desenrollo el látigo, cogió impulso y a continuación se escuchó el grito del pequeño conde, este sintió un dolor atroz, un escozor en el lugar donde el látigo le había tocado como nunca había sentido hasta entonces.
-Si… murmuraba Claude, por favor conde, no se contenga, grite todo lo que desea, es música para mis oídos.
Al oír esto, Ciel decidió que no gritaría mas ante la presencia de este hombre por mucho que doliera, él era un Phantomhive y su orgullo le impedía dejarse vencer tan fácilmente, soportaría todo eso y más, sólo era cuestión de tiempo que Sebastian le encontrara.
Tras unos cuantos latigazos Claude paró.
-Eres obstinado no has ni siquiera gritado ni un poco , pero está bien, te hare gritar de otra manera…
-no…no lo conseguirás, no escucharas ningún grito de mi boca, además no creo que tarden mucho en encontrarme y cuando eso ocurra, te matare… dijo Ciel con un tono de voz tan serio y profundo que impresionó a Claude.
De repente Claude soltó el látigo y se acerco a la espalda de Ciel, su camiseta se había roto, y en algunos lados había un poco de sangre, un liquido rojo y brillante, Claude maravillado por ese liquido lo lamio de la espalda de Ciel, el cual al sentir esto se puso mas tenso. Claude al probar esa sangre enloqueció, ese niño no dejaba de sorprenderle por momentos, esa sangre era bebida de los Dioses, sintió como unos calores aun más fuertes de los que ya sentía recorrían su cuerpo y lo noto especialmente en una zona…
-Necesito más…fue lo único capaz de pronunciar.
Ciel todavía seguía pegado a la pared, de espaldas a Claude. ¿Dónde estaba ese maldito mayordomo? Lo necesitaba ya, urgentemente.
-Sebastian....¡SEBASTIAN!,¡VEN, es una orden!
-No vendrá así de fácil querido niño, crees que no me he preparado, tengo tiempo para jugar contigo un poquito más.
-¿Qué ?¿Cómo que no vendrá tan rápidamente? ¿ A qué te refieres?
-Yo también soy un demonio susurro al lado de la oreja de Ciel, mientras sus manos, rodeaban la cintura del menor y se acercaban peligrosamente al sexo del menor.
-Para…por favor no lo hagas, mascullo Ciel.
Claude hizo caso omiso e introdujo sus manos dentro del pantalón de Ciel y dentro de su ropa interior, ahí encontró lo que andaba buscando, el miembro del pequeño, que delicia, Claude lo empezó a mover suavemente hacia arriba y abajo.
El pequeño no podía creer lo que le estaba pasando, aquello no podía ser verdad, no podía creerlo...siempre había soñado con que otra persona le hiciera esas cosas y esa persona no estaba aquí…
-Vamos pequeño conde, déjese llevar un poco, es divertido dijo Claude.
-Bastardo, para, lo lamentaras…murmuro Ciel, el cual al acto seguido soltaba un suspiro, no podía combatir con lo que le estaban haciendo, su cuerpo estaba sintiendo cosas, cosas que nunca había experimentado…no podría aguantarse más, ese maldito demonio le estaba tocando en partes en las que nadie le había tocado jamás.
-Por favor… déjame.
-¿A caso no te gusta?, aunque yo creo que si dijo sonriendo.
Fue decir esto y Claude aumento el ritmo lo que hizo que Ciel gimiera sin este quererlo.
-Así conde, lo está haciendo bien.
Tras unos cuantos movimientos más Ciel acabo viniéndose.
Claude detrás del joven conde esbozo una sonrisa de satisfacción.