Capítulo 6 - Libertad
Sebastian se apartó de Ciel y centró su atención hacía Claude el cual había aprovechado ese momento para salir de la tina y rápidamente vestirse, cualquier persona hubiera tardado mucho en realizar esas acciones pero Claude era como Sebastian, un demonio.
-Veo, que ya estás listo para que te mate dijo Sebastian con un tono muy amenazador, Ciel nunca lo había escuchado de esa manera, le sorprendió.
-Perdona, que has dicho, será al revés. Claude sonreía maléficamente, y cuando acabe contigo me llevare a esa preciosa criatura que tienes a tus espaldas para hacerle todo tipo de barbaridades dijo relamiéndose los labios.
-No le tocarás ni un pelo, el es mí, morirás pero antes pagarás por lo que le has hecho.
Claude no le prestó atención, sólo se dedicaba a mirar a Ciel con cara de deseo, Sebastian noto esto y aprovecho esta distracción para abalanzarse sobre él, el cuerpo de Sebastian cayó al suelo junto con el de Claude, este no había visto venir el golpe y le pilló por sorpresa aunque reacciono bastante bien, ya que levantó el brazo a modo de defensa antes de que Sebastian empezara a asestarle puñetazos en la cara.
Ciel los contemplaba con asombro, Sebastian estaba realmente enfadado, quizá era porque sentía algo por él, si estaba seguro… de que era eso pensó Ciel.
La pelea seguía, Claude se había conseguido escabullir, sin saber como ahora estaban cada demonio en una esquina de la habitación.
-Esto es todo lo que tienes pregunto burlón Sebastian, ni siquiera me he esforzado.
-Tranquilo, aún me estoy reservando. Acto seguido Claude desapareció del campo de visión junto con Sebastian, ¿Dónde demonios se habían metido?
La respuesta a la pregunta de Ciel estaba punto de llegar, escuchó un enorme ruido proveniente del pasillo. El menor se dirigió hacia el sitio donde había escuchado el ruido. El pasillo estaba destrozado, las paredes tenían grietas y marcas de pelea, como si alguien se hubiera dedicado a pegar puñetazos y patadas expresamente a la pared, pero esto no era lo que le preocupaba al menor, unos metros más allá de donde se encantaba, estaba su querido mayordomo semiconsciente en el suelo, Claude estaba a su lado mirándole y meneando la cabeza.
-No, no, no, ¿Cómo ha podido ser tan fácil? Me esperaba algo muchísimo mejor que esto que tengo aquí dijo mientras le propinaba a Sebastian una patada en el costado. Bueno así tendré más energía para mi pequeño Ciel, esta noche le haré mío, solo de pensar mi boca recorriendo su piel, su pequeño cuerpo desnudo contra el mío…
Ciel se tapo los oídos, no quería escuchar más, no quería… pero debía hacer frente a ese psicópata, seguro que Sebastian se encontraba bien, solo estaba jugando como hacia siempre pensó el niño.
-EH! Gritó Ciel desde el extremo del pasillo, Eres asqueroso, un demonio horrible, jamás me volverás a tocar.
Claude se giró lentamente.
-Ah con que estás aquí pequeño conde, quieres apostar a que no te volveré a tocar, he acabado con tu mayordomo, la verdad un mayordomo bastante inútil…Claude iba diciendo todo esto mientras caminaba hacia Ciel, el pobre conde no sabía dónde meterse, quería correr, pero sabía que no tenía posibilidades y aparte su orgullo le obligó a quedarse ahí en frente de Claude con la cabeza bien levantada y mirada desafiante.
Su secuestrador llegó hasta la altura de Ciel, le cogió de su cabello y le alzó la cabeza para ver esa hermosa cara.
-Ciel… ¿Por qué eres tan perfecto? Me haces sentir como nadie lo hace ni como nada en el mundo. Nunca te dejaré ir.
Claude acercó más su cara a la del menor, sus labios casi se rozaban, Ciel bésame… estoy cansado de tener que hacerlo yo…y ya sabes es una orden.
Ciel no quería hacerlo, no iba a hacerlo, jamás! Sintió como su cuerpo empezaba a seguir la orden de Claude, no… rogaba Ciel, no quiero hacerlo, prefiero morir, le odio, lo mataré… Ciel seguía resistiendo todo lo posible, pero sus labios se tocaron. La mirada del conde estaba clavada en esa mirada de lujuria que le lanzaba Claude, que asco le daba aquel individuo, no podía consentirlo, él era el conde Phantomhive, él único que había emergido de la oscuridad, no podía dejarse vencer por semejante individuo, poco a poco el cuerpo de Ciel, se fue alejando de los labios de Claude, este le miraba con ojos asombrados…Ciel le devolvía la mirada con orgullo. Lo que pasó a continuación le pillo desprevenido al joven conde, la cara de Claude empezó a cambiar a una expresión de pánico, y dolor…
Ciel miró aún más con asombro como la sangre le brotaba por la comisura de los labios a ese maldito secuestrador, la mirada del conde se debió hacía la altura del hombro de Claude, Sebastian estaba detrás de este sonriendo, con esa sonrisa que tanto le gustaba a Ciel.
Claude había perdido las fuerzas y había soltado a Ciel, el conde pudo ver que Sebastian había apuñalado a su secuestrador en el corazón con su cubertería de plata, su querido mayordomo agarró el cuerpo de Claude y lo lanzo lejos de su preciado amo.
-Ya está amo… es libre.
-Tardaste demasiado dijo Ciel con tono serio.
Ambos se miraron fijamente, no pudieron contener una sonrisa tonta que les salía del corazón, por fin volvían a estar juntos.
Sebastian le miraba, Ciel le miraba…
Sebastian ya no podía más.
Ciel ya no podía más.
Sebastian se arrodilló ante su joven amo y le abrazó, un abrazo de amor que fue correspondido por Ciel.
-Nunca más te abandonaré susurró con voz entrecortada Sebastian.
-Nunca me abandones le contestó Ciel.
Ambos se entregaron a ese abrazo como si no hubiera mañana.
Mayordomo y amo unidos de nuevo…