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Amor Ninja por serenituegt

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 Capitulo: 12 Conejo negro… mi consuelo

El encontrarse en el hospital lo estaba volviendo loco… las sabanas frescas y la rica brisa, que se colaba por la ventana; a acompañado de un cálido sol. Relativamente estaba bien, era ameno y algo relajante. Pero lo que lo tenía como león enjaulado, era ese maldito sello de protección que lo tenía ciego. Imposibilitándolo, a una buena lectura, a un poco de ocio, con el televisor.   

-Maldito clan… -pensó, mientras tronaba la boca y trataba de concentrar sus sentidos… pero inesperadamente, una imagen vino a su cabeza… esta era naranja y con una voz tosca he irreverente…

-“Uchiha” –retumbo en su cabeza- “Libérame y compartiré mi poder contigo”… -el moreno movió la cabeza, tratando de sacar eso de su mente, pero la soledad del cuarto, solo lograba sumergirlo más en esta idea…

-Uchiha, libérame… seremos uno… Uchiha, te daré poder, Uchiha… rompe mi sello, Uchiha… te daré de regalo al estúpido rubio… Uchiha

Aunque Itachi ignoraba los murmullos. Tratando de no pensar, estos jamás se callaban, no lograba ese silencio mental. Pues su voz interna siempre estaba hablando, regañando, crispando y discutiendo… Este era el hecho más grande, por el que odiaba estar en el hospital… pues el tiempo libre, no era para él.

 

-¡Maldita zorra de nueve colas!… -gruño apretando las sabanas- Deidara ha tenido que soportarte, todos estos malditos años –suspiro tocando su barbilla, pensativamente. Trasladando su mente a sus años en la academia, y así librarse por un tiempo, de esos escabrosos pensamientos.

Flashback…

Itachi se encontraba en el campo de tiro de la academia, el moreno limpio un poco de sudor, con su antebrazo; mientras algunas chicas. Que lo miraban entrenar se acercaban, con voces desesperantes y actitud melosa. Lo que puso una mueca de desagrado en el joven, pues él prefería la soledad, y seguir entrenando.

-Itachi kun… eres asombroso –decían casi al unisonó, las niñas que reían y se sonrojaban. Pero que a la vez, se miraban feo entre ellas- Nos encanta verte todos los días, a pesar de que; ya te hayas graduado –chillo emocionada una de las chiquillas mientras los otras reían-

-Creo que Itachi tiene el cuerpo más marcado… No creen, -dijo sínicamente otra, que trataba de tocar los brazos bien proporcionados. Pero mientras ellas, seguían con sus banalidades. Los ojos rojos del Uchiha buscaban con añoro, una cabellera rubia y una sonrisa tierna; por la cual iba todos los días a la academia.

Pero esto nunca paso… las clases dieron comienzo, eh Itachi tenía que retirarse. Pero su sorpresa fue grande al descubrir al dueño de sus ojos. Escondido en un rincón, llorando y limpiando sus lágrimas.

Aunque el azabache, no podía escuchar muy bien los sollozo. Pues Dei lloraba en silencio, para que nadie se diera cuenta, de los que estaba sufriendo.

El Uchiha quería ir a su lado y preguntarle por que su congojo; pero una vez más. Esa maldita barrera imaginaria se lo impedía… aunque de igual maneta su mente tuvo una buena idea… Uso un Jutsu para convertirse en un conejo negro, el cual paso corriendo llamando la atención del rubio. Haciendo que levantara su carita afligida y sus tristes ojos azules.

El conejo sele quedo mirando y Deidara solo sonrió –“Ven conejito” –musitaba, extendiendo su brazo… El animalejo no tardo nada en acercarse, y el niño lo cargo- Vaya es la primera vez que veo que un conejo se deja cargar… Dime amiguito –sonrió con pereza- Como te llamas –el tono del niño era inocente y honesto- Yo me llamo Dei.

Itachi se la estaba pasando de lujo, y maldecía el no haber pensado en esto anteriormente... El conejo lamio la barbilla del niño, causándole cosquillas, al igual que una risa… -“Oye eres muy juguetón” –el ver sonreír a Deidara era todo lo que Itachi quería lograr, y aunque tenía que usar esa forma absurda, para él era más que suficiente.

-Te cuento algo –exclamo, después de casi todo el día de haber jugado juntos, y haberle dado zanahorias de comer. “Que por cierto” el conejito odiaba, pero aguantaba, por tal de verle feliz.

-Tengo miedo… No soy como los demás niños de mi edad –el rubio suspiro y miro el inmenso cielo, con la actitud, de estar pensando profundamente-

Mas en un vano cuchicheo el conejo pudo escuchar -Me gustaría ir y correr con los demás niños de la academia… pero –el pequeño paro sus palabras, para volver a deprimirse- Tengo miedo… Tengo miedo de hacerles daño, de que me odien; y me muestren esas miradas frías, que los adultos me muestran, todos los días.

El azabache se encontraba atento y con los ojos abiertos… pues el solo veía al rubio como algo angelical, algo bueno he inmaculado, del cual solo emanaba amor y sonrisas. Pero vaya sorpresa que descubrió, de su chico, pues este era más de lo que aparentaba ser.

-Mi padre me ha renegado esta responsabilidad –el niño seguía hablando, como si esto lo escribiera en un diario personal, que nadie jamás leería- Debo ser perfecto… cumplir los estándares, que exige mi apellido –una punzada atravesó al corazón negro, ya que se sentía identificado con cada palabra que salía de las fauces de su pequeño caos… pues sabia mejor que nadie, que era. Que los ojos de la multitud, estuvieran sobre tu espalda… pero aun así, el… él podía sonreír de esa forma. ¡¿Por qué?!... se pregunto con desesperación y locura, lo cual estaba a punto de gritarle en la cara “pero”… pero solo era un conejo; que mataría del susto al rubio.

Deidara noto la actitud tan subyugada del conejo, causándole curiosidad… -“Oye” me estas escuchando –pico al azabache, sacándolo de sus pensamientos. El cual rápidamente volvió a actuar como un conejo, rascándose la oreja. Rio después de ver al animalito rascarse- Sebes… –dijo soez y tiernamente- Me gustaría, tener un amigo…

Las miradas de ambos niños se cruzaron y con solo este pequeño suceso… sus corazones comenzaron a latir rápidamente, causándoles un sonrojo inesperado. El cual solo aparece, cuando estas con alguien especial.

Y fue así, que Desde ese día, los ojos de Itachi se volvieron más persistentes, en seguir al rubio… Y gracias a ello, descubrían facetas, del Uzumaki que nadie conocía… claro está, que una de ellas era, esa personalidad explosiva y alebrestada… que causaba mucha curiosidad en todo su ser.

 

Fin del Flashback…

 

“Si”… Así eran los recuerdos del joven moreno. Recordaba cuando eran niños, y Deidara siempre se escondía de los demás, y cuando lo encontraba tenía una mirada triste… como si acabara de llorar; y esto siempre lo hacía, idear una forma de consolarlo. Ya fuese convirtiéndose en algún animal, o encontrándoselo casualmente.

 

El Uchiha algo fatigado se acomodo en la cama. Trataría de descansar un poco, pero al segundo que se relajo… sintió unas pisadas frente a su puerta…

Tal vez estaría ciego… pero sus sentidos eran como un radar sonar, como si de un murciélago se tratara… La persona abrió lentamente la puerta y el moreno, poniendo a prueba trato de adivinar de quien se trataba…

Pero al poner el primer pie en el lugar y cerrar la puerta, el joven columbro que las pisadas eran más suaves de lo normal… como si de un niño pequeño se tratara…

Cauto decidió no mover un dedo… quería ver que hacia su enemigo, el cual hasta el momento no se movía. ¿Acaso lo estaba observando?...

Las delicadas pisadas se movieron, cuando el viento soplo de una manera fuerte y las cortinas se salieron. La persona acomodo susodichas y una vez más se detuvo… Pero esta vez Itachi pudo percibir un aroma grato, el cual estremeció su cuerpo y adquirió a decir. –“Deidara” -en un suave y tierno susurro, dejando que su voz se secara con cada letra del nombre-

-“Te desperté” –escucho el azabache, que apenas pudo disimular su felicidad- No fue mi intensión… -manifestó el rubio y miraba cuidadosamente, el cuerpo de aquel hombre; “Por que” para el Uzumaki, este ya no era un chico.

-No me has despertado –la voz era fuerte, ronca, y con algo de miedo, que disimulaba con un gesto de menosprecio en sus labios… Por un instante Itachi pensó, el por qué era tan cabezota… el chico que amaba lo estaba visitando, y este no podía dar su brazo a torcer, y bajar sus defensas.

El rubio por su parte, que tenía pocos ánimos suspiro, eh Itachi, de inmediato supo que su chico, se encontraba deprimido. –Te traje unas flores –dijo con algo de culpa, pues no sabía, como tomaría esto, el serio varón- Se que las flores son para las chichas… Pero con esto, esperaba, alegrar un poco este lugar.

Itachi, que seguía inmutado se enderezo, quedando sentado. Dirigiéndose a la figura, que seguía, de pie al fondo de la habitación… -Las flores están bien… -Deidara el escuchar eso dio un salto de emoción-

-Las pondré en un florero –entro rápidamente al baño, donde se escucho el agua… Itachi por su parte, no sabía qué hacer… Sabía en el fondo, que no era bueno, tratarlo bien.

Aunque este pensamiento desapareció, al sentir la presencia del rubio a un lado suyo… -“Son lirios” –dijo alegre, sujetando la mano del más fuerte, para que las tocara. Itachi arrebato su mano, y su corazón comenzó a latir rápidamente… el contacto, lo había estremecido.

-Yo… -murmuro el otro- No fue mi intensión asustarte –esto último no le gusto al cerebro Uchiha que estaba entrenado, para que nadie nunca lo tomara de débil-

-“¡Crees haberme asustado!” –dijo con arrogancia y levantando una ceja. Dei, que ponía el jarrón en la mesa de noche, se volvió al Uchiha y rio-

-ja, ja, ja, –se escucho dulce y bajo- No creo haber sorprendido al gran Itachi Uchiha –que equivocado… pero esto calmo el narcisista, que llevaba dentro el azabache-

-Tu clan me dijo, que vendrán a quitarte el sello en la tarde, cuando, el doctor te haya dado la alta –Itachi escucho el araste de la silla “Deidara se iba a quedar con el”… ¿Pero hasta cuándo?...

-“Itachi estas muy cansado” –pregunto dudoso, pero al final lo hizo…

Tomando por sorpresa ese tono y la pregunta al otro… -¡Que es lo que quieres! –exclamo sin paciencia y un falso fastidio-

Deidara por su parte miro sus manos, que se encontraban apoyadas en sus rodillas, y juntando valor. Se atrevió a decir… -“Tu”… -titubeo- “Tu lo escuchaste”

Itachi podría haber abierto los ojos de asombro, pero esto jamás lo sabríamos, pues la venda no dejaba ver sus reacciones… -El siempre me habla… y yo no sé qué hacer –el rubio lloriqueo, llevándose las manos a su rostro. Causando que en Itachi surgiera un nudo en la garganta, y ese ardor por consolarlo, como lo hacía de niños.

-Deja de lloriquear… Eres un hombre, y no cualquier hombre… eres un ninja, de esta aldea.

Dei miro con asombro al convaleciente y limpiando sus ojos contesto en un tono bajo -No fue mi intensión –regreso su mirada al frente, definiendo la pulcra figura Uchiha- Es solo que… -su tono estaba quebrado, se notaba que no estaba aun tranquilo, pero lo intentaba... Tardando un par de minutos para poder hablar… aunque el primero que lo hizo, fue el mayor.

-Lo que llevas en tu interior… es un demonio, que nadie más que los Uzumaki, puede controlar… Yo se que tú no eres la excepción… tal vez te tomo desprevenido… pero tienes el poder para patearle el trasero, y mostrarle quien es el amo. –la voz de Itachi era tan confianzuda y desvergonzada, que causo una pequeña alegría al otro-

Una sonría estilo Uchiha ilumino las fauces del joven galán. Dejando a su compañero asombrado y algo avergonzado, pues este sacudía su cabeza, como si de un crio se tratara.

El Uchiha alejo su mano de un jalón, quería consolar a su pequeño niño, pero eso era todo… ya no podía dejarlo entrar más.

-“Gracias” –dijo con un sentimiento de gratitud, mientras sus azulones ojos brillaban al observarlo- Sabes Itachi –hizo una pausa, dejando que Itachi, le prestara toda su atención posible- “He conocido una persona maravillosa”…

Las primeras palabras destrozaron el corazón del convaleciente, poniéndole nervioso y algo asustado. El ya no deseaba seguir escuchando. -He conocido una persona maravillosa, llena de talentos y cualidades, una persona que ha sido ejemplar en todo lo que hace. –Itachi juraba que estaba llorando su amado, se había fijado en alguien

Pero con toda su soberbia y orgullo gesticulo el mas frio y tétrico –“Quien es” –gruñendo y bufando de odio-

Aunque la risilla del otro le causo un suspiro de aflicción… -¡Eres tú!... –exclamo haciendo que el mundo se detuviera, solo para el moreno el cual sentía su corazón arder, pero sobre todo. Un cozor en sus ojos, que lo llenaba de saciedad, corrompiéndolo de poder…

Deidara se sentía avergonzado y acalorado. Pero solo quería ser sincero; y siendo sinceros, valga la redundancia. Esta tal vez sería su única oportunidad. Así que se animo y prosigue con su dialogo, pero esta vez impregnándole más sentimientos; sin saber que conmoción ocasionaba en el otro.

-“Me impresiona la capacidad que tienes de ejercer un cargo con tanta autoridad, pero a la vez infundes respeto y confianza, eso es digno de admirar, eres un compañero de trabajo excepcional y eres una persona digna de toda admiración… la mía en específico –termino con un tono meloso, poniéndole la piel erizada al aterrado varón.. Como era posible Que Deidara lo llevara tan rápido, por todas la emociones… miedo, felicidad, tristeza, excitación y preocupación. La mente del mayor era un caos, tenía que poner en orden su cabeza, pero con el rubio cerca, ni se podía dar el lujo de respirar.

 

Como si levitara Deidara se acerco a milímetros del rostro de Itachi, y en el más casto acto, beso su mejilla… -“Gracias por existir… Itachi Uchiha”…

Aunque este puro acto, no fue bien recibido, por el heredero Uchiha, que al sentir, los suaves labios contra su piel. Tuvo miedo de no tener el suficiente auto control; eh írsele en sima al leonado Uzumaki.

-¡Que mierda haces! –grito alebrestado, y desquicio falso… marcando sus venas en el cuello, y cambiando un poco de color, por la vergüenza. Sin embargo tenía que actuar rápido, tenía que tomar este acto, como una escapatoria. Si no estaba seguro que cometería una barbaridad…

-“Lo siento”… -se podía escuchar un tono juguetón y dulce. El cual desquicio de inmediato al otro, que se levanto enojado. ¿Cómo era posible que Deidara tomara esto como algo muy natural?

Tratando de encontrar la delicada figura con sus sentidos diciendo -Largo… -para que el sonido golpeara y se convirtiera en un radar- “¡Eh dicho largo -grito con frialdad!”

Por un segundo Deidara pensó que Itachi se iba a caer. Pues el moreno permaneció inerte, con la mirada baja y una reparación violenta, desde el momento en que se había levantado de la camilla.

-Itachi, yo… -trato de explicarse, pero el azabache ya había tomado una decisión.

El rubio dio unos pasos hacia el mayor, dándole así al otro su posición… El susodicho se movió rápidamente, tomando desprevenido a oji-azul, que hizo un gesto de dolor

Pues lo había agarrado del brazo y lo arrastraba fuera del cuarto. Causando que el corazón el menor se acelerara de miedo.

-“Itachi por favor” –suplico, pero el moreno le sacaba centímetros de mas, dejándolo imposibilitado de un escape- ¡Yo solo quería!…

 

El Uchiha abrió la puerta, desconcertando a los guardias que montaban guardia. Al ver al heredero de pie y sujetando del brazo al airoso joven.

-¡Te dije que te largaras!… Tú y tu hermano, son una molestia… los dos son unos inútiles. De los cuales depende esta aldea… De antemano, se que ningún clan los quiere como lideres –soltó una risita arrogante, lo cual se recrimino mentalmente-

-¡¿Como confiar en un mocoso que pierde el control de su demonio?!... –Itachi se estaba mordiendo la lengua, pero esta tenía que ser filosa, eh hiriente. Para evitar que Deidara lo buscara y causara de nueva cuenta, esas emociones; que no sabía cómo controlar-

-“¡Largo!” –manifestó enojo y arrojo al  delicado rubio, contra el suelo. Desde el cual los ojos azules lo condenaban titubeantemente- ¡Be ah esconderte, bajo las faldas de tu igual inútil padre!

Los dos hombres presentes, no cabían en si, al ver la actitud del aterrador heredero… uno de ellos se acerco a Dei para ayudarlo, a levantarse. Mientras que en su narices la puerta se cerraba; retumbando por todo el lugar…

-Se encuentra bien Deidara sama –el guardia se inclino, escondiendo su mirada, al igual que el otro hombre-

Pero Deidara solo permaneció congelado, mirando la puerta –“Uchiha” –susurro con melancolía, a la vez que suspirando con pesadez-

Sabía desde antes, que algo así podía suceder. Y que era envidioso de su parte, buscar con suelo en el moreno… Porque Deidara no venía con la intensión de agradecer…

Sino de sentir esa paz y tranquilidad, que el azabache le brindaba, cuando estaba a su lado...

Dei comenzó a caminar, hacia las escaleras, pero antes de irse rio burlonamente y pensó –Soy un estúpido por sentirme bien a tu lado, cuando ni siquiera soy digno de ser ignorado por ti…

Si Deidara supiera, que se encontraba torpemente, perdido, y enamorado de esos ojos negros. Que lo vigilaban desde niño… Este entendería, porque se sentía tan confortado, a lado de ese frio y cruel azabache...

Con lentitud comenzó a caminar a las escaleras, mientras los guardias tomaban, de nuevo cuenta, sus posiciones sin decir o hacer nada, al respecto de la situación.

 

Pero mientras tanto… dentro del la habitación un acongojado moreno lloraba con rabia… y maldecía su apellido. ¿Qué le había dado el clan? –Pensó mientras se deslizaba por la puerta en un patético derrumbamiento- ¿Por qué él tenía que dar todo por el clan, sin recibir nada a cambio?... Eso sonaba como un trato injusto…

El Uchiha permaneció toda la tarde en esa posición, lamentándose las palabras y la forma en que había tratado al amor de su vida… -Nuestros caminos se separaron sin odio ni rencor, como llamarte amigo si un día te llame amor. -estaba claro que ser amigos, era un hecho imposible-…

Continuara>>>

Notas finales:

Ya casi esta el borrador del siguiente capitulo… Agradezco a quienes me leen. Y pido una disculpa, por el capitulo anterior… que a mi parecer fue horrendo… de hecho no lo sentí escrito por mi…


Sin más y agradeciendo… Nos leemos en el próximo capítulo XXXXXxxxxxxxOOOOOOoooooo :D


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