Capitulo: 3
Al salir del despacho del kage, Kakashi de inmediato se topó con un castaño de cuerpo delicado. Los dos se miraron por unos segundos, pero el gris se siguió de largo...
-No deberías escuchar detrás de las puertas –Kakashi pasó de largo al castaño, pero antes de irse del todo lo enfrento-
Iruka... el nombre del castaño. Frunció el ceño –Me dices eso, por experiencia... –el gris se giró y fue directo al castaño-
-Déjate de juegos –el más alto tomo al castaño, del brazo y lo zangoloteo, hasta que las miradas se cruzaron-
-Me lastimas –reclamo el otro, tratando de zafarse del agarre. Más Kakashi ignoro esto, y precipitadamente poso un beso en los labios del más bajo.
Con rapidez el beso se volvió demandante y posesivo. Ya que el ninja copia encuno entre sus brazos al castaño, y sínicamente apretó su trasero.
Iruka al sentir este acto, trato de romper el beso. Pero el mayor, sujeto con fuerza el rostro de este – ¡Déjame! –dijo el castaño, al librarse del beso. El cual, de igual manera mantuvo su rostro oculto, del otro.
-Por qué... –exclamo en susurro el bajo- Por qué me haces esto... –se podía sentir, el tono lamentero del castaño. Mas el gris solo miraba la cabellera castaña desde las alturas...
-por qué me perteneces... Y es mejor que te lo metas en la cabeza. –la voz de Kakashi, era tranquila, pero a la vez agresiva y arrogante-
El gris trato de abrazar al castaño, pero al escuchar esto, el joven lo rechazo con furia y molestia – ¡Déjate de estupideces! –grito, alejándose y mirando al piso- Tu... –tartamudeo- Tu... estas con el Hokage... Y yo solo soy tu juguete –el castaño no soporto más y antes de romper en llanto, salió corriendo. Mas Kakashi, no fue por el...
-¡Vaya!... –se escuchó de tras del gris- Iruka cada vez, se pone más bello –Kakashi se volteo, para enfrentar a la ya conocida voz-
-¡Sí!... y es mejor que no te acerqué a él... “¡el me pertenece!” –al decir eso, el gris miro al sujeto y lo primero que observo fue, una máscara Anbu. El sujeto se quitó la máscara, y una ladina sonrisa se mostró.
-“¿No se supone que no debes quitarte la máscara?” –pregunto y cruzo sus brazos, adquiriendo una postura relajada, como despreocupada-
-Ahora me han asignado una nueva misión. Así que supongo que no la necesitare... –exclamo el joven, que miraba la máscara con nostalgia. Más Kakashi solo arqueo una ceja.
-Y se puede saber, que nombre se te dará para esta misión. –se expresó con burla el gris, que mantenía su postura relajada. Ya que este individuo, era conocido, por su sinfín de nombres-
-En realidad, me gustaría conservar el Tenzo... Pero los viejos me han nombrado Yamato, para esta misión...
-Los viejos o Danzo... ¿? –el joven miro a su superior, he hizo un puchero-
-En realidad no tengo que contestarte... no importa que tan sempai seas –el muchachito; solo tres años más grande que Itachi. Camino hasta la puerta, del despacho del Hokage. Entrando en el de inmediatamente...
-¡Crees poder con todos nosotros!... –replico ladinamente el enemigo. Mas el rostro del Uchiha, permanecía templado-
Naruto por su parte, solo deseaba llegar. A lado de sus dos seres queridos... Aunque en eso una ave blanca de arcilla salió del barranco.
Naruto en seguida poso su mirada, en el ave y sonrió, al ver que su hermano; como Sasuke, se encontraban a salvo. Aunque estos no eran los únicos, en aparecer. Ya que sus enemigos surgieron de inmediato.
Itachi que mantenía su Jutsu, solo miro el rostro de Deidara. Eh inmediatamente supo, en que se había formado ese encuentro.
-Naruto sube al ave –indico el moreno, con la voz fría, pero varonil-
Los ninjas enemigos no se inmutaron, aunque Naruto repelo. –Como que suba al ave... Estoy de acuerdo, que eres fuerte y que poses el Sharingan. Pero ellos son ocho y tu solo uno.
El ave descendió un poco a tierra y se escuchó la voz de Sasuke –Deja de hacerle al imbécil. Y obedece a mi hermano –el rubio menor miro al su hermano y al notar su tranquilidad obedeció. Quedando cerca del pequeño gatito-
-“Te encuentras bien” –pregunto Dei, al palmar al kitsune. Más Naruto asintió con una cálida sonrisa-
-¡Por hoy los dejaremos ir!... –pronuncio uno de los ninjas, que había estado con Sasuke y Deidara-
Itachi por su parte rompió su jutsu, mientras sonreía sínicamente. Tenía mil maneras, para contestar a esa excesiva confianza. Pero su entrenamiento, lo hacía pensar frio. Y era mejor evitar una pelea, según el manual – del arte de la guerra.
Los ninjas enemigos se desvanecieron en las sombras, mientras los tres que permanecían en el aire. Descendieron a lado de su capitán...
El primero en hablar fue Deidara – ¿Lord Hokage, nos mandó a evitar una guerra? “¿O averiguar si habría una?”
Los demás mantenían el rostro inclinado, pues ninguno podía sostenerle la mirada, al capitán. E septo Deidara que miraba con tranquilidad al joven, y con duda en el rostro.
Itachi al notar la mirada del rubio, no tuvo más que suspirar –En realidad, ninguna de las dos... Las aldeas cercanas se están preparando, para algo y esto tiene a los viejos muy inquietos, porque piensan que Lord Hokage les esconde algo.
Naruto escucho atento, mas su rostro mostraba lo molesto y frustrado... –Esos malditos viejos, siempre quieren saberlo todo... Tienen delirios de persecución. Porque mi padre no les esconde nada.
Itachi y Deidara guardaron silencio –Naruto... parece que mi padre, si esconde algo –Sasuke miro al rubio, torciendo la boca-
-¡De que hablas! –expreso con enojo el rubio chico, mientras en el rostro de Deidara, una expresión de pena se mostraba
-Todo el bosque, que colinda con nosotros se encuentra destrozado –pauso el grande, levantando el rostro hacia Naruto.
-Y eso no es todo –se escuchó la voz de Itachi, que siguió hablando, una vez que tuvo la atención de todos- “Toda la aria emana un extraño Chakra color ámbar
Al escuchar esto el único sorprendido fue Naruto, que con su personalidad, armo un alboroto...
-“Por qué mi padre no, nos informó de esto desde un principio, en vez de ponernos a recoger florecitas”... Si el problema era la desaparición del bosque, era mejor enfocarnos, en investigar los acontecimientos; que lo hicieron desaparecer.
Los ninjas se miraron, pero al único que parecía molestar la mentira, era al Uzumaki chico, el cual miro a su equipo, que permanecía cauto.
-¡Que no piensan decir nada! –se expresó enojado el kitsune- Yo iré a investigar –exclamo sorprendiendo al resto, que lo vieron desaparecer.
-¡Naruto!... –grito Dei, el cual quedo con una preocupación. Mas Itachi lo detuvo, ya que el joven, también parecía, querer ir...
-Nuestras ordenes con claras, solo un reconocimiento visual, y la extracción del medicamento...
-Naruto es muy impulsivo... pero es bueno y solo quiere ayudar
Itachi una vez más mostro su porte frio y serio –Si él no puede acatar las órdenes de su capitán. Se convierte en una carga y en un mal ninja. Ya que no solo pone en peligro su vida, sino la de todos nosotros.
Deidara mordió su labio inferior y sus ojos se nublaron. Sin embargo este gesto, tenso el rostro del Uchiha mayor. Pues el joven no podía controlarse, ante sublime carita.
-“Déjame ir por el” –suplico- Lo traeré rápido, y luego podrás castigarlo –dijo Dei, convenciendo en seguida al Uchiha con sus ojos azules. Que hubiera dado Itachi en ese segundo, por un rápido beso, proveniente del angelical Dei...
-Yo iré por el... Tú y Sasuke encuentren un lugar, para acampar esta noche –Deidara sonrió con alegría y de un brinco, abrazo al moreno... Que quedo sin palabra alguna, ante el tacto de los dos cuerpos.
-Muchas gracias –fue lo último que dijo el Uzumaki, antes de ir directo a Sasuke, el cual tenía una cara de pocos amigos-
-Bueno Sasu... pongamos el campamento. De seguro tienes hambre; ¡que sete antoja comer!
Los dos comenzaron a caminar y cada vez sus voces se escuchaban más lejos... –Yo no pienso comer nada de lo que tu prepares... Yo solo puedo prepararme mis alimentos. Y sabes otra cosa aléjate de mí...
Naruto con el don que había heredado de su padre, llego en cuestión de segundos, al susodicho lugar. Quedando atónito con lo que sus ojos le mostraban...
Pues el lugar, era pos apocalíptico... Era un lugar en donde pasarían más de mil años, y esta jama se regeneraría... Ya que la tierra se había convertido en un inmenso desierto de color negro. Nada de vida era la descripción geográfica, pues ni un tronco encajado en el suelo se podía ver.
El joven Uzumaki quedo sin aliento, o emoción alguna que lo hicieran entrar en razón. Pues su mente solo pensaba, en que había ocasionado esa catástrofe infernal. De repente el heredero del Rasengan, se sintió diminuto en ese inmenso hoyo negro...
-No sé qué es lo que causo esta catástrofe... Pero más que nunca debemos ser fuertes, para aquellas personas que amamos.
Escucho el joven, el cual volteo con una leve temblorina. Para así toparse con un hombre de cabellera blanca y larga, el cual llevaba una rana al hombro...
-Anciano... –hablo el rubio con una voz miedosa y tímida- “Tu sabes”... ¿Qué paso en este lugar?
-La desgracia... Eso es lo que paso en este lugar –el anciano se acercó al muchacho, con la intención de palmar su hombro. Sin embargo una shuriken selo impidió...
-¿Quién eres? y ¿qué haces aquí? –escucho el hombre de albina cabellera, el cual sonrió. Ya que sus ojos le mostraban a un joven, poseedor del Mangekyo Sharingan.
-Siempre le das esa mirada a los ancianos –dijo con mofa el hombre, de nombre Jiraiya-
-Déjese de bromas y conteste mis preguntas... Ya que si no lo hace, tendré que asesinarlo –el hombre puso una cara de falso asombro, causando que el joven lo tomara como burla.
-Vamos inténtalo mocoso... Pero déjame decirte, que mientras tu tátara abuelo aun no nacía; yo ya había matado miles con tus mismos ojos –el canoso viejo lamio sus labios y tomo una postura de ataque; al igual que Itachi que no estaba dispuesto a ceder ni un centímetro en la pelea.
-Los Uchiha siempre han sido unos arrogantes, con aires de grandeza –esas palabras hicieron reaccionar a Naruto, que al notar lo que sucedía, se acercó al anciano.
-Yo también pienso lo mismo de los Uchiha... Aunque hay un gatito de ese clan que me trae loco –el peli-blanco miro al rubio, con algo de diversión. Y olvidando la pelea paso su brazo al alrededor del cuello del susodicho.
-“Y dime jovencito, cuantas veces te has montado al gatito”... ¡dime!, ¡dime!, que tal gime. ¡Oh no mejor dime!, “Como mueve las caderas”... “¿tiene un buen culo?”
Itachi furioso y ardiendo de rabia, por cómo se refería a su hermanito, no se contuvo y se lanzó sobre el anciano con un Susano perfecto... sin embargo, una patada fue más que suficiente, para dejar inconsciente al joven Uchiha. Sorprendiendo a Naruto que miraba al ambos con asombro...
-Usted... Usted, “es mi héroe”... ¡Cómo es posible, que son una simple patada, haya dejado inconsciente al petulante!
Jiraiya sonrió sínicamente –Se lo Alberti al mocoso... Los Uchiha no me gustan
Naruto se acuclillo cerca de Itachi y lo volteo, pues este se encontraba boca a bajo. Aunque después de unos segundos el kitsune se percató, que el corazón de este no estaba latiendo...
-Maldición no te mueras... El rubio comenzó a darle masaje en su corazón, pero nada pasaba y cada vez se estaba poniendo más nervioso.
-Anciano ayúdame –Naruto busco con la miraba al hombre que comenzaba a marcharse...
-Yo selo alberti al mocoso... no puedes ponerte con un Uzumaki –Naruto quedo impactado y con la boca abierta...
-Yo, Yo... Yo también soy un Uzumaki –dijo y luego hizo una pausa, causando que el viejo volteara- Yo también soy un Uzumaki, y jamás dejaría que una persona muriera, si puedo hacer algo –dijo con arrebato... aunque Jiraiya paso de largo y golpeo a Itachi en un costado.
Cosa que causo que este tosiera, y abriera los ojos –Me voy renacuajo... Tengo que ir a ver a mis nietos –Jiraiya siguió su camino dejando a Naruto, con una expresión de admiración. Aunque en ese momento sostenía la cabeza del moreno.
-¿Te encuentras bien? –pregunto con la voz suave, dejando descansar al mayor-
-La noche ya era entrada y Deidara y Sasuke no sabían nada de Naruto eh Itachi... cosa que los ponía nervioso a ambos, pero solo el rubio lo demostraba.
-Regresemos a la aldea y avisemos que algo salió mal... –manifestó Dei que tronaba sus dedos-
-Claro regresemos, y digamos que el dobe está muerto –hablo con frialdad el azabache, que en realidad trataba de no pensar en cosas malas
Continuara>>>