Capitulo: 5 inspiración
Y poniendo una sonrisa ladina Itachi, el atractivo moreno. Pensó que era muy fácil, hacer enojar a su pequeño y muy tonto hermano.
Al ver esta expresión en el ostro de su capitán Deidara sintió una punzada en su afligido corazón. –Ya estamos listos –el moreno suspiro, mirando al rubio. Sin embargo el suspiro fue de pesadez y no de ilusión
-Marchemos... Quiero llegar, a la aldea al medio día.
Entretanto habían pasado tres días, desde que comenzó la misión. Y en la aldea habían pasado algunas cosas... el Hokage se encontraba en un guardián muy conocido.
Pues este era el lugar de recreación de los pequeños estudiante de la academia...
-Te aseguro que serás feliz aquí...
Exclamo el soberano con una melodiosa voz. La cual conllevaba un sentimiento de nostalgia. Pues el pequeño frente a él, le recordaba mucho a su difunta esposa...
Sin embargo el pequeño se encontraba sumergido en una depresión, que opacaba sus bellos ojos, en una tristeza. Que escondía entre unos mechones colorados, y una piel blanca.
-Gaara... –pronuncio el mandamás. Para recibir una mirada, algo cohibida. Ya que el pequeño no sentía mucha confianza; hacia ese extraño, que no paraba de sonreírle-
-Le eh pedido a uno de mis alumnos, que te enseñe la ciudad. Y es que aunque vayas a vivir con nosotros. Dei y Naru, no pueden atenderte.
Gaara miro al rubio, y supuso que la guía no era tal. Pues ni en su propio pueblo, le permitían andar sin escolta. ¿Qué habría de diferente en otro lugar?...
El pequeño solo suspiro y bajo la mirada... Ya que no le apetecía ser vigilado –Cree... –dijo suave, y haciendo una pausa- Cree que está bien.
Minato notaba que Gaara no se sinceraba con él y eso le demostraba lo solo, eh inseguro que era el niño. Se acercó al peli-rojo y una vez cerca, se arrodillo tomando la mano del anterior.
-Este es tu nuevo comienzo... Nadie en este lugar te rechazara –el Hokage, beso la suave mano y sonrió. Causando que Gaara sintiera una incómoda sensación, y desviara la mirada a otro lugar.
-Anda... ve a divertirte –manifestó con confianza Minato, enderezándose y señalando a la nada- Solo ten cuidado y no te pierdas.
El peli-rojo de inmediato abrió los ojos y quedo sin pensamiento alguno. –Regresa a la ocho... Muero de ganas de presentarte a Naru y Dei.
¿Qué está pasando? Pensó el niño. ¿Acaso ya no sería escoltado? Y ¿Qué significaban las palabras, nuevo comienzo?
Gaara salió muy lento de sus pensamientos, pues al voltear, noto que se encontraba solo... Rodeado de un silencio cálido y alegre.
¿Y ahora qué es lo que haría?... Jamás en toda su existencia, se había encontrado sin una escolta, oh con la libertad de escoger a donde ir.
-Es prudente que lo dejemos, andar solo –le dijo Kakashi al Hokage, que caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad.
-Si nosotros no confiamos en él... él jamás confiara en sí mismo –Minato parresia tranquilo, pero tenía miedo de que algo le llegara a pasar al pequeño... En realidad el joven Hokage se sentía como mamá primeriza. Con miedos y dudad. Lo cual lo puso a pensar en sus propios hijos, los cuales eran muy autosuficientes.
-“ah ja” –esbozo una risita, cautivando la atención de su acompañante; el cual lo miro.
-¿Pasa algo? –pregunto serio el plateado. Que recibió una mirada incitadora...
–Ya hace mucho que no preparo la cena –dijo con melancolía, acompañado de un gesto, tratando de recordad, hace cuánto tiempo... –Mmm... Creo que hoy le daré la sorpresa a Dei
Kakashi miro una vez más a su maestro, el cual le causaba gracia. Al ser feliz por pequeñas cosas... no obstante el joven también comprendía que la vida de un líder era muy atareada. A veces sin tiempo de dormir, cenar; oh tal vez de realizar alguna otra actividad, que no fuese trabajo...
-Bueno regresando al tema... Que piensa decirles a los ancianos sensei.
-Por qué tendría que hablar con ellos... Gaara solo es un sobrino, de una prima, lejana –hizo un chiste el cual no tenía gracia-
-Ellos mandaron a Yamato a vigilar.
Esta vez Minato fue quien miro al plata. –Parece que sospechaban, nuestros planes. –exclamo-
-Por qué dices eso... Tú dijiste que nadie te vio salir de la aldea, o el entrar –Kakashi desvió los ojos, pues con la máscara, era difícil, definir una expresión-
-Desde que entramos a Sunagakure supimos que algo extraño estaba sucediendo. Ya que las calles estaban vacías, pero a la vez se podía escuchar a la gente dentro de sus hogares. Sin embargo aunque nos encontrábamos relativa mente solos; el equipo podía sentir. Un sinfín de ojos que nos seguían en cada movimiento desde su escondite, en las tinieblas.
Esperando, paciente mente a que nosotros entráramos, y nos lleváramos al chico... Era como si anhelaran que lo hiciéramos.
Cuando Gaara se encontró total mente solo, y en silencio... los sonidos de la naturaleza fluyeron como una nebulosa, sin que este pudiera percibirlos.
Fue hasta que un gato maulló, que Gaara pudo darse cuenta, que era lo que pasaba a su alrededor... El canto de los pajarillos, el correr del rio y el cielo templado... Fueron llevándolo lentamente al bosque, en donde sus ojos apreciaban; lo que en Sunagakure no había.
La sensación del pasto entre sus manos era una nueva, y muy apasionante. Pues en ningún momento quería dejar de tocar... El sol brindaba un rico calor, que a cualquiera le gustaría tomarlo, por la mañana.
Este sol no se comparaba al de Sunagakure, el cual era cruel y enardecedor, con los que osaba una caminata por la tarde, pues este solo los sofocaba y quemaba la piel...
Que bello era Konoha... Tanto nuevo; dejo hechizado al visitante. Que escuchaba el sonar del rio, y lentamente lo arrullaba, junto a una refrescante brisa. Que lo hizo sucumbir a una paz... la cual lo dejo dormir, en medio del campo.
-¡Minato hace lo que quiere! –dijo un hombre de porte autoritario y arrogancia nata. Ante los ojos de un grupo selecto de clanes. En una elegante mansión del oriente, con pisos de tatami y cuartos washitsu, como shoji para sustituir lo que normalmente cubre las ventanas,
-Espera Madara... Esta reuníos es para tratar un asunto... no entiendo en qué momento se desvió el tema –replico otro hombre con los mismos rasgos que el anterior, pero con la diferencia. Que a este hombre si se le prestó atención.
-Vamos Fugaku, no puedes tapar el sol con el dedo... El rumor de guerra cada vez es más fuerte, entre los ninjas; y no tardara mucho, en llegar a los oídos de los ciudadanos. Pero cuando eso pase, será demasiado tarde.
-¡Guerra que tontería es esa!... –se escuchó una voz, confiada y segura. Dejando un poco más tranquilos a los varones presentes-
Sin embargo los dos morenos anteriores, pusieron un rostro incrédulo, esperando a que el allegado a la conversación, desmintiera o defendiera, los rumores como al Hokage.
-“Sí lord Orochimaru” esta tan seguro de que solo son mentiras los demás clanes, apoyaremos al Hokage, y mantendremos silencio, por el bien ciudadano.
En esta ocasión hablo un sujeto de cabello café y ojos perla, que de igual manera permanecía indiferente, ante los comentarios.
Pero el Uchiha mayor, no soportaba ver, como alababan a un usurpador... –Dejando de lado esto –hablo Madara, viendo que su plan había fracasado, opto por a tacar, por otro lado-
-Deidara ya tiene la suficiente edad, para tomar el lugar de Hokage –los presentes, en esta ocasión prestaron atención. Pues al referirse al joven rubio, era referirse a un equivalente a príncipe. Sin embargo en esta sociedad esos títulos no existían.
-Es por eso que estamos reunidos ¡mi querido Madara! –exclamo melodiosamente Orochimaru, con una mirada acosadora y siniestra, mientras relamía sus labios- La pequeña oruga se ha convertido en una bella mariposa. Que tiene que ser atrapada, y puesta en una vitrina con un alfiler para que no pueda huir.
-Nosotros somos la nobleza de nuestros clanes, y solo vemos el porvenir de nuestra gente -en esta ocasión hablo el castaño anterior- Y quien tenga a los herederos del kyubi de su lado. Tiene poder frente a las demás naciones... No es por eso que hace miles de años, nuestros clanes se refugiaron con los Uzumaki.
Los hombres sabían bien la historia, de la fundación de Konoha... la cual era algo relativamente, solo por interés y mantener sus propios ventajas como líderes de clan. Pues siglos atrás, con las guerras en pie y con gente poderosa obligando a otra, a unirse a su mandato.
Estos clanes encontraron fácil engañar a los Uzumaki, los cuales solo querían ayudar, a la gente que trataba de escapar de una dictadura o unión de pueblo en una nación.
-Esta reunión fue convocada... Para hablar de nuestros problemas internos. Como todos ustedes ya saben, Deidara cuenta con la edad suficiente; pero de igual manera el mocoso inútil.
Los varones quedaron perplejos al ver entrar, aun anciano del comité –“Danzo”... –rechino entre dientes Orochimaru. Pero el anciano presto poca atención y tomo asiento, cerca de los Uchiha.
-Tal vez no les guste escuchar esto... Pero mis fuentes me dicen, que Deidara declinara a su derecho primogénito.
Los susodichos comenzaron a murmurar, entre ellos. Mas fueron callados, cuando Danzo sigue hablando –Si la información es correcta... Tendremos a Minato unos años más en el poder; y al final el mocoso inútil, nos gobernara... Y creo que hablo por todos, cuando digo que ninguno, queremos esto.
-¿Y qué podemos hacer? –pregunto un sujeto de barba, que fumaba incesantemente. Aunque su pregunta era más burlona-
-Temo que tenemos que obligar al primogénito, a tomar el cargo...
Los espectadores sabían a que se refería Danzo al hablar, con su siniestra voz y sus ojo homicidas. –Sin Hokage el muchacho no tendrá opción...
Danzo sabia de ante mano que el joven necesitaría consejeros y él estaba en primer lugar, para ofrecer su ayuda... No por nada tenía años, ganándose la confianza del rubio.
-Estamos hablando de matar... –dijo feliz Madara, que deseaba lo mismo que Danzo, o más bien algo parecido, pues él no estaba dispuesto, a servirle a nadie. El quería el poder, para sí solo...
El viaje de regreso había sido largo y cansado. sin embargo el único que se encontraba cansado era Deidara, que utilizaba su chakra...
-¿Tienes un dos?...
Pregunto Sasuke a Naruto, los cuales jugaban cartas, en medio del ave. Mientras Itachi vigilaba con el Sharingan, la parte trasera.
-Eh vuelto a ganar –se escuchó al gatito hablar, de una forma fría. Lo contrario al ninja naranja que pegaba de gritos y quejas.
-“¡Eres un tramposo Uchiha!”... “¡De seguro usaste el Sharingan!” –los gritos incesantes de Naruto, tenían de mal humor al Uchiha mayor. El cual usaba todo su auto control, para no destazar al mocoso.
-Naru... –Hablo Dei, que se encontraba en el cuello del ave, sentado estilo japonés. Naruto de inmediato miro a su hermano, que le hacía señas, para que se acercara a él.
-“Que pasa” –dijo confundido, a la vez que se sentaba a lado de su hermano-
El rubio mayor miro a su hermanito y sonrió levemente, desviando la mirada rápidamente. Causando que Naruto se confundiera aún más, con la actitud.
-¿Está todo bien? –el misterioso comportamiento de Dei, dejaba anonadado al rebelde kitsune. Lo que lo ponía serio
-Naru... Puedo pedirte un favor
En esta ocasión Deidara voltio de reojo a ver al Uchiha mayor. El cual seguía con un rostro de pocos amigos... –Puedes mantenerte tranquilo hasta que lleguemos.
Naruto quedo sin palabras, quería decir mil cosas. Pero el rostro de su hermano detuvo su ímpetu y alaridos... Notando a la vez que el mayor miraba algo.
Y cuando volteo para toparse, con lo que veía su hermano; quedo perplejo – ¡Me pides que me calle por ese bastardo! –hablo bajo, pero con un cierto resentimiento y barullo en su tono.
-Naruto... vamos... No quiero hacerte sentir mal; pero... –el rostro de Dei se desmorono, soltando algunas lágrimas. Llevándose con eso el optimismo y rebeldía del ninja naranja.
-Dei yo... –trato de consolar a su hermano, pero seguía sin comprender. Que pasaba por la mente de este.
-Naruto yo solo quiero, que tengas una buena relación con todos –exclamo con un tono deplorable y suave- Algún día Itachi será jefe de su clan y tendrás que tratar con el... y lo mejor, para Konoha, es que tu tengas buenas relaciones, con todos.
Naruto permaneció callado, pero no era tonto a su Onisan, le pasaba algo –Deidara sé que este no es el mejor momento, pero... Todo esto que haces es por, que no quieres ser Hokage.
El mayor abrió los ojos y miro a su hermano –Por lo regular, no hablamos de nuestros sentimientos... Pero no te preocupes, yo seré un buen Hokage... Así que no debes dejar listo el camino para mí
Deidara suspiro por las palabras alentadoras de su hermanito... ¡pero como no sentir culpa!, por pasarle tan pesada tarea. Como no preparar el camino, con buenas relaciones y solidad amistades.
Había muchas cosas que Deidara no decía, y una de ellas era que se sentía un fracasado. Por no poder cumplir con sus obligaciones.
Continuara>>>