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Sujetos de prueba por Yoshita

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Notas del capitulo:

Algo demorado, estoy en semana de parciales y ¡ufff! Hallar tiempo para mi es casi mas difícil que hallar el One Piece, pero heme aquí y espero que disfruten esto tamto como yo. Lamento informar que esta historoa está llegando a su fin, pero ¡no desesperen! Tengo mi primer MarcoxAce en proceso, me demoro un poco porque lo estoy haciendo a mano y no lo he pasado al PC, pero les invito a leer el resto de mis historias (si no lo han hecho ya). 

Gracias, ¡mil gracias! A las chicas que me están apoyando, que son muchas y cuyos nombres no recuerdo en este momento (lo siento, pero mi memoria es pésima y si, están en los reviews, el caso es que no puedo abrir dos pestañas en un iPod sin que una pierda lo hecho al abrir la otra, pero se que aquellas chicas entienden que es para ellas). 

Bueno, el sujeto 5. 

Disfruten. 

Día 5  

Sujeto de prueba 5: Portgas D. Ace  

 

-¡Hey Marimooooooooooo!- gritó a través de la puerta. 

-¿Qué...? No me molestes tan temprano, ¿tan ansioso estás de verme, cocinero?

-Cállate y mueve tu trasero al comedor, tenemos clase. 

-Corrección, tienes, los viernes estoy libre.  

-Bueno, entonces TENEMOS- enfatizó- un ensayo pendiente, porque, te recuerdo, la presentación es esta noche.

 -¡¿Qué?!- abrió la puerta de golpe- ¡¿y me lo vienes a decir ahora, a quemarropa?!

-Creí que te acordabas, te he venido diciendo todo el mes, además te lo dije anoche- musitó, Nami estaba errada, Zoro no gustaba de él, se acordaría si fuera verdad- no pones cuidado a nada de lo que te digo. 

-Lo hago- levantó el rostro sorprendido- pero las fechas me toman por sorpresa, hoy es 5, ¿no?

-Si, te acuerdas- sonrió emocionado.  

-Es obvio, sólo dale tiempo a mi cerebro de recordar. 

-Bueno, entonces supongo que me puedo saltar las clases de hoy.  

-¿Nos vamos a quedar aquí durmiendo?- sugirió lascivo.  

-No, vamos a ir a ensayar, dijiste que podíamos en la universidad.  

-Ah- recordó- verdad, entonces, ¿desayuno? -A ver si te levantas un poquito. 

Fueron a la mesa y se sentaron. El desayuno pasó agradable para esos dos que vivían peleando. Un omelette variado fue la elección del cocinero para el inicio del día, con unos croissant preparados por él mismo, al igual que la jalea y el jugo de naranja.  

-Creo que me voy a pasar a vivir aquí- dijo Zoro entre pedazo y cucharada- no me molestaría levantarme con un desayuno de estos.  -

-Consigue novia Marimo.  

-¿Que cocine así? Complicado cejillas, tendría que ser tu versión femenina...- cortó lo que decía antes de decir mas de la cuenta y bebió un sorbo. 

Sanji dejó el vaso en su rostro para esconder sus mejillas coloradas. Su propia versión femenina. Eso quería decir que había una ínfima oportunidad de que el Marimo lo quisiera: siendo chica. 

-¿Y si me pongo un vestido?

-¿Eh?

-Que si me pongo un vestido, ¿vivirías conmigo?

-Sólo por el placer de reírme de ti y en tu cara. 

-Idiota. 

-No, idiota tu- lo miró fijo- no necesitas un vestido, un traje de los tuyos esos raritos está bien- alzó los brazos para estirarse- ¡ah! Estuvo delicioso, ¿vamos?

-¿Qué? Eh... Ah... Si... Ah... ¿A dónde?

-A ensayar- giró los ojos- voy a ver tu ropero, no me voy a ir como me fui ayer.  

-¡No ensanches mi ropa!- escuchó antes de cerrar la puerta de la habitación principal.     

 

-Oye Marimo, necesito cambiarme- le dijo luego de arreglar la cocina- estoy igual que ayer, ¡Marimo!

-Ya oí, que insistente- abrió la puerta y Sanji se sorprendió con lo que vio: Zoro usaba uno de sus pantalones negros que le quedaban grandes, sin embargo, al peliverde le cajaban como anillo al dedo, se le veía como un pantalón pegado a sus torneadas piernas. Una camisa blanca por fuera del pantalón y una camiseta de cuadros, tipo leñador, verde, recogida a la altura de los codos. 

-Ma...

-¿Qué? No me mires así, no me molestes, eso fue lo que me quedaba bueno- tomó su ropa y la guardó en su morral- por cierto, usé tu toalla.  

-Si serás molesto irritante, tu alga fallida de...- sus insultos se perdieron mientras entraba y cerraba la puerta. Entró al baño y se duchó con calma. Luego se secó con la húmeda toalla que había usado Zoro y olisqueó el ligero aroma que había dejado la piel del Marimo: alcohol, acero, pergamino y madera, las cosas que hacían parte de la vida cotidiana de Roronoa Zoro. Se grabó el olor en la mente. Luego buscó qué ponerse.  Cogió sus pantalones y se decidió por uno negro también y luego cogió su camisa favorita de cuadros azules manga larga, adornándola con una corbata negra simple. Salió y se encontró con Zoro estudiando la partitura en la sala. 

-¿Listo Marimo?

-Si... Oye, esta obra ya la había tocado, una noche en el Baratie. 

-¿En serio?

-¿No recuerdas? Fue una de mis primeras noches. Me acuerdo que te sentaste en la barra y me miraste hasta que la acabé, luego sonreíste y aplaudiste por lo bajo para después continuar trabajando. 

-Wow...

-¿Qué?

-Te acuerdas...

-Te lo dije, ¿no? Déjame pensar.  

-Ya- bajó la mirada. Se había sonrojado mucho, y apenas era de mañana- tenemos que ir a la Academia- cambió el tema. 

-¿Por? -Mi contrabajo está allá en el salón de música. 

-Ah, y la presentación, ¿dónde es?

-En el auditorio de música de tu universidad.  

-Genial, podemos ensayar allí de una vez. 

-Entonces vamos.  Salieron del apartamento y bajaron las escaleras. Estaba lloviznando fuera. 

-Uff, y no traje paraguas. 

Zoro se quitó la leñadora y se la colocó a Sanji sobre la cabeza. 

-¿Qué...?

-Si me la dejo, me vas a empezar a gritar que por qué mojé tu camisa y demás, no voy a dejar que me reproches- se excusó.  

"Maldición, y aquí voy, sonrojándome de nuevo". 

Caminaron con calma hasta la Academia y se infiltraron al salón de música. 

-Hey Brook, ¿estás dentro?

-Yohohoho, Sanji-san, hola- se fijó en el inusual acompañante- Zoro, no esperaba verte. 

-Nunca nadie espera verme. 

-¿Qué hacen aquí?

-Venimos por Zangetsu, vamos a ensayar, Zoro será mi acompañante.

 -Yohoho, qué bueno, tendrás una muy buena compañía. Sanji-san, tu contrabajo está allí, donde lo dejaste ayer.  

-Gracias. Oye Marimo, sirve de algo y ayúdame. 

Refunfuñando y colocándose de nuevo la camisa de Sanji, se acercó al cocinero. Ya tarde, le preguntó.  

-¿Le pusiste a tu contrabajo el nombre de una espada?

-No es mi culpa, me gusta ese nombre- se defendió- ¿cómo le pusiste a tu piano, acaso?

-Gabriel- contestó sin cuidado. 

-¡¿Gabriel?! ¿Cómo el arcángel?

-Si.  

-¿Por...- se echó el contrabajo a la espalda- ... Qué?

-Me gusta ese nombre, le quería poner Larry, pero Kuina y Tashigi dijeron que era un nombre muy feo para un piano de cola como el mío. 

Sanji se estrelló con la puerta. 

-¿¡Tienes...- musitó- ... Tienes un piano de cola?!

-¿Qué creías cocinero?- le abrió la puerta y le ayudó a pasar el instrumento- ¿pensabas que tocaba con un sintetizador? Para nada, merezco algo mucho mejor.  

-Ya lo creo...

Pasando por el pasillo, sonó el timbre y la puerta frente a ellos se abrió de golpe. 

-Sanji, Zoro... ¿¡Zoro!? ¿¡Pero qué mierda?!

-También me siento muy feliz de verte Ace. 

-Hola Ace.  

-¿Te vas a saltar las clases? Hoy tienen examen de biología, eso dijo Luffy, a menos que haya sido una excusa para pasar la tarde con Trafalgar. 

-Mierda, lo olvidé por completo, ¿a qué hora es? Oh, por cierto, si tenemos examen, Luffy no te engañó ni nada parecido.  

-Afortunadamente...- suspiró relajado- son las dos últimas, supongo que puedes... ¿A dónde vas?

-Necesito ensayar, me presento hoy, ¿recuerdas?

-¡Verdad! ¿Entonces no vamos para tu casa esta noche?

-¿Qué?

-Nami dijo- Sanji se mordió el labio, Nami- que querías que fuera a tu casa para... Yo qué se, ella dijo.  

-Pues...- lo pensó. Por un lado, estaba Zoro, parado ahí sin hacer un carajo pero causando estragos a su mente. Y por el otro estaban Nami y Ace, sin hacer mucho en su mente, pero arruinando su plan de pasar la tarde con el Marimo. Suspiró- ya veré Ace, tal vez luego del examen... Nos veremos afuera donde siempre. 

-Vale, entonces llegaremos a tu presentación. 

-Si. 

El chico pecoso se alejó de ellos corriendo, pero antes, Zoro quiso hacerle una pequeña broma.  

-Oye Ace. 

El aludido dio la vuelta y dejó de correr. 

-¿¡Qué?!

-Marco te estará esperando- y se dio la vuelta para bajar por las escaleras que acababa de ver, sonriendo del carmín en el chiquillo que quedó pasmado en medio del pasillo. 

-Eso fue cruel, Zoro. 

-Pero es la verdad, Marco va a ir sólo porque sabe que Ace va. 

-Entonces no es por verme tocar, ¿eh?- dijo con fingido enfado. 

-¿Crees que alguien perdería su tiempo yéndote a ver? No señorito, van a verme a mi. 

-Pero tu no tocabas antes, hasta hoy y será una sorpresa, ¿recuerdas que hasta ayer fue que te pedí?

Zoro tragó. Era cierto. Pero jamás había oído a Sanji tocar, es mas, hacía muy poco se había enterado. 

-Ya, pero no se qué tan mal tocas.  

-Te sorprendería que toco tan mal como tu. -Ja- carcajeó- ya lo veremos.     

 

A la entrada de la Universidad, Zoro presentó su identificación y siguió. A Sanji, en cambio, lo detuvieron. 

-Él viene conmigo- le avisó al guardia antes que echaran al rubio a patadas. 

-La próxima vez entra por la entrada de visitantes- reclamó el guardia. 

-¿Para qué? ¿Para dar una vuelta inútil? El auditorio es aquí y para allá es donde vamos- empujó a Sanji- ahora, si no te molesta, me llevo a esto conmigo- cuando estuvieron lo suficientemente lejos, lo dejó de empujar- odio a esos guardias.  

-Sólo hacen su trabajo.  

-Tsk, es molesto.  

-Relájate y vamos, tenemos 3 horas antes del almuerzo. 

-¿Vas a cocinar?- los ojos de Zoro se iluminaron sin que Sanji lo notara. 

-No creo, tendremos que comer por aquí. 

-Vale- se escabulleron al auditorio y caminaron a la tarima. 

-Hay atriles, ¿no?

-Obvio, ¿por quién nos tomas?- trajo dos y tomó uno para él, el otro se lo dio al cocinero, luego recordó que el piano tenía atril propio y dejó el que había traído a un lado.  Acomodaron sus cosas y mientras Sanji afinaba y cuadraba el arco, Zoro entonó una suave melodía en el piano. Se concentró tanto que cuando acabó, se dio cuenta que había tocado la pieza entera y Sanji no había dicho una sola palabra. A su espalda resonó un aplauso. 

-Por mas que te escuche todas las noches, no puedo dejar de sorprenderme. 

-¿Te gusta, cocinero?

-No sabes cuanto- murmuró entre suspiros, dudó que Zoro lo hubiera oído- ya, ensayemos. 

Zoro sonrió. Contrario a la creencia de Sanji, había oído claramente que al chico le gustaba como tocaba el piano. Volvió sus manos al teclado y comenzó a contar para que entraran al tiempo de la obra musical.     

 

Se acercó a su pupitre y descorrió la silla para tomar asiento. Tomó su portaminas y verificó que tuviera con que escribir. Suspiró. 

-¿Qué tal tu ensayo, Sanji-kun?

-Perfecto Nami-chwan- suspiró, había suspirado mucho. 

-Oh, ¿pasó algo interesante?

-No, ¿por qué lo dices?

-Por tu cara de idiota- respondió Luffy antes de que Nami dijera su razón. 

-Luffy, no lo quería decir de esa manera... Pero si, por eso.  

-¡Ay por Roger! ¡Tengo cara de Marimo!

-No, de idiota- dijo Usopp, uniéndose a la conversación. 

-¿Cuál es la diferencia? Olvídenlo, Nami-chan, ¿qué es eso de que Ace va para mi casa esta tarde?

-Oh, ¿eso? Un empujón. 

-Sabes que Ace muere por Marco- le susurró a la chica.  

-¿En serio?- musitó inocente- vaya, mi error, pero tranquilo, eso significa que no hay peligro. 

-¿De qué?- entrecerró los ojos, Nami daba miedo cuando quería, pero no podía odiar a su querida Mellorine.  

-De que te enamores de Ace, él se quedará con Marco y tu... Supongo que Zoro no demora...- decía mientras se alejaba del sitio de Sanji y llegaba al suyo. 

-¿Ella también?- murmuró. ¿Qué le había dado al mundo para emparejarle con Zoro? ¿Habrá sido aquel momento en que se tropezaron y casi lo besa? ¿O esa noche en la que durmió apoyado en su brazo en la sala de Luffy? ¿O cuando soñó que Zoro le salvaba la vida de un enorme monstruo en forma de oso? Sea cual fuese la razón, estaba envuelto y no había marcha atrás. Pero se negaba a caer en las hojas de ese musgo. Inspiró y expiró. Dejó esas cosas para luego. "Ahora, el examen". 

Buggy repartió las hojas.  

-Pueden comenzar. 

Volteó la suya y se encontró con preguntas de selección múltiple, ninguna abierta. Sonrió Leyó la primera pregunta y la contestó rápido. Luego la segunda y la tercera... Todas y se extrañó. Luego recordó que era precisamente eso lo que había estudiado con Trafalgar. 

Contrario a lo que había pensado esa mañana mientras ensayaba con Zoro, el examen se le hizo pan comido.  Al terminar, entregó su hoja a Buggy y se recostó en su pupitre, no a pensar, a descansar. Cuando menos se fijó, estaba cayendo dormido. "He dormido mucho estos días".  

-Ya, todos, entreguen. 

Se estiró para sacar el sueño de su cuerpo y se paró. Eran las 4pm y su presentación todavía no comenzaba. "Tengo tres horas...", salió con los chicos y se encontró a Ace, "y a un chico que ni idea de por qué va conmigo".  

-¿Vamos?- preguntó Ace emocionado, lo mas probable era que Luffy le hubiera contado de su nuevo platillo y el chico babeara internamente. Era obvio que esa era la razón.  

-Hey Ace...

-Vas a cocinar, ¿no? Porque tienes que hacerlo, ven, yo te acompaño, ¿tienes todo? Claro que si, eres un cocinero...

-Ace. Para. No se que te haya dicho Nami, pero no entiendo nada. 

Ace se quedó mirándole. 

-Nami dijo: "ve a la casa de Sanji, prueba su nueva receta y espera a que las cosas pasen", eso dijo. 

Sanji suspiró. 

-Vamos a eso. Pero espera un momento- sacó su celular y marcó un número. 

-¿Hola?

-Que hay, Marimo. 

-¿Qué? ¿Perdiste el examen? 

-Muy gracioso. No, voy para mi casa, quédate y ensaya un rato mas, te llevaré comida, nos veremos mas tarde. 

-Que sea onigiri- reclamó al otro lado de la linea. 

-¿¡Me vas a hacer preparar onigiri?!

-Si, quiero onigiri. Dame gusto, cocinero. 

-Caprichoso.  

-Cumplidor de caprichos.  

-Eso se llama novio.  

-Entonces adiós, novio- y colgó. 

-¡Lo mato! ¡Te lo juro Ace que lo... Arg!

-¿Y todavía no han terminado? Ustedes son la pareja mas rara que he visto.  

-¿De qué hablas?

-¿Qué no están saliendo?

A Sanji se le atoró el humo del cigarrillo que sostenía en los labios.

-No.  

-¿Ah no? Pareciera...- siguió caminando. 

-Si será... Y ese otro... Y... Mierda...

Siguieron su camino al apartamento de Sanji. 

-Eh, Sanji, ¿podemos ver una película?

-No veo por qué no...- se acercó al televisor y tomó el mando para encenderlo. Se sentó en el sofá y buscó películas interesantes que llamaran la atención de ambos. 

-¡Esa!- lo sorprendió Ace- ¡esa! ¡Esa!

-Ya, cálmate- devolvió el canal a donde había dicho el chico y subió un poco el volumen.  

-Estás de suerte Sanji, acaba de comenzar. Jamás me cansaré de ver pingüinos surfear...- dijo mientras se acomodaba en el mullido sofá. 

Ace no dejó de reír en toda la película y Sanji pensaba que al chico se le saldrían los ojos de tanta carcajada. Pero no fue así y lo que pasó fue que el hambre del chico sobrepasó al de su hermano menor. 

-Sanji. Comida.- demandó mientras buscaba otra película que le entretuviera luego que se acabara esa.  

-Ya voy...- refunfuñó. Se le iban a acabar las cosas si seguía con ese plan de invitar a los chicos para probarlos. Suspiró hondo, muy hondo y llegó a la cocina. Sacó las ollas y el arroz, también un pedazo considerable de carne y frutas para un jugo. Miró la hora. "Aun es temprano, tengo casi hora y media para comer y alistarme..."

-Oye Ace- el aludido lo miró- ¿vas a ir así, vestido como un vago, a mi presentación?

Ace se miró el uniforme. 

-¿Es que acaso está muy mal?

Sanji palmeó su frente, eso de ser idiota es de la familia. 

-Si, bastante.  

-Pero no alcanzo a ir a mi casa, Sanji, tendrás que prestarme ropa- declamó decidido. 

-¿Qué? ¿Piensas que soy un estilista o algo que puede prestar ropa?

-Algo así- se levantó- voy a ver que me queda de lo tuyo, ya vengo- y se marchó dando saltitos.  

-Me lleva la...- el celular le sonó- ¿hola?

-Hola novio.  

-Supéralo Marimo, ¿qué quieres?

-Pásate por mi casa y tráeme un traje.  

-¿¡Qué le dio al mundo?! ¿¡Ahora todos me ven como su sirvienta?!

-No te alejas mucho, veamos... Imagínate con vestidito corto negro y un delantal...

-¡Suficientes imágenes mentales por hoy! ¿¡Qué es lo que quieres?!

-Un traje, no tengo ropa para la presentación.  

-¿Por qué no vas tu?

-No puedo salir del auditorio, lo cerraron para limpiarlo, estoy escondido en la claraboya. 

-Si serás Marimo... Vale, iré a por tu traje. ¿Cómo entro a tu casa?

-Hay una llave en la matera que está al lado de la puerta.  

-¿Tienes una matera al lado de tu puerta?

-La que me regalaste, ¿recuerdas? Dijiste: "para que te veas todos los días".

-Ah- se sintió caliente en el rostro, ¿como era posible que Zoro lo sonrojara sin estar presente?- vale- ocultó su nerviosismo- entonces un traje. 

-Y recuerda mi comida. 

-Si, si, caprichoso.  

-Novio- y colgó de nuevo. 

Suspiró. Otra vez. Ya se le estaba haciendo costumbre. Sacó una olla aparte y comenzó a preparar los onigiri de Zoro. 

-Ey Sanji, voy a usar tu baño.  

-Adelante...

-Ey Sanji, voy a usar unos zapatos tuyos. 

-Entendido...

-Ey Sanji, ¿ya está la comida?

-No...

-Ey Sanji...

-¡Cállate la maldita boca y entra al puto baño!

Oyó una risita y una puerta trancarse.  Al fin un poco de tranquilidad. Desde que a Nami se le había metido la idea de los sujetos de prueba, ya no había podido tener ni un respiro. Nada. Dejó los fogones y fue a buscar algo para ponerse él. 

Cuando llegó a su habitación no hizo mas que sorprenderse al ver que Ace no había volteado su cuarto buscando ropa, por el contrario, estaba organizada y las puertas de los armarios cerradas. Las abrió y buscó algo para usar. Pensó, "¿debería usar un traje? ¿O queda muy formal? ¿Y si me pongo una camisa de color? Pero Zoro va a usar un traje... Debería usar uno yo también", tuvo una idea, ya que el musgo ese tenía un color característico, hacer una ligera combinación no estaba mal. Tomó su traje y la camisa verde, coincidencialmente verde Marimo, y las dejó sobre la cama. Rogó que Zoro tuviera una camisa amarilla. 

-Ey Sanji, ¿me pasas una toalla?

-Si será pendejo...- tomó una del armario y se la pasó. 

-Gracias. Ey Sanji...

-¿Qué?- musitó derrotado. 

-¿Crees... Crees que tenga oportunidad con Marco?- el chico salió con la toalla en la cintura. 

-¿Por qué me preguntas eso?

-Es que, últimamente... Hemos estado muy cercanos, ¿sabes? Y me pongo nervioso cuando está cerca, tengo miedo de que piense que no soy serio y se vaya. Y yo no quiero que se vaya. 

-Ace- empezó- tu eres así, tímido en lo que a sentimientos respecta, Marco debe aceptarte todo, tal y como eres, que lo tome o lo deje es su decisión, pero no hay motivo por el cual él se vaya a ir, creo que está mas amarrado a ti de lo que piensas. -¿Eso crees?- los ojos le brillaron. 

-Seguro. ¿Recuerdas lo que Zoro dijo hoy?

-¿El qué?

-Que Marco te iba a estar esperando en mi presentación.  

-Si- se sonrojó- recuerdo. 

-Es cierto- agregó- Marco sólo va porque sabe que vas, ¿crees que es por verme tocar? Por favor, ni que yo fuera tan bueno- le sonrió con confianza.  

-¿Es eso cierto?

-Cada palabra. 

-Gracias Sanji. Por cierto- se puso serio- no dejes que tu orgullo se meta en tu vida, vas a terminar lastimándote y a Zoro también. 

-¡Pero yo...!

-Sanji, el amor es inesperado, nunca sabes nada, solamente de quién te enamoras. Zoro ha sido muy atento contigo y eso sólo tiene un significado... Bueno, dos: o está enamorado de ti o te va a pedir dinero prestado- rieron ambos- pero te puedo asegurar que es la primera. Ayer fui al Baratie, Zeff estaba hecho una fiera porque ni tu ni Zoro aparecían. 

-¡Mierda! ¡Ye tenía turno! Pero Zoro tenía el día libre...

-No, Zoro debía estar tocando anoche, ¿sabes a dónde fue?

-Zoro estuvo aquí, ayudándome a organizar el apartamento y luego se quedó a dormir... ¡Me engañó!

-Pero lo hizo por ti- Sanji bajó la mirada y Ace le puso una mano en el hombro- Sanji...- lo miró a los ojos- huele a quemado. 

-¡Me lleva el...!- se desvaneció en la cocina. Ace fue a cambiarse.     

 

Sirvió la comida y guardó los onigiri en una taza para llevárselos a Zoro, también sirvió un termo de te verde para el Marimo y lo guardó todo en una bolsa.  

-Oye Ace, está servido.  

-Voy- Ace salió de la habitación de Sanji ya cambiado. Como él y el rubio tenían las mismas tallas, no le fue difícil hallar algo a su medida. Vestía un pantalón azul oscuro con una correa negra, una camisa naranja y una camiseta de cuadros roja. 

-Ey Sanji, te gustan mucho las leñadoras, ¿no?- señaló las que ambos usaban.  

-Si, bastante. 

-¡Gracias por la comida!- Ace comenzó a arrasar con el plato de carne y la porción generosa de arroz que Sanji le había servido. El cocinero comió con calma. Cuando hubo terminado, se levantó y llevó los platos a la cocina, seguido por Ace, quien luego fue a colocarse zapatos mientras Sanji lavaba los trastes. Al acabar, Sanji hizo la pregunta mágica del día.  

Oye Ace, ¿puedes venir un momento?

-Si, dime. 

-¿Puedes despegar el arroz que quedó en el fondo de la olla? Es un pedazo de mi receta nueva. 

-¡Oh claro! ¡Si! ¡Receta nueva!

-Hazlo mientras me cambio, ¿si? Pero déjame un poco. 

Sanji entró a la ducha y abrió el grifo. El agua le cayó, refrescándole y se quedó un momento, relajando su cuerpo. Se echó agua en la cara y salió. Abrió la puerta y le extrañó que un humo negruzco inundara el apartamento. 

-Oye Ace, ¿qué...?- pero se quedó con la palabra en la boca al ver la olla en llamas, con media cocina y a Ace sonriente tras las flamas- ¡Ace! Apaga eso, ¡pero ya!

El chico abrió la llave del agua y con calma apagó el fuego. 

-¿¡Pero qué mierdas hiciste?!

-Iba a despegar el arroz- musitó- pero creo que no fue buena idea el encenderlo en llamas...- dijo dubitativo- pero lo puedo volver a intentar...

-¡Nada de eso! Quiero que abras la puerta, te sientes en las gradas... ¡Y no hagas nada hasta que yo salga!

-Pero...

-¡Nada! ¡Afuera!

-Si...

Suspiró. Su cocina. Su preciada y hermosa cocina. 

Terminó de secarse y se colocó el traje, salió a la cocina, lo que quedaba de ella, y tomó la bolsa con la comida de Zoro. La tarde apenas empezaba a caer. 

-Por aquí.  

-Creí que íbamos a la Universidad...

-Necesito ir a la casa de Zoro, no tiene ropa. 

-¿Le vas a llevar ropa? Que lindo novio- se burló. 

-No molestes- refunfuñó avergonzado.

Llegó al porche del apartamento de Zoro y tomó la llave. Abrió. Para ser de Zoro, era un apartamento relativamente ordenado y acogedor, no tenía mucho amoblado pero tampoco estaba vacía del todo, era justo para el Marimo. 

-A ver... Si yo fuera un alga, ¿dónde guardaría algo que jamás me pongo?

Buscó a tientas el interruptor para mejorar la iluminación de la vivienda. Ubicó un corto pasillo y en el la puerta a una habitación que juzgó era la de Zoro. Se metió en ella y vio el piano de cola del que Zoro se jactaba. Era hermoso e imponente. Negro azabache, brillaba a la luz tenue externa que entraba por la ventana con cortinas descorridas. La habitación era amplia. Encendió la luz y halló el armario, donde buscó y rebuscó un traje de gala que luego halló reposando en la silla del escritorio que tenía. Se acercó a ella y al tomar los ganchos, no pudo evitar que su mirada volara allí donde vio su nombre escrito: era un enorme calendario en donde el viernes 5 estaba señalado con rojo indicando importancia. "Presentación de Sanji", rezaba la escritura en el cuadrito blanco. 

-Si recordaba...- se le inundaron los ojos, Zoro si que se acordaba, era él mismo el caprichoso. 

Guardó el traje de Zoro en una bolsa y buscó la camisa amarilla que se le había ocurrido podían usar. No le sería fácil convencerlo, pero nada perdía con intentarlo. Rebuscó entre las camisas que el Marimo tenía y halló la justa. La dobló y la guardó con cuidado y, cerrando la ventana con cuidado, salió de la habitación apagando la luz. Se encontró con Ace dormitando en el sofá. 

-Vamos- lo llamó desde la puerta. El chico apagó las luces y salió cerrando la puerta a sus espaldas.

Sanji trancó de nuevo y dejó la llave en su sitio.     

 

-Ten Marimo- le dijo a su espalda. 

-Ya te estabas demorando- le dijo comenzando a devorar las bolitas de arroz que Sanji le había preparado. No negaba que eran las mejores que podía pedirle a la vida. Terminó en cuestión de minutos y luego recibió el traje que Sanji le había llevado. Fue a cambiarse. 

-¿¡QUÉ MIERDAS ES ESTO, COCINERO!?

-¿Qué te pasa Marimo?

-¿Es que te has vuelto loco? Esta camisa es amarilla, a-ma-ri-lla. ¿Lo captas?

-Si, y si no te has fijado- se desabrochó la chaqueta- esta es verde, ver-de. 

-¿Qué pretendes?

-Originalidad. ¿No te gusta que combinen con el color de nuestro cabello? 

-No había pensado en eso... Supongo que puedo perdonártelo. 

-No te daré las gracias.  

-Ya lo harás. 

Los llamaron a escenario justo terminaron de hablar. Sanji fijó su vista en el público y luego puso su mano en su pecho, estaba muy acelerado. 

-Calma- le dijo Zoro a su espalda- va a estar bien- juntó su frente con la de Sanji- vas a hacerlo bien y yo voy a estar allí, ¿si? No lo olvides, no...

-... No estoy solo, comprendo.  

-Ese es el Sanji que conozco. 

Zoro salió al ser llamado primero mientras Sanji asimilaba el que le hubiera dicho por su nombre. Cuando escuchó al maestro de ceremonia llamándole, supo que no había marcha atrás. Salió. Miró a Zoro.  

-Va a estar bien- gesticuló guiñándole un ojo. 

-Gracias Zoro- murmuró recibiendo un asentimiento y una sonrisa de suficiencia como respuesta. 

El recital dio inicio.   

 

Sujeto de prueba 5, resultados: fallido por pirómano. Enamorado. 

Nota: alga cerca, ¡DEMASIADO CERCA!

 

Notas finales:

Gracias por leer. 

Hago unas aclaraciones: el nombre Zangetsu del contrabajo está basado en Bleach de Tite Kubo, lo que sucede es que así se llama mi contrabajo y Gabriel es el nombre de mi bajo, no podía dejar de usarlo, me emcanta ese nombre. 


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