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Sujetos de prueba por Yoshita

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Notas del capitulo:

Ya, lamento haberme demorado. 

He aquí el nuevo capítulo. 

Disfruten. 

Nota: la canción que Zoro canta es "Fly me to the moon" de Frank Sinatra, que es también el ending de Evangelion. 

Nota 2: si se ve mal, lo lamento, está subido desde un dispositivo móvil, lo editaré cuando pueda. 

Día 6. 
 
Sujeto de prueba 6: Marco del Fénix
 
Se levantó con buen humor. Era sábado y sólo tenía turno en la noche. Además la noche pasada había conquistado a su público, tenido éxito en la presentación y oído al Marimo decir su nombre por primera vez, ¿podía haber algo mas gratificante que aquello? Lo dudaba. 
Caminó a la cocina y se hizo un merecido desayuno con dedicación y esmero, tarareando la melodía que había interpretado el día anterior con Zoro. Estaba tan extasiado con esa sonata que juraba la había oído hasta en su sueño. 
Sirvió la comida y se sentó frente al televisor a disfrutar de las películas mañaneras que tenían ciertas cadenas de cine. Luego de mucho pasar encontró la que había visto con Ace y no le pareció mala idea repetirla, después de todo, había sido buena. 
Comió sin prisa, la mañana era larga y no tenía afán de nada. Por lo menos no que supiera. 
Sonó su teléfono. 
-¿Hola?
-Hey cocinero. 
-¡Marimo! ¡Pero qué milagro oírte!
-Ahórrate tu sarcasmo para otro día, Marco va para tu casa. 
-¡¿Que qué?! ¿¡Marco?! ¿¡Y qué mierdas quiere aquí?!
-Ya te lo dirá él, Nami se va a encargar de la otra mitad, te ayudaría, pero tengo clase. 
-¿Qué? ¿Pero qué...?
-Adiós novio- rió y colgó. 
-¡¿Y ahora este que se trae entre manos?!
Recogió los platos, organizó la cocina y se puso medianamente decente. Lo habían tomado desprevenido, además ¿Marco? ¿Qué pintaba el futuro novio de Ace en su casa? Sonó el timbre. 
-Voy- rezongó caminando a la puerta. 
-Hola Sanji. 
-Marco, antes de que te deje seguir, explícame esto, ¿quieres?
-¿Qué? ¿Zoro no te dijo?- negó con la cabeza y su flequillo se sacudió con el movimiento- vaya idiota, y le dije que te avisara. 
-Bueno, ya que no lo hizo, ¿tendrías la decencia de hacerlo?
-Ah, si- parecía nervioso- quiero llevar a comer a Ace. 
-Ajá. 
-Ningún "ajá". Quiero que sea especial. Diferente. Romántico. 
-¿Y qué pinto yo en esto?
-Zoro tiene razón, eres muy lento. 
-Con que eso dijo...- murmuró para si. 
-Bueno, el punto es que necesitamos una reserva en el Baratie. 
-Ten por seguro que me voy a jugar el cuello con eso, no es fácil y lo sabes. 
-Pero trabajas allí, pensé que te sería pan comido. 
-Zoro también trabaja en el restaurante. 
-Si, pero dijo que tu tenías mas influencia...- sacudió la cabeza- en todo caso, ¿me dejas entrar? No quiero continuar esto en la puerta, me incomoda. 
-Vaya, lo olvidé- se apartó- claro, pasa. 
Marco se sentó en el sofá y le indicó a Sanji que lo imitara. 
-Siguiendo con el tema, necesito la mesa. 
-Está bien. 
-Y hablé con Zoro para que me tocara unas canciones que... Bueno, le gustan a Ace. 
-Si...
-Y me gustaría que nos atendieras tu, Ace se sentirá mas en confianza. 
-Entiendo tu punto...- murmuró mientras exhalaba el humo del cigarrillo que acababa de encender. 
-Y... Quiero que seas mi asesor de imagen por hoy. 
-¿Perdona, qué?
-Quiero que me acompañes a comprar un traje elegante para hoy. 
-¿Es que le vas a pedir matrimonio?
-No, simplemente quiero algo distinto. 
-Ya...- le dio una calada mas al cigarro y lo apagó en el cenicero- puedo ayudarte- sonrió- no veo por qué no, pero ¿por qué yo?
-Zoro dijo. 
-¿Qué dijo?
-Dijo que eras un romántico empedernido y que sabías lo que las chicas buscan, que eres lo que... Bueno, las chicas desean y que pareces un modelo. 
-No te creo que eso lo haya dicho ese Marimo. 
-Bueno, no tan bonito, tenía varias groserías de por medio y uno que otro término despectivo, pero esa era la idea. Además, de todas las personas que conozco, eres la que mejor se viste. No le puedo confiar mi compra de traje a un cualquiera. ¿Imaginas ir de compras con Zoro?
-Una pérdida total- estuvo de acuerdo. 
-¿Y por qué no pediste ayuda a las chicas?
-No tengo tanta confianza con ellas, además Nami va a preparar a Ace. 
-La verdad si parece como si planearan una boda...
-Sanji, eso es lo de menos, lo importante es que sea una sorpresa para Ace, confío en Nami, no creo que haga algo mal. 
-Mi Nami-swan es perfecta en ello- sonrió confiado, si de romance se trataba, simplemente llamaba a Nami- pero Robin-chan también puede ayudarnos, ¿no piensas que es raro que dos hombre vayan de compras?
-Si, un poco, pero tenemos nuestras razones, además, ¿qué importa lo que piensen?
-Verdad...- ¿cuántas veces no había ido con el Marimo a comprar víveres para el restaurante? Muchas, había de admitir, y siempre se había sentido normal y tranquilo. Hasta feliz se sentía de no estar agarrado con el cabeza de aloe y simplemente disfrutar de una amena charla por los andenes camino al restaurante. 
-Entonces... ¿Me haces el favor?
-No veo por qué no...
-¡Gracias Sanji!
-Cálmate, voy a llamar a Robin-chwan la opinión femenina nunca sobra. 
 
La heladería del parque no soportaba el apetito voraz del chiquillo que se colgaba de la barra. Señalaba con todos sus dedos los miles de sabores que habían en el mostrador y luego mostraba la enorme canasta de galleta donde quería que pusieran cada bola de sabor. Era prácticamente ilógico que la chica con gorrito rojo obedeciera los deseo del caprichoso chico, pero una mirada gris suplicante le llegó al corazón. Ese pobre moreno de ojos claros no la estaba pasando de mucha dicha con el escándalo que estaba armando el dueño al pequeño comensal inesperado. 
La chica disimuló su escabullida al congelador y tomó una bola de cada uno de los sabores exhibidos y los colocó con delicadeza sobre la canasta bastante grande. Agregó chocolate derretido y una cereza para luego escabullirse de nuevo a la caja donde el chico de los tatuajes la esperaba para pagar el ridículo helado de 20 sabores que su pequeño noviesillo había ordenado con la enorme tranquilidad del caso. 
-Gracias- le dijo al recibir el exhorbitante postre y le entregó el billete- quédese con el cambio, lo merece. 
Tomó el enorme helado en sus manos y salió con precaución de la fila, sentándose en una banca del parque y gritó. 
-¡Luffy-ya!- exclamó al bulto que estaba, ya sobre la barra del puesto, y le gritaba al mundo su descontento. El pequeño volteó a verle y Law simplemente enseñó el gran premio que sostenía entre sus manos. 
-¡Tooooooooraaaaaaaaoooooooooo!- devolvió el grito mientras se acercaba peligrosamente al chico que intentaba sostener una gran torre de bolas de helado. 
Justo antes de causar un accidente, se detuvo en seco, caminó a la banca y tomó asiento como una persona civilizada. Law le alcanzó la cuchara. 
-¡Helado!- y clavó la vista en los variados sabores. ¿Por dónde comenzar? Su mirada denotaba duda. 
-¿Qué tal si empiezas por el de chocolate?- sugirió Trafalgar ante la incertidumbre del chico por cual sabor probar primero. 
-No, ese es el último. 
-¿Por qué?
-Porque se parece a ti- y comenzó con el de arequipe, bola enorme que acabó en menos de dos cucharadas. 
-¿A mi?- preguntó sintiéndose caliente. 
-Si, ¿no lo crees? Siempre me pareciste de chocolate, por eso me llamaste la atención. 
-¿Sólo por eso?
-Y también porque hablas muy gracioso- se llevó el de limón a la boca y tomó la cereza. Trafalgar Law se la arrebató de las manos y la puso en sus labios- anda Torao, devuélvemela. 
-No- musitó con la frutilla en los labios- ven por ella. 
-Pues dá...
-Ah, ah, tienes que comerla de mis labios. 
-¿Así de simple? Pensé que sería un juego complicado- se acercó a los labios de Law y mordió la cereza para comer la mitad mientras sus labios rozaban ligeramente con los del impactado chico moreno. 
Se saboreó los labios luego de pasarse la cereza y volvió a su trabajo de comer una casi torre de Babel hecha de bolas de helado. 
-¿Qué te pasa Torao? ¿Quieres 
helado?
-Si- le tomó la mandíbula y besó los labios cubiertos de helado del chiquillo. Pasó su lengua y saboreó el dulce ácido del postre de vainilla para luego separarse- ya, listo. 
-Ah bueno- y siguió comiendo. 
-¿¡Cómo puedes seguir así de tranquilo?! ¡Te acabo de besar!
-¿Y eso es malo?
-¡No!
-¿entonces por qué he de preocuparme? 
-¿No estás ni nervioso no avergonzado ni sonrojado?
-¿Debería?- saboreó la siguiente bola de helado, que resultó de caramelo, y meró a Law. 
-No lo se... Tal vez era lo que esperaba... Pero contigo jamás es lo que se espera. 
 
-La tienda de la esquina es especial para ropa casual y formal, allí es donde siempre voy, ¿vamos allá?
-Vamos allá. 
Caminaron los tres a las puertas del almacén. 
-Primero tu, mi querida Robin-chwan. 
La chica entró y los dos muchachos la siguieron. 
-¿En qué puedo ayudarles?- les preguntó una chica tras el mostrador. 
-Busco un traje, no muy elegante, pero del calibre para ir al Baratie sin desentonar. 
-Oh, maravilloso, hemos inaugurado nuestra nueva colección "Baratie boys, our princes", vengan conmigo. 
Marco, Sanji y Robin se miraron, ¿era el Baratie tan lujoso e importante que tenía línea de ropa propia? Pues eso parecía. 
-Esta es nuestra sección, siéntase a gusto y si uno le llama la atención, solo llame a una de nuestras chicas y ella vendrá en su colaboración. 
Los tres voltearon y vieron una exhibición de trajes y vestidos de colores y diseños variados. 
-¿Querías trajes? Ahí los tienes. 
-Vaya...- Marco paseaba su mirada por las chaquetas- necesito saber combinar colores. 
-Toma esto- Sanji le colocó un pantalón negro con una camisa celeste y una chaqueta negra. También le alcanzó una corbata blanca y unos zapatos de cuero negro- anda y pruébatelo- casi lo arrastró al vestidor y cerró la puerta- vamos Robin-chwan, busquemos mas trajes. 
Robin se fue por el lado colorido y Sanji tomó el lado mas sobrio. 
-Sanji-san, ¿no crees que este amarillo y este verde se ven muy bien juntos?- preguntó con una sonrisilla. 
-¡Me encanta!- respondió- es una bonita combinación, es llamativo y... ¡Robin-chwan!- captó la broma de la chica y se coloreó. 
-Vamos Sanji-san, Zoro-san no es mal partido  
-Lo se, y creo que me está gustando ese Marimo. 
-¡Maravilloso! Dale una oportunidad. Zoro lo merece. 
-Pues...
-Ya, me lo puse, ¿cómo me veo?- Marco golpeó la puerta al salir. 
-Pareces un regalo mal envuelto- rió Sanji- ven y te pongo esa corbata... No puedo creer que no sepas usar una- refunfuñó por lo bajo mientras hacía el nudo. 
-Pues no todos usamos trajes todos los días. 
-Se nota. 
-Zoro tampoco sabe. 
-Para tu información- se cruzó de brazos mientras Marco se miraba en el espejo- Zoro si sabe atar corbatas y hace varios nudos. 
-¡Vaya! Eso es nuevo. 
-Zoro no es tan imbécil como piensan. 
-Parece que Zoro a conseguido un príncipe que lo defiende a capa y espada. 
-¡Yo no hago tal cosa! ¡Y no me miren así que no estoy rojo!- se dio la vuelta y siguió mirando ropa. 
-Zoro si está enamorado de Sanji- le dijo a la chica. 
-Si, y Sanji-san está enamorado de Zoro, sólo que no quiere admitirlo. 
-Que testarudo...
 
La mañana y la tarde transcurrieron entre tiendas. Los tres chicos habían pasado por 10 almacenes distintos para comprar el primer traje que habían visto en la primer tienda a la que habían entrado. 
-Juro que es la última vez que hago esto- Sanji se dejó caer en una banca del parque donde caminaban y relajó su cabeza. 
-Gracias Sanji- Marco se sentó a su lado- gracias Robin. 
-Con gusto, y ahora si me disculpan, debo irme, quedé de encontrarme con Franky para comer. 
-Adiós Robin-chwan. 
-Adiós Robin- vieron desaparecer a la morena. 
-Estoy muerto. 
-Ni que lo digas... Creo que quiero quitarme las piernas y no usarlas un tiempo. 
-En eso te apoyo... 
Se quedaron en silencio un momento mientras recuperaban el aliento perdido. 
-¿Y...?
-¿Qué?
-¿Qué le vas a decir a Ace?
-Realmente no lo se, apreciaría algo de ayuda. 
-Sólo puedo decirte que no te va a rechazar. 
-¿Me lo aseguras?
-Completamente- sacó un cigarrillo y lo encendió. 
-Zoro dice que fumar es malo. 
-También lo es beber en exceso, pero ese Marimo jamás oye lo que le digo. 
-Te preocupas mucho por él- afirmó. 
-Y no puedo creer que lo haga...
-Deberías decirle que lo amas, no sabes cuantas chicas van tras él... Y de todas las facultades, principalmente psicología, mueren por Zoro. 
-¿Damiselas que van tras el Marimo? Vaya, esa es nueva- dio una calada a su cigarro y ocultó su enojo. 
-Creas o no, es la verdad. Pero Zoro gentilmente las ha rechazado. 
-¿Por...?
-No te hagas el imbécil, sabes que es por ti. 
-Me gusta afianzar mis apuestas- tiró el cigarrillo al suelo y lo pisó- te ayudé con Ace, ahora dime que tengo que hacer con Zoro. 
-Yo no te puedo decir nada, me aconsejaste a mi, ¿recuerdas?- se puso de pie y le hizo señas a Sanji para que lo siguiera- soy una pérdida de tiempo en estos temas. 
 
El Baratie abría desde temprano, pero no se llenaba tanto como después de las seis de la tarde. Sin contar que era sábado, los comensales eran mas de los acostumbrados. 
-No sabes cuánto te agradezco esto- Marco acomodaba su chaqueta y se miraba al espejo continuamente mientras aguardaba a que Ace llegara. 
-Ya, no tienes que repetirlo. 
El pequeño balcón interior daba plena vista a la tarima donde Zoro tocaba todas las noches y esa no era la excepción. Marco arregló su corbata por enésima vez y tragó saliva. 
-Relájate, voy a bajar. Ace no debe tardar. 
-Vale... Hey Sanji-el aludido volteó a verlo- ¿tienes algún músico predilecto? Digo, para hacerte un regalo después. 
-No es necesario, pero si insistes, Frank Sinatra es... Bueno, es Sinatra, adoro como toca. Ahora voy a bajar- desapareció por entre la multitud y Marco lo vio caminar luego en el primer piso. 
Zoro acabó la canción que interpretaba y apartó el micrófono para acomodar los papeles. Dirigió su mirada a Marco y este asintió. Zoro sacó su celular. 
"Sinatra", vio escrito en el mensaje de texto que tenía a Marco como remitente. 
Asintió de vuelta y volvió al piano, sonriente. 
 
Sanji abría la puerta mientras atendía a unas jovencitas que estaban algo coquetas con el rubio mesero. Él solo les dedicaba sonrisas y halagos, pero no intentó ningún extraño movimiento. Por eso no supo reaccionar cuando una de las chicas deslizó su mano a su bolsillo y colocó lo que, probablemente, era una servilleta con su número telefónico. 
Vio a las chicas reír y se sintió sonrojar al tiempo que una discordante nota en el piano lo hacía voltear a ver al músico. Notó como Zoro bufaba en voz baja e intentaba arreglar su fallo. 
Acató a sonreír. Zoro era buen, muy buen músico, por eso era imposible que se hubiera equivocado de esa manera. Lo interpretó como celos, tal vez el Marimo había notado el insinuante comportamiento de la chica y se había dejado llevar por la rabia. 
-Ese Marimo...- lo miró y suspiró. 
Volteó a una mesa donde lo llamaron, pero volvió su cabeza a la puerta al encontrar una conocida voz. 
-Vengo por una reservación de... Bueno, exactamente no se, necesito hablar con Sanji. 
-Ace, ¿cómo estás?- el cocinero se acercó rápido a la recepción e interceptó al chico. 
-Sanji, ¿podríamos dejar este misterio ya? Nami me llevó, bueno, me obligó, esta mañana a comprar esto- señaló su elegante traje naranja y negro- y luego me arrastró hasta acá diciendo que preguntara por ti. 
-Ay, mi querida Nami-swan... Ven por aquí- lo condujo entre las mesas a las escaleras que lo llevaban al balcón donde Marco lo esperaba. 
Cuando llegaron a la mesa, Ace tomó asiento. 
-¿Y quién es mi acompañante?
-Ya lo verás- Sanji le vendó los ojos con una servilleta e indicó a Marco que podía tomar asiento. 
Ace sintió como se descorría la silla contigua y se revolvió de curiosidad en la suya. 
-Puedes quitarte la servilleta- le dijo Sanji y él obedeció, quedando sin habla luego de que se encontrara con los ojos de Marco viéndolo fijo- me retiro, vendré mas tarde por sus pedidos. 
-Gracias Sanji- y Marco volvió la mirada a esos ojos negros que lo ahogaban en sentimientos. 
 
De nuevo se acomodó el mechón rubio tras la oreja y caminó con la bandeja a la mesa que lo esperaba. Acababa de ser amonestado por un cliente sólo por haber llevado una orden equivocada. Sólo se había confundido de mesa. Eso había sido todo. 
-Me lleva el...- caminó a la caja y recogió la cuenta que le habían pedido. 
-Oye mesero- lo llamó un hombre. 
Suspiró hondo y sonrió calmado, hipócrita. 
-Dígame, ¿qué puedo hacer por usted?
-Dígale al chef que es el peor de la ciudad- el hombre arrojó la servilleta al suelo- tenga- tiró los billetes a la mesa y se retiró, seguido de tres mujeres que le acompañaban. 
-Tranquilo Sanji- sintió como lo reconfortaban. 
-Gracias Sabo- le dijo al chico- vuelve a la caja, ¿quieres? No deseo que el viejo te grite. 
-Sólo estoy de prueba, ya verás como si me quedo a trabajar aquí... ¿¡Ese es Ace?! ¿¡Y está con ese chico?!
-Oh mierda- susurró. Lo había olvidado. El hermano celoso #2, Alias: Sabo. Intentó calmarlo-Sabo...
-Lo se- respiró profundo- confío en Ace y en su criterio... ¡Pero no perdonaré a ese bastardo si le hace algo!
-Cálmate, ¿si? Ahora vuelve a la caja. 
Después de despachar al hermano celoso y al rabioso cliente, se dejó caer en una de las bancas cerca a la tarima. 
-¿Estás bien?- oyó a Zoro preguntarle. 
-¿Tu que crees?
-Que estás perfectamente. 
-Hmmm- bufó y se alejó de ahí. 
 
Zoro sonrió. Ahora tendría que mover su ficha. Hacer su jugada. Sacar ese As bajo la manga. Su carta final. 
Acabó la canción y habló. 
-Este tema es para esa personita que está con un mal humor hoy- se rió y la gente lo acompañó- vamos, dedíquenla, yo lo voy a hacer- la gente volvió a reír y miró fijamente a Sanji, quien no entendía lo que estaba pasando- espero que les guste Sinatra...- y comenzó. 
Vio como algunas parejas, al reconocer la canción, le daban besos o abrazos a su acompañante y susurraban algunas cosas. Notó a Marco en una frustrada declaración siendo interrumpida por una oportuna canción y sonreírle al pecoso que empezaba a cantar la canción mirando a Marco. 
-Fly me to the moon, and let me play among the stars...- comenzó Zoro, recibiendo la mirada atenta de Sanji desde la barra. 
 
-Let me see what spring is like on Jupiter and Mars- murmuró al ritmo de Zoro. No podía creerlo. El Marimo le estaba dedicando esa dulce y romántica canción con aires de swing. Además era de Sinatra. Y era la primera vez que oía a Zoro cantar una canción romántica sólo para él. ¿Que estaba de mal humor? Bien dicho, estaba. Porque en ese momento... Ya tenía todo perdido. 
Levantó la vista y se encontró con las orbes de Zoro que lo imantaban. Como ónix, los ojos negros brillaban. Ambos, hasta que uno se cerró y se abrió rápidamente. Apartó su mirada avergonzada luego de que Zoro le guiñase un ojo. 
Oyó la carcajada del músico mezclada con la canción y terminarla. 
-In other words, I love you. 
 
Sujeto de prueba 5, resultados: ni siquiera se hizo el esfuerzo por intentarlo. 
 
Nota: el alga me llevó a la Luna...

Notas finales:

Gracias por leer. 

Dejen sus comentarios, los escritores vivimos por nuestro lectores. 


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