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Delphinium por Akii Siixth

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Notas del capitulo:

Hola :DDDD, aquí viene la que actualiza cada mes XDDD. 

Eh, bueno, al parecer no puedo actualizar más rápido que esto, así que, resignémonos juntos(?).

Antes que nada, debo decir que en el capítulo anterior olvidé decir muchas cosas(qué novedad) XD.

Bueno, la principal es el nombre de este fic. Viene de mi repentina obsesión con las flores estas XD. Hay muuuuuchas clases de Delphinium, de hecho eso es como la clasificación, familia o no sé qué, ya no recuerdo, pero bueno, esta es una de esas clases (tampoco recuerdo el nombre) y así se vería más o menos un campo con delphinium, solo que yo usé nada más las de color azul :v. Aquel día andaba tan emocionada o estúpida que olvidé completamente decirlo XD. 

Y bueno, esta vez se agregan dos nuevos personajes.

Uno es este--->foto en la historia dice que es rubio, pero no encontré una foto que me gustara de él rubio XD.

Y el otro es este ---> foto... bueno, de este no dice mucho por el momento XD. 

Y eso.. nada más, creo ._. 

 

Gracias por pasarse :'D

 

 

 

I

 

—¿Qué te gustaría ser de grande, Kou? —preguntaba el niño mientras mordía enérgico una manzana verde —decía que era su fruta favorita—. Se encontraba con su amigo Kou de nuevo en ese valle de flores azules tan hermosas que ambos frecuentaban.

—No lo sé, tal vez doctor, abogado, o no, ¡ya sé! Un gran científico, para descubrir muchas cosas y ser reconocido en todo el mundo. —Rio de tan solo pensarlo, aunque nada de es sonaba mal—. ¿Y tú qué quieres ser, Taka? —Devolvió la pregunta.

—Yo, no lo sé, Kou, aún soy pequeño —contestó mientras daba otra mordida a su deliciosa manzana.

—Bueno yo soy pequeño también —replicó con un pequeño y fingido puchero en sus labios.

—No, Kou es grande, Taka pequeño. —Seguía tan concentrado en su manzana que ni cuenta se dio que Kou se reía, aparentemente de él.

—Tú eres pequeño e infantil... yo solo soy pequeño —comentó no conteniendo su risa.

—Tengo casi cuatro años, mi mami dice que me falta mucho por crecer. Pero también dice que cuando salga contigo, debo hacerte caso porque ya eres un niño grande, ¿ves? Y si mi mami lo dice, es porque ya eres grande. —Al finalizar su palabrerío, le mostró la lengua con un descontento casi palpable. Kou, quien ya contaba con siete años, siguió riendo, pero esta vez notando lo bien que se sentía estar al lado de ese niño. 

—Olvida lo de ser científico, solo espero estar contigo cuando seamos mayores, ¿tú no? —preguntó dejando un pequeño beso en su mejilla.

—Claro, tú siempre tienes que cuidarme, Kou, siempre.

 

II

 

Fue despertando lentamente del mejor sueño que había tenido en años, sin siquiera haber abierto los ojos ya sonreía como el bobo enamorado que era.

Se removió hasta darse la vuelta para poder abrazar de nuevo aquel cuerpo que tanto calor le había dado durante la noche. Tanteó un poco y al no sentirlo abrió de inmediato sus ojos, no estaba.

—Nao —susurró buscándolo con la mirada; lo encontró sentado frente a un espejo que Ruki tenía en la habitación, parecía concentrado en algo que tenía en las manos.

Ruki suspiró aliviado porque él aún estuviese allí, tanto tiempo que había pasado sin él, tantos días en los que soñó que él regresaba, tantos meses pensando en que cuando lo volviera a ver, a lo mejor pensaría que era un sueño y en efecto lo creía y al no encontrarlo pensó que había despertado de golpe en la realidad; pero no, él en realidad estaba allí, había regresado.

Caminó tranquilo, bostezando hasta donde Nao estaba, se paró justo tras él, pero parecía que no se daba cuenta. Estaba solamente viéndose sus manos como si fuesen las cosas más interesantes del mundo. 

Decidió abrazarlo por la espalda, apoyando su cabeza en uno de los hombros contrarios; sintió cómo Nao tomaba sus manos y las besaba con ternura, se estremecía por tal muestra de cariño.

—Buenos días. —Sintió que Nao decía contra su blanca piel.

Ruki avanzó más hasta sentarse en el regazo del contrario para depositar un beso en su nariz.

—Buenos días —contestó abrazándose de nuevo a ese ser que oía a vainilla—. ¿Dormiste bien? —preguntó luego de un instante, no quería desprenderse de Nao, sentía que si lo soltaba en algún momento desaparecería, como si tratara de una ilusión a la que tenía que aferrarse para existir y estar en paz.

—Mejor que nunca —contestó para después tomar entre sus manos el delicado rostro de Ruki y besar sus labios con tanto cuidado como si fuese a romperlo—. ¿Ese pijama es mío? —preguntó con cierta sonrisa al darse cuenta que lo que Ruki vestía era nada más y nada menos que su pijama favorito cuando niño.

—Lo es, me sentía solo cuando te fuiste; así que la saqué de tu cuarto. Durante todos estos años dormí con ella, al principio me quedaba muy grande, ahora la diferencia de talla es poca. Te extrañaba tanto que esta fue la única forma que encontré para poder dormir. —Escondió su rostro apenado en el pecho de Nao, aunque este le hizo abandonar tal posición para observarlo. Sus mejillas seguían rojas y no se atrevía a mirare a los ojos.

—Esas palabras me hacen muy feliz. Yo también te extrañé mucho y hubiese querido llevarte conmigo, pero ya ves todo lo que pasó. Aunque me siento pletórico de saber que tú me quieres de esta forma. Siempre creía que ibas a olvidarme y a odiarme por haberte dejado aquí. En verdad lo lamento mucho. —En cuestión de segundo su momento romántico se había desviado a ser un lamento por el repentino abandono del mayor para con Ruki. Habían sido cinco años los que no se vieron.

—No, nunca podría hacer eso. Yo nada más esperaba todos los días por ti. Ni pensaba por qué no me llevaste contigo; y mucho menos te odiaba.

—Mi padre debió ser una tortura  todo este tiempo, ¿no? —comentó Nao sacando a la luz su mayor preocupación. Cinco años atrás, él no quería dejar solo a Ruki por miedo a lo que su padre podría hacerle y dadas las circunstancias del presente, tenía razón en estar preocupado

—Más o menos. Cuando te fuiste pasé varios días encerrado, luego él vino a decirme que no podía estar aquí sin hacer nada y, bueno, el resto podrás imaginarlo. Yo me negué muchas veces, pero amenazaba con echarme de la casa y no es que eso me importara, sino que, si me iba, no podría encontrarte de nuevo y yo por ningún motivo deseaba eso, Nao. Creo que te he decepcionado, pero, perdóname por ser tan egoísta y aceptar esto para no perderte.

—No te disculpes. —Nao sentía como un dolor punzante iba creciendo en su pecho al escuchar esas palabras, era todo lo que había temido—. Luché mucho para poder llevarte conmigo; pero mi padre se negó y ya que él me daba los fondos no pude hacer nada. Yo sabía que algo así podría pasar y traté de evitarlo, pero despidieron a la única persona que podía ayudarme a impedirlo, luego quise regresar, y no pude, el poder de mi padre es más grande de lo que yo creí. Tenía personas vigilándome allá. Creí que yéndome de aquí tendría un poco de espacio; pero me equivoqué. Ahora se supone que debo heredar todo esto.

»Yo no lo quiero; pensar que todo esto ha sido ganado de la manera más baja y sucia hace que me dé vergüenza llevar el apellido Ishida. Me da vergüenza pertenecer a esta familia. Creí que podría desligarme de ella, pero al parecer no será posible. Pensar que me visto, como, duermo, gracias a ese dinero, incluso mi carrera fue patrocinada por este negocio inmundo. Al parecer nunca voy a poder negar de dónde vengo.

—Tal vez no; pero no significa que debes ser igual. Tú eres Nao, tu papá es tu papá, no hay comparación. Además, no tienes las mismas creencias que él, no debes torturarte tanto por eso, Nao. Tú no serás como él, no, si no lo deseas.

—Eres grandioso. Ya lo eras más pequeño, pero ahora hablas con tanta madurez e inocencia a la vez; no lo sé, es lindo. —Besó nuevamente sus manos, las que no había soltado desde que se apareció tras de sí.

—Tú te volviste un hombre débil e inseguro, no es lindo. —Aquel comentario dicho con tanta sinceridad hizo que el dolor en el pecho de Nao creciera.

—Lo sé, cambiaré, te lo prometo. No quiero ser así —dijo, Ruki asintió sonriendo pues él tampoco quería que su Nao fuese de esa forma—. Ahora dime, ¿qué quieres hacer? —preguntó cambiando el tema.

—Dormir. —Fue la pronta respuesta de Ruki, ambos rieron luego de escuchar la propuesta. 

—Son las dos de la tarde, ¿no crees que has dormido mucho? —comentó aun riendo.

—No. Vamos, quiero abrazarte, sé mi almohada otra vez. —Reía mientras lo arrastraba de nuevo hacia la cama.

—Bueno, como quieras. —A Nao no le quedó más que rendirse—. Por cierto, ¿ya no vas a la escuela? Noté que no hay libros o cuadernos por aquí.

—No, luego que te fueras me prohibieron salir y tampoco me dejaron recibir clases  junto con tu hermano, así que tuve que desistir. —Ruki parecía no darle mucha importancia a lo que decía, parecía más concentrado en acomodar las sábanas.

—Bueno, veré si puedo persuadir a alguien para que te deje salir, sino yo mismo te daré clases. No puedes quedarte así —decía Nao convencido, tan convencido que ni siquiera se daba cuenta que Ruki no les prestaba atención. 

—Está bien. Ahora ¿dormimos? Me siento cansado.

—Claro, bueno, yo no sé si pueda dormir, pero te haré compañía.

 

 

 

 

Pasadas dos o tal vez tres horas, sintió cómo su cama se movía violentamente, pero no prestaba atención, tan solo se removía incómodo.

—Ruki, levántate —Escuchaba que Nao le llamaba, pero no se sentía con ánimos para despertarse completamente de su siesta—. Ruki, está temblando, levántate. —Volvió a escuchar, pero esta vez prestó más atención, la cama se seguía moviendo fuerte y se escuchaba un retumbo grave. Se levantó con presuras y fue guiado por Nao hasta el jardín. El movimiento telúrico prometía ser grande y devastador; por suerte la gran casa Ishida resistía, hasta el momento, bien al violento movimiento.

Había otras personas en el jardín, el pánico era el común denominador entre ellos; aunque mientras el temblor fue desapareciendo, así también lo hacían los nervios de todos.

Ruki, que no se había soltado de Nao ni un segundo, podía respirar tranquilo de nuevo, no le gustaban nada los terremotos.

—¿Estás bien? —Escuchó que le preguntaron, como autómata asintió, pero no paraba de ver hacia todas partes, como verificando si todo lo que él conocía estaba bien—. ¿Están todos bien? —Volvió a preguntar Nao, pero esta vez dirigido hacia los demás presentes.

Nina, quien era una joven de apenas 18 años encargada del orden y aseo de esa parte de la casa, estaba llorando tirada en el piso llamando a su madre entre alaridos. Varios intentaron hacerla regresar en sí, pero nada parecía funcionar. La madre de la chica ya no estaba con vida. Había muerto años atrás al caerle la humilde casa donde vivía encima durante un terremoto.

Tal parecía que lo reciente había hecho que recordara tal suceso. Ruki tan solo la miraba pensando que tal escena se le hacía muy familiar. Su pecho comenzó a oprimirse y cuando menos lo notó ya estaba llorando; se limpió de inmediato, pero nuevas lágrimas bañaban sus mejillas en contra de su voluntad, se sentía angustiado, triste, todo le temblaba, era casi como si la tierra  se siguiera moviendo, pero tan solo él seguía temblando.

Nao que apartó la vista de Nina, quien ya estaba más tranquila, notó el estado de Ruki. Se acercó más a él y lo acogió contra su pecho.

—Tranquilo —le susurraba en el oído. A lo mejor Ruki no lo recordaba, pero Nao y él se habían conocido en una situación muy similar a esa—. Sentémonos un momento —ofreció guiando al adolescente bajo la sombra de un gran árbol. Desde allí donde se veía a la perfección la plantación de Delphinium que la madre de Nao había mandado se colocara hacía muchos años.

Era el lugar favorito de Ruki en toda la casa. Le encantaban esas flores, eran bellísimas, pero más le gustaban por los recuerdos que tenía de ellas. Nao siempre le decía que él era hermoso como aquella flor, con sus peculiaridades, pero eso las hacía más hermosas. Empezando por ese color azul intenso del que gozaban. Altura sorprendente, de la cual a Ruki le faltaba de forma física, pero él era grande en espíritu. Cuando Nao no estaba, él fielmente iba a sentarse todos los días a ver aquel campo de flores, recordando cómo Nao lo comparaba con ellas, admirando su belleza, observándolas crecer y hacerlo junto con ellas. Parecía que aquel lugar era perfecto para huir de su realidad, al menos por unos instantes.

—Creo que todo está bien, podemos entrar de nuevo, ¿no crees? —habló Nao pasado algún tiempo. Ruki asintió sonriendo apenas, pero él no estaba nada tranquilo; sabía que después de un temblor de tal magnitud, le seguían otros y él les tenía pánico.

Saliendo detrás del árbol notaron que Mi había reunido a varios empleados, todos parecían disconformes con lo que la chica les decía. Nao se acercó para poder escuchar mejor. Pudo escuchar y darse cuenta que la chica les estaba dando las tareas de siempre a todos, como si nada hubiese pasado.

—No creo que sea conveniente abrir hoy —dijo Nao en tono serio.

—Son las órdenes del señor Ishida —contestó Mi—, yo solo las cumplo —continuó.

—Lo sé, pero todos deben recuperarse, pueden irse a sus casas a ver a su familia. Yo tomaré la responsabilidad de esto, si es que algo llega a pasar. —Nao hablaba con una firmeza que no poseía; a decir verdad él era un cobarde de primera, pero llegaba a disimularlo muy bien, como en esa ocasión.  

—No puedes tomar tales decisiones, Nao. —Apareció de repente Ray, su hermano pequeño, diciendo aquello—. Papá no te ha dado esa autoridad, me dejó a cargo a mí y no veo por qué debamos cerrar el lugar por un simple temblor. —Aquel chico, en cambio, tenía toda la arrogancia que su hermano mayor no poseía, el no haber conocido a su madre tan a fondo tal vez tenía algo que ver con ello, pues fue educado mayormente por su padre y este no tenía las intenciones de que su hijo pequeño se convirtiera en un «niño mimado», como le decía a Nao, aún hasta la fecha.

—Qué va a saber un niño como tú. Para ti todo está bien porque vives aquí y ves que tu casa está intacta, pero estas personas necesitan más que eso, Ray. Así que lo mejor es dejarlas que se vayan.

—Nadie puede irse—replicó antes que su hermano siguiera hablando—. ¿Crees que van a obedecerte a ti, hermano? ¿Tú que acabas de regresar y que nunca has obedecido a mi padre? ¡Já! Aquellos a los que les interese perder su trabajo, pueden hacerle caso a mi hermano —dijo con suficiencia.

—No es necesario que hagas amenazas. Deja que todos se vayan. No habrá mucho movimiento hoy. ¡Ha habido un maldito terremoto! ¡¿Qué no entiendes?! —Nao estaba ya perdiendo la paciencia, y es que su hermano lo molestaba a tal grado. Él era una persona pacífica, pero cuando de discutir con Ray se trataba, él siempre salía molesto. Es que simplemente no podía creer que su hermano pequeño estuviese tan errado en pensamiento y creencias.

 

—¡Mi! Te he estado buscando, ha habido un derrumbe en el gran salón; ¡hay tres personas atrapadas! Ven pronto. —De repente y en medio de aquella argumentación, una chica que trabajaba de la mano con Mi, llegó corriendo para notificar de lo sucedido, ella no reparó en los hermanos por lo que le sorprendió ver a Ray acercarse a ella con tanta prontitud.

—¿Qué dices, mujer? Estás bromeando, ¿verdad? —Ray había tomado a la pobre chica por los hombros exigiendo más información; pero ella simplemente no pudo hablar de la impresión; él se veía muy molesto.

—¿Ya llamaron a emergencias? —preguntó Nao mientras se acercaba a separar a su hermano de aquella pálida chica. Parecía que había visto algo terrible.

—Sí; pero no sabemos cuánto van a tardar —contestó ella respirando un poco más tranquila.

—¿Ves Ray? Las cosas no simplemente se harán porque tú lo dices, ahora deja que todos se vayan a casa, no pueden hacer algo con el salón destruido. —Ray no podía negar que su hermano tenía razón, había un derrumbe en el lugar donde se llevaban a cabo el trabajo; nada podía hacer si la situación era grave.

—Quédense todos aquí, iré a verificar qué tan grave es el derrumbe —cedió, Nao negó y continuó con su discurso que al parecer caía en oídos sordos.

—Ya, déjalos. Mejor enfoquémonos en rescatar a aquellas personas. El salón puede repararse, pero si alguien llega a morir no podrás reemplazarlo. Vamos. —Nao comenzó a andar, pero antes de entrar a la casa se dio la vuelta notando que Ruki se había quedado parado en el mismo lugar todo el tiempo, no parecía consiente de la situación—. Ruki —le llamó—, iré con Ray a ver el asunto del salón, quédate en un lugar seguro, por favor —pidió y luego besó su frente con dulzura. Ruki tan solo asintió.

No era que no estuviera atento a lo que sucedía a su alrededor, tampoco como si no le interesara que tres personas quedaran atrapadas en el derrumbe que decían había ocurrido en el salón. Pero es que él simplemente tenía miedo. Por mucho que le dijeran que en ese lugar los temblores, terremotos, etc., fuesen comunes, él nunca dejaría de sentir miedo cuando ocurrían, le dejaban paralizado, sin saber qué hacer y con ganas de correr a algún lugar donde estaría verdaderamente a salvo del violento movimiento.

Pero, él no era un ave, no podía resguardarse en el cielo al alzar vuelo; ese era el único lugar donde no podría ser vulnerable, donde podría olvidar su miedo… y al parecer era la única forma que tenía para ser libre; una lástima que fuera imposible, no se iba a convertir en pájaro, ni mucho menos le nacerían alas. Debía quedarse con sus pies siempre tocando el suelo; sin siquiera poder correr.

 

 

 

Varios minutos pasaron antes que desviara la mirada de la puerta que Nao había atravesado para entrar a la casa. Él nunca entabló relación alguna con los empleados de Delphinium, por tal motivo se encontraba solo y de pie en el mismo lugar. Todos los demás yacían sentados sobre el césped, esperando saber qué harían después, todos en compañía de alguien más.

A lo lejos, Ruki pudo identificar a un chico que estaba solo, sentado bajo la sombra de un gran árbol, muy cerca de la entrada de su habitación. No era su estilo dar el primer paso para entablar una conversación, pero estaba inquieto y un poco ansioso. No quería estar solo.

 

Mientras más se acercaba, más podía reconocer a ese chico, recordaba haberlo visto un par de veces en el gran salón con algún cliente. Era joven como él, o tal vez un poco mayor; cabello rubio, tez blanca y cuerpo escuálido; no se parecía a los otros trabajadores que cuidaban de su apariencia para atraer más clientes, lo que hacían con él. No supo por qué, pero aquel chico le inspiraba confianza con tan solo verlo.

Una vez se hubo sentado a su costado izquierdo, el chico le dedicó una sonrisa tímida, él respondió de la misma manera. Ambos guardaron silencio por varios minutos; como si cada uno estuviese acostumbrándose a la presencia del otro, aunque no duró mucho tiempo, el chico rubio fue el primero en dirigirse hacia el contrario.

—Ruki, ¿verdad? Es la primera vez que te veo involucrarte con alguien fuera del trabajo. —Con una sonrisa menos tímida que la anterior fueron dichas aquellas palabras. Hasta se podía sentir emoción en ellas—. Creo que me siento halagado —bromeó luego el rubio.

—Disculpa, yo no sé tu nombre —comentó Ruki apenado—, pero sí, tienes razón, no me involucro con muchas personas, nunca sé qué decir. Y no hay nada de qué halagarse; yo soy como todos aquí. —Se había avergonzado tanto como nunca antes y ni siquiera entendía por qué. A lo mejor era por entablar una conversación «normal» con alguien que no era Nao.

—No te preocupes, puedes llamarme Leda. Es un gusto. —Hizo una pequeña reverencia—. Es terrible lo que acaba de pasar, ¿no crees? Al derrumbe me refiero.

—Terrible… ¿por qué? Es bueno, ¿no? Significa que no tendremos que trabajar en unos días, aunque lo lamento por las personas que quedaron atrapadas —comentó sin ánimos de tocar el tema. Aunque puso atención cuando escuchó la risa de su compañero de charla; dirigió su mirada hasta él, en ella se podía leer muy fácilmente que se preguntaba por qué reía.

—Bueno, supongo que tenemos distintas maneras de pensar. Ya que tú vives aquí supongo que no tienes ninguna necesidad; pero yo tengo que trabajar, sino en mi casa será un desastre —decía con pena el rubio. Ruki sorprendido no sabía qué decir. Había pensado tantas veces que aquel lugar debía ser destruido, que era un lugar que no debía haber existido nunca; pero jamás había pensado en que las demás personas que trabajaban allí lo hacía por necesidad. Se le olvidaba que él no era el único que sufría.

—Perdón —pronunció quedo escondiendo el rostro entre su cabello. Estaba verdaderamente apenado.

—No tienes que disculparte por eso. Simplemente nuestras  realidades son distintas, ni que fuera un pecado. Pero, entonces hay algo que no entiendo. ¿Por qué trabajas aquí si tanto lo odias? No necesitas el dinero, claro está. Además estás con Nao y a él no le gusta esto, ¿no es así?

—Él lo odia. Y si lo hago es por el señor Ishida; yo no quería, pero él dijo que debía retribuirle el favor de dejarme vivir bajo su techo. Es por eso… —contestó con resignación.

—Entonces… ¿él te obligó? —Ruki asintió—. ¿Y por qué no te vas de aquí? Eso debe ser horrible. Si aún para mí que vine aquí por mi propia cuenta es detestable, no me imagino cómo será para ti.

—No es como si nunca lo hubiera pensado; pero no quería irme de aquí sin saber dónde estaba Nao. Ahora que él  ha vuelto, es muy probable que me marche de aquí con él. Bueno, eso espero; ya no quiero pasar más tiempo aquí.

Siempre que pensaba en querer huir de su realidad, había un fuerte dolor que se instalaba en su pecho, como si le dijera que, aunque él lo deseara con todas sus fuerzas, jamás lo lograría, como si su mismo organismo le dijera que dejara de soñar y eso lo hacía desesperarse. Pero esa vez no estaba solo, Leda colocó gentilmente una de sus pálidas manos sobre su delicado hombro haciéndolo llamar su atención, cuando giró su rostro, se encontró con una sonrisa de aliento sincera. Sobraba decir que se sintió extraño ante el gesto, pues no estaba acostumbrado a ser tratado de aquella forma. Sin pensarlo, ya sentía una gran confianza hacia Leda; él en verdad parecía ser un chico sincero.

 

 

Pasaron algo de tiempo comentado cosas varias, como la estación del año que más les agradaba —coincidiendo ambos con el invierno—, su comida favorita, color, animal, hasta de la ropa que más les gustaba vestir. En definitiva, Ruki se sentía aliviado de haber encontrado a alguien, aparte de Nao, que lo hiciera sentir tan bien, en ese momento tan solo pensaba en que tenía una cosa menos que envidiarle a la gente de «afuera» y esa era la amistad. Sería pronto, pero él ya había catalogado a Leda como un amigo, a alguien más en quien confiar y depositar su fe. Se sentía feliz.

—¿Por qué decidiste trabajar aquí, Leda? ¿No había un mejor lugar que este? —preguntaba Ruki con algo de pena, pero con una curiosidad creciente en su pecho. Deseaba saber por qué la gente se dedicaba a tal trabajo. Ya había recordado que no todos lo hacían por obligación como él.

—¿«Por qué» preguntas?… Con mucha sinceridad, lo odio, pero fue el único lugar donde me pagaban bien. No a todo el mundo le gusta contratar a un chico que solo hizo tres años en la escuela; bueno, algunos sí, pero el dinero que pagaban no era el necesario. Tengo tres hermanos pequeños y una madre enferma y hace dos años murió mi padre. Entre él y yo cubríamos apenas los gastos de toda la familia; pero él murió en un accidente de su trabajo y a mí no me quedó más que buscar otro trabajo. Al principio pensé que podía manejar tener dos trabajos de medio tiempo; pero ambos eran muy pesados y la paga no alcanzaba. Así que decidí buscar un trabajo con mejor sueldo, me propuse hacer lo que fuera ya que el dinero era indispensable; las medicinas de mi madre son muy costosas. No recuerdo cómo exactamente vine a dar aquí; alguien me dijo que probara, yo creí que era un bar o algo así; pero al venir me di cuenta que era otra cosa. No quería, pero me ofrecieron buen dinero. Sé que no es la forma adecuada, pero estaba desesperado. Ahora no sabría qué hacer si me retirara, es por eso que tampoco he buscado otro trabajo; me acostumbré a recibir esta cantidad de dinero de forma muy fácil. Soy despreciable, lo sé. —Escondió el rostro entre sus manos una vez acabado de decir todo aquello.

—No eres despreciable —habló Ruki afligido de ver a Leda de aquella forma—. Créeme que no lo eres, en este lugar he conocido lo que en verdad significa ser una persona despreciable y tú no eres una, Leda. Si yo estuviera en tu lugar es muy probable que hubiese hecho lo mismo. Pero, siempre habrá un modo de salir de esto, Leda. Lo sé y ojalá lo encuentres pronto.

—Creo que pasarán muchos años para que eso pase. Espero que no, pero es claro que no tengo la intención de vivir así por el resto de mi vida.

—Seguro que sí, Leda. Por cierto, ¿cómo crees que esté tu familia? Con esto de terremoto, me refiero.

—Ellos de seguro están bien, mis hermanos son sorprendentemente valientes, seguro que en la casa yo saldría corriendo antes que ellos. Así que estoy casi seguro que se habrán cuidado. Aunque no puedo evitar querer saber con exactitud cómo están. Pero no puedo irme así como así. Debo esperar por órdenes.

—¡Ruki! —Antes que pudiese contestar al comentario de Leda, el llamado de Nao le interrumpió, parecía contento.

—Nao, ¿qué pasa? —dijo una vez que este estuvo acuclillado a su lado.

Antes que nada, Nao dirigió su vista hasta Leda. Se le hacía extraño que Ruki no estuviese solo; el sentimiento era cercano al asombro, aunque Leda se sintiese un poco intimidado por la mirada fija de otro.

—¿Qué pasó? ¿Cómo están todos? —preguntó Ruki haciendo que Nao desviara su mirada de nuevo hacia él.

—Ellos están bien, afortunadamente no sufrieron lesiones graves. Aunque el salón está muy dañado y van a tardar algunos días en repararlo. Yo regresé porque mi padre se apareció por allí. Dijo que definitivamente hoy no abrirá, pero que tratará la manera de buscar un local provisional. —comentó Nao con cierta decepción. Ruki por su parte observó a Leda, este estaba sonriéndole como queriendo transmitir que estaba bien. Aquello llamó la atención de Nao quien nuevamente observó a Leda fijamente. El rubio al percatarse, desvió su mirada mientras se ponía en pie.

—Disculpen, iré a ver si necesitan mi ayuda —anunció para luego marcharse con los demás empleados. Ruki le dedicó una sonrisa antes que se alejara por completo, acto seguido, dedicó a Nao una mirada de reproche; como si ya supiera en lo que estaba pensando.

—No vuelvas a hacer eso. Es solo un amigo; no tienes por qué verle así —regañó con tono serio. 

—Yo…, tan solo estaba sorprendido de verte con alguien, lo siento. —Sonaba convincente o al menos para Ruki lo era. Además que no era el tiempo de ir peleando por la vida con su pareja. Había cosas más importantes.

—Entonces… ¿cuánto tardará la reparación? —preguntó Ruki recordando la conversación que había interrumpido antes.

—No lo sé; cuando mi padre regresó tan solo me fui y ya no escuché. Pero es un alivio, ¿no? Que no tengas que trabajar por un tiempo. —Nao decía eso a duras penas; nada lo hacía sentirse más inútil que ver a Ruki haciendo ese tipo de trabajo y él no poder evitarlo.

—Puede ser, bueno, a mí sí me alegra; pero supongo que a todos los demás no debe hacerles mucha gracia tener que parar de trabajar por algunos días; después de todo esta es la manera con la que sostienen a sus familias. —La conversación anterior con Leda le había abierto el pensamiento. Él antes no pensaba más que en sí mismo y en Nao. No tenía ni la más mínima consideración por los sentimientos de otras personas, o preguntarse por las razones que los hacían trabajar en Delphinium. No, él tan solo pensaba en sus desgracias.

Nao suspiró.

—Tal vez tengas razón —dijo—. Volvamos a tu habitación, no hay nada más que hacer por hoy. —Sin ánimos de nada se levantó ayudando a Ruki a ponerse en pie también. Ya todos los empleados se estaban retirando a sus hogares.

Los ánimos de ambos no parecían andar muy bien, tan solo se recostaron uno junto al otro en la cama a observar el techo. No pasó mucho tiempo para que el sueño les invadiera, había sido un gran susto el que se llevaron con el terremoto, a lo mejor por eso su mente estaba cansada.

 

III

 

Ruki llevaba algún tiempo dormido, a Nao se le dificultaba conciliar el sueño y más con los movimientos de Ruki; parecía que estaba teniendo alguna clase de sueño; pero se veía que la estaba pasando mal. Estaba pálido, transpiraba y se quejaba, de vez en cuando murmuraba algo inentendible para los oídos de Nao, este estaba comenzando a preocuparse, pero no quería despertarlo, podría asustarse. Eso lo hizo recordar cuando Ruki era más pequeño, tenía pesadillas noche sí y noche sí. No recordaba cuándo habían parado y mucho menos por qué; por las mañanas cuando le preguntaba a Ruki qué había soñado por la noche este siempre le decía que no lo recordaba, hasta el momento seguía siendo una incógnita.   

Luego de unos minutos, parecía que el sueño había acabado o algo parecido, Ruki ya estaba más tranquilo, aunque seguía quejándose y aún estaba algo pálido. Fue en esos momentos que Nao, con suaves toques en su abdomen, intentó despertarlo sin éxito. Iba a desistir cuando Ruki lo tomó con fuerza de su brazo.

—¿Ruki? —llamo él, pero no obtuvo respuesta alguna. El castaño parecía más alterado que antes, ahora Nao podía entender perfectamente cómo de sus labios salía repetitivamente un «no» muy claro. Eso sumado al persistente agarre hizo que Nao comenzara a desesperarse—. Ruki, despierta, por favor despierta —repetía una y otra vez mientras lo movía, pero nada parecía hacer efecto—. Ruki, soy yo, Nao; despierta por favor. —Comenzaba a enterrarle la uñas en su piel, pero eso no parecía importarle, Nao quería que despertara y ver que todo estaba bien— ¡Ruki! —gritó llegando al punto máximo de su desesperación.

—No… ¡no me dejes! —gritó también Ruki antes de despertarse, estaba llorando, cosa que Nao no había notado, su respiración estaba agitada y tardó un momento en dejar libre el brazo de Nao. Este se acercó a abrazarlo y susurrarle que todo estaba bien y que había sido solo un sueño… pero Ruki no parecía entender lo que el otro le decía, así que tan solo asentía y se aferraba a Nao como no queriendo soltarlo nunca. No recordaba su sueño, pero por el gran dolor que sentía en su pecho, prefería que todo se quedara así… pero, ¿a quién le gritó ese «no me dejes»?... Probablemente no iba a saberlo nunca. 

Notas finales:

 

Bueno, all´quedó...esto es como el complemento del primer capítulo, por eso tienen el mismo nombre. Pude haberlo puesto antes, pero ya ven cuánto me tardé XD. 

Leda y Ray surgieron porque hace meses quería escribir algo con esos tres feos (Nao, Ray y Leda), pero al final no pude uwu, así que ahora me estoy dando el gusto(?). 

Mila :DDD, ojalá hasta el momento te vaya gustando, aunque no tenga mucho todavía u///u. 

Gracias por leerme.

Juro que un día de estos me pongo a contestar rws :D.

Los loveo a todos(?) <3 .


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