Capítulo 2 El origen de Takano Masamune.
Nowaki Kusama, había acabado de aniquilar a Risako Takatsuki por orden de Miyagi, el hombre de 35 años le dio su paga y el pelinegro se retiró a darse una ducha, ya que no había podido hacerlo en los tres días que estuvo localizando a esa mujer. Se duchó, pensando en aquellos ojos castaños, parecían feroces y llenos de determinación. Algo de eso le gustaba, pero era su próximo objetivo. Pero tenía que hacer muchas cosas para llegar a ese nivel, ya que, como sus compañeros; tenía muchas misiones qué ejecutar. Cuando acabó se marchó a su departamento, estaba como él la había dejado la última vez, tendida y con libros en casi todas partes. Se sirvió su cena, después estudió un poco con su enciclopedia y después se durmió sin desvestirse.
A la mañana siguiente, tenía que lavar ropa. Tomó un cesto y metía la ropa, la mayoría camisas oscuras, pantalones de mezclilla, su traje negro y sus batas. Salió no sin antes sacar sus llaves, detergente y algunas monedas. A continuación bajó por las escaleras y tomó el mismo camino de siempre, al entrar estaba una mujer de cabello negro leyendo una revista del corazón, un castaño rojizo de ojos verdes que estaba a lado de una de las lavadoras y también leyendo un libro, ahí decía “El líder del consejo estudiantil” de Akikawa Yayoi, y un pelinegro que estaba metiendo las monedas a una lavadora pero sin perder de vista al ojiverde. Al principio, Nowaki pensó que se le hacía conocido aquel pelinegro pero luego dedujo que no. Metió la ropa en una de las lavadoras que estaban desocupadas a lado del pelinegro, este solo se limitó a encogerse de hombros y después se puso de pie para tomar un café de la tienda de enfrente. Nowaki apretó los botones necesarios y al acabar se sentó al tomar una de los periódicos que habían sacado recientemente.
Hablaba de la masacre de ayer, momentos antes de que Miyagi le hubiera ordenado acabar con Risako:
ATERRADORA MASACRE DE PROFESIONALES
Ayer a las 7 de la tarde unas personas vestidas de negro con máscaras de Kato atacaron la fiesta de la compañía cervecera de Yamada, el resultado: casi 700 muertos, pero por fortuna el jefe magnate de los Takatsuki sobrevivió ya que fue rescatado por sus 5 guardianes, que al principio eran 12 pero la balacera mató a 7.
El comisario declaró ante nuestros reporteros que, ese acto no era de un aficionado.
“Ese trabajo no era de una aficionado” habló el comisario a cargo del caso “Puede ser que esto lo hayan hecho profesionales, los Yakuza o la mafia mexicana por la limpieza en la carnicería”
Aun no se sabe quiénes fueron los responsables de esta masacre, pero una cosa sí, al parecer estos asesinos andan detrás del magnate Takatsuki ya que más tarde a las 9 unos turistas americanos encontraron el cadáver de Risako Takatsuki, la hija mayor del magnate. Al parecer ellos tienen problemas con alguien de cuidado. Les sugerimos que anden con mucho cuidado.
Al terminar de leer, Nowaki tragó saliva, consideraban su trabajo como de un profesional, obviamente aquello no le enorgullecía solo lo hacía para que Miyagi pudiera reencontrarse con ese chico Shinobu. Dejó el periódico y se levantó dispuesto a revisar cuánto le faltaba a su ropa en terminar de lavarse. En ese momento, aquel pelinegro de ojos oscuros entró con un vaso de café, frunció el entrecejo al notar como el chico de cabello castaño rojizo y ojos verdes lo miraba por unos momentos y cuando él había volteado este retiró la vista. El pelinegro se sentó a lado de Nowaki que seguía leyendo el periódico pero ya no leía la nota, sino los horóscopos (no de Durango eh jejeje) sino del zodiaco, leía el suyo: Acuario que decía que era una buena oportunidad para el amor y la compresión en lo que se refería el amor de pareja. Al leer la primera plana, el pelinegro de ojos oscuros soltó una risita despectiva y comentó:
-Esa tal Risako se lo merecía ¿No?
-¿Disculpa?-preguntó Nowaki girando su cabeza hacia el pelinegro que se acomodó mejor en el asiento.
-Esa era una perra, me alegro que haya muerto-siguió el pelinegro ante la mirada atónita del ojiazul.
-¿Por qué lo dices?
-Ah, lo siento, me llamo Takano Masamune-se presentó.
-¿Masamune?
-¿Me conoces?
Nowaki se dio cuenta que estaba en un lugar con gente así que susurró:
-¿Eres Black King de El escuadrón Especial de You?
-Ah, ¿Conoces a Miyagi-san? ¿No serás “El Doctor”?-preguntó Takano.
-Sí, lo soy-respondió Nowaki asintiendo lentamente con la cabeza.
-Vaya-murmuró Takano-Aikawa me habló de ti pero no creí que fueras tú-añadió el pelinegro con una sonrisa ¿Burlona?-Te ves tan inocente que nadie te creería que eres un asesino-rió un poco.
-Shh, baja la voz-suplicó Nowaki.
-Nah, tranquilo, no diré nada-sonrió Takano- ¿y cuál el tú nombre?
-Nowaki Kusama-respondió el ojiazul.
Nowaki y Takano al principio no querían confiar en uno del otro, pero al notar que pertenecían al Escuadrón Especial de You, se volvieron amigos y salieron juntos a un parque para hablar mejor de la situación.
Al salir de la lavandería, Takano le guiñó un ojo al castaño rojizo quién se sonrojó como un tomate y escondiera su rostro en el libro.
--Se ve que ese chico te gusta Takano-san-comentó Nowaki mientras sostenía su cesto ya con ropa limpia.
-Sí, me gusta, se llama Ritsu Onodera, me dan ganas de hacerlo mío pero es tan tímido que no se atreve siquiera a hablarme.-respondió el oji café.
Nowaki sonrió.
Cuando acabó con su ropa, él y el moreno se fueron al parque, se sentaron en el lugar más apartado y ahí comenzaron:
-Miyagi-san me ordenó matar a Risako Takatsuki-explicó el ojiazul.
-Bueno, esa perra se lo tenía bien merecido, oye ¿Y cómo te volviste asesino?-preguntó con interés.
Nowaki bajó la vista.
-Bueno… es que unos asaltantes mataron a mis padres; y hace como unos meses los encontré y los liquidé.
Takano lo miraba como si aquello no le importara, pero en realidad estaba atento.
-¿Y tú Takano-san?
-Lo que pasa es… bueno… maté a mis padres y a su amante.-confesó.
-¿Qué dices?
Nowaki no podía creer que alguien matara a sus propios padres.
-Lo que pasó fue así:
~Flash back~
Un joven de 13 años, de cabello negro, ojos cafés estaba en su cuarto leyendo un libro que contenía las obras de William Shakespeare, hasta que escuchó como su madre decía:
-Cariño ¿Cómo te fue?-esa pregunta se la estaba haciendo a su marido que llegaba cansado del trabajo.
-Mal, siempre me va mal, ¿No puedes hacer otra pregunta? Me tienes harto-espetó el marido.
-Tranquilo, solo preguntaba…
-Ya, ya, prepárame de comer-ordenó el marido.
-Está bien-la voz de la mamá sonaba triste.
-Ya deja esas lágrimas para cuando me muera-espetó el hombre con brusquedad.
-Pero no tienes porqué desquitarte conmigo cuando te vaya mal-respondió la mujer.
-Creo que aquí no se puede estar a gusto- mencionó el hombre, sonaban sus llaves, dispuesto a salir.
-¡Bueno, vete a mí no me importa si te vas a revolcar con cualquier golfa!-exclamó la voz de la mujer, muy enfadada.
-¡Cállate! ¡No tienes porqué meterte en lo que no te importa!
-Yo me meto en donde se me da la gana.
-Te he dicho que te calles.
¡PLAF!
Se escuchó el sonido de la bofetada, el chico dejó de leer para ver lo que estaba pasando: Su padre le había dado una cachetada a su madre, vio que ella tenía la mejilla roja y los ojos bañados en lágrimas pero al marido no le importó y salió de casa.
-Saga-se escuchó la voz de la madre.
-¿Sí?
-Voy a salir un rato, hay pescado al ajo en el horno, solo caliéntalo-pidió la madre sin mirar a su hijo.
El muchacho asintió y solo vio cómo su mamá tomaba sus llaves y salía de la casa aún con lágrimas en los ojos.
***
Al poco rato llegó el padre borracho como una cuba. La madre estaba viendo una telenovela y al ver a su marido, le subió al volumen y no le hizo caso, el hombre al verla se sentó a su lado.
-Vamos Junko-murmuró el hombre, se notaba mucho su borrachera pues no podía casi mantener el equilibrio.-No seas tan rencorosa, lo siento mucho.
-Si claro.
-Te lo digo en serio, lo siento mucho. Mira, te juro que la cachetada, fue un error. No quería pegarte es solo que…
-Di lo que quieras, trágate tus cuentos que yo no te creo-espetó la madre con veneno en la voz.
Ella se cruzó de brazos, hasta que se dignó a ver a su esposo: Este tenía una mancha de lápiz labial, marcas de besos en el cuello y olía a perfume de mujer.
-Y esperas que te perdone, si se nota que te revolcaste con una golfa- espetó la mujer más enfadada.
-Mira Junko, no es de tu incumbencia si me he ido a divertir- se defendió el hombre.
-Sí, eso ya lo sé- después se levantó.
-¿A dónde vas?
-¡A DONDE ME DÉ GANA!-gritó la mujer con rabia y salió de la casa con su bolso en mano.
El hombre salió, se paró en medio del jardín y gritó:
-¡BIEN, VETE CON TU AMANTE MALDITA ZORRA!-y vio cómo su mujer con el rostro ruborizado se iba en su auto. Al ver que los vecinos y su hijo lo miraban gritó aún más furioso.
-¡¿QUÉ, NUNCA HAN VISTO A UNA PAREJA PELEAR?!-gritaba el hombre mientras se ajustaba los pantalones y de un portazo se metía a la casa.
***
El muchacho había llegado de la escuela. El papá se encontraba durmiendo en el sillón cuando este estaba en la cocina preparándose de comer, al despertar el papá se dirigió a la cocina y lo primero que dijo fue:
-¿Y la zorra de tu madre?
-No sé.
-Mírame cuando te hablo.
El pelinegro se volteo para mirar a su padre con el ceño fruncido.
-Mamá no está.
-Vaya, así que esa zorra al fin se consiguió un amante.- añadió el padre con burla al mismo tiempo que buscaba algo en el refrigerador-Mi novia Gwen vendrá de visita, así que espero que te comportes.
-Vaya, y dices que mi madre es una zorra, si tú también eres un animal-espetó el muchacho con sorna.
-Mira Saga, maldito mocoso será mejor que cuides tus palabras o sino…
-¿O sino qué? A mí no me intimidas como a mamá, así que mejor guárdate ése puño tuyo para otra de tus peleas de cantinas- lo retó Saga sin alterarse y cruzando los brazos.
-Con solo ver tu estúpida cara ya se me quitó el hambre-eso lo dijo con veneno.
Obviamente que a Saga no le importó.
-Bien, de todos modos esa comida no era para ti.
-Yo soy tu padre y me tienes que respetar- esta vez el padre se estaba enojando.
-Anda, golpéame como es tu costumbre, solo eso te falta- esta vez Saga se acercó a su padre que estaba dispuesto a pegarle, acercó su mejilla- Va, anda golpéame, mira aquí-señaló su mejilla. Su padre lo miraba atónito.
-Mejor cállate maldito mocoso-espetó el padre un poco ruborizado.
De la nada, el pelinegro sintió un golpe muy fuerte en su cara que trastabilló hasta golpearse con la alacena.
-¡No quiero que te vuelvas a burlar de mí, como la estúpida de tu madre!-exclamó el padre con el puño en alto pues acababa de pegarle un puñetazo a su hijo.
Saga se secó la sangre de la boca y se enfureció a tal grado que no dijo nada, solo se limitó a mirar a su padre con rotundo odio. Hasta que no aguantó más y se le abalanzó; subiéndose encima de él y propinarle un centenar de puñetazos en la cara. Sus nudillos tronaban al chocar con el rostro de su padre. Hasta que lo dejó lleno de sangre e inconsciente. Obviamente no estaba arrepentido de nada, pero por si acaso lo llevó a su habitación, y así pasaron los días y su padre se fue recuperando con el tiempo.
***
Ya no aguantaba más, tenía familia solo de nombre. Odiaba a su padre, a su madre, y a sí mismo. Salió de la casa, su madre y su padre no estaban; así que no había nadie que se preocupara por él. Se puso una sudadera de color negro, pantalones de mezclilla un poco raídos y zapatillas deportivas, algo que escondió en una funda amarrada a su entrepierna del pantalón y sacó dinero de su alcancía y salió. Se fue a supermercado, compró un perfume que servía para atraer a las chicas: La colonia de Armand Dupre “Su aroma hechizante” tenía un plan. Después de eso fue a una armería y claro que le preguntaron si era mayor de edad, Saga lo tenía todo preparado. Mientras sus padres estaban ocupados con los trámites de divorcio, él fue al registro civil y se cambió el nombre, mintiendo sobre su edad. Obviamente que le pidieron sus papeles; alteró su acta de nacimiento y su edad y así pudo cambiarse de nombre a Takano Masamune.
-Oye muchacho ¿Eres mayor de edad?-preguntó el dueño de la armería.
-Por supuesto que lo soy, sino no hubiera venido-añadió Saga con altanería.
El dueño de la armería lo miró como si fuera algo malo que hubiera salido del escusado.
-¿Y qué quieres aquí?
-Comprar un arma, ¿O aquí vende dulces?
-Mira mocoso, será mejor que cuides tus palabras o tendrás que irte a tu casita de muñecas-al decir eso último soltó una carcajada.
Saga no sonrió.
-Mira viejo, sólo quiero comprar un arma. Quiero la calibre 26- señaló el arma que era de color negro azabache, el dueño se giró para ver y soltó una sonrisa burlona.
-Jajá, esa calibre no es un juguete…
-Escúcheme, no estoy para bromas, solo deme un arma.
-Bueno, pero me tendrás que pagar ¿Sabes a lo que me refiero?-el vendedor lo miraba y decía aquello como si estuviera explicándole a un niño de 3 años que dos más dos son cuatro.
-Aquí tiene- sonrió Saga al sacar un fajo de billetes, el hombre dejó de mirarlo con desprecio y tomó los billetes con mirada ambiciosa.-Supongo que esto cubrirá ¿No lo cree?
-Claro que sí, puedes llevártelo-sonrió el dueño al darle la calibre 26, más aparte una caja de color rojo con balas. Saga sonrió de medio lado y salió.
Vio a su madre que estaba besándose con otro hombre en medio del supermercado, pues ella fue a comprar comida; Saga estaba tan enojado que inmediatamente se escondió en las sombras, cargó el arma y disparó. La cabeza de su madre voló manchando de sangre al que la estaba besando; después también ese cayó muerto. La gente al ver tal escena gritó desesperada y corrieron a auxiliarlos pero luego vieron que ya no había nada que hacer…
A continuación, Saga se marchó para ir directo a la nueva casa de su padre en donde este vivía con su nueva mujer, se metió por la acera y tocó el timbre.
-Voy- se escuchó la voz de su padre-Gwen, mi amor no puedo creer que llegaras tan rápido.
Al abrir la puerta se encontró cara a cara con su hijo, Saga lo miraba con una cara difícil de definir, sus ojos cafés miraban a su padre; recordando las veces, los momentos tan vergonzosos y estúpidos que su padre le hacía pasar.
De repente, le dio un puñetazo haciendo que su padre cayera, después este se levantó y decidió darle una lección. La dio una patada pero este lo esquivó, estaban peleando en serio. Saga se subió encima de su padre y le apretó el cogote, su padre se quedaba sin aire y forcejaba para que su hijo lo soltara, hasta que alcanzó el palo de golf y le golpeó la espalda, logrando que Saga lo soltara. A continuación le tiró el mueble de cristal encima, el joven se protegió pero al levantarse notó que su rostro estaba lleno de tajos rojos; corriendo se fue a perseguirlo pero su padre lo esperaba con un cuchillo de cocina y trataba de detenerlo, pero el joven pelinegro fue más rápido y lo esquivó. De izquierda a derecha, el cuchillo iba en zigzag tratando de herirlo. Pero eso no le dio ventaja pues Saga se cayó de espalda por la mesa y casi muere hasta que aprovechó que estaba un bate de beisbol y con toda su fuerza le golpeó…
Su padre, estaba lleno de sangre y sus ojos ya no tenían vida. Cayó sin vida de manera rápida, golpeándose con los restos de cosas que volaron y que anteriormente estaban en la mesa.
Estaba dándole los últimos espasmos y ya no se movió.
Después lo escondió en el sótano, limpió rápidamente, hasta que la casa quedara como antes estaba, Saga no estaba con remordimientos… Por fin se había desasido de quienes arruinaron su vida, no podía explicarlo pero sintió bien, algo inexplicablemente bien.
Esperó a que la tal Gwen regresara de su trabajo. Se arregló lo más posible para su plan.
Una mujer de cabello rubio, con vestido azul salía del auto, vio a un joven de cabello negro, muy guapo y de ojos cafés, este vestía con una camisa negra, pantalones
vaqueros y chaqueta de cuero. Este al verla le sonrió y se acercó a ella.
-Hola, guapa-saludó el pelinegro.
-Ah, hola. Me llamo Gwen-se presentó la mujer de una manera coqueta, estaba consiente que tenía un señor como amante ¿No?
-Yo Takano-el pelinegro le guiñó un ojo, haciéndola sonrojar.
-Oye, te me haces conocido ¿No te he visto antes?
-No, creo que no. Porque si fuera así te diría “Bombón” –añadió Saga con una sonrisa pícara. Ella sonrió.- ¿Te gustaría ir a cenar conmigo?
-Me gustaría pero es que voy a cenar con mi hombre-se disculpó la mujer rubia, como un buen actor, el pelinegro fingió tristeza agachando su cara.
-Bueno, será en otra ocasión-dijo y se encaminó para irse.
Ella se metió, anunciando su llegada pero el pelinegro se acercó no lo suficiente para ver y escuchar como la tal Gwen maldecía y decía que odiaba a su hombre.
-¡Espera!-gritó Gwen a un pelinegro que ya se estaba yendo por la avenida-Acepto cenar contigo.-dijo con las mejillas encendidas.
-¿Y tú hombre, no ibas a cenar con él?-preguntó Saga.
-Ya no cenaré con él, descubrí una carta que decía que estaba harto de mí, que se consiguió otra puta, no quiero hablar de ese tema.
Así, Gwen y el pelinegro fueron a cenar juntos, hasta que llegaron a un hotel, ella trataba de propasarse con él pero él no se dejaba. Hasta que en medio de la noche, ella dormía y él la tomó del cuello y se la cortó de lado a lado. Manchando de sangre las sábanas y las almohadas. Él rápidamente limpió toda evidencia y salió a esconderla en un armario de escobas del último piso mientras que los trabajadores se fueron a descansar.
(Les recomiendo que escuchen “The Grand Duel” de Luis Bucalov, algo así como el tema de Takano mientras leen su historia)
A partir de ese momento se dedicó a lo que mejor sabía hacer, asesinar.
Ya no era Saga Masamune, ahora era Takano, a partir de ese momento se dedicó a vagar por Japón hasta encontrarse con Miyagi You y trabajar para él.
~Fin del Flash back~
Al terminar de contar su historia, se giró al ver a Nowaki que estaba muy sorprendido al escuchar semejante historia. Takano había sufrido mucho y sus padres no daban cuenta provocando que su hijo se convirtiera en uno de los más despiadados asesinos de Tokio.
Continuaron platicando pero esta vez de cosas sin importancia, hasta que se les hizo tarde y cada uno se fue a su casa. El médico estaba pensando que tal vez los asesinos mataban no porque quisieran sino por los problemas, provocando más motivos para cometer matanzas. A continuación vio algo que jamás pensó que le pasaría, un castaño estaba mudándose al departamento 5 delante del departamento 4 de Nowaki. El castaño estaba sacando cosas de su caja, al ver a un pelinegro el castaño inmediatamente se encerró en su departamento y Nowaki pudo ver que ese tenía las mejillas coloradas. Con una sonrisa en la cara se metió a su departamento e hizo sus labores; cuando terminó hizo un pastel de chocolate.
Toc, toc, toc.
El castaño abrió la puerta y sus mejillas se volvieron coloradas al ver que se trataba del pelinegro de ojos de zafiro.
-Un gusto conocerte, me llamo Nowaki Kusama, soy tu vecino del número cuatro.-se presentó Nowaki con una sonrisa amable y sincera al mismo tiempo que le enseñaba a su nuevo vecino el pastel que había preparado, el castaño con ojos del mismo color solo frunció el ceño y asintió.
-Gra… gracias-respondió el castaño-Mi nombre es Hiroki Kamijou-le estrechó la mano, cuando el pelinegro se la estrechó se sintió raro, como un ligero cosquilleo en la parte central de la mano.
-Ah, entonces te diré “Hiro-san”
El castaño no sonrió pero bien que hizo una mueca; como si aquello no le gustara, Nowaki lo tomó como un “Adelante, puedes decirme Hiro-san”
Continuará…