Hay situaciones en la vida que pueden hacer que una persona cambie, ya sea para bien o para mal, pero esto dependerá de que tan fuerte haya sido el golpe que le haya dado la vida, o como es el caso de nuestro protagonista, la paliza que le propinó un amor no correspondido y la valentía de poder levantarse y seguir.
Sin saber qué hacer, destrozado y con los ánimos por los suelos, Sasori parecía un gato sin hogar bajo una lluvia incesante y lo único que podía hacer era caminar sin rumbo por el camino de la vida sin poder levantarse.
Cansado y enojado, como era común en su ahora diario vivir, pasaba sus horas muertas en un bar cerca de su apartamento a no más de 4 cuadras de distancia, en el cual descargaba sus penas ya sea en alcohol o en sexo desenfrenado. Ya había pasado un año en que Sasori había sido rechazado por su persona amada, volviéndose alguien lleno de pleitos, resentimiento y enojo.
Por lo cual había decidido vivir su nueva vida de esta forma tan deplorable. ¿Quizás era para ver si aún podía sentir algo de nuevo por alguien?
En el bar que frecuenta le conocían como un lobo solitario, rompe corazones y como era costumbre, se le encontraba sumergido en montones y montones de bebidas alcohólicas y rodeado por muchas mujeres que le deseaban con lujuria; pero como negar el atractivo que poseía, más aún por sus ojos y rostro inexpresivos que le hacían ver más misterioso. Cualquier chica o doncel le encontraba como una perfecta pareja para una noche divertida y al parecer el galán lo sabía muy bien.
Aprovechaba su encanto para atraerles y así saciar su deseo carnal, siendo así un muñeco sin sentimientos hacia sí mismo y los demás, en otras palabras, era un puto.
Una noche en las cuales en el bar había una fiesta, Sasori había encontrado a una linda presa para su noche, era un doncel, uno de los más hermosos y sexys que había visto. Su cabello era largo, ondulado, de color castaño. Tenía unos ojos verdes grandes y hermosos, y un cuerpo escultural, aunque delicado, sin contar sus hermosísimos y provocativos labios y ese llamativo trasero que presumía ante todos.
No estaba mal, y con su atuendo que no dejaba mucho a la imaginación, ¿quién podría resistirlo? Así que decidió acompañar al doncel que se encontraba esperando su bebida en el bar.
-¡Hola belleza! ¿Qué te trae por aquí?
-Ah hola- dijo el doncel un poco disgustado.
-No seas esquivo, dulzura, ¿no te gustaría divertirte un poco conmigo?
-¡Ja! , disculpa pero estoy comprometido- dijo el doncel levantando la mano y enseñándole un hermoso anillo.
-Eso no es ningún problema, una noche de diversión no te hará daño, ¿o sí?- Sasori dijo estas palabras acercándose más al doncel y tomando su mentón para darle un beso.
El doncel al sentir esto ladeo su cabeza y el beso solo terminó en su mejilla.
-vaya, eres fiel ante todo, no?
-no me quejo.
-pero no dirás eso cuando tu querido prometido te engañe y te deje… nadie es feliz en la vida, es mejor disfrutar sin compromiso.
Sasori trato otra vez, se acercó lentamente hacia la cara del doncel, tanteando el terreno, cuando vio que el doncel no se oponía, acaricio su mejía con suavidad y rozo sus labios.
Iba a cantar victoria, lo tenía en sus manos pero…
En ese momento una mano muy pesada cayó en el hombro de Sasori, dándole la vuelta.
Enfrente de él estaba un varón bien fornido y con una cara que no decía más que ‘’molesto’’ y si decía que no le intimidaba estaría mintiendo, él podía ser fuerte con músculos pero este tipo le ganaba en todos los sentidos, parecía un luchador profesional..
-Oye, ¿qué tratabas de hacer con mi pareja? Perro.-y eso no ayudo mucho.
-Nada, sólo estábamos charlando, no es para que hagas tanto escándalo.
-¡¿¡¿Charlando dices?!?!- dijo esto levantando su puño y dándole un puñetazo a Sasori en la cara. -Serás un hijo de puta, vete al infierno.
El varón se encontraba muy alterado, mientras que el doncel trataba de que este parara de hacer tanto alboroto.
Sasori se levantó como pudo tratando de salir del bar, pero no fue lo suficiente rápido, el varón lo agarro de la chaqueta y golpe sus costillas, bueno si se iba a meter en una pelea por lo menos daría pelea y no se quedaría quieto para que le rompiera todos los 108 huesos que tenía.
Cuando el varón lo soltó estampo su puño en la cara tan fuerte como pudo, pero eso solo hizo enfadar más al varón quien trato de darle una patada, lo esquivo.
Y así dama y caballeros siguió la pelea, los golpes no sobraron, pero sasori sabía que no ganaría tenía que salir rápido de ahí.
Y en un instante una botella de cerveza había sido rota muy cerca de él, haciendo que un vidrio rompiera pedazo de piel en su frente, la gente se conmociono por todo el espectáculo haciendo que todos los que estaban en el bar salieran gritando.
Y con esto, Sasori fue echado por uno de los guardias del lugar.
-Sasori, lo siento, ya no puedes entrar a este bar.
-¡¿Pero qué estás diciendo?! ¡¡Él empezó todo!!
-¡No importa quien mierdas empezó todo! Pero estás vetado, son órdenes del jefe.
-Como sea, ¡jódanse todos!
Gritaba enfurecido mientras salía del bar pateando la basura que se le atravesara, ‘’adiós a su rincón de alivio’’ siguió caminando para subirse a su carro, revisó el reloj y eran las 2:34 a.m.
Pasadas unas horas conduciendo, sin percatarse que había estado manejando sin un rumbo fijo, decide aparcar y descansar por un momento ya que sus piernas empezaban a doler.
Ya afuera del carro, empezó a ver como el cielo se tornaba poco a poco de un negro azulado, de la noche a un cielo con algunos celajes anaranjados y celeste tierno, y los rayos del sol coloreaban las nubes dándoles un aspecto esponjoso. Escuchaba como las olas del mar se golpeaban contra las rocas y también empezó a ver los edificios uno a uno, percatándose así que ya era de mañana.
Finalmente, sus ojos se detuvieron en una tienda de flores que decía ‘’open’’,
Era bastante curiosa, con muchas flores afuera, en esos instantes afuera de esta se encontraba un joven doncel de estatura promedio, de tez clara con aspecto muy suave al tacto, poseía un cuerpo fino como de un modelo con caderas prominentes que harían loco a cualquiera, Sasori se quedó examinando al peli azul detalladamente.
Cuando unos ojos grises oscuros llenos de curiosidad se toparon con los suyos, Sasori ya estaba enfrente de la tienda, su corazón empezó a acelerarse.
-Disculpe señor, ¿desea algo?- decía el joven con una sonrisa cálida a Sasori, y ahí se había dado cuenta de que había caminado hacia la tienda ‘’que mierda hacia!!’’
-Esto.. Ehmmm y-yo- decía Sasori de lo más nervioso, ¡¡¡rayos!!! Yo no me pongo nervioso por un doncel no, vacilo al hablar.
-Señor, ¿se siente bien?
-¡Ah!
Sasori, sobresaltado por el joven que se encontraba enfrente, dio un paso en falso hacia atrás y se llevó consigo un balde con flores, quedando sentado y adolorido en el suelo cubierto de agua y flores.
Esta escena al peli Azul le pareció divertida, haciendo que riese sin ninguna molestia.
-¡Oye! ¡¡¡No soy ningún payaso para que te rías de esa forma!!!
-Lo siento, lo siento, pero tenía bastante de no reírme así, perdón.
Sasori lo miró extrañado, pero prefirió no preguntar nada.
-Déjame ayudarte- extendiendo una mano hacia Sasori -¿Cómo te llamas?
-Sasori.
-Mucho gusto, mi nombre es Lían- dijo esto con una sonrisa que dejaba entre ver unos dientes blancos y perfectos.
Sasori se levantó y vio su aspecto, se veía fatal, por un momento se sintió avergonzado por estar en esas condiciones enfrente del doncel.
-Ven, pasa un momento a la tienda.
-Aja - dijo Sasori sin pensar mucho en ello.
El lugar, como era de esperar en este tipo de tiendas, estaba lleno de muchas flores y dentro del lugar era una mezcla de esencias que podrían al principio ser muy fuertes a la nariz, pero mientras pasaban algunos segundos, esta se acostumbraba y resultaba muy agradable.
Lían dirigió a Sasori a la parte de atrás de la floristería, lo cual le extrañó aún más, lo sorprendente de esto fue que no era un cuarto sino que un pequeño jardín, de por si la tienda era pequeña, por eso le sorprendió de sobremanera que en la parte de atrás existiese un jardín tan hermoso lleno de flores de todos los colores, desde el púrpura más claro hasta el rojo más encendido.
-¿Te gusta?
-No está mal.
-Para mí es muy hermoso- dijo Lían sonriendo.
-Bueno, ya regreso, tú siéntate aquí en la silla que yo iré a traer el botiquín.
-¿Un botiquín?
-Sí.
-Ok.
Después de dos minutos, apareció Lían cargando una pequeña caja blanca, esta tenía estampada una cruz roja.
Puso delicadamente la caja y empezó a buscar alcohol y gasas.
-Ok, ahora quédate quieto.
-No me digas que hacer, no soy un crío.
Lían se acercó a la frente de Sasori y sin querer le dio un beso. A esto Sasori se sobresaltó nervioso.
-¿¿Por qué hiciste eso?
Lían, preocupado por haber hecho enojar a Sasori, solo dio un paso atrás para guardar distancia.
-Lo siento, pero parecías un niño a punto de llorar y sacaste mi instinto maternal, me pareció correcto darte un pequeño beso.
-¿¡¿¡Pero qué dices?!?!? Mejor me voy- dijo Sasori con voz fría pero por dentro su corazón latía muy rápido.
Ya iba por la puerta del jardín cuando una toalla cae sobre su cabeza y siente que unos brazos lo acobijan.
Secándolo con delicadeza desde su pelo hacia su rostro, esas manos delicadas se detuvieron en su mejilla.
Atrayendo la mirada de Sasori hacia los hermosos ojos de Lían, que eran de un gris profundo, eran como dos lunas en una noche de estrellas, y así fue Sasori viendo cada facción del chico, hasta detenerse en sus labios, que eran de lo más delicados y tenían un color como un pétalo de rosa en primavera.
Lentamente sus labios se fueron acercándose poco a poco hasta que se unieron, tal y como imaginaba Sasori, los labios de Lían eran tan suaves y delicados, pero tan firmes y dulces.
Después de mucho tiempo Sasori pudo recordar hace un tiempo atrás unas palabras que le había dicho Itachi:
"Hay un doncel en el pueblo, trabaja en una floristería y necesita de alguien que le quiera"
¿Será posible?
¿Que exista un roto para un descosido?