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Alas de libertad por FuckyGee

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Notas del capitulo:

Hola~ Ya sé que llevo milenios sin actualizar y no voy a poner ninguna excusa tonta, es simplemente que no me encontraba inspirada, de humor o con ganas para escribir u_u así que simplemente esperé.

Espero que les guste~

¿Creíais que un coma podría con Eren, el joven titán? Se recuperó más rápido de lo que lo hubiera hecho cualquier otra persona gracias a esa condición tan buena de salud que tenía. Cuando despertó del coma, había pasado dos meses desde que la expedición de un semestre había comenzado, y Eren no tardó en recuperar su forma física.

Por culpa de aquel coma, se había considerado un estorbo. Por su culpa, Mikasa, Armin, todos habían estado preocupados… incluso Levi.

Levi…

Cada vez que Eren pensaba en él, una punzada le golpeaba el pecho. ¿Estaría bien? Solía leer su carta todas las noches, e incluso llevaba siempre encima el pañuelo del Capitán como amuleto de la suerte. Estaba seguro de que si, al menos una parte de Levi estaba cerca, no sufriría algún daño. Levi era su modelo a seguir, su inspiración. Le temía y respetaba, pero también lo admiraba como nadie. También, pese a los puñetazos y patadas que recibía como castigo, le tenía gran cariño. Gracias a él estaba madurando y controlando sus poderes de titán. Gracias a Levi, ya no era un crío impulsivo. Aunque el mayor siempre le llamara “mocoso”, “crío” o “niño”.

 

¿Tan sólo fueron esas las novedades? No. Cuando Eren despertó, Mikasa no se separó de él. Si siempre se preocupaba, ahora con más motivos… además, al no tener la supervisión de Levi, era más sencillo pasar tiempo con él. Estuvo junto a él todos los días durante tres meses desde que despertó del horrible coma, apoyándolo, ayudándolo e incluso agobiándolo un poco, pero pese a los gritos de Eren para que le diese un respiro, Mikasa seguía ahí para velar por su seguridad. Por mucho titán que fuera, Eren siempre será el único familiar que queda a su lado…

Y pronto, ese sentimiento de familia se fue… ¿disolviendo? Ambos comenzaron a sentir cierta atracción. Física, al principio, pero que fue intensificándose. Incluso, por iniciativa de Mikasa, estaban saliendo juntos, como una pareja. Y les iba bien. Reían, y eran tiernos, por no hablar de que la fuerte Mikasa le obligaba a entrenar y esforzarse más. En definitiva, hacían un buen equipo tanto sentimental como físicamente. Pronto fueron la noticia de toda la Legión. Armin seguía muy unido a Eren, como siempre, y todos desde que despertó, le trataban algo mejor, aunque Jean no dudaba en bromear y reírse un poco de él como de costumbre. Le resultaba imposible no hacerlo y a Eren le gustaba, hasta cierto punto. Le hacía sentir como que no todo había cambiado.

 

Y, mucho más lejos, más allá de las murallas en un fuerte construido como campamento provisional con unas murallas no tan altas como Rose, Sina o Maria, se encontraba la tropa de expedición que había salido en busca de nueva información sobre sus enemigos. Querían averiguar cómo se creaban nuevos titanes si no disponían de aparato reproductor, para así frenarlo. Llevaban un total de cinco meses, y la expedición no daba resultado. Habían muerto más de la mitad, pero como era un grupo bastante grande de soldados, aquello se disimulaba a simple vista. Entre esas reducidas paredes reinaba el sentimiento de depresión, como si todos supieran que iban a morir. Aún algunos mantenían la calma, sí, pero una gran minoría en comparación con todos los que lloraban de desesperación. Algunos incluso se habían quitado la vida con tal de prevenir el ser devorado por un asqueroso y enorme titán. Entre los pocos “optimistas”, se encontraba Levi. El Capitán lucía cansado, más bien agotado. No lograba dormir bien y encima aquella atmósfera de desorden y suciedad le ponía histérico. Tan sólo un pensamiento le mantenía con fuerzas:

Eren Jaeger.

Ese mocoso… ese estúpido mocoso. ¿Habría despertado del coma? ¿Habría leído la carta? ¿Estaría bien? ¿Tendría su memoria sana y salva o le habría olvidado? Miles de preguntas atormentaban al Capitán por las noches y tan sólo tenía algo claro en su mente: le quería. Había aceptado desde hace tiempo ya que estaba perdidamente enamorado de ese niño, no podía hacer nada por evitarlo… incluso sin verle en esos cinco meses, su rostro era lo único que podía ver cuando cerraba los párpados. Su voz era lo único que podía oír en sueños. Levi se pasaba los ratos libres para contemplar el calendario; “Tan sólo un mes más…”

 

 

Y ese mes más, pasó. Como es evidente, el tiempo transcurre, y pronto el presente se queda en pasado. Faltaba tan sólo dos días para que las tropas de reconocimiento regresaran dentro de las murallas, y Eren con tan sólo pensarlo, se ponía más nervioso que nunca. ¿Qué quería decirle el Capitán…? ¿Estaría vivo? ¿Se alegraría de verle recuperado?

-Eren… ¡Eren! –Mikasa hizo que saliera de sus pensamientos y volviera al mundo real- ¿Me estás escuchando?

-¿Eh…? Ah, sí… -Mintió, removiendo la sopa del plato. No tenía mucho apetito por culpa de las cosquillas que recorrían su cuerpo al pensar que iba a volver a ver a su superior.

Mikasa le miró algo preocupada.

-Eren… apenas comes –Se acercó a él y dejó un beso sobre sus labios, apoyando luego la frente sobre la del chico- ¿Estás bien? ¿Puedo hacer algo por ti?

Eren sonrió despreocupadamente y rozó su nariz con la de la chica.

-¡Tranquila! Tan sólo estoy preocupado por el Capitán y el Sargento, ya sabes… pasado mañana vuelven –Rió suavemente mirando a su pareja- ¿Crees que habrán descubierto algo importante sobre los titanes?

Mikasa pareció creerle, y se separó un poco, hablando en su tono de voz bajo, como siempre.

-Eso sería un gran avance para la humanidad…

-¡Eh! ¡Chicos! –Armin exclamó aquello corriendo hacia ellos- ¿Por qué os sentásteis aquí? ¡Estuve buscándoos un buen rato!

Eren sonrió y apartó sus cosas del banco de la cafetería para que se sentara a su lado.

-Todo estaba ocupado, llegamos tarde –Explicó Mikasa-. Por culpa de Eren.

-¡Eh! –Eren la miró, tratando luego de excusarse- ¡Me quedé dormido porque el sueño estaba interesante!

Armin rió con fuerza.

-¿Y qué soñaste?

-Eso, Eren, ¿con qué soñaste? –Añadió Mikasa, fulminante.

Eren guardó silencio. Había soñado con que era Levi quien estaba dormido a su lado en el asiento de la enfermería cuando despertó del coma, en vez de Mikasa. Soñó que le despertaba con unos golpes en la cabeza y que al verle, el Capitán se ponía a llorar. Pero, ¿cómo decirle a su novia que había soñado con que un chico era quien había estado en el momento de su despertar en vez de ella? Conociendo a Mikasa, seguro que se pondría hecha una furia.

-No lo recuerdo –Mintió, aclarándose luego la garganta-. Fue bastante raro.

Mikasa asintió y luego se levantó, revolviéndole el pelo a Eren.

-Voy al baño.

 

En cuanto desapareció por la puerta del baño femenino, Eren siguió removiendo la sopa, escuchando las tonterías y chistes de Armin.

-Ah, oye, ¿por qué viniste corriendo? –Preguntó con algo de curiosidad.

De pronto, Armin abrió de par en par los ojos y por poco escupe el agua que bebía.

-¡Eren! ¡Se me olvidó! –Exclamó, alarmado.

-¡Tranquilo! Dime que pasa, Armin.

-¡Hay algo en la plaza! –Eren le miró sin comprender-. Eren, algo ocurre en la plaza. Hay mucha gente allí acumulada y nerviosa, andando de un sitio a otro. Lo vi cuando salí con Marco a comprar un poc…

-¡¿Y SI HAN VUELTO DE LA EXPEDICIÓN?! –Eren le cortó en medio de la frase, y se levantó de golpe.

-¡Eren! Baja la voz, y no creo que eso sea cierto. Aún quedan dos días y si lo hubieran hecho, habrían dado aviso de que volverían antes, ¿no crees?

-Van con Erwin, pueden hacer lo que quieran con su consentimiento.

Armin lo consideró un buen rato, mordiéndose el labio inferior.

-Pero, ¿no crees que avisarían?

-¿Avisar de qué? –Mikasa regresó, y parecía entender bastante poco de la conversación.

-Mikasa, Armin dice que hay mucha gente en la plaza, posiblemente sean los soldados que han regresado…

La chica se apartó el flequillo del rostro y negó.

-Dudo que sea así, y no voy a moverme de aquí por alguna tontería.

-¿Ves? Si Mikasa no lo cree es por algo. –Dijo Armin riendo.

-Tengo una corazonada, de verdad que han vuelto. ¡Voy a ver!

Dicho eso, Eren salió corriendo de la cafetería y del campamento en general, incluso con el uniforme puesto. Armin y Mikasa no tardaron en seguirle y alcanzarle al poco tiempo; Armin porque sentía curiosidad y Mikasa porque no iba a dejar a Eren solo entre tantísima gente.

 

No les costó mucho trabajo seguir a toda la gran acumulación de personas, todas se reunían en las puertas de la muralla, expectantes. Eren aguantó la agitada respiración con el corazón en un puño.

-¿Veis algo…?

Ambos amigos negaron. Mikasa tomó la mano de Eren y avanzaron los tres entre toda la población, hasta estacionarse en primera fila.

Pasó el tiempo y nada sucedía.

-¿Qué demonios pasa aquí? –Preguntó Eren frunciendo el ceño.

-Tu corazonada estaba equivocada. –Suspiró Armin, muy a su pesar.

-¿Pero por qué está todo el mundo aquí…?

 

Un crujido sonó y las puertas comenzaron a abrirse. Eren apretó la mano de Mikasa con fuerza y miró fijamente hacia el lugar, a la espera de ver a los soldados de élite llegar… o al menos a uno con una figura bastante más baja que el resto. Aunque había pasado mucho tiempo… ¿Seguiría igual de bajo? Eren sonrió inconscientemente al imaginárselo siendo alto, y negó. “Eso no es posible”, pensaba.

 

Y, poco a poco, su corazonada se fue intensificando. Vio algunas siluetas a contraluz montadas a caballo, otras andando, y… bueno, otras en carros por estar demasiado heridos e incluso muertos, los cuales estaban cuidadosamente envueltos en sábanas. Eran las tropas de élite. Aunque… con un número bastante más reducido, pudieron observar. Apenas regresaron cincuenta y tres soldados de todos los que marcharon. Eren se entristeció y por un momento pensó en lo peor.

 

Pero no. Levi continuaba vivo, ¿qué podía esperarse del guerrero más fuerte de la humanidad? Sólo que aún no le había visto. El Capitán dio con el menor antes, y una sensación de alivio le recorrió todo el cuerpo. Sintió que su pulso se aceleraba desmesuradamente y supo por primera vez en seis meses que estaba vivo de verdad. Examinó con cautela al chico-titán. Había crecido algo más, eso le molestó. Ahora parecería incluso más bajo a su lado. Sus facciones seguían siendo las mismas, realmente no había cambiado mucho. Le enterneció ver una expresión de preocupación en el rostro, y juraría ver sus ojos algo humedecidos. Continuó bajando la mirada por su cuerpo; tampoco había aumentado la musculatura, mejor. Así estaba como siempre. A Levi no le gusta que cambie todo. Pero… continuó bajando. Y al parecer algo sí que cambió: Eren tomaba la mano de Mikasa, entrelazaba los dedos con ella, y la chica estaba apoyada en su hombro. ¿Qué demonios había pasado…? ¿Acaso Eren y Mikasa eran… pareja? Levi entrecerró los ojos. Imposible. ¿Desde cuándo? Trató de negárselo a sí mismo, pero nada más poder apreciar cómo Mikasa le robaba un beso de esos labios, sintió cómo su sangre ardía y tenía ganas de atravesarla de una sola vez con las cuchillas con las cuales había destrozado titanes horas antes. ¿Quién demonios se creía? Eren le pertenecía.

La expresión del Capitán pasó de alivio a un evidente enfado. Si fuera posible, un aura negra rodearía su presencia en esos momentos. Dejó de mirar a Eren y fijó la vista al frente.

 

-Eh… ¿Veis al Capitán Levi…? –Murmuró Eren buscando entre los soldados.

-Oh… ahí. –Dijo Mikasa, señalándole.

Eren guardó silencio. Fijó la mirada en él, todo parecía haber desaparecido.

El Capitán parecía más serio de lo normal… eso le hizo estremecerse. ¿Tan mal lo había pasado fuera? Hubo un momento, unos segundos, en los que el mayor le miró de reojo al ir pasando por su lado, y Eren, sintiendo una descarga eléctrica por todo el cuerpo, sin darse cuenta, soltó la mano de Mikasa. Ella se quedó mirándole durante un rato por ese gesto grosero, pero no dijo nada. Tan sólo se ajustó su bufanda roja mientras Eren seguía embobado con su superior.

 

Pero… ¿Por qué no le miraba? Eren sintió una punzada en el pecho. Tan sólo le había dedicado una mirada fulminante y luego… luego hizo como si nada. ¿A caso no le había echado de menos? Estaba tan sumido en sus pensamientos y preocupaciones que no se dio ni cuenta de que Mikasa ya no estaba junto a él.

-Eren, ¡Eren! –Armin logró que desviase los ojos del Capitán- ¿Dónde se ha ido Mikasa?

El joven titán miró hacia su derecha y vio efectivamente que su novia no estaba. La buscó con la mirada un buen rato pero luego echó a correr en su busca.

-¡Nos vemos luego, Armin!

El rubio iba a seguirle, pero pensó que sería peor meterse en los problemas amorosos de sus amigos y simplemente se quedó a aplaudir y vitorear a los soldados que volvían a casa tras esos seis duros meses de combate por la humanidad.

 

Eren llevaba ya un buen rato buscando a la chica del pelo negro y bufanda roja, pero ésta no aparecía. Incluso preguntaba a los habitantes del pueblo por ella, y ellos decían que no la habían visto. Al cabo de unas horas desistió y decidió volver, pues tenía hambre y además comenzaba a hacer bastante frío.

 

Al llegar, la idea era ir a buscar a Mikasa a su habitación, pero los planes cambiaron su rumbo al escuchar por el fondo del pasillo la grave voz de Levi. Dudó por unos instantes, pero luego se dirigió hasta ella. Pegó con los nudillos en la puerta y ésta estaba entreabierta, así que la abrió vacilante. Lo último que quería era hacer enfadar a Levi el primer día.

-Disculpe… -Al abrirla, se encontró con Levi y Erwin charlando amistosamente con una copa de vino cada uno, al parecer en la expedición no pudieron apenas pasar tiempo como amigos, sino tan sólo como sargento y capitán.

-Ah, buenas noches, Eren –Erwin sonrió, saludando con la mano- ¿Te recuperaste bien?

-¿Eh…? Ah, sí, del coma… estoy perfectamente –Eren se inclinó a modo de reverencia, pues aunque no estuvieran en una misión ni nada similar, debía mantener los modales y respetos hacia su superior, sobre todo si era Erwin, con quien apenas tenía contacto y confianza.

-Bueno, bueno, les dejo a solas. –El rubio se levantó y estiró la espalda, parecía agotado- Levi, no te acuestes tarde, debes descansar.

-Sí, madre. –Dijo sarcástico, dando un trago lo suficientemente grande como para acabarse la copa de vino y dejarla en la mesa. Una vez Erwin se fue, miró a Eren, con su típica mirada fría y con pronunciadas ojeras del cansancio bajo los ojos, lucía más cansado que nunca-. ¿Qué quieres, mocoso?

Eren titubeó. A decir verdad no sabía por qué se había presentado en su habitación, pero simplemente necesitaba hacerlo.

-Quería… saber cómo está.

-Estoy bien –Contestó cortante.

Eren tragó saliva. Parecía que no estaba por la labor para sacar conversación.

-¿Descubrieron algo allá afuera? –Preguntó, rascándose la nuca.

-No, desgraciadamente.

Y tras eso, silencio. Un incómodo y largo silencio que se prolongó hasta que Levi lo cortó con tanta frialdad como si se tratara de la nuca de un asqueroso titán.

-¿Qué tal con Mikasa?

-¿Ah…?

-Se cogían la mano, ¿sois pareja?

Eren se avergonzó un poco y desvió la mirada.

-Bueno, esto… sí. Desde hace un mes que estamos saliendo… me ayudó mucho más que nunca cuando desperté del coma –Sonrió, encogiéndose de hombros.

Levi frunció un poco el ceño, y se quitó la chaqueta del uniforme. La dejó bien doblada sobre la silla y luego comenzó a quitarse el arnés del equipo de maniobras. Eren se mantenía en silencio, intentando no fijarse demasiado en el mayor.

-Capitán, ¿cómo fue todo en la expedición…?

-Bien, ya sabes. Muchos muertos, como siempre, y el campamento donde nos quedamos estaba demasiado desordenado y sucio. –Se encogió de hombros, desabotonándose la camisa en lo que le miraba. Eren se sonrojó de sobremanera y apartó la vista rápidamente.

-¿Qué hace?

-Idiota, tan sólo quiero mostrarte algo –Agarró la muñeca del menor y le hizo girar, señalándose el costado una vez se abrió del todo la camisa. En él se veía una cicatriz bastante grande y parecía incluso dolorosa-. Un titán logró hacerme esto.

Eren contempló la cicatriz incrédulo. ¿Había un titán logrado hacerle daño físico al soldado más fuerte de la humanidad? Eso era increíble, la expedición tendría que haber sido un infierno si hasta Levi lo había pasado mal. Sin embargo, los ojos se le fueron y comenzó a observar el torso de su superior. Realmente jamás lo había visto y era muy hermoso. Tenía los músculos bien definidos pero no en exceso, su pecho, su abdomen... desvió la mirada hasta un poco más abajo del ombligo del capitán, hasta llegar a…

-Oi –Eren levantó la mirada completamente avergonzado y con las mejillas seriamente sonrojadas, haciendo varias reverencias a modo de disculpa.

-¡Lo siento! ¡Lo siento! –“¿Lo siento? ¿Por qué pido disculpas? Tampoco es que mirase su cuerpo por algo concreto, tan sólo lo hice por curiosidad” trató de autoconvencerse en su mente. Pero pudo ver una elevación de las comisuras ajenas… ¿era una sonrisa? No duró mucho, pero Eren rebuscó en sus bolsillos-. Ah, Capitán… -Sacó de uno de ellos el pañuelo que le dejó junto a la carta seis meses atrás, sonriendo con cortesía- Muchas gracias por el pañuelo, lo utilicé como amuleto todos estos meses… ¡realmente me daba fuerza! –Se lo entregó, volviendo a repetir la reverencia-. Lo mantenía bien limpio y doblado, como a usted le gustaría.

Levi se quedó mirando el pañuelo un buen rato, escuchándole. “Este mocoso es realmente adorable”, pensó, atrapando la tela entre sus dedos.

-Seguro que no lo limpiaste lo suficiente –Dijo aquello por molestarle no más.

Eren iba a replicar, pero luego entendió que era una broma y sonrió con amplitud.

-Le eché de menos, ¿sabe? Era realmente raro no escuchar sus insultos ni recibir sus golpes…

Levi negó varias veces.

-Bueno, ahora podré darte el doble si tanto lo has extrañado.

Eren rió suavemente y negó, mirándole.

-Oiga… ¿Qué es lo que debía decirme? Eso que dice en la carta de que me diría algo al llegar.

La expresión de Levi pasó de ser relajada a estar incluso algo molesto. ¿Qué le iba a decir? ¿”Eren, te amo”? No podía, no debía hacerlo. Ahora “su” mocoso estaba con alguien, y no podía discutirle nada porque realmente jamás fueron más que soldado y capitán. Si Eren había encontrado la felicidad en Mikasa, Levi estaba conforme, por mucho que le doliera, no podía hacer nada.

-Nada.

-¿Cómo que nada? Algo será.

-He dicho que nada.

Eren frunció el ceño y suspiró, molesto.

-Todos estos meses esperando para nada.

-Eso digo yo. –Dijo Levi completamente seco. Eren le miró sin entenderle bien.

-¿Qué?

-Eren, deberías estar en tu habitación ya.

-No me iré hasta que me lo diga. Siempre que leía su carta me quedaba pensando en qué sería aquello que me tiene que decir, ¡y ahora no lo quiere soltar! ¿Qué clase de promesa es esa? ¡Creí que era usted noble!

Levi rodó los ojos y le dio una bofetada para hacerle callar.

-Dije que te fueras a tu habitación. Es una orden. Sigo siendo tu superior, mocoso de mierda, y no puedes hablarme así a no ser que quieras quedarte sin dientes, ¿comprendes?

-Y yo le dije que no voy a irme hasta saber lo que debo saber –Contestó, de una forma un tanto maleducada. Pero se estaba sintiendo estúpido por culpa del mayor. Había perdido el tiempo pensando en que sería algo importante, sobre su pasado, o cualquier cosa-. Por muy superior mío que sea, le he esperado todo este tiempo y merezco saber qué cojones tiene que decirme.

Levi volvió a golpear a Eren, esta vez con más fuerza.

-Cierra esa asquerosa boca y aprende a dirigirte a un superior, pedazo de escoria. No eres quién para hablarme así, deshecho social maleducado.

 

Se podía respirar la tensión en el ambiente. Eren estaba cabreado por mantenerse en la ignorancia y Levi, bueno, por cómo le hablaba. Odiaba a la gente sin modales, además de que no pensaba confesarse al menor.

-Cerraré la boca en cuanto me de motivos para hacerlo. Yo sólo respeto a quien se lo merece, y usted no está cumpliendo una promesa.

Levi se aproximó peligrosamente al menor y éste retrocedió, temeroso, pero al final el capitán logró agarrarle del pelo y tirar hacia atrás, con fuerza. Eren ante eso se sonrojó, no supo por qué; si por cómo le estaba tratando y hablando o por seguir viéndole el torso desnudo. Eran sentimientos contradictorios, porque se sentía furioso por la promesa rota del mayor, pero también comenzaba a sentir cierto cosquilleo por el cuerpo, ¿acaso se estaba excitando…?

Levi tras ello soltó su pelo y le empujó por los hombros y le empotró contra la pared, haciendo que quedase con el pecho apoyado en ella.

-Mírate. ¿Tú me vas a dar órdenes a mí? –Susurró, con el tono de voz más grave, en lo que tiraba de nuevo de su pelo para poder ver su sonrojado rostro, acercándose a su espalda-. Un mocoso que cuando me ve cabreado se pone cachondo… -Susurró, con cierto tono burlón. Pegó el torso a la espalda del menor y continuó murmurando en su oído-. Eren, ¿en serio crees que puedo tomarte en serio si con un par de insultos y golpes que te doy ya estás así de sumiso? –Pegó la entrepierna al trasero del menor, y al oír que éste jadeaba, llevó la mano que no sujetaba sus cabellos a la entrepierna ajena, palpándola un poco-. Oh, estás duro… -Apretó la erección, provocando ello un gemido del más pequeño y luego se separó del todo, cruzándose de brazos-. Ahora lárgate a quitarte el calentón que te ha dado por mi culpa, mocoso.

 

Eren no pudo ni contestar, sólo salió corriendo de la habitación del mayor. Levi se sentó en la cama y sostuvo el pañuelo, oliéndolo. “Huele a él”, pensó, cerrando los ojos. ¿Qué demonios acababa de pasar hace unos segundos? Había perdido el control, eso era malo. No podía permitirse hacerlo otra vez… Eren estaba con Mikasa. Frunció el ceño, molesto. ¿Por qué estaba con ella cuando ni siquiera puede dejar de mirar el torso del capitán cuando lo ve sin camisa?

 

Eren corrió por el pasillo hasta llegar a su habitación, profundamente avergonzado. Golpeó con fuerza la almohada, cabreado consigo mismo.

-¿Pero qué te pasa? –Se preguntó, dándole puñetazos a la mencionada almohada-. Estás con Mikasa, cabrón, no tendrías que excitarte porque un viejo te maltrate.

Siguió golpeando hasta que se calmó un poco, y luego se tumbó boca arriba. Se sentía mal. ¿Cómo había pasado todo? Es que ni se lo podía explicar… tan sólo llevó la vista a su entrepierna, que apretaba con fuerza contra el pantalón del uniforme. Suspiró y se resignó al deseo carnal, bajándose los pantalones.

-Levi… -Pudo susurrar antes de empezar con aquello él mismo, y por mucho que intentaba imaginarse a Mikasa, la imagen que había visto momentos antes le encendía mucho más.

Notas finales:

Trataré de actualizarlo, no me maten si vuelvo a tardar (??)


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