Misaki se sentía agobiado, el lugar era sofocante, además de mucha calor sus temblorosos nervios no ayudaban.
Sentía miedo, pues ese sitio esta lleno de gente de la peor calaña. Un guardia lo acompañaba por los largos pasillos, hasta que dio con la celda correspondiente.
- Tienes 20 minutos - le recordó el guardia abriendo la puerta de la celda - Si tienes algún problema, llama a la puerta, estaremos cerca
El joven castaño entró en el diminuto lugar, donde apenas había sitio para una persona. Sentado en la cama esperaba la persona que iba ser entrevistada: Usami Akihiko.
Era un hombre de 34 años, pero muy bien conservado, pues aparentaba 28, de cabello platino, ojos intensos, lilas, que miraban directo a sus verdes ojos. Esa intenta mirada lo cohibía e incluso dio un paso atrás asustado.
Tosió una vez para aclarar su voz.
- Señor Usami, soy Misaki Takahashi, estudiante de derecho, creo que hemos hablado con anterioridad vía e-mail - se presentó con dignidad el joven aunque la punta de sus dedos seguían temblando
- ¿Eres un mocoso? - fueron las primeras palabras que Akihiko le regaló al más joven - ¿Para que has venido?
Misaki seguía asustado, muy asustado, pero también indignado. Era la primera vez que lo trataban como un mocoso.
- ¡¿Como que para qué he venido?! Teníamos concertada una entrevista, ¿cierto? Entonces...¿Por qué pregunta por qué he venido? - respondió enojado y alzando demasiado la voz
- Lo dicho, eres un mocoso, te alteras con mucha facilidad, si fueses un buen abogado sabrías controlar esos nervios juveniles que arden bajo tu piel - le respondió con simpleza y una sonrisa socarrona Akihiko - No pensé que te tomarías en serio nuestra mis palabras, pensé que no vendrías
- ¡Claro que me tomo todo en serio! Incluso si esas mismas palabras vienen de un reo - respondió Misaki un poco más calmado - Pero aún es libre de cancelar nuestra reunión
Akihiko encendió un cigarrillo para sorpresa de Misaki, pues pensaba que el tabaco estaba prohibido en la prisión. El mayor lo vio y pareció leerle la mente por que le respondió.
- Es de contrabando, además, tengo dinero para los soborno, pero no creo que eso le importe, ¿no? Al fin y al cabo usted solo vino por una entrevista no para hablar del contrabando y los sobornos en este lugar - Akihiko expulso el humo frente el rostro de Misaki - Comienza con tus preguntas
El joven de ojos verdes intentó guardar su furia en su interior, lo importante era esa entrevista, si seguían por ese camino, terminarían muy mal, seguramente ese estúpido recluso se negaría a continuar.
- De acuerdo, comencemos - Misaki se sentó en una silla - ¿Puedo formular preguntar personales?
- Eres libre de preguntar lo que quieras - Misaki se alegró de escuchar eso - y yo soy libre de responder lo que quiera
El castaño estaba a muy poco de explotar, pero cada vez que iba a gritarle se contestaba mentalmente "Es por el bien de la entrevista" "Aguanta, son solo 20 minutos".
Akihiko disfrutaba enojando al más joven, le parecía divertido. Además, el rostro sonrojado de enojo del menor le parecía terriblemente encantador. El castaño vio como el mayor apagaba la colilla del cigarro en el colchón de la cama. Respiró hondo dos o tres veces para aliviar la tensión en su cuerpo.
- Mi primera pregunta no es sobre su edad, ya la tengo apuntada y eso ya lo sé, por eso pasaré a formular otra pregunta en su lugar, ¿por qué está usted encerrado en este lugar? - preguntó Misaki abriendo su libreta de apuntes y apuntando el bolígrafo en el papel
- Soy Usami Akihiko y esta es mi historia...Tengo 34 años, cometí un homicidio hace dos años, por eso fui condenado a 20 años de prisión - le dijo Akihiko por primera vez en seriedad
Misaki escribió con rapidez, sabía que ese hombre había sido condenado por un homicidio, ahora sentía curiosidad por saber más sobre esa historia que estaba a punto de contarle. Akihiko sabía que tenía la atención del joven puesta en él, por eso sonrío con ¿dulzura? ¿o fue amabilidad? Se sentía como un viejo contando viejas anécdotas de su vida a su nieto. Pero también se sentía feliz, por fin un ser humano lo escuchaba, tanto tiempo encerrado en aquel lugar se había comenzado a sentir miserable y perdido.
- ¿Cual era el nombre de su victima? ¿Prefiere mantenerlo en secreto o no le importa decirlo? - preguntó Misaki con sus verdes ojos fijos en el otro
- Su nombre era: Kusama Nowaki...