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Error por Sarabi22

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Notas del capitulo:

Ciao! No he estado muy inspirada el día de hoy pero al menos he conseguido terminar este capítulo, es la mitad de páginas que el anterior pero como dice el título es un capítulo de relleno.

Se explican algunas cosas y nos despedimos por un tiempo de algunas cosas, pero luego volverán a salir no os preocupeis. Al fin y al cabo esta historia es un círculo, allí dónde empezó terminará... o igual no!

A saber lo que me pasará por la cabeza cuando el momento llegue, en todo caso quiero que este viaje con vosotros dure tanto como quiera. Me gusta mi público, me gusta oír, bueno, leer lo que teneis que decir y aunque tengamos discrepancias a veces, saber que me seguís apoyando.

Sois adorables. Bueno, mejor que deje esto para cuando acabe esta historia. Que disfruteis lo que podais de este capítulo.

Nos vemos abajo!

Habían pasado casi diez años desde entonces, desde la visita de Timoteo los chicos tuvieron que entrenar juntos. Tanto sus llamas, como su cuerpo y por supuesto, su mente y espíritu. Pero eso no quería decir que todo fueran rosas y que siguieran como antes, aunque algunas cosas no habían cambiado al fin y al cabo. Una de ellas era la torpeza de tres de los seis habitantes de la casa.

Un estruendo se escuchó desde la cocina aquella mañana y como era normal siempre. El primero que llegó al comedor fue, como de costumbre, el único azabache de los cuatro “hermanos”.

-          Buenos días mamá. – dijo dándole un beso en la mejilla, gesto devuelto por la albina. – Buenos días papá. – dijo sentándose en la mesa frente a él y empezando a llenar su tostada de tomate rallado. Su padre no era muy dado a arrumacos.

Entonces fue cuando los otros tres entraron por la puerta de la cocina. Enma necesitando nuevas vendas, Tsuna casi ileso y Dino agarrándose el estómago. A fin de cuentas, ambos se habían caído encima suya.

-          ¿Cómo es posible que os caigáis todos los días por la misma escalera? – preguntó Angelo sin poder creerlo desde luego sus hermanos/amigos eran torpes por naturaleza.

-          Eso mismo nos preguntamos nosotros. – contestó Dino, todos se sentaron a desayunar tras este pequeño intercambio de palabras.

-          Thanatos. – llamó el de ojos verdes, una serpiente amarilla trepó por la silla y se asomó por el hombro del muchacho. – Toma. – dicho esto, alzó una rata blanca, la cual no sabían si estaba viva o muerta, pero en cualquier caso pronto estaría en la panza de Thanatos.

-          Angelo, no le des de comer a la serpiente encima de la mesa. – le regañó su madre.

-          Ya la has oído. – la serpiente cogió el ratón o rata, ya que era bastante grande, y se fue reptando hasta el jardín.

Sieren les había dado a cada uno un animal que era algo así como una mascota con poderes. La albina era la usuaria de niebla más fuerte del mundo, podía hacer que sus ilusiones se convirtieran en realidad y que la realidad se volviera ficción. Era sin lugar a dudas lo que podrías llamar la niebla en sí. Por ello había creado una ilusión para cada uno de sus “niños”, una serpiente usando como base las llamas del sol de Angelo.

Un águila blanca con las llamas del cielo de Dino, un lobo también blanco para Enma, y por último un león albino para Tsuna. Todos tenían la capacidad de usar las llamas de sus señores, y al igual que Alaïa y León, podían hablar si su amo se lo permitía. Cosa que no solían hacer a menudo, más que nada porque podían llegar a ser bastante irritantes. Al menos los de los chicos, los de los adultos de la casa eran simplemente callados.

-          Angelo, Tsuna. – una vez terminado el desayuno Reborn llamó la atención de los chicos. – Nos vamos a Namimori, Japón. Son órdenes del Noveno. Tú Dino te quedarás con tu famiglia, ya que has aceptado el puesto el puesto de jefe. Cuando termines de poner todo en orden podrás venir con nosotros. – terminó sin permitir queja alguna. – Enma, tú tienes que reunirte con tu famiglia y buscar a tus guardianes, le pediré a Fon y a Colonello que te ayuden. Una vez hecho esto congenia con ellos, y decide si quieres convertirte en jefe o no.

-          Enma – dijo Sieren al ver la cara de espanto del chico ante la idea de separarse de lo que él consideraba su “familia” real. Eso era lo malo de que hubiese venido a vivir con ellos a la misma edad que Tsuna, aunque también ellos tenían parte de la culpa, los habían criado a los cuatro como si fueran sus hijos cuando dos no lo eran. –, lo que Reborn quiere decir, es que tienes que estar con tu famiglia y decidir si vale la pena liderarlos. Puedes hacerlo, yo sé que puedes. – con una sonrisa apretó la mano del chico pelirrojo. Quien se tiró a los brazos de su “madre”.

Sí, podrían considerarlo infantil pero no quería separarse de sus “padres” ni de sus hermanos. Casi se puso a llorar cuando lo escuchó, enterró la cara entre los pechos de su tutora, como un niño que busca consuelo en su madre. La otra lo miró con una sonrisa triste y le devolvió el abrazo.

Le llevó un buen rato calmarlo, secando sus lágrimas y prometiéndole que pronto volverían a verse. El pobre niño tenía los ojos casi completamente rojos, así como la nariz de sonarse. Casi daba miedo, parecía haberse bañado en rojo y tristeza. Morfeo, el lobo de Enma, se restregó contra su pierna, recordándole que él estaría con él en todo momento. Ese sería su recuerdo viviente de la familia en la que se había criado.

-          Venga, nos veremos todas las noches por skype. – le prometió la mujer, entonces entraron Tsuna, Angelo, Reborn y Dino.

-          ¡Nos veremos muy pronto! ¡Ya lo verás, el tiempo se pasará volando! – le prometió Tsuna abrazándole.

-          Ni se te ocurra hacer alguna tontería en frente de tus subordinados. – le advirtió Angelo mientras le molestaba pellizcándole la nariz, el pobre la tenía aún más roja cuando lo soltó. Mirándole con unos ojos de cachorrito regañado se quejó de que incluso cuando se iban a separar todos seguía molestándole. – Pero si así te acordaras de mí. – le dijo con una sonrisa ladina. – ¿Cómo podría dejar pasar la oportunidad de molestar a mi hermanito una vez más? – a esto el pequeño hizo un puchero inflando las mejillas. Técnica que había aprendido de Tsuna, a decir verdad esos dos eran los más lindos de la familia.

-          No la cagues. – le dijo Reborn con una sonrisa, le revolvió el pelo y se toco el borde de la fedora. Su “padre” nunca cambiaría, era imposible pedirle más. Aunque odiaba que se lo dijesen, era bastante torpe a la hora de demostrar afecto. Sonrió un poco al notar el parecido entre su “hermano mayor” y su “padre”.

-          Sé cómo te sientes peque. – Dino le había puesto ese apodo desde hacía años, y aunque al principio le molestaba y lo avergonzaba, acabó por aceptarlo. – Venga, te llevo.

-          ¿Eh? – pero, si todavía tenía que hacer la maleta.

-          Todas las maletas están preparadas. – intervino Angelo, quien bajaba con la suya en la mano.

-          Venga, recojamos todos juntos y digámosle hasta luego a nuestra casa. – propusieron Sieren y Tsuna.

Así, limpiaron todo y le pusieron unas enormes sábanas y cubiertas por encima de los muebles. De esta manera no se llenarían de polvo, y serían menos cosas que limpiar cuando volvieran.

Todos miraron con amor y tristeza como la casa se alejaba en la distancia. Alaïa y Endimión, el león de Tsuna, se habían transformado en un gato negro de ojos verdes y otro blanco de ojos azules, León por su parte parecía un camaleón de juguete en su forma falsa. Entonces fue cuando Tsuna sacó el tema a colación.

-          ¿Por qué a Namimori? – preguntó, era el escenario de algunas de sus peores pesadillas, junto con el armario bajo de la habitación de sus padres, pero eso no lo diría ni muerto. Era demasiado vergonzoso.

-          Porque allí está Ieyasu, y quiero que te vengues de ese hijo de puta. – contestó Reborn. – Y si no lo haces tú, lo haré yo.

-          En ese caso me quedo con Nana Sawada. – no solían ver a su madre con esa mirada pero en todo caso era una mirada terrible que nunca querrías ver dirigida a ti. Tenía los nudillos blancos de apretar y casi podía sentir como se le cortaba la circulación.

-          Ósea, que vamos a Namimori por motivos personales aprovechando las circunstancias. – resumió Angelo.

-          Básicamente. – respondieron los adultos al unísono.

-          Tsuna, tú sabes por qué se te ha dado la mitad del anillo de los Vongola ¿Verdad? – quiso asegurarse Sieren.

-          Sí, para convertirme en el décimo Vongola, entrar en la mafia y cuidar de mi famiglia. – respondió. – Sé quién deseo que sean mis guardianes del sol, la tormenta y el rayo. Pero estoy algo dudoso con la niebla.

Angelo suspiró resignado. Otra vez no, se lo había dicho mil veces, y de todas formas ¿Por qué el chico de los Bovino? Sí, su ataque era Electrico Corneta, usaba las llamas del rayo, tenía una buena apariencia y estaba de novio con esa chica china discípula del tío Fon. ¿Cómo se llamaban? Lambo e I-pin, cierto. Esa chica estaba obsesionada con llevarle el ramen a un tal Kawahira.

-          Te lo voy a repetir solo una vez más Tsuna, NO voy a ser tu guardián del sol y muchísimo menos tu guardián de la niebla. – le confirmó por quizás vigésima vez el adolescente patillas rizadas. – Voy a heredar el negocio familiar y no hay más que hablar.

-          ¡No seas así Angelo! – le pidió el chico castaño. Le puso una carita de cachorrito y se lo pidió otra vez. – ¿Porfi?

-          Tsuna, soy tu hermano mayor, te conozco desde que tenías cinco años. – le recordó. – Eso no funciona conmigo. – le advirtió levantando una ceja.

-          Jo. – fue todo lo que dijo.

Durante esos diez años, habían aprendido a controlar sus llamas e incluso habían desarrollado su propia forma de pelear. Tsuna con guantes al igual que Giotto, quien venía a visitarlo de vez en cuando. Y Angelo con una pistola, era igualito que su padre, aunque habían descubierto que también podía usar un poco de la niebla. Pero ni de lejos también como su madre, a veces, Sieren se preguntaba si podías realmente llamar un negocio familiar el ser hitman de la famiglia Vongola. Menuda familia de locos que tenía, pero eso sí, los amaba con toda su alma.

Solo esperaba que el viaje no se hiciera pesado, sería una pesadilla si no iba bien.

Notas finales:

Espero que os haya gustado, las dudas, seguramente las tendreis (imagino) podeis consultarmelas directamente o esperar que en algún futuro se resuelva por su cuenta. Lo que vosotros queráis.

Aunque no me gustan las serpientes, debo decir que me he inspirado en Killua Zoldyck y Nagisa Shiota. Me parecen demasiado adorables y peligrosos al mismo tiempo.

Siento que haya sido tan corto.

Ciao!


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