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Error por Sarabi22

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Notas del capitulo:

Advertencia, advertencia; en este fic salen algunas parejas hetero de forma secundaria el Tsuna x person X viene más adelante por ahora me voy a centrar en cómo demonios se va adaptar Tsuna al enorm cambio que va a sufrir su vida. Sí, Sieren Di Notte es una Oc.

La negrita son pensamientos.

    - Lal Mirch – llamó una mujer de pelo plateado hasta el final de la espalda, piel pálida y ojos verdes que recordaban a un tigre de Sumatra. – Dime qué ha pasado con los Sawada.

La mujer estaba exigiendo una explicación razonable de por qué cuando le había preguntado al idiota integral de Iemitsu por sus mellizos solo le había hablado del menor, Ieyasu. Los herederos de Nono estaban en peligro, Enrico había muerto hacía un año y Massimo hace tres meses, solo quedaba Federico. No podían arriesgarse a que pasase algo con los otros candidatos, gracias a los mellizos de Iemitsu aunque el hijo de Nono muriera todavía tendrían dónde elegir, ya que Xanxus no podía al ser el hijo adoptivo de Nono. Su marido entrenaría a alguno de esos dos si la desgracia llegaba a ocurrir por lo que le gustaba mantener un ojo avizor a los chicos del jefe de la CEDEF.

     -¿No has hablado con Iemitsu? – preguntó la mujer de pelo azul oscuro frunciendo el entrecejo. – Pensaba que había ido a ver les por su cumpleaños.

La otra estaba confundida, estaba segura que cuando había vuelto estaba tan estúpidamente empalagoso hablando de su hijo y su amorosa mujer como siempre, espera, su hijo… las dos se miraron llegando a un tácito acuerdo, Lal se puso a investigar y la otra volvió por dónde había venido a ver qué estaba pasando con los Sawada, preguntándole directamente a Iemitsu.

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Cuatro días antes, en la ciudad de Namimori una tragedia tenía lugar.

       -Tsuna, haz la maleta. – le ordenó su madre al pequeño de casi cinco añitos, él impresionado no reaccionaba, cuánto hacía que su madre le había dirigido la palabra por última vez sin que fuera para insultarle. – Date prisa, te quiero listo en 10 minutos.

       - Sí, señora. – le había respondido saliendo rápidamente de su shock, corrió escaleras arriba y se metió en su cuarto, empezó a sacar ropa rápidamente algo le decía que iba a necesitar para un largo tiempo y también que algo grande estaba a punto de suceder.

Quizás mis oraciones hayan sido escuchadas pensó Tsuna, es había esforzado en la soledad de su cuarto para aprender italiano, japonés, matemáticas, literatura, sin que nadie se diese cuenta se había ido fortaleciendo poco a poco al correr todos los días al santuario de Namimori a rogarle al dios que fuere que le concediese el deseo que pedía desde hace dos años, una familia de verdad; también se había vuelto un experto en curarse las heridas solo. En la guardería siempre lo molestaban, más verbalmente que físicamente, después de todo aún eran niños y estaban muy vigilados por los maestros. Claro que eso cambio cuando empezó el curso, ahora las agresiones acompañadas de insultos eran más frecuentes, hasta el punto de ser casi constantes, salvo por las horas de clase, si es que aprender a leer se le podía llamar así, y cuando pasaba el rato en el santuario de Namimori. Sabiendo que allí no sería molestado por nadie se había vuelto un experto en dar esquinazo a sus perseguidores y pasar más y más tiempo en el santuario.

     -Mamá, ¿Adónde vas con Dame-Tsuna? – preguntaba Yasu, el cual estaba practicando kanjis, la segunda parte de la tarea que tenían para el día siguiente. Yasu había aprendido a odiarlo a las mil maravillas, desde luego su madre era una buena instructora, él era un chico brillante, sacaba buenas notas, era bueno en los deportes, tenía muchos amigos, el chico perfecto, claro que su hermano se rebajaba para que lo fuera.

     -  No te preocupes Yasu-chan, volveré en un rato. Sé bueno y cuida de la casa mientras mamá está fuera, cuando vuelva te traeré un regalo ¿Vale? – le dijo Nana a su pequeño hijo con una dulce sonrisa plasmada en el rostro. Cuando era más pequeño Tsuna se preguntaba si su madre tenía un trastorno bipolar pero ahora sabía a ciencia cierta que lo odiaba pero a su hermano lo amaba.

     -¡Vale! – le respondió el rubio con una gran sonrisa, llena de inocencia; parecía un ángel, pero Tsuna sabía a ciencia que en todo caso sería un ángel caído.

     -Vamos, Tsuna. – le dijo la mujer con ese típico tono helado que reservaba sola y exclusivamente para él, salieron por la puerta. Esa fue la última vez que Tsuna salió por la puerta de su, hasta entonces, casa.

Nana finalmente había hablado con el encargado del orfanato de Namimori, el hombre que no entendía por qué la mujer quería abandonar a su hijo de cinco años de edad le preguntó confuso, ella le mintió diciendo que era un niño que había encontrado en la calle y que lo cuidaba mientras conseguía el teléfono de la institución, el hombre era bastante crédulo para la suerte de Nana y lo admitió sin problemas, una vez hechos los trámites llevó al niño a la institución.

       - A partir de ahora este será tu hogar pequeño. – le dijo una mujer a la entrada, el pequeño Tsuna no dijo nada, no podía, era como si todo su cuerpo e incluso su corazón y su cerebro se hubiesen paralizado, su madre ¿Lo estaba abandonando?

La mujer al ver que el niño no respondía llamó rápidamente a la doctora Aoi Nishisima, la psicóloga infantil del centro, la mujer después de revisar un poco al niño lo llevó a su consulta.

       - Bien pequeño, ¿Cómo te llamas? – preguntó amablemente la mujer de pelo negro corto.

       -Tsunayoshi Sawada. – respondió el niño al borde del llanto. – ¿Quién es usted? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuándo vendrá mamá a buscarme?

       -Tómatelo con calma. – le aconsejó al ver que el otro estaba entrando en pánico. – Yo soy la doctora Aoi Nishisima, encantada de conocerte Tsunayoshi. Pareces un chico listo y a mí no me gustan las delicadezas innecesarias, así que te diré la verdad. Tu madre no va a venir, por eso estás aquí, para encontrar un nuevo hogar.

Sabía que había sido muy dura, pero también que ese niño en particular había sido víctima de bullying, Tsunayoshi ya había experimentado lo que era que la vida te diera una bofetada y volviese la espalda, el hecho de que estuviera en el orfanato solo quería decir que tampoco lo pasaba bien en casa. Pero había sobrestimado al niño, cuando Tsuna asimiló esas palabras… todo se volvió negro.

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Italia, en algún lugar de la toscana en una gran villa rural vivía una familia de tres miembros, era una casa amplia y bella, con varias hectáreas.

Por el camino de tierra llegaba un elegante coche negro, al volante iba una bella mujer, pero su rostro estaba crispado de rabia. ¿Cómo ha sido capaz de darle en adopción? Pensaba la mujer, pues ella también era madre y sencillamente no podía imaginarse a sí misma entregando a su hijo en un orfanato por muy torpe o estúpido que fuera, Antes muerta pensaba ante la simple posibilidad.

Entró cuando se abrieron las puertas de la gran reja negra y metió el coche en el garaje. Se mantuvo un par de minutos respirando profundamente con la cabeza apoyada en el volante, se le había ocurrido una gran idea, pero increíblemente estúpida, o eso le diría Reborn cuando le la contará.

        -No me puedo creer que vaya a hacer esto. – se dijo a sí misma antes de incorporarse y salir por fin del vehículo, abrió la puerta que conectaba el garaje con la casa y salió al pasillo. Ahora tenía que poner su mejor sonrisa y buscar a los reyes de la casa. – Um, ¿Dónde se habrán escondido?

Hablaba en un tono inusualmente alto para cualquiera que la conociera, haciéndose notar de esa manera, empezó a deambular por la casa, aparentando mirar por lugares superficiales, obvios para esconderse; pero en realidad todo era un juego para entrenar desde ya a su hijo. Al hijo que Reborn y ella, Sieren Di Notte, tenían. Todavía recordaba el día que Reborn había anunciado su compromiso, las caras que pusieron los de Vongola no tenían precio, aunque era normal, todos sabían que el asesino a sueldo era sin lugar a dudas un mujeriego de primera clase, aunque también había tenido amantes masculinos. Nadie esperaba que tuviera una novia o novio al que no engañase y mucho menos que fuese la número dos en cuanto a los mejores asesinos a sueldo, una pareja a la cual definitivamente no debían molestar. Pero aquello que si tocabas estabas muerto y enterrado a diez metros bajo tierra o flotando en el mar pasto de los tiburones era a su hijo.

        -Me preguntó, ¿Dónde estará Angelo? – decía mientras pasaba al lado del pequeño, el cual intentaba no ser descubierto por su madre antes que su padre, cuando la mujer sin hacer ruido dio la vuelta al mueble y lo cogió por detrás levantándolo en brazos para empezar a hacerle cosquillas. – ¡Aquí está!

El niño se reía a carcajadas mientras intentaba rogar por piedad a su madre, al borde de llorar de la risa llamó a su padre que apareció detrás de la albina abrazándola por la cintura, siempre la sorprendía con su sigilo, esto hizo que en su distracción dejara de hacer cosquillas al pequeño y este consiguiera escapar.

El pequeño Angelo tenía seis años cumplidos hacía un mes, era igual a su padre, pero tenía los ojos de su madre; todos decían que de mayor sería un Casanova al igual que su padre lo había sido antes de casarse con Sieren.

       -¿Ha pasado algo? – preguntó el de las patillas rizadas, la mujer se relajó en su abrazo y se apoyó su cuerpo contra el de su marido.

       -Sí, Nana Sawada ha dado en adopción a su hijo mayor. – le respondió amargamente, el otro la sostuvo y frunció el ceño ante tal declaración.

      -Y… – la invitó a proseguir, seguro que a su mujer se le había ocurrido una gran y fastidiosa idea, casi la podía adivinar y rogaba por que no fuera lo que él pensaba que era.

      - Estoy pensando en que podríamos adoptarlo. – era exactamente lo que temía que sería. – El dinero no es un problema, puede jugar con Angelo y sabes que podemos enseñarle todo lo que necesita saber aquí.

        -No sigas, sé lo que quieres decir. – la cortó el moreno enterrando su cara en el pelo albino de la otra. Suspiró derrotado. – Está bien, lo adoptaremos, yo se lo diré a Angelo tú ocúpate del papeleo y de ir a buscarlo.

No sabía cómo pero siempre acababa complaciendo los deseos de la otra, quizá por eso había aceptado casarse, quizá era porque estaba enamorado hasta el cuello de esa mujer. Quién sabe.

La de ojos verdes se separó de su marido para buscar el teléfono y llamar al orfanato, gracias a que Lal Mirch se lo había facilitado todo, habían llevado al acuerdo que de que no le dirían nada a Iemitsu, por mucho que fuera el jefe de Lal Mirch que permitiera eso era demasiado. Además ella sabía que sería feliz en la familia de Reborn y Sieren, mucho más feliz.

Notas finales:

Espero que os haya gustado, por cierto no estoy muy segura de si hacer un Tsuna x Oc o 1827 o algo así... me lo pensaré pero si tenéis alguna sugerrencia soy toda oídos.


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