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El burdel de Tsuzuku por Iratxe

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Notas del capitulo:

Buenas noches ^^ En primer lugar gracias por la GRAN acogida que ha tenido este fic, voy a seguir esforzándome para sacarlo adelante >:3 jojojojo.

 

¡Os dejo leer en paz!

 Me desperté algo desorientado, la habitación estaba llenándose de luz y eso no me gustaba un pelo, así que me metí debajo de las sábanas como un niño pequeño que no quiere ir a clase. Fue entonces cuando recordé que Tsuzuku debería de estar durmiendo a mi lado.

 

 

 

–...–asomé la cabeza por encima de las mantas y me sentí idiota porque no había nadie

 

 

 

Genial. Me había dejado tirado. Quizá ni siquiera era el Tsuzuku del que me habían hablado. O eso pensé hasta que encontré una nota sobre la mesa, escrita con una horrible caligrafía en cursiva. En ella se encontraban instrucciones para que recogiera mis cosas y me dirigiera a una dirección concreta. En el fondo me sentía algo...emocionado por esto, por tener algo desconocido por delante. Ya de vuelta en casa empaqueté mis cosas y metí toda mi vida dentro de una maleta. Qué profundo estás hoy, Koichi...

 

 

 

Cuando llegué a aquel edificio me sorprendí de que fuera un bloque de apartamentos normal. Un poco ''de niños ricos'', pero tampoco excesivamente... La verdad era que me esperaba otra cosa. Llamé dos veces a la puerta y me arreglé un poco el pelo con las manos antes de que abrieran, casi por instinto. Era un poco tonto pero quería verme bien si iba a encontrarme a Tsuzuku de frente.

 

 

 

–¿Mm?–pero no me abrió él, sino un chico distinto, algo... ¿rústico? para mi gusto...

 

 

 

La verdad es que si se dedicaba a este negocio no debía tener mucho éxito. Aunque sus labios eran bonitos.

 

 

 

–Ah...soy Koichi, Tsuzuku me dijo que viniera aquí...–me excusé ante su mirada de ''qué demonios hace un desconocido en mi puerta''

 

 

 

–Ah, sí, el nuevo.–giró la cabeza para mirar dentro de la casa–¡Tsu, visita!–

 

 

 

Tsuzuku apareció detrás de él y pasó un brazo al rededor de su cintura, metiendo su mano en uno de los bolsillos delanteros del pantalón de aquel tipo.

 

 

 

–Qué, qué.–me miró–Ah, Koichi, pasa.–

 

 

 

–No me habías avisado de que llegaría ya.–aquel tipo le reprochaba cosas a Tsuzuku como si fuera su novio o algo

 

 

 

–Ya sabes que he estado toda la mañana liado, no te cabrees.–le mordió el labio inferior y acabó besándolo

 

 

 

En mi cara. Y no era un beso de ''te rozo los labios con cariño porque te quiero'', era uno con lengua en condiciones. O lenguas en este caso, ¿no, Tsu? Estupendo. El día empezaba genial.

 

 

 

–Bien, ya sabes. Te espero en el coche ahora.–se miraron con complicidad y el ''desconocido con suerte'' salió de la casa

 

 

 

–Ven, anda.–Tsuzuku se abrió paso dentro–Ese es Ryoga, por cierto.–subimos por las escaleras

 

 

 

Ya tenía un nombre. Llegamos a la planta superior del ''duplex'', habían transformado el departamento de arriba en el piso de habitaciones principal, o al menos eso parecía.

 

 

 

–Esta es tu habitación.–Tsuzuku me abrió una de las puertas

 

 

 

Era un cuarto grande, medio vacío, aunque se notaba que aún quedaban dentro varias pertenencias de quien lo había ocupado antes que yo, y no me causaba especial interés la posibilidad de ponerme a hurgar entre ellas.

 

 

 

–Dentro de poco sacaremos todo esto, no te preocupes. Deja la maleta aquí.–la puse junto a la cama

 

 

 

–Y... ¿cuando tendré que trabajar?–pregunté, rezando porque quisiera ''entrenarme un poco''

 

 

 

–Tendrás tu primer cliente en una semana. Hasta entonces te quiero en esta casa. No mando campesinos a la guerra. Solo soldados.–

 

 

 

–¿Ah? Y qué hago...–

 

 

 

Sexo contigo, por favor, por favor, por favor. ''Practicaremos el lado duro del sexo para que no te rompan el culo si te toca'' Sí, sí, eso es.

 

 

 

 

 

–Ryoga y yo tenemos un encargo, estaremos ocupados hoy.–

 

 

 

Ah, que encima se monta orgías con el feo ese.

 

 

 

–Voy a dejarte en buenas manos, tranquilo.–bajamos de nuevo–¡Takeru!–golpeó un par de veces una puerta–¡Venga, salid de ahí!–

 

 

 

–Qué pasa...–apareció un chico delgado en ropa interior, con el pelo tapándole la cara y un tatuaje en forma de mariposa adornándole el pecho–Oh, hola ricura.–me miró–¿El novato?–

 

 

 

–Sí, tengo que irme ya con Ryoga, os los dejo a vosotros.–

 

 

 

–Sí señor. ¿Qué tal viene preparado?–

 

 

 

Me encanta que hablen de mí como si no estuviera presente.

 

 

 

–Un poco soso.–

 

 

 

Hombre, gracias.

 

 

 

–Yo me ocupo.–Takeru hizo tronar su cuello

 

 

 

–Buen chico.–Tsuzuku le acarició la cabeza–Ah, enséñale a poner los condones con la boca, anda, que ayer se me olvidó al final.–

 

 

 

–Todo lo que usted diga Tsuzuku-sama.–Takeru se puso de puntillas y le colocó bien el cuello de la camisa, se me hacía raro ver a la gente tocando a alguien tan imponente como él con total confianza–Así mucho más guapo.–

 

 

 

–Gracias. Os dejo.–se despidió con la mano y nos dejó solos

 

 

 

–Espérame un momento cielo que voy a vestirme, ¿tu nombre...?–

 

 

 

–Koichi.–

 

 

 

–Qué dulce.–me dio un beso en la mejilla–Siéntate en el salón, ponte cómodo.–cerró la puerta

 

 

 

Bueno, ya tengo al chico guapo, al feo, y al rematadamente gay. Y luego yo. ''El soso''. Me dejé caer pesadamente en el sofá, y escuché ruidos provenientes de la habitación de Takeru. ¿Estaba con un cliente o algo así? Porque muy puro no sonaba eso. Cuando salió vestido por fin vino acompañado con otro chico de pelo entre rubio y plateado que...no estaba nada mal.

 

 

 

–Ya estamos, cariño.–Takeru se sentó a mi lado, con la mano en mi muslo–Este es Chiyu.–lo presentó–Chiyu este es Koichi, nuestro nuevo bebé.–

 

 

 

No sabía si me gustaba mucho ese calificativo.

 

 

 

–Encantado.–Chiyu me saludó con un beso en los labios, y me aparté por la sorpresa

 

 

 

¿Todo el mundo se comporta así aquí? ¿No se supone que deberían estar hartos del sexo por el trabajo y al llegar a casa no pensar en ello?

 

 

 

–Sí...mucho gusto.–incliné la cabeza

 

 

 

–Oh, no te andes con formalismos.–Takeru me tranquilizó–Vamos a ser amigos después de todo. ¿Te dio muy duro Tsu anoche?–

 

 

 

–...estuvo bien.–no sabía qué responder a eso

 

 

 

–Si estuvo solo bien es que no te lo hizo como debería.–Takeru se rió como una marica loca–Puff...a mí cuando saca las cuerdas me pone perro...y con el látigo y todo...–

 

 

 

¡A mí no me había hecho nada!

 

 

 

–Take-chan, no hables de eso.–Chiyu y él entrelazaron sus dedos, y me resultó extraño, fue un movimiento excesivamente cariñoso...o esa sensación me dio al menos

 

 

 

–Ah, sí.–Takeru se levantó de un saltito–Antes de que se nos olvide.–cogió una caja de condones que se encontraba encima del mueble de la televisión, bien a la vista por supuesto–Cariño me haces los honores, ¿por favor?–

 

 

 

–Sí, sí...–Chiyu se desabrochó los pantalones

 

 

 

–¿Ah? Pero... ¿así?–mi cara era un poema

 

 

 

¿Aquí? ¿Ahora, de repente? ¿Con el pene de alguien que no conocía de nada? Koichi eres puta. Asúmelo.

 

 

 

–Con un plátano no es lo mismo.–Takeru ayudó a Chiyu a masturbarse para ponerlo duro, y no sabía si la escena tenía que gustarme o asquearme

 

 

 

–Mm...ya estoy...–Chiyu le mordió el cuello a Takeru para que parara, y el abrió la boca para soltar un gemido que nunca se escuchó

 

 

 

–Bien.–Takeru abrió el preservativo–La cosa es que mantengas la punta debajo de tu lengua, apretándola un poco contra la parte de abajo de tu boca para que no le entre aire, y cuando lo tengas simplemente bajas despacio para que no se te escape. Mira, así.–Takeru puso el condón en su boca, se arrodilló y deslizó sus labios sobre el miembro de Chiyu, que soltó un gruñido de placer

 

 

 

Esta casa no me gusta...

 

 

 

–¿Lo tienes?–

 

 

 

¿Cuando ha aparecido Takeru en frente de mi cara, no tenía la boca ocupada?

 

 

 

–Ah... sí.–cogí el preservativo nuevo que me tendía

 

 

 

Un minuto... ¡¿Se suponía que yo tenía que poner el pene de Chiyu en mi boca ahora?! Ambos me estaban mirando esperando a que reaccionara.

 

 

 

–Se me va a bajar si tardas tanto.–

 

 

 

Mira cómo exige el cara de caballo este. Abrí el dichoso condón y me lo puse en la boca, bajando rápidamente por su pene. Como siempre, si no lo pienso es más sencillo.

 

 

 

–Wou, qué voracidad.–Takeru se rió de mí y libré mi boca rápidamente, algo asqueado incluso

 

 

 

Menudo par de idiotas.

 

 

 

******

 

 

 

El coche se puso en marcha y me encontraba sentado al lado de la ventana, mirando todo lo que dejábamos atrás. Habíamos dejado al bebé Koichi en casa y nos dirigíamos a un aburrido encargo que llegaba cada semana sin excepción.

 

 

 

–Takeru.–la mano de Chiyu en la mía–Vamos.–

 

 

 

–Ah, sí...–salimos del coche

 

 

 

Discretos, vestidos de traje, como espías del sexo. Un hotel de lujo; subimos a la planta número doce. Habitación 126. La reserva bajo un nombre falso, por supuesto. A ojos del mundo somos una pareja homosexual demasiado avergonzada como para tener sexo en sus casas debido a nuestro estatus social...Nada más lejos de la realidad. Dentro nos esperaba ya un hombre arrugado, bajito y con barba.

 

 

 

–Kotaro-san.–nada de apellidos–¿Cómo debería ser hoy?–pregunté

 

 

 

–En la cama.–Chiyu recogió el dinero que se encontraba sobre la mesilla, y tras contarlo, siempre detrás del cliente, por supuesto, me dio la señal de que estaba todo y podíamos proseguir

 

 

 

–Con mucho gusto.–no tardé en verme aprisionado bajo el cuerpo de Chiyu en la cama, casi ahogando mi respiración con sus labios

 

 

 

De nuevo dos horas teniendo sexo como si estuviéramos rodando una película porno para cubrir las fantasías de un pobre hombre cuyo único deseo era ver sexo gay sin sentirse culpable. Un hombre casado, un hombre con hijos, nietos incluso. Pero esa falta de privacidad entre Chiyu y yo...no solo ahora... el hecho de tener nuestra vida al completo vendida y monopolizada... se siente un poco vacío, ¿no?

 

 

 

**

 

 

 

Takeru y Chiyu se habían ido y me sentí entre aliviado y aterrado al mismo tiempo. En una casa desconocida en la que no sabía ni siquiera cuánta gente había en ese momento... Tsuzuku no parecía tener intención de volver y entre mis posibilidades barajaba cada vez con más frecuencia la de echarme a llorar.

 

 

 

Escuché unos pasos por las escaleras y me encogí un poco en mi postura en el sofá. Miré de reojo y vi una figura femenina, con una camiseta larga a modo de vestido y unas mallas de deporte.

 

 

 

–¿Mm? ¿Y tú eres?–

 

 

 

Vale, era un hombre.

 

 

 

–Koichi.–

 

 

 

–Ah, sí...–rodó los ojos–Tsuzuku había dicho algo al respecto. ¿Te ha dejado solo?–extendió sobre el suelo la esterilla de gimnasia que llevaba en la mano

 

 

 

–Estaba con Takeru y...–hice un esfuerzo por recordar su nombre–Chiyu.–

 

 

 

–Ah...la parejita.–aquel tipo de pelo fucsia volvió a poner una expresión de asco, pero me quedé intrigado por sus palabras

 

 

 

–¿Son novios?–pregunté, aunque por dentro solo clamaba por saber si Tsuzuku y Ryoga también lo eran

 

 

 

–Hicieron ocho años la semana pasada. Por cierto, soy Yuuki.–y de repente lo tuve frente a mí completamente abierto de piernas en el suelo

 

 

 

–Dios.–dolió solo verlo

 

 

 

–¿Qué pasa?–se dedicó a echar su cuerpo hacia adelante, haciendo estiramientos

 

 

 

–¿No te duele?–

 

 

 

–Practico mucho, hice ballet cuando estaba en el instituto.–

 

 

 

A este le tuvieron que pegar hasta en el carné de identidad en esa época.

 

 

 

–Ah...–

 

 

 

–Además, tengo un cliente que me paga por hacer esto en tanga o mallot.–

 

 

 

–¿En serio?–

 

 

 

–Sí, ¿nunca has entrado en esa sección de las páginas porno? Llenas de chicas estirando...que se van mojando poco a poco, con planos directos a su entrepierna cada veinte segundos.–

 

 

 

Pues no, no suelo entrar a esas cosas...no me van las niñas.

 

 

 

–¿De verdad te pagan por eso?–

 

 

 

–Claro, te echas un poco de lubricante ahí abajo para que parezca que eres una niña mojada y se lo pasan bien.–

 

 

 

–Pero no eres...una chica.–

 

 

 

–Lo sé, eso es lo que buscan la mayoría de mis clientes. Normalmente son señores que se perjuran heterosexuales y hacerlo con un hombre vestido de mujer les hace sentirse menos culpable que contratar a alguien como Ryoga o yo qué sé.–

 

 

 

–Estoy en casa.–se abrió la puerta, y otro hombre que no conocía hizo su aparición, cargado de bolsas de la compra, lo cual me hizo plantearme si tendría que contribuir al abastecimiento de la casa o qué

 

 

 

–Hola Ibuki.–Yuuki lo saludó solo por educación y siguió a lo suyo

 

 

 

–Hola Yuuki, Koichi.–entró a lo que supuse que era la cocina

 

 

 

Este se sabe mi nombre. Y es guapo.

 

 

 

–Ese es Ibuki, el guapo serio.–otra vez esa cara, ¿no tiene otra expresión más agradable que poner?

 

 

 

¡No me está cayendo bien la gente! ¡Eso no es bueno!

 

 

 

–¿Me ayudas a estirar?–

 

 

 

–Ah, claro.–me levanté del sofá y empujé su espalda–Dime si te hago daño.–

 

 

 

–No me dicen mucho eso estando detrás de mí.–ambos acabamos riéndonos

 

 

 

Y al final no nos fue tan mal. Ya tenía un amigo en la casa. Lamentablemente se hizo tarde demasiado pronto y Yuuki se fue a dormir. Yo por mi parte...no estaba como para hacerlo. Me tenía inquieto el hecho de no saber qué era lo que tenía o no tenía que hacer. La expectación me mata. No es lo mío. Y mi cama ni siquiera era cómoda...

 

 

 

A eso de las tres de la mañana, cuando intentaba conciliar el sueño, escuché ruidos. Presté atención a las voces y me percaté de que eran Tsuzuku y Ryoga.

 

 

 

–Venga sube idiota.–decía Tsuzuku, y ambos subieron las escaleras como elefantes–¿Vienes a mi cuarto?–

 

 

 

Fue entonces cuando me percaté de que la habitación de Tsuzuku estaba junto a la mía. Abrieron la puerta y unos diez minutos después tenía a Ryoga gimiendo a través de las paredes como si le fuera la vida en ello.

 

 

 

–¡Aahh...! No volveré a hacerlo Tsuzuku...–lo estaba castigando pero bien, juraría que había escuchado un maldito látigo ahí dentro

 

 

 

¡Por dios, estamos en mitad de la noche! ¡¿En serio no se cortan nada?! A lo mejor alguien intentaba dormir, y tal. Yo por ejemplo.

 

 

 

–¡¿Tsuzuku?!–

 

 

 

–¡A...amo...!–

 

 

 

Joder... Tuve que levantarme para intentar dejar de escucharlos. Bajé las escaleras y escuché una voz que me asustó desde el salón:

 

 

 

–El sofá es mío.–era el tal Ibuki, se incorporó–Normalmente no llegan tan animados a estas horas.–se tapó con las mantas que había bajado

 

 

 

–Esto...–no sabía bien qué decirle

 

 

 

–Anda, túmbate conmigo y no molestes.–me pidió

 

 

 

Le hice caso y me tumbé apoyando mi espalda en su pecho.

 

 

 

–Buenas noches.–pasó su brazo por mi cintura

 

 

 

Olía a perfume, uno dulce, y su aliento en mi cuello se sentía cálido... Me gustó.

 

 

 

Y me dormí.

 

 

 

 

Notas finales:

Y hasta aquí. ¿Soy la única a la que le encanta la escena de la aparición de Tsuzuku? Es tan sexy el condenado en mi mente -.- Espero que en la vuestra también.

 

Esta vez sí, nos vemos en ero xD Espero escribirlo mañana/pasado mañana. 

 

Y de nuevo me veréis por aquí pronto -w- 


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