Pov. Sehun
¿Qué estará haciendo ahora?
¿Me odiará?
¿Su hermano lo estará cuidando bien?
-Hun, duérmete-repitió mi esposo… Lay.
-Todavía no tengo sueño-le dije y me levante de la cama.
-Mañana, tomaremos el primer vuelo y no me va a importar si estás cansado-me advirtió y me dio la espalda, haciéndose un ovillo con las sábanas.
“Tal como lo hacía él” me dijo mi mente.
No le dije nada y fui a la cocina, tome un vaso de agua y repase con mi vista mi nuevo “hogar”. Todo se veía apagado, sin vida, simplemente desagradable a mis ojos.
“Es porque es nueva, Sehun” me dije al pasar por la sala y ver todo tan… frío y sin nada de brillo. En verdad, quería convencerme de eso pero sé que falta algo.
Lay era muy ordenado e inmaculado, pero también era olvidadizo, porque arreglaba la casa o el cuarto y al día siguiente no sabía dónde estaban sus propias cosas.
No lo niego, no quiero ir a mi “Luna de miel” pero… ¿Quién quisiera ir cuando no es con la persona que amas?
Sí, yo no amo a mi esposo Lay. Me casé porque eso estaba predestinado para mí desde que cumplí mis 12 años.
Me senté en un sofá individual y apoye mi cabeza en el espaldar.
“Lo extraño” es lo primero que vino a mi cabeza.
¿Cómo no hacerlo? Él era todo lo que cualquier hombre o mujer podrían desear. Amable, ordenado, adorable, amoroso, meloso, un poco posesivo y sobre todo… Él era la cosita más bonita de todo este mundo.
A veces cuando estaba con Él me sentía como un pedófilo por haber empezado nuestra relación cuando yo tenía 13 y Él 8.
-¿Hun?-escuche y busque a la persona.
-¿Paso algo?-pregunte tratando de meterme en la cabeza que ahora soy el esposo de Lay.
-Me siento solo, ven a dormir conmigo-me pidió.
- Esta bien-me levante y rodee su cintura con mi brazo derecho para llevarlo a la habitación.
Lay era muy bueno en todos los sentidos y hermoso también pero simplemente no puedo darle mi corazón.
Porque alguien ya me lo robo y Lay lo sabe.
Flashback
-Sehunnie ¿Quieres que te diga un secreto?-me pregunto mi precioso, acurrucándose en mis brazos como siempre hacia después de hacer el amor.
Yo asentí viendo como sonreía con ese brillo tan atrayente.
-Tú eres un ladrón-me dijo y lo vi como si hubiera enloquecido-Porque me robaste mi corazón desde que tenía 7-me beso el pecho y no pude evitar que una sonrisa idiota se plasmara en mi rostro. Él era en único que podía hacerme sonreír como un idiota con sus cursilerías.
-Precioso eres especial y para ser precisos Tú-puse un dedo en su linda nariz-Fuiste el primero que me robo a mí en ese parque-le dije y le bese la frente.
Sentí como quería esconderse en mi cuerpo, seguramente se había sonrojado y se veía de lo más apetecible.
-Precioso te voy a comer-le avise y me lance encima de ese cuerpito tan frágil y suave para comenzar a besarlo y acariciarlo hasta escuchar esos hermosos gemidos que se habían convertido en mi droga.
Sus esbeltas piernas alrededor de mi cadera, su pecho casi tocando el mío, sus mejillas sonrojadas, sus gemidos constantes de “más” y mi miembro empujando en su interior era la mejor vista que se podía imaginar.
Fin del flashback
Tal como dijo Lay, al día siguiente tomamos el vuelo a Moscú, la ciudad de ensueño de Lay.
Estaba cansado, aburrido y con un esposo que no paraba de hablar de que haríamos cuando lleguemos a nuestro destino. Una pareja de ancianos nos vio y nos sonrieron.
-Debe ser divertido ir de viaje con amigos ¿Verdad?-preguntó la viejita amable.
-Uhm… Somos esposos-respondí porque Lay se molestó.
-Oh! Lo siento, pensé que eran amigos-se disculpó avergonzada.
-Cariño, déjalo-le dijo su esposo-Hasta luego, disfruten el viaje-tomó la mano de su esposa y se fueron por un camino diferente al nuestro.
Lay no dijo nada hasta que escuchamos la voz de la aerolínea: “Por favor a los pasajeros del vuelo a Moscú, abordar por la puerta número 4. Gracias”.
-Vamos, Hun-me dijo y sabía que estaba triste por el comentario de la anciana.
-Lay, no importa lo que digan los demás… Tú…-suspire y tome aire-Tú y yo estamos casados y vamos a seguir así.
-Lo sé, Hun. Has mejorado como esposo-me dijo acercándose y dándome un beso rápido, ya que no podíamos perder el vuelo.
Cuando estábamos en la columna para dar nuestro boleto y pasaporte, puse mi mirada en la otra columna que iba a China sino me equivocaba y vi algo que no podré olvidar…
-Luhan…-salió de mis labios como un jadeo.
Él se veía hermoso y muchos lo veían, eso me hizo gruñir, estaba aún con su cabello rubio angelical, su atuendo se veía lindo como siempre, Él no era sexy pero lo lograba sin querer y cuando quise ver sus hermosos ojos noté que estaba llorando sin parar, tuve la necesidad de correr, abrazarlo y consolarlo para borrar sus lágrimas con mis besos.
Pero recordé que estoy casado, voy a mi luna de miel y lo deje por “otro” que resulta ser el hermano del novio de su propio hermano, Lay.
-¿Señor?-pregunto el guardia.
-Tenga-dije sin apartar mi atención de mi Luhan.
Si tú supieras qué daría lo que fuera por qué tú seas mi esposo… Porque tú eres la persona a la que yo más amo.
Subí al maldito avión y Lay me seguía preguntando porque no subí de prisa.
-Lay, estoy cansado-dije ya enojado-Déjame tranquilo-apoye mi cabeza en el asiento y trate de dormir, pero solo logré que Él no se fuera de mi cabeza y ni de mis sueños.
Deseo tenerte en mis brazos, desearía que aún me ames…
Al llegar fuimos recibidos por el viento frío de Moscú y del chofer que contrató mi padre.
-¡Es más hermoso de lo que imagine!-decía Lay viendo la ciudad por la ventana del auto.
-Sí es lindo-dije, yo solo veía a la nada.
Cuando llegamos al apartamento que la mamá de Lay compro para nosotros, yo me hice el enfermo porque después de ver a Luhan, yo ya no tenía ganar de fingir ser el “esposo” perfecto.
-Okey, iré con el chofer-hizo un puchero que a mí no me pareció nada lindo. Asentí levemente desde la cama.
-Diviértete-le dije, cuando cerró la puerta de la habitación.
Me duche, cocine algo ligero, encendí el televisor y puse en un canal entendible para pasar mi tarde. Seguramente, Lay llegaría tarde.
Sentí pequeños besos en mis labios y barbilla, sentí como alguien se subía a mi regazo y realmente, sentí, cuando esa persona empezó a rozar su miembro con el mío.
-Hun…-gimió en mi oído. Puse mis manos en su cintura y le di ritmo.
-Yixing…-gruñí ronco, ya que me acababa de despertar y de tanto estímulo ya estaba medio duro.
-Hun, hazme t-tuyo, p-por favor…-suplico, moviéndose más rápido sobre mi miembro y ahí noté que Lay, estaba desnudo y yo solo estaba en bóxer, por eso es que sentí la sobre-estimulación.
Lo iba a tomar delicadamente por ser nuestra primera vez juntos, pero Lay no quería que fuera delicado, así que lo hice como a las zorras: Fuerte, sucio y rápido.
Lay no tenía ni un pelo de inocente o delicado, Lay solo quería buen sexo todos los días.
No era como Él, en ningún aspecto…