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Cielo de invierno por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

gracias por leer este fic espero siga llamando su atención :D

 

 

El sonido de la puerta abriéndose lentamente interrumpía el saludo amoroso de dos hombres que en el despacho de la conocida y temida mansión Phantomhive se deleitaban con un apasionado beso.

-¡Oh, eres tú! Exclamó algo aliviado pero muy pálido Vincent al ver entrar a su perro por la puerta

-Que susto nos diste pequeño... Hablaba el conde quien ni cuenta se había dado de cuando se había levantado de las piernas de su amante.

-¿Por qué no te aseguraste de cerrar bien la puerta? imagina que no hubiera sido el perro que hubiera entrado. Le regañaba el alemán con mucha molestia con su respirar agitado evidencia del susto que también se había llevado.

-Pensé que Tanaka la había dejado cerrada, Se justificó el conde acariciando a su fiel mascota.

-Además no me regañes, tú también podías haber revisado ¿no crees? Murmuraba medio malhumorado Vincent que no le gustaba ser regañado, pasaron varios segundos hasta que ambos parecían calmarse.

-Sabes aquí este caballero  pronto será padre. Hablaba orgulloso refiriéndose a su perro, Vincent con una enorme sonrisa y no dejaba de acariciarlo que contento le movía la cola.

-¿en serio? Preguntaba el otro ya menos malhumorado y veía a su amante siendo tan cariñoso con el animal, embelesado lo veía divertirse, cuando el perro olfateó algo y se acercó atrevidamente a la mesita junto a Diedrich.

-Oye pero eso no le da derecho de comerse mis sanduches. Exclamaba el alemán con enojo viendo como el perro se comía uno de sus bocadillos.

-Vamos…  Murmuraba Vincent que solo sonrió y halaba al animal lo que menos quería era una pelea de perros por un sanduche pensaba divertido para sí mismo.

-señor disculpe el perro se nos entró. Se escuchaba a un sirviente en la puerta, con una reverencia se disculpaba.

-No te preocupes… Dijo el dueño de mansión con una sonrisa mientras veía a su perro caminar  a la puerta.

-Lamento la interrupción. Seguía lamentándose el sirviente sabía que su descuido podría provocarle un castigo pero Vincent no era de esos amos, él era amable para con todos, por lo menos eso aparentaba. El conde cerraba la puerta cuando se marcharon su sirviente y mascota.

-Puerta bien cerrada. Susurraba con sensualidad Vincent a paso lento se acercaba a su amante que aunque no decía palabra alguna, su mirada ansiosa denotaba que anhelaba seguir en su encuentro antes interrumpido, sin tiempo más que perder ambos amantes se besaban sin detenimiento, ambos levemente sonrojados, darían amor y placer a sus cuerpos en ese frio despacho, los leves jadeos inundaron el lugar,  se veía como Vincent sobre su amante se autopenetraba con delicia y rapidez, mientras que Diedrich no dejaba de masajear con dureza sus muslos, ayudándole en su placentera labor, así disfrutaban más de ese improvisado encuentro, a los pocos minutos los dos se besaban lascivamente acallando sus gemidos alcanzaban el clímax, no podían permitirse el deleitarse más de lo debido, no sabían si alguien podría escucharlos,  al pasar de los segundos parecían recuperar el aliento, el conde se levantaba dejando salir de su interior al cálido y húmedo miembro de su amante, que veía el hermoso rostro del Phantomhive todo ruborizado y algo lloroso.

-¿Vas a venir a la boda? Cuestionaba Vincent subiéndose el pantalón, sabía que su amante lo miraba fijamente.

-Sabes dañar los momentos, acabamos de hacer el amor y sales con tus preguntas. Murmuró con el ceño fruncido Diedrich quien sentado en su asiento se subía el pantalón también.

-Creo que es el momento perfecto, siempre te pones de buen humor después de hacer esto. Respondía Vincent con una pequeña sonrisa acomodándose tiernamente en el regazo del frio alemán, que no podía negar lo feliz que era al tener cerca  a su amado Vincent.

-No lo sé… Respondía en un murmullo, pues estaba realmente confundido.

-Me daría mucha fuerza el verte ese día, pero si no vas lo comprenderé perfectamente. Lo digo en serio. Hablaba el conde con seriedad sin dejarse ver el rostro.

-Vincent… lo voy a pensar… Aclaraba un poco resignado el alemán.

-No te sientas presionado,  Le dijo Vincent con una sonrisa mirándolo.

-Además soy tu mejor amigo sería extraño que no esté en tu boda. Hablaba Diedrich acariciando el dulce rostro de su amigo y amante.

-Puede justificar tu ausencia,  por eso no te preocupes. Le respondió el conde sintiendo la calidez de esa dulce caricia.

-Pareciera como si tú no quisieras que esté ese día. ¿A que le temes? Decía el alemán con esa frialdad que le caracterizaba.

-No entiendo… Cuestionó algo confundido el joven conde ante esa interrogante.

-Temes que cuando pregunten ¿si alguien se opone? Sea yo el que responda, o tal vez el verme ahí te hará flaquear en tu decisión. Respondía con seriedad Diedrich aunque tratará de ocultar como le dolía esa boda por momentos se podía percibir ese palpable dolor, el conde no sabía que responder porque no quería herirlo o hacerle ver que evidente era su sufrimiento.

-No te preocupes jamás me opondría a tu boda, no me humillaría en público por eso. Aclaraba jactancioso el alemán al no escuchar respuesta de su amante.

-Yo no he dicho eso… sé que tu orgullo pesa más que lo que sientes por mí, así también mi orgullo no me permitiría decir no cuando me pregunten si acepto a Rachel como esposa, aun cuando estés cerca de mí. Dijo ya molesto el conde, ese frio hombre era cruel cuando se lo proponía, y sus palabras hirieron en gran manera al conde que se levantaba de su regazo.

-El que vayas o no… no cambia la situación. Terminaba de decir el conde disponiéndose a sentarse en el asiento de su escritorio.

-El dulce Phantomhive se ha enojado… Hablaba Diedrich a unos pasos de su amante que girando su silla le daba la espalda.

-No quise decirlo así, pero si quisiera que no te casaras te robaría antes de que pises la iglesia, trataba de justificarse el alemán

-Ya no importa,  Murmuró el dolido conde mirando el cielo del que parecía caer unos pequeños copos de nieve.

-Lo siento, no quise ser tan rudo con mis palabras. Se disculpaba arrepentido el alemán pues si Vincent sabía arruinar momentos él no se quedaba atrás. Al notar que su amante no lo miraba ni hablaba se disponía a marcharse.

-Creo que mejor me voy. Nos vemos mañana. Se despedía con tristeza Diedrich, sin sospechar que en la mejilla del conde una lagrima rodaba, la puerta se escuchaba cerrarse y en la mente del conde un grato recuerdo vacilaba en su memoria.

Flash back

-¿Por qué tenían que mandarnos justo hoy a hacer este encargo? Refunfuñaba Diedrich caminando por la ciudad junto a Vincent.

-No te quejes y démonos prisa para regresar lo antes posible. Hablaba el otro con una pequeña sonrisa, en medio de la ciudad que se llenaba de esa nevada, casi no se veía gente por los alrededores, eso confirmaba que la tormenta seria fuerte, pasaron unos minutos y se los veía regresar después de haber ese encargo.

-Hace tanto frio… Decía temblando de frio el alemán.

-Eso lo dice el señor tempano de hielo. Murmuró de forma burlona Vincent con una pícara sonrisa.

-¡Eres muy molesto, Phantomhive…! Le gritó el alemán haciendo reir más a su compañero y sirviente.

-¿Acaso eso no te agrada de mí? Le molestaba Vincent que había confirmado que se sentía a ese que temblaba de frio a su lado.

-A nadie le agradas… Le refutó molesto el otro, a unos pasos subieron a su carruaje a pocos metros se detuvieron abruptamente.

-Señores, lo siento la rueda se dañó, será imposible avanzar y menos con esta tormenta. Explicaba el cochero mirando el mal estado de la rueda, los dos jóvenes se miraron.

-¿qué se supone que hagamos? Dijo malhumorado Diedrich que seguía temblando.

-Hay un pequeño restaurante cerca, podrían ir allí mientras yo espero reparar esto. Le decía algo nervioso el cochero, Vincent entendió y decidieron ir a ese restaurante que a la vez parecía un hotel.

-mi día no podía empeorar… Murmuraba Diedrich cuando se sentaban en una mesa de ese restaurante, por lo menos era cálido el lugar.

-¿Por qué eres tan pesimista y amargado? Le cuestionaba sarcástico el Phantomhive.

-Tu no me digas como debo ser o no,  Respondió enojado el alemán.

-Además creo que tú conoces mi lado no tan pesimista y amargado. Terminaba de aclarar el alemán mientras temblando bebía de su café caliente.

-Puede ser, te conozco mejor que nadie,  Dijo Vincent con esa típica sonrisa suya.

-Sé que sonríes a veces, te alegras cuando comes sanduches o cuando todo sale como lo planeas. Murmuró el joven Phantomhive mirando fijamente al joven de cabellos negros sentado frente a él, quien algo apenado miraba atento su taza de café.

-En cambio tú, siempre sonríes y eres tan amable con todos, eres perfecto para los demás. Pero yo conozco tu lado oscuro, como te pesa el pensar en el futuro, lo que te aguarda al salir de aquí del colegio te hace sufrir aunque lo disimules, además eres malvado, no hay peor lobo que el que se disfraza de inocente corderito. Aclaraba muy serio el alemán ante cada palabra escuchada Vincent sonreía desafiante.

-No soy tan malo querido Diedrich. Respondió con una sonrisa el joven futuro conde afirmando que eso que había dicho era en parte verdad, entonces notó como su compañero no dejaba de temblar, y se ponía medio pálido.

-¿Tienes frio? Se están poniendo morados tus labios. Decía preocupado Vincent al ver el estado de su amigo.

-Solo un poco, Respondió el otro desanimado, tocándose los labios con sus dedos temblorosos.

-Toma mi abrigo. Hablaba Vincent tomando su abrigo y se lo entregaba a su amigo.

-¿Te sientes bien? Cuestionaba Vincent muy preocupado era la primera vez que lo veía de esa manera.

-Un poco mareado… no te preocupes.  Respondió el otro con la voz apagada.

-Señorita, podría alquilarnos una habitación mi amigo no se siente muy bien. Dijo Vincent a una encargada del lugar donde estaban.

-Claro, por aquí. Dijo la mujer guiándolos a una pequeña habitación, los dos jóvenes caminaban lentamente hasta que llegaron, entonces Diedrich perdió la consciencia.

-No me asustes así. Murmuraba molesto Vincent cuando veía a su amigo abrir los ojos con pesadez unos minutos después de que se había desmayado.

-¿Te preocupaste Phantomhive? Preguntó sarcástico Diedrich al ver el rostro preocupado de su compañero.

-Para nada, no quiero que te mueras por ahí, después dirán que yo lo hice. Si pretendes morir hazlo lejos de mí. Dijo fríamente Vincent pretendiendo no darle importancia.

-No eres tan malo como dije que eras, sentí tu mano no soltar la mía. Decía Diedrich con un pequeño sonrojo, pues el también sentía algo inusual por el joven frente a él, aunque no acertaba a decir que era, los dos se miraron fijamente, y entonces supieron en ese instante que el amor les había llegado, que no había duda alguna, estaban enamorados, sus manos nuevamente se entrelazaron con dulzura pero con firmeza, dando por confirmado aquello sin mencionar palabra.

-Phantomhive…  Susurró Diedrich cuando sentía como el rostro de su molesto amigo se acercaba al suyo, cerrando ambos los ojos, sintieron la calidez y firmeza de ese primer beso,

Fin del flashback

 

-Diedrich… Murmuraba conteniendo las lágrimas el conde, viendo la nieve caer recordaba ese primer beso, pero a la vez sentía como era un presagio de su relación, como la nieve caía, firme y segura, pronto también se desaparece y se convierte en nada, pensar en esa dolorosa analogía solo le llenaba de tristeza, con un suspiro solo seguía viendo ese cielo de invierno.

Notas finales:

muchas gracias por leer... :* gracias a los que comentan :*

besos 


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