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Lindo Pandillero por Ashura

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Notas del capitulo:

Hola!

 

Hoy les traigo la historia de Shikamaru, que es a mi parecer, una de los pasados mas crueles de todas las 9 colas, entonces desde ya les advierto que a diferencia de algunos capitulos pasados, este es un poco más serio y con una temática más fuerte.

 

 

Todo aquello era demasiado problemático, demasiado, Naruto llevaba aproximadamente una hora en la habitación de Sasuke, sabía que el rubio no lo estaba matando, ni que estuviera fuera de control, si ese fuera el caso, Nagato ya los habría advertido, digamos que solo estaba preocupado, ya que hace mucho su líder no estaba así de enojado, podía contar hace más o menos 3 años los ojos del rubio no cambiaban de color, y no podía creer que el Uchiha hubiera podido enojarlo de esa manera, aunque le parecía sospechoso, realmente no le parecía que la “falta” del Uchiha hubiera sido tan grave como para ameritar que Naruto usara técnicas de Senju para curar aquellas lesiones. El Nara soltó un hondo suspiro, sabía que había algo que Naruto no estaba contando… algo que se había guardado para sí mismo el día que conoció al pelo de cacatúa y no, no era precisamente algo sentimental y romántico – o tal vez si -,  pero era algo que los involucraba a todos, y al plan que habían trazado hace un par de meses. Todos ellos tenían en su pasado a un enemigo en común: Orochimaru, quien había arruinado las vidas de todos de las formas más crueles  posibles. Por su parte, tenía grabada a fuego la cara de Orochimaru en sus recuerdos.

Fue hace ya demasiados años, y odiaba demasiado admitirlo, pero el alguna vez estuvo dentro de las filas de esa maldita serpiente blanca, no por voluntad propia ni mucho menos, era solo un infante a quien sus padres se les había arrebatado cruelmente, a los 4 años Shikamaru ya era terriblemente inteligente, más aun que algunos adultos, eso había llamado la atención de los hombres de Orochimaru quienes pensaban usarlo para ganar en las apuestas del Shogi, obviamente sus padres se habían negado rotundamente a que usaran a su hijo de esa manera, aun cuando su casa y su negocio se encontraba dentro del territorio de la serpiente, bueno, pues Orochimaru nunca se había tomado bien los rechazos, ni siquiera le interesaban los campeonatos de Shogi, no daban tanto dinero como los idiotas de sus subordinados pensaban, pero no permitiría nunca que la gente de SU territorio se opusiera a él tan fervientemente, tenía que dar ejemplo a todos los roñosos que vivían en sus tierras, así que para aleccionarlos, mató a la madre del Nara. Shikamaru recuerda aquel momento con tanta claridad… tanto que aún ahora tenía pesadillas con ese recuerdo de vez en cuando, la maldita serpiente había entrado a su casa como si le perteneciera, con dos de sus matones favoritos, Hidan y Kakuzu, Hidan había noqueado a su padre y lo había amordazado mientras Kakuzu había tomado del pelo a su madre y la había arrastrado hasta los pies de la serpiente, este le había pateado el rostro y el tórax, a Shikamaru le hubiera gustado decir que salió valientemente en defensa de su madre sin importarle las consecuencias, pero lo cierto era que estaba demasiado asustado, era apenas un niño, y todo había pasado demasiado rápido, se había congelado del miedo y había visto en primera fila como Orochimaru y sus secuaces golpeaban a su amada madre, ni siquiera cuando su padre despertó de su letargo y le grito desesperadamente que huyera pudo hacerlo reaccionar, solo fue hasta que Orochimaru disparó en la cabeza de su madre que este reacciono, cuando su madre yacía muerta en el piso de su casa en medio de un charco de sangre, todo se volvió borroso frente a él, los oídos le zumbaban y su cabeza punzaba, su corazón latía desbocado y las manos le sudaban, los gritos de dolor de su padre apenas y sonaban en segundo plano, casi como una banda sonora a esa terrible escena, volteó a ver a su padre buscando ayuda, pidiendo casi a gritos que le dijera que era una mentira, que nada de eso estaba pasando, si se lo decía su padre es porque debía ser verdad, pero no, Nara Shikaku estaba retorciéndose en el suelo de dolor, de angustia, berreaba en un dolor tan intenso como el de Shikamaru, lo siguiente fue lo que marcó el destino del Nara menor, miró al ejecutor de su madre, con un odio intenso y acido, quería gritarle, exigirle respuestas, ¿por qué demonios lo había hecho? ¿Qué le habían hecho ellos? Estaba temblando del coraje, de la más pura ira, de la tristeza, pero la serpiente le devolvía una mirada siniestra, en aquellos ojos amarillos Shikamaru no pudo atisbar el mas mínimo resquicio de culpa, ni siquiera indiferencia, el muy bastardo se divertía, se divertía de verlos sufrir, de destruir vidas, de verlos retorcerse en el suelo entre lágrimas y gritos de dolor, el muy bastardo se reía y sus matones se reían a la par, más allá de ese momento, no recuerda nada, ya que Hidan le había golpeado en la cabeza y había perdido el conocimiento, lo siguiente que recuerda era una celda mugrienta, Orochimaru y sus matones los habían secuestrado y separado de su padre; a partir de ese momento su vida se convirtió en un infierno, Orochimaru había reconocido su inteligencia, y como era un hombre visionario no solo lo obligo a jugar Shogi en campeonatos, le obligo a usar su aguda mente para adivinar resultados en carreras, de manera que siempre apostaba al ganador, aun cuando este intentase revelarse y daba los resultados incorrectos, Orochimaru le daba tales golpizas que su sentido de conservación le impedía seguir engañando a su bastardo captor.

Shikamaru vivió en ese infierno poco menos de un año, hasta que alguien peleó en nombre de todas las víctimas de la serpiente blanca y la derrotaron, no presenció  la batalla aunque hubiera querido, en ese momento sencillamente aprovechó la confusión y huyó del lugar tan rápido como sus débiles piernas se lo permitieron, aun ahora intenta recordar que tanto corrió ese día, pero todo lo relacionado a su escape de la guarida de la serpiente le resulta borroso y difuso, como si fuera demasiado doloroso y su mente intentando protegerlo hubiera borrado esos recuerdos, en algunas de sus pesadillas sueña que corrió por días enteros en medio de la confusión y conmoción, soñaba que corría en medio de los cadáveres que había dejado Orochimaru durante tantos años, soñaba que pisaba la cara de su madre al correr, y que tropezaba con el cuerpo inerte de su padre, cuando despierta de esa pesadilla le dan unas tremendas ganas de vomitar,  odia a su yo del sueño, por no ver a sus padres, por no darles una sepultura digna, por no haber pensado en ellos un solo instante mientras intentaba salvarse a toda costa.  Corrió tanto hasta llegar a unos suburbios, no sabía dónde estaba, pero si sabía que la carrera, la falta de sueño y la desnutrición le estaban pasando factura, se desplomó, se sorprendió al sentir que el suelo no estaba tan duro como pensó, se había desplomado en medio de lo que parecía un bosque, o una vereda, en todo caso solo se veía vegetación, estaba en un claro, si se esforzaba un poco podía ver el cielo increíblemente azul, todo estaba tranquilo, y hace mucho que había olvidado lo que era la tranquilidad, lo último que pensó antes de caer inconsciente es que no le hubiera molestado morir ahí en ese momento.

Pero las cosas no podían ser tan fáciles, pero por lo menos cualquier cosa era mejor que volver con Orochimaru, una vez despertó lo hizo en una cama, no mullida ni tampoco tibia, pero si más cómoda de lo que alguna vez sintió una cama, se encontraba en una casa, ni muy pequeña ni muy grande, y lo primero que vio al despertar fueron unos ojos carmesí que lo miraban preocupado, era una mujer de cabello negro y piel pálida, un fuerte olor a tabaco desvió su atención de la mujer a la persona que estaba detrás, era un hombre alto y fornido, que lo miraba con ojos preocupados mientras fumaba un cigarrillo, aquellas personas eran Kurenai y Asuma Sarutobi, tenían una casa cerca del lugar donde se había desmayado, y al verlo ahí tirado no dudaron y le rescataron, era apenas un niño ¿cómo podrían dejarlo a su suerte para morir ahí? Le recogieron y le trataron como un hijo, de hecho fue Asuma quien descubrió la afinidad de Shikamaru a las sombras, una afinidad que solo le pertenecía a las familias puras, lo cual extraño bastante al mayor, pensaba que estas familias – como la suya – habían ido desapareciendo, o debía ser que hace mucho no entraba en contacto con otros Afines hace mucho tiempo.  Ellos habían pertenecido al grupo Namikaze, y tras la derrota de la serpiente y el reciente embarazo de Kurenai habían decidido dejar atrás la vida de pandillas y asentarse. Al enterarse de que Shikamaru fue víctima de las atrocidades de la serpiente decidieron acogerle.

Asuma entrenó a Shikamaru para que este pudiera defenderse en caso de que algo pasara, era un prófugo después de todo y aunque Orochimaru al parecer ya no estaba en el mapa, ellos vivían en un mundo de pandilleros y afines,  y así sería siempre, debía volverse fuerte, entre más mejor.

Pasado casi un año, llegaron terribles noticias, Minato y Kushina Namikaze, famosos por haber derrotado y destronado a Orochimaru, habían sido asesinados, se desconocía quien había sido el autor del crimen, pero fuera quien fuera no había tenido piedad ni siquiera con el pequeño hijo de estos, el cual también había sido asesinado a la tierna edad de 3 años.  La gente podía decir lo que quisiera, podía tragarse eso de que no se sabía quién lo había hecho, pero Shikamaru no, él no era idiota, y él sabía que Orochimaru pudo haber sobrevivido a aquello, fuera lo que fuera, y había cobrado venganza, la serpiente estaba viva, y aquello solo le daba escalofríos. El Nara le contó sus preocupaciones a Asuma y a Kurenai, estos sabía que Shikamaru contaba con un intelecto muy elevado y un sentido de la percepción increíble, así que no dudaron en ningún momento de la veracidad de sus hipótesis, no podían hacer mucho más que estar en guardia y entrenar a Shikamaru más intensamente.  La tragedia llego el día que Hidan y Kakuzu buscando a su pequeña mina de Oro habían mataron a Asuma, había muerto tratando de proteger a Kurenai y sus hijos – ya incluía a Shikamaru en su familia oficialmente – su muerte fue un golpe tan duro como la muerte de su madre. Por un momento Shikamaru pensó que podría volverse loco de tanto dolor. Kurenai los toma a él y a su hijo y se los lleva lejos, escapan de allí y se refugian en los bosques de un suburbio lejano, durante días Shikamaru es un cascaron vacío, apenas come y no habla, Kurenai está preocupada, pero esta también tan triste que no puede hacer mucho más que llorar junto a él, y su pequeño hija sintiendo también la falta de su padre, llora casi todo el día.

Aproximadamente dos meses después del suceso Shikamaru despierta de su letargo, él es ahora el hombre de la casa, y debe ver por Kurenai  y la pequeña Mirai, uso su increíble intelecto para ganar todo el dinero posible en apuestas, y así de alguna forma salir a flote,  como segunda instancia debe volverse más fuerte, ya que encontrará y matará definitivamente a Hidan y Kakuzu, sabe bien que no tiene posibilidad contra Orochimaru, además de que es virtualmente imposible localizarlo, así que de momento  se conformaría con esos dos. Sus entrenamientos los sigue con Kurenai quien también es una  Afín de temer. Recién cumplidos los 7 años, Shikamaru ya sabe ocultar su presencia a la perfección, como sensor es decente con un rango de 30 metros, y su manejo de las sombras ha excedido las expectativas de Kurenai, todo aquello combinado con su aguda mente, hacían que Shikamaru se sintiera lo suficientemente confiado para hacer frente a los dos ex matones de la serpiente… cuan equivocado estaba.

Encontrarlos no había sido difícil eran unos imbéciles después de todo, ese día Shikamaru comprobó que fue demasiado egocéntrico e ingenuo, Hidan y Kakuzu le dan la paliza de su vida, y Shikamaru y es apenas capaz de huir, sin saber que los matones le estaban rastreando y él los estaba llevando directamente con Kurenai y Mira. Y no solo le perseguían los dos brutos, había un tercero que le perseguía también.

Una vez llegó gritó el nombre de Kurenai en busca de ayuda, ya que estaba increíblemente mal herido, la mujer comenzó a tratarlo como pudo, pero les urgía ir a un hospital, ya que por más primeros auxilios que supiera, e incluso una que otra técnica de curación con chakra, no podía curar una costilla rota o una hemorragia interna, así que le tomo como pudo y con su hija a la espalda salió de la casa, sin esperar al par de matones fuera de ella, a la ojiroja el alma se le fue al piso y Shikamaru no podía sino culparse y morderse los labios hasta sangrar, había cavado sus tumbas, Kurenai le entregó a Mirai y se abalanzó contra el par, atacándolos, él la apretó contra sí.

La pelinegra no era oponente para esos dos monstruos, y era evidente que perdería en cualquier momento, cuando iba a ordenarle a Shikamaru que huyera con la bebé, algo sucedió… Hidan había sido tacleado por algo… Shikamaru lo vio en cámara lenta… había sido un niño, un niño había salido de entre los árboles y había tumbado a Hidan de un solo golpe. Todo sucedió demasiado rápido, el niño en cuestión había acabado con Hidan y ahora peleaba con Kakuzu, Kurenai no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando, solo sabía que tenían una oportunidad de huir de allí, pero Shikamaru no se movía, estaba absolutamente encandilado con aquel chico, quien ahora interrogaba a Kakuzu.

-          ¿Dónde está? ¿Lo sabes?

-          ¿Qué te hace pensar que te diré algo mocoso? – la respuesta no le gustó nada al chico rubio y quebró el brazo derecho del matón quien intento sofocar el grito de dolor

-          ¿Quieres que te pregunte otra vez bastardo? – no había duda de que el chico estaba muy cabreado.  -  Ya sé que la víbora sigue viva, ahora dime matón de cuarta, ¿dónde está?

-          Que te den niño idiota – mala respuesta, el chico rubio arrancó el brazo completamente,  y esta vez no hubo manera de que Kakuzu ahogara el gemido de dolor. - ¡Bien! ¡Escucha! No sabemos nada de la serpiente esa, de verdad pensamos que estaba muerta, pero todo el mundo sabe que nadie más puede estar detrás del asesinato de los Namikaze, pero lo hizo solo ¡Nosotros no tenemos ni idea de donde está el muy bastardo!

-          ¿Entonces no sabes nada? – pregunto el rubio con voz lenta que destilaba peligro.

-          No.

-          Pues entonces no me sirves. ¡Señora! – llamó el niño a Kurenai.

-          ¿Ah? – la pelinegra se veía conmocionada, ese chico debía ser menor que Shikamaru… y parecía un peleador completo, curtido por varios enfrentamientos… y su chakra… todo en ese niño rubio gritaba “no te metas conmigo o mueres”

-          ¿Este hombre le ha hecho algo a usted o a su familia?

-          M-m-m-ma-mató a mí esposo. – dijo como pudo.

-          Entiendo – dirigió su mirada otra vez al cuerpo bajo él -  destruiste una familia, eres una escoria… - dijo y alzó su mano, Kurenai alcanzó a ver levemente como reunía chakra en aquella mano.

-          ¿Ah? – Kakuzu no lo vio venir, el pequeño rubio atravesó su pecho con su mano desnuda directo al corazón, una muerte limpia y rápida.

Ni Kurenai ni Shikamaru lo podían creer, aquel niño había acabado con su tormento, había tomado venganza por ellos, y ahora el chico muy orondamente trataba de limpiarse la sangre de su pequeño bracito, ese niño es un demonio pensó Shikamaru en aquel entonces, pero justamente por aquella época no estaba muy lejos de la verdad. Luego de aquello Kurenai invitó al pequeño a lavarse dentro de la casa, y luego le dio algo de comer.

-          ¿Cuál es tu nombre, pequeño? – preguntó suavemente Kurenai.

-          Namikaze Naruto – respondió mirando indiferentemente hacia otro lado.

El dato sorprendió en demasía a los dos pelinegros, ¿el hijo de los Namikaze estaba con vida? Todo el mundo lo consideraba muerto, y después de un año sin saber nada de él aparecía tan campante, con apenas cuatro años y ya mataba tan fácilmente, a Kurenai le pasó un escalofrío por la espalda, aquel pobre niño debió haber sufrido mucho.

-          Me imagino Naruto-kun que quieres encontrar a Orochimaru y matarlo por lo que le hizo a tus padres ¿verdad? –preguntó con todo el tacto posible.

-          ¿Cómo lo sabe señora?

-          Porque si yo estuviera en tu lugar querría hacer lo mismo. – dijo conteniendo una sonrisa, por un momento vio la cara sorprendida y maravillada que debía tener todo niño a esa edad.

-          Quiero matar a ese bastardo, no solo por mis padres, he visto a las víctimas que dejó, familias enteras destruidas por su avaricia... no quiero que alguien como él siga vivo. – dijo melancólico el pequeño rubio.

Tanto Kurenai como Shikamaru miraban sorprendidos a Naruto, era tan pequeño y a la vez tan decidido, y al mismo tiempo se veía que detrás de esa coraza de decisión y frialdad había un niño, como cualquier otro, que buscaba cariño y compañía.

-          Naruto – le llamó Kurenai dulcemente.

-          ¿ah?

-          ¿Planeas derrotar a Orochimaru solo?

-          ¡Sí! – contesto enérgico, a lo que Kurenai le dio un pequeño golpe en la frente

-          ¡No!

-          ¿Cómo qué no? – gritó el rubio, Shikamaru se puso alerta, pero en Naruto no había ni la más mínima intensión de atacar.

-          ¡Debes ser más inteligente Naruto-kun!

-          ¿Cómo es eso?

-          La razón por la que esa serpiente era tan fuerte era por la gente que le seguía, gente que creía fervientemente en los ideales de ese tipo, entre todos eran más fuertes, y le daban en poder a Orochimaru. Tú eres hijo de Kushina y Minato Namikaze, líderes de la zona norte, mi esposo y yo fuimos parte de su pandilla, ellos eran muy fuertes Naruto-kun, por si solos eran muy fuertes, pero cuando estaban con su gente eran mucho más fuertes, juntos somos más fuertes Naruto, eso hasta Orochimaru lo comprendía.

-          Entonces… ¿qué debo hacer? – preguntaba el rubio al borde de las lágrimas.

-          Busca personas cómo tú, personas que puedan llegar a ser fuertes, personas que te hagan fuerte, personas con historias detrás que te inspiren a seguir, que compartan tus metas e ideales, personas a las que puedas llamar hogar, y pelea por ellos, tú mismo lo dijiste ¿verdad? Orochimaru acabó con familias enteras… busca a los sobrevivientes y restaura la zona norte, hazla tu territorio, aún debes crecer y madurar Naruto-kun y estoy segura que formando una pandilla lo lograrás. – a estas alturas el rubio ya estaba llorando en los brazos de Kurenai.

-          Está bien, me esforzaré ¡Lo prometo! ¡Y yo nunca retrocedo en una promesa! – el pequeño sonrió de oreja a oreja, encontrarse con esas personas había renovado sus fuerzas, enfocando detrás de Kurenai vio fijamente  a Shikamaru quien se crispó por aquella mirada.

-          ¡Hey tú! – gritó el rubio como si el pelinegro no estuviera a menos de un metro de distancia.

-          ¿Por qué gritas?

-          Tu padre fue asesinado por esos dos matones de Orochimaru ¿verdad?

-          ¡No lo digas tan a la ligera moco…

-          ¡Únete a mí! – le interrumpió sonriendo.

-          ¿Ah?

-          Me lo debes, yo los maté por ti….

 

Definitivamente Naruto hacía lo que quería desde que era un puto crio, no le gustaba mucho recordar ese tipo de cosas, pero todo aquello le había conducido a conocer al rubio, y estaba extremadamente agradecido por ello, ahora que todos habían crecido tenían más claro que nunca que debían acabar con la serpiente que tanto daño les había hecho, y más aún ahora que este había decidido comenzar a moverse de nuevo y la amenaza prometía ser grande.

Naruto les había prometido que la llegada del Uchiha no comprometería los avances de sus planes, pero al parecer los Uchiha – y no solo pelo de cacatúa – estaban más metidos en aquel embrollo de lo que habían pensado, si lo que habían encontrado en la mansión Uchiha era verdad… las cosas podían ponerse peor de ahora en adelante.

 

 

 

-//-

 

 

 

-          ¿Ya por qué vienes con esa cara Naruto? ¿Ahora si vas a terminar el trabajo de antes y vas a matarme? – preguntaba el Uchiha enojado ¡Que no tenía ni idea que había hecho mal!

El rubio trataba de calmarse, ha estado así de enojado por casi dos días y ahora sabe con demasiada claridad que el Uchiha no hecho nada mal, había sido astuto…si, había jugado un poco sucio… también, pero nada que ameritara tan golpiza y tal enojo de su parte, y cuando dio a la tarea de analizar el porqué de su enojo, lo que encontró le helo la sangre.

-          Vengo a decirte que lo siento – dijo ya con los ojos de su hermoso color azul.

-          ¿Eh? - ¿acaso había escuchado mal? ¿Aquel espartano le estaba pidiendo disculpas?

-          Lo siento… creo que se me fue un poco la mano, me enojé sin saber la historia completa y te di una paliza inmerecida, por eso lo siento.

-          Espera… ¿ya sabes la historia completa?

-          Si… le pediste a tu hermano que sacara el sello por ti. Mal hecho Sasuke.

-          Espera… ¿entonces realmente por qué me golpeaste? En ese momento no sabías lo de mi hermano…

-          Y aunque lo hubiera sabido no te hubiera apaleado de esta forma… lo siento.

-          Entonces ¿Por qué?  ¡Maldita sea! – Sasuke no entendía nada, ¿Naruto sabía lo de su hermano? Pero lo había casi matado por otro motivo… ¿Qué demonios estaba pasando?

-          Pensé… pensé… que nos habías traicionado, fue solo un pensamiento fugaz que atravesó mi mente, pero se apoderó de mí y tuve tanto que miedo por un momento que la ira se esparció ...

-          ¡Para tu carro, rubio! ¿Creíste que YO te traicioné? ¿Cómo en el nombre de Mike Tyson creíste que yo te traicionaría?

-          El día anterior te fuiste muy enojado conmigo, y pensé que estabas cediendo a la presión del entrenamiento…

-          Rubio… pensaste demasiado las cosas ¿sabes? – se rio un poco el azabache, era inusual ver a Naruto con aquella cara – ¿por qué te preocupó de esa manera?

-          Creo que es por el hecho de que decías que sentías cosas fuertes por mi, pero si diciendo eso me hubieras traicionado creo que hubiera estado muy dolido…

-          No creí que algo como eso te importara… - dijo mirando hacia otro lado hasta que… - ¡Espera! ¡¿Por qué te importan cosas como esas!? Pensé que mis sentimientos no llegaban a ti de la manera que quería…

-          Yo también pensé eso… - dijo sentándose en la cama de Sasuke con nerviosismo.

-          Definitivamente para entenderte hay que mandar la lógica y la razón bien lejos ¿Sabías eso rubio? – dijo antes de jalarle del brazo y besarle profundamente.

Para su sorpresa el rubio le devolvió el beso con la misma intensidad.  Si estoy soñando, que no se les ocurra despertarme. Fue el último pensamiento coherente del Uchiha hasta que Naruto metió su lengua buscando la suya.

 

Notas finales:

No se emocionen mucho! Aún les falta camino a esos dos ;)


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