Sasuke realmente pensaba que el tan famoso entrenamiento de Naruto sería algo que le haría sudar la gota gorda… que equivocado estaba… no estaba sudando ¡estaba cambiando a estado líquido y el muy maldito solo se reía quedito! La primera semana no tuvo que hacer gran entrenamiento físico, Naruto le había dicho que para poder salir a hacer entrenamientos en otros lugares a parte de la casa debía aprender a esconder su presencia, de otra manera los sensores de la familia Uchiha lo encontrarían y todos los planes se irían al diablo, la teoría que le dieron Iruka y Nagato era relativamente fácil de entender, Sasuke ya había estudiado previamente como era que las habilidades de los sensores funcionaban, aunque nunca se había dado a la tarea de ocultarse de ellos, nunca pensó que realmente necesitaría algo así, ahora mientras se le iba el alma intentándolo se daba cuenta (otra vez) de lo ingenuo que había sido todo ese tiempo. Esconder la presencia se basaba en la energía interior la cual se llama chakra, cada usuario de afinidades tiene un chakra especial y completamente diferente a la del resto, casi como una huella digital, y entre más se explotase la afinidad, el chakra y por tanto la presencia del usuario eran muchísimo más marcadas, a Sasuke se le infló el pecho como un pavo real cuando supo que su chakra y presencia eran particularmente fuertes, pero ahora cuando el rubio lo golpeaba por no poder mantener la concentración y dejaba salir su presencia, deseaba tener un poquito menos, comentario gracias al cual Naruto le dio una patada en el estómago que lo dejó tendido un par de minutos. Ocultar el chakra hasta volverlo indetectable era básicamente aprender a sentir el centro de chakra principal y redirigir todo el chakra a ese lugar, obviamente la teoría resultaba fácil, en la práctica, le tomó exactamente siete días para lograrlo, siente infernales días, y apenas empezaba.
Para demostrar que había dominado este paso del entrenamiento, Naruto le asignó una misión.
- ¿qué putas dijiste dobe? – preguntó perplejo.
- ¿Eres sordo o te haces? – replicó impaciente – dije que mañana irás a tu instituto y recibirás clases como si no hubiera pasado una mierda, pero tienes que ocultar tu presencia todo el tiempo, estarás ahí pero nadie de tus viejos compañeros puede darse cuenta ¿entendido? Tienes que lograrlo durante una semana, al final de la semana tienes que congelar tus estudios, si te descubren te las arreglas solo para volver aquí sin que te persiga absolutamente nadie - esto último lo dijo con tal tono de amenaza que Sasuke solo atinó a asentir. – Muy bien, ¡Chouji! – gritó Naruto llamando al cocinero.
- Dime Naru – dijo llegando apresurado a la sala de entrenamiento donde se encontraban.
- Desde mañana el teme irá a la escuela a practicar, será durante una semana, encárgate del bento, algo nutritivo, nada de calorías innecesarias ¿vale?
- Como tú digas Naru, ¿eres alérgico a algo Sasuke? – preguntó con una sonrisa el gordito.
- No, no, a nada. – el Uchiha estaba un poco conmovido, solo un poco.
- Bien Uchiha, descansa, mañana te espera un día pesado, y recuerda debes estar atento a todo.
No es que no confiara en que lo había logrado o no, pero no podía irse con ropa muy llamativa al instituto o podría ser notado, así que se vistió con un abrigo negro de cuello alto con capucha que le cubría casi todo el rostro, y unos pantalones negros algo holgados. Al salir de la casa Chouji lo esperaba para darle el bento, el gordito le caía bien, él, junto con Hinata e Iruka habían sido los únicos que no se habían burlado ni una sola vez de su situación actual y le miraban como si realmente entendieran por lo que estaba pasando.
Llegar a la escuela le tomo una hora, estando está en la zona sur y la casa del rubio en la zona norte, tenía que cruzar la ciudad casi que de punta a punta, pero se sintió satisfecho de que nadie en el tren ni volteara a mirarlo, e incluso cuando alguien tropezó con él, miro confundido a todos lados como si aun estando frente a frente, no pudiera verlo. Primer reto cumplido con éxito. Llegar al instituto lo puso más nervioso de lo que quisiera admitir, ahora volvía a estar en el territorio de su pandilla, y muchos lo conocían y en el círculo interno de su padre se encontraba tío Obito, quien era un sensor con años de experiencia, no estaba seguro de poder escapar de él si perdía la concentración y dejaba escapar así sea un mínimo de su presencia, aunque Obito siempre estaba cerca de su padre y no creía que rondara por el instituto, en ese momento la preocupación más cercana era Karin, la sensor del que alguna vez fue su círculo interno, menos mal no estaban en la misma clase. Pudo atravesar la puerta principal sin que nadie le mirara ni un poco, entró sigilosamente a su salón y se sentó en su silla, agradecía estar en un rincón contra la pared de la última fila, nadie lo veía, nadie sabía que estaba allí, ni siquiera Ino que si estaba en su clase.
Así paso el día hasta la hora del almuerzo, había puesto tanta concentración en no dejar salir ni un ápice de su presencia que no había puesto nada de atención a las clases, esperaba que Naruto no le preguntara nada acerca de ellas, que si no estaba bien frito, encontró un lugar para almorzar en la esquina más recóndita de las aulas en desuso, estaba empezando a cansarse y temía tener un desliz en cualquier momento, pero una vez comió el bento que le diera Chouji en la mañana fue como si todo su agotamiento hubiera desaparecido sin dejar rastro ¿esa era comida nutritiva? En la soledad de ese rincón, casi llorando de la satisfacción, Sasuke juró que se pondría a dieta.
El día terminó sin grandes cambios, es decir, ¡éxito absoluto! La sonrisa no se la borraba ni Dios, cuando llegó a la casa, fue inmediatamente a la sala de entrenamiento donde sabía estaba Naruto, en efecto, estaba entrenando con Shikamaru, ahora con un poco más de humildad admitía que cada integrante allá era un poco más fuerte que él, pero había llegado a la conclusión (a base de observación) que Shikamaru y Nagato eran la primera y segunda cola respectivamente, y ver un entrenamiento entre ellos o contra Naruto ¡era como ver una película de Bruce Lee a la n potencia! ¡Eras asquerosamente asombrosos! Aunque seguramente el kitsune y sus colas no eran los únicos peleadores realmente fuertes en Konoha, y a Sasuke le entraba un estremecimiento de pura excitación de solo pensar que se estaba volviendo más y más fuerte día a día, y que algún día podría pelear con Naruto con la misma habilidad de Shikamaru o Nagato.
- Veo que ya llegaste – dijo el rubio mientras enterraba su rodilla en el estómago de Shikamaru dejándolo en el suelo retorciéndose dando así por ganada la contienda.
- Primer día exitoso. – respondió arrogante.
- ¿Notaste algo raro o diferente? – preguntó ansioso.
- No – había estado tan concentrado en sí mismo que no había reparado mucho en el resto.
- Pues entonces hoy no fue un día completamente exitoso. – dijo dándose la vuelta restándole importancia.
- ¿A qué te refieres? – pregunta enojado – ¿se supone que tengo que notar algo?
- Descansa por hoy Sasuke. Y mañana fíjate más en tu entorno. - dijo para luego acercarse a Nagato y comenzar una pelea de entrenamiento con él.
¡Maldito rubio sádico y espartano! ¡Ni un solo halago ni nada! ¡Nada de bien hecho Sasuke! Si no hubiera estado tan malditamente sexy con esa ropa ligera y lleno del sudor del entrenamiento, que le daban ganas de lamerlo…. ¡¿Qué?! ¡Reacciona Uchiha Sasuke! Se maldecía mentalmente el moreno, no quería tener una erección en pleno pasillo, además era cierto que debía descansar pero… había entendido perfectamente el reclamo, no se trataba solo de esconderse, el hecho de esconder la presencia debía para el espionaje, y de nada servía que no lo notaran si él no notaba su entorno, en efecto había algo que el rubio quería que viera, y no se rendiría hasta lograrlo, tenía una semana para descubrir a que se refería, así que después de la súper nutritiva comida que le pidió especialmente al gordito, subió a la habitación que Naruto le designó y se sentó a practicar, escondería su presencia mientras intentaría sentir la de los miembros de la casa.
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En el primero piso, en la sala de entrenamiento Naruto y los chicos sonreían orgullosos, no sentían la presencia de Sasuke, pero si sentían levemente que alguien los observaba.
- Al parecer el Uchiha entendió. – dijo Shikamaru.
- Pensé que el chico era más musculo que cerebro. – acotó divertido Nagato a lo que el resto respondió con una carcajada.
- Ha avanzado más rápido de lo que pensabas ¿cierto Naruto? – dijo Iruka con una sonrisa suave.
- Si
- ¿Deberíamos entonces preparar el siguiente paso? – preguntó Lee quien estaba ansioso por enseñarle a Sasuke como usar su cuerpo para despertar la flor de la juventud.
- Chicos… - llamó la atención Naruto – en tres semanas entraremos a la mansión Uchiha y robaremos el sello de Sasuke. – el silencio fue general y pesado, todos tenían iguales caras de asombro.
- P-p-pero Naruto aún es muy pronto para él…
- Ya lo viste Shika, Uchiha está volando, pronto será necesario su sello para continuar con su entrenamiento – dijo con una sonrisa prepotente el rubio – Shikamaru, Nagato, mis más fuertes chicos – alago que dejó a los mencionados un poco sonrojados y con el corazón un poquito acelerado.
- Dinos.
- Ustedes prepararán la misión, Sasuke está incluido en ella, Konan irás como apoyo de Nagato, Neji irás como apoyo de Shikamaru. – los mencionados asintieron, emocionados por un poco de acción.
- ¿Qué harás tú Naru? – preguntó Lee.
- Yo voy tras la serpiente – dijo y para el resto de los chicos sonó a sentencia de muerte.
- No puedes… - empezó a replicar Kiba.
- Claro que puedo… aprovecharé el conocimiento de Sasuke de la mansión y encontraré información sobre él.
- Ni se te ocurra hacerlo solo – replicaron al tiempo Shikamaru, Nagato y Neji con rostros realmente serios.
- Por supuesto que no – dijo jocoso, aligerando un poco el ambiente – aun me falta afinar un par de detalles, pero Kiba, Lee y Chouji vienen conmigo, y nuestro contacto fuera, por si cualquier cosa llega a salir mal serán Hinata e Iruka. ¿entendido chicos? – dijo con voz de mando.
- Si – respondieron todos, aunque un poco nerviosos, esa era la vida que había aceptado cuando decidieron seguir a Naruto.
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Los siguientes dos días fueron terriblemente difíciles para Sasuke, seguir ocultando su presencia mientras trataba con todas su fuerzas de estar atento a su entorno estaba costándole el alma, pero iba entendiendo un poco a lo que el rubio se refería, sentía que una presencia conocida lo miraba, una presencia que se escondía brevemente, era como si se dejara ver por momentos para que supiera que estaba ahí, al tercer día logro identificarla, era Chouji, cuando lo enfocó por primera vez este le sonrió maravillado con una mueca bonachona, contarle ese avance a Naruto quedaría en su memoria toda la vida, el rubio le había visto con una sonrisa ancha de puro orgullo, y le había palmeado la espalda con aprobación (tal vez con demasiada aprobación) y por primera vez le había dicho un escueto pero lleno de sentimientos “bien hecho teme”. El resto de los días, fueron como si Sasuke ya no necesitara concentrarse para ocultar su presencia, lo hacía ya de manera tan natural que podía prestar atención a todo a su alrededor, de esa manera se dio cuenta que su padre le estaba buscando como lunático, Karin, Sakura e Ino solo hablaban de él, comentando cuanto lo extrañaban y lo preocupadas que estaba por él, Suigetsu se deshacía todos los días en insultos hacía el azabache, ya que fue él junto con Juugo quienes habían descubierto la información de su última movida conocida: las putas y el alcohol, Suigetsu exclamaba a grito herido que Sasuke se podía morir de herpes, sida y se le podía caer el pito e irse al demonio por haberlos abandonado así, Juugo aunque no dijera nada estaba de acuerdo con su compañero, los dos estaban terriblemente preocupados por la desaparición de su líder, y a Sasuke se le arrugaba un poquito el corazón, él también los extrañaba, pero ahora tenía una meta con Naruto, y planeaba alcanzarla (no admitiría que quería seguir al lado del déspota Kitsune).
Acabado el día viernes Sasuke fue a las oficinas administrativas del instituto y saco sus expedientes y sus papeles y canceló su año escolar y congeló sus estudios, tal como le dijo Naruto, solo era cuestión de robar la estampa oficial del director e imprimirla en el papel de dimisión, una tarea francamente fácil con sus recién adquiridas habilidades, pero cuando iba a salir oficialmente del instituto se topó con la única persona a la cual realmente extrañaba desde el fondo de su corazón: su hermano mayor Itachi, seguramente estaba allá buscándolo, preguntando por él, y se le formó un nudo en el estómago, quería ir a saludarlo, decirle que estaba bien, que estaba aprendiendo mucho de un rubio espartano y sexy, que no pusiera esa cara… el momento de sentimentalismo le costó que Itachi se fijara en él, le miro directo a los ojos, menos mal no había sido tan ingenuo y aún tenía la capucha y el cuello alto que le ocultaban el rostro, pero no podía quedarse ahí así que echó a correr, Itachi inmediatamente corrió detrás de él, mientras huía Sasuke se daba golpes mentalmente ¡genial, simplemente genial, el último día y la cago en forma! Corría con todo lo que le daba el cuerpo, sin descuidar nunca el dejar escapar su presencia, si Itachi estaba ahí no sería nada raro que Obito o Kakashi también estuvieran cerca, y no quería cagarla más.
Itachi le seguía de cerca ¿quién era ese tipo a quién a duras penas podía sentir? Solo pudo darse cuenta de su presencia ya que este le había estado mirando fijamente durante un tiempo, podía deducir que no era un miembro de Taka, ellos no necesitaban esconder su presencia en su propio territorio, además que no sabían cómo ya que era un conocimiento avanzado que se basaba en el manejo del chakra, nadie en Taka sabía cómo hacerlo, definitivamente tenía que ser alguien de fuera, pero se le hacía muy difícil seguirlo, si lo perdía de vista seguramente ya no lo encontraría ni aunque estuviera a un par de metros.
Sasuke corría como alma que la llevaba el diablo ¡maldita la hora en la que se dejó llevar por sus sentimientos! tenía que perderlo, ¿pero cómo demonios lo haría? ¡Nunca le había ganado a Itachi en nada! Antes de darse cuenta, alguien había detenido su carrera y lo había arrastrado a un callejón tapándole la boca e inmovilizándolo, por un momento el corazón casi se le sale del pecho del susto.
- ¡Casi lo arruinas todo teme! – gritó en un susurro Naruto, el corazón de Sasuke se aliviano un poco, estaba a salvo.
Itachi pateó un bote de basura con frustración ¡Lo había perdido de vista! Como si se hubiera esfumado en el puto aire, eso era sospechoso, mucho, ya lo investigaría en su momento, por ahora volvería a la escuela de Sasuke, debía averiguar todo lo posible sobre su hermanito.
El Uchiha menor respiraba entrecortado, y no es que el rubio estuviera ayudando mucho, ya que este apretaba su cuerpo contra la pared mientras le tapaba la boca, estaban muy cerca y se estaba poniendo nervioso.
- Eh… Naruto… a menos que tu intención sea provocarme una erección, creo que ya puedes alejarte un poquito de mí. – el kitsune se alejó solo un poco, por precaución.
- Chiquillo hormonal – fue lo único que dijo para alejarse del todo y hacer seña de que le siguiera, por ahora volverían a casa.
Luego de aprender a esconder su chakra a la perfección, comenzaron los entrenamientos físicos, al azabache le dolían músculos que ni siquiera sabían que podían doler.
- El primer paso para el entrenamiento físico es fortalecer los músculos. – dijo Naruto el primer día de entrenamiento físico.
- Parece que no lo notas – dijo Sasuke con tono prepotente – pero estos músculos están bastante fuertecitos – alegó mientras hacía una cómica pose de chico playboy. A Naruto le salto una vena en la frente y le lanzó un golpe a la cara, que sorpresivamente el azabache logro evadir con sonrisa arrogante. - ¡Já! – dijo con orgullo.
- No tan rápido principito – dijo Naruto con una sonrisa confiada, a pesar de que estaba gratamente sorprendido que el Uchiha hubiera evadido ese primer golpe, aún era un chiquillo confiado, así que ajusto un poco la velocidad y le propinó un buen golpe en la nuca que puso al azabache de rodillas en el suelo por el dolor. – De pie teme.
- Estoy viendo colorcitos rubio, dame un…
- Dije ¡de pie! – reiteró con tono de voz imperativo, al azabache le recorrió un escalofrío por toda la espalda, que lo obligó a pararse derecho. – Muy bien, ahora teme, tus músculos en efecto son fuertes, pero no estás acostumbrado a usarlos a la par del chakra, una vez utilizas tu afinidad, detienes el movimiento de tus músculos, ya que no estás acostumbrado a usarlos en armonía, eso es lo que tienes que aprender primero.
- Entiendo – dijo Sasuke ya más serio.
Aquel entrenamiento fue tan intenso que se dislocó un hombro, el dolor era bastante intenso, y se sentía horriblemente frustrado, tendría que esperar a que su hombro sanara para poder seguir con el entrenamiento, cuando se quejó por ello Naruto le vio con cara malvada y le apretó tan fuerte el hombro que el azabache pensó que se desmayaría del dolor, pero esas cinco semanas con el rubio, Sasuke ya había aprendido que este nunca era sádico sin motivo, así que aguantó lo mejor que pudo el intenso dolor provocado por el kitsune, para cuando este le soltó, el azabache movió su hombro sorprendido de que no le dolía absolutamente nada, como si no le hubiera pasado nada.
- Pensé que besarías el suelo a causa del dolor – dijo el rubio entre jocoso y orgulloso.
- Para que vayas viendo – dijo aún más orgulloso, en ese momento entró Hinata, Sasuke ya la reconocía como la ayuda médica de la pandilla del rubio, no es que no le agradara, pero era tan dulce y amable que sentía que en cualquier momento vomitaría un arco iris solo de verla.
- ¿Lo curaste tú Naruto-kun? – preguntó ofendida. Detrás de ella iban llegando Konan y Nagato.
- Yo solito – el Uchiha levantó una ceja ante la expresión ofendida de Hinata y la risa contenida de Konan y Nagato.
- La próxima vez que se lastime me lo dejas a mi Naruto-kun, si lo hubiera hecho yo no tendría esa cara.
- ¿A qué se refiere Hinata-san? – preguntó confundido el azabache.
- A que Naruto es muy bueno curando, pero le gusta hacer que duela hasta el demonio, Hina es una florecilla de campo, si lo hubiera hecho ella ni lo hubieras sentido – dijo Nagato explotando en carcajadas divertidas siendo acompañado por Konan.
- ¡Retiro mis pensamientos, eres un maldito espartano hijo de puta! – dijo Sasuke enojado saltándole encima y persiguiéndole.
- ¡Son los pequeños placeres de la vida teme! – dijo mientras suspiraba satisfecho y evadía los golpes y patadas con facilidad.
Mientras tanto Hinata, Nagato y Konan reían resignados, su líder ya le había tomado cariño a ese impertinente y testarudo pelinegro, solo esperaban que el Uchiha supiera corresponder con gratitud todo lo que Naruto estaba haciendo por él.
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Sasuke dormía a pierna suelta, así que Naruto entró sin ningún tipo de prevención en el cuarto y lo vio dormir, el rubio a veces sí que se sorprendía de sus instintos, no de una manera arrogante, sino una de verdadera sorpresa, había tenido un presentimiento con el Uchiha, desde la primera vez que lo vio en ese callejo pretendiendo actuar como un príncipe al rescate de la inútil princesa, sabía que debía dirigir a Sasuke, que él sería importante en su vida y en la de todos de alguna manera, no como si pudiera asegurarlo al 100%, pero así lo sentía. Suspiró un poco, quien diría que en su búsqueda de la serpiente se encontraría con tal sorpresa, ya que en efecto el Uchiha estaba superando sus expectativas, el azabache era de rápido aprendizaje y de pensamiento agudo, con un poco menos de arrogancia y más concentración y no habría quien lo parara, sin darse cuenta ya se había acercado a la cabecera de la cama e involuntariamente había comenzado a acariciar el cabello azabache del chico dormido frente a él, solo se dio cuenta de sus acciones cuando el Uchiha despertó, este lo miraba intensamente, con una mirada cargada de sentimientos, Naruto nunca lo admitiría pero en ese momento sintió que su corazón dio un brinco, Sasuke había llevado una mano delicadamente a la nuca del rubio, y con aun más delicadeza y suavidad estaba acercando la cabeza de este hacía si, buscando juntar sus labios, y Naruto por primera vez se estaba dejando llevar.
- Naruto… – jadeó Sasuke extasiado por el momento, acercando más su boca a la del rubio quien no oponía resistencia.
- ¿Naruto-kun? ¿Dónde estás?
Hinata estaba buscando al rubio, quien se separó rápidamente y salió de la habitación igual de rápido, dejando a Sasuke confundido, triste, pero sobre todo, con el corazón terriblemente acelerado.
- Ahora si es oficial, estoy enamorado del maldito espartano. – pensaba Sasuke derrotado.
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La pared en la oficina de su padre tenía una extraña mancha, casi como si estuviera descolorida o se hubiera caído la pintura, era una mancha de más o menos cuatro centímetros de ancha por dos o tres de alta, era en efecto una mancha muy misteriosa dada la naturaleza perfeccionista de su Uchiha Fugaku.
- ¿Alguna buena noticia? – preguntó el patriarca a su hijo mayor.
- Interrogué a las personas que vieron a Sasuke por última vez – el mayor le miraba fijamente en espera de que continuara – te alegrará saber que en cuanto le dijiste todo eso, Sasuke fue a embriagarse los primeros dos días, luego se fue de putas, el depósito por los servicios sexuales fue la última transacción bancaria registrada – Fugaku tenía los ojos abiertos de par en par por la sorpresa, ¿alcohol y putas? ¿qué demonios había estado haciendo su hijo? Golpeó su cabeza contra la pared, justo donde aquella extraña marca se había formado “sospechoso” pensó Itachi, así que ese era el origen de tan extravagante mancha.
- ¿Algo más? – preguntó el patriarca sabiendo que Itachi aún no soltaba toda la información que tenía.
- Si… alguien suspendió y congeló los estudios de Sasuke en el instituto.
- ¿A qué te refieres? ¡Para que sea válido se necesitan la firma de Sasuke y la estampa oficial del director!
- En el documento de dimisión se encontraban ambas – Fugaku golpeo su frente una vez más contra la mancha… Itachi sospechaba que esta sería aún más grande con el paso de los días.
- Tendré que pedir la ayuda de Orochimaru… – dijo apesadumbrado, el primogénito Uchiha abrió sus ojos en sorpresa e indignación.
- No se te ocurra contactar a esa serpiente, debemos resolver esto por nuestros propios medios. – dijo serio.
- ¿Prefieres que tu hermano menor siga perdido a contactar a la serpiente? – alegó enojado el mayor golpeando su escritorio parándose rápidamente.
- ¡¿Sabes lo que pedirá a cambio esa serpiente rastrera por un trabajo como este?! – la réplica del menor obligó a Fugaku a sentarse de nuevo y masajearse las sienes, su hijo como por variar tenía razón.
- Sigamos buscando.
- Si.
La mancha definitivamente sería del tamaño de un balón de playa próximamente. Y eso que no le había dicho nada del intruso que persiguió esa tarde.