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Lindo Pandillero por Ashura

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Notas del capitulo:

¡No estaba muerta! Andaba de parranda... casi literalmente, me dio un pequeño arranque de locura y me fui de viaje a Japón dos meses, acabando de volver les traigo un capítulo de este fic que me gusta tanto. Espero lo disfruten. 

 

 

 

Itachi estaba nervioso, de hecho más que nervioso estaba aterrado, había logrado escaparse de sus acompañantes, sobornando a la líder de Senju, un par de buenas botellas de Sake y ya la cincuentona ebria cooperaba con él sin queja, así que ocultando su presencia fue al lugar del buzón mágico, la escueta carta obviamente no especificaba una hora, y si sus teorías eran correctas, realmente ese día no se encontraría con Sasuke, por lo menos no iban a hacer un picnic y tomar el té mientras se ponían al tanto del tiempo que estuvieron separados, seguramente su hermanito le habría dejado alguna carta en aquel buzón, y por el bien del pequeño Uchiha esperaba una maldita buena explicación para todo el embrollo en el que los había metido. 


Cuando llegó al lugar de buzón mágico se entristeció un poco, era un lugar lleno de buenos recuerdos, pero ahora el olvido se había apoderado del lugar, las pocas personas que antes vivían allí ya habían migrado a otros barrios y la naturaleza había empezado a comerse aquel lugar poco a poco, lo atacó un poco la nostalgia, de verdad había pasado mucho tiempo, aquel buzón mágico que en sus recuerdos estaba pintado con colores brillantes y se lo veía tan colorido y alegre ahora lo veía descolorido y sin brillo, antes los gatos que bailaban divertidos, apenas y se veían cubiertos por el polvo y el tiempo. Aunque realmente le convenía que el lugar estuviera así de desierto, así esperaba nadie le viera de manera sospechosa. Trató de aguzar un poco sus sentidos, no notaba ninguna presencia, por lo menos no en sus 2 kilómetros de rango, todavía cabía la posibilidad de que alguien estuviera cerca y estuviera escondiendo su chakra, en esos casos Itachi confiaba plenamente en sus habilidades en combate, que vamos, él no era sólo cerebro y una cara bonita, como todo buen Uchiha estaba bien entrenado.

Al meter en su mano en el descolorido buzón mágico encontró lo que buscaba, volvió a aguzar sus sentidos, no había nadie reconocible en metros a la redonda, Itachi soltó un suspiro cansado, no que no se lo esperara pero hubiera querido que fuera distinto, de verdad quería ver a Sasuke. Tomó la carta en su mano y la abrió enseguida.

Consuelo a un corazón herido.

En definitiva Sasuke estaba metido en algo gordo, el muy bastardo. La carta era nuevamente un recuerdo que solo ellos dos tenían, una clave que solo ellos dos conocían, un lugar que nadie más que ellos dos frecuentaban, y solo a una hora posible.

Hace 3 años, Itachi tuvo su primera decepción amorosa, hubo una persona que oso resistirse a los hipnotizantes encantos de Uchiha Itachi, su nombre era Konan, una mujer mayor que él por 5 años, a ojos del Uchiha mayor ella era perfecta, seria, trabajadora, callada e inteligente, un poco fría por fuera, pero si llegabas a conocerla te dabas cuenta que se preocupaba sinceramente por sus cercanos y era bastante amable. Era su subordinada en el trabajo e Itachi sentía con cada día que pasaba que su corazón latía cada vez más rápido cuando se acercaba a ella o se rozaban accidentalmente, la decepción llegó incluso antes de que Itachi pudiera confesar sus sentimientos, Konan un día llego al trabajo repartiendo invitaciones, por supuesto el pelinegro también recibió una, grande y dolorosa fue su sorpresa al ver que era una invitación de matrimonio, Konan se casaba con un hombre llamado Yahiko, por lo que supo después esos dos llevaban juntos casi que desde que eran niños, no había manera de competir con el tal Yahiko. Para ese momento Sasuke aún estaba en escuela media, y aunque ya el tierno niño que mandaba cartas al reino de los gatos ya no existía, su pequeño hermano menor aun sentía un cariño desmedido por él – cada vez que pensaba en eso se le entibiaba solo un poco el pecho  –, así que al verlo tan decaído fue a hablar con él.

-          ¿Qué te pasa? Tienes más ojeras que de costumbre.

-          Ahora no Sasuke, no estoy de humor.

-          Hablo enserio idiota ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas así?

-          ¿Qué? ¿Acaso te preocupa? – estaba siendo borde y lo sabía, pero no tenía ganas de una típica riña con su hermano menor.

-          Por supuesto que me preocupa. – le contestó mirándolo fijamente a los ojos

-          Me enamoré de una mujer que se va a casar con otro – dijo lo más escuetamente posible.

-          Entiendo – dijo apartando un poco la mirada – ven conmigo.

-          ¿Eh? ¿A dónde?

-          Tú cállate y ven conmigo. – Itachi lo siguió fuera de la casa.

Itachi recordaba que ese día caminaron casi una hora, no tenía ni idea de hacía donde demonios iban, y aunque le preguntara a Sasuke este no le respondía gran cosa, un par de gruñidos y un “cállate de una maldita vez y camina”. Que ganas le daban a veces de cargarse a su hermanito. Finalmente llegaron a una pequeña tienda, nada ostentoso, vendían algo de comida, periódicos y revistas, tabaco y alcohol, en resumen: lo típico, una vez entraron el viejo que atendía saludó a Sasuke familiarmente desde detrás del mostrador.

-          Vaya, pero si es Sasuke – lo saludó con una gran sonrisa – Y veo que traes a alguien ¡Eso es nuevo! Nunca traes a nadie.

-          Es mi hermano, viejo, y ahora mismo se carga un buen problema, dame un Consuelo para un corazón herido.

-          ¿De qué demonios estás hablando Sasuke? – preguntó Itachi nervioso

-          ¡Vaya! Debe ser un problema muy serio – el viejo miro a Itachi un poco de lástima mal disimulado y este sintió escalofríos - ¡Sale un Consuelo para un corazón herido! – gritó el viejo enérgico.

-          ¿Qué demonios es este lugar Sasuke? – preguntó Itachi ya perdiendo la paciencia.

-          Una tienda como cualquier otra, tiene de distinto que venden bebidas especiales para todo tipo de sentimientos.

-          Suena un poco cursi ¿sabes?

-          Las bebidas de por aquí solo las conocen unos pocos, pero te garantizan al 100% su efecto.

-          Eso ya lo veremos.

Itachi se arrepintió el resto de su vida por probar ese menjurje de Satán, el sabor era tan fuerte que con solo el primer trago ya se le habían llenado los ojos de lágrimas y sentía unas imperiosas ganas de toser, era una extraña mezcla de amargura y acidez, no que lo pudiera explicar bien en palabras, el líquido era increíblemente espeso y descendió excesivamente lento por su garganta, quemándola al instante. Definitivamente mataría a Sasuke por hacerle beber semejante cosa, o eso pensaba cuando Sasuke después de ver su cara le dijo divertido “¿Bastante malo verdad? Ahora puedes decir que esto es lo más horrible y doloroso  que te ha pasado ¿no?”  ¿Así que ese era el efecto que buscaba esa cosa? Pues en efecto Itachi tenía a esa bebida como su peor recuerdo  y a partir de ese momento pudo olvidar ese “romance” un poco más fácilmente; maldito Sasuke y sus interesantes maneras de animarlo.

Sasuke le estaba diciendo que quería verse con él, en el mismo lugar donde tomó esa abominación, solo esperaba que no hubiera una bebida llamada “perdona a tu hermano por fugarse y casi matarte de la preocupación”.

 

 

-//-

¿Cuánto tiempo se había quedado ya viendo el cielo en ese lugar? A estas alturas a Sasuke ya poco le importaba, lo único que rondaba en su mente era la carta que le había dejado a su hermano en ese buzón que años atrás significó tanto para él, ¿el enviar esa carta podría considerarse traición? ¿O él fue traicionado primero?  Estaba siendo melodramático y lo sabía, Naruto en ningún momento lo había traicionado, solo era un espartano muy acostumbrado a mandar, y él no estaba nada acostumbrado a recibir órdenes, suspiró profundamente, si debía agradecer algo era ese entrenamiento al que estaba sometido ya que gracias a ello podía notar perfectamente como el chakra de Naruto se acercaba sin rodeos a su posición, venía solo así que suponía que quería hablar “pacíficamente” con él, se contuvo mentalmente de suspirar otra vez, ni que fuera una muchachita.

-          ¿Qué haces aquí?

-          Busco a Waldo.

-          Muy gracioso Sasuke. – comentó Naruto serio.

-          No Naruto, tú eres el gracioso, ¿Qué demonios me ves haciendo? – preguntó recostándose en sus antebrazos – Estoy acostado en este pasto siendo miserable, eso estoy haciendo, ¿quieres que te escriba un reporte al respecto?

Naruto ya sabía que lidiar con Sasuke en ese momento iba a ser complicado pero estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no darle un buen golpe al Uchiha, ¡Ese impertinente chiquillo! En momentos como ese le gustaría haber tomado las mentadas clases de respiración que alguna vez Hinata le recomendó.

-          Escucha Sasuke, he venido para que hablemos pacíficamente, para que resolvamos esto de la mejor manera ¿te parece?

-          No quiero hablar contigo ahora rubio – le dijo el Uchiha apartando la mirada y volviendo a perderse en el cielo. Naruto se estaba preocupando seriamente.

-          Necesitamos hablar Sasuke… por favor – las últimas palabras las pronunció tan débilmente que el pelinegro apenas y las escuchó.   

-          No digo que no vayamos a hablar o a arreglar esto Naruto – lo tranquilizó Sasuke – pero no quiero hacerlo en este preciso momento, si lo que crees es que voy a salir huyendo a vagar por ahí o que volveré con Taka estas muy equivocado, solo necesito un descanso para despejar mi mente. 

-          Más te vale mocoso – dijo Naruto sonriendo ya un poco más tranquilo.

-          Pero si hay una pregunta que quiero hacerte Naruto y quiero que me respondas con la verdad – Naruto se tensó, aún era muy pronto para contarle a Sasuke la verdadera naturaleza de sus planes.

-          Dispara – esperaba que no preguntara nada muy específico.

-          Lo que quieres robar de mi casa no es solo mi dichoso sello. ¿Hay algo más verdad?

-          Si – respondió Naruto escuetamente.

-          ¿Es algo importante para mi familia? ¿Algo que les hará daño?

-          Es…

-          ¡No me digas que es! ¡No necesito saberlo! Solo responde sí o no.

-          No – dijo firme mientras miraba a Sasuke a los ojos.

-          Bien, eso es todo lo que necesitaba saber – dijo muy tranquilo volviéndose a recostar en el pasto.

-          Sas…

-          Volveré mañana en la mañana rubio, dame tan siquiera un día libre, maldito espartano… - dijo mirándolo divertido, gesto que le indico al rubio que ya estaban bien y que todo estaba solucionado.

-          Sino estas en la sala de entrenamiento a las 12:00 m. voy a patearte el culo tan fuerte que rogarás misericordia – dijo con una sonrisa altanera.

-          No si puedo vencerte – respondió Sasuke con una sonrisa confiada.

-          En tus más húmedos sueños Uchiha.

-          Mis sueños húmedos contigo distan un poco de las peleas convencionales. – dijo Sasuke con vos profunda y lujuriosa haciendo que a Naruto le recorriera un escalofrío desde el cuello hasta la baja espalda.

-          Maldito púbero – refunfuñó Naruto yéndose rápidamente, justo a tiempo para que el Uchiha no viera el sonrojo que adornaba su cara, aunque siendo justos era  más por la rabia contra el hormonal Uchiha.

 

 

-//-

Era la cuarta botella de esa noche, probablemente se tomaría una quinta ¿a quién le importaba? Él era el jefe de ese mugriento antro después de todo, podía hacer lo que se le viniera en gana, o eso le gustaría decir, pero ese molesto clan Uchiha, con su aún más molesto líder Fugaku, siempre ponían trabas en sus planes, arruinándolos, llegando primero u ofreciendo más dinero, ¡Como los odiaba! Orochimaru bufó de nuevo, hace unos años era conocido como la vieja serpiente blanca, el líder indiscutido del bajo mundo, todos esos roñosos pandilleros debían rendirle pleitesía, las calles eran una jungla en la que dominaba solo el más fuerte, y eso le encantaba, ya que él era el más fuerte, o todo fue así hasta que dos imbéciles de apellido Namikaze decidieron aliarse con dos fuertes líderes de Senju y echarlo del negocio, ¡no eran más que una panda de entrometidos! Por esa alianza perdió todo el poder que tanto tiempo le había costado conseguir, perdió personal, dinero, posición, perdió sus negocios, sus centros de prostitución que eran tan lucrativos, perdió el negocio de lavado de dinero y su amada casa de apuestas, ¡Todo por unos santurrones de mierda!

Siendo un poco más específicos Orochimaru había sido vencido por una alianza entre Minato y Kushina Namikaze líderes del clan Namikaze-Uzumaki y Jiraiya y Tsunade Senju quienes también eran líderes de su propio clan,  quienes en una operación bastante complicada decidieron derrocar a la vieja serpiente blanca ya que sus negocios no hacían más que perjudicar, niños huérfanos, mujeres obligadas a prostituirse, y familias enteras asediadas por deudas exorbitantes, la batalla fue dura, Minato y Jiraiya lucharon a tope con Orochimaru y su mano derecha Kabuto, la alianza había ganado, y todos daban a Orochimaru por muerto, pero mala hierba no muere fácilmente, y eso lo comprobaron en carne propia Minato y Kushina, quienes años después fueron cruelmente asesinados por la serpiente en venganza. Orochimaru a pesar de estar vivo y continuar con algunos de sus negocios sabe muy bien que no puede llamar mucho la atención, de lo contrario los restantes Jiraiya o Tsunade o los nuevos líderes del bajo mundo se le abalanzarían encima, y por mucho que le disgustase admitirlo, ahora mismo no tenía manera de contrarrestarlos.

Si miraba a su alrededor no se podía sentir más asqueado, lo tuvo todo una vez y ahora solo era propietario de un mugroso motel y contaba apenas con 5 prostitutas para subsistir, la perra que había estado chupándosela hace una rato no había podido conseguir que se corriera, la hubiera golpeado más fuerte de no ser por lo obvio, el no gozaba particularmente de las mujeres a menos que fueran menores de 16 años, para cualquier otro tipo de deseo sexual le fascinaban los hombres, podía golpearlos con saña y no pasaría nada, gloriosos los años en los que podía metérsela al que se le diera la gana, pero no, chasqueo la lengua, y todo porque los Uchihas habían aparecido en toda su ecuación de miseria, después de que lo derrocaran del bajo mundo, los pandilleros más fuertes se repartieron Konoha en zonas, como son muy originales fueron las zonas norte, sur, este, oeste y los suburbios, Namikaze se quedo con el norte y los suburbios más cercanos , Senju se quedó con el Este, el clan Uchiha aprovechó toda la confusión y asentó todo su clan y su organización en el sur y más  específicamente habían tomado control parcial de la policía de Konoha, lo cual les permitía acceso a la red de información de inteligencia de Konoha, y para empeorarla todo al mando de los Uchiha estaban Fugaku y su hijo mayor Itachi, los más insufribles y santurrones de toda Konoha, un movimiento en falso y ya los tenía pisándole los talones con toda la intención de capturarlos. Ni siquiera la desaparición del inútil hijo menor había distraído a Fugaku.

Y hasta ahora esa era la menor de sus preocupaciones, por un terrible descuido y falta de tiempo se le olvidó corroborar que la maldita cría de los Namikaze si estuviera bien muerta, suponía que lo había dejado lo suficientemente mal como para que muriera desangrado, es que por favor, un mocoso de cinco años no sobreviviría con todos esos golpes además de una herida sangrante en el estómago, pero ahora una duda lo corroía por dentro, ya que se alzó en el Norte un nuevo líder el cual se hacía llamar el Zorro de nueve colas, y muchos de sus hombres ya habían sentido en carne propia lo fuerte y despiadado que este podía llegar a ser, ¿y si ese tipejo resultara ser el hijo de los Namikaze? Si era así seguramente sabría que él masacró a sus padres con toda la saña y el gozo del mundo, ¿y si lo estaba buscando para vengarse? ¡Había tantas interrogantes! A pesar de usar a todos sus espías y mover todos los hilos que tenía a la mano sencillamente no encontraba nada de información ¡Nada! Es como si el tal zorro ese no fuera más que una leyenda de miedo para asustar a los pandilleros de bajo rango, pero entonces ¿Quién controlaba la zona norte? ¿Y de aquí en cuando se había vuelto casi inexpugnable? Fuese quien fuese el tal zorro, lo más probable es que tuviera algún tipo de conexión con los Namikaze, y si eso era cierto definitivamente no podía bajar la guardia, no cuando sus planes estaban empezando a dar frutos.

-          ¿Orochimaru-sama? – le llamó la atención su fiel mano derecha.

-          ¿Qué pasa? – respondió de mala gana, ¡todavía le faltaba media botella!

-          Es hora… – dijo acomodándose las gafas con una breve sonrisa de medio lado.

-          Entiendo – sonrió desquiciado – prepara todo para salir Kabuto.

Si, definitivamente no podía bajar la guardia cuando sus planes empezaban a tomar forma.

 

 

 

-//-

 

Debía estarse viendo como un idiota en ese momento, ¡había hecho y deshecho para llegar a ese mugroso lugar! ¿Para qué? Para que su hermano pelo de cacatúa se saliera con eso. ¡Iba a sacarle canas a temprana edad! Y si eso sucedía se iba a asegurar de dejar calvo a Sasuke para el resto de sus días.

-          ¿Alguna vez te he dicho que por momentos como este quiero matarte Sasuke? – hablaba Itachi con furia.

-          ¿Peor que cuando le hice creer a Padre que te habías escapado a cambiarte el sexo cuando te escapaste al concierto Macklemore y te emborrachaste tanto que no volviste en 5 días?

-          Ni siquiera menciones ese momento Sasuke, no me revientes hermanito que si te encuentro te capo, ¡te lo juro! Vete despidiendo de los Sasukitos de tus bolas – hablaba enojadamente al celular en su mano – Ahora vas a contarme pasito a pasito que has estado haciendo todo este tiempo y luego vas a darme una buena razón para no matarte.

Había ido a ese lugar esperando en su corazón que Sasuke se apareciera frente a él, pero la parte más racional de su cerebro le decía, que si Sasuke se había tomado todas esas molestias para contactarlo eso quería decir que no iba a arriesgarse a verlo en persona, y de verdad, a veces odiaba ser tan inteligente, una vez llegó a la mencionada tienda no encontró a nadie, pero aquel viejo le miraba de manera intrigante, una vez le pidió el condenado Consuelo para un corazón herido, el viejo le miro de arriba abajo dubitativo y le entregó un teléfono celular, el cual sonó al instante, dándole un susto de muerte, en la pantalla aparecía un teléfono que parecía ser público,  al contestar no pudo sorprenderse, su hermanito se había vuelto listo esas semanas, y no estaba seguro si le gustaba o si le preocupaba.

-          No puedo decirte nada Aniki – respondió rápidamente Sasuke.

-          ¿QUÉ DEMONIOS….

-          Confórmate con saber que estoy bien, y con lo que te voy a pedir estoy seguro deducirás todo.

-          ¿Pedirme algo? – se rio sarcásticamente - ¿tu pedirme algo a mí? ¡Si algo tienes que pedirme a mi es disculpas! ¡Enano malagradecido!

-          Es importante – respondió escueto el menor.

-          ¿Qué.demonios.quieres? – dijo entre dientes ya con la paciencia en un peligroso borde.

-          1. Quiero que confíes en mí – solo con eso Itachi ya podía imaginarse que la situación era más delicada de lo que pensó en un principio

-          ¿Y?

-          Necesito que me des mi sello.

-          Tu… ¿tú qué? – ¿había escuchado mal?  

-          Mi sello… el de los Uchiha – el muy bastardo hablaba como si fuera del clima.

-          ¿Có-cómo sabes tú de eso? – pregunto anonadado.

-          Solo tienes que pensarlo bien y te responderás solito todas tus preguntas.

-          Espera un momento….

-          Déjalo en el reino de los gatos mañana en la madrugada - dijo rápidamente para luego colgar.

Itachi sentía las venas en su frente palpitar de la ira… ¡Como se atrevía ese mocoso! Gritaba en su interior tratando de no exteriorizar nada o perdería definitivamente la concentración y su presencia se volvería notable. Contó hasta tres y suspiró un par de veces, bien, pensando claramente ¿cómo sabía Sasuke de la existencia de los sellos? No pudo haberse dado cuenta solo, alguien tuvo que haberle dicho… ¿la misma persona que le enseñaba a esconder su chakra? Aunque aún no estaba seguro que el extraño individuo que estaba en la escuela de Sasuke fuera él, aunque tendría sentido ya que ese mismo día el plan académico de Sasuke fue congelado… Resumiendo un poco, Sasuke estaba aprendiendo técnicas avanzadas de combate, técnicas virtualmente imposibles de aprender sin que alguien te diga mínimamente que existen, y ahora este necesita su sello, se imaginaba que para seguir entrenando, también le había dicho que estaba bien y que confiara en él, podía deducir que de alguna extraña manera había encontrado una persona que le enseñara y lo entrenara… y parece ser que Sasuke confiaba en esa persona… ¿pero entonces por qué todo el misterio? ¿Esa persona estaba ocultando algo?

 

 

 

-//-

Decir que estaba sorprendido era poco… ¡estaba anonadado! ¿Cómo demonios? Sencillamente ¿Cómo demonios? Ese mocoso se la había jugado y más le valía escupir la sopa o lo haría arrepentirse seriamente.

-          Tendrías la amabilidad de explicarme esto Uchiha.

El ambiente era pesado, incluso Sasuke quien estaba absolutamente seguro de lo que hacía – o eso creía –  sentía escalofríos por toda la espalda y estaba comenzando a sudar, estaban todos reunidos y las colas estaban francamente asustados, hacía muchísimo tiempo no veían a Naruto tan enojado, la atmosfera se sentía excesivamente pesada, menos mal ese salón en particular tenía un sello para que no dejase escapar nada de chakra, porque el chakra de Naruto estaba a tope por lo enojado que estaba, a los más sensibles como Iruka y Hinata se les dificultaba un poco respirar, y ni se diga de Sasuke quien pensaba que pronto iba a llevar las bolas de corbata.

-          Es mi sello de casta Naruto. – dijo tratando de sonar lo más seguro posible.

Naruto lo miró directo a los ojos, y Sasuke creyó que moriría en ese instante, le temblaban las piernas y las manos le sudaban, el corazón estaba a punto de salirse de su pecho y tenía los labios secos, en ese momento los ojos de Naruto ya no eran del azul cielo que al Uchiha tanto le gustaba, ahora eran rojos, de un rojo sangre intenso y brillante, con la pupila alargada como si fuera alguna especie de animal salvaje, la pose del rubio era tensa… como si fuera a abalanzarse sobre él en cualquier momento, y no precisamente de la forma en la que él soñaba por las noches.

Tal vez… y solo tal vez no fue tan buena idea como pensé en un principio” fue el último pensamiento lúcido de Sasuke antes de recibir un derechazo en el estómago que le privó de la habilidad de pensar coherentemente.

 

 

Notas finales:

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