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El único que puede vencerme eres tú por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Siento el graaaaaaaaan retraso

En el que Takao tiene ''novio''

 

Y llegó el momento de ir a clase. Tras la espantosa noche que había pasado comiéndose el coco durante horas, pensando en las palabras de Kasamatsu. En el dichoso beso de despedida. Y la confirmación de sus temores.

Porque no era estúpido. Y no había tardado demasiado en darse cuenta de que el hecho de que Takao estuviera en una relación romántica con otra persona le fastidiaba a más no poder. Y eso sólo podía significar una cosa.

Le había llevado mucho, pero por fin había despertado.

Estaba enamorado de Takao.

No podía haber otra explicación para la intensidad de sus celos. Que ahora que lo pensaba, no procedían solo de Kasamatsu. Sino que en otras ocasiones, cuando alguna persona se acercaba a Takao más de la cuenta, no se había sentido demasiado bien al respecto.

Sin embargo, la situación actual, era la que por fin le había abierto los ojos definitivamente.

Takao ya era inalcanzable. Él mismo lo había apartado.

Se fulminó a si mismo con la mirada a través del espejo antes de salir del cuarto de baño y bajar las escaleras de su casa para salir a la calle e ir a pie al instituto.

No pasó por alto las miradas de sorpresa mal disimuladas de sus compañeros al verle llegar completamente solo, sin Takao como acostumbraba. Ni tampoco al notar como el moreno ni se volteaba a mirarle una vez sentados en sus respectivos pupitres.

Algo había pasado entre ellos dos y pronto fue la comidilla del instituto.

Ni siquiera consiguió una tregua a la hora del almuerzo, puesto que Takao se desvaneció del aula tan pronto como sonó el timbre y se marchó con algunos compañeros del equipo. Por lo que Midorima se fue solo a la azotea, a regodearse en su propio remordimiento y tristeza.

Apenas pudo probar su comida. No le entraba nada en el estómago.

Pero una cosa sacó en claro esa solitaria mañana. No pasaría un solo día más, en el que él no pidiera disculpas a Takao.

Recuperar su amistad era la prioridad absoluta en ese momento.

Kise andaba con la mosca detrás de la oreja.

Kasamatsu estaba de lo más extraño, entre otras cosas, porque no parecía poder despegarse del teléfono móvil ni aún en mitad de la clase, escondiéndolo como podía bajo la mesa para que el profesor no le pillara con las manos en la masa. Y cada vez que miraba la pantalla, una sonrisa se instalaba en su rostro.

Y él, por experiencia, ligón como era, no podía evitar pensar que su capitán se traía algo entre manos con una chica.

–Kasamatsucchi...

–¿Qué?

–¿Qué es lo que te trae tan pegado del teléfono hoy? –. Se atrevió a preguntarle a la hora del receso.

–Nada.

–¿De verdad? Porque a todas luces parece que estás tonteando con una chica—dijo con una sonrisa pícara.

–Ahí te equivocas. No es una chica—respondió Kasamatsu como si no tuviera importancia lo que acababa de decir.

–¿No es...? –Kise se quedó sin habla. No sabía que su capitán tuviera esas preferencias.

–Es un chico—aclaró por si todavía quedaba alguna duda al respecto.

Kise le miró sin parpadear apenas. Primero, porque no se lo esperaba. Segundo, porque una extraña sensación le invadió de pronto.

Su capitán estaba tan atento al teléfono por un chico, y él no entendía esa incomodidad que se instaló en el fondo de su pecho. Por algún motivo le disgustaba la idea de que Kasamatsu tuviera alguien por ahí, fuera quien fuese.

Carraspeó intentando disimular sus inexplicables sentimientos y se centró en la comida que tenía delante. Cogiendo un poco de arroz con los palillos.

–¿Le conozco? –. Una parte de su mente quería saberlo, y la otra mitad se moría de miedo. Por lo tanto, no podía mirarle a los ojos en ese instante.

–Sí.

–¿Y puedo saber de quién se trata?

–De Takao.

–¡¿Takaocchi?! –. Ahora sí le miró a la cara y apretó con fuerza los palillos de madera.

–Así es.

–¿El Takaocchi de Midorimacchi?

–Bueno, es obvio que ya no es el de Midorima. Nunca lo ha sido, la verdad.

–Espera... ¿Me estás afirmando que hay algo entre Takaocchi y tú?

Kasamatsu suspiró con cansancio.

–No hay nada, salvo una amistad. Pero me ha parecido una buena idea el hacerme pasar por novio de Takao para celar a Midorima. Al menos por un tiempo. Ya se verá cuanto.

–¿Cómo dices? Eso es lo más absurdo que he escuchado en mi vida—dijo Kise haciendo a un lado su bentô lleno de comida que casi ni había saboreado.

–Todo esto es culpa tuya en realidad, Kise.

–¿Mía?¿Y por qué?

–Si tú no me hubieras metido en la cabeza esas ideas de que Takao y Midorima estaban hechos el uno para el otro, y que no entendías cómo el cabeza hueca de Midorima no había corrido detrás de Takao para disculparse aquella noche... Yo no me hubiera involucrado para ayudarlos.

–O sea...les ayudas haciéndote pasar por novio de Takaocchi... No le encuentro sentido. Ahora menos que nunca Midorimacchi hará nada para arreglar las cosas, ni se declarará.

–Te equivocas de cabo a rabo. Ayer salí con Takao y Midorima nos siguió como una sombra. Literalmente. Porque traía un aura muy oscura a su alrededor. Los celos le mataban. Sobretodo cuando le confirmé que Takao y yo estábamos en una cita.

–Eso es una maldad—a pesar de decir eso, sonrió ligeramente de sólo imaginarse al peliverde enfadado hasta límites insospechados.

–Pues no veas la cara que puso cuando creyó que Takao y yo nos besábamos.

La sonrisa se esfumó del rostro del rubio con la misma velocidad con la que había aparecido.

–¿Y por qué pensó que os besábais?

–Porque es lo que le hice creer.

–No besarías a Takao, ¿verdad? ¿Llegarás a tal extremo en esta bromita? –. Por un momento, se sintió como novia celosa, haciendo un interrogatorio a su chico.

–Haré lo que tenga que hacer—apuntó Kasamatsu sin rodeos. Lo cual sentó a Kise como un puñetazo en la cara. –Y en vez de hacerme tantas preguntas, deberías de ofrecerte para echarme una mano.

–¿Y qué puedo hacer yo para ayudarte? –. Hizo un puchero de enfado y se cruzó de brazos. –Si finges que eres su novio, yo no pinto nada en esta historia.

–A ver, Kise. Tú eres amigo de Midorima. Y sabes que está colado por Takao. Podrías meter cizaña. ¿Entiendes? Hacerle ver de una vez por todas que quiere a Takao, y que deje de perder el tiempo. Dile que no es tarde aún para recuperarle...No sé, lo que se te ocurra. Al fin y al cabo, se supone que Takao y yo acabamos de empezar nuestra relación...

–Eres perverso, Kasamatsucchi—dijo Kise visiblemente alucinado. –Pero está bien, te ayudaré. Todo sea por juntar a esos dos de una vez por todas.

«Y por hacer que dejes de fingir que eres novio de Takao

Midorima esperó al término de las clases, dispuesto a pillar a su amigo a solas y soltarle lo que tantas ganas tenía de decir de una vez por todas. Sin embargo, nada más poner un pie fuera del edificio...

–¡Hola! –gritó Takao alzando la mano en el aire para saludar a Kasamatsu. Allí estaba, en la acera, esperando a su amigo. Con el uniforme de su escuela y pose tranquila.

Takao corrió hacia el otro, que no tardó en recibirle con un estrecho abrazo, que sobra decir, hizo hervir las entrañas del peliverde. Y segundos después, juntos, se marcharon rumbo a quién sabe donde.

–Menuda sorpresa, ¿verdad, Midorimacchi? –Kise estaba a su espalda, y como si le estuviera consolando, posó una de sus manos sobre su hombro. –Apenas lo podía creer cuando Kasamatsucchi me dijo que tenía novio.

El tono de Kise era de lástima, era más que evidente. Y eso le molestó. Le molestó tanto como la presencia de Kasamatsu en un instituto que no era el suyo. Tanto como el abrazo que con tantas confianzas le había dado a su amigo. Tanto como pensar en que no sabía dónde se dirigían ni lo que iban a hacer a solas.

Y no lo soportó. Fue demasiado para él.

Empujó sin delicadeza a su amigo, que trastabilló con el asombro bailando en sus pupilas. Y se alejó de él con pasos apresurados, dando grandes zancadas.

Quería volver a su casa, encerrarse en su cuarto, meterse en la cama, y no salir jamás. Y así lo hizo.

No sólo no había podido pedirle perdón a Takao, sino que el universo parecía confabulado en su contra para que eso no pasara. Por mucho que hiciera caso a Oha Asa, no había forma de arreglar el estropicio que él había generado.

Sacó el teléfono móvil de su bolsillo y lo puso en la mesilla de noche, dispuesto a dormir para despejar su mente durante las horas que le fuera posible. Sin embargo, algo le hizo volver a cogerlo y mirar lo que Oha Asa le aconsejaba para el día siguiente. Aunque no funcionara en absoluto.

Por fortuna, las cosas parecían cambiar para mejor, y no pudo evitar sonreír ante las perspectivas del mañana.

Consejo para los Cáncer:

Sin duda, deben acercarse a un Escorpio y todo les irá bien. Escorpio es el horóscopo de la semana y venus influye con intensidad en este signo. ¡Es el mes del amor para Escorpio! Así que, Cáncer, si hay un Escorpio en tu vida, aprovecha.

Continuará...

Notas finales:

El siguiente AoKaga ^^


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