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EL PRINCIPE DEL AVERNO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, aqui pasan muchas cosas y todo cambia, no necesariamente para bien, uyyyyy

Capítulo 13.- Aliados inesperados

 

- Tranquilo muchacho… respira… respira… eso es… - Hypnos había detenido las imágenes al ver la furia en los ojos de Evan, el muchacho estaba tan rabioso que una nube negra se estaba formando a su alrededor y el Dios del sueño se veía preocupado, Evan podía ser muy joven y bastante inexperto pero… eso no le quitaba su herencia, Evan a la final era el primogénito del Dios del Averno y sus poderes ya no estaban contenidos por ningún sello

- Ese… ese desgraciado trató de violar a mi papá!!!, está loco??? – el muchacho no podía creer lo mezquinos que eran los dioses, no podía creer las cosas que hacían, como se imponían ante todo y ante todos, como se atacaban a ellos mismos, mientras más los miraba menos le agradaban y en este punto estaba indignado, nunca pensó que su papá en un punto de su vida fue títere de todos ellos, o por lo menos ellos pensaban que lo era, como todos los humanos lo eran

- Ese desgraciado es Zeus, es el Dios de Dioses, entonces si… está loco – dio Hypnos encogiéndose de hombros

- Pero qué pasó?, a dónde se llevó a mi papá?, llega a abusar de él?, yo no soy hijo de ese lunático desgraciado verdad? – Evan estaba entrando en pánico en ese punto

- No, no llegó a abusar de él pero no por falta de ganas, sino que Hades se aseguró de ello, y claro que no eres hijo de Zeus, tu eres indiscutiblemente hijo de Hades, si hasta eres igualito a él y toda la cosa, no te has visto en un espejo? – Hypnos estaba tratando de calmar al joven y lo estaba consiguiendo, disimuladamente estaba usando su poder en Evan para tranquilizarlo y como el muchacho no se había dado cuenta, estaba funcionando, su cosmo fue apagándose y eso les permitió seguir con la historia, Evan estaba algo confundido con todo y preguntó:

- Pero cómo es que Hades ayuda a mi papá si no pudo defenderlo antes?, cómo lo defiende luego?

- Tu padre es un Dios de recursos al que no le importa nada con tal de proteger a Seiya… y a ti también claro está…

 

***

Seiya no sabía ni entendía lo que había pasado, ahora se encontraba en completa oscuridad, un grillete estaba en su cuello y eso lo mantenía encadenado a una pared, el piso en donde estaba era de piedra y hacía un frío espantoso. 

 

El valiente caballero de Atena estaba desnudo y temblaba no solo de frío sino de miedo y dolor, Seiya se abrazaba a sí mismo y amargas lágrimas bajaban por sus mejillas, él no estaba pensando en su destino sino que estaba asustado por su bebé, Seiya sentía un miedo irracional por su hijo, por el hijo que hasta hacía pocas horas no sabía de su existencia pero que ahora lo había cambiado todo, a Seiya no le importaría nada entregar su vida en una lucha pero… ahora ya no era solo él, y si él moría su hijo moriría con él y eso era lo que el castaño temía

 

Hades no perdió mucho tiempo en Guidecca, buscó inmediatamente a Hypnos y Thanatos para contarles a breves rasgos lo sucedido y disponer que las fuerzas del Averno se preparen, en estas circunstancias un enfrentamiento era inevitable, pero antes de que pudiera hacer nada, una luz blanca inundó el Averno entero, luego una gran explosión fue escuchada hasta el último rincón del Tártaro, el suelo tembló y Hades pudo sentir cómo directamente desde el cielo estaban llegando fuerzas extrañas que los superaban en número, sin duda los ejércitos de Apolo con la ayuda de Hermes los habían invadido, los habían tomado por sorpresa… Zeus… maldito Zeus…

 

La devastación fue inmensa…

 

Los ejércitos de los cielos hicieron añicos a los ejércitos del Averno, el ataque sorpresa fue clave para ello porque efectivamente los diezmaron sin compasión debilitando completamente al Inframundo, Apolo trajo consigo el poder del sol y eso fue decisivo para la victoria de los cielos, esa era la debilidad de los ejércitos de la oscuridad y las fuerzas de los cielos lograron explotar esto a su favor, además seguramente Apolo y Artemisa hicieron un nuevo pacto con Zeus para que les levante el castigo y los deje volver al Olimpo, eso era de esperarse, maldito Zeus… maldito Ares…

 

El Inframundo era un caos, y en medio de ese caos, Hades buscó a sus jueces y le mandó la noticia a Atena en la tierra, seguramente Zeus no tardaría en atacar la tierra también, luego fue a los rocosos bosques tras el sendero negro del Averno en donde Hécate tenía su morada y encontró a la hechicera meditando a la luz de la luna junto a uno de los lagos negros del Averno

- Mi señor… - dijo la muchacha al ver llegar a Hades, el Dios de los muertos se acercó a ella y besó su mano con algo de fuerza antes de decir:

- Tu ya sabes lo que está pasando – el tono de Hades era frío como el hielo y no era un pregunta lo que hizo, era una afirmación y la hermosa muchacha asintió en silencio, ella lo había visto todo en el reflejo de la superficie del lago

- Lo siento mucho mi señor, no pude verlo con tiempo, no pude advertirle, la victoria de los cielos estaba escrita en las estrellas, pero la pérdida de Seiya no… – Hécate apretó la mano de Hades y el poderoso Dios del Averno vio sinceridad en sus hermosos ojos, a ella le agradaba Seiya y no era la primera vez que se lo decía, bueno… ahora era el momento de demostrarlo…

- Sabes en dónde está Seiya? – preguntó Hades confiando en la respuesta que obtendría, Hécate era una mujer complicada, nunca había declarado lealtades inquebrantables pero siempre lo había ayudado cuando había acudido a ella

- Está en una de las mazmorras en el templo principal del Olimpo

- Está vivo verdad?

- Si… no creo que Zeus lo quiera matar, él sabe que de matarlo lo pondría en su reino y ahí no tendría sentido, si Seiya llega aquí, ustedes podrían estar juntos, no creo que ese sea su plan – dijo Hécate estipulando lo obvio, no sería lógico matar a alguien para alejarlo de Hades, el Dios de los muertos

- Qué tan custodiado está? – pregunto el furibundo pelinegro que estaba armando un plan de rescate o algo, no podía permitir que su niño siguiera en manos de Zeus mucho más tiempo

- Fuertemente, Deimos y Fobos están en su puerta – la hechicera se agachó y tocó la superficie calma del agua del lago y Hades pudo ver a Seiya encadenado en la pared de piedra, a Hades se le encogió el corazón al ver llorar a su niño llorar abrazándose a sí mismo, luego vio a dos hombres de apariencia joven que estaban fuera de la puerta de Seiya, Hades los reconoció inmediatamente, ellos eran los hijos de Ares, Deimos… el Dios del terror y Fobos… el Dios del miedo, ambos muchachos lucían fornidos, de blanca piel, ojos rojos y expresiones severas, solo sus cabellos eran de diferente color, Deimos tenía los cabellos negros y Fobos tenía los cabellos castaños claros

- Necesito sacar a Seiya de allí – dijo Hades con desesperación, él sabía que su casco de invisibilidad no funcionaría en las mazmorras del Olimpo, seguramente Zeus ya había tomado todas las medidas del caso para esperarlo por lo que en ese lugar no podría entrar sin ser visto y robarse a Seiya, esa era la primera idea pero no era posible realizarla, ellos sabían que él iría por Seiya y eso ponía en riesgo cualquier plan que estuviera pensando hacer, no podía atacar directamente

- Y qué propone?, el muchacho ya no lleva en el cuello el dije con la piedra del Egeo – dijo Hécate fijándose en Seiya que se mecía sobre sí mismo mientras lloraba

- No… pero tiene mi anillo, tiene el anillo regente, recuerdas que pusiste un hechizo en él?

- Ohhh es cierto, el hechizo para que Atena no se le acerque, esa fue una de sus ideas más útiles mi señor, pero… cómo lo hacemos? – preguntó la hechicera intuyendo lo que Hades estaba pensando hacer, eso estaba prohibido pero no tenían más opciones

- Necesitamos la ayuda de alguien de adentro, de alguien que tenga acceso y no levante sospechas, de alguien que Zeus no desconfíe – Hades estaba caminando de lado a lado mientras pensaba en los Dioses que habitaban el Olimpo, Apolo hubiera sido la opción más natural pero dada su renovada alianza no podía pedirle nada en estos momentos y lo odió por ello

- Pero… quién mi señor?

- Tengo a la persona perfecta en mente pero… no sé si quiera ayudarme – Hades caminó hacia el otro lado apretando los puños, las puertas se le estaban cerrando por todas partes y no le quedaban opciones

- Por qué?

- Porque me odia

 

Hades miró a Hécate y la diosa comprendió, lo que proponía Hades era la mejor opción pero… conseguir a ese aliado estaría muy difícil por no decir imposible, pero Hades ya no podía perder el tiempo, tomó su casco de invisibilidad y se desapareció de Guidecca para aparecerse en uno de los jardines más hermosos del Olimpo, este jardín estaba prohibido a los mortales, era uno de los sitios al que solamente tenían acceso los Dioses

 

El sitio era una belleza, habían flores de miles de colores que crecían hermosas al sol, conejos corrían libres por el pasto, patos nadaban tranquilamente en un pequeño lago que tenía una catarata pequeña, el clima era envidiable, pero lo que hacía que esta visión fuera mágica era la muchacha que estaba cerca de la sombra de un árbol y alimentaba a un pequeño ciervo

 

La muchacha tenía la sonrisa más hermosa que Hades hubiera visto jamás, su blanca piel parecía brillar a la luz del sol, sus castaños cabellos caían libremente hasta su cintura y sus verdes ojos tenían la mirada dulce, la joven sonreía mientras alimentaba al ciervo pero de pronto levantó la mirada y sus ojos se centraron en el punto en el que Hades estaba, él era invisible pero aparentemente no lo suficientemente invisible para la Diosa de la Primavera

- Pueda ser que no te vea pero eso no significa que no sepa que estás ahí – dijo la muchacha con tono calmado y sereno, hasta divertido, Hades se quitó el casco dejándose ver y se acercó a la muchacha que se puso de pie, había estado arrodillada mientras alimentaba al pequeño ciervo que ante la presencia del Dios del Averno, corrió hacia su madre

- Eres la única que puede hacerlo mi Reina – Hades tomó la mano de Perséfone y la besó delicadamente

- No que no me dé gusto verte Hades pero… qué haces aquí?, me quieres raptar otra vez? – preguntó la muchacha con una sonrisa lo que hizo sonreír al adusto Dios del Inframundo que respondió:

- No querida mía… ya quedamos en que ya no volvería a raptarte, recuerdas?

- Es cierto, pero entonces qué haces aquí?

- No sé si lo sepas y no sé cómo vayas a tomar lo que te voy a decir, pero necesito tu ayuda, solo tú puedes ayudarme a hacer lo que tiene que hacerse

 

Hades tomó el brazo de la que fue su esposa y juntos caminaron bajo la cálida luz del sol mientras Hades le contaba toda la historia de su romance fallido a Perséfone, la Diosa de la Primavera algo había escuchado porque su madre se lo había comentado y tenía una extraña sensación al escuchar la vehemencia con la que Hades hablaba, lo desesperado que se mostraba y más que todo el dolor en sus ojos, todo eso conmovió a la antigua Reina del Averno y cuando Hades acabó de contar su historia, Perséfone le acarició el rostro y le besó la mejilla

 

En ese momento Hades cerró los ojos y abrazó a la hermosa muchacha, el Dios de los muertos estaba aliviado porque su ex esposa se mostró comprensiva con él y en eso estaban antes de que sintiera como de la tierra salieron varias raíces y lo apresaron con fuerza, Perséfone se vio confundida y se volteó para encontrarse con la mirada furiosa de su madre que tenía las manos levantadas y miraba con profundo odio a Hades

- Madre no… por favor suéltalo – rogó la joven corriendo hasta su madre la que no le quitaba los ojos de encima al que fuera su yerno

- No te vas a volver a ir al Inframundo, no lo permitiré, esta vez no dejaré que este despreciable ser te aparte de mi lado – la Diosa Deméter hablaba con un tono determinante y bastante frío

- No ha venido para eso, madre… suéltalo por favor – repitió Perséfone tomando suavemente el brazo de su madre y haciendo que la Diosa de la Naturaleza la mire, a Deméter no le agradó ver compasión en los ojos de su hija, a su criterio Hades no se merecía nada

- Y a qué ha venido entonces? – preguntó la furiosa Diosa bajando sus manos, Hades sintió como el agarre de las monstruosas raíces mermaba y pudo soltarse

- He venido a rogar por su ayuda – dijo Hades pero al ver la mirada dura de Deméter, vio sus esperanzas hacerse añicos, ella no lo ayudaría…

- Tú???, osas venir a pedirnos ayuda luego de todo el daño que nos has hecho?, luego que me separaste de mi hija y por siglos he tenido que sufrir al verla bajar al Inframundo???, tú no te mereces ni siquiera nuestro desprecio, vete Hades… vete y no vuelvas nunca más

- Deméter por favor… sé que a tus ojos nunca seré digno pero… te devolví a tu hija sana y salva, sé que nunca me perdonarás pero no tengo a nadie más a quién acudir, solo tu podrías ayudarme, solo tú podrías devolverme al ser que más amo así como yo te devolví a tu hija

- Tú me la devolviste luego de muchos siglos Hades, por qué habría de ayudarte? – Deméter se cruzó de brazos y se complació en el sufrimiento de Hades, a ella le parecía justicia poética el hecho de que Hades necesite su ayuda precisamente cuando más vulnerable lo había visto y el negarle su ayuda, no tenía precio

- Porque yo quiero ayudar madre, ven… déjame contarte lo que me contó Hades…

 

Perséfone habló con su madre la que no se mostró conmovida en lo más mínimo, a ella no le importaban los líos amorosos de los otros dioses, y mucho menos los de Hades, si Zeus quería matar a ese muchachito pues que lo mate o que haga con él lo que quiera hacer, eso no era de su incumbencia

- Muy bien… Zeus tiene prisionero a ese caballero de Atena y en eso no hay nada que yo pueda hacer, no me voy a arriesgar a despertar la ira del Dios de Dioses por ti, además, Zeus fue el que consiguió la liberación de mi hija, no lo voy a traicionar – dijo finalmente Deméter

- No tienes que hacer nada Deméter, solo ve a ver a Seiya en las mazmorras y dale esta gema, yo haré el resto, no tienes que hacer nada más – dijo Hades y puso en las manos de la Diosa el dije que Seiya hasta hacía no mucho llevaba al cuello

- Vaya… la legendaria piedra del egeo, te lo vas a robar?, no se te ocurre nada mejor? – Deméter tomó la gema y la miró con detenimiento

- No puedo dejar que Zeus lo torture, Seiya… Seiya lleva en su vientre a mi hijo, por favor Deméter, yo sé que no me debes nada y tienes todas las razones para odiarme pero, Zeus nunca desconfiaría de ti, él te permitirá verlo y nada te pasará ni a ti ni a Perséfone, él nunca sospecharía que ustedes me podrían ayudar, además si todo sale bien Zeus nunca se enterará de nada, nada cambiará a sus ojos, por favor… esta es la única oportunidad que tengo – Hades tomó en sus manos las manos de Diosa de la naturaleza y la miró a los ojos, Deméter miró a Perséfone que asentía deseosa de ayudar al que fue su esposo, la joven no amaba a Hades pero no lo odiaba tampoco, él fue un buen esposo y más que nada, finalmente la dejó ir

- Lo pensaré, es todo lo que ofrezco – dijo finalmente la Diosa y se puso de pie, en verdad lo pensaría… claro que lo haría

 

***

Seiya estaba sentado en la oscuridad de su prisión cuando escuchó sonidos de puertas metálicas a lo lejos, luego pasos se acercaban y traían consigo la claridad del fuego, alguien venía y traía antorchas para iluminar su camino, Seiya se arrimó aún más a la pared tratando de esconderse sin conseguirlo, el valiente caballero de Atena estaba asustado en ese punto, pero se sorprendió de ver entrar a su celda a una mujer, por un segundo el corazón de Seiya pensó que era Saori la que había venido pero no… cuando su visitante se descubrió la cabeza dejó ver sus rubios y largos cabellos, unos hermosos ojos verdes y un hermosísimo rostro

- Seiya?, Seiya de Pegaso?, caballero de la Diosa Atena? – la mujer preguntó todo esto arqueando una ceja, el muchachito que estaba sentado en el suelo abrazado de sí mismo no le daba la impresión de ser un fuerte guerrero y mucho menos de poder ser el objeto de deseo de Hades, el poderoso Dios de los muertos.  A primera vista era un muchacho joven y para ser humano si era hermoso, pero nada que ver con la belleza de su hija, además este muchachito estaba sucio como consecuencia de estar encerrado en aquella polvorienta celda y se notaba que había llorado, sus ojos estaban rojos e hinchados

- Si… quién es usted? – preguntó Seiya mirando a la hermosa mujer que se agachó y de sus ropas sacó una botellita de apariencia antigua que tenía agua y se la ofreció al reo que agradecido tomó lo que la Diosa le dio, Deméter pudo ver inocencia en Seiya y no pudo evitar compadecerse de él

- Soy Deméter, la Diosa de la naturaleza y he venido a pedido de Hades

- En serio?, él mandó por mí?, cómo está?, no lo mató Zeus? – Seiya abrió mucho los ojos cuando escuchó el nombre de su amante y Deméter lo shusheó para que no llame la atención de los guardias

- Shhhhh… más bajo, no queremos que nos oigan

- Lo siento… pero cómo está él?, está bien?

- Si… está angustiado por ti y por eso me envió a mí a que te dé esto, me dijo que la aprietes contra tu pecho y pienses en él, también me dijo que lo tiene todo listo y que no tengas miedo – Deméter le dio el dije a Seiya que lo reconoció inmediatamente y lo tomó confiado, un sentimiento único de esperanza lo llenó, Hades lo llevaría a casa… Hades lo llevaría a casa…

- Gracias… no sé cómo pagarle… muchas muchas gracias

- Vamos muchacho, hazlo… - instó Deméter a Seiya, el castaño lo hizo y cerró los ojos para concentrarse en su amor que estaba seguramente en el Inframundo esperándolo, pero lo que pasó a continuación Seiya no se lo esperó…

 

Seiya pensó que el dije lo transportaría al Averno pero no fue así, un portal se abrió en su celda y otra persona emergió de él, Seiya ya conocía a la poderosa hechicera que fue la que salió del portal, Hécate… Hades había mandado a Hécate por él

- Tú no deberías estar aquí – dijo la hermosa hechicera a la Diosa de la naturaleza que sonrió crípticamente, Hécate tuvo un muy mal presentimiento por ello, pero lastimosamente no podía hacer nada al respecto ya que no tenía mucho tiempo para cumplir su cometido, el plan dependía de la agilidad en su ejecución, si Zeus los descubría… solo basta decir que las consecuencias serían desastrosas

- Quiero ver con mis propios ojos los planes de Hades, eso es todo – respondió Deméter caminando por la celda hasta apoyarse en la pared contraria, su intención era dar espacio a la hechicera para que haga lo que sea que iba a hacer, en este punto la Diosa de la naturaleza estaba curiosa

- Muy bien, vigila la puerta por favor – Hécate aceptó la presencia de Deméter en contra de su voluntad, en estos momentos no era prudente antagonizar con ella

- No te preocupes, puse a dormir a los guardias

- A Deimos y Fobos? – esto le sorprendió a Hécate, ellos a la final eran dioses

- No subestimes los poderes de la naturaleza, ellos dormirán plácidamente hasta mañana y no recordarán nada, estamos a salvo

- Eso no lo esperaba, gracias Deméter

- No me agradezcas todavía querida – dijo la diosa de la naturaleza y sonrió nuevamente, Hécate estaba algo inquieta pero no había nada que pudiera hacer

 

Hécate sacó de su bolsillo un frasquito y se lo dio a Seiya indicando que se lo bebiera, el castaño lo hizo e inmediatamente se durmió, luego la hechicera sacó de su cinto una daga y una pequeña vasija que tenía runas muy antiguas talladas, tomó el brazo de Seiya y le cortó la palma, lo acomodó de tal manera que la sangre del caballero de Atena cayó en aquella vasija, luego Hécate tocó la herida del castaño cerrándola

- Magia de sangre? – preguntó Deméter algo sorprendida, ese tipo de magia iba en contra de todas las leyes de la naturaleza, por eso a sus ojos era abominable lo que la hechicera pretendía hacer

- No tenemos otra opción

- Necesitas un sacrificio humano verdad?

- Ya lo tengo – dijo Hécate sacando una gema blanca de entre su ropa

- Ya entiendo… por eso dormiste al inocente muchacho, no quieres mostrarle la verdadera naturaleza de Hades, verdad?

- No es eso, pero… no quiero que Seiya se asuste, es muy joven e impresionable, esta magia es antigua como tu bien sabes, guarda silencio por favor

 

Deméter se cruzó de brazos y vio como la hechicera pintó un pentagrama con la sangre de Seiya en el frío suelo de piedra.  Hécate empezó a murmurar una especie de cántico que Deméter reconoció enseguida, era una lengua muerta desde hacía muchos años que se utilizó al inicio de la humanidad.  Hécate formó una esfera de luz que iluminó la celda y la Diosa de la naturaleza vio aparecer junto a Seiya otro cuerpo, un cuerpo humano, Hécate había invocado al sacrificio desde el Averno

- Cómo lo hiciste?, quién es él? – Deméter no salía de su asombro y no pudo evitar preguntar esto al aire porque Hécate no le estaba prestando atención, la hechicera estaba concentrada en lo suyo mientras Deméter miraba con detenimiento el rostro del otro muchacho que parecía inconsciente, y el que estuviera inconsciente era bueno para ese pobre muchacho, así él no sabría al infierno al que lo iban a exponer, porque conociendo a Hades, solo sufrimiento le esperaría

 

Hécate pinto un pentagrama en el pecho del otro muchacho con la sangre de Seiya y puso la mano en su frente, Deméter miró como el pentagrama brilló por unos segundos antes de desaparecer de la piel del joven que siguió inconsciente, luego la hechicera zafó el grillete del cuello de Seiya y lo aseguró en el cuello del otro muchacho, con un movimiento de su mano hizo aparecer una túnica negra con la que vistió a Seiya y luego con otro movimiento de su mano dejó desnudo al muchacho que tomaría el lugar del caballero de Atena en aquellas mazmorras

 

- Dime quién es, dónde encontraron a alguien tan parecido a él – preguntó la Diosa de la naturaleza nuevamente, es que al ver a ese otro muchacho se le encogió el corazón, era idéntico a Seiya casi en todos los detalles, solo la forma de sus ojos eran ligeramente diferentes pero no era algo que delatara el plan

- Él es el Pegaso negro, Hades lo sacó del tártaro y le dio el soplo de vida – explicó la hechicera, esa había sido idea de Radamantys y la verdad fue la mejor idea que pudo tener jamás, ambos muchachos eran casi idénticos y eso serviría maravillosamente para sus propósitos

- Le dio el soplo de vida para que Zeus lo pudiera matar?, no me he equivocado en pensar que la maldad de Hades no conoce límites – Deméter en cambio lucía horrorizada porque ahora estaba comprendiendo las palabras de Hades cuando le dijo que nada cambiaría a los ojos de Zeus, claro… Hades si pensaba robarse a Seiya pero le iba a dejar un reemplazo a Zeus para que pueda torturar, eso era brillante pero cruel, el otro muchacho era aún más inocente que el mismo Seiya, el otro muchacho no tenía tampoco por qué sufrir pero… a Hades nada le importaba, lo único que debía conseguir era la seguridad y la vida de Seiya y de su hijo, el otro muchacho era un sacrificio, triste pero necesario, en esta situación se aplicaba muy bien lo de: “A situaciones desesperadas, medidas desesperadas”

- Zeus no va a matar a Seiya, Zeus sabe que está esperando el hijo de Hades entonces no lo va a matar, al menos en eso confío – dijo Hécate poniéndose de pie y tomando el dije de la legendaria piedra del Egeo de la mano de Seiya

- Ya entiendo, el ritual que hiciste es para engañar a Zeus, le van a hacer creer que tiene al verdadero Seiya, por eso ungiste con su sangre al Pegaso negro, para que pueda sentir en este pobre muchacho el cosmo del bebe no nato… vaya… es un plan brillante, eso por lo menos debo concederle a mi ex yerno, sin duda alguna Hades es muy hábil pero…

- Pero qué? – el corazón de Hécate empezó a latir con fuerza, en los ojos de la Diosa de la naturaleza pudo ver el brillo de la venganza y sus temores se hicieron realidad cuando la hermosa Diosa dijo en un tono sumamente frío:

- Pero yo también

 

Deméter agitó su mano y una niebla blanca envolvió a Seiya que desapareció sin dejar rastro, Hécate no pudo hacer nada para impedirlo porque en ese instante el suelo tembló bajo sus pies y unos tronidos espantosos sonaron en las afueras de las mazmorras, se escucharon pasos acercarse, se escucharon gritos de alerta y sonidos metálicos de puertas abrirse y cadenas arrastrarse, ellas tenían que salir de allí inmediatamente si no querían ser descubiertas, pero eso no impidió que Hécate tomara a Deméter del brazo y la sacudiera al decir:

- No lo hagas… no te lo lleves… él es inocente – rogó la poderosa hechicera pero Deméter simplemente respondió antes de desaparecer:

- Mi hija también lo era...

 

Notas finales:

Chan chan chan... no solo es Zeus, es Deméter también, uyyyyyy

Espero que les haya gustado, las cosas se complican un poco más pero ya nos vamos acercando al presente, en donde las historias se unen

Nos vemos en el capítulo nuevo del lunes, muchas gracias por leer, saludos, bye


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