Con la misma piedra
Caí de nuevo. Aún después de haber jurado no caer en ese absurdo juego de… lo que llaman ‘amor’. El ser un mago de renombre en el área de las pociones, ser analítico y modelo de la razón no me ayudaron, no esta vez, no por segunda ocasión.
No negaré que al verlo en Hogwarts, en la ceremonia de selección, algo me ató a su presencia. Se veía tan decidido, tan sediento de diversión, tan conocido. Sus facciones, su cabello y sus peculiares ojos me hechizaron desde el primer instante. No obstante, la diferencia de edad, mi estatus como profesor y, tu apellido me impidieron verte como algo más que un alumno de nuevo ingreso.
Pasaron los años donde nos hablamos con desprecio, con rencor, años donde surgió una enemistad más que evidente para todo el que hiciera uso de sus ojos… los necesarios para que fueras reconocido como ‘mayor de edad’. Y fue donde todo empezó.
Te miré de pronto y te empecé a querer
sin imaginarme que podría perder
no medí mis pasos y caí en tus brazos
tu cara bonita me hizo enloquecer
Como por arte de magia, tu actitud hacia mi persona cambió, fuste atento, fuiste detallista, fuiste persistente ante mis negativas, castigos, desprecios, sermones de ‘esto está mal’, ‘no juegues conmigo’, ‘estás loco si piensas que aceptaré a un chiquillo diez años menor que yo’… ignoraste todo lo que te decía y, un día, me olvidé de todo y acepté.
Estuvimos en una extraña relación, compartimos mucho, compartimos nada, hablábamos de nosotros y a veces solo el silencio decía algo. De alguna manera nos la ingeniamos para que no lo notaran en el castillo, para que no lo notaran tus amigos ni mis colegas, ni la sociedad ni tus padres… o eso pensé.
Malditos tus ojos… que me hicieron creer… que, eras diferente a tu padre.
Pero fui en tu vida solo diversión
una mujer más para tu colección
me embrujaste al verme y en tus ojos verdes
le pusiste trampas a mi corazón
Tenías que ser un Potter… tenías que legar a mi corazón con la misma intensidad… tenías que sacarme de la ilusión que había creado para mí, esa ilusión donde tales cosas como ‘sentimientos’ no existían ni tenías valor alguno, donde mi vocación era lo único que me importaba, donde sobresalir en la historia fuera mi única meta… tenías que ser igual que él.
Quién iba a decir que en ti, esa inocencia que se reflejaba en tu mirada… era falsa, no existía ya cuando intentabas acercarte a mí. Quién diría que serías tan arrogante como para jugar con un profesor, el más estricto, orgullo e inalcanzable que haya existido. Quién diría que con tal de pasar a la historia en el alumnado de Hogwarts… te meterías con migo.
Tropecé de nuevo y con la misma piedra
en cuestión de amores nunca he de ganar
porque es bien sabido que el que amor entrega
de cualquier manera tiene que llorar
Más que nada, me maldigo yo mismo… por ser tan estúpido como para caer en ese juego de seducción que perfeccionaste con el paso de los años. Fui tan masoquista como para abrir mi maltrecho corazón a… ti, Harry James Potter.
Me dejé engañar por la ilusión que tú podrías curar el daño que en mí había, que me ayudarías a liberarme de la amargura de mi día a día, que me sacarías de la obscuridad que me consumía, que me harías sentir ese ‘amor’ tan añorado por tantos y merecido por pocos.
En cambio, me hundiste más en el dolor del ayer.
Tropecé de nuevo y con la misma piedra
en cuestión de amores nunca aprenderé
yo que había jurado no jugar con fuego
tropecé de nuevo y con el mismo pie
Eras el mismo reflejo de aquel que un día hizo lo mismo. Me sedujo, me enamoró, me dijo que me amaba… me entregué a él y luego me botó como si no hubiésemos pasado todo un año juntos. Sus amigos se enteraron, de todo, todo les contaba… incluso mis sueños y más privador pensamientos. Los Merodeadores se burlaban de mí dese que acepté la primera NO-cita que tuvimos, ellos se burlaron a mis espaldas durante más del año en que caí en su juego.
Luego llegaste tú, con la misma imagen pero, con un par de ojos que no le pertenecían… con esos malditos ojos que me hicieron perder. Aún con demasiado en contra, acepté el riesgo de estar contigo, acepté darme una segunda oportunidad, acepté volver a sentir.
Y todo resultó ser un juego. Un maldito reto lleno de pasos a seguir, lleno de distintas metas, lleno de mentiras escritas y expresadas. Un reto con tu nueva generación de merodeadores.
Pero fui en tu vida solo diversión
una mujer más para tu colección
me embrujaste al verme y en tu ojos verdes
le pusiste trampas a mi corazón
¿Cómo no lo vi venir? ¿Cómo fui a caer en esa estúpida rampa? ¿Cómo me dejé engañar… de nuevo? Tan patético soy. Tan lleno de ‘nada’ que me hace rabiar.
La primera vez lloré como si no hubiera un mañana, lloré durante todo un mes, lloré hasta ir a dar con el medimago. Por fortuna, un suceso en casa me sacó durante el tiempo que mi depresión me consumía. Un mes y medio después regresé al colegio y seguí mi vida como si nada, ignorando a todos, ignorando todo, sólo vivía para mis estudios.
Ahora, tengo que seguir viendo tu cara, en cada clase, en las horas de comida y en algunos castigos. Castigué a tu grupito, les amenacé, tan fuerte y tan creíble que no he escuchado ni un apalabra de su parte.
Me gusta la idea de encerrarme y llorar hasta cansarme, pero ahora soy adulto y tengo un trabajo.
Tropecé de nuevo con la misma piedra
en cuestión de amores nunca he de ganar
porque es bien sabido que el que amor entrega
de cualquier manera tiene que llorar
Al parecer no te gusta ser ignorado. El fabuloso, talentoso y popular Harry Potter ha bajado en su rendimiento escolar, se cuestionado su liderazgo en el equipo Griffindor y se ha peleado con sus compañeros, su séquito incluido.
Me busca. Me provoca. Le he quitado tantos puntos que ganar la copa este año no les será posible a los leones, le he castigado de tantas maneras que a veces termina tan exhausto que le encuentran dormido en los pasillos hacia su dormitorio.
Insiste en hablar conmigo, insiste en que hay algo que sebo saber, insiste en que no fue un juego lo que hubo entre nosotros.
Tropecé de nuevo y con la misma piedra
en cuestión de amores nunca aprenderé
yo que había jurado no jugar con fuego
tropecé de nuevo y con el mismo pie
Como si fuera a creer en algún Potter nuevamente. Malditos Potter. Malditos merodeadores. Malditos sentimientos. Malditas vacaciones de verano que tardan en llegar. Maldito corazón que no deja de doler. Maldita invitación laboral de Durmstrang. Maldita insistencia de Potter. Maldito el tiempo. Malditos todos.
Maldito yo por caer… qué desgracia… qué vergüenza… qué destino tan cruel el de perder, el de ser un juguete y nada más.
Fin.