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El cielo está en tus ojos por Zeny

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El cielo está en tus ojos

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Capítulo XIV

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Explosiones.

Era como si explosiones de colores sucedieran una tras otra dentro de su cuerpo. Explosiones de calor, de sensaciones que nunca antes había experimentado. Estaba sorprendido y extasiado por todo eso que estaba experimentando: el calor, que no hacía más que aumentar a cada momento. Su cuerpo quería moverse, buscar, tocar, palpar; nunca había imaginado que la fricción con otra piel se sentiría de esa manera. Era como darse cuenta de que estaba vivo, porque se hacía difícil respirar y hacer todo aquello, y su pulso latía violentamente en sus oídos, en sus pies, en sus piernas, en cada parte de su cuerpo. Pero sobre todo en su miembro.

La tensión y la sangre que ahí empezaban a reunirse lo estaban volviendo loco. Quería tocarse a sí mismo, sentía esa grandísima necesidad. Más allá de eso, sin embargo, no podía parar sus ansiosas manos que ya en este momento se habían deshecho de la prenda superior del pijama de Sasuke.

Sasuke.

Sasuke.

Sasuke lo había besado, y eso había roto la barrera que le había estado impidiendo cruzar la línea. Sasuke había quebrado las cadenas y se había deshecho de la jaula y había dejado fuera a la bestia.

Y Naruto se había dejado llevar, porque muy en su interior eso era lo que había querido hacer desde el momento que había empezado a tener esos sentimientos. Su cabeza daba exquisitas vueltas, como perdido en un océano de sentidos: escuchaba sus jadeos, y los jadeos de Sasuke… lo olía lo tocaba, lo sentía.

Esos labios finos, suaves, lo atraían como un imán. Si se separaba, era solo un segundo para tomar aire con rapidez – como si estuviera nadando – y continuar hundiéndose en ellos, probándolos, mordiéndolos. Era inexperto, y no sabía lo que estaba haciendo, solo se movía de la forma en la que sus instintos se lo dictaban, hacía lo que se sentía bien. Como succionar cada labio por separado, lentamente, y notar que a Sasuke también le gustaba.

_  ¡Ngh!

Sasuke…

Las manos blancas se volvieron a sujetar de sus hombros, como si él también se estuviera hundiendo y el cuerpo de Naruto fuera su salvavidas. El rubio tocó su piel con dedos temblorosos: las costillas, el estómago pálido, terso y fuerte, los costados, un lugar muy sensible. Sasuke se retorcía con cada toque, y cuando por casualidad una de las manos del rubio pasó sobre su entrepierna, supo que aquello - eso que no tenía ni nombre en su cabeza –   también lo estaba afectando.

_ ¡Ah… !

Se echó hacia tras sorprendido, y en silencio, entre jadeos, contempló a Sasuke. A ese niño hermoso que estaba conociendo el placer junto con él por primera vez.

Sintió su pecho encogerse con una sensación dolorosa y profunda. Sus ojos azules, preñados de un brillo diferente, se quedaron fijos en los del pelinegro. Naruto no sabría decir si los ojos de Sasuke se veían más oscurecidos o con más luz, parecía ser las dos cosas a la vez. El rostro pálido estaba sonrojado de una manera adorable, sus labios entreabiertos y enrojecidos mientras trataba de recuperar el aire que había perdido sin hacer tanto ruido. Incluso en una situación como esta trataba de mantener algo de control sobre sí mismo. Naruto era despistado y cabeza hueca, pero por alguna razón era capaz de darse cuenta de este tipo de detalles.

Porque es Sasuke.

 Y ahora, no sabía qué decir.

En un impulso se quitó la camisa y la arrojó a un lado de la cama, no se molestó en ver dónde cayó. Tomó una de las manos de Sasuke, que en algún momento habían ido a parar a cada lado del cuerpo del pelinegro, y con un movimiento firme la presionó sobre su propio pecho.

Sasuke pudo sentir en su mano izquierda los latidos de su corazón, Naruto lo supo. ¿Qué estaba tratando de decirle con ello? ¿Qué quería decirle? Había tantas cosas, que cuando pensaba en decirlas, su cabeza se quedaba en blanco.

Solo una de ellas salió de su boca.

_Tócame.

Pudo sentir el estremecimiento que recorrió al menor al decir aquello. Un tirón placentero en su entrepierna le dejó saber que aquello solo lo hacía sentir más excitado, más caliente. Sasuke bajó su mirada a su propia mano, como si no supiera si hacerlo o no. ¿Timidez? Era una de esas cosas que le gustaban de él, pero al mismo tiempo… “No seas tímido conmigo, Sasuke”, pensó Naruto. “No hay razones para eso.”

Dijo en voz baja:

_ Tócame, Sasuke.

¿Sientes lo mismo que yo, Sasuke? ¿O simplemente estoy loco?

La mano pálida, más pequeña que la suya propia, se deslizó sobre el pecho acanelado, hacia arriba. El hombro, las clavículas, el cuello. La otra mano subió también y ambas rodearon el cuello del rubio, luego descendieron temblorosamente por los brazos.

Naruto entornó los ojos, un suspiró salió de su boca. Estaba sintiendo, bebiendose la dulce experiencia de ser tocado por esas manos. Por donde quiera que esos dedos se deslizaban, sentía un hormigueo extraño y familiar a la vez. Cuando las manos de Sasuke fueron hacia su abdomen, lo encogió en tensión sin darse cuenta.

Sasuke lo levantó la vista, y lo miró como si le preguntara si había hecho algo mal.

Soltó una risita entre dientes, y se acercó para darle un beso en la mejilla.

_ No pasa nada. – dijo con voz enronquecida, y acercó su boca al oído del pelinegro. – Continua.

Cerró los puños con fuerza, Sasuke se estremeció. Naruto podía decir que sus manos estaban sudadas; o tal vez era el propio sudor de su cuerpo. El menor continuó con su exploración, los labios cerrados en una línea, sus ojos perdidos y maravillados en el trayecto que recorrían sus propias manos: los abdominales, los costados, el estómago. Con lentitud, acariciando, sobre el esternón, una mano sobre cada pectoral.

El pecho de Naruto subía y bajaba. Deseaba hacer más, pero al mismo tiempo estaba disfrutando de ese momento. Ser tocado de esa manera, como si Sasuke estuviera conociendo su cuerpo por primera vez, como si aprendiera la sensación de esa piel, su calor, la sensación que surgía cuando las pieles de los dos entraban en contacto.

Sasuke había terminado sentado sobre sus muslos. El mayor lo rodeó en un abrazo repentino. Los brazos del pelinegro se quedaron a los costados como si esa acción lo hubiera tomado por sorpresa.

_ Sasuke… - Necesitaba decir su nombre en voz alta. Enterró su nariz en la cabellera oscura y aspiró el aroma de esos cabellos. Dio un largo suspiro. – Dios…

Aún Sasuke  no decía ni una palabra, eso le inquietaba y le ponía un poco nervioso. Esos segundos que estuvo abrazándolo su mente se aclaró un poco, lo suficiente para pensar. Para darse cuenta de lo que estaba haciendo y de que, a partir de este momento ya no habría vuelta atrás.

Se separó un poco y buscó otra vez la mirada del pelinegro.

Sintió ardor en sus ojos. Parpadeó un segundo y una sonrisa débil se formó un su boca.

_ ¿No soy asqueroso por quererte de esta manera? – Preguntó con cierto tono de broma, pero la pregunta estaba envuelta en un velo de pena hacia sí mismo.

_… No… - El pelinegro le rodeó el cuello con ambos brazos y se aferró a él con fuerza. El acto lo tomó desprevenido, porque nunca el menor había hecho algo como eso. Sorprendido, Naruto lo apegó más a su cuerpo. – No lo eres.

Una sonrisa volvió a aparecer en el rostro del rubio, una sensación agradable se expandió dentro de su pecho. Cerró los ojos, la calidez que vertía Sasuke en él y la que él vertía sobre Sasuke los envolvió en ese abrazo. No supo cuánto tiempo estuvieron así,  era como si el mundo hubiera desaparecido y solo estuvieran ellos dos.

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Abrió los ojos, y lo primero que vio fue el techo de su habitación. Raro, porque se suponía que les tocaba dormir en casa de Naruto la noche anterior.

Poco a poco su mente despertó y fue colocando las piezas. Cuando el rompecabezas estuvo completo, ladeó la cabeza lentamente hacia la izquierda. Naruto estaba ahí, dormido.

En su cama.

Como anoche.

Como en el sueño de aquella vez…solo que ahora sus ojos estaban cerrados y su rostro portaba una expresión serena que podría quedarse mirando todo el día. Le gustaba tratar de memorizar cada detalle de su rostro, era como un pequeño desafío. Se preguntó si podría contar cuántos pelos tenía cada una de sus cejas… Cuando se dio cuenta de que era algo muy tonto.

Sus mejillas se sonrojaron. Se le estaba pegando lo idiota.

Deliberadamente evitaba pensar en lo que había sucedido. No sabía cómo sentirse al respecto y prefería dejar su mente en una especie de limbo por el momento. Al menos, hasta que Naruto despertara.

¿Podría tocarlo? ¿Y si se despertaba? Quería acariciar su mejilla, sentir el tacto de esas marcas bajo su piel. El rostro de Naruto era algo tosco pero único, y si veía realmente cerca, había algo de suavidad en él. Como cuando el rubio le mostraba una pequeña sonrisa, o estaba reposando, sin hacer ninguna mueca. Como ahora.

Se atrevió a largar su mano y trazar con la yema de su pulgar la primera cicatriz, la que estaba más próxima al ojo cerrado del mayor. Quitó la mano de golpe y esperó a ver si Naruto se movía o algo, pero no hubo reacción. Sorprendentemente, no estaba roncando. Sasuke sabía que Naruto roncaba, aunque al parecer no lo hacía todo el tiempo en el que estaba inconsciente.

Estaban demasiado apegados, solo ahora se daba cuenta. El brazo de Naruto lo tenía casi atrapado contra el pecho del mayor. Debía ser esa la razón por la cual no tenía frío a pesar de estar semidesnudo.

Otra cosa de la que recién se daba cuenta.

Me besó.

Yo lo besé.

Nos besamos.

Y…

No solo habían sido besos, había sido mucho más. Tanto que al recordarlo, su corazón y otra parte de su cuerpo palpitaban. Sintió un agradable vuelco en el estómago al rememorar todo lo que había pasado, lo que sintió. Había sido nuevo, inesperado y maravilloso. Se quedó ensimismado y le hormiguearon los labios. Naruto tenía la boca algo abierta y un hilillo de saliva que había terminado haciendo una mancha húmeda en la almohada.

Bufó. “Idiota.” Y tragó saliva.

Se movió lentamente, con cierto temor, y pegó sus labios a los carnosos del otro. Se alejó, comprobando que Naruto no estuviera despierto. El corazón parecía saltarle a la garganta con cada latido. Se acercó otra vez e hizo presión sobre la boca del otro. Una agradable corriente recorrió su cuerpo, le gustaba, le gustaba mucho. Se sentía nervioso, como si estuviera haciendo algo impropio de él, como si el mundo hubiera cambiado, aunque realmente no lo hubiera hecho. Deslizó su lengua fuera de sus labios y con ella palpó el labio superior el rubio. Le gustaban, el sabor, la textura. Sabía que solo estaba haciendo aquello porque tenía la seguridad de que nadie – ni siquiera la persona a la que estaba besando – estaba siendo testigo de eso. Había mantenido los ojos abiertos para estar alerta por si el rubio reaccionaba, aunque cuando su lengua entró en contacto con la boca de Naruto no pudo pensar más en precauciones y demás cosas absurdas.

Volvió a alejarse, y trató de respirar. Había estado sosteniendo el aire y por consecuencia, su pulso había retumbado en sus oídos como un sonoro tambor. Sus mejillas estaban tintadas de un adorable rosado que casi le llegaba a las orejas.

Entonces Naruto abrió los ojos.

_ Nunca pensé que ibas abusar de mí mientras dormía. – Una sonrisa adormilada y además burlona apareció en el rostro acanelado.

Sasuke se quedó de piedra.

…¿¡Desde cuándo había estado despierto ese condenado idiota!?

Una risita emergió de la boca de Naruto, luego lo besó en la frente.

_ Buenos días. – Susurró y lo miró a los ojos. Sus ojos azules contenían cierto brillo que lo dejó ensimismado. Eran claros y brillantes, aun con la evidencia de que acababa de despertar. Le gustaban tanto esos ojos…

_ Hey, se supone que también tienes que decírmelo-ttebayo. – El rubio hizo un puchero, y Sasuke se dio cuenta de que había quedado ensimismado demasiado tiempo. Tsk. Desvió la mirada, porque a veces se le hacía demasiado intensa la expresión de Naruto, el color en sus ojos.

_…Buenos días.

_ Heheheh, aprendiste la lección, ¿eh? Ya sabes-

Naruto se interrumpió y no dijo más después de eso. Sasuke volvió a dirigir sus ojos hacia él. Las mejillas del rubio se habían encendido de rojo y estaba viendo hacia abajo, sorprendido, como si se acabara de percatar de algo.

Se sintió nervioso. ¿Y si Naruto se daba cuenta de lo que había pasado y se arrepentía? Y si… ¿Tal vez solo lo había hecho porque estaba borracho? ¿Se habría tomado la pastilla que le había dado Tsunade? Pero no recordaba aquel hedor desagradable mientras se habían besado. Aun así…

_ Sasuke.

Dio un respingo al escuchar su nombre. Se había vuelto a perder en sus pensamientos.

_... ¿Hn? – Temía y ansiaba al mismo tiempo por lo que fuera a decir el mayor. El rostro broceando estaba compuesto ahora de cierta seriedad, la sonrisa había desaparecido. Naruto habló en un murmullo, pero con claridad.

_ Me gustas.

Sasuke abrió los ojos de más.

_ Me gustas más de lo que deberías gustarme…Me gustas de la manera en que… - La boca del rubio tembló por un momento. Sasuke se sentía tenso, con el corazón a punto de salírsele del cuerpo, no se permitió ni parpadear. Naruto tomó aire antes de continuar, y cerró los ojos. ¿Le era difícil admitir aquello? – De la manera en que quiero…hacer más que besarte-tebayo. Mucho…mucho más. – Era como si se atorara con cada una de esas palabras.

Las palabras del rubio, que había dicho con rapidez y se habían atropellado unas con otras al principio, retumbaron en su mente e hicieron un eco que no hizo más que repetirse sin parar.

“Mucho más.”

“Más que besarte.”

“Más…”

_Solo…quería que lo supieras. Por si… - La voz del rubio se apagó y no continuó, pero Sasuke entendía a lo que se refería.

Por si decides que te disgusta que yo quiera hacer eso contigo.

La verdad, estaba muy lejos de ser eso.

Sin embargo, Sasuke no sabía qué exactamente venía detrás de ese “más”, por lo que no sabía cómo contestar.

Lo de anoche, aquellas caricias y esos abrazos. Sentía como si los dedos de Naruto hubieran dejado huellas sobre su piel. El recuerdo era como una marca que revivía al ser evocada, y se erizó de solo recordar. Su torso estaba descubierto, al igual que el de Naruto. El calor que nacía de la cercanía de sus cuerpos era familiar, pero al mismo tiempo tenía algo único que solo había comenzado a sentir ahora.

Como si estuvieran más cerca. Aún más cerca de lo que estaban sus cuerpos.

Como si la cercanía fuera invisible.

Como si…

_ Está bien. – dijo.

Naruto parpadeó, sorprendido, incrédulo y desconcertado.

_ ¿Está- Está bien?... ¿Q-Qué está bien-ttebayo? – También estaba nervioso.

El pelinegro tragó saliva. “Míralo a los ojos”, se dijo a sí mismo. No importaba cuánto le costara decir aquello, ni la vergüenza que sintiera al hacerlo. Naruto le había sido sincero, y él también lo sería.

_ Está bien… Eso. – Qué elocuente, pensó con sarcasmo. Había esperado ser capaz de decir algo más, pero estaba demasiado inquieto por dentro. – No me molesta. – Dijo finalmente.

_… ¿De verdad? – Preguntó Naruto con los ojos muy abiertos y un tono de voz inocente y esperanzado.

Sasuke asintió brevemente y enterró el rostro en el pecho del otro por impulso, quería esconder su cara diez metros bajo tierra. Dios, era como si le hubiera dado fiebre, se sentía demasiado abochornado… Más no era como antes. Sentía cierta seguridad ahora que conocía los sentimientos del mayor.

Quietos segundos siguieron hasta que una sonrisa apareció poco a poco en el rostro de un Naruto ensimismado por el asombro. Dejó caer sus párpados y rodeó al menor en un abrazo, aunque su brazo sobre el que había estado durmiendo Sasuke estaba algo entumido.

_ Eso me hace feliz. – susurró, y Sasuke supo que era cierto.

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_Buenos días, Kakashi-sensei! – La voz que lo saludaba lo hizo cerrar su libro y levantarse del lugar donde había estado sentado debajo de ese árbol. En el terreno de entrenamientos el sol se posaba con algo de ternura esa mañana, como una especie de alivio en contraste con la frialdad que había últimamente en las noches.

_ ¡Yoh! – Saludó el peliplateado, su ojo se curvó en señal de que estaba sonriendo. Paseó su mirada por ambos chicos y con algo de sorpresa contempló a su alumno.

¿Era su impresión…O Sasuke se veía demasiado diferente al Sasuke del día anterior?

_ ¿Tú tan temprano aquí? – Preguntó el menor con una sonrisa torcida – Algo muy malo debe estar a punto de pasar, si tú estás llegando temprano a un entrenamiento.

_ No seas así, Sasuke. – Contestó el mayor con falsa voz dolida. – No todos los días hay gatos en los árboles y ancianitas a las que ayudar.

_ Ni personas de visita en la aldea pidiendo direcciones, ni el Hokage que te cita a reuniones sorpresa. – Continuó el pelinegro con tono irónico y una ceja alzada. Kakashi dejó escapar una risita y asintió, concediéndole la razón a su pupilo.

_ Tienes razón. Debe ser un buen día el de hoy entonces, ¿no? – Miró puntualmente al rubio, quien solo le mostró una de sus enormes sonrisas.

_ ¿¡Qué esperamos para empezar-ttebayo!? ¡Vamos, Sasuke! – El rubio corrió al centro del terreno y comenzó a hacer flexiones y otros ejercicios de calentamiento. El menor lo siguió con la mirada por unos instantes, hasta que recordó que había otra persona mirándolo inquisitivamente con evidente curiosidad.

_ Estás de muy buen humor. Sin precedentes. – Afirmó el peliplateado con cierto tinte de asombro, pero sin cambiar tanto su tono de voz.

Sasuke lo miró con una ceja alzada, como si no supiera a qué se estaba refiriendo.

_ ¿De qué hablas?

El sensei se encogió de hombros y volvió a sacar su libro.

_ Tú sabrás. Ve a calentar junto con Naruto y luego te diré lo que vas a hacer hoy.

Al pelinegro se le sonrojaron un poco las mejillas, porque “calentar” y “junto con Naruto” en una sola oración evocaba cosas en las que era mejor no pensar si quería tener un entrenamiento tranquilo.

_Hn. – se dio la vuelta antes de que Kakashi pudiera ver su cara y se encaminó hacia donde estaba el rubio. El peliplateado levantó la cabeza de su libro y lo observó mientras se alejaba.

Es como si estuviera en paz, era lo único que se le ocurrió al Hatake. Esa expresión, y la forma en la que Sasuke caminaba y se movía. No es que hubiera cambiado mucho, probablemente a los ojos de cualquier otra persona que no conociera al pequeño Uchiha el acto pasaría inadvertido. Pero él podía darse cuenta del cambio, de cómo Sasuke ahora parecía más ligero, como si un peso se hubiera elevado de sus hombros. Como si la sombra en sus ojos se hubiera levantado. Su semblante estaba tranquilo, renovado. Kakashi notó mientras Naruto y Sasuke entrenaban ese día la forma en la que se miraban el uno al otro, le sorprendió la ausencia de las usuales provocaciones y burlas del rubio. Para ser ellos, estaban demasiado callados. Y para ser Sasuke, el pelinegro había estado algo hablador ese día, haciendo preguntas y comentarios sarcásticos con una ligera sonrisa, de la misma manera calmada y burlona con la que había hablado de las tardanzas de Kakashi.

Algo había cambiado.

No sabía que era, pero lo que sí sabía es que había sido algo bueno.

“Gracias, Naruto.” Pensó. Le regalaba un poco de felicidad el hecho de que su pupilo estuviera por fin siendo tocado por la luz.

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_ ¿Cómo va la fórmula, Kabuto? – Preguntó el hombre de seseante voz. El laboratorio al que acaba de entrar era algo sombrío, con antorchas colocadas estratégicamente de manera que ninja médico pudiera tener una buena vista de su trabajo.

_ He conseguido que el tiempo de duración se extienda hasta 29 minutos y 10 segundos. – Comentó el joven de gafas redondas, al tiempo que vertía un líquido grisáceo dentro un tubo de ensayo a otro, que contenía un líquido incoloro.

El Sannin de ojos de serpiente asintió complacido.

_ Un buen progreso. Cada segundo que se obtenga es importante.

_ Sin embargo, Orochimaru-sama. – Comenzó a decir, y colocó los tubos en unos contenedores de madera. – Sería de mayor utilidad si hiciera más que eso. El efecto es demasiado corto.

_ ¿Qué propones, entonces? – El pelilargo sonrió, curioso.

Kabuto desenrolló el pergamino, que hasta ahora había estado sobre su mesa y se lo mostró. Orochimaru leyó en silencio por unos segundos, luego levantó la mirada hacia el peligris.

_ Energía natural. Creo que deberíamos experimentar con eso. Pero necesitaría de su participación en el experimento.

El Sannin meditó el asunto por unos segundos, los brazos cruzados. Su mirada se dirigió a los tubos de ensayo que había estado manejando el otro. Las llamas de las antorchas se agitaron cuando un viento frío recorrió el laboratorio subterráneo y las sobras parecieron sacudirse.

_ Lo intentaremos. – Asintió el hombre, a lo cual Kabuto respondió con una corta reverencia. El peligris caminó hacia la puerta y habló al ninja que se encontraba a unos cuantos metros a lo largo del pasillo.

_ Trae al próximo prisionero.

El ninja asintió y Kabuto volvió adentro.

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_ ¡¡¡AAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

A Sasuke casi se le cae el cuchillo de la mano al escuchar ese espantado grito. En seguida corrió al lugar donde había salido.

_ ¿Qué pasa? – Preguntó algo alarmado.

_ ¡Sasuke! – El rubio se giró hacia él con el rostro lleno de pánico – ¡¡No tengo dinero-tebayo!!

Naruto le enseñó la enflaquecida rana y la sacudió un par de veces para demostrar que, en efecto, de ella no caía ni una sola moneda.

_ Estoy quebrado, ¡¿qué voy a hacer ahora!? – Alzó la horrorosa billetera de ojos saltones  y comenzó a hablarle como si esta le fuera a responder. -- ¡No podré comer, ni ir al Ichiraku! ¡Al menos que Teuchi me tenga lástima y me regale un tazón! ¡Pero será solo un tazón! ¡Y mi estómago no soporta como solo UNO! ¡¿Qué voy hacer, qué voy a hacer!?

Mientras el rubio había estado hablándole a su Gama-chan, haciendo todo ese drama como si estuviera debajo del foco en un escenario de tragedia clásica, Sasuke se le había quedado mirando con el mayor aburrimiento del mundo.

“Idiota” Suspiró.

_ Ponte a hacer misiones, idiota. – Dijo el pelinegro como si fuera la más obvias de las respuestas.

Los ojos del rubio lo miraron.

_ ¿¡No me escuchaste, mocoso!? ¡No puedo hacer misiones! Y no es como si el viejo me pague por cuidarte.

El menor reviró los ojos. Incluso si las cosas habían cambiado, Naruto no había dejado de ser el mismo adulto idiota de siempre.

_ Puedes hacer misiones de rango D. – Sugirió con un tono despreocupado.

_ ¿¡Qué!? ¿Sabes desde cuando no hago esas cosas? ¡Desde que tenía tu edad-tebayo!

_ Está bien, entonces quédate sin dinero.

Se dio la vuelta y se encaminó a la cocina para terminar lo que estaba haciendo. Sacó del refrigerador una jarra de jugo y se vertió un poco en un vaso. Era refrescante, como la ducha que se había tomado después de terminar el entrenamiento.

Sintió una mano sobre su hombro de repente y casi da un salto. Se giró para mirar al rubio idiota y exagerado con una ceja alzada.

Naruto tenía unos lagrimones en los ojos que parecían cascadas.

_ Si no tengo dinero, no puedo comprar ramen, ni los kilos de tomate que te prometí.

Sasuke afiló la mirada. Esto era un asunto muy pero que muy importante.

_ Tienes que conseguir dinero. – Dijo con suma seriedad, sin dar lugar a peros.

El mayor soltó un suspiro de resignación.

_ Está bien…Bueno, iré a hablar con el viejo entonces. – Dijo con desgano y se giró para dirigirse hacia la puerta. Sasuke contempló su espalda con una pequeña sonrisa. Ese idiota… Era más infantil que él mismo.

De repente Naruto detuvo su marcha y regresó hacia donde estaba el pelinegro. Sasuke alzó las cejas para preguntarle qué sucedía, pero todas las palabras e interrogantes se esfumaron de su mente cuando unas manos grandes y bronceadas tomaron su rostro. Un par de labios cálidos se presionaron contra los suyos, un beso casto que le hizo estremecerse. Cerró los ojos sin darse cuenta y solo los abrió cuando Naruto se separó.

Algo atontado miró hacia arriba cuando el mayor se enderezó. Naruto le sonreía.

_ ¿Vas a salir a algún lado? – preguntó en un susurró.

“Mucho más.”

_…No.

_ Hehe, está bien. – El rubio le removió los cabellos en señal de despedida. – Te veo en un rato, mocoso. – Corrió hacia la puerta y en pocos segundos Sasuke se quedó solo en su apartamento.

Un momento. ¿Solo? ¿Naruto lo había dejado solo?

Extrañado, el pelinegro caminó hacia la salida del apartamento y abrió la puerta.

_¿Creíste que te dejaría solo-tebayo? – Habló el rubio con una sonrisa zorruna. – Pues no, Tomatito-chan. El original no se tardará de todas maneras. – Afirmó con despreocupación.

Ah, era un clon.

_Hn. – Sasuke cerró puerta.

_ ¡Hey, déjame entrar!

El pelinegro esbozó una pequeña sonrisa divertida. Prefería al rubio real de todas formas.

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Notas finales:

¿Qué les pareció? Capítulo corto, lo que significa que actualizaré más pronto xD Muchas gracias por los reviews! TwT Cuando me desanimo por alguna razón los releo y siempre me sacan una sonrisa. Me encanta conocer sus opiniones.


¡Nos leemos pronto!


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