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El cielo está en tus ojos por Zeny

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El cielo está en tus ojos

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Capítulo XVI

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La escuadra ANBU aterrizó en el techo del edificio, y de inmediato se dirigió a la ventana que conducía a la oficina. Dicha ventana estaba abierta, como si la persona que los estuviera esperando hubiera sentido su presencia antes de que siquiera estuvieran ahí. El capitán de la escuadra avanzó cuando los cuatro hubieron pisado el suelo de la oficina.

_ El informe diario, Hokage-sama.

_ Ah, sí, Tigre. – Sarutobi asintió y recibió el pergamino enrollado que el soldado enmascarado le tendía. Los otros tres observaban el intercambio sin mediar palabras, atentos y solo siguiendo las órdenes del capitán, que en ese momento eran permanecer como estatuas mientras este presentaba la información.

_ Ha habido una…irregularidad. – El titubeo al decir la palabra captó la atención del anciano, que con mirada inquisitiva, alzó una ceja.

_ ¿Irregularidad?

Tigre asintió e indicó con su cabeza el informe.

_ Tratándose de algo delicado pensé que lo mejor sería escribirlo.

Incluso Tigre, un capitán con años de experiencia al servicio del Hokage, había encontrado difícil el describir lo que sus ojos y los de su cuadrilla habían presenciado. Tal vez delicado no fuera la mejor palabra.

Inesperado sería una mejor descripción. No porque fuera incomprensible, sino porque era una situación que, teniendo en cuenta los antecedentes de los blancos que observaban, no podía juzgarse por lo que habían apreciado a simple vista.

Sarutobi desenrolló el pergamino y sus pupilas barrieron el informe rápidamente. Los años no habían afectado su sentido de la vista y esa era una de las cosas por las que estaba muy agradecido. Sin embargo, pensó que estaba leyendo mal cuando aquellas palabras cobraron sentido en su cabeza. Levantó la vista hacia los ANBU, como si buscara confirmación de lo que acaba de leer. Y, en efecto, el capitán asintió. Tigre no tenía razón alguna para mentir sobre el asunto. Su compromiso y mayor misión desde que se había convertido en ninja había sido servir al Hokage y proteger la aldea con el uso de sus habilidades. Sus otros compañeros, Búho, Gato y Halcón seguramente tenían los mismos objetivos.

Sarutobi indicó con un momento de cabeza que se retiraran, y los ANBU desaparecieron en cuatro bolas de humo al mismo tiempo. Continuarían su misión de espionaje.

Sandaime largó un suspiro. Era cierto que Naruto le había dicho que él mismo se encargaría de proteger y vigilar a Sasuke, pero eso nunca quiso decir que dejaría de mantener un ojo sobre ellos. Y como no podía “observarlos” constantemente por su bola de cristal debido a la terrible cantidad de papeleo y trabajo que tenía a cuestas, no había tenido otra opción sino delegar la misión en un grupo de profesionales.

Bien… Ahora, ¿qué se suponía que debía hacer con esa información?

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_ Ustedes dos, vayan a tomar un descanso. Los quiero de vuelta en tres horas.

Búho y Gato asintieron. Sus presencias se esfumaron del aire.

_ ¿Qué crees que hará Sandaime Hokage-sama sobre esto, capitán?

Distraerse con conversaciones innecesarias no era algo usual entre de los ANBU, pero de vez en cuando debían dejar de lado su estoicidad y respirar; por mucho que lo intentaran, no podían ser herramientas completamente perfectas.

_ El jinchuriki ha probado ya repetidas veces su lealtad a Konoha; no creo que de su parte haya ninguna amenaza. El Uchiha, por otro lado…

Estaban apostados en el tejado de un edificio que quedaba frente al lugar donde residía Uzumaki Naruto, el jinchuriki. Seguirle la pista cuando este había salido de Konoha no había sido nada fácil y había puesto sus habilidades en vergüenza, razón por la que Tigre se sentía algo enfadado consigo mismo; pero a pesar de eso no permitía que sus emociones interfirieran con su trabajo y su razonamiento.

_ Pero es muy joven aun, ¿no? Además, es solo un genin. A pesar de que sea un Uchiha es difícil que llegue a ser como Uchiha Madara.

La mención de ese nombre cargaría el ambiente de tensión, pero como se trataba de Halcón, alguien con quien solía tener ese tipo de conversaciones, el nombre resbaló por sus oídos como un quieto susurro de fantasmas.

Era un nombre peligroso, perteneciente a un ancestro demasiado poderoso.

_ Mantenerlo vigilado es nuestra misión. Y si lo hacemos deben haber suficientes razones para ello. Un Uchiha siempre será un peligro, no importa si es un niño o un adulto.

Hubo un deje de desprecio en aquella última frase, y Halcón estimó que aquello significaba que la charla trivial había terminado. Los ojos de ambos ANBU se fijaron en la ventana del apartamento.

_ Van a salir. Vamos.

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Búho se hincó sobre una rodilla.

_ Remueve tu máscara.

No dudó en obedecer la orden. Ojos grises se revelaron en un rostro neutro. La sombra del hombre que estaba de pie delante de él ocultaba secciones de su rostro; pero a pesar de la oscuridad Danzo podía percibir con claridad la expresión del ANBU.

_ ¿Novedades? Espero que no hayas venido para decirme que lo perdiste de vista otra vez.

Búho cerró los ojos y habló con voz inexpresiva.

_  La relación de Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke ha sufrido cambios.

Esto llamó la atención del hombre.

_ ¿Oh?

Búho entonces procedió a explicar, con palabras concisas y llanas, lo mismo que el capitán Tigre había reportado al Sandaime.

Aun si el capitán ANBU y el Hokage desconocían de la existencia de este segundo informe.

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La chica pelirroja ajustó sus lentes. Una mirada hacia la derecha y otra hacia la izquierda; a pesar de que el ambiente en el que estaba no era nada hostil, no podía dejar de sentirse inquieta y con la necesidad de permanecer alerta.

Algo frío cayó sobre su cabeza. Una pequeña gota se deslizó entonces por su frente, y humedeció sus lentes. Debía encontrar refugio pronto si no quería mojarse completamente. Sintió calidez y un olor poco familiar pero ligeramente atractivo. Era una tienda, un restaurante. Decidió que se refugiaría ahí hasta que pudiera reunirse con el aquel hombre.

Además tenía hambre. Su… “jefe” le había dado suficiente dinero y condiciones para poder desenvolverse en el lugar que se encontraba sin preocupaciones. Pero aun así, usar un protector para la frente después de tanto tiempo se sentía extraño.

Se reprochó a sí misma el haberse sentido algo nerviosa al pasar por el puesto de revisión en la entrada de la aldea el día anterior.

_ ¿Nombre?

_ ¡Sarutobi Konohamaru! – el niño que había estado tres lugares por delante de ella parecía demasiado animado. ¿Eran todos los de Konoha de esa manera?

_Bienvenido, Konohamaru-kun.

Otros dos gennins que parecían conocidos de aquel chico presentaron sus identificaciones y se les fueron permitida la entrada. Cuando llegó su turno, tenía un nudo en la garganta.

_ Nombre e identificación.

_ Mikasu Karin. – dijo, y un sudor frío rodó por su sien cuando el ninja tomó su identificación para chequearla. Permaneció lo más tranquila que pudo y se repitió una y otra vez que todo estaba bien. Aquel hombre se había encargado de todos los detalles. No había forma de que el plan saliera mal.

El ninja asintió, su expresión facial no cambió un ápice mientras escribía en el documento que tenía presente lo que ella suponía era la confirmación de que había “regresado” a la Aldea, y le devolvió su identificación.

_ Tu rostro no me es familiar. – comentó el ninja que estaba junto al que le había pedido su identificación. En su rostro podía ver cierta curiosidad.

_ S-Sí. – La repentina pregunta la desubicó un poco. Por suerte con anterioridad había supuesto que al menos le harían ese tipo de preguntas. – Soy de una familia de civiles y esta fue mi primera vez en realizar el Examen Chunnin.

_ Hm. – el hombre asintió, y le devolvió la identificación. – Bueno entonces: bienvenida de vuelta, Mikasu-san. Mejor suerte para la próxima vez.

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Aunque estaba lloviendo como si el mundo fuera a acabarse, ellos no pararon de luchar.

_ ¡Chicos, deberían volver a casa!

_ ¡Podemos continuar!

Ambos estaban debajo de la fuerte lluvia, entrenando. Se habían deshecho de las camisetas y practicaban Taijutsu. Era un verdadero desafío, pues la lluvia confundía tanto su sentido de la vista como el del olfato y el oído. El repiqueteo era constante y cuando uno de los dos desaparecía de la vista del otro les recorría un escalofrío de anticipación y excitación.

Dos clones se abalanzaron a Sasuke: lo único que le alertó de sus presencias fue el chapoteo de sus pisadas al clavar los pies en la tierra que comenzaba a convertirse en fango.

Patadas y puñetazos, salpicaduras de agua y de fango los ensuciaban. ¿Qué podrían enfermarse? Tal vez, pero ni Naruto ni Sasuke estaban pensando racionalmente en ese momento. Entrenar, y pelear por diversión. A Sasuke le gustaba probarse a sí mismo y Naruto simplemente amaba ver esa expresión en su rostro. Le gustaba mucho también darse cuenta de cuánto el pequeño había mejorado en tan pocas semanas. Esa capacidad para aprender rápido, el esfuerzo y dedicación que ponía y su determinación le hacía sentirse muy orgulloso de él.

Naruto sonreía.

Que su Tomatito-chan se estuviera divirtiendo de verdad – incluso si era al precio de recibir patadas y golpes que seguro le dejarían unos cuantos moretones – era para él una dicha tremenda.

Masoquista.

Probablemente. Pero así era feliz.

_ Vaya… - Kakashi suspiró y se giró sobre sí mismo para buscar el camino hacia su casa. Tenía un paraguas que lo protegía de la lluvia pues había previsto que el clima cambiaría a mitad del día. Había estado insistiendo unos cinco minutos a que se detuvieran, pero parecía que ese día Sasuke había decidido echar por el retrete el respeto que le tenía a su sensei y no le hizo caso.

Bueno, no sería culpa de Kakashi si los dos se enfermaban.

Cambiando de rumbo a mitad de su tranquila caminata decidió pasar lo que restaba para que escampara en una tienda de postres que le gustaba mucho con la vista de la cortina de agua a su derecha.

Cuando finalmente la lluvia comenzó a aminorar hasta que dejó de llover su lado paterno apareció y, algo preocupado por la salud de esos dos alocados – los dos habían sido alumnos suyos en algún momento; una “increíble” coincidencia –fue a buscarlos. Pero contrario a lo que se había imaginado, no los encontró en el campo de entrenamiento.

Volvió a suspirar.

_… ¿A dónde se habrán ido?

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_ ¿Cansado, Sasu-chan?

En algún momento la lucha había empezado a desplazarse y habían terminado internándose en el bosque en un juego demasiado ridículo de “¡Atrápame si puedes!”. Si hubiera sido cualquier otra persona se hubiera marchado de ahí. Pero al tratarse de Naruto, Sasuke había cedido hasta sin pensarlo dos veces.

A pesar de que ambos estaban jadeantes, el rubio se recuperó rápidamente. Sasuke, por otro lado, sí se sentía con sus fuerzas un poco drenadas por el entrenamiento  y la persecución; mas no se dejaría ver débil delante de aquel infantil idiota…

Ese idiota que le sonreía de esa manera, con ese brillo en sus ojos azules que le hacía sentir tan vivo.

Se lanzó de nuevo al ataque. Levantó la pierna izquierda para lanzar una patada que Naruto esquivó en un movimiento fluido. Pero le salió el tiro por la culata cuando al mismo tiempo su pie tropezó con una raíz, y gracias a lo resbaladizo del suelo, aterrizó sentado contra un tronco.

_ ¿Ya te cansaste? – preguntó el pelinegro con una sonrisilla arrogante. El mayor lo miró, seguramente a punto de reclamarle, pero en lugar de hacer eso alargó una mano y lo atrajo hacia sí, haciéndolo caer.

_ ¡Oye, idiota! – chasqueó la lengua e intentó ponerse de pie pero un par de brazos se lo impidió.

_ ¡Estamos entrenando!

_ Hmm, pues ya no lo estamos-tebayo. – entrelazó sus dedos en el cabello mojado del pelinegro, y los apartó de su frente para poder dejar un corto beso ahí.

Para ese entonces las mejillas del menor estaban coloreadas. A pesar del frío de la lluvia sus cuerpos se sentían ligeramente calientes por el ejercicio y la inevitable cercanía en la que habían terminado.

Incluso si ya habían pasado un par de días desde que habían comenzado a dormir propiamente juntos – solo dormir – para Sasuke aún se sentía extraño compartir su cama después de pasar años durmiendo solo con el calor de las mantas a su alrededor.

Igualmente, aunque fuera vergonzoso admitirlo, le encanta. El calor de Naruto, el olor de Naruto. Y ver su rostro, sus ojos y su sonrisa al amanecer era una de las mejores cosas que había experimentado en su vida.

_…Si nos quedamos aquí si nos enfermaremos. – gruñó contra su hombro, pero no hizo ademán de apartarse. La comisura de su boca quería curvarse, aun contra su voluntad, pero no pudo evitarlo.

Sin embargo, sentir los dedos del mayor trazar la línea de su columna le provocó un escalofrío.

_ Si me enfermo vas a tener que cuidarme-tebayo, hehehe.

Sasuke lo miró con cara de aburrimiento.

_ Y me harás sopita, ¿verdad? – EL rubio lo miraba con la sonrisa más boba que existía en su repertorio haciendo de paso un puchero que pretendía ser adorable.

_¿Qué edad tienes?

El pelinegro le empujó la cara con una mano y eso fue distracción suficiente para que lo dejara ponerse de pie. Naruto protestó pero no intentó traerlo de vuelta a sus brazos. Alzó la vista hacia el pedazo de cielo que podía percibirse entre las copas de los árboles. Pendían todavía los grisáceos nubarrones, pero la lluvia había comenzado a aminorar.

_ Volvamos, Sasuke. – un suspiro captó su atención – Es cierto que te puedes enfermar.

Frunció el ceño. Si se enfermaba, Naruto tenía que enfermarse también.

_ Un idiota como tú de seguro tiene un sistema inmunológico tan torpe como su dueño.

Naruto parpadeó un par de veces.

_… ¿Inmueble-qué?

El pelinegro bufó y comenzó a caminar.

_ ¡Oye, dime qué es eso! Me ofendiste, mocoso!

_ Debiste darlo en la Academia. – replicó cuando el mayor lo siguió el paso a su lado.

_ Hm, debió ser una de esas clases en las que me quedé dormido. ¡Pero igual! – Se palmeó el pecho cual orangután – ¡Soy muy fuerte-tebayo! ¡No suelo enfermarme!

Sasuke rodó los ojos. Esa pequeña sonrisa en sus labios no desaparecía.

_ Tienes estupidez crónica. – anunció con tono burlón.

_ ¡Oye! Mocos- ¡Uff! –se abrazó a sí mismo y buscó  con la mirada de un lado a otro. – Creo que deberíamos buscar nuestras camisetas.

Sasuke asintió. Aunque por el momento no sentía tanto frío.

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El olor a carne cocinada era delicioso en el ambiente. La charla y las risas se extendían por el restaurante teniendo como origen el grupo de jóvenes que estaba sentado en una de las mesas más grandes.

_ ¿Qué pasa, Naruto? Casi no estás comiendo. – preguntó Ino con curiosidad.

_ Ah, es que desayuné dos tazones de ramen hoy, no estoy muy hambriento. – se sobó  la nuca al tiempo que esbozaba una sonrisa de disculpa.

_ Eso es bastante inusual. – Comentó Kiba, pero a Chuuji no le importó demasiado, pues mientras más carne dejara Naruto, más para él.  – Pensaba que estabas haciendo dieta, ¡hahahaha!

_  ¡¿QUÉ!? ¿Por qué necesitaría yo hacer dieta-tebayo?!

_ Tal vez estás agarrando libras por estar tanto tiempo de vacaciones. – Sugirió la rubia como si se tratara de un asunto muy serio, pero todos, a excepción de Chouji, rieron a carcajadas. Mientras no se mencionara la palabra prohibida todo estaba bien.

_¡Hey! Para que lo sepan, entreno todos los días con Sasuke y he empezado a hacer misiones…Aunque son de Rango D. – Eso último lo murmuró en voz baja. De golpe tomó su vaso y bebió un gran trago de agua.

_ Claro, claro.

Chouji le palmeó la espalda, con la sola intención de tranquilizarlo.

_ Aun te vez bien, Naruto. – Pero esto no pareció calmarlo completamente. 

_ Por cierto, ¿dónde está Sasuke-kun hoy? Usualmente no te separas mucho de él. – preguntó la rubia.

_ Está entrenando. – Contestó Naruto rápidamente, aunque había agradecido el cambio de tema. – Por cierto, ¿dónde está Shikamaru? No es normal que no esté aquí con ustedes.

Esta vez el Akimichi le respondió.

_ Shika estaba cansado y como es su día libre se quedó durmiendo de más. Su madre no le dijo nada esta vez. Dijo que nos vería más tarde. – Al terminar de hablar otro pedazo de carne se dirigió a su boca y el chico lo masticó felizmente.

_ Ese vago. – Bufó Naruto con una pequeña sonrisa. Y luego suspiró. - El día que los invito a comer y deciden faltar tres-tebayo.

_ Casi todas las mañanas Tsunade-sama y Shizune van al hospital junto a Sakura para hacer una revisión general. A Sakura le toca trabajar hoy hasta las cinco de la tarde, de seguro podrás verla después. – dijo Ino, quien hacía un par de horas se había reunido con dicha pelirrosada.

_ ¿Y Neji? – volvió a preguntar Naruto.

_ Neji está entrenando a su prima hoy. – Comentó Shino, de cuya presencia el Uzumaki recién se daba cuenta. Qué sigiloso era ese tipo…

Volvió a suspirar y su mirada se extravió hacia la ventana con cierto gesto pensativo. Luego de unos momentos una sonrisa determinada se asentó en su rostro, y se puso de pie.

_ ¡Ahora vuelvo, chicos!

_ Hey, ¿a dónde vas? – Pero cuando Kiba preguntó aquello el rubio ya había salido del restaurante y corría bajo la llovizna con la capucha de su chándal cubriéndole la cabeza. Los otros quedaron en silencio viéndolo desaparecer.

Silencio que fue roto por cierto Akimichi.

_… ¿Me puedo comer lo suyo?

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Aparentemente no tenían prisa por volver a casa y por esa razón caminaban a un ritmo pausado hacia el campo de entrenamiento. Sin embargo, Naruto estaba replanteándose lo de ir a paso de tortuga. El viento que soplaba de tanto en tanto le hacía querer abrazarse a sí mismo. ¿De quién había sido la idea de entrenar sin camisetas?

Ah, cierto, él había sido el primero que se la había lanzado a Kakashi.

“¿Qué pasa, Sasu-chan? ¿Te da vergüenza entrenar así? Hehehe”

 Y  luego Sasuke, tan desafiante como siempre, le había seguido el juego.

_Me gusta tu cabello así.

Sasuke alzó la vista hacia él. Segundos después de hablar el rubio se dio cuenta de lo que había hecho.

_ ¡Quiero decir! – carraspeó la garganta, tomado con la guardia baja por lo que había dicho en voz alta inconscientemente – Es que siempre está parado por la parte de atrás, y así también me gusta! Pero mojado te hace ver muy…

Lindo.

_ …bien.

_Hn... Tú no te ves tan mal tampoco. – El menor volteó la mirada hacia abajo, su boca torcida en un gesto de contención. Era como si no supiera que decir, y Naruto mismo no sabía por qué había dicho aquello.

Tampoco supo por qué de repente le sostuvo la mandíbula con suavidad y le dio un beso.

Si descontaba aquella noche en la que el alcohol, la oscuridad y otros factores que habían tenido que ver con sus alborotados sentimientos, los besos habían sido castos y cortos. Incluso después de admitir ante Sasuke lo que sentía una parte de sí se retenía aun. 

La parte que quería proteger a ese niño de su propia perversión.

Pero Sasuke de alguna manera logró en ese momento manipular aquel instinto protector, y sin darse cuenta Naruto se dejó caer sobre sus rodillas para poder fundir sus bocas apropiadamente; una posición que dejaba al menor un poco más alto. El calor floreció ante el íntimo contacto de sus labios, ansiosos y algo torpes, pero eso no lo detuvo. Una parte de sí mismo se sentía contenta y aliviada de que los besaran con una inexperiencia similar. Lo rodeó con sus brazos y lo acercó más hacia su cuerpo. Su piel se erizó por varias razones, una de las cuales decidió ignorar en favor de sentar a Sasuke sobre sus muslos.

Con un jadeo este deshizo el contacto, mejillas preñadas de un color sonrosado. Agitado respiraba como si hubiera estado demasiado tiempo bajo el agua. Le encantaba la expresión en el rostro de Sasuke, y se veía tan lindo con los mechones de su cabello pegados a su rostro.

Naruto lo abrazó de repente, estrechándolo contra sí mismo.

_ A veces no puedo controlarme. – murmuró.

¿Es inevitable, cierto? Se preguntó así mismo.

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Shikamaru despertó contra su voluntad cuando algo comenzó a tirarle de los pies.

Siendo quien era, aferrarse al sueño era su prioridad en ese momento de semi-conciencia, por lo que trató de ignorar la molestia y se aferró a su cama. Pero la fuerza que quería sacarlo de ella continuó tirando de sus pies.

Qué demonios…

_ -mos, Shika, despierta!

Esa voz era problemáticamente conocida. El poner fuerza en sus brazos para que no lo arrastraran fuera de su preciado y cómo colchón resultaba problemático, por lo que, resignado y con un gruñido de fastidio, se dio la vuelta lentamente y le mostró su descontento rostro a quienquiera que fuera el maldito ser que quería impedir su tan merecido descanso.

_... Qué estás haciendo aquí?

Una sonrisa de oreja a oreja que se le hizo algo irritante fue dirigida hacia él.

_ ¡No fuiste a la barbacoa, así que vine a buscarte-tebayo!

Shikamaru tomó la almohada y se tapó la cara con ella.

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_ ¿Por qué tienes que controlarte?

Incluso si no hubo titubeo en su tono de voz al hacer esa pregunta, por dentro Sasuke estaba teniendo lo que sería más correctamente definido como una revolución.

Y no se hubiera dado cuenta si el muy idiota no lo hubiera abrazado.

Su pulso se había acelerado, pero era diferente a la adrenalina que recorría sus venas en un entrenamiento o una batalla. De eso se había dado cuenta hacía bastante tiempo. Naruto causaba que bajo su piel un fuego despertara cada parte de su cuerpo. No se estaba asfixiando, pero sentía como si le fuera difícil respirar en ese momento.

Aquella noche la luz había estado apagada, y tras los besos que habían confesado lo que se había estado callando desde el primer sueño que tuvo con Naruto se habían dormido. Con su mente consumida en el calor del mayor, el tacto de aquellas manos en su cuerpo, el olor y la electricidad que corrían entre ellos no se había puesto a pensar con claridad todo lo que aquello implicaba.

Ahora, a la luz del día –aunque estaba nublado – frente a frente, con el rubio sobrio y sin que aquel impulso le privara completamente de su capacidad de razonamiento, Sasuke se daba cuenta de que Naruto tenía el mismo problema de erecciones involuntarias que él había sufrido hacía unas semanas atrás.

Podía sentirlo. Y esa era uno de los por qué se sentía tan alarmado como excitado. Una parte de su mente estaba dando vueltas alrededor de un círculo y deseaba con todas sus fuerzas que Sasuke se enterrara tres metros bajo tierra. Sin embargo, no se apartaría, no se movería ni un centímetro.

El mayor se tensó ante la pregunta, y demoró en contestar.

_ Tengo que hacerlo. – sus dedos acariciaron el contorno del rostro pálido, y de reojo Sasuke vio aquella mano cálida tan cerca de sí mismo, y estuvo tentado a empujar su rostro hacia ella para alargar el contacto. El mayor acunó su rostro, y una sonrisa leve se formó en su boca, tal vez una de las más pequeñas que jamás había visto en ese rostro de intensos ojos azules.

Ojos que en este momento albergaban emociones incomprensibles.

_ ¿Por qué? – Volvió a preguntar el pelinegro. ¿Por qué Naruto hablaba sobre controlarse? No entendía en ese momento a qué se refería. ¿Qué razón podía existir para ello? Sasuke podía hacerlo, podía tomar ese “mucho más” del que Naruto había hablado.

…¿O acaso Naruto pensaba que no podía?

Arrugó el entrecejo.

_ Te lo explicaré más tarde. – prometió el mayor, al tiempo que lo apegaba más hacia su cuerpo con un brazo. Aquella mano acunó su rostro y Sasuke paró de respirar por un momento cuando el de Naruto quedó a dos agónicos centímetros del suyo. – Por ahora… - habló en voz baja – ¿Está bien si te beso, Sasuke?

Le fue difícil inhalar aire. Aquellos ojos parecían hablarle. Aquellas pupilas fijas en las suyas le hacían no querer parpadear.

_ Antes no preguntaste, idiota. – murmuró en tono casi inaudible. Los labios de Naruto su estrecharon en una sonrisa antes de eliminar la distancia entre los suyos una vez más. Cerró los ojos, perdido en la sensación, con los aquellos pensamientos de antes evaporándose en aquel agradable calor.

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Algunos minutos más tarde en los que la mamá de Shikamaru por poco asesina a Naruto por colarse en su casa -afortunadamente el cuchillo de cocina no llegó a rozarlo- los dos chicos estaban caminando por la calle de Konoha rumbo a la tan mencionada reunión en la barbacoa. La lluvia no había disminuido completamente, por lo que el rubio se había subido la capucha de su remera y el Nara, a pesar del esfuerzo, sostenía un paraguas.

Se escuchó un suspiro cansado.

_ En serio. Le había dicho a Chouji que iría más tarde.

_ Pero cuándo iba a ser más tarde, ¿eh? De seguro te pasarías el día entero durmiendo, y más aún porque está lloviendo.

No iba a negarlo.

_ ¿Y bien?

_ ¿Eh? – el rubio giró la cabeza para mirarlo, confundido -  ¿Y bien qué?

Una sonrisa ladina adorna el rostro del Nara.

_ ¿Resolviste tu problema?

Naruto no entendió a qué se refería hasta después de unos largos quince segundos.

_ ¿Q- ¡No tenía un problema! Pff! – Bufó y miró hacia adelante con gesto jetón. Al tiempo que Shikamaru lo observaba sin decir nada, el rostro del Uzumaki se suavizó y una sonrisa tranquila se formó en su boca. – Bueno…Digamos que sí.

Algo ha cambiado. Fue lo dedujo el chico de coleta al instante.

_ ¿Entonces, cómo estuvo el examen chunnin?

El pelinegro se encogió de hombros. Parecía que Naruto no quería que indagara más en el tema, y él no tenía la energía para presionarlo sobre algo que, francamente, no era asunto suyo.

_ Fue más sencillo que otros, o que el nuestro. Unos ninjas intentaron asaltarnos en el camino de regreso, pero aparte de eso no sucedió nada de gran importancia.

_ Heh… ¿Un examen chunnin tan tranquilo? Eso es extraño-tebayo.

_ Supongo. La guardia fue reforzada por parte de cada aldea así que no hubo ningún incidente preocupante. Además, no había ningún objetivo relevante entre los gennin: Todos eran bastante normales.

A excepción del gennin que no había logrado ir al examen, por supuesto. Por la mente de los dos pasó cierto pelinegro, mas Naruto pretendió que no había sido nada y continuó caminando contentamente bajo el paraguas junto a su amigo.

Hasta que Shikamaru se detuvo.

_ Sabes, Hokage-sama no me dijo por qué tú, de todas las personas que estaban a su disposición para tal misión, fuiste el enviado para traer a Uchiha Sasuke de vuelta.

La mirada penetrante y analítica de Shikamaru se clavó en los ojos claros. Ya no había rastro de despreocupación y cansancio en su rostro. Había esperado alguna especie de explicación detallada de parte del Sandaime, pero este mismo había tratado el asunto como si fuera algo de poca importancia.

Y a pesar de que el asunto apestaba a problemas, como se trataba de Naruto, eso solo le había hecho querer saber más.

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Shikamaru entró en la oficina después de anunciarse con un doble toque. El Sandaime emitió un "Adelante" lo suficientemente alto para que fuese escuchado, el Jounin caminó hacia el escritorio del Hokage. En un breve resumen dio su reporte de la misión, y resaltó que los señores feudales habían echado de menos su presencia en el examen Chunnin.

_ Ya estoy muy viejo para perder tiempo en ese tipo de cosas. - Suspiró al tiempo que entrelazaba sus dedos delante de su rostro - Todo parece haber ido bastante bien, entonces.

_ Sí, Hokage-sama. Aquí está la lista de aquellos que aprobaron el examen. - El pelinegro le entregó un pergamino, el cual Sandaime desenrolló y dejó  sobre la mesa para revisarlo con mayor cuidado después. - Además de esto, hubo un contratiempo...

El Nara esperaba que el Hokage supiera a lo que se estaba refiriendo.

_ ¿Te refieres a Naruto? - Hiruzen continuó hablando después de ver el asentimiento mudo del Jounin - Era necesario que Uchiha Sasuke regresara a la Aldea. Lejos de la protección adecuada su vida podría estar en riesgo.

No pasó desapercibido para Shikamaru que en ninguna instancia de su aclaración Sandaime Hokage mencionó que había sido una orden expresa de su parte el que Naruto se buscara y llevara al Uchiha de vuelta a Konoha, pero prefirió guardarse sus conclusiones. Cuestionaría al rubio después.

_ Bien, si eso es todo...Buen trabajo, Shikamaru. Haz crecido mucho y te has vuelto alguien responsable. - Una sonrisa adornó el rostro arrugado del anciano, y el Jounin se inclinó en señal de agradecimiento antes de retirarse.

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La llovizna había dejado de azotar suavemente el suelo. No había muchas personas en la calle, y las que estaban iban ataviadas con paraguas. Parecía como si el frío del invierno que se avecinaba junto a la frescura de la lluvia hacia que la gente quisiera mantenerse refugiada en sus casas.

El pelinegro no se había movido de su lugar y mantenía su mirada firme, a la espera de una respuesta. Naruto suspiró.

_ Verás, Shika…

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Notas finales:

A/N: Hola! Siento la demora ^^UU Iban a suceder muchas más cosas, pero se extendió más de lo que había esperado y pues… Ahí está. Espero con todo mi corazón que la humilde yo pueda actualizar pronto. El próximo capítulo está prácticamente planeado de todas formas  :3 Espero que les haya gustado! ¿Qué creen de lo que está pasando? 7u7 Hehe~


¡Muchas gracias por los reviews y por los favoritos y follows! <3


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