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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

Capítulo largo para que lo disfruten~!

El cielo está en tus ojos

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Capítulo XX

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El techo era blanco,  como un lienzo sin pintar. Cambiaba de color con la luz de la ventana de cristal cerrada. Primero gris, luego el ambarino claro del amanecer.

Cortinas blancas. Una cama metálica. Paredes como páginas de un libro que cuenta historias con tinta invisible. Decenas de personas, decenas de heridas y dolores y muertes han sido atestiguadas por esas paredes.

Hacía más de un año que Sasuke no estaba en un hospital.

Pero no estaba solo.

Parpadeó un par de veces y  giró la cabeza hacia la derecha. Justo a un metro de la ventana sentado en una silla estaba Kakashi. ¿En qué momento había entrado? Tras unos segundos pareció darse cuenta de que el pelinegro había abierto los ojos.

Aunque había estado despierto desde mucho antes.

_ ¿Sasuke?

_ Hn.

La confirmación hizo que el peliplateado se levantara y fuera hacia donde estaba acostado en la cama. Tenía el sharingan descubierto y con su afilada mirada le examinaba detenidamente. Cuando la vista del jounin se detuvo en su cuello Sasuke alzó una mano y notó que estaba envuelto en vendaje.  Estrechó el entrecejo y se sentó con lentitud.

Kakashi no demoró en explicarle, una mano en el bolsillo mientras que con la otra sostenía su libro cerrado.

_ Mientras estuviste inconsciente te pusimos un sello que limitará la activación del otro. La piel está mayormente curada pero es mejor cubrirla por un tiempo.

Su cerebro registró esa información con lentitud. Ah, el sello. Recolectó los recuerdos de los eventos más recientes como si encajara las piezas de un rompecabezas desperdigado por el suelo. Sus ojos se abrieron poco a poco hasta que encajó su vista en la nada desmesuradamente cuando la última pieza del puzzle tomó su lugar. El corazón saltó en su pecho como si fuera a escapársele de entre sus costillas.

_ Naruto. – profirió con voz estrangulada. Paralizado, el oxígeno huyo de sus pulmones con temor. La imagen de aquellos ojos plagados de roja furia, y luego su cuerpo retorciéndose en el suelo, la agonía, la impotencia-

¿Qué había pasado con él? ¿Dónde estaba? ¿Estaba…?

¿Estaba…?

Se le heló la sangre.

Casi no registró la voz del jounin; había dejado de respirar.

_ Está en otro piso del hospital. No corre peligro. – El peliplateado  puso una mano en su hombro, y el toque repentino lo sacó del aterrado shock  – Todo está bien, Sasuke. – Dijo con firmeza, apretando un poco el agarre en su hombro – Los dos están a salvo.

Sin darse cuenta había agarrado la sábana que lo cubría en puños temblorosos. El tacto y las palabras de Kakashi lo forzaron a regresar al presente, y se obligó a respirar.

Mareado, cansado y hambriento, se recostó al cabezal metálico de la cama con una almohada que el sensei le puso sin decir una palabra. Sasuke no le dio las gracias. Recuerdos, pensamientos y pesadillas bullían en su mente, revueltas en un caldero negro y burbujeante por una malévola sonrisa. Apretó los párpados y respiró profundamente cinco veces hasta que pudo calmarse.

 Cuando estuvo seguro de que su mente sería capaz de asimilar la información sin que entrara por un oído y saliera por el otro, miró a su sensei.

_ ¿Qué fue lo que sucedió?

Kakashi suspiró, regresó a su silla y le contó todo.

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¿Sientes su chackra? ¿Quién está con él? ¿Respira bien? ¿Su chackra está en buen estado? ¿Cómo-

Por última vez, Naruto, SÍ siento su chakra. Está vivo. Está con el cíclope ese-

Kakashi.

 -en el mismo edificio que tú. Deja la paranoia y duérmete otra vez o no seré capaz de curarte.

¡Cállate, zorro! ¡Estoy preocupado-tebayo!

Ajá. La preocupación no va a hacer que tus intestinos sanen más rápido.

…            

…Gracias.

…No hay de qué, mocoso.

Sabes que cumplí veinte años, ¿verdad? Deberías tratarme con más respeto-tebayo.

¿Por qué debería? Sigues siendo el mismo idiota que se lanza al peligro y actúa sin pensar la mayor parte del tiempo.

Naruto suspiró. Al parecer no estaba ni de humor para hacerle caso al insulto.

¿Qué…? ¿Qué fue eso…? ¿Eso que Orochimaru me hizo?

Si no me equivoco…Probablemente fue un rastro del chackra del sello maldito. Es como si hubiera activado un veneno que estuvo inactivo todo este tiempo.

Enterró los dedos en la piel de su estómago, levemente cabizbajo. Gruñó por lo bajo.

¿Crees que pueda hacerlo otra vez?

Un corto silencio. Las facciones del rubio se endurecieron.

No. Los médicos sacaron el “veneno” de tu cuerpo. Fue un descuido mío no percatarme de algo como eso, así que revisé todo nuestro chackra. Ya no hay nada.

Soltó aire de puro alivio, y sus hombros se relajaron.

Qué bien. Cuando me encuentre con ese serpentudo asqueroso otra vez le voz a arrancar la lengua. A ver si le gusta sangrar por la boca.

Seh, bueno, deja tu sangrienta venganza para después y duérmete ya. Dijo sin prestarle mucho atención a sus intenciones malévolas.

¿Cuántas horas faltan?

Tres horas más o menos. Anda, mientras más rápido te quedes dormido más rápido podrás ir a ver a tu novio.

¡KU-KURAMA!

El grito mortificado del rubio hizo que el biju emitiera una resonante risilla.

Me pregunto qué diría Kushina si supiera que bateabas para el otro lado. Bueno, conociéndola seguro que-

¡LALALA, NO TE OIGO!  Espantado, Naruto se cubrió las orejas.  ¡NO TE OIGO-TEBAYO!

Naruto se obligó a dormir después de aquello, un leve tinte sonrojado en sus mejillas.

 

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La Haruno estampó sus manos con tanta fuerza en la mesa que la madera se quebró en ciertas partes y estuvo a punto de partirse en dos.

_ ¡¿Por qué no interviniste, antes!? ¡¿Qué era lo que estabas esperando?!

_ Sakura-

Sai hubiera intentado acallarla con un insulto s hubiera sido otra la situación, mas su compañera de equipo con sus gritos y reclamos manifestaba los pensamientos y emociones que él no era capaz de expresar.

_ ¡No! ¡No solo casi mató a Naruto con ese jutsu, sino que ahora Sasuke-kun también tiene el sello maldito! ¿Acaso no recuerdas cómo fue para Naruto?! ¡¿En que estabas pensando!?

_ ¡Sakura! Cálmate, por favor. – Shikamaru, que tenía una parche en su mejilla, puso una mano en su brazo y la hizo mirarlo – Deja que Neji se explique.

Con un bufido la pelirrosa tomó asiento y se cruzó de brazos. Llevaba puesta una bata de médico y su cabello estaba recogido en una pequeña coleta. Habían medialunas sombrías debajo de sus ojos y algunas hebras se extraviaban de su moño y se enredaban en su frente, testimonio de una larga noche de insomnio.

_ Explica entonces.

Neji imitó su gesto y se cruzó de brazos también, al tiempo que bajaba ligeramente la cabeza, como si se estuviera tomando un tiempo para organizar sus ideas. Aun con el agotamiento su expresión era neutral, lo más profesional posible, porque alguien necesitaba serlo.

_ Es información clasificada. Aunque debido a las circunstancias, supongo que puedo decirles algo.

Sakura lo taladró con una mirada asesina que emanaba la amenaza de una dolorosa tortura a la merced de sus puños. Los demás se mantuvieron en silencio y esperaron a que Neji continuara.

_ Hace unas semanas asignaron a mi escuadra una misión de vigilancia. Debíamos observarlos las 24 horas e intervenir solo cuando fuera necesario.

Shikamaru asintió.

_ Esa misión te fue dada antes de los Exámenes Chunin, ¿cierto?

El Hyuuga y el Nara intercambiaron una mirada. La nueva información completaba lo que él había supuesto hasta el momento. Sakura los observó con un pequeño atisbo de curiosidad.

_ Sí. El único inconveniente con la misión es que en más de una ocasión es difícil seguirle el paso a Naruto.

Ah, se refería a la técnica de teletransportación. De todas las cosas que Shikamaru había esperado del Hokage, ninguna de ellas había sido que asignaran a uno de sus amigos la misión de vigilar a Naruto y al Uchiha. Aunque si lo pensaba dos veces podía ver la lógica ahí.

Como están las cosas en el Consejo, tener un aliado de Naruto es algo fundamental.

_ Eso no explica el por qué esperaste a que las cosas se fueran a peor para intervenir en la batalla. – Apuntó con severidad la Haruno, aun de mal humor. El ojiperla no se vio afectado por esta actitud. Su voz fue un suave murmullo en la quietud del despacho de la ninja médico.

Neji les relató su versión de la historia.

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Se movió tan rápido como le fue posible, probablemente más rápido de lo nunca se había movido en su vida. Dio el golpe en el brazo del Sannin con precisión, aguantaba la respiración, y de un movimiento-

Dos segundos y tenía a Uchiha Sasuke.

Los ojos de Orochimaru se abrieron de par en par y siseó una maldición incrédula.

_ Q.- ¡¿Neji!?

No se distrajo con la voz incrédula de Shikamaru, y saltó hacia donde estaba él junto a Kiba. El grito incrédulo del Sannin no sé dejó esperar.

El hombre de largo cabello oscuro se dio la vuelta, sus ojos amarillos se clavaron en su máscara como si buscara quebrarla con el solo poder de su mirada. Había una mueca de enojo y descontento en su rostro y Halcón meditó distraídamente que acaba de hacerse un nuevo enemigo.

_Cómo te atreves-Ugh!

En el momento que Orochimaru alzó su brazo esté fue recorrido por un espasmo, y tuvo que sostenerlo con el otro. Halcón sabía que debía sentir una profunda incomodidad, y por un largo tiempo sería incapaz de usarlo apropiadamente. A menos que fuera atendido por un médico ninja con el Byakugan, cosa que no iba a suceder nunca.

El Sannin rechinó los dientes. Con un movimiento sinuoso su cuello se alargó y salió disparado en su dirección. Halcón se preparó para atacar. No estaba nervioso, no tenía miedo; pero era muy consciente de que se enfrentaba a un ninja de gran poder y por mucho que su ataque anterior hubiera funcionado, estaba en desventaja.

En un instante los ninjas del Sonido desaparecieron en bolas de humo, y con ellos la barrera.

Fue como si contuvieran la respiración colectivamente.

_ … ¿Qué acaba de pasar?

Halcón escaneó el área con sus ojos.

_ Ya no están aquí.

Eso fue lo que los refuerzos y el equipo médico necesito para ponerse en acción. El silencio dio paso a un alboroto de murmullos.

El ANBU colocó al Uchiha sobre el suelo y se giró hacia sus dos amigos. Antes de que pudieran decir nada, habló.

_ No aquí.

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_…Dado el enemigo que enfrentábamos, no había mucho que pudiera hacer.

La chica no parecía querer entender.

_ Escucha-

_ Sakura. – Esta vez fue Sai quien silenció a la chica, y algo en su tono de voz relajó el puño tenso de la pelirrosa. La dureza en su rostro se disolvió en angustia. Sakura se cubrió los ojos con las palmas de sus manos y dio un largo suspiro, casi un sollozo.

_ Ustedes no lo vieron. Naruto… –  Negó la cabeza – Estaba desesperado. Tuvimos que noquearlo más de una vez para que se tranquilizara. Lo que sea que usó Orochimaru para hacerle eso…

Estupefactos los tres vieron como el Hyuuga se inclinó hacia adelante, sus ojos cerrados en señal de respeto hacia Sakura, Shikamaru y Sai.

_ Pido disculpas. Pero si hubiera hecho algo antes, hubiéramos perdido a Uchiha Sasuke.

Tras unos segundos ella asintió. Seguida de una pausa en la que ninguno habló, Sakura inhaló con fuerza y se puso de pie.

_ Tengo que ir a verlo. Si ya está despierto debo chequear sus vitales.  – Sin más les dio la espalda para salir del despecho, y ellos escucharon sus pasos hasta que desaparecieron en el eco vacuo del hospital. Sai marchó detrás de ella.

_ Debo ir a reportarme. –  tras repasar a los otros dos con una mirada ininteligible, Neji se recolocó su máscara – Te veré después.

Shikamaru llevó su mirada hacia la ventana cerrada. Era como si los sucesos del día anterior hubieran acelerado la llegada del invierno. Solo al fin, se permitió un suspiro desganado y pesimista.

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Sudado, sediento y con un cansancio general que ignoraba obstinadamente, Naruto llegó a la puerta metálica de la habitación correcta con una exhalación de logro (había errado dos veces), y la abrió de un movimiento brusco. Tras esta se encontraba Kakashi sentado en una silla junto a la ventana, y en la cama…

_ ¡Sa…! ¡Sasuke!

Una avalancha de emociones lo movieron con una fuerza que no creía tener. No pensó demasiado y se arrojó encima de él. Lo envolvió en sus brazos. Sin percatarse algunas lágrimas se agolparon en sus ojos, y estrechó al pequeño contra su pecho con fuerza.

_ Sasuke, Sasuke…

Estás bien, estás bien…

_ Oi, Naruto…Déjalo respirar.

El rubio no le hizo el menor caso. Se despegó un poco y examinó el rostro del pequeño. La palidez de sus facciones, las leves ojeras bajo sus ojos negros e intensos, que ahora guardaban un brillo que le estrujó el corazón. El pelinegro lo miraba como si estuviera en trance, su inmovilidad rota por los tremores que Naruto podía sentir al tenerlo contra su cuerpo. Sin importarle que Kakashi lo viera el rubio repartió besos por su frente y sus mejillas; necesitaba sentirlo con sus manos y su piel, asegurarse por completo que Sasuke estaba bien.  Podía sentir el latir del corazón de Sasuke, su chackra, la calidez de su cuerpo…

Todo su ser temblaba de puro, agudo alivio. Había tenido tanto miedo.

_…Bueno…Los dejaré solos. – El sensei se puso de pie sabiéndose tercero, y caminó tranquilamente hacia la salida de la habitación – Es bueno verte, Naruto.

_ ¿Eh…? ¡Ah, sí! – El rubio se volteó un momento hacia el peliplateado y le mostró una sonrisa brillante, opacada por sus ojos llorosos – ¡Estoy bien-tebayo!

_ Eso es bueno. – se despidió con un gesto de su mano - Los veré después.

Había sabido gracias a los reportes de Kurama (reticentemente dados) que Sasuke estaba bien, pero comprobarlo por sí mismo, con sus ojos y su propio tacto calmaban la agitación en su interior. Pudo respirar finalmente sin que un nudo bloqueara su garganta.

Parpadeó varias veces cuando su mirada se volvió borrosa, y se limpió los ojos con una risita ronca.

_ Hehe, lo siento, mira que llorar encima de ti como un bebé-tebayo…

Era una alegría extraña, nacida de la más aterradora desesperación.

_ Tsk…

Sasuke escondió el rostro en su pecho y rodeó con sus brazos el torso del rubio. Sus brazos temblaban.

_ Cállate, idiota.

Naruto se dio cuenta de que el último recuerdo que tenía Sasuke de él no era muy agradable. ¿Había pasado por lo mismo que él? ¿La sensación de impotencia le había calado en los huesos de la misma manera?

Hizo a un lado sus propios sentimientos y se enfocó en el chico entre sus brazos. Tan fuerte y tan pequeño a la vez. Tan brillante y lleno de oscuridad. Y ahora, con lo que había sucedido, Naruto tendría que prestar mucha más atención, descender ese pasaje sombrío y tomar la mano de Sasuke para mostrarle el camino al final del túnel.

_ Hey… – Con calma sobó la espalda del pequeño, la babilla apoyada en su coronilla – Soy más duro de lo que parezco, sabes…

_ Como una roca.

_ Exacto, como una roca… ¿EH!?

Cuando se separó un poco vio que Sasuke tenía una pequeña sonrisa en sus labios. Sus ojos cristalinos le veían con una emoción tan intensa que Naruto olvidó lo que era respirar por algunos segundos.

Tragó saliva. ¿Qué le había dicho?

Sacudió la cabeza.

_ ¡¡Oye!! ¡¿Ya me te estás burlando de mí, mocoso?! – Con rapidez le agarró el cuello con un brazo y lo despeinó a más no poder.

_ ¡Pff! ¡Suéltame, idiota! – El pelinegro trató de zafarse pero el mayor no le daba tregua.

_ Quién es el cabeza de roca ahora, ¿¿eh??

_ ¡Sigues siendo tú!

_ ¡Hahá! ¡Serás mi prisionero de por vida, muahahaha! – Y procedió a hacerle cosquillas, porque esa era su arma secreta no tan secreta. Sasuke se retorció al instante intentando alejarse.

_ ¡Para, idiota!  – El menor apretó los labios para no reír más sin que quisiera algunas risas y bufidos escaparon de su boca – ¡Hah-! ¡No vas a dejar de ser un cabeza de roca por esto!

_ ¡Pues seré el Rey Cabeza de Roca! Pero tendrás que admitir que eres el Príncipe de los Tomates.

Se hizo el silencio y los dos se quedaron muy quietos, tanto que Naruto dejó de hacerle cosquillas.

_ Pff… ¿De qué estás hablando? – Con una ceja alzada el pelinegro buscó su mirada, una expresión burlona bailaba en su rostro.

Una ola de alivio y júbilo le invadió el pecho. Era algo tan hermoso: esa luz en sus ojos, la curva aniñada y provocativa de su boca. Ser causa y testigo de aquella expresión se había convertido en una de las victorias más importantes de su vida.

Porque no le quedaba remedio y su corazón se derretía ante aquella sonrisa, se inclinó hacia adelante y lo besó, con suavidad. Luego olvidó que debía ser suave y la desesperación reprimida por tantos sentimientos y recuerdos le hizo reclamar egoístamente el aire y el sabor de Sasuke,  sus manos codiciosas lo atraparon en la celda de sus brazos y lo atesoró con  cada toque. Sus cabellos azabaches, sus pómulos altivos, sus brazos fuertes y delgados, su espalda, su nuca-

Y su cuello envuelto en una venda.

Se separó con un shock, un jadeo mudo en su boca. Quedó paralizado.

Cómo olvidarlo.

No había querido que fuera real, pero la evidencia estaba bajo sus dedos.

_… ¿Naruto?

Fallé.

No fue capaz de protegerlo.

Lo apegó a su pecho de nuevo. Un suspiro trémulo brotó de sus labios. Sasuke no dijo nada por unos minutos, y ambos disfrutaron de la cercanía, el confort y la calidez compartida. Pero al parecer el pequeño lo conocía más de lo que Naruto pensaba, porque cuando volvió a verlo a los ojos fruncía el ceño y apretaba los labios en una línea.

_ No.

Naruto parpadeó dos veces, desconcertado.

_ ¿Qué?

_ No. Sé lo que estás pensando. – Se echó hacia atrás y se recostó contra el cabezal de la cama. – No fue tu culpa.

Abrió la boca  para hablar, pero la cerró al instante.

Tengo que andarme con cuidado…

_ ¿Cómo te sientes?

_ Bien. – respondió cortante.

_ …

Esto…no iba como él pensaba. El sello maldito arruinaba la mente de una persona en los primeros días. Pensamiento o memorias que la persona hubiera reprimido en algún momento saldrían a la superficie con el único propósito de atormentar: de recordar las razones por las que debía odiar.

Y en Sasuke había un odio especial y profundo. Lo había visto el día que se conocieron, y una que otra ocasión mientras entrenaban. Si bien había cosas que aún no habían hablado entre ellos, Naruto sabía una cosa.

A Sasuke no le gustaba sentirse menos que nadie.

_ Ugh – Se sostuvo el estómago al tiempo que apretaba los dientes.

Kurama…

¿Qué? Aún estoy curándote. Si hubieras esperado como te dije no te sentirías hacía ahora. Aguanta como hombre, tonto.

_ Naruto, ¿estás bien? – La expresión distante se esfumó de la cara del pelinegro, quien ahora lo observaba con preocupación.

El rubio asintió, y se sentó con las piernas cruzadas en posición de Buda en una esquina de la cama.

_ Estoy bien. Me falta sanar solo un poco. – Le mostró una sonrisa de lado – Te dije que no soy tan fácil de romper.

_ Hn.

En la bandeja de la mesita que estaba al lado de la cama había una naranja, un vaso de leche a la mitad y otra cosa de nombre desconocido. El estómago de Naruto gruñó y este soltó una risita medio avergonzaba al tiempo que le guiñaba un ojo. Por su parte, el pelinegro rodó los ojos, le tendió la naranja y terminó de beber la leche. En todo ese rato Naruto le examinó disimuladamente; la mirada de Sasuke estaba fija en un costado de la cama, pensativo.

¿Qué estás pensando, Sasuke?

Quería preguntar, pero todavía no era el momento.

Pasaron varios minutos de silencio, hasta que Sasuke dijo de la nada:

_ Quiero entrenar.

Dos segundos. Lentamente, Naruto asintió.

_ OK. Seguiremos entrenando cuando nos den de alta.

El pelinegro rodó los ojos y se puso de pie. Al parecer podía caminar perfectamente, pero Naruto no se confiaba. No es como si le gustara estar en el hospital, pero años de experiencia le habían enseñado que era mejor esperar a que todo estuviera en su lugar. Ya que se había escapado de su habitación, akura lo estaría buscando para su chequeo. Era mejor terminar todo aquello por la paz y sin puñetazos innecesarios de por medio.

Al parecer el razonamiento de Sasuke no iba por donde el suyo.

_ Quiero ir ahora mismo.

El rubio le siguió y se levantó de la cama con un suspiro en los labios. Esto no sería nada fácil, más aun si tenía que andar como si caminara entre cristales rotos.

_ Sasuke…

El Uchiha se volteó de improvisto, la cabeza alzada y una mirada desafiante en sus ojos.

_ Quiero entrenar. Ahora. No me gusta perder tiempo aquí.

La última palabra estuvo fue como un disparo de desprecio. ¿Pero hacia qué?

_ Lo sé, lo sé. Pero es mejor que te vuelvan a chequear antes de que te den de alta, ¿no? – Caminó hacia atrás sin dejar de verlo hasta que la parte trasera de sus piernas chocó contra la cama y se sentó. – Vuelve aquí. Sakura-chan u otro médico vendrán pronto y te dirán si puedes irte.

El pelinegro se cruzó de brazos, su entrecejo más fruncido que antes.

_ No quiero.

_ Sasuke. – Esta vez su tono era más severo, más serio.

El menor alzó una ceja.

_ No quiero estar aquí. – Dijo con molestia. – ¿Qué vas a hacer? ¿Forzarme otra vez a estar contigo todo el tiempo? – Dio un paso hacia la puerta, como si le provocara. ¿Y es que Sasuke no sabía qué esperar de Naruto? ¿No habían pasado ya por una situación similar?

Tuvo una sensación de deja vú. Como que así estaban las cosas…

Justo cuando el pelinegro le dio la espalda el rubio se lanzó hacia él, la quijada apretada con fuerza por el anticipado pinchazo de dolor. Lo agarró por el torso con la facilidad de siempre, aunque sus heridas internas protestaron un poco y su biju  le reprendió. Pero ahora mismo Naruto estaba concentrado en un asunto mucho más importante que la salud de su cuerpo.

Sasuke intentó librarse de su agarre, como era de esperarse, y Naruto le sostuvo los brazos a cada lado de su cabeza tras haberlo arrojado sobre la cama.

_ ¿Qué te pasa, eh? ¿Qué te molesta de estar aquí?

El azul de sus ojos perforó el oscuro de los otros hasta que el menor no pudo sostenerle más la mirada.

_ No me gustan. – Murmuró entre dientes.

_ ¿Por qué?

_ Porque sí.

_ Vamos, Sasuke. Puedes darme algo mejor que eso. “Porque sí” es algo muy infantil, ¿no?

Esto consiguió que el pelinegro le taladrara con una mirada fría y rencorosa.

_ Cada vez que despierto en un hospital alguien ha muerto. – Sacudió sus brazos – ¿Contento?

Ah, malos recuerdos.

_ ¿Me vas a soltar?

_ No.

Unió sus bocas. El pequeño protestó al principio, mas los roces insistentes de los labios del mayor le hicieron sucumbir y detuvo sus intentos de escape, rendido a aquel calor exquisito. Tentó el inferior con su lengua y Sasuke entreabrió los labios con un suspiro gutural. El calor se expandió desde su cuello hacia su pecho, hasta que sintió ese tirón familiar entre sus piernas.

_ Está bien. – Movió su boca hacia la sonrojada mejilla, y repartió suaves besos por la línea de su mandíbula. – A mí tampoco me gustan mucho el hospital. Tiene un olor muy feo.

_ Mhh. – El pequeño levantó la cabeza del colchón y buscó sus labios de nuevo. Naruto esbozó una breve sonrisa y se dejó llevar por el ritmo que marcaban sus propios latidos. Su lengua exploró lánguidamente el interior de esa boca, lamió cada labio con dedicación y succionó el inferior con gusto. La lengua del menor frotó el interior de su labio superior casi por accidente; se estremeció y un sonido ronco chocó se ahogó en la boca del otro.

Los jadeos de ambos se mezclaban y abanican el rostro del otro cuando necesitaban tomar aire antes de continuar. Intensa necesidad y una emoción que le envolvía de pies a cabeza le hacía olvidarse de donde estaba, del pasado y del futuro incierto. Los peligros del mundo no existían cuando lo único que escuchaban  era el sonido húmedo de sus labios y las respiraciones agitabas que les recordaban que aún seguían vivos.

Besó la comisura de su boca. Cuando sus párpados se abrieron, no pudo distinguir entre las pupilas y el iris de aquellos ojos oscuros. La boca enrojecida y las ardientes mejillas eran un regalo para su memoria. Cuando su respiración se reguló más o menos fue capaz de hablar otra vez.

_  Tú y yo vamos a tener una larga charla cuando salgamos de aquí… ¿Me oyes?

Sasuke ladeó la cabeza evitando su mirada.

_ Tsk…Eres un tramposo. – Murmuró abochornado. Ante aquello el rubio sonrió.

_ A veces necesitas que te hagan entrar en razón. – Dio un corto beso a cada una de sus mejillas. Cerró los ojos y su rostro se endureció con seriedad y determinación – Sasuke.

El pequeño le miró, agitado aun.

_ El Sello Maldito intentará controlarte, por eso debes aprender a controlarte a ti mismo y tus emociones. Lo han neutralizado por ahora…Pero no dudará para siempre.

Sé que no pude protegerte, pero esta vez no fallaré.

Estaré a tu lado en todo momento, te ayudaré.

Pero… ¿Cómo decirte todo esto, Sasuke?

La nobleza de sus intenciones y la fiereza de su determinación se esfumaron de sus pensamientos cuando algo empezó a frotarse contra una parte bastante sensible de su anatomía. Se le abrieron los ojos como platos.

_ ¡Sa-Sa-Sa-!

Era como si hubiera metido sus neuronas en un cóctel y las estuvieran sacudiendo insistentemente. O como si sus neuronas se desmayaran y le cedieran el deber de controlar su cuerpo a sus desvergonzadas hormonas.

Si antes Sasuke había estado sonrojado, ahora el rojo le llegaba a las orejas y parecía que en cualquier momento su carita iba a explorar. Tenía sus labios apretados en una línea obstinada, casi un puchero, su mirada en cualquier cosa menos en el rostro del rubio. El dorso de su pie desnudo se restregaba con lentitud entre las piernas de Naruto, como si explorara territorio desconocido.

Y es que, era la primera vez que Sasuke hacía algo tan…Directo.

_ Tú fuiste el que empezó a besarme de la nada, i-idiota.

Bueno, sí, pero una cosa es besar y otra cosa es-

Sep. Se estaba poniendo duro. En una cama de hospital, con Kakashi, Sakura y uno que otro amigo o conocido a punto de entrar en cualquier momento. Y a su cerebro de roca no le importaba en lo más mínimo.

Era algo tan…relajante y frustrantemente agradable, tras todos los acontecimientos y el estrés recientes, que su mente se apagó por varios minutos. Sasuke se estaba tomando aquello como si de una técnica nueva se tratara. Naruto estaba prácticamente en cuatro sobre la cama, sostenido por sus rodillas y manos, que aún tenían capturadas las muñecas del menor. Había dejado caer la cabeza hacia adelante y había cerrado los ojos.

_ Ah…

Se estremeció. Su pecho subía y bajaba con pesadez. Se sentía caliente y su atención estaba completamente en la fricción del pie de Sasuke contra el bulto en su entrepierna.

_ Te…gusta hacerme esto, ¿eh…?

Sus caderas se movieron para seguir el ritmo del pie del pequeño, y tuvo la desenfrenada idea de dejar libre las manos de Sasuke para que lo tocara con estas. Sentir por fin esa piel alrededor de su miembro, que se hinchaba y endurecía cada vez más…

Nop. No. No y no.

_ Sasuke. – El tono de advertencia no tuvo mucho efecto cuando terminó con un jadeo.

_ Sé que quieres. Hacer esas cosas. – Fue un susurro avergonzado. Sonaba tan agitado y afectado como él. Se mordió el labio inferior con la vista aun desviada del rubio – ¿Por qué…No las haces?

_ HAahh… - Otro estremecimiento le recorrió la columna. Tantas posibilidades, tantos deseos… ¿Por qué era que no había hecho nada aun? ¿Por qué no lo hacía?

_ Porque…

Porque eres un niño.

Se abrió la puerta.

_ ¡KYAAA!

Santa mierda, estoy muerto.

_ ¡¡¡Sakura-chan!!!

_ Vaya, vaya. Qué curioso.

¿Adivinen quién venía con Sakura?

Sep, Saaai.

_ ¡Naruto!! ¿Qué demonios estás haciendo-!?

_ Lo que sea que estábamos haciendo no es asunto tuyo. – Con las mejillas rojas el pelinegro habló con firmeza, los brazos cruzados y una mirada que retaba a la pelirrosa a que dijera algo más. Sakura parpadeó, perpleja, alternó la mirada entre los dos, y sacudió la cabeza.

_ No creo que haya necesidad de preguntar, es bastante obvio que estaban-

Gracias al cielo la pelirrosa le cubrió la boca antes de que Sai expresara las conclusiones a las que había llegado de la peor de las maneras posibles.

_ V-Volveré en quince minutos para chequearlos. –  Totalmente alterada, como si hubiera olvidado el enojo con el que había marchado hacia la habitación, se dio la vuelta y salió a pasos acelerados arrastrando a su compañero de equipo consigo.

_ ¡Naruto, recuerda usar protec-mhhh! ¡Auch!

Naruto dejó caer sus hombros con un suspiro de alivio una vez que estuvieron solos. La interrupción hizo que la excitación de hacía unos momentos se evaporara. Se sentó en el borde de la cama y el menor hizo lo mismo.

_ Cuando no esté contigo intentará matarme. Y Sai no me dejará en paz.

Sasuke frunció el ceño.

_ ¿Con qué derecho te golpea?

_ ¿Eh? – Desconcertado – Pues…Sabes, ahora que lo preguntas, no sé. Creo que es algo que Sakura-chan hace siempre. Con toda la gente que la hace enfurecerse-tebayo.

El pelinegro rodó los ojos.

_ Idiota.

Los ojos azules, ligeramente divertidos, contemplaron al pequeño de arriba abajo curiosamente. Una sonrisa zorruna se curvó en su rostro.

_ Heeeh… - Ese tonito no traía nada bueno. Colocó el brazo sobre los hombros del menor y lo atrajo hacia sí para susurrar en su oído. – Dime, hace un rato. ¿Estabas tratando de seducirme, Tomatito-chan?

El sonrojo de Sasuke se multiplicó por diez.

_ Cállate.

_ Pues… – Con sus labios acarició el lóbulo de la oreja del menor. Habló en voz baja – Funcionó. Si hubieras seguido así, probablemente…

Sasuke tragó saliva. Sus manos se cerraron en puños.

_ No quiero que te controles más. – soltó de golpe.

Naruto dejó de sonreír.

_ Dijiste que…Que había mucho más…

Cerró los ojos. El calor volvió a bullir en su bajo vientre.

_ Quiero saberlo…Quiero que me muestres.

¿Qué pasaría si dijera que no? Ya había decidido que lo mejor sería continuar como si nada hubiera pasado. Entrenar con Sasuke, ayudarlo a que se adaptara al sello hasta poder encontrar la manera de quitárselo – si es que había alguna. Cuando entrenó con Killer Bee en la isla y fue más allá de la cascada para aprender a controlar el chackra de Kurama los espíritus de sus padres le habían ayudado y habían removido el sello y el chackra de Orochimaru (o la mayoría, al parecer). Pero con Sasuke no sería igual, él no era un jinchuriki; aunque…

¿Crees que podría ayudarlo? ¿Entrenar allá?

Habría que intentarlo.

Pero eso era algo aparte. Sasuke quería no se contuviera, que le quitara la correa a sus deseos más perversos y los dejara hacer lo que habían querido hacer desde hacía tiempo. ¿Debía negarse? ¿Debía rendirse a la persuasión del pequeño, al propio deseo  que era evidente en Sasuke?

Él no tenía ni idea… ¿Debía mostrarle?

El azul de su mirada repasó el rostro de Sasuke, como una caricia invisible.

_ Está bien. – dijo finalmente. El pelinegro lo observó, mudo.

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Unos minutos después Sakura volvió a entrar, más calmada de lo que había estado al irse antes. Sai la seguía como pollito a mamá gallina con una de sus peculiares sonrisas, pero no hizo otra cosa que recostarse a la pared y observar todo el procedimiento.

Sasuke sabía que la pelirrosa lo miraba con extrañeza – o mejor dicho, tratar de no verlo directamente. Al pelinegro no le importaba. Lo que él y Naruto estaban haciendo antes no tenía nada que ver con ella, y honestamente, le molestaba mucho cada vez que el rubio decía que la chica lo golpeaba cuando se enojaba con él. Era cierto que Naruto era un cabeza hueca bocazas la mayoría del tiempo…

Pero no. No le gustaba que lo golpeara.

Si alguien iba a darle un golpe al idiota cuando se lo mereciera iba a ser él.

_ Todo parece estar en orden. – Concluyó la pelirrosa al tiempo que se recolocaba el estetoscopio alrededor de su cuello – Naruto, tu turno. – dijo con voz severa. Sin necesidad de verlo el pelinegro sabía que el Uzumaki había tragado saliva.

El elefante en la habitación escogió ese momento para hacerse oír. Por medio de Sai.

_ Naruto, entonces eres gay.

Al rubio se le cayó la quijada.

 _ ¿QUÉ!?

_ Esperaba que me lo dijeras algún día. Somos amigos. Los amigos se cuentan esas cosas. – El pintor siguió hablando como si no hubieran tres pares de ojos tratando de asesinarlo con la mirada – He encontrado muchos libros del tema que te podrían ser útiles, aún más porque eres virgen-

_ Sai. Cállate.

Sorprendentemente, quien dijo esto fue la Haruno. Y más sorprendente aun, Sai hizo silencio. Debió sentir el peligro que representaba estar tan cerca de la amenazante aura asesina de la pelirrosa.

Sasuke curvó la boca en un gesto de molestia. No tenía por qué perder tiempo con payasadas.

_ ¿Ya puedo irme?

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Era de noche cuando llegaron a casa, y lo primero que se le ocurrió a Naruto es que debían comer. Hasta hartarse. Hasta reventar. Bueno, por lo menos él. El mocoso tenía un estómago más pequeño.

_ Deja de llamarme mocoso.

_ Lo que digas, Tomatito.

_ …No me digas Tomatito.

_ Está bien, Sasu-chan.

Si no fuera porque el rubio acababa de salir del hospital le hubiera dado un codazo en el estómago. Como no era el caso, prosiguió a pisarle el pie.

_ ¡Ay!

…Con suavidad.

Una media sonrisa satisfecha se curvó en la boca del menor, y tuvo que rodar los ojos cuando el mayor se puso a lloriquear dramáticamente mientras él se colocaba el delantal y comenzaba a sacar los ingredientes del refrigerador.

_ ¡Eres tan crueeeel, Sasu-chan! Ni porque somos no—vios…

Sasuke se quedó muy quieto. Se giró lentamente.

_ ¿Qué?

_Eh, bueno… - Un pronunciado sonrojo se extendió por todo el rostro del Uzumaki. Este se rascó la cabeza y carraspeó ante de volver a hablar – ¡Es decir! Bueno, tú sabes de qué hablo, mocoso…

_ …Hn.

Le dio la espalda para que no viera su cara.

Novios.

Novios.

¿Tengo un novio?

El que de repente la relación entre él y Naruto fuera catalogada de esa manera trajo un bochorno extraño a su pecho.

Madre, padre…Perdónenme…

Aunque no había nada que pudiera hacer. SI bien no se acostumbraba a la dichosa palabrita, ya había pasado aquella fase de profusa negación en la que no había querido admitir sus sentimientos  por el rubio. Y si todo lo que había sucedido hasta ese momento los convertía en no…En aquella palabra que empezaba con N, pues que así fuera.

Lo que aquel tipo había dicho antes hizo que su corazón palpitara aceleradamente.

Naruto era virgen, como él mismo…

El calor le llegó hasta las orejas mientras cortaba las verduras.

El dichoso rubio se sentó en una de las sillas y sonrió de oreja a oreja.

_ ¡Ya sé! Como acabamos de salir del hospital, ¡celebremos con un pastel! – El Uzumaki hizo un clon y rápidamente le dio instrucciones para que fuera a la tienda más cercana a comprar el postre. – Y también trae algo salado para el mocoso.

_ ¿Cómo qué-tebayo? – preguntó el bushin. El Naruto original lo ahuyentó con un gesto de su mano.

_ Lo que se te ocurra, ¡anda, anda!

Sasuke encendió la estufa. Había una parte de él sumida en las sombras que ignoraba. Conscientemente o no se concentraba en el calor y la presencia de Naruto, en la sinceridad de sus ojos, en su voz,  que iba desde chillona hasta un susurro ronco. Era como si su mente estuviera enclaustrada en un presente del que no tenía la intención de salir.

Dos cosas eran importante en su vida ahora mismo: Entrenar para hacerse fuerte, y Naruto. Había recorrido un largo camino para aceptar que ninguna de las dos tenía que ir por senderos opuestos. Podía concentrarse en su venganza y…Vivir con Naruto.

Pero… ¿No había algo que olvidaba?

Naruto le había preguntado. Le había dicho que conversarían.

Abrió el grifo. Fijó su mirada en el chorro de agua, la voz del mayor ahora un murmullo lejano en sus oídos. En el reflejo metálico del cuchillo le pareció ver un par de ojos rojos.

¿Y si tras contárselo todo… tras conocer la meta más importante de su vida…Naruto se oponía? ¿Qué pasaría?

¿Qué haría Sasuke?

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El templo no había sido tocado en años. El polvo pendía en el aire como una manta y se absorbía en cada respiración. Una sola figura permanecía en el centro del lugar, lejos de las tablas de madera que estaban rotas. A la luz de la luna la figura estaba envuelta en sombras, pero su rostro se reveló cuando se dio la vuelta.

_ Espero que sea algo importante, ya que no pudimos discutirlo en mi oficina.

Era el Sandaime Hokage.

_Iré directo al grano, Sarutobi. – El bastón de Danzo emitió un sonido sordo cuando este dio una paso hacia adelante, pero no salió de las sombras.

_ No espero menos de ti. – Concedió el Hokage con tono paciente. Podía intuirse para qué lo había llamado a aquel lugar.

_ El jinchuriki ha causado muchos problemas al inmiscuirse. Si hubieras hecho caso a mi sugerencia desde el principio, nada de esto hubiera pasado.

_ Tu sugerencia fue considerada y descartada, Danzo. Había otros modos de proseguir. Sasuke-kun es solo un niño. – Si se escuchaba con detenimiento podía escucharse cierta exasperación en su tono de voz, como si esa conversación la hubieran tenido más de una vez.

_ Mientras el Sharingan exista el riesgo seguirá existiendo. –  Danzo hablaba impasible, su voz encapada de una paciencia controlada, el tipo de cualidad que se adquiere con años de entrenamiento – Konoha es la prioridad, y la protección de la aldea vale un sacrificio como ese.

¿Sacrificio?

_ Deben tomarse medidas drásticas. – afirmó el Danzo resuelto. Las vendas en su rostro y la oscuridad lo enmascaraban y era imposible saber qué expresaban sus facciones.

_ Uchiha Sasuke es un ninja de nuestra aldea. No lo trataré como un mero factor de las circunstancias, Danzo.

_ Tus otros modos de proseguir nos llevarán a la ruina. Konoha quedará vulnerable ante nuestros enemigos. Esa es la consecuencia de guardar entre nosotros el Sharingan de los Uchiha.

El Hokage no replicó esta vez. Tras unos segundos el otro hombre volvió a hablar.

_ Plantearé el asunto otra vez en la reunión del Consejo. Teniendo en cuenta las circunstancias, me aventuro a suponer que la reconsiderarán con más detenimiento que antes.

Danzo se dio la vuelta y se disolvió entre las sombras. Poco después Sandaime se retiró también, un aire pensativo y silencioso cernido sobre su cabeza como un sombrero.

Cuando estuvieron seguros de que no serían detectados, salieron del templo a gran velocidad. Se desplazaron entre los árboles y sus siluetas se confundieron con las ramas de los árboles de la manera que solo un ninja puede. Alrededor de quince minutos más tarde llegaron a las afueras del bosque de los Nara.

Sai se giró hacia Shikamaru una vez se detuvieron.

_ Deberías visitar a Naruto.

Shikamaru asintió.

_ Lo sé. – Sai tenía prohibido divulgar información sobre el líder de la Raíz de AMBU; un jutsu se encargaría de reventarle la lengua si siquiera mencionaba una palabra o hacía alusión a esta. – Iré tan pronto como pueda.

El pintor correspondió con un cabeceo y se fue de ahí. Una vez solo se permitió relajar sus hombros, por más que la situación le impedía pensar siquiera en el alivio de una siesta. La jaqueca que tenía desde hacía horas no se le había aliviado.

Shikamaru suspiró y levantó la cabeza hacia el cielo.

_ “Debes venir conmigo.”

_” ¿Por qué?”

_ “No puedo decirte mucho, pero es importante que me sigas.”

_ “…Bien.”

Era un secreto a puertas abiertas el que Sai había pertenecido a la Raíz de AMBU antes de formar parte del equipo 7, como lo era el que su lealtad estaba ligada mediante técnicas prohibidas al líder de Raíz. El rango de acción de Sai en este tipo de situaciones era limitado y por eso había tenido que recurrir a Shikamaru.

Una parte de su persona se sentía incómoda espiando a los más altos líderes de la aldea, pero circunstancias desesperadas acarreaban medidas desesperadas, y esta era una de esas en las que probablemente iba a tener que entrometerse.

“Mientras el Sharingan exista el riesgo seguirá existiendo.”

“La protección de la aldea vale un sacrificio como ese.”

“Deben tomarse medidas drásticas.”

La tensión regresó a los hombros del Nara, barrió su espalda y transformó su semblante cuando la realidad de aquellas palabras se cristalizó en su mente.  Ojos que mostraban un atisbo de perplejidad, las comisuras de su boca se curvaron hacia abajo.

Mientras el Sharingan exista…

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Para cuando llegó la hora del postre, pasó algo… Inesperado.

Estupefacto, con la cara en blanco y completamente shockeado vio como el rubio se quitaba la camisa y procedía a pintarse el torso con kétchup.

Kétchup. Eso había mandado a comprar.

Naruto, todo un artista, dibujó dos círculos en su estómago. Un poco más debajo de su ombligo trazó una línea curva que supuestamente era una boca sonriente, y debajo de cada uno de los desfigurados círculos (¿¿esos eran ojos??) pintó tres marcas que, después de analizarlas detenidamente, Sasuke se dio cuenta de que era los…Bigotes.

Bigotes deformes.

_… ¿Qué estás haciendo?

_ ¿Hm? Oh! Hehe….Pues, leí en uno de esos libros que comer de la piel de la otra persona es algo muy sexy. Y como a ti solo te gusta el tomate… ¡Anda! – Lanzó la botella de kétchup a quién sabe dónde (cayó en algún lugar con un sonido hueco) y se señaló a sí mismo como si fuera el buffet más apetitoso del mundo – ¡Devórame-tebayo!

Un silencio sepulcral cayó sobre la cocina. La sonrisa de oreja a oreja de Naruto duró aproximadamente diez segundos, tras los cuales parpadeó y miró a Sasuke.

_ ¿Sasuke?

El pelinegro se tuvo que cubrir la boca y darle la espalda.

_ ¡Pfff…!

Fue como si el kétchup se desplazara a la cara del rubio por arte de magia: el rojo de la pura vergüenza le llegó hasta las orejas.

_ ¡Mocoso…! Te estás burlando de mí.

Los hombros le temblaban y se habían encogido sobre sí mismo. No lo pudo soportar más. Sasuke soltó una carcajada.

_ Que…Qué ridículo…. – Bufó otra risita cuando se volteó a ver de nuevo al rubio, que además del bochorno tenía un par de venas sobresaliendo en su cara. – ¿Eso se supone que sea…sexy? – alzó una arrogante ceja, sin deshacerse de su expresión burlona -  ¿Qué es lo que tienes en tu cerebro? ¿Sacaste eso de las novelas de Kakashi?

El cuerpo de Naruto pareció estremecerse con un aura que mesclaba la vergüenza y el enojo que sentía. Cuando sus miradas se cruzaron Sasuke lo supo.

Se iba vengar.

Tragó saliva e hizo ademán de marcharse de la cocina, pero en ese momento el rubio lo agarró y lo lanzó al suelo.

_ Qué- ¡Naruto!

_ ¡Ahora verás, mocoso!

Le levantó la camiseta y el delantal de un tirón cubriéndole en el proceso la cara al pelinegro, que ni siquiera trató de levantarse esta vez. Para su molestia interna, ya se estaba acostumbrando a que Naruto lo moviera a su gusto.

…Y eso le provocaba un cosquilleo en su estómago, lo negaría para toda la vida.

Para cuando se dio cuenta el mayor entre refunfuños había metido la mano en el pastel. Pasó la mano embarrada de merengue por el torso de Sasuke, que soltó un bufido sin querer cuando el rubio tocó una parte de su piel que le hacía cosquillas.

_ No, no- Naruto, no te atrevas…

_ Hmm, tú sabes que yo no echo atrás en ningún reto, Sasu-chan.

Sujetando sus dos muñecas con un brazo, el rubio pintó una carita gruñona en el merengue, para después lanzarse a devorarlo con dientes y lengua.

_ ¡¡¡Oye!!! – Le gritó el pelinegro escandalizado – ¡No soy un plato, animal!

_ ¡Pues bien podrías serlo-tebayo! ¡Con lo blanco que eres pasas por loza, hahaha!

_ Tsk, idiota…

Pero las sensaciones que recorrían su cuerpo al sentir la húmeda lengua del mayor en su estómago lo persuadieron a quedarse quieto. Mordió su labio inferior cuando una lamida en particular alrededor de su ombligo le hizo arquearse ligeramente. De repente los ojos azules de Naruto lo veían, pícaros y maliciosos.

_ Te gusta esto, eh, Sasuke?

No contestó, y cerró los ojos.

Naruto no necesitó que dijera nada.

Con cada lamida y dulce beso su respiración se hizo más laboriosa. La calidez exigente que le recorría cada vez que el mayor y él hacían esas cosas se asentó poco a poco en su bajo vientre. La boca de Naruto limpió el reguero de merengue con lentitud inusual, aunque su piel continuó pegajosa.

_ Abre la boca y déjame oírte, Sasuke.

En algún momento había presionado sus labios con fuerza, sin percatarse. Era un instinto casi natural: el intentar reprimir lo que sentía, esconderlo…

Naruto era diferente….Con Naruto podía ser diferente.

Liberó sus jadeos, pero no abrió los ojos. Sería demasiado. Poco a poco la tensión en su entrepierna se hizo más latente. Con ambas manos el mayor acariciaba sus piernas por debajo del short, y su boca no se separaba de su torso. Los besos se desplazaron hacia arriba. Su esternón, y luego, tentativamente, esos labios besaron un pezón. La sensación le estremeció completamente (de pies a cabeza). Los dedos de sus pies se encogieron y sus manos trataban de agarrarse irracionalmente al suelo.

_ HAah…Haah… ¡Mhh!

La boca codiciosa de Naruto succionó el pezón con suavidad, al mismo tiempo que una de las manos en sus muslos se movía hacia arriba por debajo de la tela. Acarició su muslo interno con suavidad. Sasuke abrió más las piernas, una silenciosa invitación de la que no estuvo completamente consciente.

_ Joder, Sasuke… - La voz ronca del rubio aumentó su excitación. ¿Naruto estaba tan afectado como él…? – Eres…

Lo que iba a decir murió en otro chupetón. Por largos momentos, al compás de los jadeos y gemidos del menor, se dedicó a lamer y chupar ambos pezones hasta que estos quedaron rojos y sensibles. Su mano continuaba tentando la piel de su muslo, y las caderas del menor se dispararon hacia arriba cuando presionó su palma contra la cubierta entrepierna.

_Na…Naruto…

_ Lo sé, lo sé… - El azul en los ojos del rubio estaba casi extinto cuando este lo miró. Había sido remplazado por la oscuridad de sus dilatadas pupilas, la intensa mirada fija en los suyos le robó el oxígeno y la capacidad de pensar.

El deseo en aquellos ojos lo paralizaba, le creaba deliciosos escalofríos.

Esbozó una sonrisa extraña: dulce, cariñosa, pero que escondía algo malicioso, como una travesura. Besó una de sus mejillas y susurró cerca de la comisura de su boca.

_ Vamos. Quiero bañarte.

 

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Notas finales:

Aclaración: La técnica que uso Orochimaru estaba sostenida por el chackra de Karin, y le permitía teletransportarse a Konoha por una X cantidad de tiempo; luego el jutsu devolvía a Orochimaru y las ninjas que iban con él al lugar de donde vinieron. Justo cuando el tiempo iba a acabarse fue que Neji le atacó y por tanto frustró sus planes.

A/N: Estoy muy contenta de haber llevado esta historia a más de 20 capítulos TuT  Y he actualizado tres capítulos en tiempo, deberían estar orgullos@s de mí (???) Okno. Bueno, dejen sus reviews, díganme que piensas, y como siempre, ¡espero que hayan disfrutado del capítulo


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