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Memory of Colors por Shana A

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Notas del capitulo:

Shana tambien se pondra en PARO D:< ok no xD la verdad no entiendo eso del paro owoU en todo caso ya voy 1163 leídas!! los amos :'D <3 <3 <3 adsadsadsad - mando besitos volados - ejem hoy terminamos este mini arco -w-

– Menos mal, me sorprendió mucho saber que estabas aquí – hablo con una alegre sonrisa. Por su gran espada color negro se deslizaban finos rastros color rojizo oscuro hasta llegar al suelo gris donde se mostraban de un color rojo más brillante.

– ¿Aquí?... ¿Dónde es aquí? – me atreví a preguntar, este lugar no se parecía a ningún otro que había visto ni leído, ni siquiera había escuchado o soñado con un lugar tan lúgubre y destruido como es en el que me encuentro.

– ¿Dónde? – parecía confundido un poco también, frunció un poco sus labios pero luego volvió a sonreír alegre – Aquí es aquí – explico con tono alegre – Me gustaría poder explicarte más, pero aún hay muchas cosas que no entiendo y eso que llevo ya aquí un par de meses.

– Un par de meses… ¿Estás aquí desde hace un par de meses?... pero yo te vi hace poco junto a Daniela – sin poder evitarlo mi voz tembló por un segundo.

– Es sin duda complicado… pero sí, llevo aquí unos meses, si no me equivoco desde inicios de abril, ya que fue allí cuando descubrí este lugar – él parecía hacer memoria de lo que hablaba, como si hace mucho tiempo hubiera ocurrido eso.

– Si te acompaño… me dirás que sucede…

– No, no, no – respondió él negando con la cabeza – Te lo dirá el líder – explico rápido antes de que pudiera quejarme.

– ¿Líder? – no pude evitar repetir, todo esto empezaba a sonarme a algún extraño libro de fantasía y horror, donde la joven recién llegada es obligada a unirse a una secta diabólica.

– ¡No te llevaremos a ninguna secta! – respondió el rápido.

– Yo… yo no dije nada – respondí en voz baja, aquello de la secta lo había pensado, no entiendo como lo supo él.

– Lo siento, lo siento, me deje llevar… aunque no te culparía si piensas en ellos por su forma rara de vestir – suspiro con cansancio mientras se masajeaba las sienes un poco – Ellos visten como yo, pero se ponen sus capuchas, haciéndoles parecer más aterradores y más extraños de lo que ya son – explicaba mientras movía sus manos de una manera tanto extraña, aquello me causo cierta gracia, por lo cual solté una ligera risita – Al menos te hice reír, ahora vámonos, pueden venir más de esas cosas y en grupo son realmente molestos.

– ¿Más? – temblé por un ligero momento, pensar en que hay más de esas cosas me hace tener miedo y nervios, mientras no nos encontremos con nada, estaremos bien.

– Sí, pero no te preocupes, solo apresura el paso.

Caminamos sin decir alguna otra palabra, ambos en silencio, no sé cuánto tiempo pasamos así, pero no me sentía incomoda por esto. El camino siempre me parecía el mismo, un camino gris, sin rastro de color, algunas veces con encontrábamos con cuerpos en descomposición, otras con partes de cuerpos, todo lleno de escombros, como si hace mucho hubiera existido una prospera ciudad aquí pero haya llegado a su ruina y destrucción por algún motivo.

A medida que avanzábamos, sentía cada vez el ambiente más frío, el viento que golpeaba mi rostro lo sentía más fuerte, mi cuerpo empezaba a temblar por el frio que sentía. No sé en qué momento, pero el camino quedo cubierto por la hermosa nieve blanca, el viento se había vuelto más violento, trayendo consigo una tormenta de nieve, la cual me dificultaba un poco la vista.

– Kaito – llame al no verle cerca, al parecer estaba sola.

Una hermosa voz inundo mis sentidos, era como la más dulce melodía que nunca hubiera escuchado. Distanciada a unos metros, creí ver a una joven de belleza indescriptible, su piel tan blanca, casi transparente, su traje blanco que hacia semejanza a mi parecer con un hermoso vestido largo, sus cabellos largos de color negro, con una figura tan perfecta. Mi mirada no pudo evitar ver a los ojos de la hermosa joven, aquello ojos eran hermosos, pero te infundían un gran terror, inevitablemente caía al suelo, temblando ahora no solo por el frío, sino también por el miedo.

La joven avanzaba cada vez más y más, a medida que hacia esto, la tormenta se volvía más fuerte. Empezaba a perder sentido en mi cuerpo, ya no sentía frio al tocar la nieve, se sentía cálido, una calidez que me hacía querer dormir.

– ¡Esto es lo que me gano cuando me mandan por novatos siendo aún yo un novato!

Aquel grito me despertó un poco de mi ensoñación, esa era la voz de Kaito.

– Kaito – susurre, podía ver mi aliento en forma de vapor blanco.

– ¡Yukiko! – gritaba, su voz se escuchaba más cerca. Solo pude cerrar los ojos – ¡Despierta! – sentí unos pequeños golpes en mi mejilla, lo cual me hizo abrir los ojos.

– ¿Kaito?...

– Sí, soy yo, despierta – me ayudo a levantarme, ya que estaba echada sobre la nieve – Por eso te dije que apresuraras el paso… no debes separarte si no conoces el lugar – me regaño.

– Lo siento…. Tengo frío.

– ¿Frío?... Ah, cierto, la dama de las nieves… lo siento no lo note…

Kaito se alejó unos pasos, poniéndose frente a mí, aquella mujer hermosa a estaba a solos unos pasos frente a él.

– Sí hace frio – afirmo él, como si recién se diera cuenta por esto.

Llamas empezaron a cubrir el lugar, derritiendo la nieve, el frío fue reemplazado por un abrumador calor. La hermosa mujer solo podía poner sus brazos frente a ella, tratando de protegerse. Sentía mi cuerpo sudar y debilitarse por el calor, empezaba a perder el aire por las llamas que veía cada vez más cerca.

Suspire al ver la nieve en el suelo, el cielo sin color, el ambiente gris, la brisa se sentía fresca, trayendo consigo un ligero aroma a muerte. ¿Cómo fue que desapareció el fuego? Rápidamente mire a los otros dos, Kaito me miraba con una sonrisa divertida, poniendo su dedo índice sobre sus labios, “Shhh”, escuche en mi mente, la mujer estaba en la misma posición de antes, cubriéndose con sus brazos, intentando que no la dañen las llamas, pero aquí no habían llamas, la nieve se derretía a ritmo normal. Mi vista quedo dirigida a la nieve, como si supiera lo que pasaría ahora, no me atrevía a mirada a los otros dos.

La mujer cayo inconsciente sobre la nieve, en su pecho se podía apreciar un profundo corte, la nieve a su alrededor empezaba a tomar un color rojizo, que se extendía cada vez más.

Kaito estaba como si nada hubiera pasado, aun conservando su sonrisa alegre. Ahora me dedique a observar mejor su espada, era el doble de ancha de una normal, además que era más larga que una normal, podría jurar que el del alto de Kaito, la hoja color negro al igual que el mango. Kaito guardo la espada en la funda que tenía debajo de la capa.

– Despierta – hablo mientras chasqueaba los dedos a la altura de mi nariz.

– Ahhh… lo siento…

– No importa – suspiro él – Aun estamos algo lejos… y siento que podrías meterte en problemas apenas te quite el ojo de encima.

Lo que decía me hacía sentir un poco incomoda, aun así sabía que estaba en lo cierto.

– No hay más remedio, sube a mi espada.

– ¿Eh?

– Sube a mi espalda – señalo su espalda. Negué con la cabeza de inmediato – Sube – pidió de nuevo.

Mi cuerpo se movió por sí solo, terminando al final sobre la espalda de él, me sujete rodeando su cuello con mis brazos, él sujeto mis piernas. Me resigne a que me llevara así durante las siguientes horas.

Una enorme mansión, aquella mansión tenia semejanza con un castillo por su diseño clásico antiguo, se veía también un poco deteriorada por el tiempo pero aun así se veía muy firme. Cada vez nos acercábamos más a esta.

– ¿Allí iremos? – pregunte con cierto nerviosismo, no podía negar que ese lugar se veía algo aterrador.

– Así es, allí iremos, allí están los demás, a ellos los atacaras con preguntas, que yo ahora no puedo decirte mucho tampoco – explico Kaito aun conservando el mismo semblante alegre y tranquilo de antes.

Llegamos al lugar sin mencionar palabra alguna. Una vez adentro me bajo, camine por mí misma, siguiéndole a paso firme, al menos lo más firme que podía, me sentía realmente nerviosa. Llegamos a un gran salón, la decoración se veía elegante, como en esos lugares antiguos, me gustaba mucho, en medio del salón habían un total de seis personas, todas usaban la misma capa que traía Kaito, su ropa era de color negro también, aquellas personas las conocía. Aoi, Kaze, Luis, Daniela, Sachi y Marshall.

– Hola Yukiko – saludo alegre Sachi. Sachi es una chica alegre de baja estatura, ella va en el mismo salón que Kaze y es su amiga.

– ¡Momento! – intervino Kaito señalando de manera acusadora al resto – ¿Por qué con ella dejan ver su rostro? A mí me traumaron pensando que me iban a sacrificar y que eran una extraña secta – se quejó.

– Es que queríamos asustarte, asustarte con cariño – explico alegre Sachi.

– Además no te quejes, tú te diste cuenta de quienes éramos aun si estábamos con las capuchas – contesto Marshall. Marshall, recuerdo que él ya está en preparatoria, se graduó el año pasado de la secundaria donde estudio, también recuerdo que es muy unido a Sachi, o bueno siempre se la pasaban peleando por sus libros y estaban juntos, así que deben ser grandes amigos.

– Aun así, no es justo, igual trato para todos – se volvió a quejar Kaito.

– Deberíamos detener este espectáculo, ella seguro debe tener muchas preguntas – intervino Aoi. Fujimoto Aoi, estamos en el mismo año pero en diferentes salones, es un chico muy atractivo, además de que es bueno en todo lo que hace, muchas veces he oído a las demás chicas decir que él es “Perfecto”, quizás sea así, no lo sé, yo lo conozco un poco y las veces que he hablado con él no me parece una mala persona, simplemente me parece que dice lo que tiene que decir sin dar muchas vueltas a ello, simplemente es directo quizás algo insensible por eso, así que no creo que sea perfecto, mas no niego que sea uno de los chicos más inteligentes de la escuela y más populares.

– ¡Aoi! – al parecer Kaito estaba quejándose por algo pero no entiendo el porqué.

– Calla – pidió Aoi aun conservando su usual calma, ahora que lo pienso no recuerdo haberlo visto reír o estar molesto por algo – Entonces comenzaremos por explicarte lo básico.

– ¿Lo básico? – pregunte con cierta duda.

– Tranquila Yukiko – sonreía alegre Daniela. Me costaba un poco creer que ella y Kaze estuvieran aquí también, pero mis ojos no me engañaban.

– Este lugar, este mundo está dividido principalmente en seis Legiones, cada una con un color diferente, no se dividen por el tipo de criatura que son ni por el tipo de poder que tienen, cada legión tiene una política diferente y quienes con esas políticas se unen, quienes no quedan vagando entre las legiones sin un lugar fijo en donde puedan refugiarse – empezó explicando Aoi. ¿Este mundo? Eso estaba claro, ya no estoy en casa – Las legiones son Azul, Amarillo, Rojo, Blanco, Naranja, Verde. La Legión Azul está dirigida por Crime Scarlet.

– ¿Crime Scarlet? – me atreví a pregunta con cierta intriga.

– Crime Scarlet es un grupo de asesinos que pertenecen a la Legión Azul, nos encargamos de eliminar a nuestros enemigos – explico ahora Sachi, conservando aquella sonrisa alegre.

– ¿A-Asesino? – pregunte, aunque aun así no se me hacía difícil creerlo luego de haber visto a Kaito matar a aquellas criaturas.

– Nosotros estamos en contra de la guerra, y contra aquellos que buscan conflictos entre las legiones, es por eso que nos dedicamos a eliminarlos – hablo Kaze, no pude creer que él haya dicho eso.

– Ahhh… en ese caso ustedes son asesinos buenos – me atreví a decir al darme cuenta – Ustedes luchan por detener esta guerra y las personas que quieren seguir con ella, son algo así como…. ¡Asesinos justicieros! – dije un poco emocionada.

Una risa alegre empezó a sonar, eran Sachi y Marshall quienes se reían.

– ¿Asesinos justicieros? – pregunto con tono de burla Marshall – Eres solo una niña, no importa la razón por la cual lo haces, el hecho es que somos asesinos, hemos acabado con muchas vidas, ninguna razón es válida para justificar nuestros hechos – su sonrisa mostraba burla, malicia pero sobretodo algo que me hacía sentir escalofríos, ni en su sonrisa, ni en su mirada había alguna señal de arrepentimiento de sus acciones, como si estuviera orgulloso de haber acabado con todas esas vidas.

– Exactamente, sabemos que está mal pero aun así continuamos con eso, consideramos que es un método efectivo, quizás drástico, pero efectivo sin duda – explico Sachi con aquella sonrisa alegre aun, como si todo esto fuera normal para ella.

Eso estaba mal, ellos saben lo que hacen, saben que acaban con la vida de los demás, aun así no muestran arrepentimiento, no muestra señal de tristeza por todas las muertes que causaron, esto no les afecta, ¿Entonces si uno de ellos llegara a morir tampoco sentirían culpa o tristeza? Lo más probable es que no, hablan con tanta calma de esto, matan con aquella expresión natural que he muchas veces cuando he hablado con ellos, cuando hemos reído, cuando fuimos por un helado, cuando salíamos a pasear por la ciudad.

Ellos me mintieron en todos esos momentos que quise pensar eran especiales, mintiendo con aquella expresión tan natural y alegre, ocultándome sus oscuras acciones, engañándome a mí, a los demás, mostrándose con un rostro inocente, cuando su verdadera naturaleza es otra. Sí, su verdadera naturaleza es malvada, no puedo confiar en ellos, porque en cualquier momento podrían matarme a mí también.

– Es suficiente del tema por ahora – la voz Aoi me distrajo de mis pensamientos, solo lo mire, esperando que dijera algo más – Daniela, es tarde, mañana continuaremos, muéstrale su habitación – pidió conversando su tono tranquilo.

– Sí, señor, a la orden – contesto Daniela con su alegre sonrisa de siempre, ella es mi mejor amiga, no, ella era mi mejor amiga. No puedo confiar en ellos – Vamos Yukiko, te mostrare tu habitación – me tomo la mano, como siempre suele hacerlo, ¿Cómo puedo confiar en ellos si actúan como si nada de esto estuviera mal? ¿Cómo pueden seguir actuando así cuando saben que sus acciones son crueles? ¿Acaso no les importa eso?

– ¿A dónde vamos? – pregunte al ver que nos dirigíamos a lo que parecía ser un sótano.

– A tu cuarto – respondió como si fuera obvio. Nos detuvimos frente a la puerta, ella la abrió, mostrando un largo pasillo lleno de puertas, parecía interminable, no era un sótano en ningún sentido.

– Hay muchas puertas – comente con asombro.

– Sí, sí, es genial – hablaba alegre – Te enseñare mi habitación primero – dicho esto me guio hacia una de las tantas puertas, en la perilla de esta vi una pegatina de una estrella dorada. Si no mal recuerdo es la misma pegatina que le di hace ya algunos años. Significa que me ha estado mintiendo desde hace tanto tiempo.

Su habitación era una réplica exacta de la que yo conocía en ese otro lugar, era la misma que la de su casa, tenía los mismos muebles, un armario, un escritorio, una cama y una de repisa, en la cual estaban los mismos libros que siempre leía, normalmente con temática fantasiosa o de comedia, colgados en las paredes las mismas fotos, fotos de su familia, fotos de su nueva familia, fotos con sus amigos, fotos conmigo, el mismo papel tapiz color salmón con puntos blancos cubría aquellas paredes, la misma alfombra mullida blanca cubría la mayor parte del piso, todo era exactamente igual, excepto por que no se sentía igual.

– Es igual a la de tu casa – no pude evitar decir esto con asombro.

– Gracias, me esforcé mucho por esto – sonrió ella ampliamente.

– ¿Por qué?...

Ella hizo una pausa con expresión pensativa – Supongo que es porque así me siento más cómoda, se me hace así más fácil – respondió encogiéndose de hombros, volviendo a tener aquella sonrisa alegre en su rostro.

– Ya veo… ¿Puedo hacerte una pregunta? – mi tono sonaba algo tímido, yo creí conocerla pero ahora sé que no es así y eso me duele, me cohíbe, siento como si estuviéramos hablando por primera vez.

– Claro que sí – ella sonaba emocionada.

– ¿Desde hace cuando estás aquí?... Involucrada en esto…

– Si mal no recuerdo… ya es casi un año – ella parecía hacer memoria – Pero yo soy la más nueva, bueno, lo era hasta que Kaito llego hace meses – comento divertida.

– Cierto… Kaito menciono algo de eso cuando estábamos viniendo hacia aquí – recordé un poco de la conversación – Entonces… ¿Tienen algún tipo de habilidad o poder?...

– ¡Sí! Todos, todos – sonaba emocionada, quizás porque mostraba interés por el tema, quizás porque tomaba toda la situación de manera aparentemente tranquila, pero no era así, estaba confundida, nerviosa y asustada.

– ¿Todos? – susurre, una idea vino a mi mente – Entonces Kaze… él…también…

–…Sí… Yukiko, tú también tienes poderes – confeso con tono tranquilo, ¿Yo poderes? Esto solo va de mal en peor, debo volver pronto – Los tuyos se manifiestan con menor intensidad, por eso no lo has notado, Kaze tiene un nivel de magia mucho más fluido, es decir en él sus poderes se manifestaron en mayor intensidad por lo cual era necesario que aprendiera a controlarlos – explicaba ella, pero ya no quería oír más.

– Ahhh… así que poderes… suena realmente… raro – sonreí ligeramente – Daniela… ¿Podemos hablar de esto mañana? No creo soportar muchas más explicaciones.

– Sí, sí, claro, lo siento, olvide que eras nueva en esto – ella parecía algo cohibida ahora, era algo gracioso. Tomo mis manos con las suyas, apretándolas un poco – Tranquila, todo estará bien, veras que… lograras adaptarte rápido… no tienes que preocuparte de nada por ser nueva, ¡yo te protegeré! – el agarre se volvió más fuerte y más cálido, aquellas palabras las había dicho con tanta sinceridad, decisión y un cariño que no lograba comprender, me hacían querer llorar.

– Sí, confió en ti, Daniela – sonreí alegre. Esto es mentira, ya no puedo confiar en ella.

Al parecer yo tenía que elegir una habitación de entre las muchas que había aquí, decidí que fuera la que está al lado de la de Daniela, ella pareció de mejor humor y muy feliz por mi decisión. La habitación que elegí era simple pero elegante, al parecer todas las habitaciones eran así en un principio, luego uno podía modificarlas como mejor les pareciera.

Me quede recostada durante un par de horas, espera el momento en que ya no lograra escuchar ruido afuera. El sonido de la conversación animada de Sachi y Marshall me indico que estaban afuera, oía que algunas veces intervenían los otros, cerré los ojos y no pude evitar recordar, la típica escena era la escuela, por las palabras que decían, por el tono que usaban, por las pequeñas riñas amistosas, por todo aquello me recordó a como se comportaban, pero luego recordé la verdad, ahora solo podía ver un color rojo, un rojo intenso, el rojo de la sangre.

El silencio inundo el lugar, no podía oír el más mínimo ruido, escuchaba mis pensamientos con tal claridad, que por momentos llegue a pensar que estaba hablando, pero no era así, mis labios permanecían sellados. Me levante de la cama en silencio, aun si creía que todo movimiento que realizaba producía un fuerte ruido, no era así, ya que al abrir la puerta y mirar por el largo pasillo, no había nadie, solo se podía apreciar oscuridad. Camine de puntillas por toda la planta inferior, aun si solo era un pasillo largo, subí la escalera hasta llegar a la puerta que conectaba con el piso superior. Para mi sorpresa fue más fácil salir de lo que esperaba, estaba ahora en el piso superior, dirigiéndome a la puerta por donde entre junto a Kaito, para poder salir de este lugar de pesadilla y volver a casa, no quería recordar este lugar, seguro todo era una horrible pesadilla, si cuando despierte, todo estará como antes.

Me detuve luego de mucho andar, no sé cuánto tiempo habrá pasado, debió haber sido mucho para ya no sentir las piernas.

– Me rindo – suspire cayendo de rodillas al suelo, me había alejado bastante de donde estaban los otros, y aquella torre blanca aún me parecía tan lejana, estaba segura que allí encontraría como volver, pero ya no podía caminar más. Me entro temor al darme cuenta que estaba vulnerable a que venga cualquier criatura, mire con algo de desespero para los lados, no vi nada peligroso ni nada acercándose. Suspire con alivio.

Cerré los ojos un momento, para poder pensar mejor, ver ruinas destruidas o partes de personas no me ayudaba. Hasta ahora solo había visto un paisaje sólido, ni un rastro de algún lago o el mar, ¿Sera que todo el mundo se ha quedado desierto? Igual no me importa, todo lo que quiero es salir de aquí. Sí, todo lo que quiero es salir de aquí.

– Salir de aquí – repetía en mi mente una y otra vez, por ciertos momentos creí escuchar otra voz en mi cabeza, que repetía la misma frase que yo, seguramente empezaba a alucinar.

Un rugido cercano me hizo abrir los ojos de golpe, mire hacia todos lados con desesperación, a los lejos vi como un grupo de tres criaturas se acercaba, eran de un tamaño bastante grande, se asemejaban a los dragones que veía en las películas, con excepción de carecía de alas y solo tenía dos patas, con las cuales se desplazaba rápidamente.

Sin pensarlo dos veces me levante para empezar a correr, no dudaba de que esas criaturas me matarían, debía correr, correr rápido, ¿Hacia dónde tenía que correr? ¿Era capaz de correr y ocultarme antes de que estuvieran lo suficientemente cerca como para devorarme?, no era tiempo de pensar, lo único que me salvaría ahora era correr, no se hacia dónde estoy corriendo, lo único que sé es que cualquier lugar es mejor que quedarse de pie sin hacer nada.

Era inútil huir, las criaturas estaba a pocos metros, mis piernas comenzaban a flaquear, en cualquier momento ellos me atraparían o yo me detendría por el cansancio. Caí al suelo al tropezar con mis propios pies, intente arrastrarme por la desesperación, pero cometí un error, me gire para ver qué tan cerca estaban, apenas unos metros nos separaban, mi cuerpo se quedó estático por el miedo. Cerré los ojos esperando el inevitable final.

– ¡Yukiko! – aquel grito me hizo abrir los ojos de golpe. Daniela apuñalo con su espada a la criatura, estaban solo poco más de un metro. Lo había apuñalado en el cuello, por lo cual cayo directamente al suelo, sangrando y retorciéndose, acto seguido, ella hizo lo mismo con los otros dos. Se acercó rápido a mí, tomándome de los hombros – ¿Estas bien? ¿Te hicieron algo? – pregunto con desespero. Ella había venido a salvarme, tal como lo prometió.

Sentí lagrimas calientes bajar por mis mejillas. Lo siento por dudar de ti. Solo asentí repetidas veces. Ella me tomo de las manos, mostrando alivio, pero sus manos temblaban igual que las mías, seguramente ella también tenía miedo. Lo siento por no creer en ti. Lo siento.

– Todo está bien, está bien, deja de llorar – pedía ella con mirada cristalina y un ligero temblor en la voz.

– Pero si tú también pareces que quieres llorar – le dije con cierta diversión, sentía mi voz entrecortada por el llanto.

– Claro que quiero llorar – confeso ella algo molesta – Me preocupaste mucho, tonta, tonta Yukiko – regaño.

Quise decir algo más, pero Daniela fue arrebatada de mí, la cola escamosa de una de las criaturas la envolvió por la parte superior para que no pudiera usar sus brazos, al parecer la criatura aún seguía viva, aun si se tambaleaba y levantaba con dificultad.

– ¡Daniela! – lo único que pude hacer fue gritar. Las dos criaturas se levantaron con pesar, a paso torpe y tambaleante, al parecer solo había logrado matar a la primera que apuñalo, las otras dos seguían vivas, se mostraba la herida en sus cuellos pero no se mostraba tan fatal como fue para la primera.

– Maldición, así no puedo usar mis espadas – oí como ella se quejaba mientras intentaba liberarse. Lo único que pude hacer fue quedarme paralizada por el miedo. La segunda criatura que se levantó arranco con sus enorme y filudos dientes la mayor parte de las piernas de Daniela, haciéndola gritar de dolor. Su sangre salpico hasta donde estaba, sentí las pequeñas gotas en mi rostro.

Nuestras miradas se cruzaron por instantes, pero ella desvió la suya, se mostraba con dolor y culpa, debería ser yo quien se sintiera así por no poder hacer nada en esta situación.

– Corre – me dijo pero no hice caso, su voz sonaba tan lejana – ¡Corre! ¡Yukiko corre! – me pidió, no, era una súplica.

Me levante como pude para correr, tenía que correr a todo lo que daba aun si estaba cansada y aterrada, aun si no podía oírla, sabía que ella estaba sufriendo, aun resonaba en mi cabeza aquel grito de dolor que había dado. El sonido de una explosión me hizo voltear a ver de dónde provenía, era del lugar en donde estaba Daniela con aquellas criaturas, yo ya estaba alejada de allí, viendo las llamas consumir aquel punto.

Las llamas volvieron el viento ligeramente más cálido, trayendo consigo el olor a sangre y muerte. Sentí un dolor en mi cabeza, como si un golpe me hubiera dado, caí al suelo de inmediato, quedando inconsciente.

Al abrir los ojos, lo único que podía ver era oscuridad, no sabía en donde estaba, solo sabía que estaba sentada sobre algo suave.

– No te preocupes Yukiko – aquella voz que me hablo en la oscuridad, sabia a quien le pertenecía – Todo ha terminado, ya no sufrirás.

 

La mañana era más fría que de costumbre, definitivamente se acercaba el otoño. El camino a la escuela se me hizo más largo que de costumbre.

– ¡Yukiko! – escuche como alguien me llamaba, una voz femenina, una voz que me resultaba conocida, como si la hubiera oído muchas veces antes llamarme. Me voltee para ver a la persona dueña de esa voz, pero no había nadie, no había nadie me estaba llamando, estaba sola en aquella calle.

– Juraría que… – susurre, quizás mi mente me jugaba una mala broma por la mañana. Lo más extraño es que podría asegurar que esa voz me resultaba familiar, pero no recordaba el nombre de a quien le pertenecía. Seguí mi camino hacia la escuela, por el mismo camino de todas las mañanas, eran las mismas calles, eran las mismas casas las que veía, todo era igual pero al mismo tiempo diferente, se sentía diferente, como si faltara algo, como si faltara alguien, como si faltara… ¿Quién falta?... ¿Por qué sigo aun aquí parada? Debo apresurarme o de nuevo Stella me regañara por casi llegar tarde a clases. Apresure el paso para llegar a la escuela.

Notas finales:

Ojo que yo advertí que iba a ver cierto GL (girls love) en la serie :v pero como ven es algo pequeño y triste en esta parte ;A; en el siguiente capitulo retomaremos la historia con nuestro protagonista :'D


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