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:Sangre Hibrida: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí les traigo el capítulo 13, se supone que actualizaría el 26, pero el trabajo y otros compromisos me consumieron… lo bueno es que el momento llego y ya estoy aquí XD… se supone que la idea es subir los Viernes, pero siempre pasa algo.

 

Disfruten el capítulo.

Sangre Hibrida

 

Capítulo 13: El dragón se une a Seirin   

 

 

Se suponía que esto no terminaría de esta manera.

 

Se suponía que eran los cazadores más fuertes… los mejores para esa misión.

 

Que ellos tendrían éxito en lo que muchos fracasaron…

 

Si era así, entonces que eran ellos ahora… si no más que perdedores.

 

- deberías comer algo – aquella botella de agua apareció frente a sus ojos y lo pensó tan solo por un segundo antes de tomarla.

 

- yo estoy bien… ¿Cómo están los demás? – Riko se siente a su lado.

 

- ya están bien… Shun está descansando la pierna, Shinji se llevó un par de golpes en la cabeza, afortunadamente es un cabeza dura – la pequeña broma hizo sonreír al de googles - Tsuchida, Fukuda y Kawahara recibieron la transfusión de algunas personas que estaban en condiciones, es impresionante lo que hacen las personas agradecidas… - los humanos que fueron encerrados para ser comida de Vampiros fueron finalmente liberados, o al menos los que quedaban… y aun que Seiren hubiera salvado a los inocentes y alejado a los malos, habían sido derrotados, no merecían ser vistos como héroes – el asunto es…¿Cómo se siente nuestro capitán? -

 

- yo estoy bien –

 

- sí, se los dije… tu problema no es físico –

 

- ¿a qué te refieres? - alzo una ceja y ella le sostuvo la mirada.             

 

- a Kiyoshi –

 

- estás loca… yo no tengo ningún problema con ese idiota – desvió la mirada.

 

- ¿entonces por qué lo evitas? –

 

- no lo evito… es solo que alguien tiene que hacer la guardia, no estamos en un sitio seguro – las excusas eran razonables, pero excusas al fin - ¿Qué hay con Kagami… ya despertó? – pregunto por el pelirrojo porque quería hablar de cualquier cosa que no fuera Kiyoshi.

 

Ella niega con resignación.

 

- aunque sus heridas tratadas se están sanando ya no lo hacen tan rápido como antes… – puede ver la preocupación en los ojos de la castaña.

 

- despertara, eso lo sé, más me preocupa que despierte y se dé cuenta que Kuroko no está… se pondrá como loco y comenzará a gritar y a batirse como niño pequeño… de solo pensarlo es un dolor en el culo –

 

- ya pensé en una solución – Riko sonrió radiante y Hyuuga se puso pálido, conociéndola había hecho algo drástico, como siempre.

 

- ¿Qué le hiciste? – ella parpadea y pone una cara de desconcierto total, la duda ofendía.

 

- ¿por quién me tomas Hyuuga… como crees que alguien tan dulce como yo es capaz de lastimar a un hombre lesionado? -

 

- ¡MALDICION!... ¡DENJEME IR! –

 

Hyuuga le acusa con la mirada, no se veía nada sorprendido.

 

 

Se encontraba siendo sujetado entre cadenas por Mitobe y un castaño aún más alto que él, trataba de librarse de ambos sin tomar en cuenta su estado, las cadenas estrujaban sus heridas hasta que estuvo a punto de sangrar nuevamente, le dio un golpe a ese sujeto desconocido... la fuerza de Kagami pudo llevarlo incluso al otro cuarto sin ningún problema, pero el más alto no se había movido un solo centímetro.

 

- pero que ímpetu los de estos jóvenes de hoy en día - arremango su camisa sujetando con más fuerza las cadenas, a Kiyoshi le gustaban los retos - ¡Mitobe no lo sueltes! –

 

Kagami sintió como el pelinegro lo estrujaba más, cumpliendo la orden de ese extraño… Inesperadamente, ese sujeto termino siendo realmente fuerte.

 

Para cuando Hyuuga y Riko entraron al cuarto se encontraron a un pelirrojo furioso, se había sacado la mayoría de las cadenas que lo habían atado a la cama, Riko recibió una mirada reprobatoria del capitán, para ser una chica no tenía mucha delicadeza.

 

- no me mires así Hyuuga… al menos lo mantuvieron quieto por poco tiempo -

 

- oye chico… deberías tranquilizarte, abrirás tus heridas – el castaño intentaba razonar mientras era segundado por varios asentimientos de Mitobe.

 

- ¡SUELTENME!... ¡¿DONDE ESTA AOMINE?!... ¡¿DONDE ESTA KUROKO?! – Hyuuga no estuvo muy lejos de la realidad. La desesperación se palpaba en su voz…

               

- ¡ya basta Kagami!... o lo usare – la chica camina a paso decidido al frente del pelirrojo y se pone entre los labios un silbato. Kagami logra reconocerlo y la mira con esa encendida mirada carmesí, molesto.

 

- ¡haz lo que te dé la gana!... iré tras ese desgraciado y lo matare de todas maneras – pero Riko no dejaría que el pelirrojo se saliera con la suya.

 

El efecto fue inmediato, sus tímpanos retumban como tambores y su cabeza quiere estallar, sus movimientos se aflojan y sus rodillas ceden, ese maldito aparato otra vez lo vence. Los otros dos lo dejan caer en el piso mientras se retuerce, Riko era dura en sus castigos y nunca se andaba con juegos, para cuando el sonido se detiene su respiración esta acelerada y de sus labios corría un hilo de saliva, su sensible sentidos se vieron afectados y aun cuando se calmó un poco e intento levantar sus piernas, estas no respondieron.

 

- no lo intentes… este silbato atrofia de manera temporal el sentido del equilibrio que se encuentra en el oído interno, estarás en el suelo por un buen rato – se acerca al dragón y ve esa furiosos mirada roja hacia ella – al parecer estas mejor - 

 

- ¿Por qué... no lo usaste… con él? – pregunto con molestia, refiriéndose Aomine.

 

- te iba a afectar a ti también… además… ellos tenían a Kuroko, no había nadie que pudiera salvarlo – explico con simpleza.

 

- hay que ir tras el… hay que matarlo – rugió por lo bajo y llevo un puño a sus piernas que no querían responder – va a matarlo… matara a Kuroko, lo conozco –

 

- no con esas heridas Kagami, aun te falta curarte – Izuki entra con una sonrisa y afincándose de un palo de madera, que pretendía ser un bastón improvisado, pues no podía mover mucho su pierna.

 

Los demás cazadores entraron poco después, los novatos algo nerviosos y temblando, viendo a un molesto dragón tirado en el piso y siendo amarrado de nuevo por las cadenas para que evitara portarse más agresivo de lo que ya era.

 

- no eres el único que está herido idiota, piensa en los demás que no tienen la misma capacidad que tú de curarse - Hyuuga se puso la tarea de ponerle de nuevo las cadenas, el capitán estaba seguro que ya había hecho exactamente lo mismo anteriormente.

 

El pelirrojo miro al resto del equipo, los novatos se veían más pálidos de lo normal, al de las rimas molestas le habían herido la pierna, y el de la cara de felino estaba lleno de vendas, incluso más que él, Mitobe tampoco era la excepción, Hyuuga y la propia Riko tenían rasguños, que aun que parecían superficiales se nota que los hirieron en batalla. Se quedó tan solo un minuto callado, porque respetaba que ellos habían sido heridos por defenderlo a él… nunca fue defendido por nadie antes y no sabía que decir.

 

- además ese dragón quería a Kuroko por su poder, dudo que lo mate – 

 

- sí, si… quieren iniciar una guerra con él – el pelirrojo aún se acordaba del discurso que le habían dado ese grupo de cazadores. – pero Kuroko no les regalaría su poder… él también los odia –

 

- ¿y cómo estas tan seguro de eso?... – Hyuuga le mira, bastante serio la verdad… - lo que ocurrió allá fue bastante extraño -

 

- ¡solo lo sé! – ruge.

 

Kagami estaba consiente, así como todos que esa situación entre Aomine y Kuroko era particular. Aquello no parecía ser un secuestro… parecía más como si Kuroko estuviera esperando ser encontrado y ellos solo eran unos cebos. Pero el capitán solo veía como Kagami se preocupaba genuinamente por su amigo y de verdad le molestaba… porque con lo poco que los conocía, dudaba que aquel brujo los considerara amigos a ellos, o incluso a Kagami.

 

- Riko habla con él… yo no tengo paciencia para esto –

 

- bueno, si Kuroko se reúsa a darle de su poder a Aomine nos estaría dando tiempo a encontrarlo – se acerca a un Kagami furioso y lo obliga a mirarla a los ojos - nosotros también queremos encontrarlo, pero tú no puedes solo, eres muy débil, solo mírate como quedaste – eso pico en el orgullo del pelirrojo – pero yo puedo cambiar eso – esta se acercó al susodicho con una sonrisa confiada – tengo el conocimiento para sacar tu poder Kagami-kun… entonces te propongo que hagamos equipo, no por nuestra meta, no por la tuya, por el bien mayor… a nadie le conviene una guerra, no de nuevo –

 

Los ojos rojos de Kagami miran a los marrones de la chica, ella parecía muy segura de lo que decía y si era honesto en realidad no quería preguntar como lo haría, pero…. ¿tenía alguna otra opción?...

 

Ya había comprobado que no era sencillo luchar contra un miembro de la Kiseki de frente, mucho menos con su fuerza actual. Si de algo estaba seguro es que debía hacerse más fuerte para vencer a Aomine, aun si aceptaba ayuda de parte de esos humanos.

 

- ¿están seguros que tienen el tiempo suficiente? – Kiyoshi no queria causar polémica en un momento tan importante… pero término por ser el centro de atención – El hechicero se puede negar, pero hay maneras de drenar su poder en contra de su voluntad –

 

- ¿de qué hablas?... los hechiceros controlan su magia, ellos deciden a quien cedérsela y a quien no – Riko se cruza de brazos, que ella supiera lo que decía el castaño no era posible.

 

- tal vez los hechiceros de magia blanca, pero ese chico usa magia negra… ¿no es así? – todos se miran entre sí… ¿acaso había alguna diferencia? – hay un método en que los aquelarres de magia negra exprimían la magia de los traidores y de usuarios de magia blanca… son rituales algo antiguos, pero existen y no podemos descartar la posibilidad de que los que tengan a Kuroko los conocen –

 

- los Vampiros han vivido por muchos años… Riko, crees que ellos – ellos se miran cómplices aún existe algo que no todos sabían.

 

- Tal vez… es hora que lo sepan – busca entre su chaqueta negra con detalles rojo un pequeño libro de color negro.

 

- Riko… ¿desde cuando tienes un libro de magia negra? – pregunta Izuki a la chica que al parecer estaba muy concentrada pasando las páginas de un lado a otro.

 

- desde que Kuroko-kun descuido una vez sus cosas – la castaña lo había robado y el de ojo de águila iba a decir que eso no era correcto… pero… ¿en verdad no lo era?

 

Riko y Hyuuga no confiaban en el hechicero, después de todo aquel sujeto era su misión, mantenerlo vigilado era parte de su trabajo. Ninguno de los dos bajo nunca la guardia y después de lo sucedido esos últimos días, solo le dio la razón a los cazadores, además… ¿Por qué un hechicero tenía un libro de magia negra?

 

-… ¡aquí esta! – grito captando la atención del grupo. Sus ojos pasan rápidamente por las palabras y su expresión se vuelve cada vez más indescifrable – es un ritual muy antiguo llamado el drenaje, el momento idóneo para hacer uno es cada cambio de estación… se necesita de dos personas, el donante y el recipiente. Durante la primera luna llena de cada estación la magia es más moldeable y las puertas pueden abrirse para que la magia pase del donante al recipiente… lo que sigue no lo entiendo bien, no eh vistos estos símbolos antes -    

 

- en conclusión… va a terminar muriendo después de todo – todos se quedan en silencio por un segundo.

 

- nos hemos enfrentado a situaciones más difíciles que esta… ¿Cuánto tiempo nos queda? – la castaña le pregunta a Kiyoshi.

 

- un mes… si ese ritual se hace cada cambio de estación, se puede hacer unos cuatro veces al año y pronto tendremos el cambio de verano a otoño… - a Hyuuga le sale una vena, la paciencia se le estaba acabando con tan solo tener a ese sujeto en la misma habitación… sujeta su camisa con fuerza y lo mira furioso.

 

- ¿Por qué si lo sabias no lo dijiste antes? – estampo el cuerpo más grande y musculoso que el suyo contra la primera pared que encontró.

 

- yo no sabía que no tenían idea, Junpei – al más alto no se veía asustado o siquiera molesto, por el contrario una tenue capa de tristeza se dejó ver tras sus pupilas, dejándose batuquear como una hoja de papel.              

 

- Hyuuga eso no nos sirve ahora… tenemos una semana para estar en las mejores condiciones posibles – Riko se interpone entre el capitán y el licántropo – Y aun que nos recuperemos del todo no sabemos dónde empezar la búsqueda -

 

- de hecho… - Kiyoshi interrumpe - tengo una idea en donde podemos comenzar –

 

Hyuuga bufa y se cruza de brazos, pero cede finalmente.

 

- un segundo… - los ojos rojos miraron al sujeto más alto allí - ¡¿Quién carajos eres tú?! –

 

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

 

- esas heridas no se ven nada bien –

 

Sakurai se le puso la piel de gallina al reconocer esa voz, se miró el brazo herido y deshizo el vendaje para comenzar de nuevo, esta vez con las manos temblando por la presencia de Imayoshi en la habitación.

 

- no es nada… las suyas son peores – apretó los labios, mientras tragaba seco.

 

Con movimientos de plomo llevo sus manos a la solapa de la camisa del menor y lo abrió de par en par, mostrando su largo cuello, junto a la marca que indicaba que Sakurai había sido mordido anteriormente… de seguro Wakamatsu o Susa se le habían adelantado.

 

Se acercó hasta que su respiración rosara la superficie del contrario y sus brillantes colmillos se posaron delicadamente sobre la pálida piel, el vampiro le sintió temblar como gelatina, alimentando su gusto mal sano con su miedo.

 

- no tomare de tu sangre hoy – Sakurai abrió los ojos impresionado, mientras sentía como el mayor se alejaba.

 

- pero si no lo hace sus heridas… –

 

- ahórratelo… me alimentare de alguien más – observo el cuerpo del menor, pálido y delgado, con el hambre que tenía lo iba a drenar hasta matarlo y Sakurai era un buen sirviente, aun no quería deshacerse de él – puedes serme útil de otra manera - El menor trago seco, Sakurai estaba lejos de tranquilizarse.

 

Se tapó la piel expuesta, abotonándose la blanca camisa con algo de pena, el tiempo que llevaba con los vampiros había aprendido que mientras menos piel tuviera expuesta era mejor. 

 

- ¿Cómo alguien como yo puede serle de utilidad? – Imayoshi sabía que jamás se negaría

 

Sakurai no era el único en hacerse esa pregunta, muchos vampiros allí le tenían recelos desde la noche que llego al castillo, cuando aún era un niño. Si no fuera por Imayoshi hace tiempo que hubiera muerto, y tal vez por eso, a pesar del miedo que le tenía, le seguía y servía fielmente.  

 

- quiero que seas el mozo del hechicero –

 

- ¿el… el hechicero? – Sakurai no quería hacerlo, dudaba en realidad que fuera un hechicero, si usaba magia negra tenía que ser un brujo y los brujos eran siniestros y peligrosos. Se sentía incómodo tan solo estando cerca de ese sujeto.

 

- si… debes seguirlo, saber dónde está en todo momento, si es necesario debes ser su sombra – Imayoshi vio la cara de desagrado del castaño y suspiro - dime una cosa Sakurai… ¿confías en Satsuki? – La pregunta le tomó por sorpresa - ¿y qué hay de Aomine?... ¿crees que es un sujeto de fiar? - El castaño negó lentamente – por supuesto que no y por eso necesito que seas mis oídos y mi navaja –

 

- habla… de matar al hechicero –

 

Imayoshi sonríe, el chico era avispado, si la conversación hubiera sido con Wakamatsu aun estuviera explicándole.

 

- solo si es estrictamente necesario – pasa un dedo por sus lizos cabellos – además, esto te mantendrá lejos de Harasawa – Asintió de manera reservada, si había alguien que podía dar más miedo que Imayoshi, ese era el rey de los Vampiros.

   

- ¿Qué… que hay de Aomine? –

 

- ¿Qué hay con él? –

 

- dicen… que no se despega del hechicero, que espanta a cualquiera que intente entrar a sus aposentos – el vampiro se había olvidado completamente de ese detalle.

 

- supongo que si no tienes cuidado él te rostizara –

 

Sakurai trago seco, pensando que cual manera de morir era menos dolorosa, que le sacaran la sangre hasta morir o ser rostizado vivo.

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

 

El agua tibia toco su pálida piel, relajando sus músculos y sus articulaciones, el olor a lavanda y otras flores inundo su nariz, tenía bastante tiempo que no tomaba un baño tan relajante, lástima que ni eso podía mantener su mente en paz. Recogió con sus manos un poco del agua, viéndose reflejado en ella su rostro sin emoción. Suspiro y termino flotando, mirando hacia el techo.

 

La bañera era exageradamente grande y el lugar muy lujoso, después de todo los vampiros a través de los años habían reunido posiciones pomposas y riquezas inimaginables para darse esos lujos, puede que eso también formara parte de su insoportable ego, incluso tenía personas que lo atendían para que se pudiera sentir más cómodo, y aun que lo intentara, no lo lograba… por que seguía siendo un prisionero, un prisionero en una jaula de oro.

 

- creí que para estas alturas estarías flotando como muerto por la temperatura del agua… Tetsu – sus ojos celestes miraron al intruso que se había colado en el baño.

 

- es molesto que me creas tan débil, Aomine-kun – recostado del borde de la bañera con aburrimiento, con los brazos cruzados y la quijada sobre ellos, Aomine parecía no tener más nada que hacer que irlo a molestar. – sabía que eras de los que gustaban de espiar en los baños… eso es de pervertidos, Aomine-kun –

 

- no te creas la gran cosa… a mí me gustan los pechos grandes – bufa algo ofendido – además, tampoco es como si tuvieras algo que ya no haya visto antes – Kuroko le mira sin decir una palabra por un largo minuto.

 

- sabía que eras un pervertido –

 

- ¡ya te dije que no es así! –

 

Ambos se quedaron un minuto en silencio después de eso, mirándose extrañados para luego esquivar sus miradas… fue por un pequeño instante, pero había ocurrido, habían actuado como si nada hubiera cambiado entre los dos. Lo que parecía un poco hipócrita considerando todo lo que habían vivido.

 

- Aomine-kun… mentí antes – el mayor no entendía a lo que se refería el hechicero – si has cambiado, antes trabajabas para detener la guerra y ahora quieres comenzar otra nueva – el otro no cambia su expresión, ya se lo veía venir.

 

- yo no estoy comenzando nada Tetsu… -

 

- no eres diferentes a ellos si no te niegas – el dragón sonrió irónico.

 

- Akashi tenía razón… tu no lo entiendes y nunca lo entenderás – se levantó y se quitó la camisa que tenía puesta con ojos de cazador. Kuroko pudo apreciar el pecho moreno y los músculos marcados que había visto tantas veces, Aomine no tenía el más mínimo reparo cuando se trataba de prendas, que recordara siempre se la pasaba quitándose la ropa si podía. Ingreso a la bañera aun con el pantalón puesto y con paso decidido se fue acercando al pálido joven – nosotros, lo que hacíamos, no servirá de nada mientras existan seres débiles y seres fuertes… el débil será sometido siempre por el fuerte – se metió al agua, hundiéndose y saliendo empapado.

 

Fue un segundo, pero Kuroko pudo apreciar el extraño movimiento de su hombro.

 

- entonces ¿para eso quieres formar parte de la guerra?... para ser el fuerte, para someter al débil… - por primera vez en mucho tiempo las expresiones llegaron a su rostro - estas claro que no te dejare... no cederé mi magia… – Aomine sonrió y llevo un dedo a la barbilla de un molesto Kuroko.

 

- estábamos claros de eso desde un principio, Tetsu –

 

Al estar así de cerca ambos cuerpos contrastaban bastante, mientras Aomine era alto, moreno, fuerte y musculoso, el de Kuroko era todo lo contrario, pequeño, delgado, pálido y débil… bastante distintos entre sí. Aomine pasó una mano por el hombro y Kuroko se dejó hacer, no muy seguro del porqué.

 

- y accediste a hacerlo después de todo – la pregunta tenía un gramo de decepción que lleno de culpa al dragón.

 

- sabes que eh hecho cosas peores -  

 

Aomine le miraba sin ninguna expresión aparente, tomándose el tiempo de sentir esa piel bajo las yemas de sus dedos, esos brazos delgados. Su mano derecha fue bajando por la espalda sintiendo las costillas, la columna y luego la estrecha cintura, la izquierda acaricio su cuello, su clavícula y se detiene en el pecho plano de hombre.

 

- aun… aun cuando Aomine-kun le gustan los pechos grandes – Kuroko se muerde el labio, tratando de ahogar cualquier sonido que pudiera ser malinterpretado, su cuerpo se sentía muy caliente.

 

Los ojos azules se enfocaron en ese rostro pálido y esos rasgos delicados, esa nariz pequeña y esos ojos brillantes. Kuroko tenía un sonrojo muy notable y Aomine asumió que era por todo lo que había hecho, se sonrojo levemente al ver esa cara… Sonrió con malicia y termino por sujetar con firmeza una de las nalgas del brujo, haciendo que este abriera los ojos de la impresión. Hasta allí había llegado el límite de Kuroko…

 

Aomine sintió como el pie del chico había dado muy fuerte en su estómago, sacándole el aire y cayendo dentro del agua, liberando al pequeño hechicero de sus garras.

 

- ¡Maldición!... ¡Tetsu!... eso es trampa – inmediatamente se levantó a enfrentar al escurridizo peli celeste - ¡oye!... ¡no me patees y luego te desmayes! –

 

Y Aomine no le quedo de otra que sacar a un insolado Kuroko de la bañera.                                                         

 

 

Continuara…

Notas finales:

Esta historia es la primera historia larga que Público en dos plataformas simultáneamente. Por lo que tengo dos reacciones diferentes, aun así me emociona cuando hay respuestas sobre el fic aunque sea mínima. Espero que la persona que me haya pedido más de AoKuro le guste este cap. XD

 

Como esta en la descripción este es un fic AllxKuro… no les recomiendo que se encariñen con una sola ship, aunque aquí hay una clara favorita. No es lo que parece.

 

El siguiente capítulo ya está en edición, y será subido para el 3 o 4… lo más probable sea el 4. Muchas gracias por leer y espero sus comentarios XD.   

 

 

 

  • yo… lo siento Hyuuga

 

  • pudo ver claramente un par de ojos que le intimidaban, uno de un dorado tétrico y el otro de un rojo amenazante

 

  • Kuroko tenía algo entre sus brazos… entonces el pequeño bulto comenzó a moverse

 


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