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:Sangre Hibrida: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Quiero disculparme de antemano por la tardanza que tuve para con este capítulos y las segura futuras que tendré…

 

Muchas gracias a los que leyeron y a las personas que dejaron comentarios. XD me dieron ánimos de seguir el fic. Así que con entusiasmo les dejo las pistas del capítulo.

 

 

Ofrecimiento forzoso

 

Confesión sincera

 

Conflicto familiar 

Sangre Hibrida

 

Capítulo 4: Captura Inesperada  

 

 

- eres tú Kurokochii –

 

Sin pena alguna se fue en su dirección para abrazarlo. Kuroko se dejó hacer, un poco sorprendido de volverlo a ver. No creyó que se encontraría con uno de ellos tan pronto, menos en una situación así. Pero sin duda era el, el más escandaloso de todos, su cabellos largo y rubio no había cambiado del todo, tal vez estaba más largo, al igual que su estatura, hecho un suspiro de exasperación…

 

Lo estrecho entre sus brazos y le pareció aún más pequeño que la última vez que lo abrazo, o Kuroko no había crecido nada o él lo había hecho mucho. Sonrió también para sus adentros, definitivamente tenía mucha suerte de haberse encontrado con el brujo de primero…

 

Mientras el elfo de larga cabelleras restregaba su rostro contra la mejilla de un aburrido peli celeste, había quienes no le agradaban ver aquello.

 

- ¡hey tú! ¡Cabellos de mujer! –

 

- ¡idiota deja de hacer eso! - 

 

Sin darse cuenta ambos reclamaron al mismo tiempo. El más bajito por que no soportaba las estupideces que podía cometer ese cabeza hueca. Al pelirrojo sencillamente le molestaba.

 

- verdad, Kasamatsu-sempai tiene razón… - lo soltó como si los gritos le hubieran dado alguna brillante idea - ¡Kurokochii debes venir con nosotros rápido! – entre la confusión de sus actos aprovecho para jalarlo del brazo y llevarlo consigo.

 

- ¡no me tomes el pelo! – rugio con intención de ir hacia el rubio. Pero fue detenido por no una espada si no a lo mucho cinco, que amenazaba con su puntiagudo extremo su garganta. Al pelirrojo le comenzaban a caer mal los elfos.

 

- Kise, déjate de bromas – desvió sus ojos al dragón antes de ir con el testarudo idiota que conocía, nunca estaba de más ser precavido. Le llamo la atención con el ceño fruncido poniéndose al frente y alargándose en todo lo alto. Una cosa era que el joven haya decidido desertar de la colonia, pero otra era pasar de su autoridad dejándolo a él. El líder de esa unidad, por debajo.

 

- vamos, vamos… Kurokochii, antes de que se pongan pesados – sujeto al más bajito por los hombros, empujándolo en dirección contraria de la patrulla. Pero de nuevo el fastidioso elfo se puso en su camino, apuntando al mago quien ahora estaba dentro de una disputa que no le correspondía.

 

- si huyes, esta vez te seguiré hasta atraparte– su mirada se oscureció y Kise sabía que ya no estaba de bromas.

 

- seamos civilizados ¿de acuerdo? – alzando las manos en son de paz le dio una sonrisa nerviosa. Si quería llevarse de allí a Kurokochii, debía deshacerse de ellos y si podía de ese tan molesto acompañante también – les ofreceré un buen trato, piénsalo… se llevan preso al grandote ese y me voy como si nada hubiera pasado – apunto con su pulgar a Kagami, quien no le agrado la forma en que le llamaba tan despectivamente. – o te has creído la gran cosa por estar con mi hermana ahora -

 

Si tan solo hubiera dejado las cosas como estaban y no hubiese encendido el mal humor del elfo en ese momento.

 

- no… los traidores no tienen posibilidad de tratos… acostúmbrate –

 

Kise vio como el otro sonreía, creía que se la podía borrar de la cara, pero lo cierto era que los superaban en número… miro a Kasamatsu que se veía expectante por lo que haría, pelear y formar problema era cosa del día a día y sabía que su compañero no lo dejaría solo, por más problemas que se metiera. Entonces miro a Kuroko delante de él, ignorándolo como era su costumbre, dio un suspiro algo molesto… quería de verdad llevarlo con él, tenía tantas cosas que contarle, pero las cosas se verían en un aprieto con tantos soldados vigilándolos, y por más que quisiera de seguro el escurridizo mago estaba esperando el primer alboroto para escaparse y eso era algo que no permitiría…

 

- señor de los elfos, por favor lléveme junto a ese idiota de allá con ustedes… sé que debe pagar su condena por el crimen que cometió, pero yo no le advertí, soy igual de responsable – ofreció sus manos para que lo esposaran sin un ápice de duda, ante la mirada atónita de todos allí.

 

- ¡Kurokochii!... ¿¡pero qué haces!?... si te entregas no podre llevarte conmigo – lloriqueo.

 

A eso Kuroko extendía más sus manos al más alto, sin importarle el teatro que se montaba Kise.

 

- como quieras –

 

Solo necesito dar una señal para que toda la guardia rodeara al pelirrojo y le pusieran grilletes tanto en los tobillos como en las muñecas y el cuello. No fue fácil al principio, pues este se resistía… al menos hasta que vio que Kuroko no hacía nada para oponerse, supuso que el peli celeste debía tener algún plan y los dejo entre regañadientes.

 

Kasamatsu se quedó viendo cómo se retiraban de apoco, llevándose a los dos extraños consigo, no estaba muy de acuerdo, ya que estaba casi seguro de que debían ser ellos los que abrieron la entrada de la cascada. Debía saber cómo lo hicieron y que se los llevaran no le convenía. Se acercó al más alto para llamarle la atención, no tenía por qué estar como pánfilo… pero antes de que pudiera darle su respectiva patada este se le adelanto agarrándolo del brazo y arrastrándolo.

 

Kise no era el ser más espabilado de todos, todo el que lo conocía bien lo sabía. Por eso su sempai tuvo una muy mala espina en cuanto vio que el rubio sonreí de forma brillante, conocía ese rostro, lo había visto antes en ocasiones en las que el elfo había pegado su idea del techo… claro que ese tipo de cosas no ocurrían a menudo sino en situaciones en la que se veía en aprieto, entonces Kasamatsu pensó que de verdad el chico de verdad quería a ese brujo con él.

 

- ¡espera!... está bien… Kasamatsu-sempai y yo iremos con ustedes como criminales… espósennos también – el más bajo no llega a reaccionar a tiempo, ya le comenzaban a poner las esposas.

 

- ¿¡eh!? –

 

- sin trucos – le advierte el elfo mayor, mirándolo serio. Pero esta vez Kise era el más decidido allí.

 

  

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

- esto es ridículo… - se sacudió las ataduras, provocando que un soldado le picara con una lanza. Ya era la sexta vez con lo hacía. Kagami está a punto de romperle la barita con la que lo puyaban – Kuroko ¿Quién es ese tipo? – su tono sonó mas demandante y molesto de lo necesario, pero no lo noto.

 

- Kise Ryota – el pelirrojo quedo en las mismas, así que el menor agrego – un miembro de la Kiseki no Sedai –

 

- ¿¡enserio!? –

 

    

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

- Kiiisee – cuando escucho su nombre ser pronunciado de una manera tan terrorífica no pudo evitar dar un respingón. Kasamatsu debía estar furico - ¿Qué se supone que planeas idiota? – se movió un poco más rápido para llegarle al rubio, pero los soldados le picaban con las lanzas, su ceño fruncido no era de gratis.

 

- todo está controlado sempai… se lo que hago –

 

Y de nuevo de la nada aparecía el chico frio de antaño, suspiro de una vez más con molestia. Kasamatsu detestaba a los elfos y ellos a él, en todo caso aun no entendía como era que termino soportando a Kise.

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

Lo empujaron para que entrara en el calabozo, mucho más rudo de lo que era necesario. Escucho entre dientes un “asqueroso y feo nomo” pero lo ignoro, se lo cobraría a ese desgraciado en cuanto lograra salir de allí, como detestaba a los elfos…

 

- ¿te encuentras bien sempai? – el chico se sacudió a si mismo después de que el otro lo ayudo a levantarse.

 

- sí, lo estoy – le respondió grosero, aun no olvidaba que se aguantaba este trato por las estúpidas ideas de ese mimado.

 

- no te preocupes, tengo una idea para salir de aquí – se le acerca lo suficiente para darle un abrazo. Cosa que pone nervioso al más bajo, haciendo que ganara una patada por parte del menor - ¡que cruel! ¡Solo quería ser amistoso con sempai! – se queja.

 

- ¿Qué te he dicho sobre mi espacio personal, niño? –

 

Kise iba responder algo estúpido que hiciera descolocar a su superior. Pero toda esa pelea infantil se detuvo cuando escucharon un gran alboroto en la entrada de la celda. Como era de esperarse el pelirrojo mayor daba problemas para obedecer la simple orden de entrar a la celda. Desquitándose con los guardias con su gran fuerza y resistencia.

 

- quien sigue – incito después de haber noqueado a cinco guardias ya. Emocionado por la pelea que formaría. Kuroko estaba que suspiraba tratando de tener paciencia. Trato de ir con el pero el elfo anterior que los había apresado se puso en su camino, mirándolo con odio antes de que se atreviera a mover un dedo en favor del grandulón.

 

- ya basta, denle la hierba… - Kagami no le dio ni tiempo de reaccionar cuando con un pedazo de tela le taparon la nariz, mareándolo en el instante y haciéndolo más dócil. – llévenlo a la parte de atrás, que la reina decida que hace con el –

 

- espera… ¡Kagami-kun! – Le cierran la puerta entre sus narices y solo alcanza a ver a un pelirrojo casi inconsciente - ¡Kise-kun que le han hecho!... a donde lo llevan – le pregunta serio.

   

El mencionado lo mira un poco dolido, el peli celeste se veía más preocupado por el dragón ese que por su propia seguridad. Le hace sentir cierto celo por dentro, quemándole la garganta y haciendo que no pueda controlar alguna que otra palabra mal sonante, aun siendo Kurokochii.

 

- valla, aun no entiendo por qué a Kurokochii le gusta tanto los dragones…- salió más a una afirmación que a una pregunta, entrecierra los ojos con un dolor que no puede ocultar tras su sonrisa - es muy injusto – el más bajo no entiende a lo que el rubio se refería. – sabes aún estoy molesto después de la última vez que te ofrecí que vinieras conmigo ¿recuerdas? –

 

Kuroko está seguro que sí y asiente de forma lenta, sin dejar de ver al rubio, quien baja a su nivel para mirarle a los ojos… era casi imposible no recordarlo.

 

- Kise-kun siempre proponiéndome lo imposible – admite y no es que no quiera, es que no le veía conveniente acompañar al energético elfo y tampoco lo veía conveniente ahora, consideraba una especie de amigo al rubio, era el que menos daño le había hecho de todos ellos. Pero unirse a uno de ellos no tendría sentido, no después de quererse vengar de todos y cada uno. – Ese no era el momento, ni ahora lo es – reafirma su negativa anterior, que sabía que el rubio la había captado, por eso los siguió a ese sitio.

 

- sabes Kurokochii, no estoy acostumbrado al rechazo, solo tú lo has hecho… y no una sola vez, pero no me importa – sonríe. De forma juguetona, tomando el mentón del pálido chico y acercándose a el – seguiré insistiendo hasta que aceptes, porque Kurokochii en serio me gusta… y no dejare que nadie más te arrebate… porque Kurokochii es muy increíble – sin previo aviso choca sus labios con los contrarios, un roce suave y rápido.

 

Kuroko parpadea varias veces, aun después de que el más alto se había alejado de él. Le habían robado un beso. No sabía de qué sorprenderse más, del reciente hecho o que esas palabras que tanto había oído del chico habían sonado por primera vez sinceras. Miro dudoso a la espalda del más alto, algo no andaba bien…

 

Kasamatsu los ve con su mirada azulina, como un silencioso espectador. No dice nada, no comenta nada al respecto de lo que vio… solo que de seguro tenían un pasado que querían dejar atrás que los involucraba. Por alguna razón que aún no entendía sintió verdadera molestia, no era parecida a cuando el popular elfo se iba a juguetear con enanas, ninfas, nereidas u otras cosas que tengan busto grandes, no este gusto que tenía por ese brujo parecía verdadero y por alguna razón le quemaba la garganta.

 

- Ryota… vamos –

 

Justo antes de poder pedir alguna explicación van a buscarlo, con una nueva bardada de guardias que lo hacen exasperar, lo que vendría no sería bueno para él. Después de todo, de seguro ahora tendría que encontrarse con sus hermanas…Se va, sin hacer otra cosa que no sea ver de soslayo a Kasamatsu, ambos asienten, en un lenguaje mudo.

 

- hey tú, enano asqueroso… quédate allí – le dicen cuando se acerca a la reja. Ya el rubio y la guardia se habían perdido de su vista.

 

- ven y dímelo en la cara… sí que es que tienes las agallas, cobarde – el mencionado. Que le tenía un desprecio particular al de cabellos oscuro y baja estatura se molestó y comenzó a abrir la celda. Kasamatsu retrocede para que pudiera entrar – brujo… pendiente, esta será nuestra salida -          

 

- no soy un brujo, soy un hechicero – le advierte.

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

- Ryota – el mira a la persona que lo llama con ese tono de sorpresa y preocupación. Siente su cálida mano sobre su mejilla, y le sonríe a la cara de preocupación de la joven que lo ha recibido con los brazos abiertos. - ¿Qué te ha pasado? – el joven sabía que no preguntaba por sus vestiduras que eran un desastre y poco digno para un elfo de su linaje.

 

El rostro de una bella mujer le llega a su vista, con cabellos lisos y de un oro casi místico, con unos ojos verdes claros como las gemas más hermosas y una piel tan clara y pura como su alma, así era su hermana mayor. Ella le devolvió la sonrisa, pero el chico sabía que estaba en problemas.

 

- hermana déjalo que se explique… Ryota debe aclararnos muchos rumores – su querida hermana se alejó dándole un tierno beso en la frente en forma de suerte.

 

En su lugar una alta mujer se presenta ante todos, la atmosfera cambia, todos están más serios, mirando expectante a que la discusión familiar comience. La dignataria se sienta sin dejar de mirar al menor, quien no a bajado la mirada, allí estaba su hermana mayor, la mayor de los tres, mirándole rígida y fría como cuando eran niños, pero ahora no era su hermana ahora era la reina de los elfos del bosque.

 

- hola – saluda con una sonrisa creída, mientras observa como el ceño fruncido de su hermana se instala.

 

- ¿eso es todo lo que tienes que decir? – No se dejan de mirar retadoramente uno al otro – te vas de aquí, como un príncipe caprichoso… y regresas con… con un asqueroso y repugnante enano de acompañante ¿Qué tan bajo tienes que caer Ryota, para poder recapacitar? – ruda y directa al punto. Casi parecía ver el reflejo de su padre en ella.

 

- ¿soy conocido por distintas tierras, tan lejanas que cruzan lejos de los mares y me estás diciendo que estoy cayendo bajo? – Comenzó a reír de forma estruendosa y un poco sínica – el honor que me invade es demasiado para este grupo de elite creída – se acercó a ella con prepotencia y en su defensa la mujer se levantó del trono enfrentándosele cara a cara.

 

- ¿¡honor!?... le llamas honor a un grupo de matones sangre sucia que imponen sus propias reglas… y después de lo que padre ha hecho por ti a pesar de tu infame origen – golpe bajo, pero ya Ryota se lo esperaba, después de todo nunca fue del agrado de la chica.

 

- y eso que… ¿quieres mandarme a matar con el resto de los prisioneros?... ¡hazlo!... sé que para ti no soy más que un insecto – es empujado hacia atrás por alguno de los lacayo de su hermana, esta sonríe y niega con la cabeza.

 

- no, a padre no le gustaría… ha invertido mucho tiempo y esperanzas en ti, además no te daría tal gusto… ya había pensado en tu castigo por tus insolencias  - mira al elfo que los había traído, este avanza, esperando las ordenes – al brujo, le quemaremos… será un alivio para todos… al enano lo haremos trabajar en las minas, con el resto que se han atrevido a cruzar a nuestras tierras y a ese dragón lo conservaremos, lo considerare un regalo de tu parte –

 

La joven no espero una respuesta como tal del menor, su silencio se lo decía toso, su cabis bajo la culpa o molestia que era retenida… y sonrió. Por qué tenía al chico donde lo tenía, o al menos eso pensaba. Por qué un brillo en los ojos de Ryota, se asomaron recelosos.

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

Para cuando recupero la conciencia estaba en un sitio diferente, mareado y casi ni reconocía las cosas, lo veía todo borroso, no sabían con qué lo habían drogado, pero debía ser algo fuerte que nublara sus sentidos.

 

Sintió como jalaban su brazo, estaba colgados con cadenas de metal de ambas extremidades, dejando caer su peso sobre un piso caliente. Con lo que tenía de sentido común pudo captar bajo sus pies algo caliente, su nariz estaba totalmente constipada por un humo que lo seguía, no era el azufre al que estaba acostumbrado, era un olor extraño que lo mantenía dopado.

 

- ¿Qué hacen aquí? –

 

- vi-vigilándolo… - dice uno nervioso por el repentino reclamo.

  

- déjenlo, hay que buscar a los prisioneros del calabozo… se supone que la reina mando a quemar al brujo… pero nos dijeron que escapo –

 

Pudo escuchar apenas los pasos que se encimaban uno sobre otro, apresurados. Pero Kagami se sintió inquieto desde antes, como si fuera un detonador de sus sentidos comenzó a sacudirse, probando cada vez la resistencia de las cadenas que lo sujetaban. Estas hacían más ruido con forme se sacudía… quería liberarse lo más pronto posible.

 

- k… Kuroko… - al principio lo relaciono con su aspecto físico, luego lo repetía aún más fuerte para tener claro su objetivo - Kuroko… ¡Kuroko! –

 

El sonido de las cadenas rompiéndose, haciendo grietas en el cemento donde estaban enganchadas y el desmoronamiento de alguna que otra columna que no fue tan estruendoso como el rugido que soltó, uno no humano como su aspecto hacía pensar… uno más salvaje y déspota… más parecido al de una bestia.

 

 

Hizo helar la sangre de la mayoría de allí, inclusive el de la misma reina.

 

- ¿Qué fue eso? – pregunto asustada a sus comandante.

 

Pero antes de que el pudiera contestarle gritos sonaron dentro de esas misma estancia, llamando su atención. Ella observa con molestia a un furico Ryota liberado de sus ataduras, con una espada en sus manos y en ella la sangre de un elfo, de alguien de su misma raza.

 

- no te dejare tocarle un solo cabello a Kurokochii ni a sempai – dice de forma tétrica, que le pone la piel de gallina a muchos, pero no a ella.

 

- vamos a ver que tienes, pequeño bastardo elfico – sonríe, haciendo señas a un escudero a que se enfrente al rubio de ojos miel.

 

Y sin haberlo planeado había dos bestias sueltas en un mismo lugar… con un objetivo muy similar.

 

 

Continuara…

 

Notas finales:

Llegando hasta aquí espero que les haya gustado el capítulo XD… es muy emocionante y quiero poner lo que sigue. Pero no los dejaría enganchados del fic de esa manera

 

El siguiente capítulo vendrá en abril, la fecha es una aproximación por que no estoy segura cuanto tardare en hacerlo. Sin embargo no pasare de allí. Con esta finalizo y espero que comenten sobre ello. Nos leemos XD    


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