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:Sangre Hibrida: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Buenas XD aquí el siguiente capítulo, aprovechando que me estoy escapando de algunos deberes jijiji… En fin, disfruten. ¡O si! se me había olvidado en este capítulo aparecerá más de un personaje nuevo.

 

Separados…

 

Hombre lobo

 

no exactamente un vidente

Sangre Hibrida

Capítulo 6: un buen acto y desconfianza

 

Abrió sus ojos azules de par en par en cuanto se dio cuenta que no conocía el lugar donde estaba, miro a los lados y observo la habitación pequeña pero acogedora en la que se encontraba. Era todo hecho de madera de forma algo rustica, como si hubieran puesto un árbol y alrededor de él construyeran una casa.

 

Se miró después sus vendas y noto su brazo roto, algo sorprendido pues no sentía el más mínimo dolor, abrió y cerró su mano comprobando si tenía sensibilidad, al parecer si podía sentir. Siguió detallando la habitación, donde las enredaderas y las goteras abundaban de forma un tanto discreta, las telarañas y el polvo eran otra cosa, ya que parecía que la casa no fuese usada en mucho tiempo.

 

De su cabeza se desprendió una tela blanca que tapo sus ojos, cuando Kuroko la sujeta es que nota la venda que envolvía su cabeza, no cabía la menor duda, él había sido curado y atendido por alguien…

 

- al fin despertaste – el menor se sorprende por la repentina voz que le llega desde la puerta, mas no se deja ver en su rostro. Lo último que recordaba es estar con Kagami, pero ese no era Kagami. El otro por el contrario le regala una enorme sonrisa a pesar de que no lo conocía y se acerca a atenderlo – parece que tus vendas se soltaron mientras dormías –

 

Kuroko no nota lo alto que es sino hasta que se le acerca y posa sus enormes manos sobre su cabeza en una caricia muy amistosa para su gusto. A Kuroko no le gustaba que le tocaran la cabeza como a un niño, pero haría una excepción porque el extraño sujeto de sonrisa amable le había curado, o al menos eso pensaba, porque Kuroko por más desconfiado que fuera siempre acertaba cuando juzgaba a una persona, pudiera ser por su experiencia en observar a las personas. Pero una mala persona no actuaría como aquel hombre ¿no es así?

 

- ¿Quién es usted? – le pregunto en cuanto el más alto se dedicó a quitarle las vendas para cambiarla por unas nuevas.

 

- no creo que importe – contesta amable.

 

- ¿Por qué me ayuda? – este ignora que no le responde la primera pregunta.

 

- porque no lo haría… estabas en problemas y lastimado ¿Quién sabrá donde te habías metido? – Kuroko observa que sus pertenencias están en la punta de la cama, su cetro y sombrero, ambos puesto delicadamente en orden y a su alcance. Allí decide atacar por otro lado.

 

- ¿cuánto tiempo he estado inconsciente? – el mayor decide contestarle esta vez con honestidad.

 

- unos tres días – Hubo un silencio incomodo hasta que el más alto termino sus vendajes y el menor se le ocurría otra pregunta para el interrogatorio - ¿alguna otra duda? – lo sujeta por los hombros y a Kuroko le cae mal eso, porque le sigue tratando como un niñito.

 

- sí, una última cosa… ¿dejaras la cabaña esta noche que hay luna llena? – como si hubiera dado en un punto sensible la sonrisa del más alto se borró de la cara y bajo sus hombros, alejándose un poco del hechicero, quien espera su respuesta.

 

- valla, eres más listo de lo que pensé – no suena amenazado, tampoco su tono de amabilidad había cambiado, tan solo un poco sorprendido. Se lleva la mano a la cabeza y sonríe de nuevo – me atrapaste… bien te diré mi nombre si me dices el tuyo – era un trato justo, pensó el oji azul.

 

- Kuroko Tetsuya –

 

- Kiyoshi Teppei, un gusto – le extiende la mano y Kuroko al fin tiene la suficiente confianza como para devolver el gesto amablemente.                    

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

Al despertar lo primero que sintió fue una enorme jaqueca y eso que para lastimarlo debían causar el daño de un ejército. Trato de recordar porque estaba de esa manera, pero lo cierto es que solo recordaba y sentía dolor, la mayoría físico.

 

La última vez que se sintió tan lastimado fue un lejano día en su infancia cuando por creerse la gran maravilla reto a su hermano mayor a una lucha y salió obviamente perdiendo. Trato de moverse y en consecuencia sintió sus músculos crujir, era obvio que no era una buena idea, volviendo a su posición inicial.

 

- esto no puede ser… - sus sentidos le alertaron en cuanto pudo alcanzar esos aromas que por más que solo los haya olfateado una vez se les gravaron bastante bien. – Ustedes de nuevo – gruñe en un gesto obvio de desagrado.

 

El de los googles le sonríe desde arriba con prepotencia mientras que sacaba de su bolsillo una manzana para comérsela y sentarse a su lado. Kagami se remueve notando en ese momento que estaba atado y vendado al susodicho árbol, lo habían atrapado.  

 

- no creas que a nosotros nos place verte también – muerde la manzana y se recuesta para alzar un brazo y usarlo como almohada. – En realidad los queríamos a los dos, pero nos tendremos que conformar solo contigo – Kagami no entiende a que se refiere sino hasta que nota algo que había pasado por alto antes.

 

Estiro su cuello para inhalar el aire y logro distinguir muchos olores, también uno que no había olido antes, pero el que buscaba, el aroma que lo había acompañado esos últimos días no se encontraba por ningún lado. Así que sacando unas rápidas conclusiones, se giró al hombre a su lado y le gruño amenazante. No podía ser coincidencia, ya no…

 

- ¿Qué le hicieron a Kuroko? – el moreno se extrañó de la pregunta.

 

El pelirrojo se sacudió tratando de liberarse de las ataduras sin importar que se lastimase. Hyuuga sabía que el dragón estaba muy bien atado, pero por seguridad se aleja un poco.

 

- ¿nosotros?... acaso tú no te lo comiste – la duda suena sincera pero ofende al más alto, sacando un gruñido más profundo y haciendo que las partes que lo atan al árbol se separen un poco…

 

- ¡claro que no! ¿Dónde está? – Kagami estaba totalmente seguro de que ellos lo atraparon también.

 

En respuesta cinco más aparecieron y comenzaron a sujetarlo para que no se lastimara, aunque a Kagami le pareció que lo querían controlar, lo cual lo desespero aún más. A pesar de que eran seis contra uno Kagami se deshizo de ellos a penas logro liberarse de las ataduras.

 

Los fue golpeando uno a uno hasta que quedaran noqueados, pero sin embargo estos se levantaban al segundo, no dejando en paz al pelirrojo. Para ser humanos eran bastantes resistentes y también estaban bastantes sincronizados, pues cada que se deshacía de uno otro lo atacaba por atrás o detenía un ataque. Era inferior por sus heridas, a cada paso que daba le dolían las articulaciones y al intentar expulsar fuego lo que consiguió fue ahogarse en su propio aliento… como si fuera poco, su sufrimiento se incrementó cuando sus oídos casi reventaban por un estruendo. El pelirrojo lo recordaba, era el mismo que le había impedido vencerlos la última vez…

 

Tres de ellos que seguían en pie lo sujetaron por los hombros y lo empujaron al piso, pudo ver como entre ellos salía una chica, de cabello corto marrón, vestida como ellos, era una cazadora. Ella le sonrió con un extraño objeto en los labios y con un fuerte movimiento le pego un golpe en toda la cara que lo dejo inconsciente.

 

 

 

 

 

Cuando se volvió a despertar se quedó mudo por la situación en la que estaba, atado al árbol de pies a cabeza y observado por muchos pares de ojos entre curiosos y asustados.

 

- ¿¡pero que!? – y el sin saber que pasaba en realidad.

 

- deberías dejar de hacer eso, o abrirás tus heridas –

 

Kagami recordaba el rostro  de cada uno de ellos, por eso le pareció extraño ver a la chica castaña presente allí, vestida con un traje negro y botas, como si fuera parte del grupo. ¿No se supone que los cazadores eran hombres todos?

 

- ¿Quiénes son? ¿Por qué nos siguen? – era obvio incluso para alguien tan denso como el que les iban pisando los talones y siendo cazadores no podían querer nada bueno de ellos.

 

- pero que grosero somos, antes no nos habíamos presentado – el pelirrojo la escudriño con la mirada. Ella jugaba con un silbato entre sus dedos, mientras se ponía frente a el – me llamo Riko Aida, y ellos son mis compañeros de caza… aunque eso ya lo sabias… pertenecemos al escuadrón Seiren – afilo sus ojos en el chico que la miraba con ira y sonrió – bien, terminando la formalidad ¿Dónde está el hechicero que iba contigo? – sus ojos aparentemente amable cambiaron a uno de amenaza mientras que un cuchillo se posaba en su cuello.

 

Esa chica estaba equivocada si eso lo intimidaba, pensó el dragón con media sonrisa. Pero en su lugar la chica llevo el arma a su tórax y con el mango presiono hasta que saco del pelirrojo un gritillo de dolor.

 

- vamos Riko no seas tan mala, el chico a penas la conto – el de ojos negros la apaciguo para que dejara de torturar al chico por gusto. Su amiga tenía un sentido de psicópata muy elevado, tal vez era la más adecuada entre ellos para esta clase de trabajo.

 

- ¿¡pero qué te pasa!? ¡Eso duele! – se queja, mientras que trata de recuperar el aliento.

 

- bien, no me vuelvas a subestimar niñito… ahora, dime ¿Dónde está el hechicero? –

 

- ¡no lo sé, loca! – ante el comentario los ojos de la chica brillaron con un sombrío destello.

 

Hyuuga, Izuki y los demás tuvieron un escalofrió nada bueno, el pobre chico aprendería a las malas que se debía respetar a la chica. Ella saco de su bolsillo una llave y sonrió sádica. El moreno se apresuró en calmarla, mientras el de googles le quitaba la llave.

 

- calma Riko, queremos que viva – los tres novatos estaban temblando.

 

Kagami alzo una ceja en curiosidad. ¿Por qué iban tras Kuroko?

 

- Mitobe dice que; además parece que él no tiene la más mínima idea – el castaño con expresión gatuna interrumpe, mientras el más alto asiente en afirmación.

 

Riko le miro curiosa y en parte tenía razón, él no tenía la más mínima idea de donde estaba Kuroko, de hecho no recordaba mucho de lo que paso esa noche. Solo esperaba que estuviera bien. No por que estuviera especialmente preocupado ¡claro que no!... sin el chico no podría seguir su objetivo, su interés era solo por conveniencia. Por esa razón necesitaba encontrarlo lo más rápido posible. El problema era como deshacerse de ese grupo de lunáticos.

 

Furihata lo veía un tanto intrigado, el dragón no parecía ser tan salvaje y malo como se veía a simple vista, tal vez si se acercaba a él de forma pasiva entendería.

 

- oye, tal vez no confíes en nosotros, pero es muy importante encontrar a tu amigo… si nos haces el favor de –

 

- no es mi amigo y no me importa lo que le pase… púdrete – su gesto estoico y su mirada les decía que no sedería a nada. El chico que intento ser amable se cayó de espaldas temblando como un chihuahua.

 

- ¡hey tú!... ¿conoces a la Kiseki no Sedai? – por primera vez el aludido no responde con gruñidos y la chica supo que lo había tocado en un tema sensible.

 

- si ¿Qué con eso? –

 

- necesitamos que ese hechicero se mantenga lejos de cualquiera de ellos… así que será mejor que nos ayudes a encontrarlo antes de que alguno esos dementes lo encuentre primero – Kagami dejo de estar a la defensiva para analizar la información bien. Se suponía que ellos iban tras la Kiseki, no al revés… pero si es así entonces…

 

- ¿Qué pasaría si alguno de ellos lo encuentra? –

 

Riko le mira serio, al parecer el dragón no le era tan indiferente el brujo, como quería aparentar.

 

- nada bueno –

  

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

      

 

     

El castaño se encontraba en la salida, mirando hacia el horizonte, como si pudiera ver algo más allá de lo que en realidad había a simple vista. Kuroko no pensó demasiado en ese asunto, aun así debía agradecerle al desconocido por haberle ayudado.

 

- Kiyoshi-san – este se voltio asustado, sujetándose el pecho.

 

- Kuroko, me diste un susto de muerte – le sonríe, es amable, pero parece una persona totalmente diferente a la que miraba el horizonte hace unos segundos.

 

- lo lamento Kiyoshi-san. En realidad quería agradecerle por ayudarme y… ¿se ira? – no sabe por qué pregunta, pues el otro ya llevaba con él un saco.

 

Kiyoshi asiente mientras comienza a caminar a las afueras si ningún tipo de advertencia.

 

- tú mismo lo dijiste, esta noche es luna llena… y con respecto a eso. No me agradezcas aun… - Kuroko noto se dio cuenta, el más alto no quería su gratitud, como si en verdad hubiera hecho algo malo en ayudarle, además de llevar bastante prisa. Pero antes de que el peli azul pudiera rebatir, este se regresa en sus pasos – mantente dentro, vendré en la mañana, no salgas, y mantén las puertas cerradas… si no quieres morir – y con eso se terminó yendo. Dejando al más bajito aún más confundido.

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

- ¡maldición!... esto no es necesario – se voltio a encarar a la castaña y ella en respuesta llevo el silbato a su boca, haciendo que otro pusiera una expresión de preocupación.

 

- claro que lo es, no quiero que salgas volando de repente – explico con simpleza, mientras el pelirrojo veía esas cadenas con receloso enojo, eran grilletes tanto en sus manos como en sus pies. Trataba de quitárselas, sacudiéndolas lo más fuertes que sus heridas le dejaban, pero eran más dura de lo que aparentaban – no seas tonto, te abrirás las heridas, de nuevo–

 

Kagami no podía sentirse más humillado, era tratado como un perro de casa o un rastreador, suficiente que tenga que buscar a Kuroko por su olor, que no era nada fácil de captar. Entre sus quejas mentales no noto un desnivel que lo hizo caer de sopetón al piso.

 

- ¿qué es esto? –

 

Se volvería a irritar cuando noto que el desnivel no era exactamente algo por casualidad. Frente a el había un enorme cráter y alrededor el derrumbe de muchos pinos que parecían ser aplastados. ¿Qué había pasado en ese lugar?

 

- así que es cierto que no te acuerdas – afirmo uno de los novatos.

 

- aquí aterrizaste en tu forma de dragón – le dijo el que respondía al nombre de Hyuuga al verlo tan confundido – si el brujo hubiera estado contigo no hubiera sobrevivido el impacto – a diferencia de Riko, Hyuuga no estaba muy seguro de confiar en ese dragón, ya habían visto lo que era capaz de hacer… también pudo matar al chico de cabellera azul sin problemas.

 

- yo… hice esto – miraba como si no pudiera creérselo.

 

Los demás se extrañaron. Riko sabía que ese chico no era igual a los de su especie, tenía el presentimiento que a pesar de lo rudo que se veía por fuera era bastante dócil por dentro, como un perrito.

 

Kagami seguían con su expresión de asombro. Había vuelto a pasar, se transformó y de nuevo no logro controlarse… no sabía si había logrado vencer a esos elfos, capas y ya todos estaban muertos. Al darse cuenta esa palabra lo hizo temblar de pies a cabeza, eso significa que él pudo también haber matado a Kuroko. Bajo su cabeza pensativo mientras se levantaba del piso…

 

- Kagami… - le llamo la chica y este la mira de forma serie, con determinación en los ojos.

 

- Kuroko, se encuentra en esa dirección – apunta hacia el oeste - a unos 600 kilómetros de aquí – dice con exactitud. Pero antes de poder seguir el camino sujeto a la chica por el cuello sorprendiendo a los demás y poniéndolos en alerta, todos lo apuntaron con sus armas – si le haces daño, si alguno de ustedes le hace daño, juro que los matare, uno por uno – le amenazo.

 

Ella no se inmuto.

 

- parece un trato justo –

 

- júralo – aprieta un poco más, haciendo que Hyuuga e Izuki soltaran el seguro.

 

- si mi intención fuera acabar con ustedes créeme que ya estarían muertos… nosotros no somos el enemigo – ella no le afloja la mirada, para estar en una situación tan desventajosa no tiene miedo y Kagami entiende que ella no tiene nada que esconder. La suelta, bajándola al piso y caminando en la dirección que apunto.

 

- bien, más te vale cumplir tu promesa – ella lo miro mientras se tocaba la zona lastimada. El chico era bastante temperamental. Ya entendía por que los dragones solían estar solos ¿Cómo ese brujo pudo soportar estar con él?

 

          

      

-.-                                                                                                                             -.-

   

 

 

- ¿qué ocurre Takao? ¿Por qué te detienes? – la voz desde la carretilla le llama y el a su vez apunta dentro del bosque con una mano, pasando el valle – sabes que mi vista no es tan buena como la tuya-Nanodayo  - se ajusta sus lentes, harto de repetirle lo mismo todo el tiempo.

 

- hay una cabaña pasando el valle… y hay alguien dentro de ella Shin-chan – él le mira totalmente descolocado, como diciendo ¿y eso que? – es un mago. Tiene una presencia muy leve, pero nunca me equivoco – se apunta a sus ojos de forma graciosa y el de lentes mira a la dirección en donde apunta y entre cierra los ojos.

 

No estaría mal pasar a ver. Pensó.

 

- vamos entonces – le dice y este agita las riendas para que los caballos cambien de dirección.

 

- Shin-chan ¿cuantas probabilidades hay que encuentres al hechicero fantasma ese? – pregunta cansado, después de todo llevaban tiempo en eso y si no fuera porque le habían mandado acompañar al peliverde en su excursión hace rato lo hubiera dejado botado en algún acantilado.

 

- menores a una – dijo seco. Y a Takao le iba dando un soponcio.

 

- ¿¡entonces por qué quieres ver algo que estás seguro que no pasara!? –

 

- no es cero… Bakao… además, Oha-asa predijo que cáncer encontraría lo que andaba buscando… las estrellas no mienten –

 

Takao torció los ojos con ironía. Como le gustaría que la condenada estrella Oha-asa le dijera algo como mueve tu puto trasero de allí, o un deja a Takao irse a su casa, pero ella no era una buena estrella con él. Y en realidad Shin-chan era el vidente más extraño que había conocido en su vida.

 

- no soy un vidente, Bakao… - la voz serie le hizo reír nervioso, olvidando el hecho de que él podía hacer eso.

 

- lo que digas Shin-chan… pero a mí me parece así, especialmente si lees cartas y estrellas – recordando cómo es que consiguieron aquella carreta.

 

- déjalo ya… si sigues así te diré cuando morirás –

 

- jejeje… Shin-chan, no seas cruel… sabes que no me gusta eso –

 

- será en otoño… -

 

- aahhh… no basta, no lo digas Shin-chan… ¡no, no, no lo quiero saber! -

  

 

 

Continuara…

Notas finales:

Hola, llegamos a este punto y aun no se decirles cuando será el siguiente capítulo, espero ponerlo la semana que viene, pero lo más seguro es entre dos semanas… aun así espero sus comentarios de que les gusto y que no, nos leemos XD. 


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