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:Sangre Hibrida: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Buenas lectores, debido a mi deficiente desempeño les pido una disculpa, espero que no estén tan molestos. En realidad no diré mucho más porque quiero que lean el capítulo XD *sonrisa nerviosa mientras distrae la furia de los lectores*

 

 

La vista de Halcón

 

La vista de Agila

 

Midorima una… ¡¿serpiente?! 

Sangre Hibrida

Capítulo 7: Tras el hechicero

 

El aullido de un lobo sonaba como fondo esa noche. Kuroko también escuchaba los grillos que hacían que la noche se volviera aún más amena y tranquila, como si no hubiera nada de qué preocuparse, pero aun así no podía pegar un ojo. Tenía tantas preguntas que tenía que responder y cosas por hacer. No podía sencillamente relajarse y dormir.

 

Volvió a escuchar el aullido, esta vez más lejos. Por su puesto que no se preocupó, igual los hombres lobos no tenían la particularidad de mirar por sus pasos. Y aunque ahora el amable chico debía estar fuera de sí y convertido en una bestia no le preocupo, por que hizo exactamente lo que le dijo, cerro ventanas y puertas, quedándose un tiempo estático, a ver que se le ocurría hacer ahora. Después de todo debía encontrar a Kagami y continuar con su viaje.

 

Pero como haría algo como eso. Ni siquiera sabía dónde estaba el…

 

“las estrellas son más que luces en la noche, Kuroko, ellas observan y te responden lo que sea que les preguntes… ellas te pueden guiar-Nanodayo”

 

Kuroko no sabe por qué se acuerda de el en ese momento, un pequeño ceño fruncido se le deja ver, no muy perceptible, pero ahora que lo reconsideraba, los concejos de Midorima siempre fueron bastante útiles. Así que se levanta con algo de dificultad, la medicina había pasado su efecto y su brazo le comenzaba a doler, justo cuando quiso volver abrir la ventana para poder ver a los cuerpos celestiales la puerta suena.

 

Fueron tres toques y él no se atreve a contestar, espera que con suerte se vallan. Pero no es así.

 

 

 

 

    

   

- mm... creo que no hay nadie – El de lentes lo mira serio, diciéndole en forma muda que no era gracioso. – ok, ok… pero que pésimo humor te cargas Shin-chan – y de una sola patada derrumba la vieja puerta. – ¿¡hay alguien allí!? –

 

Para sorpresa de los dos la cabaña no estaba vacía, pero en lugar de lo que esperaba encontrar, había una anciana y tres chicas temblando en el piso por el repentino ataque a la pobre puerta de la entrada.

 

Midorima arrugo el entrecejo y con sus ojos trato de buscar algún otro indicio que compruebe la presencia de otra persona dentro de la casa, con molestia entro ignorando a las personas dentro que estaban espantadas. Y con esa actitud comenzó a escudriñar la casa sacando y rompiendo las cosas que dejaba descuidadamente en el piso.

 

-  lo… lo lamento señoritas – se disculpó con una sonrisa el más bajo, pero estas solo le tenían terror – no se preocupen me encargare del Tsundere, no es así todo el tiempo se los aseguro –

 

- déjalo Takao, no va a funcionar – le dice mientras regresaba de uno de los dormitorios con un espejo y lo ponía frente la luz para poder reflejarla frente a las personas. El más bajo se sorprendió al ver que cuando eran iluminadas las partes de su cuerpo desaparecían, como si no hubiera nada – espejismos, él está aquí –

 

- wow, es bueno – exclama mientras se pone a jugar con el espejo y la imagen.

 

- ya deja eso y búscalo –

 

- ¿sabes? No haría mal decir por favor una vez – un silencio rotundo se dejó estar por un rato, hasta que Takao se resignó y con un suspiro, comenzó a hacer su trabajo.

 

Cerró los parpados, para cuando los abrió sus ojos ya no eran del mismo tono de azul, con mucho cuidado paso su vista por el recinto examinándolo muy bien.

 

 

 

Kuroko dejo salir el aire cuando se encontró fuera de la casa, pero no había tiempo de relajarse, aun debía alejarse de los invasores los más posible, así que agarro su cetro con fuerza pues sentía que su brazo roto lo debilitaba más. Pudo haberse ido antes, pero en realidad tenia curiosidad de quien podía ser las personas que allanaron tan tarde en la noche, pudo ser cualquier ladrón, de hecho… sin embargo tenía un mal presentimiento, algo le decía que debía echar un ojo por la ventana y comprobarlo por sí mismo.

 

En cuanto asomo sus ojos logro ver a un par de figuras en la oscuridad, aun que podía ser por las capas que los tapaban, una más alta y otra más baja. La más alta no se movía, no podía verlo bien, la otra parecía mirar con curiosidad, como si buscara algo. Kuroko trago seco, posiblemente lo buscaban a él. La segunda figura de repente y sin pleno aviso dobla hacia él y puede captar un par de brillantes ojos azules enfocándolo… Kuroko decide correr ahora sí, regañándose mentalmente que no debía hacer cosas así de nuevo.

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

- en la ventana… se escapa – le comenta algo aburrido, parecía no estar muy impresionado – no es muy rápido –

 

- por fortuna, anda y búscalo – le ordena.

 

- ¿y seguro que es él? – le pregunta, no quería seguir atrapando a los hechiceros equivocados.

 

- es este – le asegura con algo de impaciencia en su voz.

 

Takao mira en dirección donde se fue el chico con algo de incredulidad. Qué clase de persona es ese hechicero, si hace desesperar a Shin-chan… no cavilo mucho, pues debía atraparlo. Midorima se quedó quieto en cuanto Takao sale tras su presa a una velocidad que no podía ser humana.

 

A Takao no le costó mucho llegar a sus espaldas, pan comido, pensó mientras sonreía. El más bajo le mira a los ojos y Takao pensó que el chico esperaba que lo siguiera, pues no se veía perturbado. Pero en cuanto trata de sujetar su túnica sus dedos pasan a través de la imagen dejándole atónito cuando se desvanece por completo. ¿¡Pero cuando escapo!?

 

Con rapidez trata de buscar en la entrada del bosque para ver si dejo un sendero que seguir, el chico no era tan rápido no podía llegar muy lejos. Entonces lo vio una figura muy pequeña entrando a los linderos del oscuro bosque. 

 

 

   

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

Kuroko corrió lo más rápido que podía, lo cual no era mucho.

 

Y creyó perderlos una vez que sus piernas no aguantaron más su peso y sus pulmones reventarían de tanto que los forzaba. Solo entonces es que paro, porque si no se desplomaría, ¡cielos!... era un asco en resistencia física.

 

Espero un rato poder tranquilizarse por la carrera solo para darse cuenta que se había metido él solito en la boca del lobo.

 

Era bien conocido para todo el mundo, incluyendo a los humanos corrientes, que el bosque encantado no era un sitio de juego, incluso un hechicero experimentado como él debía tener cuidado de no caer ante los peligros que acechaban en la noche. Como hombres lobos o vampiros, inclusos las plantas carnívoras, todo eso sin contar que lo seguían quien sabe qué.

 

Por eso cuando escucho el aullido no muy lejos de allí dio un respingón. Afortunadamente Kuroko era un experto en controlar sus emociones, si no estaría muerto de miedo.

 

Al menos eso creyó hasta que sintió una fuerte respiración a su lado, constante que inhalaba y exhalaba. Dio la vuelta y pudo ver unos ojos brillantes que resaltaban en la noche, rasgados de afilada mirada, luego un gruñido le siguió amenazante, haciéndolo retroceder de manera instintiva. La escaza luz le dejaba ver un pelaje de blanco y negro y unos colmillos que brillaban. Kuroko retrocedió hasta que choco con la base de un árbol y cayó de espaldas, haciendo que la bestia desconocida se acercara aún más a él. El peli azul solo podía preguntarse como salía de esa con vida…

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

Por más que avanzaba no pareciera que Kuroko estuviera más cerca, algo lo había alterado. Una bestia conoce mejor que nadie el olor del miedo, y eso es lo que ha estado percibiendo en el rastro del brujo desde hace rato, uno de total terror… algo le estaba pasando.

 

- ¡hey Kagami, espera!... es difícil seguirte el paso, vas muy rápido – le reclama uno de los cazadores, el que recuerda se llama Hyuuga. Pero no le hace mucho caso – oye ¿¡estas sordo acaso!? – Pero este no dijo nada en respuesta. El mayor maldijo por lo bajo, fue muy mala idea quitarle los grilletes.

 

Pero él no iba a parar, por fin sentía a Kuroko lo bastante cerca como para alcanzarlo, si paraba allí le volvería a perder el rastro. Como si fuera una cosa del destino el chico pelirrojo se paró de repente sobre una rama de un árbol seguido de los cazadores que estaban siguiéndole el paso y casi de inmediato frente a ellos aparecieron dos sombras.

 

Se formó el silencio y un aura pesada en cuanto los dos grupos se encontraron. Era obvio que ambos estaban buscando algo. Kagami es el primero en reaccionar, bajando de la rama en donde estaba y parándose al frente del grupo, enfrentando a los dos desconocidos.

 

- ¿Quiénes son ustedes? – hablo la chica.

 

- eso tendríamos que decirlo nosotros – la figura más alta se alzó la capucha dejando ver su rostro, analizando al grupo con ojo crítico tras el cristal de sus lentes. El chico más alto de cabellera roja le había llamado la atención.

 

Riko no pudo evitar sorprenderse al reconocerlo. Desde pequeña le habían enseñado lo esencial de las criaturas mágicas y especialmente a como reconocerlas, eso también incluía a la famosa generación de los milagros. Recordaba que entre ellos había un vidente, no uno normal, no señor, este tenía la capacidad de ver muchas cosas… tal vez demasiadas para lo que una persona normal podía soportar.

 

- eres… Midorima Shintaro –

 

¿Qué hacia un miembro de la generación de los milagros allí?

 

El mencionado alzo una ceja, curioso. Su fama en tiempos pasados lo precedía, no le era sorpresa que le reconocieran.

 

- valla, Shin-chan es famoso – Takao como la persona extrovertida que era, fue el primero en acercarse al otro grupo, mirando al pelirrojo con curiosidad mientras sonreía de forma graciosa. Kagami se sintió bastante cohibido cuando el chico comenzó a rodearlo ya que normalmente solo hacia falta de su presencia imponente para asustar a las personas.

 

El peliverde entrecerró los ojos, descubriendo algo que no le agradaba.

 

- son cazadores – la afirmación solo sirvió para que los demás se pusieran en alerta. - ¿Qué hacen los cazadores en este bosque?... ¿Cómo encontraron la entrada? –

 

Antes de que pudiera reclamar otra cosa más el gruñido de otra bestia los distrajo. Justo en dirección en donde parecían ir los dos grupos, casi automáticamente Kagami se pone a olfatear el ambiente y Takao mira en esa dirección con sus enigmáticos ojos.

 

- es el brujo de cabellos azul – menciona excitado por haber encontrado a lo que estaban siguiendo. Y como si fuera un interruptor de malas noticias todo el grupo se pone en guardia, así como ellos, los otros buscaban a Kuroko.

 

Kagami fue el primero en reaccionar, corriendo en esa dirección y quitando del camino a Takao que apenas lo esquiva gracias a sus buenos reflejos. Al pelirrojo no le importaba que quería la Kiseki no Sedai con el brujo, no permitiría siquiera que se acercaran.

 

- Takao yo iré por él, distrae a los demás – el pelinegro siente la mano del más alto en su hombro y nota que mira de soslayo al grupo de cazadores que parecieran seguir al pelirrojo. Este asiente y el de lentes desaparece.

 

- vaya, Shin-chan se agarra lo más divertido todo el tiempo – no parece muy de acuerdo con seguir las órdenes del peli verde, pero no le queda más opción.

 

Así que por eso ahora se encontraba en una disputa de cinco contra uno, pero a pesar de su obvia desventaja no se veía intimidado. Aun siendo sus contrincantes unos cazadores.

 

- oye… será mejor que nos des paso si no quieres que te lastimemos – le advierte Hyuuga que no suele ser tan paciente. Y como si fuera automático los mayores allí le apuntan todos al chico, Riko aún le parece extraño que ni aun así esté amedrentado.

 

Por el contrario sonríe de oreja a oreja pero sus ojos ya no mostraban amabilidad, eran sombríos y siniestros.

 

- vamos, inténtelo si pueden – abre los brazos, mostrándose desarmado.

 

A Riko aún hay algo que no la convence de ese chico.

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

Estaba tan cerca de Kuroko, lo podía sentir en su nariz y ahora venía este cuatro ojos a detenerlo, esto le estaba molestando demasiado.

 

- ¡muévete! – le dice agresivo, pues se interpone en su camino.

 

- no lo hare – el peli verde no parece asustado de estar en frente de un dragón, de hecho era unos centímetros más alto que el pelirrojo y su seriedad pasmosa intriga – abstente de meterte en este conflictos si no quieres morir –

 

- no me da miedo tu amenaza – le gruñe entre dientes.

 

- no es una amenaza, es una advertencia… si aprecias tu existencia será mejor que te apartes – levanta su mano con lentitud y comienza a desatar la vendas que hasta ahora se notan en sus dedos.

 

- no importa que seas de la Kiseki no Sedai… te acabare – sin importar que sus heridas estaban sangrando y que la sangre brotaba de ellas. Su orgullo podía mucho más.

 

Pero Midorima no quería perder tiempo con alguien como ese dragón, no era común que usara tanta fuerza en un desconocido pero debía deshacerse de él rápidamente o si no Kuroko se escaparía.

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

 

Takao era demasiado rápido, tanto que no lo veían venir cuando atacaba. Ya sus compañeros se estaban cansando, Mitobe había caído desmayado por la resistencia que había presentado el tratar de seguirle el paso al chico de ojos peculiares…

 

El castaño rompió su formación de defensa para poder ayudar al más alto, Hyuuga tenía una cortada en su brazo derecho hasta el hombro y los únicos que seguían de pie y en condiciones de pelear era Riko, Tsuchida e Izuki…

 

- ma… maldición – el chico que normalmente andaba con los ojos cerrados se vio sorprendido las manos, pues no había notado si quiera cuando le había hecho una incisión en el estómago.

 

- ¡Tsuchida! – ella le llamo preocupada cuando este se deja caer en donde estaba.

 

- ve con él – le grita el de cabello ébano y ella le mira preocupada.

 

- pero no vas a poder con ese tú solo – y era cierto, pues ya los había derrotado a casi todos, el solo no podría hacer la diferencia. ¿O sí?

 

Con un gesto bastante molesto la mira, pues eso no era importante. Riko era la chica más talentosa con el cuerpo humano, sabia curar heridas grabes en segundos. Es obvio que su compañero necesitaba de ella, él podría arreglárselas solo. Lanzo a un lado la ballesta y saco de la funda que llevaba en la cintura una espada algo corta. La castaña le entendió, que él quería luchar esa batalla por sí solo.

 

Takao sonríe en su lugar, porque era obvio que ganaría. Sacudió sus espadas, sacando filo entre ellas.

 

- vamos a ver de que estas echo, cazador –

 

Izuki fue el primero en atacar, tomando la delantera de un solo movimiento, las dos espadas se cerraron ante él, casi cortándole la cabeza, pero este se agacho rápidamente, haciendo chocar su espada con las dos del oponente. Takao presiono hacia delante y logro apartarlo, cualquiera pensaría que para alguien diestro con dos espadas se le haría fácil combatir con alguien de una.

 

Takao corrió lo más rápido que pudo hacia su espalda, pues ese era al punto débil de muchos. Creyó que ya lo tenía, pero para su sorpresa el chico reacciono rápido, esquivando una de las dagas y doblándose para desarmarlo de una mientras le daba una patada en el estómago a su contrincante. El de ojos azules sintió la presión a que el otro lo sometía, de un rápido movimiento se liberó, justo a tiempo antes de que la espada corta le cortara la garganta…

 

Ambos ya lejos uno del otro se pusieron en guardia de nuevo. Takao noto que su mejilla sangraba, preguntándose cuando tuvo tiempo de cortarlo… Izuki sonrió con satisfacción a pesar de que él tenía dos cortes en el rostro.

 

- no está mal… ¿Bracamonte? –

 

- si… al parecer sabes algo de espadas, tú Shoto es buena para alguien como tú –

 

Los cumplidos terminaron tan rápido como comenzaron en cuanto los dos se abalanzaron entre sí. Entre corte y corte jugaban entre pasos tan finos que daba mucho miedo de entrometerse ente ellos, probando quien era más resistente o quien era el mejor con sus respectivas armas, los reflejos de cada uno eran impresionantes casi estaban a la par…

 

- Izuki-sempai… tiene oportunidad – uno de los novatos dijo sorprendido mientras era atendido. – me cuesta incluso seguirles los movimientos -

 

- claro que si ¿Qué creían?... Shun es uno de los mejores combatiendo cuerpo a cuerpo y sus reflejos son insuperables, es muy poco probable que pierda. Además esta su vista – pese a que estaba herido, ayudaba a los menores quien aún no podían pararse del shock. No era bueno llevar a los novatos al combate.

 

- ¿su vista? –

 

- Tks… estos novatos ahora no saben nada… ¡auch! – Riko lo trata de curarle, pero es muy ruda en el vendaje. – con cuidado. –

 

- Izuki viene de un clan especial… según dicen las leyendas, ese clan descienden de las aves y algunos miembros elegidos tienen una vista excepcional entre los hombres… a esta técnica le llaman el ojo de agila y no es muy común que se diga – ignoro por completo las quejas del de googles para seguir en lo suyo.

 

- ¿Izuki sempai es tan genial así? – dice el castaño, sintiendo admiración por las palabras de la sempai.

 

- va a ganar – Fukuda celebra de ante mano.

 

- no hay que ir tan rápido – Koganei arrastraba el cuerpo inconsciente de Mitobe – Mitobe me dijo que el chico tiene más que unos buenos reflejos… -

 

- como lo pensé… nadie en su sano juicio puede ver algo tan lejos –

 

- te refieres a que él también podría tener esa habilidad – ella asiente, un tanto preocupada por Izuki. Hyuuga se levantó serio, el no dejaría a un compañero atrás, por nada del mundo - tengo un plan… Koganei, acompáñame. Riko… vigila el perímetro, no sería bueno que el otro venga como refuerzo -

 

 

Escupió un poco de sangre, lo había golpeado en un punto donde perdió su centro, el chico agarro ventaja y lo corto. Pero Izuki no se veía vencido aun.

 

- tú eres… -

 

- no creí que alguien como tú me encontraría aquí – sujeto a Izuki por la correa de su chaleco y lo empujo al piso, poniéndole un pie en la espalda para que se quedara quieto – no puedo dejarte con vida después de esto – Arrugo el entrecejo, el Takao que parecía ser un chico extrovertido se había ido, ahora era un serio e imperturbable joven que tenía mirada de asesino. Agarro una de sus espadas y la puso al filo del cuello del otro. – No es nada personal – sonríe, exponiendo su blanca dentadura.

 

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

Si no fuera porque sus heridas no  le permitían moverse con mayor libertad estaba seguro de que ya estuvieran enterrando el cuerpo de ese tipo.

 

- buuaaahh – volvió a vomitar totalmente desorientado porque de repente se sentía con tan pocas fuerzas.

 

Sintió como una mano se posaba sobre su cabeza, presionando su frente con bastante fuerza, haciendo que le doliera aún más. Su cuerpo no le respondía como debía y no entendía por qué. Subió la cabeza con esfuerzo solo para encontrarse con el idiota de cabello verde sonriendo ¿acaso él tenía que ver con su condición?

 

- un dragón no es nada fácil de vencer, hasta yo mismo tengo problemas en lidiar con alguien como tú. Pero si es atrapado en su forma humana es tan moldeable como cualquier bestia… tu pareces ser uno muy poco experimentado – los ojos del peliverde brillaban de extraña manera haciendo enfurecer al pelirrojo que estaba en desventaja.

 

- ¿qué me hiciste? –

 

- nada del otro mundo – Midorima tenía al más bajo a su merced y este ni siquiera había puesto resistencia. – ahora duerme –

 

Su índice estuvo a punto de tocar la frente del cejudo chico si no fuera porque un enorme gruñido le sorprendió, fue embestido por la fuerza animal de lo que fuera que lo interrumpiera, siendo forzado a apartarse. Fue sacudido y sintió como unos dientes se le clavaban en el hombro como arpones, no tuvo otra alternativa que sacar una daga, haciendo que el animal retrocediera.

 

Kagami pudo ver como un lobo de casi dos metros y medio, de un pelaje que combinaba el blanco y el negro y una actitud desafiante le gruñía al de lentes, quien ahora se veía molesto mientras su hombro sangraba.

 

Un gruñido salió de la garganta del peliverde, llamando la atención del dragón. Midorima no solo estaba molesto, su cara demostraba una furia tangible. El peli verde abrió la boca, mostrando sus dientes que cambiaban de tamaño, haciéndose más grandes y dejando caer una especie de saliva. Pese a la enorme presión que ejercía el chico el lobo no retrocedió.

 

Se pudo observar como el su aspecto cambiaba en uno más terrorífico. Su cuello se comenzó a poner verde y unas escamas brillantes comenzaron a salir por sus manos tras el color… se agazapo y comenzó a sisear.

 

- ¿pero qué carajos eres? –

 

La exclamación del pelirrojo le pareció insultante.

 

- eso no es de tu incumbencia – lo miro y se quitó los lentes, haciendo que su mirada se volviera más siniestra si aún se podía. Una luz le llego como una bofetada en la cara justo antes de que pudiera atacar al animal y de dejarlo como una sucia rata muerta, su siseo se volvió una queja desde el suelo, había quedado sobre las raíces de un árbol bastante adolorido. – Maldito Kuroko – dijo entre dientes.             

 

- será mejor que te vallas, Midorima-kun – apunto su báculo hacia él, advirtiendo que lo haría de nuevo si se movía.

 

- Shin-chan – un pelinegro se puso entre el los atacantes y el peliverde, haciendo que este volviera rápidamente a su forma normal. Otra cosa de la cual podía quejarse del chico, no cumplía como se debía lo mandado. Le miro de arriba abajo y noto que su pierna estaba sangrando notablemente ¿acaso esos cazadores lo habían vencido? – larguémonos de aquí – no lo dice en broma, si seguían asi perderían… aun siendo el un Kiseki no Sedai, él no iba a arriesgar su pellejo por un simple brujo. Midorima no necesitaba leerle la mente para saber que pensaba.

El peliverde se cubrió la herida hecha por el lobo con su túnica, ocultándola. No era de los que admitían que habían perdido y en verdad le molestaba, pero viendo a su acompañante que se empeñaba en sacarlo de allí…

 

- Shin-chan…– Takao le miraba molesto, mientras que el otro miraba serio a Kuroko, quien le sostenía la mirada con decisión, Midorima conocía esa expresión, era la de alguien que no cambiaría de opinión por nada del mundo. Dio un suspiro… - lo podemos atrapar en cualquier otro momento… - el pelinegro estaba seguro de que el hechicero no era más importante para el peliverde que sus vidas y si era así, bien él podía morirse, no le iba a esperar por mucho tiempo.

 

- Kuroko, es tu única oportunidad… la próxima vez no seré tan diplomático – le extiende una mano. Aun podía cambiar de opinión y eso le hizo molestar bastante al pelirrojo.

 

Tetsuya no hizo nada cosa que Midorima entendió, con diplomacia se levanta, poniendo sus lentes de nuevo en su rostro mira de soslayo a un derrumbado dragón y regresa de nuevo a mirar a Takao, no preguntaría que paso, tampoco era que le importaba, le importaba el éxito de la misión y era obvio que no era así. Pero al menos sacaba algo bueno de esto… el chico no andaba solo y era mucho más sencillo hallarlo en compañía que solo.

 

- ¡hey!… no creas que esto se queda así – le dice un agresivo Kagami, aun afligido desde su posición.

 

- no, claro que no… la próxima ni tú ni esos cazadores estarán con vida –

 

Takao se sujetó del hombro sano de Midorima y se fueron, dejando detrás de ellos una estela de viento que se desapareció. Una vez que se fueron ambos se pudieron relajar.

 

- Kagami-kun ¿estás bien? – el más bajo se apresuró a ir con el dragón, quien con su ayudo se levantó, el dolor se le estaba pasando. Antes que pudiera decir algo más el más alto le sujeto de la muñeca jalándolo hacia otra dirección.

 

- tenemos que irnos Kuroko – el peli azul no tiene tiempo de refutar cuando una daga se les atraviesa en el camino.

 

Kagami arruga el entrecejo y volteo con una cara de demonios hacia la dirección donde la lanzaron, observando a la castaña con una sonrisa cómplice en el rostro.

 

- no intentabas escapar de nosotros ¿verdad Kagami-kun? – Kuroko puede observar que de entre los arboles salen dos más, y esta vez los puede reconocer, son los cazadores de esa vez. – mira que nos debes un favor –

 

 

Continuara…   

Notas finales:

Por favor comentar que les pareció bueno, malo… todo será aceptado por que tendré un largo reposo del fin… ¿más? lo sé, es injusto, sé que quieren leer a mi también me gusta escribirL, pero no queda de otra… en noviembre debería estar regresando, pero es un tal vez. En fin espero que les hay gustado XD nos leemos


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