Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Equivocado por Yae

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

 

 

IV.-

 

 

 

— Sígueme — ignorando la observación del albino, Sasuke guio a la chica a su habitación — antes que nada, nadie debe enterarse de esto, Sakura.

La fría y amenazante mirada bastó para que ella asintiera sin estar segura de a qué se refería y cuando vio al convaleciente hermano mayor de su adorado pelinegro que entendió un poco de lo que podría estar pasando.

— ¿Pe… pero que le paso? — y tratando de ser buena profesional se acercó de inmediato revisando al paciente.

— Solo limítate a atenderlo.

 

Nerviosa e indecisa obedeció del todo, se acercó al cuerpo maltrecho para revisar las heridas, para evaluarlas, su estetoscopio se paseó por el pecho de Itachi buscando calibrar los signos vitales, no tenía los suficientes insumos pero podría ingeniárselas con lo poco que había traído en su afán de reencuentro. Pidió una cubeta y agua limpia que se le proporciono de inmediato.

 

 

— Se… sería mejor llevarlo a un hospital Sasuke-kun — con las pinzas procedía a retirar el tejido calcinado antes de limpiar cada herida.

Pero el chico que siempre idealizó no le respondió, pasaron los minutos en silencio hasta que hubo terminado con su atención médica. Buscó y rebuscó medicación en su maletín, una mascarilla de oxígeno sería ideal, Sakura se preguntaba el causal de la situación de quien identificó como hermano de Sasuke al rememorar alguna fotografía que vio en casa del pelinegro hace ya demasiados años.

— Si despierta en unas horas estará bien — la mujer se puso de pie guardando sus cosas — y si no… llévalo a un hospital Sasuke-kun.

El nombrado apenas si notó que ella se mordía los labios, toda su atención se redirigió a su hermano, oyó un balbuceo en el aire proveniente de Sakura tal vez y cuando decidió que quizá debía agradecerle la ayuda ya había salido de la habitación.

Decidió sentarse a la orilla de la cama viendo sobre la mesita de noche unas pastillas, unas indicaciones y horarios garabateados en un trozo de papel. Volvía a debatirse en el curso que sus acciones deberían tomar de ahora en adelante, si Itachi despertaba y recuperaba su salud podría rogarle esperando que esta vez su pedido de permanencia sea concedido, de ser otra la situación y verse forzado a llevarlo a un hospital se le escaparía de las manos como la insipiente agua o la rugosa arena.

Las horas pasaron y nadie se atrevió a molestarlo, ni a tocar la puerta, pensó que  todos pudieron haberse ido, pero de seguro ese no sería el caso, aún faltaba para que amaneciese y nadie en especial Sakura se marcharía sin insistir en una explicación. No odiaba a esa mujer pero desde niños nunca simpatizó con la actitud que ella emanaba, interés inspirado en su físico y que mientras Sasuke lo poseyese ella no declinaría en su interés.

La escandalosa tos que asaltó a Itachi lo reanimaron del trance, su hermano mayor se volcaba sobre su estómago casi cayendo de la cama para expulsar por su boca el nulo contenido de sus vísceras buscando expulsar todo el humo consumido, Sasuke lo sostuvo para que no cayese y sin inmutarse esperó a que se calmase. Pero la puerta se abrió de golpe mostrando a Suigetsu seguido por Sakura.

Y ante esa intromisión Itachi pareció recobrar algo de lucidez, sus oscuros ojos carbón en milésimas recorrieron el pequeño entorno hallando la pequeñísima oportunidad para pedir ayuda.

Y fue que en el mismo lapso de tiempo que Sasuke advirtió el peligro — Salgan. — Ordenó sujetando con demasiada fuerza a Itachi, presionando sus brazos  casi encajándole sus blancos dedos aprovechando su ventaja temporal.

Suigetsu levantó las manos a la altura de su pecho en son de paz, para sacar a Sakura y cerrar la puerta mientras esta reclamaba el no poder revisar al enfermo.

Pese al ardor lacerante en ojos y garganta Itachi curvó sus labios en una amarga sonrisa cuando por fin la tos pareció mitigarse, hasta cierto punto le sorprendía como su pequeño hermano podía llegar a manipular a las personas con tanta efectividad, aun sentía su piel arder y resentir hasta el contacto de las ásperas sábanas que lo cubrían además del férreo agarre del que permanecía preso.

— Las condiciones no han cambiado  — la voz de Sasuke denotaba enfado pero liberó a su hermano para dejar que este se incorporara adecuadamente. — Si buscabas liberarte ocasionando ese incendio te equivocaste.

Itachi solo pudo reír con cinismo por un par de segundos, probando sus piernas temblando se puso de pie vistiendo solo unos pantalones holgados que seguro eran de Sasuke para buscar el lavabo que no tardo en hallar, respirar por la boca le producía algo parecido a una dolorosa quemazón pero la sed que sentía era mayor así que como perro sediento bebió cuanto pudo de la pequeña pileta, sin importarle que Sasuke estuviese a su espalda cual siniestra sombra.

— Solo nos quedaremos aquí hasta que te recuperes, no tengo que decirte lo que no debes hacer.

— Ni… ni siquiera de… este modo… voy a someterme.

Esa respuesta para Sasuke valió a admitir la responsabilidad sobre el espontaneo incendio, ni se preguntaba como Itachi pudo haberlo conseguido sin nada a su alcance.

— ¿Estás seguro?

Itachi no podía pensar con claridad y ni se atrevía a responder, tal vez debido a las secuelas del incidente, quizá porque cada vez que escuchaba hablar a su hermano solo deseaba reír ante la ironía de su vida, o tan solo porque su conciencia aun no era lo suficientemente cínica.

En cambio todo el sentido común de Sasuke se había mimetizado por completo con su obsesión dando como resultado su cambiante actitud.

— Somos hermanos…

— ¡Cállate!

Y por nada del mundo quería escuchar de nuevo aquello, no quería que Itachi se lo dijese, como si jugase con su orgullo recordándole algo tan obvio, un título que destrozaba anhelos y deseos, barriendo consigo todos sus sueños. Que más daban sus lagunas acerca de su niñez, Sasuke se había propuesto el crear nuevos recuerdos de ellos dos juntos, recuerdos que esta vez nadie le arrebataría, ni siquiera su engañosa mente.

El mayor le miró de soslayo como deduciendo la siguiente acción del más joven, apenas logrando retroceder un poco cuando lo apresaron por su largo cabello para sentir como estampaban contra sus secos y agrietados labios los de Sasuke, el contacto fue tosco, incómodo e incluso un poco doloroso, puesto que el menor se propuso morder lo que pudo logrando casi sin esfuerzo que algo de sangre se escapara en consecuencia. Itachi forcejeaba lo que su mermada resistencia le permitía, entre tanto jaleo el lavamanos se le encajó en la espalda haciendo que se quejara dentro del forzado beso dando paso a la asfixiante lengua de Sasuke, quien solo se separó tan solo un poco cuando su hermano parecía desvanecerse entre sus brazos.

A duras penas el oxígeno le regresaba algo de lucidez, Itachi apartó del todo a su menor girándose sobre el lavabo con incómodas arcadas que volvían a asaltarlo acompañado por el sabor de su propia sangre. Inhalaba y exhalaba tratando de calmarse.

— ¿Tanto asco te doy?

Levantando su ojerosa y cansada mirada pudo apreciar a Sasuke por el reflejo del espejo dispuesto en la pared, tan solo por un instante vio en la mirada ajena la de su pequeño hermano, la del pequeño Sasuke que corría tras suyo sujetando siempre su mano después. Y luego de tantos años volvía a sentir culpa, se sentía por completo responsable del retorcido deseo de su hermanito siéndole imposible responder a ese distorsionado amor que alguna vez también sintió.

— No — volvía a abrir el grifo para beber más agua, agua que su organismo clamaba para devolverle la claridad a sus ahora atrofiados pensamientos. — Tan solo…

— No quiero que lo digas, no lo digas… no lo digas —  Sasuke se aferró entonces a su hermano mayor abrazándolo con desesperación por la espalda, sintiendo una cálida sensación recorriendo su propia espina dorsal.

Pero esa calidez no era compartida por Itachi, quien solo sentía el dolor que producía la presión en su calcinada piel apenas cubierta por gasas y era quien necesitaba decírselo a sí mismo, repetírselo una y otra vez… somos hermanos.

 

 

 

 

 

Pese a que Suigetsu estaba entrometiéndose en un asunto tan delicado por simple “camaradería” estaba más que decidido en hacerse a un lado antes de terminar en prisión, algo en su mente le pronosticaba ese funesto final a Sasuke de no recuperar algo de cordura.

Veía a esa mujer de cabello rosado pasearse por la diminuta sala esperando poder entrar, la condescendencia que había demostrado le recordó tristemente a Karin, las mujeres cercanas al Uchiha parecían perder neuronas mientras lo tuviesen a rango de visión, admitía sin pronunciarlo que Sasuke podría ser todo lo atractivo que quisiese pero había algo dentro de su mente que no funcionaba para nada bien. Juugo permanecía  sentado en una silla cerca de la ventana con los brazos cruzados y los ojos cerrados como si durmiese.

— ¿Tu sabes que está pasando? — Sakura detuvo su caminar para interrogar al albino.

— Un accidente doméstico — respondió con burla mostrando sus afilados dientes a lo que ella arrugó el entrecejo.

— Pero…

— ¿Sakura, verdad? — La interrumpió — si quieres saber algo pregúntaselo a Sasuke cuando termine su pleito conyugal allí dentro — señaló la habitación donde ambos hermanos se encontraban.

La chica respingó entre confundida y molesta por el ultimo comentario sin entenderlo del todo, sin delicadeza se coló detrás de la puerta tratando de oír algo.

 

 

 

 

 

Con la ayuda de Sasuke casi arrastrándose pudo llegar de vuelta a la cama sentándose en esta. — Deja que me vaya, no voy a denunciarte. — Suspiró ignorando la pequeña mancha de bilis que había dejado en el piso hace nada.

Su menor afiló la mirada intentando amedrentarlo sin éxito alguno.

— Solo ponte a analizar esta situación un par de minutos con detenimiento — Itachi le miraba esta vez con demasiada atención  buscando anteponerse a cualquier reacción violenta — vas a darte cuenta de lo equivocado que estas.

— Estoy consciente de lo que hago y de lo que quiero.

— No quiero tu distorsionada estima Sasuke.

— ¡No es estima! Estoy haciendo lo mejor para ambos.

Itachi debía saber que luego de tantos años ya no podría convencer a su hermanito con la misma facilidad que cuando niños para que declinase en algún capricho.

— Ahora tendrás que tomar esto en serio, ¡no voy a dejar que me abandones otra vez! — reclamaba conteniendo el impulso de buscar someter a su hermano mayor a su deseo. Quien parecía no estar enterado de la relación tan estrecha que le achacaban.

— Solo somos hermanos… — pronunció con cuidado.

Sasuke rodeó la cama buscando con la mirada y tomando entre sus manos una de las sábanas empezó a deshacerla en tiras. — Si quieres que te trate como un verdadero secuestrador lo haría, es lo que voy a hacer Itachi.

Podía ver la amenaza en la mirada del menor, como si esta gritase que lo amarraría cual ganado y que tal vez lo descuartizaría luego de cumplir sus fantasías, Itachi no era para nada estúpido, pese a estar ahora en la ciudad deduciéndolo por el ruido de los automóviles y el paisaje tras la pequeña ventana de la habitación, sabía que tenía las perder, la piel seguía ardiéndole y no podría ganarle en una pelea a su hermano en esas condiciones, sin tomar en cuenta los secuaces que le ayudaban. Con morosa dificultad se puso de pie acercándose a su hermano, tragándose lo que por años le repitieron en un consultorio, iba a alejarse de Sasuke pero para ello debía acercarse primero.

 

“¿Sabes cómo le llaman?”

“Incesto”

 

Sin previo aviso y antes de que Sasuke pudiese decir algo fue Itachi quien esta vez unió sus labios con violencia aferrándolo por la nuca con una mano, dejando casi estupefacto al más joven, la dureza del roce, si es que se le podía llamar así bastó para que el menor sujetase a Itachi del cabello como recurso para que no se alejase. Ni mariposas revoloteando cual gastritis, ni la famosa sensación de volar se hizo presente en ninguno, tan solo un beso, que más podría parecer un peligroso juego para saber a quién le dolía más.

 

— ¡Sasuke-kun! — la mujer gritó desde la puerta casi histérica viendo sin creer como ambos hermanos apenas se separaban, su mórbida curiosidad la llevo a escuchar casi toda la conversación temiendo al final cuando oyó “SI quieres que te trate como un verdadero secuestrador lo haría, es lo que voy a hacer Itachi”.

Ahora no cabía en su estupefacción, lo que ante los ojos de cualquier no solo era grotesco e inmoral le revolvía el pecho con dolorosa decepción, deseaba llorar, pero aun albergaba la esperanza de una equivocación. Su grito alerto a Suigetsu y a Juugo que se apresuraron a la escena.

Pese al doloroso agarre Itachi pudo alejarse para limpiar con el dorso de su mano la sangre que nuevamente brotaba de sus labios. La mirada de aquella mujer se le antojaba tan parecida a la que alguna vez aprecio en su madre cuando era un niño que le producía nauseas.

— Afuera, ¡todos! — molesto con toda la humanidad Sasuke los echo sin explicar absolutamente nada, ni la expresión de sollozo de la chica pudo apiadarlo, azotó la puerta sacando a los tres intrusos. Con la sangre hirviendo se giró buscando un culpable — ni pienses en retractarte.

Amarga gracia le causaba lo que su hermanito decía, no iba a retractarse, si no salía pronto de toda esa situación dudaba hacerlo en lo que le restase de vida.

 

 

Indignada y muy confundida tomó sus cosas para salir del departamento seguida por Suigetsu que trataba de detenerla. Sin decir una palabra bajó los cuatro pisos que la separaban de la planta baja para subirse a su automóvil.

El albino se quedó en la entrada del departamento hasta que un vecino furioso salió.

— ¡Dejen el maldito escandalo imbéciles! — el hombre calvo y lleno de tatuajes gritaba amenazante.

— Descuide, no volverá a pasar — y tratando de evitarse más problemas Suigetsu sonrió nervioso, volviendo a entrar.

 

 

 

 

 

“Ya hable con Obito, él va a encargarse de ti”

“Mamá…”

“Sin peros Itachi, no puedo con los dos” podía ver a su madre empacando su poca ropa en una maltratada maleta “ya no te quiero cerca y mucho menos de Sasuke”.

Apenas tenía diez años, pero entendía a la perfección la razón por la deseaban echarlo de su casa, alejarlo de Sasuke, un diminuto beso provocó la enfermiza reacción de su madre, arrepintiéndose por aquella inofensiva muestra de afecto que a su pequeño hermano quiso obsequiar, tan solo un roce de labios sin pecaminosidad lo condenaría a vivir lejos de la persona que más quería.

“Prometo que no lo volveré a hacer”

“Desde luego que no lo volverás a hacer” cerró la maleta colocándola a un lado de la cama “es tu hermano, que no se te olvide” lo zarandearon de un brazo “tu hermano”.

Quiso sollozar, claro que Sasuke y él eran hermanos, nunca quiso que fuese de otra manera, lo quería porque era su hermanito y haría cualquier cosa para que estuviese bien.

“Sasu dormirá conmigo y tú no saldrás de aquí” lo dejo encerrado haciéndolo sentir culpable por aquel diminuto gesto.

Pero jamás creyó que sería el mismo pequeño Sasuke el que le exigiría la distancia “Quiero que te vayas y no regreses Itachi” y el nii-san se quedó entre sus recuerdos más dulces para nunca mas regresar.

 

 

 

 

Continua.

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Gracias por seguir leyendo esta historia y más aun a quienes se toman su minutito para comentar, espero que este capítulo haya sido de su agrado, o al menos que les haya resultado algo entretenido.

Yae.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).