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Conociendo a papá por Kaoru Himura

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Los rayos de sol se colaban a través de las cortinas medio abiertas de la habitación de Sasuke, éste se desveló porque sentía un peso desconocido en su cara y en su cuerpo. Con los ojos cerrados, tanteó su rostro rozando un brazo delgado e intentó recordar a quién pertenecía, ya que no recordaba haberse traído ningún ligue a su casa la noche anterior. Siguió tocando el brazo hasta llegar a una mano demasiado pequeña para pertenecer a una mujer. Abrió los ojos sobresaltado y cogió la mano entre sus palmas, recorrió el brazo con su vista hasta llegar a la fuente de sus problemas.


 


La chica pelirroja dormía con la boca abierta y un hilo de saliva se escurría de ella, tenía ambos brazos y piernas abiertos ocupando gran parte de la cama y una de sus piernas estaba encima del abdomen del mayor. Una vena apareció en la frente del moreno por la imagen que estaba viendo y de un manotazo apartó la pierna de la pequeña que la hizo rodar adoptando una posición fetal. El Uchiha observó como la niña ni se había inmutado por ello y seguía durmiendo tranquilamente.


 


''¿Cómo demonios ha llegado sana y salva a Konoha con el sueño tan pesado que tiene? Podrían haberla herido sin que se enterase'', reflexionó anonadado.


 


Dudó sobre si debía despertarla o dejar que descansase un poco más pero se decidió por la primera opción pues necesitaba hablar con ella y que le aclarase muchas de las dudas que tenía sobre ella, su madre y Naruto. Así que se acercó a la niña y extendió su mano hasta su cuerpo para moverla y despertarla pero lo que no se esperó fue la fuerte patada que recibió en el estómago que lo dejó sin aire.


 


''Maldita, ¿ha estado despierta todo el tiempo?'' pensó agarrándose el estómago fuertemente.


 


De repente, Kaoru se incorporó quedando de rodillas en la cama y con los ojos cerrados. Poco a poco, fue abriéndolos perezosamente y comenzó a mirar a su alrededor desorientada.


 


 - ¿Dónde estoy? - preguntó bostezando.


 


Se estiró para terminar de despertarse pero su mano chocó firmemente contra algo provocando un fuerte sonido. Extrañada se volteó para ver a Sasuke que se frotaba la frente con cara de pocos amigos.


 


 - ¡¿Puedes dejar de golpearme de una vez?! - gritó alterado.


 - ¡Aahhhh! - chilló asustada la niña - ¡Naruuuuuuu! ¡Hay un extraño en la cama!


 


La pelirroja saltó hacia Sasuke dispuesta a morderle deteniéndose de repente al reconocer quién era la persona que estaba delante de ella y recordar dónde estaba.


 


 - Oh, papá, estabas ahí – dijo riéndose de forma nerviosa.


 - Joder, no voy a salir vivo de ésta – murmuró levantándose y mirando la hora – es tarde. Saldremos a comer fuera, así que cuando termines de espabilarte, vístete y espérame en el salón.


 


Después de salir de la casa, caminaban por las calles de Konoha buscando un lugar donde almorzar.


 


 - ¿Te apetece comer carne asada? - preguntó Sasuke a la niña.


 


Al no obtener ninguna respuesta, se giró para mirar a la pelirroja y se llevó una sorpresa al ver que no se encontraba a su lado. Preocupado, paseó su mirada por todo su alrededor hasta que vio como una cabeza de pelo rojizo entraba en el puesto de ramen Ichiraku. El ninja caminó como alma que lleva el diablo hasta el puesto de comida para detener al pequeño dolor de cabeza que tenía por hija. Cuando entró, Kaoru ya había pedido varios tazones de ramen y se encontraba devorando el primero de ellos, se acercó enfadado golpeando la mesa con la palma de su mano.


 


 - Oye, ¿quién te crees que va a pagar todo eso? - preguntó molesto.


 


Kaoru se detuvo con la boca llena e iba a contestar cuando Sasuke le hizo un gesto con la mano para que parase.


 


 - ¡Primero traga y después habla! - gritó el moreno.


 - ¿No vas a invitar a tu hija? - interrogó a su padre con ojos de lástima.


 


Antes de que Sasuke le contestase, el dueño del establecimiento puso otro tazón de ramen frente al ninja, interrumpiendo la discusión.


 


 - Oh, Sasuke, qué alegría verte por aquí, hacía mucho tiempo que no pasabas a saludar – comentó risueño - ¿Conoces a esta encantadora muchacha?


 - Algo así... - respondió sin estar seguro de qué debía contestar.


 - Por su forma de comer, me recuerda mucho a Naruto – dijo con cierta melancolía en su voz.


 


Sasuke coincidió mentalmente con la observación del anciano, esa chiquilla se parecía demasiado a su amigo. ''Si conoce al dobe, seguro que se le habrán pegado sus modales''. Sonrió al recordar al rubio, hacía mucho que no sabía de él y le echaba mucho de menos.


 


 - Si no comes se te enfriará – dijo la pelirroja.


 


Sasuke miró desganado el tazón de ramen, cogió un par de palillos y empezó a ingerir despacio. ''Ahora es mi turno de comer algo que no me gusta'', pensó al recordar cómo la noche anterior fue la chiquilla que estaba sentada a su lado, la que tuvo que comerse las verduras a pesar de que le disgustaban.


 


Tras varios tazones después, Kaoru se sentía satisfecha y agradeció a su padre por el almuerzo mientras que éste pagaba la cuenta pensando que se iba a arruinar por su culpa.


 


 - Vayamos a un lugar tranquilo para poder hablar – comentó Sasuke.


 


Salieron del Ichiraku y emprendieron de nuevo su caminata. Después de unos minutos, llegaron al puente donde se solía reunir el equipo siete, Sasuke se apoyó en la barandilla y Kaoru se sentó a su lado, dejando colgadas sus piernas por el puente. Estuvieron varios minutos en silencio, disfrutando de la agradable brisa y el hermoso paisaje, Sasuke fue el primero en romper esa calma.


 


 - ¿De qué conoces a Naruto? - dijo sorprendiéndose de sí mismo por preguntar primero por el dobe en vez de la madre de la chiquilla.


 - Naru es... - susurró pensativa - …es como un hermano mayor, me cuida y me protege, es la persona a la que más quiero – dijo con mucho cariño.


 


Sasuke la miró detenidamente, podía ver cuánto amor le tenía al rubio por su tono de voz y su mirada. Se agachó para sentarse a su lado sacando las piernas por el puente.


 


 - ¿Y vives con él? - preguntó.


 - Sí, y con tío Bee. Es muy divertido estar con ellos, cada día es una aventura – dijo riéndose.


 - Y... ¿tu madre?


 


La niña se quedó callada observando cómo fluía el agua del río. Sasuke esperó pacientemente a que respondiera pero ella no parecía tener intención de hacerlo, así que cambió de tema.


 


 - Tras tanto jaleo, ni siquiera nos hemos presentado formalmente – dijo dándose cuenta de que no sabía el nombre de la pequeña – me llamo Sasuke Uchiha, aunque he de suponer que ya lo sabías.


 - Yo soy Kaoru... Uchiha a partir de ahora – comentó divertida.


 


''Mierda, así tampoco voy a poder averiguar a quién dejé embarazada'', pensó el moreno.


 


 - ¿Cuántos años tienes? - cuestionó el ninja.


 - Tengo siete años -contestó.


 - ¿Por qué viniste a buscarme ahora?


 - Porque quería conocerte y... - dudó en si decirle sus planes o no.


 - ¿Y? - instó a que continuase.


 - Tenía curiosidad.


 


El moreno no quedó muy convencido con la respuesta pero decidió dejarlo pasar, por ahora.


 


 - ¿Cuánto tiempo llevas viviendo con el dobe y el pulpo? - preguntó Sasuke.


 


Kaoru puso una mueca de disgusto por los motes que le había dado a su familia.


 


 - No los llames así, teme – le reprochó la pequeña.


 


Una vena asomó por la frente de Sasuke, éste pensaba que Kaoru había copiado algunos hábitos nada buenos del rubio, como insultarle y desorganizar su vida.


 


 - No lo sé... ¿mucho tiempo? - le contestó finalmente.


 - ¿Preguntas o afirmas?


 


La niña le lanzó una mirada de enfado.


 


 - Antipático... - susurró girando la cabeza para que no le oyese.


 - Te he oído.


 


La pelirroja se sobresaltó por haber sido pillada, giró su cara y sacó su lengua con burla. Kaoru pensó que ahora era su turno para preguntar.


 


 - Parece que no vives con nadie pero, ¿tienes a alguien importante en tu vida? - interrogó al mayor.


 


A la mente de Sasuke vino la imagen de alguien que conocía muy bien pero la desechó rápidamente.


 


 - Nadie en particular – le quitó importancia.


 - ¿Entonces quiénes eran todas las chicas con las que estabas ayer?


 - Amigas... especiales – contestó tras una breve pausa.


 - No me gustan tus amigas especiales, se pegan mucho a ti – dijo con un puchero en los labios.


 - Yo dejo que lo hagan.


 - ¿Por qué?


 


Sasuke no supo qué contestarle. ¿Cómo iba a explicarle a una cría de siete años la razón por la que los adultos dejaban que otras personas invadiesen su espacio personal por motivos nada inocentes?


 


 - No es malo que se acerquen a mí – respondió al final.


 - Sí lo es.


 - ¿Por qué? - preguntó Sasuke ahora haciendo uso de su turno para preguntar.


 - Porque sólo Naru puede estar a tu lado.


 - Ya me lo dijiste anoche. ¿Por qué piensas eso? - cuestionó con curiosidad.


 - Porque os quiero a los dos y deseo que seáis felices juntos.


 


El moreno sentía que algo no cuadraba en todo este asunto, lo normal hubiese sido que ella desease ver a sus padres juntos, pero la pequeña insistía con el rubio.


 


 - ¿Y no preferirías que tu madre y yo estuviésemos juntos? - se atrevió a preguntar.


 


La niña le miró a los ojos analizándolo, después volvió su vista al frente mirando el paisaje.


 


 - No – contestó tras pensarlo unos segundos.


 - ¿Por qué no? - preguntó extrañado.


 - Ya te enterarás – dijo sonriendo de forma traviesa.


 


El mayor al oír su respuesta, sonrío también negando con la cabeza mientras pensaba que era todo un caso y que no se podía con ella, pero al menos había obtenido algunos datos que podría usar para averiguar quién era la mujer a la que dejó embarazada tiempo atrás.


 


 - ¿Soy la única hija que tienes?


 - Eso creo... aún no ha aparecido ninguna otra chica en Konoha proclamando serlo – respondió con sorna.


 - Más te vale que yo sea la única, ahora que te he encontrado no te quiero compartir con otra mujer – le dijo con seguridad.


 


La pelirroja se sorprendió al escuchar la suave risa de Sasuke al oír su respuesta.


 


 - Así que eres del tipo posesiva – se burló de ella.


 - Teme.


 - Baka.


 - Amargado.


 - Pirómana.


 - ¡Hey! ¡Que fue un accidente! - gritó ofendida.


 


Se lanzaron miradas de enfado para después sonreír con complicidad por la cómica y familiar situación.


 


 


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