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Conociendo a papá por Kaoru Himura

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Sasuke no daba crédito a lo que veían sus ojos, frente a él se encontraba la única persona con la que había compartido un lazo prácticamente inquebrantable. Su rival, su compañero, su mejor amigo. Habían pasado muchos años desde la última vez que lo vio antes de que se marchase con Killer Bee a entrenar. Largos y tortuosos años en los que había deseado volver a pasar el tiempo con él, a quedarse durante horas escucharle hablar cosas sin sentido con su irritable voz, volver a ver su estúpida y radiante sonrisa, volver a ver esos brillantes ojos azules... Le había echado de menos durante todo este tiempo en el que no supo nada de él, ni siquiera un mísero mensaje pero, Sasuke sabía que no habían terminado en los mejores términos precisamente, de lo cual se arrepentía enormemente. Y, ahora, lo tenía de nuevo delante de él.


 


Observó que había cambiado bastante, ahora tenía el pelo mucho más corto, sus facciones eran más maduras, sus ojos parecían haber perdido su inocencia y su mirada era más dura. Su cuerpo también había cambiado, se notaba más fuerte y firme y ahora era casi tan alto como él.


 


 - Cuánto tiempo – pudo articular Sasuke después de salir de su asombro.


 - Sí – fue la escueta respuesta del rubio.


 


Hubo un incómodo silencio durante varios minutos, ninguno de los dos sabía qué decir, solamente se miraban analizándose mutuamente, siendo ambos observados a su vez por Kaoru, que se encontraba tan nerviosa por la situación que le era imposible articular palabra.


 


 - Vamos, Kao, volvemos a casa – ordenó Naruto.


 - Pero, Naru... - murmuró la pequeña.


 - Espera un momento – interrumpió el moreno - ¿cómo que volvéis a casa? - preguntó molesto - Soy su padre, ella no se va a ninguna parte, se queda aquí conmigo.


 - ¿Crees que eres su padre por haber estado un par de días con ella? - preguntó severo el rubio – Yo la he criado, yo la he cuidado y yo la he protegido durante mucho más tiempo que tú – dijo enfatizando en los 'yo' - así que soy más padre para ella de lo que tú jamás lo has sido – afirmó de forma contundente.


 


Esas palabras y el tono de voz empleado por Naruto, habían herido el orgullo del Uchiha pero no se iba a dejar amedrentar.


 


 - No sabía de su existencia – replicó ofendido – Nadie se tomó la molestia de avisarme de que había sido padre – dijo alzando la voz.


 - Existirían razones para ello, ¿no crees?


 - ¿Qué es lo que sabes y no me estás contando? - preguntó Sasuke acercándose al rubio.


 


El rubio permaneció impasible, no tenía ninguna intención de aclarar las dudas del otro ninja lo cuál provocó su enojo.


 


 - ¡¿Quién es su madre?! - interrogó mientras le agarraba fuertemente de la capa con los puños - ¡¿Por qué la has cuidado todo este tiempo?! ¡¿Es que acaso estáis juntos como una familia feliz?! ¡¿Eh?! ¡Contéstame! - exigió fuera de sí.


 


Sasuke no pensaba con claridad, sólo se dejaba llevar por el remolino de emociones que sentía en ese momento, al ver que Naruto seguía con la misma expresión seria, no pudo controlarse más y alzó el puño en clara señal de darle un puñetazo.


 


 - ¡Mi madre me abandonó! - gritó con todas su fuerzas la pequeña.


 


Su puño se quedó congelado en el aire sin llegar a su destino, lentamente fue bajando el brazo y se giró para mirar a la niña, soltando a Naruto de su agarre. Éste por su parte, miraba a Kaoru sorprendido con los ojos de par en par y la boca abierta.


 


Kaoru se acercó llorando hasta los mayores pero sin apartar la vista de Naruto, cogiéndole de la mano.


 


 - Ella... no... - intentaba explicarse – no me quiso y... Naru me cuidó desde que nací – terminó de aclarar sollozando.


 


Naruto le apretó levemente la mano como queriendo transmitirle algún mensaje.


 


 - ¿Es eso cierto? - preguntó Sasuke boquiabierto dirigiéndose al rubio.


 


Éste cerró los ojos cansado y asintió con la cabeza.


 


 - Su... madre estaba muy dolida contigo – le dijo mirándole directamente a los ojos – jugaste con sus sentimientos rompiéndole el corazón y destrozando su orgullo.


 - ¿Tanto daño le hice como para no querer tener ningún vínculo que la uniese a mí y abandonar al bebé que tuvo conmigo? - cuestionó apesadumbrado.


 


Ninguno de los dos respondió, aunque Sasuke no necesitaba que se lo confirmasen con palabras, en el fondo sabía que la respuesta era afirmativa.


 


El Uchiha se sentía aturdido, no podía creerse nada de lo que ocurría, todo parecía surrealista. Miró a la pelirroja que seguía agarrada de la mano de Naruto y comprendió por qué nunca quería hablar de su madre, por qué siempre cambiaba de tema y por qué no quería que él y su madre estuviesen juntos. ¿Cómo se suponía que iba a desear algo así cuando la persona que se supone debe quererte y protegerte más en este mundo te abandona cuando sólo eres un bebé, sin llegar a conocerla?


 


 - ¿Y por qué nunca me lo dijiste? Tenía derecho a saberlo, es mi hija después de todo – preguntó a Naruto.


 - Es una promesa que le hice – le contestó.


 - Pero...


 - Ya te he dicho que existían razones para ello – le interrumpió.


 - Entonces dime su nombre para que pueda preguntárselo en persona – demandó el moreno.


 - No puedo hacer eso, es algo que también le prometí. Ella no quería saber nada de ti ni que tú supieses de ella o del bebé.


 


Naruto suspiró, miró a la niña y después observó a Sasuke que parecía abatido por toda la información recibida, intentando darle sentido a todo.


 


 - Pero... - Sasuke le miró esperanzado – te puedo decir que es alguien que conocemos muy bien.


 - No es que eso me sea muy útil.


 - Pues es toda la información que puedo darte – le aclaró Naruto.


 


Sasuke se llevó una mano a la cara, se sentía agotado, no sabía qué pensar, necesitaba procesar la situación. Tras varios minutos de silencio, donde cada uno parecía sumido en sus pensamientos, el moreno pronunció una palabra que no era frecuente en su vocabulario.


 


 - Gracias – susurró Sasuke.


 - ¿Qué? - se le escapó a Naruto sin dar crédito a lo que sus oídos habían escuchado.


 - Tsk... Sólo lo diré una vez más, así que abre bien tus orejas – dijo un poco más fuerte – Gracias por haber cuidado de ella.


 


Naruto no pudo hablar de la impresión y sólo atinó a asentir con la cabeza.


 


 - Pero ahora que ya sé la verdad, no hace falta que te preocupes más, a partir de ahora yo me encargaré de Kaoru.


 


Esas palabras no sentaron nada bien al portador del Kyûbi, le hizo sentir innecesario, como que sobraba ahora que Sasuke había entrado en la vida de la pequeña.


 


 - Ni te creas que puedes sacarme de su vida tan fácilmente- dijo dolido – Kaoru es la persona que más me importa y no pienso renunciar a ella.


 


Se podía ver la determinación en los ojos del rubio al pronunciar esas palabras desafiando con la mirada al superviviente del clan Uchiha.


 


 - No pretendía dar a entender que te alejaras de ella pero tú tampoco puedes pedirme que haga lo mismo, sabiendo que es sangre de mi sangre. Ella es mi hija y vivirá en Konoha conmigo – declaró rotundo el moreno.


 


Naruto estaba a punto de replicarle cuando sintió un leve tirón en su brazo, bajó su mirada a la pequeña que seguía apretando su mano y vio sus ojos de súplica.


 


 - Naru, por favor, quiero conocerle - le rogó.


 


Ambos se quedaron observándose fijamente, parecía que se estaban comunicando con la mirada. El rubio se llevó la mano que tenía libre a la cabeza, pasándola por su cabello.


 


 - De acuerdo – accedió derrotado – Nos quedaremos una temporada en Konoha.


 


Kaoru no pudo contenerse y le abrazó fuertemente mientras daba saltos de alegría dándole las gracias. Pero a Sasuke no le pasó desapercibido lo que indicaba la última frase pronunciada por el rubio.


 


 - Nos quedaremos en mi antiguo apartamento – le dijo a la niña.


 - ¡Hey! Espera un momento – intervino el moreno – ella está viviendo conmigo.


 - Ni pienses que te lo voy a poner tan fácil, teme – soltó sin darse cuenta de la familiaridad con la que trató a su amigo.


 


Una sonrisa se formó en los labios de Sasuke ante el insulto tan característico del rubio, lo había extrañado demasiado.


 


 - Sólo hay un pequeño problema, dobe – le insultó intencionadamente.


 - ¿Qué problema?


 - Hay otras personas viviendo allí – le contestó con su sonrisa de superioridad.


 - ¡¿Qué?! ¡Maldito Kakashi! ¡¿Por qué ha dejado que pase eso?! ¡Ésta me las va a pagar! - chillaba con su característico buen humor.


 


Ahí estaba el rubio que Sasuke conocía, el hiperactivo, atolondrado e ingenuo usuratonkachi, gesticulando de forma exagerada mientras despotricaba en contra del sexto Hokage.


 


''Yo tampoco te lo voy a poner fácil, dobe'', pensó el poseedor del sharingan.


 


En realidad, nadie vivía en el antiguo piso del rubio, estaba tal y como él lo había dejado. Sasuke se había encargado de eso, pues cuando necesitaba evadirse de todos, le gustaba esconderse allí para recordar todo lo que había vivido junto a Naruto.


 


 - Entonces, podemos quedarnos todos en casa de papá – comentó ilusionada la pelirroja.


 - No creo que sea una muy buena idea – dijo el rubio.


 - Por favor – suplicó la pequeña poniéndole ojitos al mayor.


 


Naruto dirigió su vista a Sasuke preguntándole con la mirada si tenía alguna objeción y éste levantó los hombros en claro signo de indiferencia.


 


''Esto me va a traer problemas con Sôjirô...'', pensó mirando al cielo.


 


 - Está bien – acabó accediendo derrotado – ese truco no te funcionará para siempre.


 


La niña le dedicó una sonrisa de felicidad, tiró de Naruto para llegar hasta Sasuke, agarrar una de sus manos y emprender su camino de vuelta a la casa Uchiha.


 


 - A Bee no le va a hacer gracia estar bajo el mismo techo que tú - le dijo Naruto a Sasuke.


 - ¿El pulpo está aquí también? - preguntó frunciendo el ceño.


 - ¡No le llames pulpo! - gritaron Naruto y Kaoru a la misma vez.


 


Sasuke los ignoró y pensó que esos dos estaban muy compenetrados, pero era normal si habían estado tanto tiempo juntos.


 


 - Yo no he accedido a que el pulpo se quede con nosotros, que se busque otro sitio para quedarse o que se vaya a su casa.


 - Bastardo – gruñó Naruto.


 - Antipático – dijo la niña al mismo tiempo.


 - ¡No os pongáis de acuerdo para insultarme! - se quejaba el moreno con una vena en la cabeza.


 


Y entre discusiones, unidos los tres por las manos de la pequeña, saltaban de tejado en tejado hacia la casa que se convertiría en su hogar durante una temporada.


 


 


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