-¡Un ultrasonido!- dijo Daiki feliz de poder ver por primera vez a su hijo o hija.
-Si. Necesito constatar el crecimiento de bebé Daiki, por lo mal que se ha estado cuidando Taiga es posible que el niño tenga alguna complicación- sentenció serio.
“El bebé enfermo”, lo recordaba. Taiga había dejado de comer, aun cuando miraba la cara de aprensión por no poder probar bocados de todo lo que preparaba para comer y había estado haciendo mucho esfuerzo físico- El bebé tiene que estar bien – afirmó.
-Lo siento Daiki, solo lo sabré con el ultrasonido y entre más pronto lo realice mejor- lo miró serio – ahora acompáñame, Taiga te necesita.-
El moreno solo asintió y sin más siguió al peliverde, dejando a unos muy sorprendidos amigos en la sala de espera, hasta que se escuchó a alguien llorar.
-Ryota, ¿qué pasa?- preguntó preocupado Yukio.
-Es…- sollozando- Esto es mi culpa yo le dije esas cosas horribles a Taigachi- dijo llorando a más no poder.
El pelinegro entendía a su adorado esposo y en verdad no estaba seguro que podría alentarlo a no sentirse así- Ryota, escúchame, no es tu culpa y bueno tal vez influiste en algunas malas decisiones, pero Taiga también debió haberse dado cuenta de sus síntoma- le habló tratando de consolarlo.
-Aun así fuimos unos estúpidos, si algo le pasa al mocoso ese no podre perdonármelo – dijo Makoto, mientras se aferraba con aprensión al brazo de su esposo.
-Basta – dijo Shun- no es hora de lamentarse, verán como el bebé de Taiga nace muy lindo- comentó mientras gruesas lagrimas caían por sus mejillas, mientras Himuro lo abrazaba- “Hermano espero estés bien”.
123
Taiga sentía que la cabeza le daba vueltas, poco a poco comenzó a abrir sus grandes ojos y pudo encontrarse con fría y estéril pared color blanco de hospital.
Hospital
Claro el hospital, aquí se encontraba después de la discusión con Daiki, le había dolido mucho el estómago, paso una mano sobre su abultado vientre- “Bien, tal vez una dieta extrema no fue buena idea”- suspiro derrotado, solo esperaba que su amada pantera no estuviera muy molesto por su reclamo de celos, y casi como si lo invocara la puerta de la habitación de abrió. Y ahí estaba, Midorima y su adorado Daiki.
Midorima iba, bueno siempre serio, pero lo que le hizo saber a Taiga que algo iba mal, fue el ceño fruncido en el moreno. El cual camino hasta la cama y beso con ternura la cabeza del pelirrojo.
Con miedo Taiga pregunto- ¿Q…qué pasa Daiki? ¿Hay algo malo?-
-No cariño- suspiro – por lo menos queremos confirma algo antes.-
Taiga ahora si sentía mucho medio, ¿qué era lo que le estaba pasando? Su respiración se comenzó a acelerar y a volverse entrecortada.
Midorima al ver la reacción del pelirrojo, se apresuró a hablar – Taiga, solo haremos un ultrasonido no hay nada malo contigo, es para confirmar que estés completamente bien- le aseguró en un tono serio.
Taiga a pesar que seguía nervioso, las palabras le hicieron sentirse un poco más seguro, o eso quería pensar. Rápidamente Shintaro llamó a las enfermeras y pidió la máquina de ultrasonidos, poco después, veía con vergüenza como su vientre gordo estaba expuesto, y la cara de Daiki no lo hacía sentirse reconfortado “Ahora sí ha notado cuan gordo estoy”- se dijo, lloriqueando en sus pensamientos.
Rápidamente Midorima colocó gel sobre el estómago del menor, apretó un poco el aparato sobre el vientre de este viendo la mueca de incomodidad en el pelirrojo, el cual fue seguido por un pequeño quejido.
-¡Ay! – se quejó mientras apretaba más la mano del moreno.
Daiki al ver el reclamo de su pareja observó severamente a Midorima.
-Lo siento Taiga, debo presionar para ver bien tu útero. Sé que debe ser incómodo y un poco doloroso, pero eso es porque está un poco lastimado por el incidente temprano – habló el peliverde para tranquilizar a la pareja.
Daiki lo sabía. Su Tigre había tenido una pequeña perdida, así que entendía que estuviera adolorido, pero Taiga definitivamente no entendía porque quería ver su útero. Él hasta el momento trató de convencerse que a lo mejor era el apéndice pero, al parecer no era así.
Trató de ver qué pasaba en el monitor y no podía ser, acaso lo que estaba viendo era verdad.
– Aquí esta- dijo el médico.
-Daiki… Dai, ¿eso es verdad?, ¿eso está en mi vientre? – preguntó mientras levantaba la cabeza para ver a su esposo el cual tenía lágrimas en los ojos.
-Así es, mi amor, es un bebé, es nuestro bebé- comenzó a besar una y otra vez la cabeza de su amado.
Midorima estaba feliz por sus amigos, y esperaba que siguiera así. Comenzó a ver las extremidades del bebé, tamaño, peso y todo lo que debía referir al estado de salud del niño.
Y como si le estuvieran leyendo la mente Taiga preguntó- ¿Esta bien? Yo lo sabía. Yo no he estado comiendo bien. Daiki perdóname. Enserio no lo sabía – dijo con lágrimas en sus ojos.
Midorima por primera vez desde que ingresó el pelirrojo sonrió – A pesar de todo, está muy bien. Tiene el peso y tamaño indicado – regresó a la seriedad – Pero en cambio tu, Taiga, estas muy bajo peso y esto puede afectar al bebé, pues en este momento es cuando ellos comienzan a tomar peso y crecen.-
Taiga escuchaba muy atento, en verdad, no tenía un vientre muy notorio así que hizo la pregunta del millón- ¿Cuánto tiempo tengo?- bueno dado que había empezado hace un poco de 1 y medio a engorda deducía 3 meses como mucho.
-5 meses – contestó el peliverde.
-¡QUE! – levantó la voz Taiga.
No podía ser como iba a tener tanto tiempo de embarazo y su vientre era tan pequeño. No, de seguro Midorima le estaba mintiendo y su bebé no había crecido bien, lagrimas comenzaron a llegar a sus ojos.
Como si adivinara lo que pensaba el pelirrojo:
-Taiga, Daiki- al ser llamados observaron al peliverde.
-Entiendo su preocupación, pero el tiempo de embarazo es correcto, y al no tener los síntomas comunes en el primer mes de embarazo, te alimentaste correctamente en ese tiempo, ahora si bien no pareciera que tuvieras 5 meses, no es porque tu bebé tenga algo malo, es solo tu genética, al ser tan alto, él bebé tuvo mucho espacio para crecer y que no notaran su presencia.-
-Bueno eso era tranquilizador – pensaba el moreno- y a decir verdad el había notado cada día más lindo a Taiga y era todo gracias a ese hermoso bebé que crecía dentro del pelirrojo.