-Sírveme otro trago- habló un enojado moreno- “Si no fuera por esos caprichoso estaría disfrutando de mi Taiga”- pensaba nada más y nada menos, Aomine Daiki actual jefe de la policía de Tokio.
-¿No crees que vas muy rápido? – habló Teppei, barman y propietario de uno de los bares más famosos del distrito, mientras servía una cerveza.
-Eso a ti que te importa, es culpa de esos caprichosos que este aquí- dijo uno de los esposos de uno de sus amigos donceles.
-Oye, ellos necesitan tiempo para ellos y es mejor que ir de compras con Ryota- hablaba con pesadez Yukio, quien era jefe de pilotos del aeropuerto central de Tokio.
-Eso te pasa por casarte con la princesa de la moda- se burló Aomine.
El ojo azul se molestó por la burla a su esposo – No hables así de Ryota.-
-Basta por favor Yukio – san, Aomine no quieres que le diga a mi hermano de esto – chantajeo Himuro que al igual que Kise era un renombrado modelo masculino.
-TSK. Mocoso – contesto furioso.
-¡Basta! – proclamó Akashi, actual dueño de las empresas Akashi, mientras movía una de sus piezas de Shogi.
-Cierto, molestan el ambiente – habló Midorima quien era un renombrado médico obstetra.
-¡A MI QUE ME IMPORTA EL ESTUPIDO JUEGO, YO SOLO QUIERO ESTAR EN MI CASA, PERO NO PUEDO PORQUE HAY ESTAN SU MARIDOS! – Gritó molesto el moreno.
-Tienes razón Daikichin, pero Tetsuyachin necesita relajarse y divertirse, él es más feliz cuando va a casa de Taigachin- mencionó el gigante morado, el cual era dueño de una de las pastelerías más populares de Tokio, pero era cierto, después de la reuniones los donceles parecían haber descargado toda la frustración y regresaban felices y complacientes a casa.
Daiki volvió a la tranquilidad y cada hombre siguió haciendo lo que sea que estuvieran haciendo, pero el peli rojo levanto el silencio.
-Shintaro- llamó teniendo la atención del mayor – Kouki tendrá cita contigo en 4 días.
-¿Conmigo?- cuestionó curioso – ¿Por qué?
-Quiero que me confirmes si está esperando – todos voltearon a ver como que el pelirrojo iba a ser padre.
-Claro, lo recibiré, pero estoy seguro de que Takao está de más tiempo que tu chihuahua.-
El ojos bicolor frunció el ceño- No lo creo, mi hijo tiene mandato absoluto.-
-Akashi, sabes que eso no hace que puedas embarazar antes o después de tiempo- habló Aomine.
-Si es mi hijo sí- sentenció.
“Un bebe”
Todos se quedaron pensativos.
-“Un mal educado hijo de Makoto sería lindo, ¿será que podremos hacerlo?, o mejor él va a querer”- pensaba Kyoshi.
-“Un principito rubio, al cual consentir, si están embarazados Kouki y Takao, él también va a querer”- pensaba el ojos azules.
-“No apenas llevamos 5 meses de casados, pero ya me lo veo venir, tengamos un bebe, y más si es para a lo darle un sobrino a Taiga y quien sabe tal vez tenga un primito poco después”- sonreía Himuro pensando en cómo le dirá a su esposo sus ideas.
-“Un bebe con Kurokochin sería lindo y los bebes son amor y yo amo a Kurokochin”- pensaba el gigante.
Menos un moreno que no sabía cómo procesar lo de un bebe pues eso parecía un sueño no realizable sin ayuda médica para ellos y la última vez que lo hablaron Taiga se había reusado.