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Esclavo de Tu Amor por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

Bueno lo único que puedo decir es que aquí les vengo a dejar el segundo capítulo. Además de que quiero agradecerles a las preso iras que me dejaron sus comentarios, muchísimas gracias! Les agradezco y me siento feliz de que el primer capítulo haya sido un éxito (al menos así lo siento yo, pues no les decepcione tanto) uvu en fin.

 

amm, me disculpo de Disfrutenlo~!!

 

Disfruten del capítulo~

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(****)

(***)

(**)

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Esclavo de tu amor

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Capítulo 2: Your Beauty is Your Curse

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(***)

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Escena del capítulo anterior

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Fue ahí cuando algo capto su atención, era una gran tienda repleta de grandes comensales con ostentosas y caras ropas y bellos antifaces. El dueño de aquella tienda se encontraba parado encima de una plataforma de madera mientras anunciaba algo, aun lado de él se encontraba una jovencita de cabellos rubios y un poco alborotados mientras usaba unas medias blancas y un baby doll del mismo color que dejaba entre ver gran parte de su cuerpo.

Vamos, quien ofrece cinco mil? ¿Quién ofrece cinco mil? – Volvía a repetir. Varios hombres levantaron sus manos y con ello las sumas de dinero fueron aumentando, hasta que un hombre ofreció veinticinco mil por la pequeña que lloraba por ser liberada pero nadie parecía importarle.

– Bien, esperamos que sea de su total agrado –Hablo. No supo porque pero por mucho que quisiera irse de aquella tienda algo le impedía, era como si algo nunca antes visto estuviera a punto de pasar.

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Y fue ahí cuando te vi

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Ahora damas y caballeros, este es un bello joven traído de Francia. Tiene Diecinueve años, su piel es blanca y tersa como la seda, sus largos cabellos verdosos son suaves y con un delicioso olor a vainilla –Por un momento Kardia sintió algo de asco al ver como aquel hombre describía al más joven, su mirada parecía perdida en algún punto inexistente. Por un momento sintió pena al ver aquella mirada violeta tan vacía.

– "Debe estar drogado" – Y mientras más seguía describiendo al joven de procedencia europea, las ofertas de dinero no se hicieron esperar. Varios hombres ofrecieron enormes cantidades por aquella belleza tan única.

– Vamos, vamos, ¿quién ofrece más por este bello joven y virgen además? –Sintió como algo en su interior empezó a agitarse al ver aquella túnica de seda blanca que el menor usaba, su mirada vacía y sus cabellos verdosos caían como una cascada sobre su rostro. Kardia sintió su sangre bullir en cuando vio como tres hombres se debatían y aumentaban los momentos de dinero. Tal parecía que el comerciante estaba a punto de volverse loco por aquella mina de dinero que el peli verde presentaba. Las miradas libidinosas no se hicieron esperar, más de uno paseo la mirada por aquella piel blanca y virgen la cual no dudarían en marcar.

Un sonido gutural se escapó de sus labios, no supo porque. Así como no supo cuando sus pies empezaron a moverse, ni los quejidos de los comensales mientras se abría pasó hacia donde estaban dos de los tres hombres. El otro se había marchado al ver que las sumas iban elevándose más.

– Vamos, quien da más… ¿Quién da más?

Cincuenta mil millones de dólares – Todos voltearon a ver al dueño de aquella poderosa voz. La sala se sumió en un sepulcral silencio, nadie salía de su estupor, ni tan siquiera los otros hombres que se habían estado debatiendo

– Di… dijo…. Cincu.. –Trataba de repetir, pero el hombre se habia quedado sin voz. despues de escuchar aquella suma de dinero.

Cincuenta mil millones – Repitió Kardia con gran seguridad en lo que decía. El comerciante sonrió triunfante ante la suma de dinero de aquel joven y sin más, dio por terminada la subasta.

– ¡CINCUENTA MIL MILLONES PARA EL JOVEN DEL ANTIFAZ NEGRO! – Grito eufórico por tener aquella gran cantidad.

Por otro lado, Kardia se sentía feliz al ver que un hombre se encargaba de llevar en sus brazos al peli verde y otro le dirigía hacia el lugar donde debían de hacer el papeleo. No supo porque lo hizo, no supo que fue aquello que le motivo a moverse y a ofrecer tal cantidad pero lo que si sabía era que, no podía dejarle ahí. Aunque, si había comprado aquella belleza se encargaría de marcarlo como suyo y de nadie más.

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^*^*^*^*

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No supo porque lo hizo, no tenía idea de lo que había pasado. Tan solo camino hasta ahí alzando su voz mientras soltaba una exagerada cantidad de dinero por aquel hermoso joven.

– ¿Señor? –Parpadeo varias veces al darse cuenta que se había quedado sumergido en sus pensamientos.

¿En qué momento él había llegado hasta aquella sala anexa a la tienda? Peor aún, en qué momento se había sentado en esa mesa junto con aquellos hombres que hacían tranquilamente los tramites.

¿Se encuentra bien? –Kardia se vio contrariado.

¿Porque se encontraba ahí? Y quienes eran aquellos hombres? Oh, era verdad. Aquel hombre rechoncho quien se miraba ansioso por recibir su dinero era el mismo comerciante que había estado subastando a los muchachos. Mientras que el otro tipejo ni idea de quien era, pero al parecer era quien se estaba haciendo cargo del papeleo y de que todo quedara claro para ambas partes, además de buscar los papeles del joven de hebras verdosas, pues se encontraba en un país totalmente ajeno a el.

– Bien Degel, será mejor que te portes biencon tu nuevo amo –Dijo el comerciante mientras se levantaba de su asiento e iba hacia donde el joven, quien aún se encontraba drogado y era cargado por un hombre corpulento y de piel morena – Cassius, bájale

El nombrado hizo tal y como su dueño le había dicho, pero el joven no logro mantenerse en pie por mucho tiempo, cayendo de lleno contra el suelo.

– Ah! ¡Muchacho estúpido! ¿Es que no puedes hacer nada bien? –Bramo furioso y a punto de pisotearle, pero un fuerte agarre en su hombro derecho le detuvo.

Mientras tanto Degel se encontraba en el suelo y respirando de manera agitada, sus mejillas se encontraban rojizas y cualquiera que le viera a simple vista diría que tiene fiebre.

– No creo que sea conveniente estropear la mercancía de este buen hombre –Dijo el otro hombre, a lo que el comerciante se detuvo y murmuro algunas palabras por lo bajo. Por otro lado, Kardia parecía seguir en modo automático pues solo miraba sin ver, escuchaba sin escuchar realmente– ¿Y entonces, como piensa pagar? –Pregunto aquel hombre.

Solo entonces Kardia se permitió ver bien a aquel que le hablaba, si bien ya llevaba un buen rato en esa habitación el peli azul no había prestado nada de atención a los rostros de las personas que le rodeaban. El hombre parecía rondar los cuarenta años, tenía cabello negro con ligeros tintes en gris. Ojos almendrados y tez blanca, además de que se encontraba usando un traje completo y de color azul oscuro.

– E... en cheque –Respondió. Pero tanto el mercader, como aquel tipo que tenía pinta de abogado le vieron con escepticismo.

– Con cheque, ¿dijo usted? –Kardia solo asintió con la cabeza ya cabreado, ¿es que acaso tenía que repetirles todo?

Lo siento, en ese caso no se podrá... –Pero el hombre se vio interrumpido por la tosca voz de Kardia. Quien se quitó el antifaz de un solo y lo arrojo a algún lado de la habitación.

– ¿Es que no saben quién soy? –Los presentes abrieron los ojos como platos al ver que enfrente tenían al hijo mayor de aquel gran magnate.

– Skórpio... usted es... –Kardia solo gruño molesto y cruzo los brazos sobre su pecho, luciendo más intimidante de lo que ya era.

– Así es, soy Kardia Skórpio, hijo de Aeneas Skórpio. Así que más les valen que acepten el puto cheque y me de lo que acabo de comprar –Ambos hombres tragaron seco, pues nunca se imaginación siquiera el encontrar a alguien como el en tal lugar.

– Como usted diga –Acepto el abogado, quien inmediatamente termino de ordenar los papeles y pedirle de la manera más amable al peli azul, de que firmara unos papeles.

– Una cosa más, yo no poder llevarle hasta mi auto así que…

Jejeje no se preocupe, Cassius se encargara de ello –Hablo el comerciante. Kardia solo asintió ya menos molesto y se dio la vuelta con el otro moreno al frente quien ya llevaba entre sus brazos al pobre francés- Una cosa más -Tanto el comerciante como el abogado vieron como el peli azul volteaba a verles de reojo. Sus orbes azules habían cambiado por un tono entre morado y rojizo.

Esto, más les vale que nadie se entere de que han visto a un Skórpio en un lugar como este o si no, yo mismo me encargare de desaparecerlos de este maldito planeta -El peli azul no espero a recibir ninguna respuesta, pues con solo ver los rostros pálidos de aquellos hombres le basto para saber que su amenaza había surtido efecto. Cualquiera que supiera de ellos debía saber que había varias reglas que debían ser cumplidas. Número uno, nunca traiciones a un Skórpio, pues si lo haces deberás atenerte a las consecuencias.

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*^*^*^*^*

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Dio gracias a dios que el había ido en su propio carro así que ninguno de sus otros hermanos debía saber la gran cagada que se había llevado esa noche. Agradeció a aquel moreno que a como pudo dejo acostado al peli verde en el amplio asiento trasero donde parecía descansar tranquilamente; para luego despedirse con una leve reverencia. Solo hasta que se aseguró que se encontraba completamente solo, Kardia se permitió soltar un bufido molesto y cerró la puerta con cuidado de no despertar a sus cincuenta mil millones que parecía descasar ajeno a lo que pasaba.

¿Que mierdas he hecho? -Murmuro para sí mismo y apoyando su espalda en el carro mientras alzaba la vista hacia el cielo estrellado. La había cagado, la había cagado en grande. Sabía que era un puto impulsivo, pero jamás pensó que aquella impulsividad lo llevara a cometer semejante sandez. Pero lo echo, hecho estaba. Ya no había más que hacer, así que rodeo el carro y abrió la puerta del copiloto para lanzar su bolsa hacia el otro asiento y meterse. Sus largos cabellos azules cayeron cuando apoyo la frente contra el volante. Se encontraba cansado tanto física como mentalmente- Tch... Maldición... –Gruño de nuevo y dando arranque al carro. Lo mejor era ir directo a su apartamento; porque ni loco se atrevería a llevar a aquel joven a su casa. Peor aún que se encontraba aquella vieja arpía.

Se tardó al menos veinte minutos en llegar al dichoso lugar, que había comprado tiempo atrás. Pues si bien pasaba tiempo en casa de su padre, él se sentía más seguro en ese apartamento de soltero. Sin más apago el motor y salió del carro el cual rodeo y abrió la puerta de atrás. Él no era delicado a la hora de tratar a alguien que no fuera su padre o hermanos, cosa que era muy raro en él. Pero debía admitir que hizo un gran esfuerzo a la hora de cargar a aquel jovencito entre sus brazos mientras a cómo podía llevaba la bolsa de "objetos" qué había comprado. Maldijo al entrar a la estancia de su departamento y encontrarlo en penumbras, a como pudo camino hasta donde creía estar el sofá y dejo aquella bolsa con objetos misteriosos.

Mghm... -Se sorprendió un poco al escucharle pero nuevamente le ignoro, aunque debía admitir que olía extraño. Era dulce, demasiado dulce para su gusto- Amhgn... -Trago duro, no supo porque pero aquello le sonó a un jadeo- Aghm~ -Nuevamente aquel sutil sonido llamo la atención del peli azul. Degel se removía entre sueños, su rostro se encontraba ruborizado y sus labios entreabiertos.

"En verdad es hermoso" -Pensó mientras le cargaba hasta su habitación, pues era la única que tenía.

Mghm... Aghm... -El joven galo entre abrió sus bellos ojos, dejando ver aquel hermoso tono violeta que tenía- N...no puedo más... -Exclamo en un hilillo de voz mientras apoyaba sus manos en el fuerte pecho del griego, desde hacía momentos atrás había empezado sentir extraño su cuerpo; era como si este se estuviera consumiendo en una potente llamarada que le hacía delirar.

No supo que fue, quizás aquel delicioso olor a vainilla que el cuerpo del menor despedía, o la imagen tan erótica que el otro le mostraba. Lo que si supo fue que los labios de aquel joven eran suaves y deliciosos. Degel gimió quedito al sentir como su boca era invadida por la lengua experta del griego. Sus manos empujaron el pecho del otro en un vano intento de separarse, pero Kardia le ganaba en fuerza.

El griego tomo al menor de las muñecas mientras lo iba acostando en la cama y con el encima. Gruño en medio del beso al sentir como el pantalón empezaba a estorbarle. Pero aun así no quería separarse.

No lo permitiré -Gruño como una bestia hambrienta. Degel se sintió tan pequeño en ese momento que el otro le termino tirando de un solo en la cama. No sabía dónde se encontraba y ni siquiera sabía quién era aquel moreno de ojos azules.

Ahora eres mío... -La habitación del griego apenas era iluminada por los rayos de luna que se metían traviesas por el ventanal.

Degel sintió como sus manos fueron apresadas por una sola y eran colocadas arriba de su cabeza, mientras que otra se encargaba de recorrer su abdomen y pecho por debajo de sus ropas y de manera descarada, hasta llegar a sus rosadas tetillas las cuales empezaron a ser atendidas con gran maestría. Kardia busco acomodarse mejor y coloco una pierna al lado de cada cadera del francés, aprisionándolo bien y juntando su miembro que poco a poco comenzaba a despertar por causa de aquellos gemidos.

Mghnm... N-no... Suéltame... aghmm... -Pedía en medio de sollozos al sentir que el efecto de la droga seguía torturándole. Kardia solo reafirmo más el agarre en sus muñecas, hasta hacerlo arquearse del dolor.

 Escúchame bien -Gruño- Pague una gran cantidad de dinero por tu culo, así que más te vale que me sirvas de algo -Pero a Degel poco le valía lo que el otro estaba diciendo y se removía presa del miedo, deseando escaparse de su opresor.

Pero aquello solo incentivaba más a Kardia, adoraba ver el miedo en sus presas. Sus labios fueron apoderándose de aquel cuello blanquecino y libre de marcas.

 Me encargare de llenarte por completo... -Gruño como un animal en celo.

Degel sintió como su rostro ardía por aquellas palabras tan morbosas. Emitió un grito de placer y dolor al sentir como el peli azul encajaba los dientes en su hombro hasta hacerle sangrar, para luego lamer la herida.

Delicioso -Murmuro para luego volver a morderle, importándole poco los sollozos del francés quien a pesar del dolor que sentía buscaba la manera de liberarse y huir.

No... aaghhm... S-suéltame... por... por favor... -Cansado de aquello, Kardia busco en la gaveta de la mesita de noche que se encontraba al lado izquierdo de él; de ahí saco unas esposas con las cuales uso para esposar al menor en el respaldo de la cama- No... N-o... por f-favor no... -El moreno relamió sus labios al ver aquella imagen del galo removiéndose tan desesperado.

Pobre... -Con gran furia tomo la camisa del joven entre sus manos, rasgándola y dejando libre aquel pecho níveo, así como también de aquellos delgados pantaloncillos blancos y dejándole únicamente en ropa interior. El galo sintió morirse de la vergüenza en ese momento, nunca antes se había sentido tan humillado, y todo por su comprador. 

El de hebras azules sintió que su boca se secaba, nunca en su vida había visto una piel tan blanca, tan tersa, tan virgen, sin ninguna imperfección y a punto de ser marcada.

He de suponer que eres virgen -Más que una pregunta, sonaba como una afirmación.

Degel puso los ojos en blanco al sentir como los dedos de Kardia se pasaban por su pecho hasta ir descendiendo a su abdomen y vientre.

Sonrió complacido, nunca nadie había resistido el encanto de un Skórpio. Con un rápido movimiento se deshizo de su camisa y la lanzo a algún lugar de la habitación. Degel no pudo evitar recorrer con la mirada aquel cuerpo, cosa que hizo reír al escorpión.

- ¿Qué? ¿Acaso te gusta lo que ves? -El menor frunció el ceño y trato de lanzarle una patada, cosa que fue detenido por la mano derecha de Kardia.

No, eso no se hace... – Su mirada brillo con lujuria, y la mano que había detenido la pierna del galo fue recorriéndole con caricias y besos hasta llegar al muslo.

Debía sentirse asqueado, humillado. Pero no. Su cuerpo le traicionaba de una manera tan vil y despreciable. Se removía presa del placer, su respiración estaba algo agitada y de su boca no dejaban de salir aquellos sonidos tan extraños; y todo por unos simples toques. ¡Pero ese no era el! ¡El jamás reaccionaria ante alguien como ese hombre!

– Mhnm… -No podía negarse. Era más que obvio que el peli verde estaba disfrutando de sus intenciones, por mucho que este se lo negase. Sus labios y lengua continuaron recorriendo las caras internas de los muslos, dejando varias marcas rojizas que contrastaban perfectamente con aquel piel nívea – ¡Agh! 

Nuevamente sus manos volvieron a esculpir aquel cuerpo agraciado. Su lengua fue recorriendo cada centímetro de piel. Él era dulce, demasiado dulce. Degel arqueaba la espalda al sentir aquella lengua recorrerle, era como si una descarga eléctrica recorriera cada célula de su cuerpo.

– Veo que… te gusta… -Sonrió ladino.

Degel solo frunció el entrecejo y nuevamente intento darle otra patada para alejarlo de él, pero Kardia fue más rápido y le tomo de la pierna – No me provoques –Advirtió. La mirada del griego ya no era azul como los zafiros, ahora era entre una mezcla de morado con rojo, o eso pensó. Ya no sabía que más creer o pensar. Sus ojos se abrieron por completo al sentir como una mano empezaba a deslizarse por su vientre hasta llegar a aquella zona, donde su miembro se encontraba despierto.

– ¡No! Agh.,.. N-no me toq-ques… -Pero nuevamente fue ignorado.

Kardia quería ver más de aquel joven de mirada fría; quería llegar a ver más expresiones en aquel rostro pero también ya se estaba cansando de aquella situación.

Su pantalón le molestaba demasiado y su miembro dolía a horrores. Por más que lo detestara se tuvo que separar del menor para atender la prominente erección que tenía. Los sentidos del menor se pusieron alerta y su preocupación aumento al ver como Kardia empezaba a desabotonar y bajar el cierre de su pantalón; y se lo quitaba de un solo junto con sus boxers sin pudor alguno. El joven peli verde no pudo evitar tragar grueso al ver que el griego se encontraba más que dotado de aquella zona pero aun, ¿acaso era posible tenerlo así de grande?.

– ¿Te gusta lo que ves? –Rio sardónico cuando el menor aparto la vista de su miembro.

Se encontraba avergonzado y con miedo, sabía que lo siguiente no sería de su total agrado pero ¿Qué podía hacer? No podía moverse, sus manos eran presas de aquellas esposas y su cuerpo no respondía para nada. La respiración de Kardia empezó a agitarse más, al momento que hizo uso de una de sus manos para masturbarse. Degel solo le vio asqueado y nuevamente intento patearle para alejarlo de él.

– ¡Maldito cerdo! Bestia… aagh… suelt… ¡suéltame! –Los gritos del menor y el sonido de las esposas golpeando contra la cabecera de la cama era lo único que se escuchaba.

Y por más patadas que el menor lanzara para defenderse, el otro siempre lograba bloquearlas y tenerlo bajo su control, nada le hacía daño. Al notar que sus piernas eran levantadas ligeramente, así como la última prenda que cubría su intimidad le era arrebatada. Las lágrimas se fueron aglomerando en su mirada violeta, así como la sensación de incompetencia le golpeaba en el rostro.

Suéltame… por favor… d-déjame ir… -Sin importar en qué situación se encontrarse el siempre juro que jamás rogaría ante alguien, y ahora helos aquí, rogando por su libertad, rogando por no ser ultrajado por un perfecto desconocido que solo le tenía por mera diversión.

¡Cállate! –Le ordeno. Si bien el gustaba de verles rogar, de ver aquel miedo en su mirada también tenía un límite. Él no estaba para escuchar lloriqueos.

– ¡Entonces suéltame! –Grito, sorprendiendo a Kardia y así mismo– ¡No sé quién eres! ¡Suéltame! ¡Yo jamás quise esto! 

Maldita puta, deberías de estar agradecido que fui yo quien se compadeció de ti –Sus palabras sonaban llenas de veneno que helaron al menor- Oh acaso hubieras preferido a uno de esos viejos para que te diera por el culo? ¿Ah? ¡Respóndeme! –Pero la única respuesta que recibió fue un quejido por el menor al sentir como Kardia le había tomado con fuerza del cabello- ¿Es eso lo que hubieras preferido? Hubieras preferido mil veces que fuera un… - Pero la frase quedo incompleta. El mayor tenso fuertemente su mandíbula al sentir la saliva de aquel insolente en su rostro.

Eres un cerdo –Mascullo con profundo asco y odio. Aquello fue la gota que derramo el vaso para el mayor, quien ya no tenía la paciencia para soportarle y sin más le tomo con fuerza de las caderas.

Degel emitió un quejido de dolor al sentir como algo duro y húmedo se frotaba contra su entrada, los ojos del galo se abrieron por completo al sentir como aquel trozo de carne de adentraba en él sin ninguna preparación, tan solo era la punta pero claramente sintió como su entrada se desgarraba. El mayor gruño molesto al ver que le era difícil entrar. Él había nacido bien dotado al igual que su padre y hermanos. Los Skórpio se vanagloriaban por tener un miembro grande y grueso, perfecto en pocas palabras.

 –Mghhmm…. –Degel mordió con fuerza su labio inferior hasta hacerlo sangrar, cuando sintió que sus caderas volvían a ser tomadas con fuerza y sentía como era penetrado con fuerza.

Un fuerte gemido se escapó de aquellos labios rojizos e hinchados por los besos ardientes del galeno. Se odio así mismo, se odio por sentir aquella extraña sensación mitad placer, mitad dolor. Kardia se encargó de ir trazando un camino de besos y mordidas desde el cuello y hombros níveos hasta llegar a aquellos capullos rosados. Los labios carnosos del moreno bailaban sobre su piel. Los gemidos del peli verde subieron de volumen al sentir como el mayor le masturbar su miembro a medida que movía sus caderas primero a un suave compas, para luego cambiar por uno más rápido, más fuerte, más certero. Un hilillo de saliva empezó a recorrer la comisura de su labio hasta bajar a su mentón, no podía, era imposible. Mas gemidos volvieron a brotar de su boca, las pupilas del joven se encontraban dilatadas al sentir aquel trozo de carne adentrándose en su estrecho interior.

Agh… aamhhm… perfecto… aagh… -Pero él lo estaba disfrutando, nunca antes en su vida había sentido un deleite a la hora de follar, el cuerpo del menor era flexible.

Fue ahí cuando Kardia le libero de las esposas, los brazos del menor rodearon el cuello del otro y enterró sus unas en la piel del griego.

Kardia solo emitió fuertes gemidos mientras que sus caderas se movían más rápidos, su miembro emitió un sonido morboso a medida que entraba y salía de aquella estrecha y rosada entrada. Era como una bestia en celo poseyendo aquel cuerpo, tomando la virginidad de aquel joven quien no hacía más que sollozar mientras era poseído y sonidos eróticos salían de su boca.

– Mmhghm aahh.., aa-aaghmm… -Arqueo su espalda, no podía más, no cuando el otro le tocaba de aquella forma tan descarada, no cuando esas penetraciones llegaban hasta el fondo de su interior – Ah! –

Un fuerte gemido se escapó de su boca al sentir como el miembro del peli azul tocaba un punto en su interior, aquello fue como sentir la misma gloria.

Así que ahí esta… -La sonrisa del griego se ensancho al haber encontrado el punto erógeno del menor, moviendo así mas sus caderas para que su miembro siguiera golpeando de lleno contra la próstata de este.

Las delgadas y largas piernas del galo rodearon la cintura del moreno, quien sonrió satisfecho al ver la cooperación de "su amante". Su mano continuo moviéndose más rápido sobre el miembro del menor, sintiendo como el semen de este empezaba a salir. La respiración de ambos era agitada, sus cuerpos se encontraban cubiertos por una fina capa de sudor. Los zafiros de Kardia observaban con gran deleite aquel bello cuerpo etero que era bañado por el sudor e iluminado por los rayos de la luna, nunca en toda su vida había visto a alguien tan hermoso.

Así como nunca había sentido lo mismo a la hora de tener sexo, por lo general las personas con las que tenía sus acostones no duraban mucho y el siempre terminaba insatisfecho pero, el peli verde había durado mucho y le había seguido el ritmo a pesar de ser su primera vez. Su mano soltó aquel miembro y con ambos brazos le rodeo de la cintura, Degel arqueo su espalda al sentir como aquella posición había provocado que el miembro del mayor se metiera aún más en su interior. Los constantes roces de su miembro contra el cuerpo del otro basto para que terminara corriéndose y manchándose con su semen, Kardia sintió como el orgasmo del peli verde causo una contracción en sus paredes internas que aprisionaron su duro falo que a duras penas podía moverse.

Agh… maldición… aahhh –El de hebras azules no pudo más y tras dar sus últimas tres estocadas cayo rendido y con la respiración agitada, sobre el cuerpo del más joven y llenándose con su abundante esencia.

Degel sentía como poco a poco sus ojos se iban cerrando ante esa muestra de brutalidad tan inhumana. Le penetro metiendo todo de el en sus adentros, desgarrando las paredes internas, dejando marcas rojizas y moradas sobre su piel blanquecina. Lo único que sintió fue al otro acostarse a su lado y atraerlo a su pecho mientras se cubrían con las sabanas, ya de ahí todo se puso oscuro. Una amarga lágrima se escapó de su ojo derecho hasta llegar a su boca. Había sido vendido como un esclavo, como un simple juguete que solo había servido para el desfogue de una noche con un desconocido. Se sentía asqueado de sí mismo porque a pesar de todo el había disfrutado aquello. Se odiaba, se odiaba, se odiaba por haber disfrutado esos últimos minutos de pasión, de sexo desenfrenado.

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*^*^*^*^*

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Mientras tanto los hermanos menores de Kardia aún se encontraban en aquel lugar, tanto Milo como Khian habían tomado rumbos diferentes. Este último caminaba tranquilamente y con una seductora sonrisa en los labios al sentir las miradas de mujeres y hombres sobre él. Por mucho que el pelirrojo que aparentara inocencia, no se debían dejar engañar. Pues el menor usaba de aquellas armas para engañar, y a pesar de ser el más pequeño de los tres aun así era un joven alto, demasiado apuesto, con un aire de seriedad, orgullo, altivez, peligro, era demasiado inteligente y astuto. Por eso mucho y más se debía tener cuidado con él.

¡Maldito! ¡Atrápenlo! –Se escuchó decir a alguien.

Lo último que el pelirrojo creyó ver fue a una persona corriendo en dirección hacia el pero sin ver exactamente hacia donde iba. Segundos después se encontraba en el suelo y con esa persona encima de el.

– ¿Acaso no piensas quitarte? –Pregunto sin emoción alguna al ver que aquella persona no se levantaba, pero minutos después se vio sorprendido al ver ver como dos hombres se acercaban y uno de ellos se lo sacaba de encima, mientras que el otro le ayudaba a levantarse.

– Mil disculpas joven… -El menor alzo una de sus cejas pero no dijo nada – Espero que esto no le haya hecho daño 

Descuide estoy bien –Respondió tranquilo.

Fue entonces cuando sus rubíes se posaron en el otro tipo que jalaba con fuerza una cadena y soltaba una sarta de insultos hacia aquel joven que le había tumbado.

 – Estúpido animal, ¿Qué acaso no piensas obedecerme? –La mirada verde musgo de aquel hombre se encontraba en el más pequeño.

Era un joven de piel blanca, demasiado blanca; cabellos cortos y castaños, casi tirados a color miel, lo único que no se alcanzó a ver fueron sus ojos, pues estos se encontraban ocultos por su largo fleco. Por lo que alcanzo a ver el menor de los Skórpio, supo que aquel chico tenía unas facciones muy finas además de un cuerpo esbelto, por un momento pudo jurar que se trataba de una chica.

– ¡Camina, maldición! –Volvió a gritarle y a jalar aquella cadena que iba enganchada al collar que llevaba en su cuello, el menor tan solo soltó una sarta de insultos en otro idioma que, Khian pudo deducir que se trataba de francés.

– ¿Qué es lo que hacen con él? –Pregunto, aunque era más que obvio lo que pasaba –

Es uno de nuestros objetos más valiosos –Hablo con cierto orgullo– Es un joven de dieciséis años, nacionalidad francesa. Sin duda es uno de los jóvenes más bellos que hemos encontrados, es toda una joya –La hermosa mirada rubí del muchacho se encontraba posada en el cuerpo del otro, que si bien se encontraba en una deplorable situación con las manos atadas y aquella cadena enganchada en el collar que usaba, aun así no cedía por nada del mundo.

Una sonrisa maliciosa surco sus labios, mientras cientos de ideas llegaban a su cabeza. Aquel muchacho era más joven que él, era hermoso sin duda y de solo pensar que alguien más le tuviese le hizo hervir la sangre. Si bien era el más joven, aun así tenía la misma mentalidad y gustos que sus hermanos mayores.

– ¿Piensan subastarlo hoy? –Pregunto curioso y algo divertido al ver que el otro tipo había llamado a otro para que le ayudase a llevarse al menor.

Que aunque tuviera las manos atadas soltaba patadas a diestra y siniestra mientras era cargado como un vil saco de papas.

– Así es, ¿acaso se ha interesado en él? –El griego tan solo asintió con la cabeza a lo que el mayor le sonrió ampliamente –De ser así, sígame por favor

El mayor le fue indicando el camino que debía de seguir, además de que hacía varios comentarios acerca de otros posibles objetos valiosos. Pero Khian solo le ignoraba, él ya tenía en la mira a su presa y por nada del mundo pensaba dejarle ir. Cuando llegaron, se sorprendió un poco al ver aquella estancia llena de sillas de madera y varias personas sentadas en ellas, la mayoría eran hombres de todas las edades y ataviados en trajes que parecían costosos, mientras ocultaban sus rostros con máscaras o antifaces. Supuso que debían de tratarse de aquellos empresarios que no tenían más que hacer, que conseguir algún juguete nuevo con el cual divertirse.

Bien caballeros, sean bienvenidos –Varios hombres soltaron silbidos y comentarios lascivos al ver a aquella mujer subida en la tarima y con un vestido demasiado corto y ajustado a su cuerpo – He de decirles que hoy tenemos una gran variedad de muñecas y muñecos para toda clase de gustos –Nuevamente los silbidos y palabrerías no se hicieron esperar. El pelirrojo tan solo bostezo hastiado con todo ello mientras esperaba a que la subasta diera inicio.

De no ser porque aquel chico le había llamado la atención el ya no seguiría ahí. Media hora llevaba en aquella misma posición, esperando que aquella comerciante siguiera con el parloteo y solo mostrando jóvenes que no eran para nada de su gusto. Inclusive perdió mucho de su tiempo por culpa de dos hombres que se pusieron a discutir y finalmente a agarrarse a golpes por una chiquilla que no aparentaba más de los quince.

– Tch… malditos pederastas –Pero después de largos minutos esperando, sintió que todo eso valió la pena cuando le vio venir.

El menor del cual el pelirrojo había quedado prendado venía siendo cargado en los brazos de un hombre alto y moreno, cabellos blancos (Cassius) quien lo deposito con cuidado en el suelo. Las miradas lascivas no se hicieron esperar así como los comentarios subidos de tono hacia aquel joven que miraba un punto inexistente.

– Así que lo drogaron –Murmuro para sí mismo mientras se acercaba para verle mejor.

Al ver la conmoción en los compradores la comerciante no perdió tiempo en describir al menor, además de soltar uno que otro dato como su edad, procedencia y aquello que más les importaba, si era virgen o no. Pues aunque la mercancía fuera joven y bella era costosa, el que fuera virgen era un bonus extra por lo tanto era más caro y valioso.

¡Diez mil! –Soltó un hombre mientras se levantaba de su asiento.

– ¡Quince mil! –Soltó otro.

– ¡Treinta mil! –Soltó el joven pelirrojo, todos voltearon a verle sorprendidos por haber soltado aquella cantidad

– ¡Cuarenta mil! –Soltó un hombre mayor, tal vez de unos cincuenta años, cabello grisáceo, ojos negros y piel morena. A leguas se notaba que era de esos coleccionistas de "muñecas" Khian solo hizo una mueca de desagrado y nuevamente volvió a soltar otra cantidad.

– ¡Cincuenta mil! –El hombre solo alzo una ceja con desagrado por aquel mocoso.

Los demás ni tan siquiera si inmutaron en seguir soltando cantidades de dinero, pues aquellos dos solo iban subiéndole más y más al precio, cosa que la mayoría no podía costearse o tan solo para evitarse un problema como el que había sucedido momentos antes.

– ¡Cien mil! –Soltó el pelirrojo, callando por fin a aquel viejo que parecía tener la mirada desorbitada por aquel enorme monto de dinero.

– Cien mil a la una… -Nadie se atrevía a hablar- cien mil a las dos… -Pero todos se preguntaban mentalmente- ¡Cien mil a las tres para el joven! –¿Quién era aquel joven? Una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios al verse victorioso, típico, el siempre ganaba.

Fue en un tris tras que se llevó para hacer el papeleo y pagar con un cheque, y aunque al principio los comerciantes se negaron pues alegaron que no confiaban en ese pedazo de papel, al menor no le quedo de otra más que quitarse el antifaz. Cabe decir que los comerciantes quedaron impresionados y aceptaron el pago, el joven pelirrojo sonrió satisfecho por su "compra" y salió de ahí, no sin antes amenazarles de que nadie debía enterarse que le habían visto o sino el mismo se encargaría de que sus miserables existencias desaparecieran de la faz de la tierra. Eso basto para los comerciantes quienes solo asintieron y juraron por sus vidas que ninguno se atrevería a decir una palabra. Sin más, el menor se fue en el carro de su otro hermano (si, importándole poco que el rubio se quedara sin medio para regresar, ya después se las ingeniaría para pedirle perdón pero ahora lo que importaba era que nadie viera la pequeña travesura que había echo)

A diferencia de Kardia el si decidió llevarle a la casona, de por si a esas horas de la noche nadie le vería y su madre no tenía por qué decirle algo. No supo ni como rayos había hecho para abrir la puerta y llegar hasta su alcoba, que por suerte era la más alejada de las demás, mientras cargaba al menor entre sus brazos; quien parecía seguir bajo los efectos de la droga. Con mucho cuidado le fue depositando en la cama. Sonrió levemente al verle dormir tan plácidamente –

Eres mío… -Murmuro en la soledad de su habitación mientras se subía encima del de hebras color miel; sus manos se fueron directo al pecho del chico y sus labios atacaron los ajenos provocando que el menor se removiera un poco- Vamos… despierta… -Murmuro en su oído. Su mano diestra fue acariciando el costado del otro mientras que sus labios empezaron a marcar un camino de besos por el cuello y hombros.

– Aghmm~ -El pelirrojo tuvo que detener sus caricias y besos para levantarse y verle mejor; quería verle despertar y admirar aquella expresión en su rostro cuando le viese. Desde el filo de la cama pudo observar con fascinación aquel cuerpo que se removía en su cama, y como sus parpados se fueron abriendo de a poco para acostumbrarse a la poca luz que había.

Se sentía cansado, su cuerpo dolía a horrores además de sentirse caliente, como si tuviera fiebre.

– Me alegro que te encuentres bien –Sus ojos se abrieron por completo al escuchar a alguien hablarle. Khian tan solo soltó una risilla al ver la expresión del menor, quien se corrió al otro extremo de la cama.

– ¿Quién demonios eres? – Chillo molesto.

El pelirrojo tan solo negó con la cabeza y fue hacia donde el, pero el de ojos aguamarina se levantó de un brinco de la cama y dispuesto a escapar de aquel loco pero no tonto conque el otro le atrapara por la cintura. La mirada del menor lucia más fría de lo normal, eran como dos enormes témpanos. Se dio la vuelta y le pego un manotazo.

¡No me toques! ¡Idiota! -Su rostro estaba rojo de la furia y vergüenza, ¿cómo se atrevía aquel tipo a tocarle con tal desfachatez?

... Eso no dolió, pero definitivamente dejara marca -Se dio el lujo de tomar por la cintura al de cabello color miel, sujetándolo con fuerza mientras recargaba el mentón en uno de sus hombros.

¿Que no entiendes? ¡No me toques! -Chillo aún más molesto, pero su molestia aumento al recordar su situación.

– ¡No pienso ser tu maldito esclavo! 

El de hebras rojizas tan solo le vio fijamente, el pequeño de mirada aguamarina sintió como aquella mirada le calaba hasta el alma.

– Bien, bien... -Su rostro cambio, ya no lucia para nada "feliz" se le veía más tosco, su mirada carmesí se asemejaba a las llamas intensas del infierno, era penetrante y escalofriante a gran medida- Lamento informarle que usted no es mi esclavo sino mucho más que eso... -Jalo la cadena que tenía el otro enganchada al collar que llevaba.

 –¿Pero qué carajo? -No estaba para nada contento. Muy amenazante podía lucir el otro pero no pensaba dejarse intimidar, no sin antes darle pelea- ¡Suéltame maldito estúpido! El que hayas pagado una asquerosa cantidad de dinero por mí, no te haré mi dueño. ¡No soy tuyo! Agh... -Soltó un pequeño quejido, aquello le había dolió un poco- Maldito... –El mayor le tomo con fuerza el mentón del otro obligándole a ver sus orbes carmesí cual flama viviente.

No quiero tratarte de esta forma... ¡No me obligues a hacerlo! -Se acercó al otro solo para darle un leve beso en la mejilla- No confundas mi piedad y mi lastima con confianza, porque si das un paso en falso haré de tu vida un infierno -Tuvo que morderse el labio inferior para no decir nada, por un momento si logro sentir miedo. Es más, todo su cuerpo templo ante aquella aura intimidante que el pelirrojo irradiaba.

Tch... Aun así... Es un maldito... ¿Porque me hace esto? ¡Usted bien podría tener a alguien mejor! ¿Porque justamente me tuvo que escoger a mí? Además, ¡no quiero cumplir ninguno de sus caprichos extraños!

Pff... Créeme aun no sabes nada sobre mí y tampoco lo harás! -Comenzó a avanzar, con cada paso hacia adelante obligaba al otro a retroceder, haciendo así que este se golpeara contra la pared tras su espalda- Y si, pude elegir a alguien mejor y menos costoso, pero... Considero que esta es y será mi primera y última obra buena para enmendar tanta crueldad... Aunque con esa actitud tuya, dudo mucho que pueda seguir siendo tan piadoso. -Los labios del pelirrojo rozaban con suavidad el lóbulo de la oreja ajena. El menor dio un pequeño respingo al sentir como su espalda chocaba contra la pared. Aquel hombre estaba dándole miedo, tanto así que no podía evitar temblar y dejar a un lado su careta. No quería mostrarse débil, no ante alguien como el.

N..no... Agh~ -Un pequeño jadeo se escapó de sus labios, avergonzándose por haber caído tan bajo y sentir tales cosas por los besos y caricias del pelirrojo- N...no... Por favor...

Puedes rogar, pero no olvides... Te estoy haciendo un favor y muy pronto comenzare a cobrartelo, es tu actitud la que va a moderar que tan caro te saldrá. -Los labios del pelirrojo se entre abrieron para así morder con levedad el cuello terso y delicado del menor.

Agh... -Sus palabras murieron con aquellos jadeos que intentaba retener. El pequeño de ojos aguamarina apoyo ambas manos sobre el pecho del otro en un baño intento de apartarle, pero no podía. Por más que le empujase el otro solo terminaba aprisionándolo más y mordiendo una y otra vez su cuello, de seguir así quedaría con varias marcas- Agh... N-no... Y...ya... Aghmmm~

Serás una buena compañía, tengo altas expectativas, espero claro, que no las derrumbes porque sería una lástima... -El pelirrojo tomo ambas muñecas del menor y las llevo hacia arriba de su cabeza, apoyándolas contra el muro- Entiende y comprende... Eres MIO y si no lo comprendes voy a hacértelo entender. -los mordiscos en el cuello del otro ascendían hasta su nuca y luego descendían hasta la clavícula, volviéndolo loco, provocando que soltara un quejido, vaya para lo que le faltaba. Pero aquella molestia fue desapareciendo a medida que los mordiscos aumentaban, llenando su cuerpo con una extraña sensación. Era como un terrible escalofrío que recorría cada célula de su cuerpo, tan así, que de su boca solo salían extraños sonidos.

No... ¡No! Yo no... Aaghmm jamás... Mhg lo... Aaghmm... Seré... -Tal vez era un loco suicida, pero ya a ese punto poco le importaba. El solo quería ser libre antes de caer preso en la trampa de aquel hombre- Mhgg jamás... Aahh j-jamás lo... S-seré -La mano libre trazo un recorrido maestro sobre la piel del torso desnudo del otro hasta su entrepierna semi-erecta, la cual agarró de lleno apretando y masajeando de forma experta arrebatando sonoros gemidos de los finos labios de su adquisición.

Valora a quien tienes por amo ahora, ¿o es que hubieras preferido a un viejo pedrastra? Vamos… ¡responde! -¿Cómo demonios quería que le respondiera? Si le estaba tocando de una manera tan atrevida que le había delirar de... De placer. Por mucho que lo odiara aquel tipo sabía exactamente donde tocarle- Ambgg... Y-yo... -Los largos flecos color miel cubrieron gran parte de su mejilla, el joven mantenía entre abiertos sus labios de los cuales sonidos lujuriosos se escapaban mientras la temperatura en su cuerpo aumentaba- Mhgg n-no... N-ninguno... Yo... Aaghh N-no... No más...

¿No?... ¿Acaso no viste que tipo de persona estaba a punto de ganar? Es tu forma de pagar el centenar de billetes que tire por ti? -con la mano apretó los testículos del menor, haciéndolo llegar a un orgasmo sin eyaculación, pero igual de sublime-

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(***)

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Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado el segundo capitulo. Me disculpo por los errores y todo eso, pero mentoco escribir este capítulo en mi teléfono, además de que por aquí lo subí y Amm se me dificulta mucho u.u

 Datos Ramdon (?): Por si no lo había dejado claro, estas son las edades de los personajes

Aeneas Skorpio 48 años

Kardia Skorpio 27 años

Milo Skorpio 24 años

Khian Skorpio 20 años

Degel 19 años

Camus 17 años

Arizt 16 años (Y si, en esta historia Arizt es un chico :v )

 

En fin, gracias por los reviews que dejaron! Estoy muy agradecida!!


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